LA TECNOLOGÍA (ENSAYO)_Loaiza López Johana

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Loaiza López Johana 		13/03/2023
LA TECNOLOGÍA Y SU NATURALIZACIÓN
INTRODUCCIÓN
Se sabe que hoy en día existe una gran evolución tecnológica, que incluso ha permitido la apertura a mayor conocimiento que permite la transformación del exterior, aunque aún se encuentran aquellos que toman a la tecnología como un opuesto de la naturaleza humana, como si esta misma no fuera igualmente intervenida por la primera, ya que esta se ha vuelto una parte inseparable de nuestra vida y ha cambiado la forma en que interactuamos con el mundo que nos rodea.
La tecnología siempre será difícil de definir, bien se puede observar como una técnica o solamente se toma en cuenta el producto de ella, pero en sí, se describe como el “conjunto de teorías y de técnicas que permiten el aprovechamiento práctico del conocimiento científico” (Real Academia Española, 2014), pero Parga y Barrios (2016) extienden esta definición como “toda vez que el ser humano como especie hace acto de presencia en la existencia, se relaciona de manera inexorable con aquello que no es él, es decir con el exterior, con el medio, entendiendo por este, el mundo de los otros hombres, las realidades materiales por estos creadas y el mundo propiamente natural”, en pocas palabras, la tecnología se da cuando nosotros intervenimos en aquello que llamamos naturaleza, explícitamente, en la sociedad.
Con ello, entra una perspectiva más abierta de la tecnología, siendo esta una herramienta relacionada estrechamente con la naturaleza humana, y que por tanto hay una interdependencia entre los dos, puesto que hemos tecnologizado a lo natural y naturalizamos a lo tecnológico. 
LA TRANSFORMACIÓN TECNOLÓGICA 
De acuerdo a Heidegger (1994, citado por Parga & Barrios, 2016), el humano ha transformado todo aquello que fue natural para facilitar su propia vida, por ejemplo, anteriormente se tenían que pasar semanas o meses para viajar y hoy en día podemos traspasar el gran océano en una noche con tan solo un avión, y el tiempo que pasaba para que una información fuera transportada ahora puede ser escuchada en la radio en cualquier lugar.
En esta actualidad tecnológica, el traslado de información se ha vuelto más rápida, con el desarrollo de nuevas innovaciones y la naturalización de otras como lo ha sido el internet, pues actualmente no podemos imaginarnos la vida, sobre todo aquellos que hemos crecido con él, sin este mismo, de esta manera hemos interiorizado la propia intervención del hombre en lo que se supone como natural (Parga & Barrios, 2016).
Con ello, todas las innovaciones que la tecnología nos ha permitido y la facilidad de obtención de información ha cambiado nuestra forma de pensar y de actuar, pues no solo nos permite conectarnos con personas en cualquier parte del mundo, sino que ha llevado a una mayor comprensión cultural y a una mayor colaboración internacional, ayudándonos en una mayor compresión de nuestra autonomía y nuestros derechos. 
LA NATURALIZACIÓN DE LA TECNOLOGÍA 
Lo anterior a promovido la idea de ver a la tecnología como una oposición de la naturaleza, aunque esta dos parecen encontrarse interrelacionadas, pues la involucración del humano para moldear a la sociedad de acuerdo a sus intereses siempre ha existido, simplemente que se ha interiorizado tanto que es difícil desprenderlo de nosotros, y ya lo aceptamos como una normatividad, bien lo dice Parga y Barrios (2016) “hemos moldeado, modificado a placer el mundo, en el sentido extenso de la palabra. No solo para protegernos o salvaguardarnos, sino que hemos impreso en esas transformaciones el carácter de lo eficiente y de lo ineficiente, pero también, el de lo placentero, del gusto, de lo agradable y de lo desagradable”, regularmente estas normas se dan por instituciones que quieren estabilizar y mantener en serenidad a la sociedad. 
De allí el miedo o apatía hacia las tecnologías, pues significa una nueva transformación a lo que ya estaba naturalizado, pero que en lugar de estabilizar da pie al descontento y la disconformidad, así, la tecnología se vuelve aquello que libera a la sociedad, debido a que sus productos, como lo es el internet y redes sociales, permiten un mayor alcance de comunicación y conocimiento por compartir, que anteriormente se veía escanciado y limitado por los medios tradicionales (Rodríguez, 2017).
Aun así, parece importante entender a la tecnología no como algo que se opone definitivamente al humano, puesto que esta procede del mismo, y todo aquello que viene del ser humano es parte de su naturaleza, de su esencia, siendo fruto de nuestra propia conciencia, de esta manera, es natural del humano tomar a la tecnología como una herramienta para poder hacer cambios y transformar su alrededor, para que se relacione con el mismo desarrollo de razonamiento social que se vive (Kapp, 2001, citado en Parga & Barrios, 2016).
Asimismo, Parga y Barrio (2016) nos permite ver en el humano como un ser que no puede separarse de la tecnología, cuando desde su presencia terrenal ha surgido herramientas y artefactos que han de facilitar su propia vida, las cuales poco a poco se desarrollan de acuerdo a la ampliación cognitiva que surge en nosotros, siendo que nosotros mismos estamos abiertos a buscar más allá de lo conocido, poder obtener aquello que transciende de lo natural, “Quizá es más exacto decir que permite a los individuos ser algo, una forma de ser que antes era desconocida sobre la tierra” (Winner, 1979, citado Parga & Barrios, 2016). 
LA ÉTICA EN LA TECNOLOGÍA 
Si bien, la tecnología ha sido una herramienta que ha ayudado a la transformación social, no significa que no se pueda encontrar su lado negativo, hoy en día hemos observado una mayor vulnerabilidad en la información, incluso de arbitrariedades que ponen a gran parte de las personas, sobre todo a menores de edad, en peligro (Vivas, 2018), así mismo, pueden seguir siendo utilizados para la manipulación de ideologías e información falsa. 
Claramente esto solo dependerá del humano mismo, pues “recordemos que este no cuenta con otra fuerza propia con tal poder de modificación del medio y que, en tal sentido, resulta ser una suerte de mediadora entre el hombre y la naturaleza, entre el mundo interno del primero y el exterior, con miras a proyectar sus fines en este último” (Parga & Barrios, 2016), de esta manera, caerá en nosotros el poder que le otorguemos a la tecnología actual, y su influencia en la sociedad. 
CONCLUSIÓN 
En resumen, no podemos ver a la tecnología como un antagonista de la naturalidad humana, puesto que esta misma viene de nosotros, que en esencia somos naturaleza, de esta manera, la tecnología se vuelve algo tan habitual en nuestras vidas que simplemente se toma como una extremidad de nosotros, algo que simplemente no se puede percibir sin la existencia del otro. Incluso aquellas instituciones que apelan a su oposición son parte de la tecnología, entendiéndola como una intervención humana en el exterior, y en las sociedades en sí, pero su establecimiento se ha vuelto tan natural que es difícil de contradecir.
Ahora, es importante establecer que como la tecnología se entiende ahora como una herramienta que inevitablemente se verá enguachada el humano, de alguna u otra forma se envuelve en los mismos valores éticos de este ser natural, desenvolviéndose en aspectos buenos o malos, o más bien, simples ventajas y desventajas, pues al ser algo proveniente de nosotros no puede escapar de errores que cometemos, así, su poder estará fundido solamente en nosotros. Por ello, debemos seguir reflexionando sobre el papel que la tecnología juega en nuestras vidas y cómo podemos utilizarla de manera responsable. 
REFERENCIAS: 
· Parga, R. & Barrios, J. (2016). ¿Qué es Tecnología? Una aproximación desde la Filosofía: Disertación en dos movimientos. Revista humanidades, 6(1), 1-43.
· Real Academia Española. (2014). Tecnología. Diccionario de la lengua española (23a ed.). Recuperado el 11 de marzo del 2023 de: https://dle.rae.es/tecnología?m=form
· Rodríguez, A. (2007). Conocimiento y comunicación. Argumentos de RazónTécnica, (10): 125-137.
· Vivas, W. (2018). Uso seguro y responsable de las TIC: una aproximación desde la tecnoética. Ciencia, docencia y tecnología, (57), 235-255.