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La genética y su influencia en la conducta

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La genética y su influencia en la conducta
La genética es el estudio de la herencia y las variaciones de los caracteres de los seres vivos. La conducta es el conjunto de acciones que llevan a cabo los seres vivos. La genética tiene una influencia significativa en la conducta, ya que determina la estructura y función del cerebro, así como la producción de hormonas y neurotransmisores.
Los genes son las unidades básicas de la herencia. Están presentes en todas las células del cuerpo y contienen las instrucciones para la producción de proteínas. Las proteínas son las moléculas que realizan las funciones esenciales de la vida.
Los genes se transmiten de padres a hijos. Cuando un hombre y una mujer tienen un hijo, sus genes se combinan para formar el genoma del bebé. El genoma es el conjunto completo de genes de una persona.
El genoma de una persona es único. No hay dos personas con el mismo genoma, excepto los gemelos idénticos. Las diferencias en el genoma de las personas son responsables de las variaciones en su apariencia, salud y conducta.
Los genes pueden influir en la conducta de varias maneras. Por ejemplo, los genes pueden influir en la producción de hormonas y neurotransmisores. Las hormonas y los neurotransmisores son sustancias químicas que transmiten señales entre las células del cerebro. Estas señales controlan el pensamiento, las emociones y el comportamiento.
Los genes también pueden influir en la estructura y función del cerebro. El cerebro es el órgano responsable del pensamiento, la emoción y el comportamiento. Los genes controlan el desarrollo del cerebro y la producción de células nerviosas.
Las variaciones en los genes pueden hacer que algunas personas sean más propensas a desarrollar ciertos trastornos mentales, como la esquizofrenia, el trastorno bipolar y la depresión. Las variaciones en los genes también pueden hacer que algunas personas sean más propensas a desarrollar ciertos trastornos del comportamiento, como el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH), el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) y la adicción.
La genética no es el único factor que influye en la conducta. Los factores ambientales también juegan un papel importante. Por ejemplo, el abuso infantil, la exposición a la violencia y la pobreza pueden aumentar el riesgo de desarrollar trastornos mentales y del comportamiento.
Sin embargo, la genética tiene una influencia significativa en la conducta. Una persona con una predisposición genética a un trastorno mental o del comportamiento tiene más probabilidades de desarrollar el trastorno si está expuesto a factores ambientales de riesgo.
Hay una serie de cosas que se pueden hacer para reducir el riesgo de desarrollar trastornos mentales y del comportamiento. Estas incluyen:
· Llevar una dieta saludable
· Hacer ejercicio regularmente
· Dormir lo suficiente
· Evitar el consumo de drogas y alcohol
· Manejar el estrés
· Recibir apoyo social
· Recibir tratamiento psicológico si es necesario

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