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UNIVERSIDAD DEL VALLE DE MEXICO CAMPUS CD. VICTORIA TRANSTORNOS GENETICOS, DE CRECIMIENTO, FUNCIONALES Y NO ESPECIFICOS NOMBRE: CESIA CAROLINA CASTILLO IZAGUIRRE MATERIA: RELACION QUIMICA PATOLOGICA MAESTRA: DRA. JUDITH ALARCON VILLEGAS FECHA:24/05/2022 CAMPUS CD. VICTORIA TAMPS. LICENCIATURA EN Q.F.B.T. TRASTORNOS GENETICOS Los trastornos genéticos son trastornos causados por anomalías en uno o más genes o cromosomas. Algunos trastornos genéticos son hereditarios y otros son espontáneos.Los trastornos genéticos hereditarios se transmiten de generación en generación. Los trastornos genéticos espontáneos no se transmiten de una generación a otra, pero ocurren cuando el material genético de los espermatozoides del padre o los óvulos de la madre o de las células del embrión en desarrollo se daña por casualidad o por fármacos, productos químicos u otras sustancias dañinas (como radiografías).Antes de quedar embarazadas, las mujeres y sus parejas deben consultar a su médico sobre el riesgo de tener un hijo con un trastorno genético. Entre los factores de riesgo se encuentran: mujer de edad avanzada («añosa»), antecedentes familiares de anomalías genéticas, abortos espontáneos, un hijo anterior con malformaciones congénitas y alteraciones cromosómicas en uno de los futuros padres.Se pueden realizar pruebas para detectar enfermedades genéticas a todas las parejas, pero en especial en las que tienen mayor riesgo de lo normal de tener bebés que las padezcan. Las parejas que están pensando en tener un hijo deben consultar sobre el riesgo de que su futuro bebé sufra alteraciones genéticas (asesoramiento genético prenatal). Pueden comentar las precauciones que pueden adoptar para ayudar a prevenir algunas anomalías genéticas. Por ejemplo, las mujeres pueden evitar la exposición a sustancias tóxicas y radiaciones. Las parejas también pueden solicitar a su médico que determine si el riesgo de tener un bebé con alteraciones genéticas en su caso es superior al promedio. Si el riesgo es elevado, se realizarán pruebas que ayuden a evaluarlo con mayor precisión (cribado genético). Si el resultado de estas pruebas confirma que existe una alta probabilidad de alteraciones genéticas graves, la pareja puede considerar alguna de las siguientes opciones: Anticoncepción Inseminación artificial, si el varón tiene un gen alterado Utilización de un óvulo procedente de otra mujer si es la mujer la que tiene un gen anómalo Fecundación in vitro («niño probeta»), con análisis de los genes del embrión antes de que este sea transferido al útero de la mujer (lo que se conoce como diagnóstico genético preimplantacional). Defectos del tubo neural Son malformaciones congénitas del encéfalo o de la médula espinal. (El cerebro y la médula espinal se desarrollan a partir de una parte del embrión llamada tubo neural). Entre ellas están la espina bífida (en la que la columna vertebral no se cierra completamente, quedando la médula espinal expuesta) y la anencefalia (en la cual falta gran parte del encéfalo y del cráneo). Estos defectos del tubo neural se presentan en aproximadamente 1 de cada 1000 nacimientos. Para la mayoría de estos defectos, la herencia es multifactorial (genes anómalos más otros factores). Otros factores incluyen Antecedentes familiares: el riesgo de tener un bebé con malformaciones del tubo neural aumenta si ya se había dado algún caso en otros miembros de la familia, incluidos otros hijos de la pareja (antecedentes familiares). Si una pareja tiene ya un hijo con espina bífida o anencefalia, el riesgo de tener otro con dichas malformaciones es del 2 al 3%. Si tienen ya dos hijos con estos problemas, el riesgo será del 5 al 10%. Sin embargo, el 95% de los casos ocurren en familias sin un historial previo de malformaciones del tubo neural. Déficit de ácido fólico: el riesgo también puede aumentar por una dieta baja en ácido fólico, una vitamina. Los suplementos de ácido fólico ayudan a prevenir los defectos del tubo neural. Por ello, la toma diaria de suplementos de ácido fólico es una recomendación que se hace rutinariamente a todas las mujeres en edad fértil, sobre todo si ya están embarazadas. El ácido fólico se incluye habitualmente en los complejos vitamínicos prenatales. Localización geográfica: el riesgo también varía según el lugar donde una persona vive. Por ejemplo, el riesgo es mayor en el Reino Unido que en los Estados Unidos. Algunos defectos del tubo neural son el resultado de anomalías hereditarias en un único gen, de anomalías cromosómicas o de la exposición a fármacos o sustancias. Trastornos del crecimiento El trastorno de crecimiento es un término utilizado para describir el crecimiento insuficiente durante la niñez temprana. Se aplica a los niños cuyo peso actual o índice de aumento de peso es mucho más bajo (menos del quinto percentil) que el que demuestran otros niños de edad y sexo similar. Muchos niños tal vez no aumenten de peso o hasta pierdan un poco de peso por un breve período de tiempo. Sin embargo, si su niño no aumenta de peso por tres meses seguidos durante el primer año de vida, es de preocuparse. Los síntomas más comunes de trastorno de crecimiento son irritabilidad, dormir en exceso, falta de interés en el ambiente que los rodea, falta de reacciones sociales adecuadas para la edad, aspecto delgado y débil, de piel pálida, estómago hinchado, evita contacto visual, retrasos en el desarrollo motriz y ausencia de sonidos vocales. Debido a que estos síntomas pueden tener el aspecto similar al de otras afecciones, necesita consultar con el profesional de salud de su niño para verificar si su niño logra los acontecimientos importantes de desarrollo. Los bebés de familias con problemas sociales, económicos o de salud mental tienen mayor riesgo de desarrollar trastornos de crecimiento. Otros factores de riesgo son la depresión de la madre o de otra persona principal a cargo del cuidado del bebé; el estrés, abuso de alcohol o drogas y la falta de afecto hacia el bebé. Hay varias causas del trastorno de crecimiento. La mayoría de los casos conllevan factores ambientales y sociales que impiden que el niño obtenga la nutrición adecuada; algunos ejemplos son: negligencia o maltrato de los padres, trastornos de salud mental de los padres, cantidad de dinero que se gasta en la comida y el valor nutritivo de la comida que compran. Algunas veces, el trastorno de crecimiento está ocasionado por trastornos médicos tales como condiciones relacionadas con el sistema gastrointestinal, enfermedades crónicas, intolerancia a la proteína láctea, infecciones y trastornos hormonales o metabólicos. La disponibilidad de grandes cantidades de hormona de crecimiento (GH) debida a su obtención mediante ingeniería recombinante de DNA, permite conocer mejor sus efectos metabólicos y demostrar que no sólo estimula el crecimiento en los niños que tienen déficit de GH, sino también en los que tienen talla baja y GH aparentemente normal. El tratamiento se debe iniciar de forma precoz, establecido el diagnóstico de certeza. Las dosis utilizadas oscilan entre 0,025-0,050 mg/kg/día. Se ajustan de forma individual según la respuesta y los niveles de IGF-I y IGFBP-3. Se administra por vía subcutánea antes de acostarse. Al finalizar el crecimiento se realiza una reevaluación diagnóstica y si el déficit de GH persiste, el tratamiento continuará en la vida adulta a dosis mas bajas. Los efectos secundarios son muy escasos. Existe algún caso de alteración de la cabeza femoral (epifisiolisis), síndrome del túnel del carpo, hipotiroidismo secundario, lipodistrofia en el lugar de inyección, desarrollo de anticuerpos anti-GH, hipertensión, intolerancia a hidratos de carbono. TRANSTORNOS FUNCIONALES Los trastornos neurológicos funcionales son una condición médica que sedebe principalmente a una alteración en el funcionamiento del sistema nervioso más que a un daño estructural o degenerativo del mismo, como los que comúnmente se identifican en otras enfermedades neurológicas típicas (por ejemplo, el ictus o la esclerosis múltiple). Históricamente, los trastornos neurológicos funcionales han recibido numerosos nombres: conversivos, psicosomáticos, psicógenos o “médicamente no explicados”, y pueden ocasionar problemas del movimiento (temblor, trastornos de la marcha, distonía, etc), de la sensibilidad, problemas cognitivos o episodios parecidos a los que se pueden observar en las crisis epilépticas. Estos trastornos pueden afectar a personas de cualquier edad, incluyendo niños y ancianos. os síntomas pueden ser muy diversos y parecerse a enfermedades principalmente neurológicas. Pero es importante insistir que tras acudir a especialistas y realizar exámenes se concluye que los síntomas de él o la paciente no tienen una causa fisiopatológica ni estructural. Los síntomas son muy diversos y pueden parecerse a cualquier enfermedad. Otra distinción ocurre en el discurso del paciente. Por lo general la narración de los síntomas presenta inconsistencias con la evolución fisiopatológica de enfermedades descritas o pueden presentar varios síntomas al mismo tiempo que no se correlacionan unos con otros. En un estudio realizado en el servicio de Neurología del Hospital Público Eugenio Espejo en Quito se encontraron los siguientes síntomas funcionales que simulaban enfermedades neurológicas. De un total de 1.711 pacientes neurológicos el 4% resultaron no ser enfermedades neurológicas sino trastornos funcionales. Los síntomas más comunes fueron: hemiparesia o debilidad de movilizar algún miembro, parálisis de miembros inferiores (incapacidad para caminar), dolor agudo y crónico, ceguera, crisis convulsivas (pseudocrisis), coma, vértigo o mareo y trastornos del habla. La implementación reciente de estudios de neuroimagen sugiere una interrupción en los circuitos neuronales de la volición, movimiento y percepción en pacientes con trastorno conversivo. Estos mecanismos ocurren en el lóbulo frontal principalmente. Los estudios de imagen sugieren que el paciente primero genera el síntoma y es el síntoma el que genera alteración en la función cerebral. El diagnóstico y la explicación detallada de los trastornos psicógenos neuropsiquiátricos compete a los especialistas en Neurología, quienes además deben proporcionar las pertinentes explicaciones sobre los mismos. Tal diagnóstico debe ser meditado y razonado; no hay que insistir en realizar más y más pruebas, ya que tal actitud solo genera desconfianza y lleva a cronificar el padecimiento y dificultar su resolución. No se trata de decir que no conocemos la causa de lo que sucede ni atribuir oscuras culpabilidades a los pacientes. El diagnóstico debe ser claro y la explicación incidirá en la alteración del funcionamiento del sistema nervioso potencialmente reversible, ya que no hay daño estructural. El tratamiento del trastorno neurológico funcional dependerá de los signos y síntomas concretos. Para algunas personas, podría ser adecuado aplicar un enfoque de equipo multidisciplinario que incluya un neurólogo; un psiquiatra u otro profesional de la salud mental; terapeutas del habla, fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales; u otros profesionales. Trastornos no especificados El trastorno alimentario o de la ingestión de alimentos no especificado se aplica para aquellas situaciones clínicas en las cuales existen síntomas característicos de un trastorno alimentario que conviven con un malestar significativo en áreas importantes del funcionamiento de la persona pero que no cumplen todos los criterios de ninguno de los trastornos alimentarios y de la ingestión de alimentos. Esta categoría de trastorno alimentario también se puede aplicar cuando no existe suficiente información para hacer un diagnóstico más específico No obstante, algunas de las situaciones clínicas más frecuentes que pueden explicar o identificar este tipo de trastorno alimentario no especificado son: Mujeres que cumplen todos los criterios de anorexia nerviosa pero no han perdido la menstruación. Se cumplen todos los criterios para la anorexia pero con peso dentro de los límites de la normalidad. Es muy frecuente en los estados iniciales del trastorno. Se cumplen todos los criterios para la bulimia nerviosa pero con una frecuencia de atracones y/o conductas compensatorias con frecuencia menor a 2 veces por semana o durante menos de 3 meses. Empleo regular de conductas compensatorias después de ingerir pequeñas cantidades de comida. Masticar y escupir, sin tragar, cantidades importantes de comida. Trastorno por ingesta compulsiva (binge eating). Atracones recurrentes en ausencia de conductas compensatorias. Fobia a la gran mayoría de alimentos y/o conductas de vómito que, según refiere el paciente, justifique el bajo peso y la escasa ingesta alimentaria, pero sin que exista un miedo intenso a aumentar de peso. ASPECTOS CLÍNICOS DEL TRASTORNO ALIMENTARIO NO ESPECIFICADO: -Peso normal o pérdida de peso leve o moderada que no se sale del rango normal. -Menstruación normal o regular ASPECTOS CONDUCTUALES DEL TRASTORNO ALIMENTARIO NO ESPECIFICADO -Comer muy deprisa y/o comer hasta notar una desagradable sensación de plenitud -Ingesta de grandes cantidades de comida con una frecuencia baja de repetición. -Comer sin hambre -Comer a escondidas -Masticar y expulsar la comida sin tragarla BIBLIOGRAFIAS Blamey, R. D. (2014, 1 mayo). Meningitis bacteriana aguda | Revista Médica Clínica Las Condes. https://www.elsevier.es/. Recuperado 1 de mayo de 2022, de https://www.elsevier.es/es-revista-revista-medica-clinica-las- condes-202-articulo-meningitis-bacteriana-aguda- S0716864014700677 Dungan, J. S. (2022, 4 abril). Introducción a los trastornos genéticos. Manual MSD versión para público general. Recuperado 24 de mayo de 2022, de https://www.msdmanuals.com/es-mx/hogar/salud- femenina/detecci%C3%B3n-de-trastornos- gen%C3%A9ticos/introducci%C3%B3n-a-los-trastornos- gen%C3%A9ticos Saldívar-González, F. (2017, 23 septiembre). Descubrimiento y desarrollo de fármacos: un enfoque computacional. Scielo. 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