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¿QUÉ PRUEBAS SE TIENEN DE QUE LAS POBLACIONES EVOLUCIONAN POR SELECCIÓN NATURAL? 291 FIGURA 14-15 El tamaño de las patas del lagarto Anolis sagrei evoluciona en respuesta a los cambios en el ambiente La selección natural puede conducir a la resistencia a los pesticidas La selección natural también es evidente en los numerosos casos de plagas de insectos que se vuelven resistentes a los plaguicidas con los que intentamos combatirlos. Por ejemplo, hace unas cuantas décadas, los habitantes de Florida queda- ron consternados al darse cuenta de que las cucarachas se mostraban indiferentes ante un cebo envenenado llamado Combat®, que antes era muy efectivo. Los investigadores des- cubrieron que el cebo había actuado como agente de selec- ción natural. Las cucarachas a las que les gustaba el cebo morían en todos los casos; las que sobrevivían habían hereda- do una rara mutación que hacía que les disgustara la glucosa, un tipo de azúcar que está presente en el jarabe de maíz que se utilizaba como cebo en el Combat. Para cuando los investi- gadores identificaron el problema a principios de la década de 1990, la mutación que antes era rara se había difundido am- pliamente entre la población urbana de cucarachas de Florida. Por desgracia, la evolución de la resistencia a los pesticidas en los insectos es un ejemplo común de selección natural en acción. Se ha documentado tal resistencia en más de 500 es- pecies de insectos que dañan los sembradíos, y prácticamente todo pesticida ha impulsado la evolución de la resistencia en al menos una especie de insectos. Pagamos un precio muy alto por este fenómeno evolutivo. Los pesticidas adicionales que los granjeros aplican en su intento por exterminar los in- sectos resistentes cuestan casi $2 mil millones cada año sólo en Estados Unidos, además de que añaden millones de tone- ladas de sustancias tóxicas al suelo y agua de nuestro planeta. Los experimentos demuestran la selección natural Además de observar la selección natural tal y como se da en la naturaleza, los científicos han ideado numerosos experi- mentos que confirman sus efectos. Por ejemplo, un grupo de biólogos evolutivos dejaron en libertad pequeños grupos de lagartos Anolis sagrei en 14 pequeñas islas de las Bahamas en las que hasta entonces no habitaban lagartos (FIGURA 14-15). Los lagartos originales provenían de una población del Cayo Staniel, una isla con vegetación alta que incluía abundantes árboles. En cambio, las islas en las que se introdu- jeron los pequeños grupos de colonizadores tenían pocos árboles o ninguno, y estaban cubiertas principalmente de pe- queños arbustos y otras plantas de escasa altura. Los biólogos regresaron a esas islas 14 años después de ha- ber dejado en libertad a los colonizadores y encontraron que los pequeños grupos originales de lagartos habían dado origen a florecientes poblaciones de cientos de individuos. En las 14 is- las experimentales, los lagartos tenían patas más cortas y delga- das que los lagartos de la población original del Cayo Staniel. Al parecer, en poco más de una década, las poblaciones de lagartos habían cambiado en respuesta a su nuevo ambiente. ¿Por qué habían evolucionado las nuevas poblaciones de lagartos para tener patas más cortas y delgadas? Las patas lar- gas permiten correr más rápido para escapar de los depreda- dores; en cambio, las patas más cortas permiten mayor agilidad y maniobrabilidad sobre superficies angostas. Así pues, la selección natural favorece unas patas tan largas y gruesas como sea posible, siempre y cuando se conserve la maniobrabilidad suficiente. Cuando los lagartos se mudaron de un medio con árboles de ramas gruesas a uno en el que só- lo había arbustos de ramas delgadas, los individuos con patas largas, antes favorables, se encontraron en desventaja. En el nuevo ambiente, los individuos de patas más cortas eran más ágiles y, en consecuencia, eran más capaces de escapar de los depredadores y sobrevivir hasta producir un mayor número de crías. Por consiguiente, los miembros de las generaciones posteriores tuvieron patas más cortas en promedio. La selección actúa sobre la variación al azar para favorecer los fenotipos que funcionan mejor en ambientes específicos Hay dos puntos importantes que subyacen en los cambios evolutivos que acabamos de describir: • Las variaciones en las que se apoya la selección natural son producto de mutaciones fortuitas. La brillante coloración de los gupis de Trinidad, la aversión de las cucarachas de Florida hacia la glucosa y las patas más cortas de los lagar- tos de las Bahamas no fueron producto de las preferencias de apareamiento de las hembras, del jarabe de maíz enve- nenado o de las ramas más delgadas, respectivamente. Las mutaciones que produjeron cada una de estas característi- cas ventajosas surgieron espontáneamente. • La selección natural elige los organismos mejor adaptados a un medio determinado. La selección natural no es un me- canismo para generar grados cada vez mayores de perfec- ción. La selección natural no selecciona al “mejor” en un sentido absoluto, sino sólo en el contexto de un medio es- pecífico, que varía de un lugar a otro y puede cambiar con el paso del tiempo. Una característica que resulta ventajo- sa en un cierto escenario de condiciones puede llegar a ser desfavorable si las condiciones cambian. Por ejemplo, en presencia de jarabe de maíz envenenado, la aversión hacia la glucosa representa una ventaja para la cucaracha, pero en condiciones naturales el rechazo de la glucosa haría que el insecto pasara por alto valiosas fuentes de alimento.
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