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Patología El abdomen es la parte del tronco situada entre el tórax y la pelvis. La pared anterolateral es musculoaponeurótica. Posteriormente, la pared incluye la columna vertebral lumbar y el diafragma posterior que se encuentra sobre las vértebras torácicas y las costillas inferiores (fig. 5-1 A). La pared del abdomen encierra la cavidad abdominal, que contiene la cavidad peritoneal y la mayoría de los órganos (vísceras) del sistema digestivo y parte del sistema urogenital. CAVIDAD ABDOMINAL La cavidad abdominal es el espacio limitado por las paredes del abdomen, el diafragma y la pelvis. Forma la mayor parte de la cavidad abdominopélvica, que es continua y está constituida por las cavidades abdominal y pélvica (fig. 5-1). La cavidad abdominal está: Limitada anterolateralmente por las paredes musculoaponeuróticas dinámicas del abdomen. Separada superiormente de la cavidad torácica y posteriormente de las vértebras torácicas posteriores por el diafragma. Cubierta superiormente por la caja torácica y se extiende hasta el 4.o espacio intercostal. Inferiormente, se continúa con la cavidad pélvica. Tapizada por peritoneo, una membrana serosa. Es el lugar donde se encuentran la mayoría de los órganos digestivos, el bazo, los riñones y la mayor parte de los uréteres. En el ámbito clínico, la cavidad abdominal se divide en nueve regiones para localizar los órganos abdominales o las zonas dolorosas: hipocondrios derecho e izquierdo, lateral (lumbar) derecha e izquierda, inguinal (ingle) derecha e izquierda, epigástrica, umbilical y púbica (hipogástrica). Las nueve regiones están delimitadas por cuatro planos (fig. 5-2 A): Dos horizontales: El plano subcostal, que pasa a través del borde inferior del 10.o cartílago costal en cada lado. El plano intertubercular, que pasa a través de los tubérculos ilíacos y el cuerpo de la vértebra L5. 506 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org Dos verticales: Los planos medioclaviculares, que pasan desde el punto medio de las clavículas hacia los puntos medioinguinales, los puntos medios de las líneas que unen las espinas ilíacas anteriores superiores y el borde superior de la sínfisis del pubis. A efectos de la descripción clínica general, la cavidad abdominal se divide en cuatro cuadrantes: superior derecho, inferior derecho, superior izquierdo e inferior izquierdo. Dos planos definen estos cuatro cuadrantes (fig. 5-2 B): El plano transumbilical, que pasa a través del ombligo y el disco IV entre las vértebras L3 y L4. El plano medio (sagital medio), que pasa longitudinalmente a través del cuerpo y lo divide en dos mitades, derecha e izquierda. FIGURA 5-1. Cavidad abdominopélvica. A) La abertura pélvica superior (estrecho superior de la pelvis) es el orificio superior de la pelvis menor. La abertura pélvica inferior (estrecho inferior de la pelvis) es el orificio inferior de la pelvis menor. B) Obsérvese que el plano de la abertura pélvica superior (flecha con doble punta) separa la pelvis mayor (parte de la cavidad abdominal) de la pelvis menor (la cavidad pélvica). 507 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 5-2. Subdivisiones del abdomen y planos de referencia. PARED ANTEROLATERAL DEL ABDOMEN Aunque la pared del abdomen es continua, con propósitos descriptivos se subdivide en pared anterior, paredes laterales derecha e izquierda (flancos) y pared posterior. El límite entre las paredes laterales y anterior es indefinido. En consecuencia, el término combinado pared anterolateral del abdomen, que se extiende desde la caja torácica hasta la pelvis, se usa a menudo. La pared anterolateral del abdomen está limitada superiormente por los cartílagos de las costillas 7.a-10.a y el proceso del esternón e, inferiormente, por el ligamento inguinal y los huesos de la pelvis (fig. 5- 1). La pared está formada por la piel, el tejido subcutáneo (fascia superficial), los músculos y sus aponeurosis, la fascia profunda, la grasa extraperitoneal y el peritoneo parietal (fig. 5-3). La piel se une laxamente al tejido subcutáneo, excepto al nivel del ombligo, donde se adhiere con firmeza. 508 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 5-3. Fascia de la pared anterior del abdomen. Fascia de la pared anterolateral del abdomen Las capas de fascia, desde la superficial a la profunda, incluyen el tejido subcutáneo (fascia superficial), que se encuentra profundo a la piel y contiene una cantidad variable de grasa (fig. 5-3). Inferior al ombligo, el tejido subcutáneo está compuesto por dos capas: una capa superficial adiposa de la fascia de la pared anterolateral del abdomen (fascia de Camper) y una capa membranosa de la fascia de la pared anterolateral del abdomen (fascia de Scarpa) (v. también fig. C5-1). La fascia de revestimiento (epimisio) recubre las caras externas de las tres capas musculares de la pared anterolateral del abdomen y sus aponeurosis. La fascia endoabdominal es una lámina membranosa de grosor variable que tapiza la cara interna de la pared del abdomen. Aunque es continua, las diferentes partes de esta fascia se denominan en función del músculo o de la aponeurosis que recubren; por ejemplo, la porción que recubre la superficie profunda del músculo transverso del abdomen o su aponeurosis es la fascia transversal. El peritoneo parietal tapiza la cavidad abdominal y se localiza interno a la fascia transversal. Está separado de la fascia transversal por una cantidad variable de grasa extraperitoneal. 509 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 5-4. Músculos de la pared anterolateral del abdomen. A) A la derecha, obsérvense el oblicuo externo (OE) del abdomen y la vaina del músculo recto del abdomen intacta (VRI). A la izquierda, obsérvese la vaina del músculo recto del abdomen abierta, mostrando el recto del abdomen (RA) y el piramidal. B) Músculo recto del abdomen (RA). C) Músculo oblicuo externo (OE) del abdomen. D) Oblicuo interno (OI) del abdomen. E) Transverso del abdomen (TA). Músculos de la pared anterolateral del abdomen En la pared anterolateral del abdomen hay cinco músculos, emparejados bilateralmente (fig. 5-4): tres músculos planos y dos músculos verticales. Sus inserciones, inervación y principales acciones se enumeran en la tabla 5-1. Los tres músculos planos son: El oblicuo externo del abdomen, el músculo más superficial. Sus fibras, que discurren inferomedialmente, se interdigitan con las inserciones del serrato anterior. El borde inferior está engrosado y forma una banda fibrosa que se incurva inferiormente y se extiende entre la espina ilíaca anterior superior y el tubérculo del pubis, el ligamento inguinal. El oblicuo interno del abdomen, el músculo intermedio. Sus fibras se 510 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org despliegan en abanico, de manera que las fibras superiores son perpendiculares y sus fibras inferiores son paralelas a las del oblicuo externo del abdomen. El transverso del abdomen, el más interno. Sus fibras, excepto las más inferiores, discurren más o menos horizontalmente. Los tres músculos planos terminan anteriormente en una fuerte aponeurosis laminar. Entre las líneas medioclavicular y media, la aponeurosis forma la fuerte vaina del músculo recto del abdomen, que envuelve al recto del abdomen. Las aponeurosis se entrelazan y forman un rafe (del griego rhaphe, «sutura») en la línea media, la línea alba, que se extiende desde el proceso xifoides a la sínfisis del pubis. El entrelazamiento tiene lugar entre los lados derecho e izquierdo y, simultáneamente, entre las capas superficial, intermedia y profunda. Por ejemplo, las fibras tendinosas del oblicuo externo del abdomen que se decusan en la línea alba, en su mayor parte, se continúan con las fibras tendinosas del oblicuo interno del abdomen contralateral y forman un músculo digástrico que comparte un tendón central común. Estos dos músculos actúan juntos para flexionar y rotar el tronco (movimiento de torsión del tronco). TABLA 5-1. PRINCIPALES MÚSCULOS DE LA PARED ANTEROLATERALDEL ABDOMEN Los dos músculos verticales son: El recto del abdomen, un músculo largo y ancho, encerrado en su mayor parte en la vaina del músculo recto del abdomen (figs. 5-4 y 5-5). Las fibras contráctiles del recto no discurren a todo lo largo del músculo, sino más bien entre tres o más intersecciones tendinosas (fig. 5-4 A), que se localizan al nivel del proceso xifoides, el ombligo y entre estos puntos. 511 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org Cada intersección está unida firmemente a la lámina anterior de la vaina del músculo recto del abdomen. El piramidal, un pequeño músculo triangular (ausente en un 20 % de las personas), se sitúa en la vaina del músculo recto del abdomen, anterior a la porción inferior del recto del abdomen (fig. 5-4 A). Surge de la cresta del pubis y se une a lo largo de la línea alba, a la cual tensa. FUNCIONES Y ACCIONES DE LOS MÚSCULOS ANTEROLATERALES DEL ABDOMEN Los músculos de la pared anterolateral del abdomen realizan las siguientes acciones: Forman un soporte firme y dilatable para la pared anterolateral del abdomen. Protegen las vísceras abdominales contra las lesiones. Comprimen las vísceras abdominales para mantener o aumentar la presión intraabdominal. Al comprimir las vísceras abdominales y aumentar la presión intraabdominal, elevan el diafragma relajado para expulsar el aire durante la respiración, la tos, el eructo voluntario, el grito, etc. Cuando el diafragma se contrae durante la inspiración, la pared anterolateral del abdomen se expande a medida que se relajan los músculos, a fin de dejar espacio a las vísceras, que se ven empujadas inferiormente. Producen la fuerza necesaria para la defecación, la micción, el vómito y el parto. Producen la flexión anterior y lateral del tronco, los movimientos de torsión (rotatorios) del tronco y ayudan a mantener la postura. La vaina del músculo recto del abdomen está formada por las aponeurosis entrelazadas de los músculos planos del abdomen (fig. 5-5). Superior a la línea arqueada (aproximadamente a un tercio de la distancia del ombligo a la cresta del pubis), el músculo recto del abdomen está envuelto por la lámina anterior de la vaina del músculo recto del abdomen (formada por la aponeurosis del oblicuo externo del abdomen y la lámina anterior de la aponeurosis del oblicuo interno del abdomen) y por la lámina posterior de la vaina del músculo recto del abdomen, formada por la lámina posterior de la aponeurosis del oblicuo interno del abdomen y la aponeurosis del transverso del abdomen (fig. 5-5 A). Inferior a la línea arqueada, la aponeurosis de los tres músculos (oblicuos interno y externo y transverso del abdomen) pasa anterior al músculo recto del abdomen para formar la vaina del músculo recto anterior, dejando solo la fascia transversal para cubrir posteriormente el músculo recto del abdomen (fig. 5-5 B). A menudo, una línea arqueada marca la transición entre la lámina posterior de la vaina del músculo recto 512 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org del abdomen, que cubre los tres cuartos superiores del recto del abdomen proximalmente, y la fascia transversal que cubre el cuarto inferior (fig. 5-6). La vaina del músculo recto del abdomen contiene los músculos recto del abdomen y piramidal, las arterias y venas epigástricas superior e inferior que se anastomosan, vasos linfáticos y los nervios subcostales (porciones distales de los ramos anteriores de los nervios espinales T7-T12), que inervan los músculos y la piel suprayacente (fig. 5-5 C). FIGURA 5-5. Estructura de la pared anterolateral del abdomen. A) Corte transversal por encima del ombligo. B) Corte transversal por debajo del ombligo. C) Corte sagital. Los planos de las secciones para A y B se muestran en la figura 5-6. Superficie interna de la pared anterolateral del abdomen La superficie interna de la pared anterolateral del abdomen está cubierta por la fascia transversal, una cantidad variable de grasa extraperitoneal y el peritoneo parietal (figs. 5-3 y 5-5 A y B). La parte infraumbilical de esta superficie de la pared presenta varios pliegues peritoneales, algunos de los cuales contienen restos de vasos que transportaron sangre desde la madre al feto y viceversa (Moore et al, 2016). 513 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org Cinco pliegues peritoneales umbilicales, dos a cada lado y uno en el plano medio, se dirigen hacia el ombligo (fig. 5-6): El pliegue umbilical medio, que se extiende desde el vértice de la vejiga urinaria hasta el ombligo, cubre el ligamento umbilical medio, resto del uraco que unía el vértice de la vejiga fetal al ombligo. Dos pliegues umbilicales mediales, laterales al pliegue umbilical medio, que cubren los ligamentos umbilicales mediales, formados por las porciones obliteradas de las arterias umbilicales. Dos pliegues umbilicales laterales, laterales a los pliegues umbilicales mediales, que cubren los vasos epigástricos inferiores y, por tanto, sangran si se seccionan. Las depresiones laterales a los pliegues umbilicales son las fosas peritoneales, cada una de las cuales es una posible zona de hernia. Las hernias se clasifican en función de la fosa en que se localizan. Las fosas poco profundas situadas entre los pliegues umbilicales son (fig. 5-6): Las fosas supravesicales, entre los pliegues umbilicales medio y mediales, formados cuando el peritoneo se refleja desde la pared anterior del abdomen sobre la vejiga urinaria. El nivel de las fosas supravesicales asciende o desciende de acuerdo con el llenado o vaciado de la vejiga. Las fosas inguinales mediales, situadas entre los pliegues umbilicales mediales y laterales, suelen denominarse triángulos inguinales (triángulos de Hesselbach). Son los lugares donde pueden producirse hernias inguinales directas. Las fosas inguinales laterales, laterales a los pliegues umbilicales laterales, incluyen los anillos inguinales profundos y en ellas puede producirse el tipo más frecuente de hernia de la pared inferior del abdomen, la hernia inguinal indirecta. 514 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 5-6. Aspecto posterior de la pared anterolateral del abdomen que muestra los ligamentos, los pliegues y los lechos peritoneales. C U A D R O C L Í N I C O Importancia clínica de las fascias y los espacios fasciales de la pared del abdomen Cuando cierran las incisiones cutáneas abdominales, los cirujanos incluyen en la sutura la capa membranosa del tejido subcutáneo, debido a su resistencia. Entre la capa membranosa y la fascia profunda que cubre los músculos recto del abdomen y oblicuo externo del abdomen, existe un espacio virtual donde puede acumularse líquido (p. ej., orina en el caso de una rotura de la uretra). Aunque ninguna barrera (aparte de la fuerza de la gravedad) puede impedir que el líquido se disemine superiormente a partir de este espacio, no puede extenderse inferiormente hacia el muslo debido a que la capa membranosa del tejido subcutáneo se fusiona con la fascia profunda del muslo (fascia lata) a lo largo de una línea inferior y paralela al ligamento inguinal (fig. C5-1). Incisiones quirúrgicas del abdomen Los cirujanos utilizan varias incisiones para tener acceso a la cavidad abdominal. 515 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org Se elige la incisión que permite una exposición adecuada y, secundariamente, el mejor efecto estético posible. La situación de la incisión depende también del tipo de operación, la localización de los órganos, los límites óseos o cartilaginosos, al tiempo que se evitan los nervios (especialmente los motores), se mantiene el aporte de sangre y se reducen al mínimo las lesiones de los músculos y fascias de la pared abdominal, y se procura asimismo que la cicatrización sea favorable. En lugar de seccionar los músculos y causar una necrosis irreversible de las fibras musculares, el cirujano los separa siguiendo la dirección de sus fibras. El recto del abdomen es una excepción y puede seccionarse, dado que sus fibras musculares son cortas y sus nervios,que entran por la parte lateral de la vaina del músculo recto del abdomen, pueden localizarse y preservarse. Si se corta un nervio motor, se paralizan las fibras musculares inervadas por él, con el consiguiente debilitamiento de la pared anterolateral del abdomen. Sin embargo, dado que en la pared abdominal se superponen las áreas de inervación de diferentes nervios, pueden cortarse una o dos pequeñas ramas sin producir una pérdida importante de la inervación motora de los músculos o una pérdida de sensibilidad cutánea. En la figura C5-2 se ilustran algunas de las incisiones quirúrgicas más comunes. FIGURA C5-1. Corte sagital esquemático del conducto inguinal. 516 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA C5-2. Incisiones quirúrgicas abdominales. Cirugía mínimamente invasiva Muchos procedimientos quirúrgicos abdominopélvicos se realizan hoy en día con la ayuda de un endoscopio; en lugar de las incisiones convencionales, más amplias, se hacen pequeñas perforaciones en la pared abdominal que permiten la entrada de instrumentos que se manipulan a distancia. Por consiguiente, se minimiza la posibilidad de lesión nerviosa, hernia quirúrgica y contaminación a través de la herida abierta, así como el tiempo necesario para la cicatrización. Eventración o hernia quirúrgica Si las capas musculares y aponeuróticas del abdomen no cicatrizan adecuadamente, puede producirse una hernia a través de este defecto. Una eventración o hernia quirúrgica es una protrusión del omento (pliegue del peritoneo) o de un órgano a través de una incisión o cicatriz quirúrgica. Protrusión del abdomen Las seis causas más frecuentes de protrusión del abdomen son: alimentos, líquido, grasa, heces, flato y feto. La eversión del ombligo puede ser un signo de aumento de la presión intraabdominal, que normalmente se debe a ascitis (acumulación anómala de líquido seroso en la 517 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org cavidad peritoneal) o a una masa grande (p. ej., un tumor, un feto o un órgano agrandado, como el hígado). La acumulación excesiva de grasa debida a sobrealimentación afecta casi siempre a la capa de grasa subcutánea; sin embargo, en algunos tipos de obesidad también pueden encontrarse acumulaciones excesivas de grasa extraperitoneal. Palpación de la pared anterolateral del abdomen Es importante que cuando se palpe el abdomen las manos estén calientes, porque las manos frías hacen que se tensen los músculos abdominales anterolaterales, produciendo espasmos musculares involuntarios, lo que se conoce como defensa. La defensa intensa, una rigidez muscular refleja «en tabla» que no puede suprimirse voluntariamente, tiene lugar durante la palpación cuando un órgano (p. ej., el apéndice vermiforme) está inflamado; en sí misma, constituye un importante signo clínico de abdomen agudo. Los espasmos musculares involuntarios intentan proteger a las vísceras de la presión, que es dolorosa cuando existe una infección abdominal. La inervación compartida de la piel y de las paredes musculares explica por qué se producen estos espasmos. La palpación de las vísceras abdominales se lleva a cabo con el paciente en decúbito supino, con las caderas y rodillas semiflexionadas, para permitir una relajación adecuada de la pared anterolateral del abdomen. En caso contrario, la fascia profunda del muslo tira de la capa membranosa del tejido abdominal subcutáneo, tensando la pared abdominal. Algunas personas tienden a colocar las manos detrás de la cabeza cuando están en posición supina, lo que también tensa los músculos y dificulta la exploración. Colocar los miembros superiores a los lados del cuerpo y poner un cojín bajo las rodillas del paciente tiende a relajar los músculos anterolaterales del abdomen. A N A T O M Í A D E S U P E R F I C I E Pared anterolateral del abdomen El ombligo, el lugar donde el cordón umbilical entraba en el feto, es el punto de referencia del plano transumbilical (fig. A5-1 A y B). Indica el nivel del dermatoma T10 y se encuentra específicamente al nivel del disco IV entre las vértebras L3 y L4; sin embargo, su posición varía con la cantidad de grasa del tejido subcutáneo. La línea alba es una banda fibrosa subcutánea que se extiende desde el proceso xifoides a la sínfisis del pubis; está delimitada por un surco cutáneo vertical en la línea media que se extiende inferiormente hasta el ombligo (fig. A5-1 A y B). La sínfisis del pubis puede palparse en el plano medio, en el extremo inferior de la línea alba. La cresta ilíaca puede palparse con facilidad al nivel de la vértebra L4 a medida que se extiende posteriormente desde la espina ilíaca anterior superior. 518 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org En un individuo con buena definición muscular, unos surcos cutáneos curvos, las líneas semilunares, delimitan los bordes laterales del recto del abdomen y la vaina del músculo recto del abdomen. Las líneas semilunares se extienden desde cada arco costal, cerca del 9.o cartílago costal, hacia cada tubérculo del pubis. Tres surcos cutáneos transversales cubren las inserciones tendinosas del recto del abdomen (fig. A5-1 B). También son visibles los vientres interdigitados de los músculos serrato anterior y oblicuo externo del abdomen. La localización del ligamento inguinal está indicada por un pliegue cutáneo, el surco inguinal, justo inferior y paralelo al ligamento, que marca la división entre la pared anterolateral del abdomen y el muslo. FIGURA A5-1. Pared anterolateral del abdomen 519 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 5-7. Arterias y nervios de la pared anterolateral del abdomen. Nervios de la pared anterolateral del abdomen La piel y los músculos de la pared anterolateral del abdomen están inervados principalmente por los nervios ilustrados en la izquierda de la figura 5-7 y descritos en la tabla 5-2. Vasos de la pared anterolateral del abdomen Los vasos sanguíneos de la pared anterolateral del abdomen están ilustrados en la derecha de la figura 5-7 y descritos en la tabla 5-3. La arteria epigástrica superior, continuación directa de la arteria torácica interna, entra en la vaina del músculo recto del abdomen superiormente, a través de su lámina posterior (fig. 5-5 C); irriga la parte superior del recto del abdomen y se anastomosa con la arteria epigástrica inferior. La arteria epigástrica inferior se origina en la arteria ilíaca externa justo superior al ligamento inguinal. Discurre superiormente por la fascia transversal para entrar en la vaina del músculo recto del abdomen inferior a la línea arqueada. Sus ramas entran en la porción inferior del recto del abdomen y se anastomosan con las de la arteria epigástrica superior. 520 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org TABLA 5-2. NERVIOS DE LA PARED ANTEROLATERAL DEL ABDOMEN TABLA 5-3. PRINCIPALES ARTERIAS DE LA PARED ANTEROLATERAL DEL ABDOMEN Una anastomosis venosa entre la vena epigástrica (femoral) superficial y las venas torácicas (axilares) laterales (la vena toracoepigástrica) proporciona una vía colateral potencial a la sangre que normalmente drena por la vena cava inferior (VCI) para volver al corazón por la vena cava superior cuando la VCI está bloqueada. Los vasos linfáticos superficiales acompañan a las venas subcutáneas; los supraumbilicales drenan principalmente en los nódulos linfáticos axilares, mientras que los infraumbilicales drenan en los nódulos linfáticos inguinales superficiales (fig. 5-8). Los vasos linfáticos profundos acompañan a las venas profundas y drenan en los nódulos linfáticos ilíacos externos, ilíacos comunes y lumbares (de la vena cava y aórticos). 521 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org FIGURA 5-8. Linfáticos y venas superficiales de la pared anterolateral del abdomen. Área inguinal Esta región se extiende entre la espina ilíaca anterior superior y el tubérculo del pubis (fig. 5-9). Anatómicamente, es una región donde las estructuras entran y salen de la cavidad abdominal y, por tanto, es importantedesde un punto de vista clínico porque es una posible zona de herniación. Las hernias inguinales afectan a ambos sexos, pero la mayoría (aproximadamente el 86 %) se produce en los hombres, debido al paso del funículo (cordón) espermático a través del conducto inguinal. La migración de los testículos desde el abdomen al periné se relaciona con muchas de las características estructurales de la región (v. fig. C5-5). Por consiguiente, el testículo y el escroto suelen estudiarse en relación con la pared anterior del abdomen y la región inguinal. LIGAMENTO INGUINAL Y TRACTO ILIOPÚBICO El ligamento inguinal, la porción más inferior de la aponeurosis del oblicuo externo del abdomen, y el tracto iliopúbico, el borde inferior engrosado de la fascia transversal, se extienden desde la espina ilíaca anterior superior hasta el tubérculo del 522 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org pubis. La mayoría de las fibras del ligamento inguinal se insertan en el tubérculo del pubis, aunque algunas fibras (fig. 5-9): 1. Se unen a la rama superior del pubis, lateralmente al tubérculo del pubis, constituyendo el ligamento lacunar y luego se continúan a lo largo de la línea pectínea del pubis como ligamento pectíneo (de Cooper). 2. Se arquean superiormente para mezclarse con la aponeurosis del oblicuo externo del abdomen contralateral y formar el ligamento inguinal reflejo. El tracto iliopúbico es una banda fibrosa que discurre paralela y posterior (profunda) al ligamento inguinal. Se observa en lugar del ligamento inguinal cuando se mira la región inguinal desde su cara interna (posterior), como ocurre cuando se utiliza un endoscopio (figs. 5-6 y 5-10 B). El tracto iliopúbico refuerza la pared posterior y el suelo del conducto inguinal cuando cruza por encima de las estructuras que atraviesan el espacio retroinguinal (músculos flexores de la cadera y la mayoría de estructuras vasculonerviosas del miembro inferior) (fig. 5-9). FIGURA 5-9. Ligamento inguinal y anillo inguinal superficial. Obsérvense los ligamentos lacunar y pectíneo. CONDUCTO INGUINAL La formación del conducto inguinal se relaciona con el descenso de las gónadas (testículos u ovarios) durante el desarrollo fetal (v. cuadro clínico p. 270). En los adultos, el conducto inguinal es un paso oblicuo, de unos 4 cm de largo, dirigido inferomedialmente (entre los anillos inguinales superficial y profundo) que discurre a través de la porción inferior de la pared anterior del abdomen (fig. 5-10). El conducto inguinal se sitúa paralelo y justo superior a la mitad medial del ligamento inguinal. La 523 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org principal estructura que ocupa el conducto inguinal es el funículo espermático en el hombre y el ligamento redondo del útero en la mujer. El conducto inguinal también contiene vasos sanguíneos y linfáticos, y el nervio ilioinguinal en ambos sexos. El conducto inguinal está abierto en ambos extremos (fig. 5-10). El anillo inguinal profundo (interno) –entrada interna al conducto inguinal– es una evaginación de la fascia transversal, superior a la mitad del ligamento inguinal y lateral a los vasos epigástricos inferiores. El anillo inguinal superficial (externo) –salida del conducto inguinal– es una abertura semejante a una hendidura en la aponeurosis del oblicuo externo del abdomen, superolateral al tubérculo del pubis. Los bordes lateral y medial del anillo superficial, formados por la hendidura de la aponeurosis, son los pilares lateral y medial. Las fibras intercrurales forman el margen superolateral del anillo (fig. 5-9). Los anillos inguinales profundo y superficial no se superponen, debido a la trayectoria oblicua del conducto inguinal a través de las aponeurosis de los músculos abdominales. En consecuencia, el aumento de la presión intraabdominal presiona la pared posterior del conducto contra la pared anterior, con lo que cierra este paso y fortalece este posible defecto de la pared abdominal. La contracción simultánea del oblicuo externo del abdomen también aproxima la pared anterior del conducto a la pared posterior, y aumenta la tensión en los pilares, que resisten la dilatación del anillo inguinal superficial. La contracción de los músculos oblicuo interno y transverso del abdomen hace que el techo del conducto descienda, con su consiguiente estrechamiento. Todo esto sucede al estornudar, toser y al «hacer fuerza» con el abdomen (maniobra de Valsalva) para aumentar la presión intraabdominal (p. ej., para defecar). El conducto inguinal tiene dos paredes (anterior y posterior), techo y suelo (fig. 5-10 A; v. también fig. C5-1): Pared anterior: formada por la aponeurosis del oblicuo externo del abdomen a lo largo de todo el conducto; la pared anterior de la porción lateral del conducto está reforzada por fibras más inferiores del oblicuo interno del abdomen. Pared posterior: formada por la fascia transversal; la pared posterior de la porción medial del conducto está reforzada por la unión de las inserciones púbicas de las aponeurosis del oblicuo interno y del transverso del abdomen en un tendón común, la falce inguinal (tendón conjunto). Techo: formado lateralmente por la fascia transversal, centralmente por los arcos musculoaponeuróticos de los músculos oblicuo interno y transverso del abdomen, y medialmente por el pilar medial de la aponeurosis del 524 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org oblicuo externo del abdomen y las fibras intercrurales. Suelo: formado lateralmente por el tracto iliopúbico (v. fig. 5-6), centralmente por la cara superior del ligamento inguinal y medialmente por el ligamento lacunar (fig. 5-9). 525 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 526 https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org Push Button0:
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