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29 FISIOPATOLOGÍA DE LA INSUFICIENCIA CARDIACA ■ Definiciones ■ Vía final común de múltiples enfermedades cardiacas ■ Mecanismos fisiopatológicos ■ Insuficiencia cardiaca con fracción de eyección preservada ■ Estadificación de la insuficiencia cardiaca ■ Prevención y tratamiento TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO DE LA INSUFICIENCIA CARDIACA SISTÓLICA CRÓNICA (ETAPAS B Y C) ■ Principio de tratamiento I: modulación neurohumoral ■ Principio de tratamiento II: reducción de precarga ■ Principio de tratamiento III: reducción de la poscarga ■ Principio de tratamiento IV: aumento de la contractilidad cardiaca ■ Principio de tratamiento V: reducción de la frecuencia cardiaca TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO DE INSUFICIENCIA CARDIACA AGUDA DESCOMPENSADA ■ Diuréticos ■ Vasodilatadores ■ Agentes inotrópicos positivos ■ Sensibilizadores de miofilamentos de calcio (levosimendán, pimobendán) ■ Otros medicamentos utilizados en la insuficiencia cardiaca ■ Papel de la terapia de combinación estándar LECCIONES DE DESARROLLO DE FÁRMACOS PARA LA INSUFICIENCIA CARDIACA ■ Lecciones de medicamentos fallidos ■ Lecciones del tratamiento de la insuficiencia cardiaca aguda ■ Desarrollos recientes; enfoques novedosos Capítulo Terapia de insuficiencia cardiaca La insuficiencia cardiaca es responsable de más de medio millón de muertes al año en Estados Unidos. Su prevalencia está aumentando en todo el mundo, probablemente debido a una mejor supervivencia de aquellos que han tenido un infarto agudo de miocardio y una población que está envejeciendo. Las tasas de supervivencia mediana después de la primera hospitalización asociada con insuficiencia cardiaca son peores que las de la mayoría de los cánceres, pero han mejorado en los últimos 30 años (1.3-2.3 años en hombres y 1.3-1.7 años en mujeres) (Jhund et al., 2009). Esta tendencia positiva se asoció con una tasa de prescripción de dos y tres veces mayor de ACEI y ARB, antagonistas del receptor β (β-blo- queadores) y MRA, lo que sugiere que la terapia farmacológica mejorada ha contribuido a mejorar la supervivencia de la insuficiencia cardiaca. Fisiopatología de la insuficiencia cardiaca Definiciones La insuficiencia cardiaca es un estado en el que el corazón no puede bombear sangre a un ritmo acorde con los requisitos de los tejidos del cuerpo o puede hacerlo sólo a una presión de llenado elevada. Esto con- duce a síntomas que definen clínicamente el síndrome de insuficiencia cardiaca. El bajo gasto (insuficiencia anterógrada) causa fatiga, mareos, debilidad muscular y dificultad para respirar, lo que se ve agravado por el ejercicio físico. El aumento de la presión de llenado conduce a la con- gestión de los órganos corriente arriba al corazón (insuficiencia retrógra- da), clínicamente evidente como edema periférico o pulmonar, mala digestión y ascitis. La mayoría de los pacientes con insuficiencia cardiaca se diagnostica exclusivamente en función de los síntomas; es decir, su función cardiaca nunca se midió directamente (p. ej., mediante ecocardiografía). Bajo es- tas circunstancias, no es posible diferenciar entre HFrEF (o insuficiencia cardiaca sistólica) y HFpEF (o insuficiencia cardiaca diastólica, consulte el análisis a continuación). Por tanto, otras enfermedades asociadas con síntomas similares pueden clasificarse erróneamente como insuficiencia cardiaca (p. ej., enfermedad pulmonar obstructiva crónica). Vía final común de múltiples enfermedades cardiacas La insuficiencia cardiaca no es una sola enfermedad, sino un síndrome clínico que representa la vía final de múltiples enfermedades cardiacas. La razón más común para la insuficiencia cardiaca sistólica es la cardiopatía isquémica que causa una pérdida aguda (infarto de miocardio) o crónica de la masa viable del músculo cardiaco. Otras razones incluyen la hiper- tensión arterial crónica y las enfermedades valvulares (la incidencia de ambas se debe a los mejores tratamientos), los defectos primarios del mús- culo cardiaco determinados genéticamente (miocardiopatías), las infeccio- nes virales (citomegalovirus y quizá parvovirus) y las toxinas. Lo último abarca el consumo excesivo de alcohol, cocaína, anfetaminas y medica- mentos contra el cáncer, como la doxorrubicina o el trastuzumab, el anti- cuerpo monoclonal dirigido contra el receptor del factor de crecimiento Her-2/Erb-B2 (véase capítulo 67). Mecanismos fisiopatológicos La fisiopatología de la insuficiencia cardiaca sistólica es relativamente bien conocida. Los mecanismos de HFpEF son mucho menos claros, pero seguramente difieren y se analizarán más a fondo en este capítulo. La fi- siopatología de la insuficiencia cardiaca es compleja e involucra cuatro sistemas principales interrelacionados (figura 29-1): • El corazón en sí. • La vasculatura. • El riñón. • Circuitos reguladores neurohumorales. El corazón en sí mismo: miocardiopatía de la sobrecarga Cualquier sobrecarga del miocardio —pérdida de la masa muscular rele- vante, que sobrecarga el miocardio sano restante; hipertensión crónica, o defectos valvulares— eventualmente llevarán a la falla del órgano para producir un gasto cardiaco suficiente. Este concepto puede extenderse a las miocardiopatías determinadas genéticamente en las que, esencial- mente, cualquier defecto en los organelos de los miocitos cardiacos pue- de conducir a la disfunción contráctil primaria de miocitos y luego, secundariamente, a la imagen comúnmente observada en la miocardio- patía de la sobrecarga. No es sorprendente que las miocardiopatías más comunes (HCM, DCM) se deban a mutaciones en genes que codifican proteínas de la maquinaria contráctil, el sarcómero, las proteínas que unen el sarcómero a la membrana plasmática o las proteínas que median y mantienen el contacto célula a célula. La sobrecarga (o el defecto contráctil primario) conduce a alteraciones del corazón que pueden compensar parcialmente pero que tienen un pre- cio. Debido a que los miocitos cardiacos esencialmente dejan de replicar- se en el periodo posnatal temprano, la respuesta habitual a la sobrecarga no es la división de los miocitos, sino la hipertrofia, que aumenta de ta- https://booksmedicos.org https://booksmedicos.org 528 Terap ia d e in suficien cia card iaca CA PÍTU LO 29 Abreviaturas ACC: (American College of Cardiology) Colegio Americano de Cardiología ACE: (angiotensin-converting enzyme) Enzima convertidora de angiotensina (ECA) ACEI: (angiotensin-converting enzyme inhibitor) Inhibidor de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) ACh: (acetylcholine) Acetilcolina ADH: (antidiuretic hormone [vasopressin]) Hormona antidiurética (vasopresina) ADR: (adverse drug reaction) Reacción adversa al medicamento AF: (atrial fibrillation) Fibrilación auricular AHA: (American Heart Association) Asociación Estadounidense del Corazón AngII: (angiotensin II) Angiotensina II ANP: (atrial natriuretic peptide) Péptido natriurético auricular ARB: (AT1 angiotensin receptor antagonist [blocker]) Antagonista del receptor de angiotensina AT1 (bloqueador) (ARA-II) ARNI: (angiotensin receptor/neprilysin inhibitor) Inhibidor del receptor de angiotensina/neprilisina AV: (atrioventricular) Atrioventricular AVP: (arginine vasopressin) Arginina vasopresina BB: (β blocker) β-bloqueador BNP: (brain-type natriuretic peptide) Péptido natriurético de tipo cerebral CAD: (coronary artery disease) Enfermedad de la arteria coronaria CCB: (calcium channel blocker) Bloqueador de canales de calcio CG: (cardiac glycoside): Glucósido cardiaco CHF: (congestive heart failure) Insuficiencia cardiaca congestiva CM: (cardiomyopathy) Cardiomiopatía CNP: (C-type natriuretic peptide) Péptido natriurético de tipo C COX: (cyclooxygenase) Ciclooxigenasa CPT1: (carnitine palmitoyltransferase 1) Carnitina palmitoiltransferasa 1 CRT: (cardiac resynchronization therapy) Terapia de resincronización cardiaca CYP: (cytochrome P450) Citocromo P450 DCM: (dilated cardiomyopathy) Miocardiopatía dilatada DM: (diabetes mellitus)Diabetes mellitus ECG: (electrocardiogram) Electrocardiograma EF: (ejection fraction) Fracción de eyección EMA: (European Medicines Agency) Agencia Europea de Medicamentos eNOS: (endothelial nitric oxide synthase) Óxido nítrico sintetasa endotelial EPI: (epinephrine) Epinefrina ESC: (European Society of Cardiology) Sociedad Europea de Cardiología ET: (endothelin) Endotelina FDA: (Food and Drug Administration) Administración de Alimentos y Medicamentos GC: (guanylyl cyclase) Guanilil ciclasa GDMT: (guideline-directed medical therapy) Terapia médica dirigida por pautas GFR: (glomerular filtration rate) Tasa de filtración glomerular GI: (gastrointestinal) Gastrointestinal GPCR: (G protein-coupled receptor) Receptor acoplado a proteína G GTN: (glycerol trinitrate) Trinitrato de glicerol HCM: (hypertrophic cardiomyopathy) Miocardiopatía hipertrófica HCN: (hyperpolarization-activated, cyclic nucleotide-gated cation channel) Canales iónicos regulados por nucleótidos y activados por hiperpolarización HF: (heart failure) Insuficiencia cardiaca HFpEF: (heart failure with preserved ejection fraction [diastolic heart failure]) Insuficiencia cardiaca con fracción de eyección preservada (insuficiencia cardiaca diastólica) HFrEF: (heart failure with reduced ejection fraction [systolic heart failure]) Insuficiencia cardiaca con fracción de eyección reducida (insuficiencia cardiaca sistólica) HMG CoA: (3-hydroxy-3-methylglutaryl coenzyme A) 3-hidroxi-3- metilglutaril coenzima A HRQOL: (health-related quality of life) Calidad de vida relacionada con la salud HTN: (hypertension) Hipertensión arterial ICD: (implantable cardioverter-defibrillator) Desfibrilador automático implantable ISDN: (isosorbide 2,5′-dinitrate) 2,5’-dinitrato de isosorbida ISMN: (isosorbide 5′-mononitrate) 5’-mononitrato de isosorbida LV: (left ventricular) Ventrículo izquierdo LVH: (left ventricular hypertrophy) Hipertrofia ventricular izquierda MCS: (mechanical circulatory support) Soporte circulatorio mecánico MI: (myocardial infarction) Infarto de miocardio maño y reúne más sarcómeros que pueden contribuir al desarrollo de la fuerza contráctil. Mientras que la hipertrofia es principalmente una res- puesta normal a necesidades fisiológicas como crecimiento corporal, em- barazo y ejercicio físico (“hipertrofia fisiológica”), la hipertrofia en respuesta a la sobrecarga crónica tiene características que la convierten en un factor de riesgo importante para el desarrollo de insuficiencia car- diaca (“hipertrofia patológica”). Una consecuencia directa de la hipertro- fia de miocitos cardiacos es una relación capilar/miocito reducida (es decir, menos suministro de O2 y nutrientes por miocito), lo que provoca un déficit de energía y una reprogramación metabólica. La expresión genética alterada de los canales iónicos, las proteínas que regulan el Ca2+ y las proteínas contráctiles se pueden interpretar como adaptaciones par- cialmente beneficiosas y que ahorran energía; por otro lado, las adapta- ciones también agravan la falla contráctil y favorecen las arritmias. Al mismo tiempo, los fibroblastos proliferan y depositan cantidades aumen- tadas de matriz extracelular (p. ej., colágeno). Esta fibrosis en la insufi- ciencia cardiaca también favorece las arritmias, aumenta la rigidez del corazón e interrumpe la comunicación miocito a miocito (conducción coordinada y transmisión de fuerza). Al final, la sobrecarga conduce a la muerte de miocitos cardiacos por apoptosis o necrosis. Colectivamente, estas adaptaciones adversas se llaman remodelación patológica. Algunas de estas alteraciones son consecuencias directas, intrínsecas al corazón, de la sobrecarga (p. ej., hipertrofia, expresión génica altera- da); otras son secundarias a la activación neurohumoral y, por tanto, son susceptibles a los agentes bloqueantes neurohumorales (véase la discu- sión que sigue y la figura 29-1). La vasculatura Un parámetro crítico de la función cardiaca es la rigidez de la vasculatura. Esta rigidez determina la resistencia contra la cual el corazón debe expul- sar la sangre y aumenta con el envejecimiento. La insuficiencia cardiaca puede ser la consecuencia del envejecimiento prematuro de la vasculatura (Strait y Lakatta, 2012). La pérdida de elasticidad inducida por el envejeci- miento de los grandes vasos sanguíneos reduce su distensibilidad, es decir, la elasticidad que permite que los vasos se extiendan en la sístole y se con- traigan en la diástole. Una buena distensibilidad reduce la presión sistólica máxima y aumenta la presión diastólica, lo que favorece la perfusión en la diástole. La distensibildad se correlaciona negativamente con la presión del pulso, es decir, la diferencia entre la presión arterial sistólica y diastóli- ca, que es baja en los niños y alta en los ancianos. La hipertensión arterial y la diabetes mellitus son las razones principales de la rigidez prematura de los vasos sanguíneos, lo que impone una poscarga incrementada en el corazón y contribuye a la insuficiencia cardiaca. Teóricamente, la rigidez y la pérdida de elasticidad podrían abordarse directamente con medicamen- tos (véase la sección Desarrollos recientes; enfoques novedosos). Otro aspecto fundamental de la función vascular es la capacidad de adaptar el diámetro del vaso a estímulos hemodinámicos y neurohumo- MRA: (mineralocorticoid receptor antagonist) Antagonista del receptor mineralocorticoide NCX: (Na+/Ca2+ exchanger) Intercambiador Na+/Ca2+ NE: (norepinephrine) Norepinefrina NO: (nitric oxide) Óxido nítrico NSAID: (nonsteroidal anti-inflammatory drug) Medicamento antiinflamatorio no esteroideo (AINE) NYHA: (New York Heart Association) Asociación del Corazón de Nueva York PD: (pharmacodynamic) Farmacodinámica PDE: (cyclic nucleotide phosphodiesterase): Fosfodiesterasa de nucleótidos cíclicos PKA: (protein kinase A) Proteína cinasa A PLB: (phospholamban) Fosfolamban PLM: (phospholemman) Fosfoleman RAAS: (renin-angiotensin-aldosterone system): Sistema renina-angiotensina-aldosterona ROS: (reactive oxygen species) Especies reactivas de oxígeno RyR: (ryanodine receptor): Receptor de rianodina SERCA: (sarco/endoplasmic reticulum Ca2+ ATPase) Sarco/retículo endoplásmico Ca2+ ATPasa sGC: (soluble guanylyl cyclase) Guanilil ciclasa soluble SL: (sarcolemma) Sarcolema SNS: (sympathetic nervous system) Sistema nervioso simpático SR: (sarcoplasmic reticulum) Retículo sarcoplásmico TnC: (troponin C) Troponina C TNF: (tumor necrosis factor) Factor de necrosis tumoral TnI: (inhibitory subunit of troponin) Subunidad inhibidora de troponina https://booksmedicos.org 529 M od ulación d e la fun ción p ulm on ar, ren al y card iovascular SECCIÓ N III Glucósidos cardiacos Vasodilatadores Diuréticos Presión sanguínea Perfusión de órganos Hipertrofia CM Muerte celular Fibrosis Arritmias ANP BNP ARNI SNS RAAS Vasopresina ACEI/ARB β-bloqueadores MRA ARNI ACEI/ARB β-bloqueadores MRA ARNI Gasto cardiaco Frecuencia cardiaca Fuerza Presión sanguínea Perfusión renal Natriuresis Diuresis Vasoconstricción Poscarga Precarga + – rales, una función que se rige por la comunicación entre el endotelio lu- minal y las células musculares lisas subyacentes (capítulo 28). La principal vía de señalización implica receptores que aumentan los niveles de Ca2+ intracelular en las células endoteliales, lo que activa la eNOS para produ- cir NO. Este transmisor gaseoso se difunde a las células del músculo liso y activa la sGC para producir cGMP, que provoca la relajación del múscu- lo liso vascular. La insuficiencia cardiaca siempre está acompañada por una disfunción endotelial, que es un equilibrio alterado entre el NO vaso- dilatador y las ROS proconstrictores. Las ROS, al desactivar las dos enzi- mas críticas, eNOS y sGC, y convertir NO en peroxinitrito, una fuerte ROS, favorece la vasoconstricción. Varios fármacos cardiovasculares co- munes (ACEI/ARB, MRA, estatinas) mejoran la función endotelial al reducir la producción de ROS. Los inhibidoresde la PDE5 tienen conse- cuencias similares al inhibir la degradación de cGMP en células de múscu- lo liso y, por tanto, promover la relajación. El riñón El riñón regula la excreción de Na+ y H2O y, por tanto, el volumen intra- vascular. En condiciones normales, los mecanismos autorreguladores y neurohumorales aseguran una adecuada GFR y diuresis en un amplio rango de presiones de perfusión renal. Los mecanismos prominentes con relevancia para la insuficiencia cardiaca son 1) la regulación media- da por AngII de la tasa de filtración mediante la regulación del diámetro de la arteriola glomerular eferente; 2) la regulación de la perfusión renal mediante un equilibrio entre los efectos estimuladores del constrictor de AngII (a través de los receptores AT1) y vasopresina (AVP, a través de los receptores V1) y la influencia vasodilatadora de las prostaglandinas (de ahí los efectos nocivos de los NSAID); 3) la regulación mediada por al- dosterona de la reabsorción de Na+ en el túbulo distal, y 4) el transporte de agua regulada por AVP en los conductos colectores (a través de los receptores V2). En la insuficiencia cardiaca, todos los mecanismos están desregulados y constituyen objetivos terapéuticos de ACEI/ARB, MRA, y diuréticos. Los agentes más nuevos, como los antagonistas de los receptores de adenosina A1 y los antagonistas de los receptores de AVP, no han logrado ejercer un beneficio terapéutico en los estudios clí- nicos. Regulación neurohumoral y HFrEF La disminución del gasto cardiaco en la insuficiencia cardiaca conduce a la activación del SNS y al RAAS y aumenta los niveles plasmáticos de AVP y ET (figura 29-1). Esta respuesta concertada asegura la perfusión de órganos centralmente importantes como el cerebro y el corazón (a expen- sas de la perfusión de riñón, hígado y músculo esquelético) en situacio- nes de pérdida aguda de sangre. Estas respuestas son componentes de la “respuesta de lucha o huida” y brindan respuestas fisiológicas útiles a corto plazo ante la alarma y el peligro. Sin embargo, crónicamente, la ac- tivación neurohumoral ejerce efectos nocivos que constituyen un círculo vicioso en la insuficiencia cardiaca. La vasoconstricción inicialmente no sólo estabiliza la presión sanguínea, sino que también aumenta la poscar- ga, que es la resistencia contra la que funciona el corazón para expulsar sangre (véanse figuras 29-4 y 27-1). Debido a la disminución de la reserva contráctil, el corazón que falla es particularmente sensible a los aumentos en la poscarga (véase la figura 29-4); tales aumentos disminuyen aún más el gasto cardiaco. La disminución de la perfusión renal y el aumento de la producción de aldosterona reducen la diuresis y promueven la sobrecar- ga de volumen, lo que aumenta la precarga cardiaca, la dilatación y el estrés de la pared ventricular, un importante determinante del consumo de O2 cardiaco. Las acciones inotrópicas taquicárdicas y positivas de las catecolaminas no sólo aumentan de forma aguda el gasto cardiaco, sino que también promueven las arritmias y aumentan el consumo de O2 en un corazón con insuficiencia de energía. Las sustancias AngII, NE y ET aceleran la remodelación cardiaca patológica (hipertrofia, fibrosis y muerte celular). La aldosterona tiene acciones profibróticas prominentes. Este espectro de consecuencias adversas de la activación neurohumoral crónica explica por qué los inhibidores de estos sistemas (ACEI/ARB/ BRA, β-bloqueadores y MRA) ejercen efectos a largo plazo que prolongan la vida en la insuficiencia cardiaca y son las piedras angulares de la tera- pia actual. Inesperadamente, los antagonistas del receptor ET y AVP no propor- cionan ningún efecto beneficioso en pacientes con insuficiencia cardiaca, a pesar de resultados prometedores en estudios preclínicos. Los ensayos clínicos sugirieron que la activación neurohumoral en respuesta a la fun- ción cardiaca alterada puede inhibirse suficientemente con la terapia de combinación estándar, sin dejar lugar a mejoras con la adición de antago- nistas de ET y AVP; sin embargo, datos recientes indican que se puede obtener un beneficio adicional a través de otra ruta terapéutica: una com- binación de medicamentos llamada ARNI. La FDA ha aprobado una combinación de dosis fija del valsartán ARB con el inhibidor de neprilisi- na sacubitril. El valsartán bloquea los receptores AT1, reduciendo los efectos nocivos de AngII. Figura 29-1 Mecanismos fisiopatológicos de la insuficiencia cardiaca sistólica (HFrEF) e intervenciones terapéuticas. Cualquier disminución importante en la función contrác- til cardiaca conduce a la activación de sistemas neurohumorales, incluidos el SNS, el RAAS y la secreción de vasopresina (ADH), que estabilizan agudamente la presión arterial y la perfusión de órganos estimulando el gasto cardiaco, constriñendo vasos de resistencia, disminuyendo la perfusión renal y aumentando la retención de Na+ y H2O. Infortunadamente, estas respuestas son desadaptativas, causan una sobrecarga crónica y una sobreestimulación del corazón que falla. Efectos directos hipertróficos, proapoptóticos, fibróticos y arritmogénicos de NE y AngII aceleran aún más el proceso perjudicial. Tenga en cuenta que la acti- vación concomitante del sistema ANP/BNP es la consecuencia del estiramiento y el aumento del estrés de la pared en el corazón y tiene efectos contrarios y beneficiosos. Véase la lista de abreviaturas al principio del capítulo. https://booksmedicos.org 530 Terap ia d e in suficien cia card iaca CA PÍTU LO 29 Hipertensión Diabetes Obesidad SobrecargaIsquemia diseminada Estrés oxidativo Activación de RAGE Hipertro�a de cardiomiocitos Rigidez de los cardiomiocitos (titina) Fibrosis intersticial y perivascular Defecto de relajación diastólica Reserva regulatoria reducida Congestión pulmonar Congestión periférica Disminución del gasto Diuréticos MRA Inhibidores de PDE5 Activadores GC ARNI Sobrecarga ACEI/ARB CCB Diuréticos β-bloqueadores MRA Microvasos CAD El sacubitril inhibe la degradación de los péptidos natriuréticos ANP y BNP. La combinación de valsartán y sacubitril parece superior al ena- lapril de ACEI, reduciendo las tasas de hospitalización y muerte por múl- tiples causas cardiovasculares en pacientes con HFrEF (Hubers y Brown, 2016). Este hallazgo refleja el hecho de que la activación neurohumoral en la insuficiencia cardiaca incluye un sistema que ejerce efectos beneficiosos: los péptidos natriuréticos. Normalmente, ANP y BNP se expresan en las aurículas y se liberan al aumentar la precarga (estiramiento). Durante la insuficiencia cardiaca, los ventrículos también producen ANP y BNP, de forma que los niveles plasmáticos son elevados. De hecho, BNP se usa como un biomarcador de insuficiencia cardiaca. ANP y BNP estimulan la guanilil ciclasa de la membrana plasmática. En el riñón, el cGMP elevado tiene efectos diuréticos. El cGMP celular elevado media la vasodilatación en la vasculatura y en el corazón, los efectos antihipertróficos, antifibró- ticos y de aumento de la compatibilidad, relacionados con la fosforilación de la titina. La mejora de estos efectos mediante la inhibición de la degra- dación de ANP/BNP probablemente explica los beneficios clínicos de sa- cubitril-valsartán. Insuficiencia cardiaca con fracción de eyección preservada La determinación ecocardiográfica sistemática de la EF ventricular iz- quierda en miles de pacientes con insuficiencia cardiaca reveló que apro- ximadamente 50% no tuvo reducción; es decir, exhibieron valores de EF mayores a 50%. Aun así, los pacientes tenían síntomas típicos de insufi- ciencia cardiaca, incluida la descompensación aguda con edema pulmo- nar y un pronóstico de supervivencia no mucho mejor o incluso idéntico a los pacientes con FE reducida (insuficiencia cardiaca sistólica o insufi- ciencia cardiaca congestiva). Estos datos apuntan a una fisiopatología di- ferente en la que prevalecen las anomalías del componente diastólico y no del componentesistólico de la función cardiaca. Debido a las dificul- tades para definir la función diastólica mediante técnicas estándar, el tér- mino HFpEF se ha introducido y se aplica a pacientes con síntomas típicos de insuficiencia cardiaca y EF “normal” (>50%) o sólo levemente reducida. Incluso más que HFrEF, HFpEF es una enfermedad multifactorial (figu- ra 29-2). La HFpEF se asocia típicamente con hipertensión arterial, cardio- patía isquémica, diabetes mellitus y obesidad (síndrome metabólico); es más frecuente en mujeres que en hombres y muestra un fuerte aumento en la prevalencia con la edad. Los corazones de los pacientes con HFpEF no están generalmente dilatados, el grosor de la pared tiene un tamaño aumentado (hipertrofia) y el tamaño de la aurícula izquierda se agranda a menudo como un signo de presión diastólica final crónicamente elevada. El eje de la fisiopatología de HFpEF es, presumiblemente, la relajación diastólica comprometida del ventrículo izquierdo, lo que causa congestión del pulmón, dificultad para respirar o edema pulmonar. La descompensa- ción clínica a menudo se asocia con una presión arterial muy elevada. Las alteraciones moleculares incluyen aumento de la fibrosis miocárdi- ca (que causa un déficit permanente de relajación) así como cambios más dinámicos, como una fosforilación reducida de la titina, la proteína sarco- mérica que abarca la amplia región desde la banda Z hasta la M. La titina contiene varios dominios moleculares de resorte cuyo componente elás- tico determina la tensión pasiva de los cardiomiocitos, particularmente a niveles de estiramiento de bajo a medio. En niveles más altos de estira- miento, se involucra la matriz extracelular. La rigidez de la titina está de- terminada por sus isoformas y por la fosforilación dependiente de cGMP, lo que sugiere que los agentes que aumentan la cGMP celular podrían ser beneficiosos en la HFpEF. Sin embargo, el inhibidor de PDE5, el sildena- fil, que preserva y eleva el cGMP celular en algunas células (véanse capí- tulos 3, 31 y 45), no logró mostrar el beneficio (Redfield et al., 2013). Esta falta de eficacia es, desafortunadamente, también válida para todas las demás intervenciones farmacológicas en HFpEF, que incluyen ACEI, ARB y espironolactona. El entrenamiento físico es actualmente la única intervención que aumenta significativamente la actividad física máxima en pacientes con HFpEF. En ausencia de datos de ensayos clínicos basa- dos en la evidencia, las recomendaciones de la terapia actual se concen- tran en el tratamiento óptimo de las enfermedades subyacentes, como la hipertensión, la diabetes y la obesidad. Estadificación dela insuficiencia cardiaca La insuficiencia cardiaca fue una de las primeras enfermedades para las cuales las guías de manejo describían terapias específicas para cada etapa de la enfermedad. Una clasificación temprana de las etapas de la insufi- ciencia cardiaca fue la de la NYHA, una clasificación todavía en uso: clase I (disfunción ventricular izquierda, sin síntomas); clase II (síntomas a ni- veles de medio a alto de ejercicio físico); clase III (síntomas a bajos niveles Figura 29-2 Mecanismos fisiopatológicos de la insuficiencia cardiaca diastólica HFpEF y posibles intervenciones terapéuticas. A diferencia del caso con HFrEF, no se ha demos- trado que los agentes farmacológicos mostrados tengan eficacia clínica frente a HFpEF, aunque estos agentes pueden ayudar a controlar enfermedades subya- centes, como la hipertensión, la diabetes y la obesidad. Sólo el entrenamiento físico ha demostrado ser efectivo para aumentar la capacidad máxima de ejercicio. RAGE (receptor for advanced glycosylation end-products), receptor para productos finales de glucosilación avanzada. https://booksmedicos.org 531 M od ulación d e la fun ción p ulm on ar, ren al y card iovascular SECCIÓ N III Enfermedad estructural del corazón, pero sin signos o síntomas de HF En riesgo de insuficiencia cardiaca Insuficiencia cardiaca Etapa DEtapa C Etapa B Etapa A HF refractariaEnfermedad estructural del corazón con síntomas previos o actuales de HF En riesgo de HF, pero sin enfermedad estructural del corazón o síntomas de HF Pacientes con: - hipertensión - enfermedad arteriosclerótica - diabetes mellitus - obesidad - síndrome metabólico Pacientes con: - Síntomas recurrentes de HF notable durante el descanso - Hospitalización recurrente a pesar de la terapia médica orientada a las pautas Pacientes con: - Enfermedad estructural del corazón - Signos y síntomas de HF Pacientes con: - MI previo - Remodelado del VI incluyendo hipertrofia de VI y baja fracción de eyección - Enfermedad valvular asintomática Pacientes: -que usan fármacos cardiotóxicos -con historial familiar o cardiomiopatía Objetivos - Control de los síntomas - Prevenir la hospitalización - Prevenir la mortalidad Fármacos para uso en pacientes con EF preservada - Diuréticos - Tratar comorbilidades (HTN, AF, CAD, DM) Fármacos para uso de rutina en pacientes con EF reducida - Diuréticos - ACEI o ARB - ARNI - β-bloqueador - Antagonista de aldosterona - Ivabradina Fármaco para el uso en pacientes selectos con EF reducida - Hidralazina/ISDN - ACEI y ARB - Glucósido cardiaco En pacientes selectos - CRT - ICD - Revascularización o cirugía valvular TERAPIA Objetivos - Prevenir los síntomas de HF - Prevenir un mayor remodelamiento cardiaco Fármacos - ACEI o ARB en pacientes adecuados - β bloqueadores en pacientes adecuados En pacientes seleccionados - Desfibrilador automático implantable (ICD) - Revascularización o cirugía valvular según sea apropiado TERAPIA Fármacos - ACEI o ARB en pacientes adecuados para enfermedad vascular o DM - Estatinas según sea apropiado Objetivos - Estilo de vida saludable para el corazón - Prevenir enfermedad vascular coronaria - Prevenir anomalías estructurales del VI TERAPIA Objetivos - Control de los síntomas - HRQOL mejorada - Reducir reingresos al hospital - Establecer objetivos para el final de la vida Opciones - Medidas de cuidado avanzado - Trasplante de corazón - Inotrópicos crónicos/nesiritida - Soporte mecánico temporal o permanente - Fármacos o cirugía experimental - Cuidados paliativos y hospicio - Desactivación de ICD TERAPIA o de ejercicio físico), y clase IV (síntomas en reposo o actividades físicas de la vida diaria como cepillarse los dientes). Las pautas más recientes de la AHA y el ACC extendieron esta clasificación teniendo en cuenta que: • La insuficiencia cardiaca es parte del continuo cardiovascular con fac- tores de riesgo prevenibles (etapa A). • Existe una etapa asintomática que requiere tratamiento para retrasar la transición a la insuficiencia cardiaca sintomática (etapa B). • Los pacientes oscilan entre diferentes grados de síntomas y, por tanto, entre las clases II y III (clase C, que generalmente incluye pacientes clase NYHA II/III). • Una etapa final de la enfermedad requiere un tratamiento diferente y consideraciones especiales, como el trasplante de corazón y la implan- tación del dispositivo de asistencia ventricular izquierda (etapa D). Este capítulo utiliza la clasificación AHA/ACC (Yancey et al., 2013) pe- ro también considera las directrices recientes de la Sociedad Europea de Cardiología (Ponikowski et al., 2016)., que proporcionan algoritmos de tratamiento más específicos, y la actualización AHA/ACC 2016 (Yancy et al., 2016). Las pautas de tratamiento se resumen en la figura 29-3. Prevención y tratamiento La cardiopatía isquémica, la hipertensión y las enfermedades valvulares son las causas más frecuentes de insuficiencia cardiaca. Por tanto, las per- sonas en alto riesgo (estadio A) deben ser tratadas con medicamentos con un efecto establecido en el curso natural de estas enfermedades, jun- to con los cambios de estilo de vida apropiados. Estudios en miles de pa- cientes han demostrado de forma reproducible que la disminución de la presión arterial en pacientes hipertensos y la disminuciónde lípidos con estatinas en pacientes con dislipidemia reducen no sólo la incidencia de infarto de miocardio y muerte, sino también la incidencia de insuficien- cia cardiaca. Los datos son más débiles para los fármacos antidiabéticos, pero existe consenso en que la glucemia debe controlarse con una meta de hemoglobina A1C de 7-7.5%. El tratamiento de la insuficiencia cardiaca ha experimentado un cam- bio dramático en las últimas décadas. Hasta finales de la década de 1980, los fármacos y su dosificación se orientaron a los síntomas y se basaron en consideraciones fisiopatológicas de la insuficiencia cardiaca sistólica aguda. El tratamiento se dirigió principalmente al alivio de los síntomas y la mejoría a corto plazo de la función hemodinámica. Con la era de los Figura 29-3 Guía de tratamiento de la insuficiencia cardiaca AHA/ACC 2013: etapas del desarrollo de HF y etapas de la terapia recomendada (véase Yancy et al., 2013 y 2016, para detalles). https://booksmedicos.org 532 Terap ia d e in suficien cia card iaca CA PÍTU LO 29 TABLA 29-1 ■ Estudios de referencia en el tratamiento de pacientes con insuficiencia cardiaca crónica con fracción de eyección reducida EsTuDIo (como se cita en la bibliogafía) EsTuDIo DE PoBLAcIón nÚM. DE sujETos MEDIcAMEnTos DE BAsE (% de pacientes en cada uno) EFEcTo FArMAcoLógIco (sobre todas las causas de mortalidad) Cohn et al., 1986 Hombres, función cardiaca y capacidad para el ejercicio debilitadas 642 CG, D ISDN/hidralazina ↓ 34% Prazosina +/– vs. placebo CONSENSUS Trial Study Group, 1987 HF intensa, NYHA clase IV 253 D 100, CG 93, BB 2, espironolactona 52, vasodilatadores ∼50 Enalapril ↓ 40% vs. placebo SOLVD Investigators, 1991 NYHA II-III, EF izquierda <35% 2 569 D 86, CG 67, BB 7.5, vasodilatadores 51 Enalapril ↓ 16% vs. placebo SOLVD Investigators, 1992 NYHA I, EF izquierda <35% 4 228 Vasodilatadores 46, D 17, CG 13 Enalapril ↓ 8% (n.s.) vs. placebo (desarrollo de la insuficiencia cardiaca ↓ 20%) Digitalis Investigation Group, 1997 NYHA II-III 6 800 D 81, ACE 95, nitratos 43 Digoxina +/–(hospitalizaciones por HF ↓ 27%) RALES (Pitt et al., 1999) HF intensa, EF izquierda <35% 1 663 D 100, ACEI 94, CG 72, BB 10 Espironolactona ↓ 30% vs. placebo MERIT-HF Investigators, 1999 NHYA II-IV 3 991 ACEI/ARB 95, D 90, CG 63 Metoprolol CR/XL ↓ 34% vs. placebo PARADIGM-HF (McMurray et al., 2014) NHYA II-IV 8 442 BB 93, MRA 56, CG 30, ICD 15, CRT 7, D 80 Sacubitril/valsartán ↓ 16% vs. enalapril D (diuretics): diuréticos; n.s. (nonsignifcant): no significativo; NYHA: indica clasificación de HF de acuerdo con la NYHA. PERSPECTIVA HISTÓRICA Una serie de estudios históricos durante más de tres décadas ha estable- cido el razonamiento actual sobre el tratamiento de pacientes con HFrEF crónica. Estos estudios no se revisan aquí, pero los lectores interesados pueden consultar la evidencia que respalda las terapias actuales. Estos estudios, con frecuencia indicados mediante un acrónimo, se resumen en la tabla 29-1. ensayos clínicos aleatorizados, que probaron principalmente los efectos de los medicamentos sobre la morbilidad a largo plazo (hospitalizacio- nes) y la mortalidad, muchas de las creencias anteriores han demostrado ser erróneas. Por ejemplo, los fármacos inotrópicos positivos (simpatico- miméticos e inhibidores de la PDE) que ejercen un beneficio sintomático agudo reducen la esperanza de vida cuando se administran crónicamen- te. Por el contrario, los β-bloqueadores disminuyen el gasto cardiaco de forma aguda y pueden hacer que las personas se sientan débiles al co- mienzo de la terapia, pero prolongan la esperanza de vida cuando se administran en dosis crecientes durante periodos prolongados. Los vasodilatadores alguna vez parecieron una opción lógica para la insufi- ciencia cardiaca, pero los vasodilatadores puros como el antagonista del receptor α1 prazosina o el nitrato ISDN, en combinación con el vasodila- tador hidralazina, no afectan positivamente el pronóstico en caucásicos (véase discusión adicional). Por tanto, los ensayos clínicos han estableci- do importantes principios para evaluar la eficacia de las terapias para la insuficiencia cardiaca: 1. Los medicamentos para el tratamiento de la insuficiencia cardiaca cró- nica deben reducir la morbilidad y la mortalidad del paciente. 2. Los efectos de los medicamentos a corto plazo predicen pobremente el resultado de los ensayos clínicos aleatorizados y las terapias óptimas para la insuficiencia cardiaca. 3. Las consideraciones de la etapa de la enfermedad son fundamentales. 4. Los nuevos medicamentos para la insuficiencia cardiaca deben compa- rarse con la terapia combinada actual más efectiva, un principio que a menudo se ignora en el trabajo preclínico con animales. 5. Las opciones de tratamiento no farmacológico, como los dispositivos de resincronización cardiaca y los desfibriladores/cardioversores in- tracardiacos, son importantes para su efecto de salvar vidas documen- tado en poblaciones de pacientes seleccionados. La atención a estos principios para evaluar la eficacia a largo plazo de las terapias de insuficiencia cardiaca ha proporcionado principios de tra- tamiento basados en la evidencia. Tratamiento farmacológico de la insuficiencia cardiaca sistólica crónica (etapas B y C) Principio de tratamiento I: modulación neurohumoral La piedra angular de la terapia de insuficiencia cardiaca es atenuar la ac- tivación neurohumoral y sus consecuencias perjudiciales sobre el cora- zón, los vasos sanguíneos y el riñón. La terapia consiste en ACEI/ARB, β-bloqueadores y MRA. La activación adicional del sistema del péptido natriurético es beneficiosa (figura 29-1). Una discusión sistemática de los fármacos se encuentra en los capítulos 12, 25, 26, 27 y 28. Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina La angiotensina II, el péptido de angiotensina más activo, se deriva en gran parte del angiotensinógeno en dos etapas proteolíticas. Primero, la renina, una enzima liberada de los riñones, escinde el decapéptido AngI del extremo amino del angiotensinógeno (sustrato de la renina). Luego, la ACE elimina un dipéptido carboxi terminal (His9-Leu10) de AngI, produ- ciendo el octapéptido activo, AngII (figura 26-1). Por tanto, los ACEI reducen los niveles circulantes de AngII. Todos los pacientes con in- suficiencia cardiaca (etapas B y C, NYHA I-IV) deben recibir un ACEI. Mecanismo de acción. La AngII interactúa con dos GPCR heptahelicoi- dales, AT1 y AT2, y tiene cuatro acciones cardiovasculares principales que están mediadas por el receptor AT1: • Vasoconstricción. • Estimulación de la liberación de aldosterona desde las glándulas su- prarrenales. • Efectos directos hipertróficos y proliferativos en cardiomiocitos y fi- broblastos, respectivamente. • Estimulación de la liberación de NE a partir de las terminaciones ner- viosas simpáticas y la médula suprarrenal. Efectos fisiológicos. Los ACEI reducen el nivel circulante de AngII y, por tanto, reducen sus efectos nocivos. De este modo, los ACEI no sólo ac- túan como vasodilatadores, sino que también reducen los niveles de la aldosterona y actúan como un diurético indirecto, tienen efectos antirre- modeladores directos en el corazón y producen efectos simpaticolíticos (moderando así la taquicardia refleja que acompaña a la vasodilatación y la disminución de presión arterial). Los ACEI tienen importantes efectos renales. Cuando se reduce la presión de perfusión renal, la AngII contrae las arteriolas eferentes rena- les, y esto sirve para mantener la presión de filtración glomerular y la GFR. Por tanto, bajo circunstancias en las que la presión de perfusión renal se ve comprometida, la inhibición del RAAS puede inducir una https://booksmedicos.org 533 M od ulación d e la fun ción p ulm on ar, ren al y card iovascular SECCIÓ N III TABLA 29-2 ■ Propiedades y dosis terapéuticas diarias de AcEI y ArB aprobadas yclínicamente evaluadas para la terapia de HFrEFª cLAsE/ Fármaco VIDA MEDIA (h) DosIs InIcIAL (mg) DosIs oBjE- TIVo (mg) IMPorTAnTEs EFEcTos sEcunDArIos, InTErAccIonEs y conTrAInDIcAcIonEs Inhibidores de AcE Captopril 1.7 3 × 6.25 3 × 50 Efectos adversos: tos (∼5%), ↑ creatinina sérica (<25% es normal, si es >50%, posibilidad de estenosis de la arteria renal), hipercaliemia, hipoten- sión, angioedema Interacciones: aumento de la tasa de hipercaliemia en combinación con diuréticos ahorradores de K+, suplementos de K+, ciclosporina, NSAID (PD), eficacia reducida en combinación con NSAID (PD), ↑ [Li+] en suero (PK), ↑ riesgo de hipoglucemia en combinación con insulina o antidiabéti- cos orales; aumento de efecto en insuficiencia renal (PK) Contraindicaciones: estenosis bilateral de la arteria renal Enalapril 11 2 × 2.5 2 × 20 Lisinopril 13 1 × 2.5-5 1 × 20-35 Ramipril 13-17 1 × 2.5 1 × 10 Trandolapril 15-23 1 × 0.5 1 × 4 receptores bloqueadores de angiotensina Candesartán 9 1 × 4-8 1 × 32 Efectos adversos: similares a ACE, pero sin tos Interacciones y contraindicaciones: como ACEILosartán 6-9 1 × 50 1 × 150 Valsartán 6 2 × 40 2 × 160 ª Las vidas medias en plasma se aplican parcialmente a los metabolitos activos (p. ej., losartán). PD (pharmacodynamic): farmacodinámica; PK (pharmacokinetic): farmacocinética. disminución repentina y marcada de la GFR. Por esta razón, los ACEI están contraindicados en la estenosis bilateral de la arteria renal. Del mismo modo, debido a que los pacientes con insuficiencia cardiaca a menudo tienen bajas presiones de perfusión renal, el tratamiento agre- sivo con ACEI puede inducir insuficiencia renal aguda. Con el objetivo de evitar esto, para los pacientes con insuficiencia cardiaca, los ACEI deben iniciarse a dosis muy bajas; la presión arterial, la creatinina en sangre y los niveles de K+ deben ser monitorizados, y la dosis de ACEI se debe aumentar lentamente durante semanas hacia los niveles objetivo (para los agentes que se han evaluado cuidadosamente en ensayos clíni- cos; tabla 29-2). Los efectos agudos potencialmente peligrosos se vuel- ven beneficiosos con el uso a largo plazo de ACEI porque la disminución crónica (pequeña) de las presiones glomerulares protege al glomérulo de la degeneración fibrótica. La disminución de los niveles de aldosterona inducida por ACEI pro- voca una reducción en la expresión del canal de Na+ epitelial dependien- te de aldosterona (ENaC, epithelial Na+ cannel) en el túbulo distal (véase la figura 25-6). Este blanco de los diuréticos ahorradores de K+ (véase discu- sión a continuación) normalmente media la reabsorción de Na+ y la ex- creción de K+. Los niveles más bajos de ENaC conducen a una menor absorción de Na+ y una menor excreción de K+. Por tanto, los ACEI favo- recen la hipercaliemia, que puede ser nociva en pacientes con insuficien- cia renal, pero normalmente es beneficiosa para los pacientes con insufi- ciencia cardiaca que con mayor frecuencia presentan hipocalemia, una afección que promueve arritmias cardiacas. Los ACEI modifican el equi- librio del tono del músculo liso vascular hacia la vasodilatación y, por tanto, aumentan el flujo sanguíneo renal, otra razón de sus efectos pro- tectores crónicos sobre el riñón. Este efecto también explica por qué los NSAID, que reducen la producción de prostaglandinas vasodilatadoras, antagonizan los efectos de los ACEI y deben evitarse en pacientes con insuficiencia cardiaca. Otras acciones, buenas y adversas. La enzima convertidora de angioten- sina tiene otras acciones, incluida la inactivación de la bradicinina y sus- tancia P. Los ACEI aumentan los niveles de bradicinina y sustancia P, con dos consecuencias importantes: tos, la ADR más frecuente (∼5%); y an- gioedema, una condición rara (∼0.7%), pero potencialmente mortal que se presenta con hinchazón de la piel y las membranas mucosas de la gar- ganta y asfixia (tres veces más común entre los afroamericanos). La evi- dencia experimental sugiere que los aumentos en bradicinina contribuyen a la eficacia terapéutica de los ACEI y pueden explicar por qué los ARB, que no aumentan la bradicinina (y por tanto no causan tos), no se han asociado de forma consistente con una mejor supervivencia en pacientes con insuficiencia cardiaca congestiva (Ponikowski et al., 2016). En general, los ACEI son bien tolerados en la mayoría de los pacientes. Las ADR importantes son las siguientes: • Tos seca, que requiere un cambio a ARB. • Aumento de la concentración plasmática de creatinina (<20%, normal; 20-50%: observación cuidadosa y reducción de la dosis de ACEI; >50%, suspender ACEI y consultar al especialista para el diagnóstico de la arteria renal). • Hipercaliemia (aumento pequeño normal, pero requiere una observa- ción cuidadosa en pacientes con diabetes, insuficiencia renal o come- dicación con MRA, diuréticos ahorradores de K+ o NSAID). • Angioedema (suspender el medicamento de inmediato, tratar con an- tihistamínicos, corticosteroides o, en caso grave, EPI); y reacciones alérgicas de la piel. Antagonistas del receptor de angiotensina Los ARB se analizan sistemáticamente en el capítulo 26. Son antagonis- tas altamente selectivos y competitivos del receptor AT1, que interviene en los principales efectos de AngII. Son alternativas terapéuticas a los ACEI y de segunda elección en todas las etapas de la insuficiencia car- diaca en pacientes que no toleran los ACEI. Dado el papel central del receptor AT1 para las acciones de AngII, no es sorprendente que los ARB muestren el mismo perfil farmacológico que los ACEI, con la excep- ción de no inducir la tos. La actividad sin oposición de las vías del recep- tor AT2 en presencia de bloqueo de AT1 por un ARB parece no conferir ninguna ventaja terapéutica a los ARB sobre los ACEI. Además, la adi- ción de un ARB a la terapia con un ACEI no afecta el pronóstico de los pacientes con insuficiencia cardiaca, pero sí aumenta la hipotensión, la hipercaliemia y la disfunción renal. Una interacción negativa entre los ACEI y los ARB parece extenderse a los pacientes con mayor riesgo re- nal. Por tanto, no hay una indicación de rutina para esta combinación. Antagonistas del receptor adrenérgico β Efectos principales de los antagonistas β adrenérgicos. Los neurotrans- misores simpáticos NE (liberados en las várices nerviosas adrenérgicas) y EPI (secretada por la médula suprarrenal) son fuertes estímulos de la fun- ción cardiaca. Aumentan la frecuencia cardiaca (efecto cronotrópico po- sitivo) y la fuerza de la contracción (efecto inotrópico positivo) y de ese modo aumentan el gasto cardiaco. Aceleran la tasa de desarrollo de la fuerza (aumento +dP/dt, clinotropía positiva) y aceleran la relajación del músculo cardiaco (mayor ‒dP/dt, efecto lusitrópico positivo), que ayuda al llenado ventricular durante la diástole. La aceleración de la tasa de con- ducción auriculoventricular (efecto dromotrópico positivo) acorta el ciclo cardiaco y permite mayores tasas de latidos. Las catecolaminas aumentan la automaticidad del miocito cardiaco y reducen el umbral de arritmias (efecto batmotrópico positivo). Todos estos efectos agudos están media- dos por los receptores β1 y, en menor medida, por los receptores β2. Los efectos extracardiacos incluyen broncodilatación (β2), vasodilatación (β2) https://booksmedicos.org 534 Terap ia d e in suficien cia card iaca CA PÍTU LO 29 TABLA 29-3 ■ Propiedades y dosis terapéuticas de β-bloqueadores aprobadas como terapia de HFrEF β-BLoquEADor β1 sELEcTIVo VAsoDILATAcIón VIDA MEDIA (h) DosIs InIcIAL (mg) DosIs oBjETIVo (mg) METABoLIsMo Por cyPª Bisoprolol Sí No 10-12 1 × 1.25 1 × 10 Ninguno Carvedilol No Sí 6-10 2 × 3.125 2 × 25 CYP2D6 Succinato de metoprololª Sí No >12b 1 × 12.5a 1 × 200 CYP2D6 Nebivolol Sí Sí 10 1 × 1.25 1 × 10 CYP2D6 ª CYP2D6 indica dependencia del metabolismo por la polimórfica CYP2D6, probablemente menos relevante para el nebivolol porque el primer metabolito esactivo. b Los estudios clínicos en insuficiencia cardiaca han utilizado principalmente succinato de metoprolol en una formulación de liberación lenta (cinética de orden cero); el metoprolol, en sí mismo, tiene una t1/2 de 3-5 h. así como vasoconstricción (receptores α1, que dominan a concentracio- nes más altas de catecolaminas), estimulación del metabolismo del glucó- geno hepático y gluconeogénesis (β2), y, sobre todo, estimulación de renina liberada de la mácula densa (β1). Por tanto, la activación del SNS coactiva el RAAS y, como se indicó anteriormente, la activación de RAAS activa el SNS mediante la estimulación de la liberación NE (véanse los capítulos 12 y 26). Los β-bloqueadores reducen competitivamente las acciones de las ca- tecolaminas mediadas por receptores β y, según el nivel de activación del SNS, reducen la frecuencia cardiaca y la fuerza, disminuyen la relajación, disminuyen la conducción AV, suprimen las arritmias, disminuyen los niveles de renina y, dependiendo de su selectividad para el receptor β1, permiten más o menos broncoconstricción, vasoconstricción y disminu- ción de la producción de glucosa hepática. ¿Por qué usar β-bloqueadores en la insuficiencia cardiaca? A la luz de las acciones anteriores, la eficacia de los β-bloqueadores en la insuficiencia cardiaca fue una sorpresa y tuvo que superar la resistencia de la comuni- dad médica. ¿Cómo puede un fármaco con acciones cardiodepresoras en la función cardiaca ser beneficioso en una situación clínica en la que el corazón ya es disfuncional y depende de las catecolaminas para mante- ner el gasto cardiaco? La primera aplicación terapéutica de β-bloqueado- res a dosis bajas fue a una cohorte sueca de pacientes que presentaban insuficiencia cardiaca con descompensación cardiaca y frecuencia cardia- ca mayor de 120 latidos/min; el objetivo era reducir la frecuencia cardiaca y el consumo de energía cardiaca (Waagstein et al., 1975). El éxito del ex- perimento condujo a grandes ensayos clínicos que mostraron una impre- sionante prolongación de 35% de la esperanza de vida en pacientes tratados con β-bloqueadores (tabla 29-1), adicional a los efectos de los ACEI, los diuréticos y la digoxina. La clave para la comprensión del éxito de los β-bloqueadores en la in- suficiencia cardiaca fueron dos lecciones. En primer lugar, la terapia debe iniciarse en una condición clínicamente estable y en dosis muy bajas (1/8 del objetivo), y la escalada de dosis requiere tiempo (p. ej., duplicar cada 4 semanas en entornos ambulatorios; “comenzar bajo, ir lento”). En estas condiciones, el corazón tiene tiempo para adaptarse a la estimulación de- creciente de las catecolaminas y para encontrar un nuevo equilibrio a un impulso adrenérgico inferior. Es importante destacar que los β-bloquea- dores no bloquean completamente los receptores; más bien, son antago- nistas competitivos que cambian la curva de concentración-respuesta de las catecolaminas hacia la derecha (consulte la figura 3-4). En segundo lugar, aunque los efectos agudos de las catecolaminas pue- den salvar vidas, ese nivel de estimulación β adrenérgica aplicada de for- ma crónica, como lo hace el SNS en respuesta a la insuficiencia cardiaca, es perjudicial. Los efectos positivos cronotrópicos, inotrópicos y lusitró- picos se producen a costa de un aumento desproporcionado en el consu- mo de energía. Esto es irrelevante en situaciones de pérdida de sangre aguda u otras tensiones, pero resulta crítico si persiste. El corazón reac- ciona a la estimulación simpática crónica mediante un programa génico específico para la insuficiencia cardiaca (p. ej., disminución de la densi- dad del receptor β adrenérgico; incremento de las proteínas G inhibito- rias; y las disminuciones de la Ca2+ ATPasa del SR, la isoforma rápida de la cadena pesada de miosina y las corrientes de K+ repolarizadoras), cam- bios que se producen a costa de un rango dinámico reducido y una mayor propensión a las arritmias. La reversión del programa del gen de insufi- ciencia cardiaca por los β-bloqueadores (Lowes et al., 2002) probablemen- te contribuye al aumento paradójico de la EF ventricular izquierda después de 3-6 meses de tratamiento y a la disminución en la tasa de muerte cardiaca súbita arritmogénica observada en grandes estudios. En una visión simple, los β-bloqueadores protegen al corazón de las conse- cuencias adversas a largo plazo de la sobreestimulación adrenérgica, por ejemplo, un mayor consumo de energía, fibrosis, arritmias y muerte celu- lar. Las frecuencias cardiacas más bajas no sólo ahorran energía, sino que también mejoran la función contráctil porque el corazón defectuoso, en contraste con el corazón humano sano, tiene una relación fuerza-frecuen- cia negativa (Pieske et al., 1995). Además, los β-bloqueadores mejoran la perfusión del miocardio al prolongar la diástole, lo que reduce la isque- mia. Agentes disponibles. Cuatro β-bloqueadores se han probado con éxito en ensayos clínicos estandarizados (tabla 29-1): los agentes β1 selectivos me- toprolol (MERIT-HF Investigators, 1999) y bisoprolol (CIBIS-II Investiga- tors, 1999) y los agentes de tercera generación con acciones adicionales, carvedilol y nebivolol. El carvedilol es un β-bloqueador no selectivo y un antagonista del receptor α1. El nebivolol (Flather et al., 2005) es β1 selecti- vo y tiene acciones vasodilatadoras adicionales las cuales pueden estar mediadas por NO (figura 12-4, tabla 12-4). La evidencia temprana de su- perioridad de carvedilol sobre metoprolol (Poole-Wilson et al., 2003) no ha sido confirmada. Consideraciones farmacocinéticas. Existen importantes diferencias far- macocinéticas entre estos β-bloqueadores (tabla 29-3), distinciones que son relevantes porque el tratamiento exitoso de la insuficiencia cardiaca (y la mayoría de las otras enfermedades cardiovasculares crónicas) re- quiere concentraciones plasmáticas estables durante todo el día (niveles mínimos antes de la siguiente dosis de aplicación >50% del máximo). El metoprolol tiene una t1/2 demasiado corta (3-5 h) y debe prescribirse sólo como la formulación de liberación prolongada de orden cero utilizada por todos los estudios clínicos exitosos. Las formulaciones estándar de li- beración prolongada probablemente no sean suficientes. Una desventaja adicional del metoprolol es su dependencia de la polimórfica CYP2D6 pa- ra su metabolismo. Los “metabolizadores lentos” CYP2D6, aproximada- mente 8% de la población caucásica, muestran niveles de CPmáx de metoprolol cinco veces más altos que los de los metabolizadores estándar; en un estudio longitudinal prospectivo, esa diferencia se correlacionó con disparidades de dos veces en las respuestas de la frecuencia cardiaca (Rau et al., 2009). El bisoprolol tiene una t1/2 plasmática suficientemente larga (10-12 h) para la dosificación una vez al día y no es metabolizado por CYP2D6. El carvedilol tiene una t1/2 más corta (6-10 h) y requiere dosifica- ción dos veces al día. Una peculiaridad ventajosa del carvedilol es que se disocia sólo lentamente de los receptores β y, por tanto, actúa más de lo que sugiere su t1/2 plasmática. El metabolismo de carvedilol depende de CYP2D6, pero menos que el metoprolol. Las concentraciones plasmáticas de nebivolol son de 10 a 15 veces más altas en los metabolizadores lentos CYP2D6, pero esto no tiene consecuencias clínicas, probablemente por- que el primer metabolito es activo de la misma manera que el compuesto original. El nebivolol no está aprobado en Estados Unidos para el trata- miento de la insuficiencia cardiaca, pero está aprobado en 71 países de todo el mundo, incluida Europa (pacientes >70 años de edad). Uso clínico. Todos los pacientes con insuficiencia cardiaca sintomática (etapa C, NYHA II-IV) y todos los pacientes con disfunción ventricular izquierda (etapa B, NYHA I) después de un infarto de miocardio deben tratarse con un β-bloqueador. La terapia con β-bloqueadores sólo debe iniciarse en pacientes clínicamente establesa dosis muy bajas, general- mente 1/8 de la dosis objetivo final, y debe aumentarse cada 4 semanas. Incluso cuando se inicia adecuadamente existe una tendencia a retener líquido, lo que puede requerir el ajuste de la dosis diurética. La mejoría de la función del ventrículo izquierdo generalmente toma de 3 a 6 me- ses, y en este periodo, los pacientes deben ser monitorizados cuidadosa- mente. Los β-bloqueadores no deben administrarse con insuficiencia cardiaca de nueva aparición o descompensada aguda. Si los pacientes son hospi- talizados con una descompensación aguda bajo la terapia actual con https://booksmedicos.org 535 M od ulación d e la fun ción p ulm on ar, ren al y card iovascular SECCIÓ N III β-bloqueadores, las dosis a menudo tienen que reducirse o suspenderse el fármaco hasta la estabilización clínica, después de lo cual debe iniciar- se nuevamente la terapia. Precauciones. Formalmente, los β-bloqueadores tienen largas listas de respuestas adversas y contraindicaciones. Sin embargo, son bien tolera- dos en general si se inician adecuadamente. Si las dosis aumentan dema- siado rápido, la disminución de la presión arterial, la retención de líquidos y los mareos son frecuentes y requieren una reducción de la dosis. Las principales respuestas cardiovasculares asociadas con el uso de β-bloqueadores son las siguientes: • Disminución de la frecuencia cardiaca, un efecto deseable que indica la dosificación adecuada (sin disminución indica una dosificación insufi- ciente). Un objetivo razonable de frecuencia cardiaca en reposo es 60- 70/min. • Bloqueo AV (tenga cuidado con la alteración de la conducción preexis- tente, tenga en cuenta la implantación del marcapasos). • Broncoconstricción. El asma alérgica es una contraindicación para todo uso de β-bloqueadores; sin embargo, la enfermedad pulmonar obs- tructiva crónica no lo es, porque el rango dinámico dependiente del receptor β2 es bajo en estos pacientes, y los estudios han documentado la seguridad. No obstante, sólo se deben usar compuestos β1 selectivos en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica. • Vasoconstricción periférica (extremidades frías). La vasoconstricción ini- cial se convierte en vasodilatación bajo terapia crónica con β-bloquea- dores. Las extremidades frías generalmente no son un problema en pacientes con insuficiencia cardiaca. Sin embargo, los pacientes con enfermedad de la arteria periférica o síntomas de claudicación o enfer- medad de Raynaud deben controlarse cuidadosamente y tratarse con carvedilol si se emplea un β-bloqueador. Antagonistas del receptor de mineralocorticoide El tercer grupo de fármacos con un efecto de prolongación de la vida do- cumentado en pacientes con insuficiencia cardiaca es el de los MRA. De- ben administrarse en dosis bajas a todos los pacientes en estadio C (clase II-IV de la NYHA), es decir, con HFrEF sintomática, a pesar de que la combinación de ACEI/ARB y MRA está contraindicada formalmente de- bido al riesgo de hipercaliemia. La seguridad de una dosis baja de MRA (25 mg frente a un estándar de 100 mg de espironolactona) se demostró en un gran ensayo aleatorizado en una cohorte de pacientes con insufi- ciencia cardiaca severa (NYHA III-IV), con MRA añadido a ACEI, diuré- ticos y digoxina (Pitt, 2004). Estudios posteriores con eplerenona en la insuficiencia cardiaca menos grave esencialmente confirmaron la eficacia de esta clase de medicamentos. Mecanismo de acción. Los MRA actúan como antagonistas de los recep- tores nucleares de la aldosterona (figura 25-6). Son diuréticos ahorrado- res de K+ (véase la discusión que sigue) pero ganaron más importancia en el tratamiento de la insuficiencia cardiaca por su eficacia adicional en la supresión de las consecuencias de la activación neurohumoral. La aldos- terona, como segundo actor principal del RAAS, promueve la retención de líquidos y Na+, la pérdida de K+ y Mg2+, la activación simpática, la in- hibición parasimpática, la fibrosis miocárdica y vascular, la disfunción barorreceptora y el daño vascular, todos ellos efectos adversos en el con- texto de la insuficiencia cardiaca. Los niveles plasmáticos de aldosterona disminuyen durante la terapia con ACEI o ARB, pero vuelven a aumentar rápidamente, un fenómeno llamado escape de aldosterona. Es probable que se explique por el bloqueo incompleto del RAAS (p. ej., AngI puede convertirse en AngII por quimasa, además de ACE, véase la figura 26-1) y por el hecho de que la secreción de aldosterona está regulada no sólo por AngII, sino también por plasma de sodio y potasio Na+ y K+. Los MRA inhiben todos los efectos de la aldosterona, de los cuales la reduc- ción de la fibrosis es más pronunciada en los modelos animales. Uso clínico; respuestas adversas. Actualmente, hay dos MRA disponi- bles, espironolactona y eplerenona. Sólo la eplerenona está aprobada por la FDA para la terapia de EF porque no existe interés económico para la aprobación de la espironolactona, que está libre de protección por paten- te. Sin embargo, las guías recomiendan ambas. La espironolactona es un antagonista no específico del receptor de la hormona esteroidea con afi- nidad similar por los receptores de progesterona y andrógeno; causa gi- necomastia (hinchazón dolorosa de los senos, 10% de los pacientes) en los hombres y dismenorrea en las mujeres. La eplerenona es selectiva para el receptor mineralocorticoide y, por tanto, no causa ginecomastia. La ADR más importante de ambos MRA es la hipercaliemia. Bajo con- diciones bien controladas de los ensayos clínicos, la hipercaliemia grave (>5.5 mmol/L) ocurrió en 12% en el grupo de eplerenona y en 7% en el grupo placebo (Zannad et al., 2011). Las tasas pueden ser más altas en la práctica clínica cuando las condiciones de riesgo, la comedicación y las restricciones de dosis no están bien controladas (Juurlink et al., 2004). Las pautas para el uso de MRA en pacientes con EF son: • Administrar no más de 50 mg/d. • No usar si la GFR es menor a 30 mL/min (creatinina ∼2 mg/dL). • Tenga cuidado con pacientes de edad avanzada, en quienes la mejoría en el pronóstico puede ser menos relevante que la prevención de efec- tos secundarios graves. • Tenga cuidado con los diabéticos, que tienen un mayor riesgo de hi- percaliemia. • No combine con los NSAID, que están contraindicados en la insufi- ciencia cardiaca, pero con frecuencia se prescriben para las enferme- dades crónicas degenerativas del sistema musculoesquelético. • No combine con otros diuréticos ahorradores de K+. Receptor de angiotensina e inhibidores de neprilisina La última adición a la terapia combinada estándar de EF es sacubitril/val- sartán. Se realiza cocristalizando el conocido valsartán ARB con sa- cubritrilo, un profármaco que, después de la desesterización, inhibe la neprilisina, una peptidasa que media la degradación enzimática y la inactivación de péptidos natriuréticos (ANP, BNP, CNP), bradicinina y sustancia P. Por tanto, el fármaco combina la inhibición del RAAS con la activación de un eje beneficioso de activación neurohumoral, los pépti- dos natriuréticos. Por consiguiente, se espera que el ARNI promueva los efectos beneficiosos de la natriuresis, diuresis y vasodilatación de los va- sos sanguíneos arteriales y venosos, e inhiba la trombosis, la fibrosis, la hipertrofia del miocito cardiaco y la liberación de renina. El aumento de los niveles de ANP/BNP mediante la inhibición de la degradación es pro- bablemente un mejor principio farmacológico que administrar el agonis- ta BNP (nesiritida, véase en insuficiencia cardiaca aguda) directamente porque mejora la regulación endógena de los niveles plasmáticos y tisula- res. El sacubitril/valsartán causa aumentos más pequeños en la bradicini- na y la sustancia P que el omapatrilat, un fármaco temprano que combina un inhibidor de neprilisina y un ACEI. Esta diferencia puede explicar por qué el sacubitril/valsartán no se asocia con una mayor tasa de angioede- ma,el efecto adverso que detuvo el desarrollo de omapatrilat. Un gran estudio de comparación cabeza a cabeza en pacientes con insuficiencia cardiaca estable mostró una superioridad de sacubitril/valsartán sobre enalapril (McMurray et al., 2014). Principio de tratamiento II: reducción de precarga La sobrecarga de líquidos con mayores presiones de llenado (precarga aumentada) y la dilatación de los ventrículos en la insuficiencia cardiaca es la consecuencia de la disminución de la perfusión renal y la activación del RAAS. Normalmente, el aumento de la precarga y el estiramiento de los miofilamentos aumentan la fuerza contráctil de forma autorregulado- ra, la relación fuerza-longitud positiva o el mecanismo de Frank-Starling. Sin embargo, el corazón que falla en la congestión opera en la porción plana de esta relación (figura 29-4) y no puede generar fuerza suficiente con el aumento de la precarga, lo que lleva a un edema en los pulmones y la periferia. Los diuréticos aumentan la excreción de Na+ y de agua al inhibir los transportadores en el riñón y, por tanto, mejoran los síntomas de CHF al mover a los pacientes a presiones de llenado cardiaco más bajas a lo largo de la misma curva de función ventricular. Los diuréticos son una parte integral de la terapia combinada de formas sintomáticas de insuficiencia cardiaca. La eficacia pronóstica de los diuréticos en la insuficiencia car- diaca seguirá siendo una cuestión académica, simplemente porque la aleatorización para un ensayo de diuréticos sería éticamente inadmisi- ble. Los diuréticos no deben administrarse a pacientes sin congestión porque activan el RAAS y pueden acelerar una espiral descendente ma- ligna. Por otro lado, en la insuficiencia cardiaca severa, la resistencia a diuréticos puede ocurrir por diversas razones y causar deterioro clínico (tabla 29-4). Diuréticos de asa Los diuréticos de asa (furosemida, torsemida, bumetanida, tabla 29-5) inhiben el simportador Na+-K+-2Cl en la rama ascendente del asa de Henle, donde se reabsorbe hasta 15% del filtrado primario (∼150 L/d), lo que explica su fuerte acción diurética. El aumento en el Na+ y la adminis- tración de fluidos a los segmentos de la nefrona distal tiene dos conse- cuencias: • Se detecta en la mácula densa y normalmente activa la retroalimenta- ción tubuloglomerular para disminuir la GFR. Esta autorregulación explica la rápida pérdida de eficacia de los diuréticos más antiguos de la clase de inhibidores de anhidrasa carbónica (p. ej., acetazolamida), https://booksmedicos.org 536 Terap ia d e in suficien cia card iaca CA PÍTU LO 29 Normal Síntomas de bajo gasto Síntomas congestivos Presión de llenado ventricular D V I I+V+D I+V V ol um en s is tó lic o TABLA 29-4 ■ causas de resistencia diurética en la insuficiencia cardiaca Incumplimiento con el tratamiento médico; exceso de ingesta dieté- tica de Na+ Disminución de la perfusión renal y la tasa de filtración glomerular debido a Depleción excesiva de volumen vascular e hipotensión debido a una terapia agresiva diurética o vasodilatadora Disminución en el gasto cardiaco debida al empeoramiento de la insufi- ciencia cardiaca, arritmias u otras causas cardiacas primarias Reducción selectiva en el inicio de la presión de perfusión glomerular luego del inicio (o aumento de la dosis) de terapia con ACEI Fármacos antiinflamatorios no esteroideos Patología renal primaria (p. ej., embolia de colesterol, estenosis de la arteria renal, nefritis intersticial inducida por fármacos, uropatía obstructiva) Absorción diurética reducida o alterada por edema de la pared del intestino y flujo sanguíneo esplácnico reducido que actúan en el túbulo proximal. Las tiazidas (consúltese la discusión que sigue) se derivan de esta clase y causan una pequeña disminución en la GFR. Los diuréticos de asa inhiben el mecanismo de retroalimen- tación porque está mediado por el simportador Na+-K+-2Cl; exhiben una acción estable y no afectan la GFR. • Conduce a una mayor reabsorción de Na+ mediada por ENaC y, a cam- bio, a una mayor excreción de K+ en el túbulo distal, lo que explica el efecto secundario principal, la hipocalemia. La biodisponibilidad de la furosemida administrada por vía oral oscila entre 40 y 70%. A menudo se requieren altas dosis del fármaco para ini- ciar la diuresis en pacientes con síntomas de empeoramiento o en aque- llos sujetos con absorción GI alterada, como puede ocurrir en pacientes gravemente hipervolémicos con edema GI inducido por CHF. Las biodis- ponibilidades orales de bumetanida y de torasemida son superiores a 80%, y como resultado, estos agentes se absorben más consistentemen- te que la furosemida. La furosemida y la bumetanida son fármacos de acción corta. La t1/2 de furosemida en la función renal normal es de aproximada- mente 1 h (se incrementa en la insuficiencia renal terminal a >24 h) y la retención de Na+ de rebote normalmente requiere una dosificación de dos veces al día o más. La bumetanida alcanza las concentraciones plas- máticas máximas en 0.5-2 h y tiene una t1/2 de 1-1.5 h. La torasemida tie- ne un inicio de acción más lento (efecto máximo de 1-2 h después de la ingestión) y un plasma t1/2 de 3-4 h. La insuficiencia renal no afecta críti- camente la eliminación de bumetanida o torasemida. Diuréticos de tiazida Los diuréticos tiazídicos (hidroclorotiazida, clortalidona, tabla 29-5) tienen un papel limitado en la insuficiencia cardiaca por su bajo efecto diurético máximo y pérdida de eficacia a una GFR por debajo de 30 mL/min. Sin embargo, la terapia de combinación con diuréticos de asa es a menudo efectiva en aquellos refractarios solamente a diuréticos de asa, ya que la refractariedad a menudo es causada por la regulación positiva del co- transportador Na+-Cl en el túbulo contorneado distal, el principal objeti- vo de los diuréticos tiazídicos (véase capítulo 25). Las tiazidas se asocian con un mayor grado de pérdida de K+ por reducción de volumen de líqui- do que los diuréticos de asa, y la terapia de combinación requiere una monitorización cuidadosa de la pérdida de K+. Diuréticos ahorradores de K+ Los diuréticos ahorradores de K+ (véase el capítulo 25) inhiben directamen- te los canales apicales de Na+ en los segmentos distales del túbulo (ENaC, p. ej., amilorida, triamtereno) o reducen su expresión génica (MRA, espi- ronolactona y eplerenona). Estos agentes son diuréticos débiles, pero a menudo se usan en el tratamiento de la hipertensión en combinación con tiazidas o diuréticos de asa para reducir el gasto de K+ y Mg2+. La eficacia pronóstica de los MRA, que es al menos parcialmente independiente de su actividad conservadora de K+, hace que la amilorida y el triamtereno sean ampliamente prescindibles en la terapia de la insuficiencia cardiaca. No deberían combinarse con ACEI y MRA. Principio de tratamiento III: reducción de la poscarga El corazón defectuoso es intensamente sensible al aumento de la resis- tencia arterial (es decir, poscarga) (figura 29-5). Los vasodilatadores, por tanto, deberían tener efectos beneficiosos en pacientes con insuficiencia cardiaca al reducir la poscarga y permitir que el corazón expulse la sangre contra una menor resistencia. Sin embargo, los ensayos clínicos con va- sodilatadores puros fueron casi totalmente decepcionantes, mientras que los inhibidores del RAAS, los vasodilatadores con un modo de acción más amplio, tuvieron éxito. Las razones probables incluyen taquicardia y taquifilaxis refleja (prazosina, ISDN) y efectos inotrópicos negativos (an- tagonistas de los canales de calcio dihidropiridínicos). Dinitrato de hidralazina-isosorbida Una excepción notable es el efecto terapéutico de una combinación fija de hidralazina e ISDN. En un ensayo pionero, Cohn y colaboradores mostraron una eficacia moderada de esta combinación en pacientes con EF (Cohn et al., 1986). El beneficio se limitó a la mejora en la cohorte de afroamericanos. En un segundo ensayo sólo enafroamericanos, la com- binación confirió un beneficio de supervivencia de 43% (Taylor et al., 2004). Fue aprobado por la FDA en 2006, la primera aprobación restrin- gida étni camente. Como un nitrato orgánico disponible por vía oral, ISDN, al igual que GTN e ISMN, dilata preferentemente los vasos sanguíneos grandes, por ejemplo, la capacitancia venosa y los vasos de conductancia arterial (capí- tulo 27). El efecto principal es la “acumulación venosa” y la reducción de la presión de llenado diastólico (precarga) con poco efecto sobre la resis- tencia vascular sistémica (que está regulada por arteriolas pequeñas a me- dianas). La monoterapia sostenida se ve comprometida por la tolerancia a los nitratos (es decir, la pérdida de efecto y la inducción de un estado pro- constricción con altos niveles de ROS). La hidralazina es un vasodilatador directo cuyo mecanismo de acción permanece sin resolver (capítulo 28). Se sugirió que la hidralazina previene la tolerancia a los nitratos al reducir la inactivación de NO inducida por ROS (Munzel et al., 2005), una acción que podría explicar la eficacia de esta combinación de fármacos en la EF entre los afroamericanos. Una prueba de esta hipótesis en pacientes con EF clase II-III de la NYHA (Chirkov et al., 2010) no pudo confirmar la hi- pótesis. No se han explicado las diferencias relevantes en la capacidad de respuesta entre pacientes afroamericanos y caucásicos con EF. La formulación de combinación fija en uso contiene 37.5 mg de hidra- lazina y 20 mg de ISDN y se aumenta a una dosis objetivo de dos compri- midos, tres veces al día. Los pacientes también tomarán generalmente un Figura 29-4 Respuestas hemodinámicas a las intervenciones farmacológicas en la insu- ficiencia cardiaca. Las relaciones entre la presión de llenado diastólica (precarga) y el volumen sistólico (rendimiento ventricular) se ilustran para un corazón normal (línea verde, la relación Frank-Starling) y para un paciente con EF con disfunción sistólica (línea roja). Tenga en cuenta que los agentes inotrópicos positivos (I), como CG o dobutamina, mueven a los pacientes a una curva de función ventricular más alta (línea punteada inferior), lo que resulta en un mayor trabajo cardiaco para un nivel dado de presión de llenado ventricular. Los vasodilatadores (V), como los ACEI o el nitroprusiato, también mueven a los pacientes hacia curvas de función ventricular mejoradas al tiempo que reducen las presiones de llenado cardiaco. Los diuréticos (D) mejoran los síntomas de CHF al mover a los pacientes a presiones de llenado cardiaco más bajas a lo largo de la misma curva de función ventricular. https://booksmedicos.org 537 M od ulación d e la fun ción p ulm on ar, ren al y card iovascular SECCIÓ N III TABLA 29-5 ■ Propiedades y dosis terapéuticas de diuréticos para la terapia de HFrEjª DIuréTIco DosIs InIcIAL (mg) DosIs DIArIA usuAL (mg) TIEMPo PArA quE coMIEncE EL EFEcTo (h) VIDA MEDIA (h) EFEcTos ADVErsos E InTErAccIonEs Diuréticos de asa Bumetadina 0.5-1 1-5 0.5 1-1.5 Efectos adversos: hipocalemia, hiponatremia, hipo- magnesemia, hiperuricemia, hipocalcemia (diuréti- cos de asa), hipercalcemia (tiazidas), intolerancia a la glucosa Interacciones: ↑ [Li+] en suero (PK) y toxicidad de glucósidos cardiacos (PD, hipocalemia), resinas intercambiadoras de aniones (PK), fármacos antiin- flamatorios no esteroideos (NSAID) y glucocorti- coides (PD) pueden ↓ efecto de los diuréticos Furosemida 20-40 40-240 0.5 1 Torasemida 5-10 10-20 1 3-4 Tiazidas Clortalidona 50 50-100 2 50 Hidroclorotiazida 25 12.5-100 1-2 6-8 Diuréticos liberadores de potasio Eplerenona, espironolactona 50b 100-200b 2-6 24-36 Efectos adversos: hipercaliemia (todos), gineco- mastia, disfunción eréctil y trastornos del sangrado menstrual (espironolactona) Interacciones: ↑ riesgo de hipercaliemia cuando se administra con ACE o ARB (use 50% de dosis más baja), también con ciclosporina y NSAID Contraindicación: insuficiencia renal con aclara- miento de creatinina <30 mL/min Amilorida 5b 10-20b 2 10-24 Triamtereno 50b 200b 2 8-16 a Las recomendaciones farmacológicas fueron adaptadas a partir de las pautas de ESC (Ponikowski et al., 2016). b Reducción de la dosis un 50% cuando es coadministrada con un bloqueador RAS. β-bloqueador. La hipotensión puede ser una limitante de la dosis. Los efectos adversos frecuentes incluyen mareos y dolor de cabeza. La adhe- rencia al régimen de dosis tres veces al día puede provocar problemas prácticos (Cohn et al., 1986), y las dosis de hidralazina superiores a 200 mg se han asociado con el lupus eritematoso. Principio de tratamiento IV: aumento de la contractilidad cardiaca El corazón que falla es incapaz de generar fuerza suficiente que permita satisfacer las necesidades del cuerpo para la perfusión de sangre oxigenada (figura 29-1). Históricamente, los médicos intentaron estimular la genera- ción de fuerza con fármacos inotrópicos positivos. Desafortunadamente, cuando se usan crónicamente, estos agentes no mejoran la esperanza de vida o el rendimiento cardiaco. Por el contrario, el uso crónico de inotro- pos positivos se asocia con un exceso de la mortalidad. De los agentes inotrópicos disponibles, sólo los CG se usan en el tratamiento de la EF crónica; esto se debe a dos razones: el historial y un ensayo grande en pacientes con insuficiencia cardiaca clase II-III de la NYHA que muestra que la digoxina redujo la tasa de hospitalizaciones asociadas con EF sin aumentar la mortalidad (tabla 29-1). Agentes inotrópicos y la regulación de la contractilidad cardiaca Los miocitos cardiacos se contraen y desarrollan fuerza en respuesta a la despolarización de la membrana y los aumentos posteriores en las con- centraciones intracelulares de Ca2+ (figura 29-6). Los mecanismos de este acoplamiento excitación-contracción son la base para comprender el modo de acción de los fármacos inotrópicos positivos y la función de los mioci- tos cardiacos en general. La mayoría de los inotropos positivos empleados actualmente y los nuevos compuestos en desarrollo actúan aumentando la concentración de Ca2+ intracelular libre ([Ca2+]i). Los “sensibilizadores” de Ca2+ (p. ej., levosimendán) sensibilizan miofilamentos a Ca2+; es decir, cambian la relación sigmoidal entre la concentración de Ca2+ libre y la fuerza hacia la izquierda. Inhibidores de Na+/K+ ATPasa. Los glucósidos cardiacos inhiben la mem- brana plasmática Na+/K+ ATPasa, una enzima clave que bombea activa- mente Na+ y K+ a la célula y de ese modo mantiene los pronunciados gradientes de concentración de Na+ y K+ a través de la membrana plas- mática. La inhibición de esta enzima reduce ligeramente el gradiente de Na+ a través de la membrana del miocito, reduciendo la fuerza motriz para la extrusión de Ca2+ por el NCX, proporcionando así más Ca2+ para el almacenamiento en el SR y posterior liberación para activar la contrac- ción. Los detalles se explican en la figura 29-6 y su leyenda. Inotropos dependientes de cAMP. La estimulación más fuerte del corazón se logra mediante la estimulación de la adenilil ciclasa mediada por el re- ceptor. Esto explica el uso de dobutamina, EPI y NE en el choque cardio- génico (véase discusión a continuación). La inhibición de la degradación de cAMP por inhibidores de PDE tales como milrinona o enoximona ele- va las concentraciones celulares de cAMP y activa la ruta cAMP-PKA y otros sistemas que responden a cAMP (véase capítulo 3). Esta acción con- certada da como resultado concentraciones pico más altas de Ca2+ en la sístole y, por tanto, la fuerza máxima (figura 29-6). Todos los inotrópicos dependientes de cAMP aceleran la contracción (efecto clinotrópico posi- tivo) y la relajación (efecto lusitrópico positivo), lo que permite suficiente perfusión de los ventrículos en la diástole bajo estimulación con catecola- mina y con la taquicardia concomitante. En el lado negativo, la acelera- ción de la contracción durante la estimulación
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