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-Cognitiva - Depresion

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II 
National Institute 
of Mental Health 
DEPA R TMENT OF HEALT H AND HUMA N S E R V I C E S P U B L IC H EALTH SER V ICE N AT IO N AL IN ST ITU TES O F H EALT H 
Depresion 
ada año, el 9.5% 
de la población 
estadounidense 
(aproximadamente 
18.8 millones de 
adultos) padece 
de enfermedades depresivas.5 El costo en términos 
económico es alto, pero el costo en términos de 
sufrimiento es incalculable. Los trastornos depresivos 
interfieren con el funcionamiento cotidiano del paciente. 
Ellos causan dolor y sufrimiento no sólo a quienes de 
ellos padecen, sino también a sus seres queridos. La 
depresión severa puede destruir tanto la vida de la 
persona enferma como la de su familia. Sin embargo, en 
gran parte, este sufrimiento se puede evitar. 
La mayoría de las personas deprimidas no buscan 
tratamiento. Aún cuando la gran mayoría (incluso 
quienes sufren de depresión severa) podría recibir 
ayuda. Gracias a años de investigación, hoy se sabe que 
ciertos medicamentos y psicoterapias son eficaces para 
la depresión. Estas psicoterapias son conocidas por los nombres de 
terapia cognitivo-conductual, terapia interpersonal y terapia de 
apoyo (tratamiento de conversación o plática). Estos tratamientos 
alivian el sufrimiento de la depresión. 
Desgraciadamente, muchas personas no saben que la 
depresión es una enfermedad tratable. Si usted, o un ser querido, 
sufre de depresión y no recibe tratamiento, esta información puede 
ayudarle a salvar su vida o la de un ser querido. 
¿Qué es un transtorno depresivo? 
El trastorno depresivo es una enfermedad que afecta el organismo 
(cerebro), el ánimo, y la manera de pensar. Afecta la forma en que 
una persona come y duerme. Afecta cómo uno se valora a sí mismo 
(autoestima) y la forma en que uno piensa. Un trastorno depresivo 
no es lo mismo que un estado pasajero de tristeza. No indica 
debilidad personal. No es una condición de la cual uno puede 
liberarse a voluntad. Las personas que padecen de un trastorno 
depresivo no pueden decir simplemente “ya basta, me voy a poner 
bien”. Sin tratamiento, los síntomas pueden durar semanas, meses e 
incluso años. Sin embargo, la mayoría de las personas que padecen 
de depresión puede mejorar con un tratamiento adecuado. 
Tipos de depresión 
Al igual que en otras enfermedades, por ejemplo las enfermedades 
del corazón, existen varios tipos de trastornos depresivos. Este 
panfleto describe brevemente los tres tipos más comunes. Los tres 
tipos son: depresión severa, la distimia y el trastorno bipolar. En 
2 
cada uno de estos tres tipos de depresión, el número, la gravedad y 
la persistencia de los síntomas varían. 
La depresión severa se manifiesta por una combinación de 
síntomas (vea la lista de síntomas) que interfieren con la capacidad 
para trabajar, estudiar, dormir, comer y disfrutar de actividades que 
antes eran placenteras. Un episodio de depresión muy incapacitante 
puede ocurrir sólo una vez en la vida, pero por lo general ocurre 
varias veces en el curso de la vida. La distimia, un tipo de 
depresión menos grave, incluye síntomas crónicos (a largo plazo) 
que no incapacitan tanto, pero sin embargo interfieren con el 
funcionamiento y el bienestar de la persona. Muchas personas con 
distimia también pueden padecer de episodios depresivos severos en 
algún momento de su vida. 
Otro tipo de depresión es el trastorno bipolar, llamado 
también enfermedad maníaco-depresiva. Éste no es tan frecuente 
como los otros trastornos depresivos. El trastorno bipolar se 
caracteriza por cambios cíclicos en el estado de ánimo: fases de 
ánimo elevado o eufórico (manía) y fases de ánimo bajo (depresión). 
Los cambios de estado de ánimo pueden ser dramáticos y rápidos, 
pero más a menudo son graduales. Cuando una persona está en la 
fase depresiva del ciclo, puede padecer de uno, de varios o de todos 
los síntomas del trastorno depresivo. Cuando está en la fase 
maníaca, la persona puede estar hiperactiva, hablar excesivamente y 
tener una gran cantidad de energía. La manía a menudo afecta la 
manera de pensar, el juicio y la manera de comportarse con relación 
a los otros. Puede llevar a que el paciente se meta en graves 
problemas y situaciones embarazosas. Por ejemplo, en la fase 
maníaca la persona puede sentirse feliz o eufórica, tener proyectos 
grandiosos, tomar decisiones de negocios descabelladas, e 
involucrarse en aventuras o fantasías románticas. Si la manía se 
3 
 
 
 
 4 
deja sin tratar puede empeorar y convertirse en un estado sicótico (el 
Paciente pierde temporalmente la razón). 
 
Síntomas de depresión y manía 
No todas las personas que están en fases depresivas o maníacas 
padecen de todos los síntomas. Algunas padecen de unos pocos 
síntomas, otras tienen muchos. La gravedad de los síntomas varía 
según la persona y también puede variar con el tiempo. 
 
Depresión 
g Estado de ánimo triste, ansioso o “vacío” en forma persistente. 
g Sentimientos de desesperanza y pesimismo. 
g Sentimientos de culpa, inutilidad y desamparo. 
g Pérdida de interés o placer en pasatiempos y actividades que 
antes se disfrutaban, incluyendo la actividad sexual. 
g Disminución de energía, fatiga, agotamiento, sensación de estar 
“en cámara lenta”. 
g Dificultad para concentrarse, recordar y tomar decisiones. 
g Insomnio, despertarse más temprano o dormir más de la cuenta. 
g Pérdida de peso, apetito o ambos, o por el contrario comer más 
de la cuenta y aumento de peso. 
g Pensamientos de muerte o suicidio; intentos de suicidio. 
g Inquietud, irritabilidad. 
g Síntomas físicos persistentes que no responden al tratamiento 
médico, como dolores de cabeza, trastornos digestivos y otros 
dolores crónicos. 
 
Manía 
g Euforia anormal o excesiva. 
 
 
 
 5 
g Irritabilidad inusual. 
g Disminución de la necesidad de dormir. 
g Ideas de grandeza. 
g Conversación excesiva. 
g Pensamientos acelerados. 
g Aumento del deseo sexual. 
g Energía excesivamente incrementada. 
g Falta de juicio. 
g Comportarse en forma inapropiada en situaciones sociales. 
 
Causas de la depresión 
Algunos tipos de depresión tienden a afectar miembros de la misma 
familia, lo cual sugeriría que se puede heredar una predisposición 
biológica. Esto parece darse en el caso del trastorno bipolar. Los 
estudios de familias con miembros que padecen del trastorno bipolar 
en cada generación, han encontrado que aquellos que se enferman 
tienen una constitución genética algo diferente de quienes no se 
enferman. Sin embargo, no todos los que tienen la predisposición 
genética para el trastorno bipolar lo padecen. Al parecer, hay otros 
factores adicionales que contribuyen a que se desencadene la 
enfermedad: posiblemente tensiones en la vida, problemas de 
familia, trabajo o estudio. 
En algunas familias la depresión severa se presenta 
generación tras generación. Sin embargo, la depresión severa 
también puede afectar a personas que no tienen una historia 
familiar de depresión. Sea hereditario o no, el trastorno depresivo 
severo está a menudo asociado con cambios en las estructuras o 
funciones cerebrales. 
 
 
 
 6 
Las personas con poca autoestima se perciben a sí mismas y 
perciben al mundo en forma pesimista. Las personas con poca 
autoestima y que se abruman fácilmente por el estrés están 
predispuestas a la depresión. No se sabe con certeza si esto 
representa una predisposición psicológica o una etapa temprana de 
la enfermedad. 
En los últimos años, la investigación científica ha demostrado 
que algunas enfermedades físicas pueden acarrear problemas 
mentales. Enfermedades tales como los accidentes cerebro- 
vasculares, los ataques del corazón, el cáncer, la enfermedad de 
Parkinson y los trastornos hormonales, pueden llevar a una 
enfermedad depresiva. La persona enferma y deprimida se siente 
apática y sin deseos de atender a sus propias necesidades físicas, lo 
cual prolonga el periodode recuperación. La pérdida de un ser 
querido, los problemas en una relación personal, los problemas 
económicos, o cualquier situación estresante en la vida (situaciones 
deseadas o no deseadas) también pueden precipitar un episodio 
depresivo. Las causas de los trastornos depresivos generalmente 
incluyen una combinación de factores genéticos, psicológicos y 
ambientales. Después del episodio inicial, otros episodios depresivos 
casi siempre son desencadenados por un estrés leve, e incluso 
pueden ocurrir sin que haya una situación de estrés. 
 
La depresión en la mujer 
La depresión se da en la mujer con una frecuencia casi el doble de la 
del hombre.1 Factores hormonales podrían contribuir a la tasa más 
alta de depresión en la mujer. En particular, los cambios del ciclo 
menstrual, el embarazo, el aborto, el periodo de posparto, la 
premenopausia y la menopausia. Muchas mujeres tienen más estrés 
por las responsabilidades del cuidado de niños, el mantenimiento 
 
 
 
 7 
del hogar y un empleo. Algunas mujeres tienen una mayor carga de 
responsabilidad por ser madres solteras o por asumir el cuidado de 
padres ancianos. 
Un estudio reciente del Instituto Nacional de Salud Mental 
(NIMH por su sigla en inglés) demostró que las mujeres 
predispuestas a padecer del síndrome premenstrual (SPM) severo se 
alivian de sus síntomas físicos y anímicos (por ejemplo depresión) 
cuando se les suprimen sus hormonas sexuales con una medicación. 
Si se deja de dar dicha medicación, las hormonas se reactivan y al 
poco tiempo los síntomas vuelven. Por otro lado, a las mujeres sin 
SPM, la supresión temporal de las hormonas no les produce ningún 
efecto.6,7 
Muchas mujeres tienen un riesgo alto de deprimirse después 
del nacimiento de un bebé. En algunas mujeres los cambios 
hormonales y físicos, así como la responsabilidad de una nueva 
vida, pueden llevar a una depresión de posparto. Aunque las madres 
nuevas comúnmente tienen periodos pasajeros de tristeza, un 
episodio depresivo severo no es normal y requiere tratamiento. El 
tratamiento por un médico sensible, y el apoyo emocional de la 
familia son de importancia vital para que la nueva madre recupere 
su bienestar físico y mental. El tratamiento devuelve la capacidad 
para cuidar y disfrutar el niño. 
 
Depresión en el hombre 
Aunque el hombre tiene menos probabilidad de sufrir depresiones 
que la mujer, de tres a cuatro millones de hombres en los Estados 
Unidos son afectados. El hombre tiende as ser más reacio para 
admitir que tienen depresión. Por lo tanto, el diagnóstico de 
depresión puede ser más difícil de hacer. El hombre es 
diagnosticado menos que la mujer. La tasa de suicidio en el hombre 
 
 
 
 8 
es cuatro veces más alta que en la mujer. Sin embargo, los intentos 
de suicidio son más comunes en la mujer que en el hombre. A partir 
de los 70 años de edad, la tasa de suicidio en el hombre aumenta, 
alcanzando el nivel máximo después de los 85 años. 
La depresión también puede afectar la salud física del 
hombre, aunque en una forma diferente a la de la mujer. Un estudio 
reciente indicó que la depresión se asocia con un riesgo elevado de 
enfermedad coronaria (infartos de corazón) en ambos sexos. Sin 
embargo, sólo el hombre tiene una tasa alta de muerte debida a una 
enfermedad coronaria que se da junto con un trastorno depresivo.2 
El alcohol y las drogas enmascaran la depresión en el hombre 
más comúnmente que en la mujer. Igualmente, el hábito 
socialmente aceptable de trabajar en exceso, puede enmascarar una 
depresión. En el hombre, no es raro que la depresión se manifieste 
con irritabilidad, ira y desaliento, en lugar de sentimientos de 
desesperanza o desamparo. Por lo tanto, puede ser difícil de 
reconocer. Incluso cuando el hombre se da cuenta de que está 
deprimido, comparado con la mujer, tiende menos a buscar ayuda. 
El apoyo familiar generalmente es una ayuda importante. Algunas 
compañías ofrecen programas de salud mental para sus empleados. 
Estos pueden ser de gran ayuda para el hombre. Es importante que 
el hombre deprimido entienda y acepte la idea que la depresión es 
una enfermedad real que requiere tratamiento. 
 
La depresión en la vejez 
Es erróneo creer que es normal que los ancianos se depriman. Por el 
contrario, la mayoría de las personas de edad se sienten satisfechas 
con sus vidas. Cuando un anciano se deprime, a veces su depresión 
se considera erróneamente un aspecto normal de la vejez. La 
depresión en los ancianos, si no se diagnostica ni se trata, causa un 
 
 
 
 9 
sufrimiento innecesario para el anciano y para su familia. Con un 
tratamiento adecuado, el anciano tendría una vida placentera. 
Cuando la persona de edad va al médico, puede solo describir 
síntomas físicos. Esto pasa por que el anciano puede ser reacio a 
hablar de su desesperanza y tristeza. La persona mayor puede no 
querer hablar de su falta de interés en las actividades normalmente 
placenteras, o de su pena después de la muerte de un ser querido, 
incluso cuando el duelo se prolonga por mucho tiempo. 
Las depresiones subyacentes en los ancianos son cada vez 
más identificadas y tratadas por los profesionales de salud mental. 
 Los profesionales van reconociendo que los síntomas depresivos en 
los ancianos se pueden pasar por alto fácilmente. También los 
profesionales detectan mejor los síntomas depresivos que se deben a 
efectos secundarios de medicamentos que el anciano está tomando, 
o debidos a una enfermedad física concomitante. Si se hace el 
diagnóstico de depresión, el tratamiento con medicamentos o 
psicoterapia ayuda a que la persona deprimida recupere su 
capacidad para tener una vida feliz y satisfactoria. La investigación 
científica reciente indica que la psicoterapia breve (terapia a través 
de pláticas que ayudan a la persona en sus relaciones cotidianas, y 
ayudan a aprender a combatir los pensamientos distorsionados 
negativamente que generalmente acompañan a la depresión), es 
efectiva para reducir a corto plazo los síntomas de la depresión en 
personas mayores. La psicoterapia también es útil cuando los 
pacientes ancianos no pueden o no quieren tomar medicamentos. 
Estudios de la eficacia de la psicoterapia demuestran que la 
depresión en la vejez puede tratarse eficazmente con psicoterapia.4 
El mejor reconocimiento y tratamiento de la depresión en la 
vejez hará que este periodo de la vida sea más placentero para el 
anciano deprimido, para su familia y para quienes le cuidan. 
 
 
 
 10 
La depresión en la niñez 
La depresión en la niñez se empezó a reconocer solo hace dos 
décadas. El niño deprimido puede simular estar enfermo, rehusar a 
ir a la escuela, no querer separase de los padres o tener miedo a que 
uno de los padres se muera. El niño más grande puede ponerse de 
mal humor, meterse en problemas en el colegio, comportarse como 
un niño travieso o indisciplinado, estar malhumorado o sentirse 
incomprendido. Dado que los comportamientos normales varían de 
una etapa de la niñez a la otra, es a veces difícil establecer si un 
niño está simplemente pasando por una fase de su desarrollo o si 
está verdaderamente padeciendo de depresión. A veces el niño tiene 
un cambio de comportamiento marcado que preocupa a los padres, o 
el maestro menciona que el “niño no parece ser él mismo”. En tal 
caso, después de descartar problemas físicos, el pediatra puede 
sugerir que el niño sea evaluado, preferiblemente por un psiquiatra 
especializado en niños. De ser necesario un tratamiento, el médico 
puede sugerir psicoterapia, generalmente hecha por otro profesional, 
como un trabajador social o un psicólogo, mientras él receta 
medicamentos si son necesarios. Los padres no deben tener miedo 
de hacer preguntas: ¿Está capacitado el profesional que va a llevar a 
cabo la psicoterapia? ¿Qué tipo de psicoterapia recibirá el niño? ¿La 
familia deberá participaren la terapia? ¿Será el niño tratado con 
antidepresivos? De ser así, ¿cuáles podrían ser los efectos 
secundarios? 
El Instituto Nacional de Salud Mental (NIMH) ha identificado 
el uso de medicamentos para la depresión en niños como un área 
importante de investigación. Las Unidades de Investigación en 
Psicofarmacología Pediátrica (Research Units on Pediatric 
Psychopharmacology, RUPP), respaldadas y financiadas por el 
NIMH, conforman una red de siete centros de investigación donde se 
 
 
 
 11 
llevan a cabo estudios clínicos. Estos investigan la eficacia de 
medicamentos usados para tratar varios trastornos mentales en 
niños y adolescentes. Entre los medicamentos en estudio, se cuentan 
algunos antidepresivos que han demostrado ser efectivos en el 
tratamiento de niños con depresión, cuando el médico los receta y 
supervisa correctamente.8 
 
Evaluación diagnóstica y tratamiento 
El primer paso para recibir un tratamiento adecuado para la 
depresión consiste en un examen médico. Ciertos medicamentos, así 
como algunas enfermedades, por ejemplo infecciones vitales, pueden 
producir los mismos síntomas que la depresión. El médico debe 
descartar esas posibilidades por medio de un examen físico, 
entrevista del paciente y análisis de laboratorio. Si causas físicas 
son descartadas, el médico debe realizar una evaluación psicológica 
o dirigir a el paciente a un psiquiatra o psicólogo. 
Una buena evaluación diagnóstica debe incluir una historia 
médica completa. ¿Cuándo comenzaron los síntomas, cuánto han 
durado, qué tan serios son? Si el paciente los ha tenido antes, el 
médico debe averiguar si los síntomas fueron tratados y qué 
tratamiento se dio. El médico también debe preguntar acerca del uso 
de alcohol y drogas, y si el paciente tiene pensamientos de muerte o 
suicidio. Además, la entrevista debe incluir preguntas sobre otros 
miembros de la familia. ¿Algún pariente ha tenido depresión y si 
fue tratado, qué tratamientos recibió y qué tratamientos fueron 
efectivos? 
Por último, una evaluación diagnóstica debe incluir un 
examen del estado mental para determinar si los patrones de habla, 
 
 
 
 12 
pensamiento o memoria se han afectado, como pasa algunas veces 
en el caso de enfermedad depresiva o maníaco-depresiva. 
La selección del tratamiento dependerá del resultado de la 
evaluación. Existe una gran variedad de medicamentos 
antidepresivos y psicoterapias que se pueden utilizar para tratar los 
trastornos depresivos. La psicoterapia sola es efectiva en algunas 
personas con formas más leves de depresión. Las personas con 
depresión moderada o severa más a menudo mejoran con 
antidepresivos. La mayoría obtienen un resultado óptimo con un 
tratamiento combinado de medicamentos para obtener un alivio 
relativamente rápido de los síntomas y psicoterapia para aprender a 
enfrentar mejor los problemas de la vida, incluyendo la depresión. El 
psiquiatra puede recetar medicamentos y una de las diversas formas 
de psicoterapia que han mostrado ser efectivas para la depresión, o 
ambos, dependiendo del diagnóstico del paciente y de la seriedad de 
los síntomas. 
La terapia electro-convulsiva (TEC o “Electro-shock”) es 
útil, especialmente para los pacientes cuya depresión es severa o 
pone su vida en peligro y para los pacientes que no pueden tomar 
antidepresivos.3 La TEC es a menudo efectiva en casos en que los 
medicamentos antidepresivos no proporcionan un alivio suficiente. 
En los últimos años la TEC se ha perfeccionado mucho. Antes de 
administrar el tratamiento, que se hace bajo anestesia de duración 
breve, se administra un relajante muscular. Se colocan electrodos en 
sitios precisos de la cabeza, para enviar impulsos eléctricos. La 
estimulación ocasiona una convulsión breve (aproximadamente 30 
segundos) dentro del cerebro. La persona que recibe TEC no percibe 
conscientemente el estímulo eléctrico. Para obtener el máximo 
beneficio terapéutico se requieren varias sesiones de TEC, 
usualmente programadas con un promedio de tres por semana. 
 
 
 
 13 
Medicamentos 
Hay varios tipos de medicamentos antidepresivos utilizados para 
tratar trastornos depresivos. Estos incluyen los “inhibidores 
selectivos de la recaptación de serotonina”(ISRS) que son 
medicamentos nuevos, los tricíclicos y los “inhibidores de la 
monoaminoxidasa” (IMAO). Los ISRS y otros medicamentos aún 
más nuevos que afectan los neurotransmisores como la dopamina o 
la noradrenalina, generalmente tienen menos efectos secundarios 
que los tricíclicos. Algunas veces el médico prueba una variedad de 
antidepresivos antes de encontrarse el medicamento o combinación 
de medicamentos más efectiva. Generalmente la dosis se debe ir 
aumentando hasta que la medicación es efectiva. Por lo general, el 
efecto terapéutico completo de los medicamentos antidepresivos no 
se observa inmediatamente. Hay que tomarlo en dosis adecuadas 
por 3 ó 4 semanas, y en algunos casos lleva hasta 8 semanas, para 
que se produzca el efecto completo. Sin embargo a veces se 
empiezan a ver mejorías en las primeras semanas. 
Es posible que el paciente se sienta tentado a dejar de tomar 
el medicamento prematuramente. Él puede sentirse mejor y pensar 
que ya no lo necesita. O puede pensar que el medicamento no le está 
ayudando en absoluto. Es importante seguir tomando el 
medicamento hasta que éste tenga oportunidad de actuar en el 
organismo. Algunos efectos secundarios (vea la sección Efectos 
Secundarios, página 13) pueden aparecer incluso antes de que se 
produzca el efecto antidepresivo. Una vez que el paciente se sienta 
mejor, es importante continuar el medicamento por 4 a 9 meses para 
prevenir una recaída de la depresión. Algunos medicamentos deben 
dejar de tomarse gradualmente (es decir reduciendo la dosis poco a 
poco) para dar tiempo a que el organismo se adapte y para prevenir 
 
 
 
 14 
síntomas de abstinencia, los que se producen cuando algunos 
medicamentos se descontinúan abruptamente. En los casos de 
trastorno bipolar y depresión severa crónica o recurrente, es posible 
que el paciente tenga que tomar el medicamento por un tiempo 
indefinido. 
Al contrario de lo que algunas personas creen, los 
medicamentos antidepresivos no crean hábito. Sin embargo, 
como sucede con cualquier tipo de medicamento recetado por 
periodos prolongados, los antidepresivos deben ser supervisados 
cuidadosamente por el médico para determinar si se están dando en 
una dosis correcta. El médico debe verificar la dosificación y la 
efectividad del tratamiento en forma periódica. 
Hay un pequeño grupo de personas que no responden a los 
antidepresivos usados más comúnmente (tricíclicos, ISRS y otros 
antidepresivos nuevos) y para las cuales los IMAO son el mejor 
tratamiento. Las personas que están tomando esta clase de 
antidepresivos debe evitar determinados alimentos. Ciertos 
alimentos contienen niveles elevados de la sustancia llamada 
tiramina (la que normalmente se encuentra en quesos fermentados, 
vinos y encurtidos o alimentos en conserva de vinagre). Cuando el 
paciente toma un IMAO, estos alimentos deben ser estrictamente 
evitados, al igual que algunos medicamentos como los 
descongestionantes que se toman para los resfríos y algunas 
alergias. La interacción de la tiramina con los IMAO puede ocasionar 
una crisis hipertensiva (subida brusca y extrema de la presión 
arterial) que puede llevar a la ruptura de una arteria en el cerebro, es 
decir un accidente cerebro-vascular. El médico debe proporcionar al 
paciente una lista completa de los alimentos prohibidos. El paciente 
debe llevar la lista consigo en todo momento. Las otras clases de 
antidepresivos (tricíclicos, ISRS y otros antidepresivos nuevos) no 
requieren restricciones alimenticias. 
 
 
 
 15 
Nunca se deben combinar medicamentos de ningún 
tipo – recetados, sin receta o prestados – sin consultar al médico. 
Cualquierotro profesional de la salud que pueda recetarle un 
medicamento (por ejemplo el dentista u otro especialista) tiene que 
saber qué medicamentos está tomando el paciente. Aunque algunos 
medicamentos son inocuos cuando se toman solos, si se toman en 
combinación con otros pueden ocasionar efectos secundarios 
peligrosos. Algunas substancias, como el alcohol y las drogas de 
adicción, pueden reducir la efectividad de los antidepresivos y por lo 
tanto se deben evitar. Deben evitarse el vino, la cerveza y las bebidas 
alcohólicas destiladas, por ejemplo tequila, gin, ron, vodka, güisqui 
y licores. A algunas personas que están tomando uno de los 
antidepresivos nuevos, el médico puede permitirles el uso de una 
cantidad moderada de alcohol, si la persona no ha tenido un 
problema de alcoholismo. 
Los sedantes o medicamentos ansiolíticos, que se dan para la 
ansiedad, no son antidepresivos. A veces son recetados junto con los 
antidepresivos, sin embargo, por si solos no son efectivos para tratar 
la depresión. Los estimulantes, como las anfetaminas, no son 
efectivos para tratar la depresión. Ocasionalmente se utilizan bajo 
estricta supervisión médica en personas que padecen al mismo 
tiempo de una enfermedad física y de depresión. 
Las preguntas sobre los antidepresivos recetados y 
problemas que puedan estar relacionados con el 
medicamento, deben tratarse con el médico. 
El litio ha sido por muchos años el tratamiento de elección 
para el trastorno bipolar por su efectividad para prevenir los 
extremos del estado de ánimo comunes en este trastorno. Su uso 
debe ser supervisado cuidadosamente por el médico, ya que hay 
poca diferencia entre las dosis efectivas y las tóxicas. Si una persona 
tiene un trastorno preexistente de tiroides, renal, cardíaco o 
 
 
 
 16 
epilepsia, el litio puede no ser recomendable. Afortunadamente, 
otros medicamentos han demostrado ser útiles para controlar 
cambios de ánimo extremos. Entre estos se encuentran dos 
anticonvulsivos: la carbamazepina (Tegretol®) y el ácido valproico 
(Depakote®). Ambos medicamentos han tienen una aceptación 
amplia en la práctica clínica. El ácido valproico ha sido aprobado 
por la Administración de Alimentos y Drogas de los EE.UU. (Food 
and Drug Administration, FDA) como un tratamiento de primera 
línea para la manía aguda. Otros anticonvulsivos que se empezaron 
a utilizar más recientemente son la lamotrigina (Lamictal®) y la 
gabapentina (Neurontin®). Se está estudiando qué tan eficaces son 
éstos para el tratamiento del trastorno bipolar. 
La mayoría de las personas con trastorno bipolar toman más 
de un medicamento. Junto con el litio y un anticonvulsivo, el 
paciente puede necesitar un medicamento para otros síntomas que 
se asocian frecuentemente con la bipolaridad: agitación, ansiedad, 
depresión e insomnio. Es de vital importancia encontrar la mejor 
combinación posible de estos medicamentos para cada paciente. 
Para esto se requiere que el médico supervise el tratamiento 
cuidadosamente. 
 
Efectos secundarios 
En algunas personas, los antidepresivos pueden causar efectos 
secundarios que generalmente son leves y temporales (conocidos a 
veces como efectos adversos). Por lo general son molestos, pero no 
graves. Sin embargo si se presenta una reacción o efecto secundario 
que es inusual o que interfiere con el funcionamiento normal, el 
médico debe ser notificado de inmediato. Estos son los efectos 
secundarios más comunes de los antidepresivos y las formas de 
manejarlos: 
 
 
 
 17 
g Boca seca: es útil tomar sorbos de agua, masticar goma de 
mascar, cepillar los dientes diariamente. 
g Estreñimiento: la dieta debe incluir cereales con contenido alto 
de fibra, ciruelas, frutas y vegetales. 
g Dificultad al orinar: vaciar la vejiga puede ser dificultoso y el 
chorro de orina puede no ser tan fuerte como de costumbre; debe 
notificarse al médico si hay dificultad seria o dolor. 
g Problemas sexuales: el funcionamiento sexual puede 
alterarse; si se vuelve preocupante, debe conversarse con el médico. 
g Visión borrosa: esto generalmente pasa pronto y no se 
requieren lentes nuevos. 
g Mareos: conviene levantarse lentamente de la cama o de la 
silla. 
g Somnolencia o modorra diurna: esto generalmente pasa 
pronto. Una persona que se sienta somnolienta o sedada no debe 
conducir ni operar máquinas o vehículos. Los antidepresivos más 
sedantes se toman generalmente al acostarse, para ayudar a dormir 
y minimizar la somnolencia diurna. 
 
Los antidepresivos más nuevos tienen diferentes tipos de 
efectos secundarios: 
g Dolor de cabeza: generalmente se pasa. 
g Náusea: también es pasajera, incluso cuando la sensación de 
náusea ocurre después de cada dosis, es solo por un rato. 
g Nerviosismo e insomnio (dificultad para dormirse o 
despertar a menudo durante la noche): estos pueden ocurrir 
durante las primeras semanas; usualmente se resuelven con el 
tiempo o tomando una dosis más pequeña. 
g Agitación (sentirse inquieto, tembloroso o nervioso): si 
esto pasa por primera vez después de tomar el medicamento y es 
 
 
 
 18 
persistente, el médico debe ser notificado. 
g Problemas sexuales: el médico debería ser consultado si el 
problema es persistente o preocupante. 
 
Terapia naturista 
En los últimos años, el uso de hierbas para el tratamiento tanto de 
la depresión como de la ansiedad ha generado un gran interés. La 
yerba de San Juan o Corazoncillo (St. John's wort o Hypericum 
perforatum), que es una hierba muy utilizada en Europa para el 
tratamiento de la depresión moderada, ha captado recientemente la 
atención de los estadounidenses. La yerba de San Juan, una planta 
muy bonita y de crecimiento lento que se cubre de flores amarillas 
en el verano, ha sido usada durante siglos en muchos remedios 
naturales y populares. En Alemania, el Hypericum se utiliza 
actualmente para el tratamiento de la depresión más que cualquier 
otro antidepresivo. Sin embargo, la eficacia de esta hierba no se ha 
aclarado por que los estudios científicos que se han llevado a cabo 
fueron a corto plazo y utilizaron varias dosis diferentes. 
Dado al enorme interés en la yerba de San Juan, los Institutos 
Nacionales de Salud (National Institutes of Health, NIH) están 
llevando a cabo un estudio de tres años, auspiciados por tres 
integrantes del NIH: el Instituto Nacional de Salud Mental (National 
Institute of Mental Health), el Centro Nacional para Medicina 
Complementaria y Alternativa (National Center for Complementary 
and Alternative Medicine) y la Oficina de Suplementos Dietéticos 
(Office of Dietary Supplements). El estudio está diseñado para 
incluir 336 pacientes con depresión severa, los que son asignados al 
azar a uno de tres tratamientos de 8 semanas de duración. Una 
tercera parte de los pacientes recibirá una dosis uniforme de yerba 
de San Juan, una tercera parte recibirá un inhibidor selectivo de la 
 
 
 
 19 
recaptación de serotonina (ISRS) que se receta frecuentemente para 
depresión y la tercera parte recibirá un placebo (una píldora que 
parece exactamente igual al ISRS o a la yerba de San Juan, pero que 
no tiene ingredientes activos). Los participantes del estudio que 
tengan una mejoría continuarán el tratamiento por 18 semanas 
adicionales. Después de completar este estudio de tres años, se 
analizarán y publicarán los resultados. 
La FDA hizo un anuncio oficial para la salud pública el 10 de 
febrero del 2000. En este se afirma que la yerba de San Juan parece 
utilizar una de los procesos metabólicos usados por muchos otros 
medicamentos. Por ejemplo varios de los medicamentos que se 
recetan para tratar problemas tales como las enfermedades del 
corazón, la depresión, las convulsiones, ciertos cánceres y para 
prevenir los rechazos de transplantes. Por lo tanto, los médicos 
deben alertar a sus pacientes acerca de estas posibles interacciones 
farmacológicas.Cualquier suplemento naturista se debe tomar 
únicamente después de consultar con el médico u otro profesional de 
salud capacitado. 
 
Psicoterapias 
Muchas formas de psicoterapia, incluso algunas terapias a corto 
plazo (10-20 semanas), pueden ser útiles para los pacientes 
deprimidos. Las terapias “de conversación” ayudan a los pacientes a 
analizar sus problemas y a resolverlos, a través de un intercambio 
verbal con el terapeuta. Algunas veces estas pláticas se combinan 
con “tareas para hacer en casa” entre una sesión y otra. Los 
profesionales de la psicoterapia que utilizan una terapia “de 
comportamiento” procuran ayudar a que el paciente encuentre la 
forma de obtener más satisfacción a través de sus propias acciones. 
 
 
 
 20 
También guían al paciente para que abandone patrones de conducta 
que contribuyen a su depresión o que son consecuencia de su 
depresión. 
Estudios de investigación han comprobado que dos 
psicoterapias a corto plazo son útiles para algunas formas de 
depresión. Se trata de la terapia interpersonal y de la cognitiva-
conductual. Los terapeutas interpersonales se concentran en los 
problemas en las relaciones con los otros que causan y agravan la 
depresión. Los terapeutas cognitivo-conductuales ayudan a los 
pacientes a cambiar los estilos negativos de pensamiento y 
comportamiento que se asocian con la depresión. 
Las terapias dinámicas o “de insight”, que se usan en 
ocasiones para tratar personas deprimidas, apuntan a ayudar al 
paciente a resolver sus conflictos. Estas terapias a menudo se 
reservan para casos en que los síntomas depresivos han mejorado 
bastante. Para obtener mejores resultados, los cuadros depresivos 
severos (en especial los que son recurrentes) por lo general requieren 
medicamentos (o ECT bajo condiciones especiales), junto con, o 
antes de, una psicoterapia. 
 
Cómo uno puede ayudarse a si 
mismo cuando está deprimido 
 
Los trastornos depresivos hacen que uno se sienta exhausto, inútil, 
desesperanzado y desamparado. Esas maneras negativas de pensar 
y sentirse hacen que las personas quieran darse por vencidas. Es 
importante ser consciente de que las maneras negativas de ver las 
cosas son parte de la depresión. Estas son distorsiones que, por lo 
general, no se basan en circunstancias reales. Los pensamientos 
 
 
 
 21 
negativos desaparecen cuando el tratamiento empieza a hacer 
efecto. Mientras tanto: 
g Fíjese metas realistas, tomando en cuenta la depresión, y no 
trate de asumir una cantidad excesiva de responsabilidades. 
g Divida las metas en partes pequeñas, establezca prioridades y 
haga lo que pueda cuando pueda. 
g Trate de estar acompañado y de confiar en alguna persona; 
siempre es mejor que estar solo y no hablar con nadie. 
g Tome parte en actividades que le ayuden a sentirse mejor. 
g Haga ejercicio liviano, vaya al cine, vaya a un juego 
deportivo, o participe en actividades recreativas, religiosas, sociales 
o de otro tipo. Todo eso puede ayudar. 
g No espere que su estado de ánimo mejore de inmediato, sino 
gradualmente. Sentirse mejor toma tiempo. 
g Es aconsejable que posponga las decisiones importantes 
hasta que la depresión mejore. Antes de hacer cambios importantes, 
como cambiar de trabajo, casarse o divorciarse, consulte con 
personas que lo conozcan bien y tengan una visión más objetiva de 
su situación. 
g La gente rara vez sale de una depresión de un día para el 
otro. Pero se puede sentir un poco mejor cada día. 
g Recuerde, patrones positivos de pensamiento eventualmente 
van a reemplazar los pensamientos negativos que son parte de la 
depresión. Los patrones negativos van a desaparecer tan pronto su 
depresión responda al tratamiento. Recuerde, tan pronto su 
depresión responda al tratamiento, los pensamientos negativos van 
a ser reemplazadas por pensamientos positivos. 
g Deje que sus familiares y amigos le ayuden. 
 
 
 
 
 22 
Cómo pueden los familiares y amigos 
ayudar a la persona deprimida 
 
Lo más importante que alguien puede hacer por la persona 
deprimida es ayudarle a que reciba el diagnóstico y tratamiento 
adecuados. Esto tal vez implique que tenga que aconsejar al 
paciente para que no deje el tratamiento antes de que los síntomas 
puedan empezar a aliviarse (varias semanas). Tal vez implique 
ayudarle a obtener un tratamiento diferente, si no se observa 
ninguna mejoría con el primer tratamiento. En ocasiones puede 
requerir que el familiar o amigo haga una cita y acompañe a la 
persona deprimida al médico. A veces es necesario asegurarse que la 
persona deprimida esté tomando el medicamento. A la persona 
deprimida se le debe recordar que obedezca las órdenes médicas con 
respecto a beber bebidas alcohólicas mientras está medicado. Otra 
cosa muy importante es dar apoyo emocional. Esto implica 
comprensión, paciencia, afecto y estímulo. Busque la forma de 
conversar con la persona deprimida y escucharla con atención. No 
minimice los sentimientos que el paciente expresa pero señale la 
realidad y ofrezca esperanza. No ignore comentarios o alusiones al 
suicidio. Informe al terapeuta si la persona deprimida hace 
comentarios sobre la muerte o el suicidio. Invite a la persona 
deprimida a caminar, pasear, ir al cine y a otras actividades. Persista 
con delicadeza si su invitación es rechazada. Fomente la 
participación del paciente en actividades que antes le daban placer, 
como pasatiempos, deportes, actividades religiosas o culturales, pero 
no fuerce a la persona deprimida a hacer demasiadas cosas 
demasiado pronto. La persona deprimida necesita diversión y 
 
 
 
 
 23 
compañía, pero demasiadas exigencias pueden aumentar su 
sentimientos de fracaso. 
No acuse a la persona deprimida de simular enfermedad o ser 
perezoso, ni espere que salga de esa situación de un día para el otro. 
Con tratamiento, la mayoría de las personas mejora. Tenga eso 
presente y continúe repitiéndole a la persona deprimida que con 
tiempo y ayuda va a sentirse mejor. 
 
Dónde obtener ayuda 
Si no está seguro de dónde obtener ayuda, consulte las páginas 
amarillas, bajo “salud mental”, “salud”, “servicios sociales”, 
“prevención del suicidio”, “servicios de intervención en momentos 
de crisis”, “líneas de ayuda”, “hospitales”, “médicos”, 
“psicoterapia”, “psiquiatras”, o “psicólogos”, para encontrar los 
números telefónicos y las direcciones. En momentos de crisis el 
médico de la sala de emergencias de un hospital puede proporcionar 
ayuda temporal para un problema emocional y puede decirle dónde 
y cómo recibir tratamiento. 
A continuación encontrará una lista de las personas y lugares 
que pueden encauzarle hacia servicios diagnósticos y tratamiento, o 
proporcionárselos. 
g Médicos de familia 
g Especialistas de salud mental, como psiquiatras, psicólogos, 
trabajadores sociales o consejeros de salud mental. 
g Seguros médicos (HMO) 
g Centros comunitarios de salud mental 
g Departamentos de psiquiatría de hospitales y clínicas 
ambulatorias 
Una organización de apoyo y defensa 
 
 
 24 
g Programas afiliados a las universidades o facultades de 
medicina 
g Clínicas ambulatorias de los hospitales estatales 
g Servicios de familia, agencias sociales o religiosas 
g Clínicas e instituciones privadas 
g Programas de asistencia a los empleados 
g Sociedades médicas o psiquiátricas locales 
 
Para más información 
Escriba a: 
National Institute of Mental Health 
Information Resources and Inquiries Branch 
6001 Executive Boulevard 
Room 8184, MSC 9663 
Bethesda, MD 20892-9663 
Teléfono: 1-301-443-5158 
FAX: 1-301-443-4279 
Folletos sobre la depresión: 1-800-421-4211 
TTY: 1-301-443-8431 
FAX4U: 1-301-443-5158 
Sitio web: http://www.nimh.nih.gov 
Correo electrónico: nimhinfo@nih.gov 
National Alliance for the Mentally Ill 
 
 
Colonial Place Three
2107 Wilson Boulevard, Suite 300 
Arlington, VA 22201-3042 
Teléfono: 1-703-524-7600;1-800-950-NAMI 
Sitio Web: http://www.nami.org 
de consumidores, familias y 
 
 
 
 
 
 25 
amigos de las personas con enfermedad mental que cuenta con más 
de 1,200 afiliados estatales y locales. Los afiliados locales a menudo 
prestan asistencia para encontrar tratamiento. 
 
Depression & Bipolar Support Alliance
730 N. Franklin, Suite 501 
Chicago, IL 60610-7204 
1-312-642-0049; 1-800-826-3632 
Sitio web: http://www.dbsalliance.org 
Su propósito es educar a pacientes, familias y al público en lo que 
concierne a la naturaleza de la enfermedad depresiva. Mantiene un 
catálogo extenso de libros útiles. 
 
National Foundation for Depressive Illness, Inc. 
P.O. Box 2257 
New York, NY 10116 
1-212-268-4260; 1-800-239-1265 
Sitio web: http://www.depression.org 
Una fundación que informa al público sobre la enfermedad depresiva 
y sus tratamientos y promueve programas de investigación, 
educación y tratamiento. 
 
National Mental Health Association 
2001 N. Beauregard Street, 12th floor
Alexandria, VA 22311 
1-703-684-7722; 1-800-969-6642 
FAX: 1-703-684-5968 
TTY: 1-800-433-5959 
Sitio web: http://www.nmha.org 
Una asociación que trabaja con 340 afiliados para promover la salud 
mental por medio de promoción, educación, investigación y servicios. 
 
 
 
 26 
Bibliografia 
 
1 Blehar MD, Oren DA. Gender differences in depression. Medscape 
Women's Health, 1997;2:3. Revisado de: Women's increased 
vulnerability to mood disorders: Integrating psychobiology and 
epidemiology. Depression, 1995; 3:3-12. 
 
2 Ferketick AK, Schwartzbaum JA, Frid DJ, Moeschberger ML. 
Depression as an antecedent to heart disease among women and 
men in the NHANES I study. National Health and Nutrition 
Examination Survey. Archives of Internal Medicine, 2000; 160(9): 
1261-8. 
 
3 Frank E, Karp JF, Rush AJ (1993). Efficacy of treatments for major 
depression. Psychopharmacology Bulletin, 1993; 29:457-75. 
 
4 Lebowitz BD, Pearson JL, Schneider LS, Reynolds CF, Alexopoulos 
GS, Bruce MI, Conwell Y, Katz IR, Meyers BS, Morrison MF, Mossey J, 
Niederehe G, Parmelee P. Diagnosis and treatment of depression in 
late life: consensus statement update. Journal of the American 
Medical Association, 1997; 278:1186-90. 
 
5 Robins LN, Regier DA (Eds). Psychiatric Disorders in America, The 
Epidemiologic Catchment Area Study, 1990; New York: The Free 
Press. 
 
6 Rubinow DR, Schmidt PJ, Roca CA. Estrogen-serotonin 
interactions: Implications for affective regulation. Biological 
Psychiatry, 1998; 44(9):839-50. 
 
 
 
 27 
7 Schmidt PJ, Neiman LK, Danaceau MA, Adams LF, Rubinow DR. 
Differential behavioral effects of gonadal steroids in women with 
and in those without premenstrual syndrome. Journal of the 
American Medical Association, 1998; 338:209-16. 
 
8 Vitiello B, Jensen P. Medication development and testing in 
children and adolescents. Archives of General Psychiatry, 1997; 
54:871-6. 
 
____________________ 
Este folleto es una nueva versión de la edición de “Hablemos claro sobre la 
depresión” (Plain Talk About Depression ), publicada en 1994 y fue escrito 
por Margaret Strock, miembro del personal administrativo en la División de 
Recursos y Peticiones de Información, Oficina de Comunicaciones y Enlace 
con la Comunidad del Instituto Nacional para la Salud Mental (NIMH). Se 
recibió ayuda de los siguientes expertos: Raymond DePaulo, MD de la 
Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins; Ellen Frank, MD de 
la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh; Jerrold F. 
Rosenbaum, MD del Massachusetts General Hospital; Matthew V. Rudorfer, 
MD y Clarissa K. Wittenberg, miembros del personal del NIMH. Lisa D. 
Alberts, del personal administrativo del NIMH, proporcionó asistencia 
editorial. Quisiéramos también agradecer al Dr. Edgardo Menvielle, 
miembro del personal médico del Instituto Nacional de la Salud Mental y 
del Hospital de Niños de Washington, DC, por su ayuda en la traducción de 
este folleto. 
 
Esta publicación es del dominio público y se puede utilizar y reimprimir sin 
autorización. Se agradece la mención de la fuente. 
 
NIH Publicacion Nu. 01-3561SP
Impresa en 2001, Reimprimido Septiembre 2002
	NIHM3-65cover_front.pdf
	Page 1
	NIHM3-65cover_back.pdf
	Page 1

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