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817© Ed ito ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 77 Endocrinopatías en el embarazo: diabetes mellitus y trastornos tiroideos en el embarazo Carlos Ortega González, Nayeli Martínez Cruz Durante el embarazo, la interacción de factores hormo- nales, inmunitarios y neuronales permite que éste se ini- cie, mantenga y culmine con normalidad. Los objetivos primordiales durante este lapso son el crecimiento, el de- sarrollo y el bienestar fetal. Los cambios, tanto en el sis- tema neuroendocrino como en los procesos metabólicos durante el embarazo, representan uno de los fenómenos de adaptación fisiológica más interesantes entre todos los sistemas biológicos. DIABETES MELLITUS EN EL EMBARAZO Las complejas interacciones del ambiente intrauterino con el desarrollo fetal programan la salud y la enfer- medad del ser en formación, lo que se conoce como “el origen fetal de las enfermedades del adulto” y después, estos cambios epigenéticos se ven influidos por el medio ambiente extrauterino y el estilo de vida posnatal, para favorecer el desarrollo de patologías crónico-degenerati- vas, como diabetes, hipertensión arterial, obesidad y en- fermedad cardiovascular. Se sabe que la diabetes mellitus, ya sea de inicio pre- gestacional o detectada por primera vez en el embara- zo, se asocia a alteraciones en la nutrición intrauterina (sobrenutrición o restricción del crecimiento fetal) y por lo tanto, esto a su vez impacta en la salud de la descen- dencia a corto y largo plazo, por lo que el diagnóstico y manejo adecuado y oportuno de la diabetes durante la gestación constituye una medida muy importante en la prevención primaria de las patologías crónicas del adulto, mientras que a corto plazo, una adecuada intervención en este grupo de mujeres, ayuda a disminuir la morbili- dad y mortalidad obstétrica asociada y favorece mejores desenlaces perinatales. Modificaciones en el metabolismo de los carbohidratos durante el embarazo normal y el embarazo complicado con diabetes Los cambios hormonales propios del embarazo desem- peñan un papel importante en el desarrollo de diabetes mellitus (DM) en mujeres susceptibles y con factores de riesgo preconcepcionales, como sobrepeso y obesidad. Es por eso que el embarazo se considera como un estado dia- betogénico en potencia, a pesar de que todos los cambios metabólicos se consideran fisiológicos en un principio. Los cambios fisiológicos en el metabolismo de lípi- dos y carbohidratos durante la gestación (cuadro 77-1) tienen como objetivo garantizar el aporte de nutrientes al feto en crecimiento, aún en periodos en los que la ma- dre tenga una ingesta insuficiente de energía. La glucosa es el principal sustrato energético que cruza la placenta. En los seres humanos, el transporte transplacentario de glucosa es un proceso facilitado por los transportadores GLUT-1 (gen SLC2A1) localizados en la cara materna de la membrana microvellosa placentaria y en la cara fe- tal de la membrana basal, así como el GLUT-3 (gen SL- C2A3) encontrado sólo en la cara microvellosa. En res- puesta a los cambios metabólicos del embarazo, la masa de células β pancreáticas responde con proliferación, hi- perplasia e hipertrofia mediadas por diversas hormonas, como lactógeno placentario humano (hPL) y péptidos similares a la prolactina (PLP) producidos por las células gigantes del trofoblasto. Durante las etapas tempranas del embarazo, la tole- rancia a la glucosa es normal o incluso se encuentra pro- movida en forma ligera, debido a una mayor sensibilidad periférica a la insulina (principalmente en el músculo), la producción hepática de glucosa se mantiene normal. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 818 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 77) La evaluación con clamp hiperinsulinémico-euglucémi- co, en el primer trimestre de gestación, ha mostrado un incremento de hasta 120% en la primera fase de secre- ción de insulina, mientras que en la segunda fase no se observa una diferencia significativa cuando se compara con mujeres no gestantes. Hacia el final del segundo y en el tercer trimestre del embarazo la producción hepática de glucosa se incrementa de 16 a 30% para satisfacer el aumento de la demanda por el feto (de 2.2 a 6 mg/kg/ min), y al mismo tiempo se observa un cambio significa- tivo en la respuesta al clamp, en donde la sensibilidad a la insulina disminuye de 50 a 70% en comparación con las mujeres no embarazadas, además, hay un incremen- to progresivo en las concentraciones de insulina basal y posprandial, tanto en la primera como en la segunda fase de secreción, aumentando la producción de insulina hasta tres veces con respecto al primer trimestre de la gestación. La resistencia a la insulina que aparece en la segunda mitad del embarazo promueve la lipólisis y la hiperglucemia posprandial durante esta etapa. En la primera mitad los estrógenos, la progesterona, la prolactina y el cortisol incrementan la actividad lipo- génica de la insulina y, por lo tanto, la acumulación de grasa en la madre. En la segunda mitad del embarazo, la placenta aumenta la producción de somatomamotropina coriónica o lactógeno placentario humano, una hormona con propiedades biológicas similares a las de la hormona del crecimiento, que junto con el factor de necrosis tu- moral alfa (TNF-a) y las demás hormonas descritas, son las responsables de la resistencia a la insulina y la gran tendencia a la lipólisis en ayuno y la cetogénesis que se manifiesta en esta etapa, con la finalidad de proveer de energía a la madre y reservar la glucosa y los aminoácidos para el feto. Los cambios descritos explican por qué las muje- res al inicio de la gestación tienden a la hipoglucemia, o bien, aquellas con diabetes mellitus pregestacional tie- nen, incluso, mejoría en el control de su padecimiento, y por el contrario, a finales del segundo y tercer trimestre experimentan un agravamiento, así como un mayor re- querimiento en las dosis de insulina, y por lo tanto, a medida que el embarazo progresa, la posibilidad de desa- rrollar diabetes mellitus gestacional (DMG) en mujeres previamente sanas es mayor, sobre todo cuando existe alteración en la proliferación de las células β del páncreas durante el embarazo, o cuando hay obesidad materna que condiciona un estado de resistencia a la insulina que precede al embarazo. Después del parto, con la expulsión de la placenta, los requerimientos de insulina disminuyen de manera considerable entre 30 y 50% y, en un alto porcentaje la DMG desaparece, sin embargo, hasta 15% de esas muje- res persistirán con diabetes inmediata después del parto y en los siguientes 10 años hasta 60% desarrollarán DM2. El antecedente de DMG incrementa 7.43 veces el riesgo de desarrollar DM a largo plazo. Epidemiología de la diabetes mellitus en el embarazo La prevalencia está en aumento, la Federación Interna- cional de Diabetes (IDF) reportó que en 2011 existían en el mundo cerca de 371 millones de diabéticos, y se calcula que para 2030 habrá 552 millones. El 80% de las personas con diabetes viven en países de ingresos medios y bajos, por lo que se considera una de las patologías no infecto-contagiosas más frecuentes en los países en vías de desarrollo. En México, ocupa el cuarto lugar entre los padecimientos crónico degenerativos, con una prevalen- cia de 9.7% según lo reportado en la ENSANUT 2012, siendo las mujeres en edad reproductiva uno de los gru- pos etarios más afectados, por lo que no es infrecuente ver cada vez más mujeres con DM tipo 1 o 2 que logran un embarazo. La DMG, que es la que se detecta por primera vez durante la gestación, se estima que afecta entre 4 a 12% de los embarazos, dependiendo de la población en estu- dio y los criterios utilizados para su diagnóstico,es decir; la prevalencia puede aumentar a 30% cuando se utilizan los nuevos criterios diagnósticos propuestos por la Aso- ciación Internacional de Grupos de Estudio de Diabetes y Embarazo (IADPSG). Si bien, la DMG suele remitir con la resolución del embarazo hasta en 90% de los casos, su diagnóstico se vincula con mayor morbilidad y morta- lidad para la madre y el feto, y es un factor de riesgo para el desarrollo de enfermedades cardiometabólicas (obe- sidad, diabetes, hipertensión y otras) en la mujer que la padeció y en su descendencia. Es importante subrayar que no sólo la diabetes, sino también la obesidad materna y la sobrenutrición durante la gestación, tienen un impacto negativo en el curso del embarazo y en la resolución del mismo, porque aumen- tan el riesgo de desarrollar complicaciones, como diabetes gestacional, hipertensión gestacional y preeclampsia, entre otras. En la actualidad, la prevalencia de obesi- dad abdominal en mujeres es de 82.8% de acuerdo a la ENSANUT 2012, por lo tanto, identificar y tratar de ma- nera oportuna el sobrepeso y la obesidad en mujeres en edad reproductiva permitirá que se desarrollen los emba- Cuadro 77-1 Modificaciones en el metabolismo de los carbohidratos durante el embarazo Modificación Embarazo temprano Embarazo tardío Glucosa de ayuno Disminuye Sin cambios Insulina de ayuno Sin cambios Incrementa Sensibilidad hepática a la insulina Sin cambios Disminuye Gluconeogénesis Sin cambios Incrementa Cetogénesis Sin cambios Incrementa 1a fase de secreción de insulina Incrementa (2x) Incrementa (3x) 2a fase de secreción de insulina Incrementa (1.5x) Incrementa (3x) Sensibilidad a la insulina Aumenta Disminuye http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Endocrinopatías en el embarazo: diabetes mellitus y. . . 819 razos en condiciones más saludables, que existan mejores desenlaces para el binomio madre-hijo, y se alcance una menor prevalencia de diabetes y otras enfermedades car- diometabólicas en esta población. Diabetes mellitus pregestacional En contraste con la DMG, la diabetes pregestacional (DM1 o DM2) se relaciona con una mayor incidencia de desenlaces adversos para la madre y el feto, así como más riesgo de malformaciones fetales, en particular cuan- do hay hiperglucemia no controlada desde antes de la concepción y durante el periodo de organogénesis fetal, mientras que, cuando la hiperglucemia afecta en el se- gundo y tercer trimestres de gestación, las complicacio- nes más frecuentes son las asociadas al crecimiento fetal, como macrosomía o retraso del crecimiento. Es por este motivo que ha habido esfuerzos, como el de la doctora Priscilla White (cuadro 77-2) del Centro Joslin de Inves- tigación en Diabetes, en Boston, Massachusetts; para de- sarrollar sistemas de clasificación de la diabetes pregesta- cional con la intención de correlacionar la gravedad del padecimiento con el pronóstico obstétrico, sin embargo, ninguna clasificación ha sido exitosa para conseguir este objetivo. Diagnóstico de diabetes mellitus pregestacional en el embarazo Debido a su alta prevalencia no diagnosticada en nues- tra población, se recomienda realizar desde la primera consulta prenatal la cuantificación de glucosa sérica en ayuno y hemoglobina glucosilada, en particular en po- blación de alto riesgo (mujeres con IMC > 25, antece- dentes familiares de diabetes en primer grado, historia de recién nacidos macrosómicos, DMG en embarazo previo, hipertensión arterial, dislipidemia, síndrome de ovarios poliquísticos, acantosis nigricans, patología cardiovascu- lar, prediabetes). En la actualidad se acepta que si la mujer tiene glu- cosa sérica al azar > 200 mg/dL, en ayuno > 126 mg/ dL y/o hemoglobina glucosilada (HbA1C) > 6.5%, en el primer trimestre de la gestación, padece diabetes preges- tacional y deberá de iniciar tratamiento inmediato. De no encontrarse valores alterados en esta primera evaluación, se sugiere la búsqueda intencionada de diabetes gesta- cional en las semanas 24 a 28 del embarazo, como se establece en las guías internacionales. Complicaciones fetales y neonatales asociadas a diabetes mellitus pregestacional La hiperglucemia durante la etapa de organogénesis es un factor que determina abortos repetidos y defectos fetales en mujeres con diabetes pregestacional. La con- centración de hemoglobina glucosilada en el primer tri- mestre es el principal marcador relacionado con el riesgo de malformaciones congénitas. Las mujeres con HbA1C > 7%, tienen una incidencia de 1.4 a 10.9% comparada con la incidencia de malformaciones congénitas en la po- blación general, que es de 1 a 1.7%; cuando la HbA1C es > 10%, la incidencia llega a ser tan alta como de 22.4 %. Los defectos estructurales más comunes asocia- dos a hiperglucemia son los defectos cardiacos, anomalías del sistema nervioso central, como anencefalia, espina bífida, malformaciones esqueléticas y genitourinarias. Es lamentable que sólo un tercio de los embarazos de las mujeres con diabetes es planificado, lo que provoca una alta morbilidad y mortalidad para el binomio. Otras complicaciones fetales de la hiperglucemia no controlada son: muerte fetal intrauterina, por lo general asociada a malformaciones mayores, trastornos del creci- miento fetal, como macrosomía o retraso del crecimien- to intrauterino; complicaciones al nacimiento: distocia de hombros, lesión del plexo braquial por traumatismo obstétrico; alteraciones metabólicas del recién nacido, como hipoglucemia, hipocalcemia e hiperbilirrubinemia y síndrome de dificultad respiratoria que ponen en riesgo la vida del neonato. En la actualidad se aceptan algunas teorías que im- plican a la hiperglucemia materna como la causante de malformaciones fetales mayores que se observan en los hijos de madres con diabetes descontrolada: 1. Sobreproducción de cuerpos cetónicos. En especial β-hidroxibutirato, que es el cuerpo cetónico más re- lacionado con embriopatía diabética. Estos cuerpos cetónicos junto con la glucosa, actúan de manera sinérgica para impedir un adecuado proceso de em- briogénesis. 2. Cascada del ácido araquidónico-prostaglandinas. En modelos animales se probó que la hiperglucemia dis- minuye las concentraciones de ácido araquidónico ocasionando defectos de cierre del tubo neural en el Cuadro 77-2 Clasificación de Priscilla White para diabetes pregestacional Clase A Diagnóstico con curva de tolerancia a la glucosa. El tratamiento es con dieta. En ocasiones se requiere insulina Clase B Cualquier tiempo de evolución o edad de comienzo de la diabetes. El tratamiento es sólo con dieta Clase C Inicio de la diabetes después de los 20 años de edad y duración menor de 10 años Clase D Inicio de la diabetes antes de los 20 años de edad y duración de 10 años o más Clase R Inicio de la diabetes antes de los 10 años de edad o duración de más de 20 años, presencia de retinopa- tía de fondo o hipertensión (no toxemia), retinopatía proliferativa o hemorragia en vítreo Clase F Presencia de nefropatía con proteinuria > 500 mg/ día Clase RF Coexistencia de clases R y F Clase H Evidencia clínica de cardiopatía arterosclerótica Clase T Trasplante renal previo http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 820 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 77) embrión, la suplementación con ácido araquidónico en estos modelos ha prevenido esos defectos. 3. Estrés oxidativo. Formación de especies reactivas del oxígeno (ROS) y óxido nítrico (NO). La hiperglucemia produce estrés oxidativo que incre- menta la producción de ROS, peroxidación de lípidos y carboxilación de proteínas, al mismo tiempo que dismi- nuye los sistemas de amortiguación y antioxidantes. Es- tos cambios dañan en formadirecta al DNA y provocan alteraciones que impiden la expresión de genes críticos para la embriogénesis normal. Complicaciones maternas asociadas a diabetes mellitus pregestacional El embarazo complicado con diabetes pregestacional se asocia a exacerbación o agudización del daño a órganos diana, a continuación se abordarán dos de los más im- portantes: Retinopatía diabética (RD): es la principal causa de ceguera en el mundo. Varios factores parecen contribuir en su patogénesis, siendo de particular interés durante el embarazo el control glucémico, los factores de creci- miento angiogénico y los cambios hemodinámicos que modifican el flujo sanguíneo en la retina. Las mujeres con DM1 suelen tener una evolución más prolongada del padecimiento (por lo común entre 10 y 15 años), por lo que la prevalencia de patología proliferativa es más frecuente y, por consiguiente, es mayor el riesgo de pro- gresión durante el embarazo en este grupo. El control glucémico estricto es la clave en el manejo de la mujer diabética embarazada. En la mayor parte de los estudios realizados en la población diabética no em- barazada se ha demostrado que la aparición y gravedad de la RD están asociadas a un control glucémico defi- ciente y, más aún, en estudios prospectivos importantes como el DCCT y el UKPDS, entre otros, se demostró que el control glucémico estricto disminuye o retarda la progresión de las complicaciones tardías de la DM. Sin embargo, en las mujeres embarazadas con diabetes, los resultados de algunos estudios han sido contradictorios, ya que mientras en algunos se demostró que la normali- zación aguda de la glucemia podía agravar o empeorar la retinopatía, en otros se sugirió que el empeoramiento de- pende o está relacionado con la gravedad de la enferme- dad preexistente. Estas diferencias en los resultados de los diversos estudios parecen tener relación con el diseño de los mismos, sin embargo, no se puede negar el efec- to de la hiperglucemia no controlada en la progresión del daño, así como el agravamiento en los casos complicados con hipertensión o preeclampsia. Por lo tanto, se sugiere realizar un examen de fondo de ojo al menos una vez por trimestre y en el periodo posparto y, en caso de re- tinopatía proliferativa grave, se recomienda tratamiento antes del embarazo; en los casos que no hayan recibi- do tratamiento, se indica la resolución obstétrica por medio de cesárea por el riesgo de hemorragia retiniana durante el trabajo de parto activo, sin embargo, la RD proliferativa no se considera una contraindicación abso- luta para el trabajo de parto en ningún caso. Nefropatía diabética (ND): se ha estimado que puede manifestarse entre 5 y 10% de los embarazos. En varios estudios se ha intentado determinar el efecto del embarazo en el curso clínico de la ND, sin embargo, esta relación no se ha podido identificar con claridad. Al igual que lo descrito con la RD, se puede decir que el emba- razo se asocia débilmente a progresión significativa de la ND preexistente, y lo cierto es que, aunque durante el embarazo las mujeres con diabetes pueden tener un incremento significativo de la proteinuria, éste es por lo general un fenómeno agudo y transitorio. La progresión a insuficiencia renal terminal se ha reportado en mujeres que inician el embarazo con valores de creatinina séri- ca mayores a 1.5 mg/dL y proteinuria mayor de 3 g/24 h, o ambos; en aquellas mujeres que desean embarazo y se encuentran en etapa final de la nefropatía, se sugiere trasplante renal antes del embarazo. Las pacientes con DM pregestacional pueden cursar entre 5 y 10% de los embarazos con hipertensión cróni- ca, la hipertensión con nefropatía aumenta el riesgo de preeclampsia, por lo que se sugiere el control adecua- do de la hipertensión antes del embarazo. En DM pre- gestacional aparece preeclampsia hasta en 15 a 20% de los embarazos, y cuando cursan con nefropatía diabética preexistente el riesgo se incrementa a más de 50% en comparación con mujeres sin nefropatía previa. La coe- xistencia de DM y preeclampsia duplica el riesgo de ce- sárea, parto pretérmino y hemorragia posparto, al mismo tiempo que provoca alteraciones en el crecimiento fetal e insuficiencia útero-placentaria. Por lo tanto, la vigilan- cia estricta de las cifras tensionales en una mujer emba- razada con diabetes es fundamental. Diabetes mellitus gestacional Se define como la intolerancia a los azúcares, de gravedad variable, que se manifiesta o diagnostica por vez primera durante el embarazo, después del primer trimestre, entre las semanas 24 y 28 de gestación. Esta entidad clínica está menos relacionada con malformaciones congénitas mayores, abortos espontáneos o ambos; sin embargo, en caso de descontrol glucémico importante hacia el final del embarazo el riesgo de alteraciones en el crecimiento fetal, como retraso del crecimiento intrauterino o ma- crosomía es similar al observado en los casos de diabetes pregestacional. Al mismo tiempo, se ha observado incre- mento del riesgo de preeclampsia, distocia de hombros, cesárea, hipoglucemia neonatal e ingreso a cuidados in- tensivos neonatales, por lo que se justifica el diagnóstico y tratamiento oportuno de esta enfermedad. Evolución histórica de los criterios para el diagnóstico de diabetes mellitus gestacional (DMG) Los datos iniciales con respecto al diagnóstico de DMG parten de los resultados reportados por O’Sullivan y Mahan en 1964. Estos autores realizaron curvas de to- lerancia oral a la glucosa (CTOG) de 3 h con cargas de http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Endocrinopatías en el embarazo: diabetes mellitus y. . . 821 100 g de glucosa oral a 752 embarazadas. El 97% de las pruebas se hicieron durante el segundo o tercer trimestre del embarazo y se obtuvieron resultados de las concen- traciones de glucosa en sangre total mediante la técnica de Somogy-Nelson para cada uno de los cuatro valores de la curva (ayuno, 1, 2 y 3 h). Se concluyó que la media más dos desviaciones estándar (redondeado a 5 mg/dL más cercanos) serían los límites inferiores más adecuados para el diagnóstico de DMG, y que dos de los umbrales se debían alcanzar o superar para confirmar el diagnós- tico. Es importante mencionar que estos umbrales diag- nósticos publicados se establecieron con base en el riesgo estimado para desarrollar DM2 después de la resolución obstétrica. Las pacientes con resultados positivos en la CTOG tenían la probabilidad de desarrollar diabetes a ocho años de 22.6% y a los 16 de 60%. Estos umbrales diagnósticos después sufrieron una serie de modificaciones, secundarias a cambios en la me- todología para cuantificar la glucemia. Los cambios más importantes fueron: determinación de glucosa en suero o en plasma en vez de sangre total y utilización de me- todología enzimática más específica para diferenciar la glucosa medida de otros azúcares reducidos. Es por esto que a partir de 1979, el Grupo Nacional de Datos de Diabetes (NDDG) modificó los criterios de O’Sullivan, convirtiendo los valores de glucosa en sangre total a valores de glucosa en plasma, resultando en un incremento de 15% en los valores de glucosa. Para 1982 Carpenter y Coustan sugirieron modificar de nuevo los criterios de O’Sullivan, para compensar el cambio del análisis enzimático. En el cuadro 77-3 se muestran los criterios diagnósticos de O’Sullivan y Mahan y las con- versiones posteriores sugeridas por NDDG y Carpenter y Coustan para el diagnóstico de diabetes mellitus ges- tacional. En 1997, durante el IV International Workshop Con- ference on Gestational Diabetes Mellitus, los criterios de Carpenter y Coustan se aceptaron y la carga de 100 g de glucosa oral fue equiparada con la de 75 g. Para el año 2000, la Asociación Americana de Diabetes (ADA) reco- mendó en sus guías, sustituir los criteriosde O’Sullivan y Mahan modificados por los criterios más estrictos de Carpenter y Coustan. Sin embargo, a pesar de todos los cambios, los criterios nunca fueron diseñados para pre- venir resultados perinatales adversos, ya que su objetivo original fue identificar a aquellas mujeres susceptibles de desarrollar DM2 en el futuro. En el último decenio, los resultados de estudios importantes en DMG han demostrado que, incluso en formas leves de intolerancia a los carbohidratos durante el embarazo, existe un riesgo incrementado de resulta- dos perinatales adversos. Uno de los ejemplos más im- portantes es el estudio de Hiperglucemia y Resultados Perinatales Adversos (HAPO), que dio lugar a la nueva propuesta diagnóstica de la Asociación Internacional de Grupos de Estudio de Diabetes y Embarazo (IADPSG). Las fortalezas del estudio fueron incluir a más de 23 000 mujeres embarazadas en 15 hospitales de nueve países, para esclarecer el riesgo de resultados perinatales adver- sos asociado a varios grados de intolerancia a la glucosa materna. La IADPSG, con base en los resultados del es- tudio HAPO, definió los puntos de corte para diagnósti- co de DMG, como las cifras de glucemia a partir de las cuales la morbilidad era 1.75 veces más a la de la media de la población, en relación con tres variables específicas: peso al nacer, adiposidad subcutánea y péptido C en cor- dón superiores al percentil 90; y 1.5 veces de morbilidad para otros desenlaces adversos mayores. Con todo ésto, la IADPSG propuso establecer el diagnóstico de DMG con un valor alterado (igual o mayor a las cifras de referencia) en la CTOG de 2 h con 75 g, realizada entre las semanas 24 y 28 de gestación: ayuno > 92mg/dL, 1 h > 180mg/ dL y 2 h > 153mg/dL. Lo comentado explica por qué en la actualidad exis- ten dos metodologías diferentes apoyadas por distintas asociaciones médicas para hacer el diagnóstico de DMG, las cuales se muestran en el cuadro 77-4. El abordaje del estudio de “Dos pasos” consiste en realizar un tamizaje con carga oral de 50 g de glucosa, y si el resultado de 1 h es > 130 mg/dL o > 140 mg/dL (se puede utilizar cualquiera de los dos puntos de corte), Cuadro 77-3 Criterios de O´Sullivan y Mahan y conversiones posteriores para el diagnóstico de diabetes gestacional Tiempo Valores obtenidos (promedio + 2 DE) Umbrales redon- deados (5 mg/dL) NDDG (suero/ plasma) Carpenter y Coustan (glucosa- oxidasa) Ayuno 90 90 105 95 60 min 165 165 190 180 120 min 143 145 165 155 180 min 127 125 145 140 Cuadro 77-4. Metodologías para el diagnóstico de DMG entre las 24 a 28 SDG Dos pasos (NIH/ACOG) Un paso (IADPSG) Tamiz con carga de 50 g de glu- cosa oral Resultado positivo: 1 h poscarga > 130 o > 140 mg/ dL CTOG 2 h con 75 g de glucosa oral Cuantificación basal, 1 y 2 h Un valor alterado es diagnóstico Confirmación con CTOG 3 h, con 100 g de glucosa oral Cuantificación basal, 1, 2 y 3 h Dos valores alterados es diag- nóstico Ayuno > 92 mg/dL, 1 h > 180 mg/dL y 2 h > 153 mg/dL Ayuno > 95 mg/dL, 1 h > 180 mg/dL, 2 h > 155 mg/dL, 3 h > 140 mg/dL DMG = diabetes mellitus gestacional; SDG = semanas de gestación; NIH = Institutos Nacionales de Salud; ACOG = Colegio Americano de Ginecología y Obstetricia; IADPSG = Asociación Internacional de Grupos de Estudio de Diabetes y Embarazo; CTOG = curva de tolerancia oral a la glucosa. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 822 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 77) se debe realizar una prueba confirmatoria con CTOG de 3 h con carga de 100 g. El diagnóstico de DMG se establece con dos o más valores alterados (criterios de Carpenter y Coustan). Estos criterios se han recomen- dado por el consenso de los Institutos Nacionales de Sa- lud (NIH), Grupo de trabajo de Servicios Preventivos de EUA (USPSTF) y el Colegio Americano de Ginecología y Obstetricia (ACOG), como se muestra en el cuadro 77-5. Esta recomendación se basa en que los estudios que han demostrado el beneficio de tratar la DMG para disminuir resultados perinatales adversos, han utilizado los criterios diagnósticos propuestos por Carpenter y Coustan. El abordaje de “Un paso” se basa en los criterios propuestos por la Asociación Internacional de Grupos de Estudio de Diabetes y Embarazo (IADPSG) del año 2010, los cuales derivaron del estudio HAPO. El cambio más significativo propuesto por IADPSG fue establecer el diagnóstico de DMG con un valor alterado durante la CTOG de 2 hh con 75 g. Hasta el momento, esta meto- dología diagnóstica la han adoptado la ADA, la Endocrine Society y la OMS como se muestra en el cuadro 77-5. Es importante mencionar que utilizar los criterios propues- tos por IADPSG implica un incremento de hasta dos a tres veces la prevalencia global de DMG, y por lo tanto, mayores gastos en el manejo y seguimiento de estas mu- jeres, por lo que sigue siendo un tema de controversia la adopción universal de dichos criterios diagnósticos. Repercusiones perinatales de la diabetes mellitus gestacional Las conclusiones del estudio HAPO demostraron que en el embarazo, aun con hiperglucemia moderada por deba- jo del límite diagnóstico según los criterios de Carpenter y Coustan, existe una relación positiva con resultados perinatales adversos. Hasta el momento, los desenlaces perinatales adver- sos con asociación significativa a la DMG no tratada son: macrosomía, recién nacido grande para la edad gestacio- nal, cesárea, preeclampsia, y con menor fuerza de rela- ción, distocia de hombros al nacimiento. Tampoco se ha encontrado asociación a mayor mortalidad perinatal ni en incidencia de malformaciones fetales. Cuando se ha analizado el beneficio de tratar la DMG sólo se ha demostrado una menor incidencia de preeclampsia, distocia de hombros y macrosomía. Es importante mencionar que la fuerza de la asociación se diluye cuando se define DMG con los criterios de IA- DPSG, por lo tanto, aún se necesita mayor evidencia que confirme la fuerza de la asociación utilizando estos nuevos criterios, y que defina el beneficio de tratar a las mujeres así diagnosticadas. Tratamiento de la diabetes mellitus en el embarazo La mujer que se diagnostica por primera vez en el em- barazo o con conocimiento previo de tener DM, deberá recibir un tratamiento integral que incluya terapia médi- co-nutricional, farmacológica y autovigilancia de la glu- cemia capilar, como se explica en el cuadro 77-6, con la finalidad de alcanzar las metas de control y evitar los riesgos perinatales asociados a la hiperglucemia no con- trolada. Es importante evaluar el daño a órganos diana en mujeres con DM tipo 2 o tipo 1 pregestacional, y de esta manera detectar en forma oportuna la agudización de la misma durante el embarazo, así como realizar vigilancia, al menos una vez por trimestre, de HbA1C, detección oportuna de malformaciones congénitas y evaluación del patrón de crecimiento fetal y bienestar fetal antes del par- to, entre otras acciones, explicadas en el cuadro 77-6. Tratamiento farmacológico de la diabetes en el embarazo El tratamiento predilecto en el embarazo suele ser la in- sulina en pacientes con diabetes pregestacional o DMG que no alcanzan valores óptimos de control con terapia médico-nutricional y actividad física. La insulina huma- na recombinante de acción intermedia (NPH) y la rápida (IAR) se han considerado como el estándar de oro en el tratamiento debido a los múltiples estudios clínicos que soportan su seguridad y eficacia en el embarazo. La evidencia con respecto al uso de análogos de insulina de acción prolongada en la gestación, aún no es suficien- te para recomendarlas de manera universal. Se sugiere que algunas pacientes con diabetes pregestacional que se encontraban controladas de manera adecuada con in- sulina glargina o determir, pueden continuar con el mis- motratamiento en el embarazo para favorecer el control glucémico y evitar los desajustes asociados al cambio de Cuadro 77-5. Criterios diagnósticos de DMG vigentes a nivel internacional IADPSG (2010), ADA (2015), OMS (2013), Endo- crine Society (2013) CTOG 2 h con 75 g NIH, ACOG, USPSTF CTOG 3 h con 100 g NDDG (1979) CTOG 3 h con100 g Ayuno 92 95 105 1 h 180 180 190 2 h 153 155 165 3 h 140 145 Criterio DMG 1 valor 2 o más valores DMG = diabetes mellitus gestacional; IADPSG = Asociación Internacional de Grupos de Estudio de Diabetes y Embarazo; ADA = Asociación Americana de Diabetes; OMS = Organización Mundial de la Salud; NIH = Institutos Na- cionales de Salud; ACOG = Colegio Americano de Ginecología y Obstetricia; USPSTF = Grupos de Trabajo de Servicios Preventivos de EUA; NDDG = Grupo Nacional de Datos sobre Diabetes; CTOG = curva de tolerancia oral a la glucosa. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Endocrinopatías en el embarazo: diabetes mellitus y. . . 823 Cuadro 77-6. Tratamiento integral de la diabetes mellitus en el embarazo Terapia médica nutricional y actividad fí- sica moderada Todas las pacientes se deben canalizar a un servicio de nutrición para establecer un programa de alimentación personalizado y se debe sugerir actividad física moderada, siempre que no exista contraindicación obstétrica El 70 a 85% de las mujeres con DMG alcanzarán las metas de control glucémico con estas medidas únicamente Tratamiento farmacológico Todas las mujeres con diabetes pregestacional que utilicen fármacos contraindicados en el em- barazo (ARA-2, estatinas, fibratos, algunos hipoglucemiantes) se deberán evaluar de manera inmediata para un ajuste adecuado a su tratamiento Insulina humana (categoría B) Glibenclamida (categoría B) Metformina (categoría B) Las mujeres con diabetes gestacional que no logran las metas de control después de, por lo menos dos semanas de terapia médico-nutricional y actividad física moderada, deberán iniciar tratamiento farmacológico de acuerdo a la evaluación de cada caso en particular Asegurar una ganancia de peso adecua- da en el embarazo Se sugiere que las mujeres con diabetes y embarazo, logren una ganancia ponderal adecuada de acuerdo al IMC pregestacional, siguiendo las recomendaciones del Instituto de Medicina (IOM 2009) IMC pregestacional (IMC) Ganancia de peso total (kg) Tasa de ganancia de peso 2o y 3er trimestre (kg × semana) < 18.5 12.5 a 18 0.44 a 0.58 18.5 a 24.9 11.5 a 16 0.35 a 0.5 25 a 29.9 7 a 11.5 0.23 a 0.33 > 30 5 a 9 0.17 a 0.27 Autovigilancia de glucemia capilar Metas de control en mujeres con DMG (ADA 2015) Ayuno < 95 mg/dL 1 h posprandial < 140 mg/dL 2 h posprandial < 120 mg/dL Metas de control en mujeres con DM pregestacional (ADA 2015) Preprandial y nocturno 60 a 99 mg/dL Posprandial 100 a 129 mg/dL Metas de control en mujeres con alto riesgo de hipoglucemia (ADA 2015) Ayuno < 105 mg/dL 1 h posprandial < 155 mg/dL 2 h posprandial < 130 mg/dL Vigilancia de HbA1C Se debe realizar HbA1C al menos una vez por trimestre. En mujeres con diabetes pregestacio- nal deberá de mantenerse por debajo de 7%, o en < 6% si no existe alto riesgo de hipoglucemia Vigilancia del bienestar fetal anteparto Se sugiere la detección oportuna de malformaciones congénitas y la evaluación del patrón de crecimiento fetal y volumen de líquido amniótico. Vigilancia del bienestar fetal a partir de la semana 32 Valoración oftalmológica y de la función renal en mujeres con diabetes pregesta- cional Evaluación del fondo de ojo al menos una vez por trimestre y después de la resolución obs- tétrica Valoración de la función renal (creatinina sérica, proteínas en orina de 24 h, relación albúmi- na-creatinina urinaria, tasa de filtrado glomerular) antes de la concepción y si existe evidencia de nefropatía diabética, repetir la evaluación en el embarazo Ofrecer tromboprofilaxis en casos con proteinuria > 5 g/día Suplementos vitamínicos Se sugiere indicar suplementos con mínimo 400 μg/día de ácido fólico, incluso desde tres meses antes de la concepción Otras evaluaciones En mujeres con DM1 buscar de manera intencional patología tiroidea concomitante en el em- barazo y en el periodo posparto DMG = diabetes mellitus gestacional; ARA = antagonista del receptor de angiotensina; IMC = índice de masa corporal; ADA = Asociación Americana de Diabetes; HbA1C = hemoglobina glucosilada fracción A1C. insulina. Con respecto al uso de análogos de acción ultra- rápida, como insulina aspart o lispro, su uso se prefiere a la insulina de acción rápida para el control de la hiperglu- cemia posprandial, por un menor riesgo de hipoglucemia materna. Las pacientes que utilizan bomba de infusión de insulina desde la etapa preconcepcional se sugiere que continúen su uso en el embarazo, ya que ha demostrado buenas tasas de control durante la gestación. Un esquema común de tratamiento con insulina es la administración de una a dos dosis de insulina de acción http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 824 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 77) intermedia, sola o en combinación con insulina de ac- ción rápida o ultrarápida preprandial. Las pacientes con diabetes pregestacional que ya usaban insulina, pueden continuar con la dosis previa y sólo se deberán realizar las adecuaciones necesarias para mantener la glucemia en las metas señaladas. Para mujeres que inician por pri- mera vez insulina durante la gestación, se ha estimado un requerimiento de 0.7 a 0.8 U/kg/día en el primer trimes- tre y de 0.8 a 1 y de 0.9 a 1.2 U/kg/día, en el segundo y tercer trimestres. Hasta hace poco, el empleo de hipoglucemiantes orales estaba contraindicado en el embarazo y la lactancia por la posibilidad de efectos teratogénicos e hipogluce- mia neonatal, pero, en los últimos años se han publicado diversos estudios clínicos y metaanálisis sobre la segu- ridad y eficacia de los mismos durante la gestación. En el Fifth International Workshop-Conference in Gestational Diabetes Mellitus se difundió la evidencia en relación con el uso de glibenclamida en el embarazo, y en la actuali- dad en las guías NICE, Endocrine Society y de la ACOG se apoya la utilización de glibenclamida y metformina como alternativas al tratamiento con insulina en mujeres con diabetes y embarazo. La metformina cruza la placenta alcanzando concen- traciones fetales incluso mayores a 50% de las maternas, sin embargo, en estudios en animales no se han compro- bado efectos teratogénicos, aun con dosis dos a seis veces mayores que las recomendadas para humanos; aunque la glibenclamida cruza en un porcentaje menor (< 4%) la circulación fetal, se ha relacionado con un mayor riesgo de hipoglucemia neonatal sin efectos teratogénicos. El uso de estos fármacos orales en el embarazo se ha incrementado por su bajo costo y mejor aceptabili- dad, siendo una alternativa más atractiva que la insulina. Tan sólo en EUA el uso de glibenclamida incrementó de 7.4% en el año 2000 a 64.5% en el año 2011, siendo el tratamiento más prescrito desde el 2007. Sin embargo, aunque ambos fármacos han demostrado ser útiles y se- guros a corto plazo para el manejo de la DM durante la gestación, no obstante, se requieren más estudios que evalúen su seguridad, ya que existe un paso transplacen- tario de ambos fármacos, por lo que no se puede negar la posibilidad de efectos deletéreos en el recién nacido a largo plazo. Terapia médico-nutricional (TMN) La alimentación ideal para la mujer embarazada debe aportar la cantidad de calorías y nutrientes necesarios para mantener la normoglucemia, prevenir cetosis y permitir una ganancia de peso corporal adecuada en la madre, lo que redunda en un buen desarrollo fetal. Elrequerimiento de energía aumenta durante el embarazo y se ha estimado que el costo energético en esta etapa es de +340 kcal (segundo trimestre) y +452 kcal (ter- cer trimestre). Este requerimiento de energía se puede calcular con fórmulas de estimación del gasto energéti- co basal, utilizando el peso pregestacional y sumando el costo energético del segundo y tercer trimestre. En las mujeres con obesidad y DMG se debe recomendar una restricción moderada de energía (33% del requerimien- to) lo que ha demostrado reducir la macrosomía sin efec- tos deletéreos por cetonuria. En cuanto a la proporción de macronutrimentos en la dieta (cuadro 77-7), conviene limitar los hidratos de carbono (HCO), lo que resulta en disminución en las concentraciones de glucosa posprandial; la recomenda- ción de diferentes asociaciones y guías clínicas es que los HCO constituyan entre 35 y 45% de la energía total, pero no menos de 175 g de HCO al día. Como parte de la intervención, es importante lograr una distribución equitativa de los HCO a lo largo del día, y que el con- sumo sea consistente entre un día y otro. En general, se recomiendan tres comidas pequeñas o moderadas más dos a cuatro colaciones. En cuanto a las proteínas, se ha estimado que el requerimiento diario aumenta cerca de 6 g en el segundo trimestre y 11 g en el tercero; ese re- querimiento se calcula en 1.1 g/kg/día, lo que representa 25% de la energía total de la dieta. Los lípidos no deben aportar más de 40% de la energía de la dieta y se debe recomendar el consumo de grasas saludables (monoinsa- turadas, polinsaturadas). Cuadro 77-7. Terapia médico-nutricional en mujeres con diabetes y embarazo Valor energético total (VET) IMC pregestacional < 18.5: 35 kcal/kg peso actual IMC pregestacional 18.5 a 24.9: 30 kcal/ kg peso actual IMC pregestacional 25 a 29.9: 24 kcal/kg peso actual IMC pregestacional ≥ 30: 12 kcal/kg peso actual Nunca menos de 1 600 kcal/día Hidratos de Carbono (HCO) 35 a 45% de la energía total. Mínimo: 175 g/día Promover un consumo de HCO saluda- bles (frutas, verduras, leguminosas, lác- teos bajos en grasa, cereales de grano entero) Fibra 20 a 35 g/día Proteínas 1.1 g/kg/día (aproximadamente 20 a 25% del VET) Lípidos < 40% del VET Promover consumo de omega 3 y preferir grasas saludables Hierro Indicar suplementos: 27 mg/día Ácido Fólico Indicar suplementos: 400 ug/día, más otras fuentes alimentarias. Calcio Aporte diario en mujeres adultas: 1 000 mg/día Adolescentes: 1 300 mg/día Vitamina D 600 a 800 UI/día http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Endocrinopatías en el embarazo: diabetes mellitus y. . . 825 Recomendaciones durante y después de la resolución obstétrica, a mujeres con diabetes mellitus pregestacional y gestacional La diabetes en el embarazo no constituye, por sí sola, una indicación de cesárea. Por lo tanto, la vía de reso- lución dependerá de las condiciones obstétricas de cada paciente. El control de la glucemia durante la resolución obstétrica tendrá como meta mantener concentraciones de glucosa capilar entre 100 y 140 mg/dL, por lo que se aconseja medir la glucosa cada hora y hacer los ajustes necesarios en la infusión de líquidos, insulina y glucosa parenterales, para evitar hiper o hipoglucemia materna y con eso mayor riesgo de complicaciones metabólicas en el recién nacido. Después de la expulsión de la placenta los reque- rimientos de insulina disminuyen entre 30 a 50%, por lo que se recomienda reducir la dosis de insulina en el periodo posparto, en particular en las mujeres con DM tipo 1 o tipo 2 pregestacional. Hasta en más de 90% de las mujeres con diagnóstico de DMG se tendrá que sus- pender todo tratamiento farmacológico, ya que en la ma- yoría de ellas se resuelven las alteraciones metabólicas del embarazo. Se recomienda reclasificar a todas las pacientes con DMG después de 6 a 12 semanas de la resolución obsté- trica, mediante CTOG con 75 g de glucosa; si el resulta- do es diagnóstico de diabetes, la paciente deberá ser re- ferida a un centro de primer o segundo nivel de atención para su seguimiento. Por el contrario, si el resultado de la CTOG es de prediabetes, tiene que informarse a la mujer de los riesgos a futuro, y se le recomendará mantener un estilo de vida saludable, un IMC < 25 y actividad física regular, además se le indicará realizar CTOG anual. Por último, si el resultado de la prueba es normal, la mujer debe ser aconsejada de la misma manera que las pacien- tes con prediabetes y se le sugerirá realizar CTOG cada tres años. Todas las mujeres con historia de DMG tienen riesgo de recurrencia en un siguiente embarazo, y este riesgo va en aumento con el tiempo, llegando a ser > 60% después de 10 años o más, de ahí la importancia de un manejo posparto estricto y la asesoría adecuada para evi- tar el desarrollo de DM2 o bien la recurrencia de DMG en un siguiente embarazo. La lactancia y anticoncepción posevento obstétrico se debe sugerir a todas las mujeres con antecedente de diabetes. La duración de la lactancia ha sido inversamen- te proporcional al riesgo de diabetes posparto en la ma- dre que padeció DMG y ha demostrado beneficios me- tabólicos en el recién nacido a largo plazo. Con relación a la anticoncepción posparto en mujeres con historia de diabetes gestacional, la evidencia, hasta el momento, no ha demostrado que la anticoncepción hormonal incre- mente el riesgo de desarrollar DM2, por lo que se puede usar con seguridad. Con respecto a las mujeres con DM tipo 1 o tipo 2, el uso de anticoncepción posparto incre- menta la tasa de embarazos planificados, por lo que re- sulta de particular importancia sugerir un método seguro y eficaz que sea aceptado por la paciente. Se sugiere que para el uso de anticoncepción hor- monal se evalúe cada caso en particular, de acuerdo con los Criterios Médicos de Elegibilidad de la OMS 2009, para definir la categoría de riesgo y seleccionar el mejor método para cada paciente. No existe evidencia de que la anticoncepción hormonal tenga un impacto negativo en el metabolismo de carbohidratos y lípidos, o ambos, en mujeres con diabetes, sin embargo, deben de utilizarse con precaución o contraindicarse en mujeres con com- plicaciones micro o macrovasculares graves u otros fac- tores de riesgo cardiovascular. PATOLOGÍA TIROIDEA EN EL EMBARAZO Introducción La patología tiroidea es la alteración endocrinológica más frecuente en mujeres en edad reproductiva después de la diabetes mellitus. Entre 5 y 10% de la población puede presentar algún grado de disfunción tiroidea, siendo esta frecuencia cinco a siete veces mayor en las mujeres que en los hombres. El embarazo confiere un reto importante para la función tiroidea materna. El incremento transitorio del tamaño de la glándula refleja los cambios fisiológicos a los que se somete la tiroides durante esta etapa de la vida. Los cambios en las concentraciones totales de hormonas tiroideas por el aumento de las globulinas transportado- ras y, la fluctuación en las concentraciones circulantes de hormona estimulante de tiroides como resultado de la reacción cruzada con la hormona gonadotropina corióni- ca humana, entre otros; son cambios que determinan que las pruebas de función tiroidea se interpreten de manera diferente en una mujer embarazada. También se ha demostrado que la disfunción tiroidea en el embarazo está relacionada con desenlaces adversos para la madre y el feto, en específico, mayor riesgo de aborto, parto pretérmino, tiroiditis posparto, alteraciones neurocognitivas en el recién nacido, entre otras; sin em- bargo, a pesar de toda la información que se ha generado en los últimos años al respecto, aún es motivo de debate recomendar el tamizaje universal en busca de enferme- dad tiroidea en el embarazo. Debido a los cambios en la fisiología tiroideay los síntomas hipermetabólicos propios de la gestación, que pueden enmascarar o simular algún tipo de disfunción tiroidea, es de gran importancia abordar en el presente capítulo los aspectos más importantes de la función ti- roidea materna y fetal, discutir el estudio de la patología tiroidea, así como las opciones de tratamiento y vigilan- cia que deberá llevar una paciente diagnosticada con este padecimiento en el embarazo, para lograr un desenlace obstétrico exitoso. Fisiología tiroidea materna La concepción es seguida de una serie de cambios meta- bólicos y hormonales que involucran la mayor parte de http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 826 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 77) los sistemas endócrinos maternos, incluyendo al sistema tiroideo. El embarazo modifica diferentes aspectos de la fisiología tiroidea, sin embargo, es importante subrayar, que el eje hipotálamo-hipófisis-tiroides de la madre, fun- ciona de manera íntegra durante esta etapa. En el primer trimestre del embarazo hay una discre- ta y transitoria disminución de las concentraciones séri- cas de la hormona estimulante de la tiroides o tirotropi- na (TSH), como mecanismo compensador ante las altas concentraciones séricas de la hormona gonadotropina coriónica humana (hCG) que alcanza su pico máximo de secreción entre la semana 8 y 11 de gestación (sdg). La hCG se une a los receptores de TSH en la glándu- la tiroides e incrementa la producción de tiroxina libre (T4L), promoviendo la retroalimentación negativa en el tirotropo hipofisario materno y provocando la dismi- nución transitoria de TSH que se observa en el primer trimestre de la gestación, incluso con supresión de sus concentraciones hasta en 10 a 20% de los embarazos. Después, al iniciar el segundo trimestre, los valores de TSH y T4L regresan a la normalidad y así se mantienen hasta el final del embarazo. La hCG es una glucoproteína de estructura similar a la TSH, la hormona foliculoestimulante (FSH) y a la hormona luteinizante (LH), se secreta a la circulación materna y fetal por las células del sincitiotrofloblasto de la placenta y su acción tirotrópica se explica por la ho- mología estructural entre la subunidad alfa de la hCG y la molécula de TSH, así como entre los receptores de LH/hCG y el receptor de TSH, de tal manera, que la hCG es capaz de unirse al receptor de TSH en las cé- lulas foliculares y ejercer sus efectos estimuladores. La relevancia clínica de esta situación es controversial. Se sabe que el efecto tirotrópico in vivo de hCG es débil, sin embargo, se ha estimado que por cada incremento de 10 000 UI/L en las concentraciones circulantes de hCG, se da un incremento promedio de 0.6 pmol/L en las con- centraciones de T4L y una disminución de 0.1 mUI/L en las concentraciones de TSH; de tal manera, que para observar un incremento transitorio importante en las concentraciones de T4L, se requiere que los valores de hCG excedan de los 50 000 a 75 000 UI/L, además, para que el efecto tirotrópico de hCG sea significativo, es ne- cesario que la hormona se mantenga elevada por perio- dos prolongados, pero, debido a que el pico de hCG es corto, en la mayoría de las embarazadas sanas el efecto estimulador de hCG es menor, de corta duración y difí- cil de detectar, sin embargo, en embarazos gemelares la elevación de hCG es más pronunciada, por lo que no es infrecuente observar supresión de los valores de TSH así como incrementos significativos en las concentraciones de T4 libre circulantes. Cambios en las proteínas transportadoras Las hormonas tiroideas viajan en la sangre unidas a tres proteínas: la globulina fijadora de hormona tiroidea (TBG), la albúmina y la transtiretina (antes conocida como prealbúmina transportadora de tiroxina o TBPA). La distribución de las hormonas tiroideas entre estas tres proteínas está en relación directa con su afinidad y con- centración. La TBG es una glucoproteína sintetizada en el hígado y, a pesar de que es la menos abundante de las tres proteínas en el suero, transporta casi dos terce- ras partes de la tiroxina debido a su alta afinidad. Las concentraciones de TBG se incrementan 2.5 a 3 veces durante el embarazo, alcanzando su pico máximo cerca de las 20 sdg, manteniéndose sin grandes cambios pos- teriores y retornando a sus valores normales seis a ocho semanas después del parto. Este aumento en las concen- traciones de TBG se debe a la secreción hepática incre- mentada de dicha proteína, así como a la disminución del índice de degradación periférica de la misma, además de un cambio en el patrón de glucosilación, todo induci- do por la elevación en las concentraciones circulantes de estrógenos durante el embarazo. Modificaciones en el metabolismo periférico de las hormonas tiroideas Otro evento importante que afecta la fisiología tiroidea materna es el incremento de la desyodación placentaria. La placenta expresa dos tipos de desyodasas, en forma predominante la tipo 3 (D3) que cataliza la conversión de T4 a rT3 y de T3 a T2, mediante la remoción de un átomo de yodo y la desyodasa tipo 2 (D2) la cual parti- cipa en la conversión de T4 a T3. La actividad de D3 es primordial para proveer de suficiente cantidad de yodo al feto para la producción de sus propias hormonas ti- roideas, mientras que la actividad de D2 es fundamental sobre todo en las etapas más tempranas de la gestación, para garantizar un adecuado aporte intraplacentario de T3, requerido para un adecuado desarrollo y diferencia- ción trofoblástica. Modificaciones en los depósitos de yodo materno Durante el embarazo, los depósitos de yodo materno tienden a disminuir por tres mecanismos principales: in- cremento en el consumo de yodo necesario para la sín- tesis de T4 (incrementa 50% su producción), mayor tasa de filtrado glomerular que eleva su excreción renal y la mayor transferencia de yodo de la madre al feto. Consi- derando todos estos factores, la suplementación de yodo en el embarazo debe incrementarse 150 μg/día de la do- sis diaria recomendada, la cual es de 250 μg/día. No obstante todas las modificaciones mencionadas (cuadro 77-8), las concentraciones de hormonas tiroideas libres se mantienen constantes en el embarazo por medio de un mecanismo de adaptación fisiológica del eje. Estos cambios fisiológicos requieren de una función hipofisaria y tiroidea normales, así como de un adecuado aporte de yodo en el embarazo. En las mujeres con hipotiroidismo pregestacional o deficiencia de yodo, este mecanismo de adaptación fisiológica no se manifiesta por obvias razo- nes, por lo que se requiere iniciar o ajustar un tratamien- to sustitutivo con hormonas tiroideas a fin de lograr un aporte adecuado durante todo el embarazo. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Endocrinopatías en el embarazo: diabetes mellitus y. . . 827 Autoinmunidad tiroidea en el embarazo En el embarazo, la mujer se encuentra en un estado de inmunotolerancia, sin embargo, en relación con las pa- tologías tiroideas autoinmunitarias, se ha observado que quienes tienen enfermedad de Graves, pueden sufrir exa- cerbación en el primer trimestre, atenuación en el segun- do y tercer trimestre, para volver a exacerbarse después del nacimiento. Los títulos de anticuerpos antitiroideos en mujeres con tiroiditis de Hashimoto descienden du- rante la gestación y después del nacimiento se elevan de nuevo, incrementando el riesgo de tiroiditis posparto. Fisiología tiroidea fetal El primordio tiroideo aparece en el embrión entre la ter- cera y cuarta semana de gestación, a partir de ese mo- mento, las células foliculares adquieren la capacidad de formar tiroglobulina; al final de la séptima semana la glándula alcanza su situaciónanatómica definitiva por delante de la tráquea. La capacidad de concentrar yodo y sintetizar hormonas tiroideas aparece entre las semanas 11 y 13. El crecimiento tiroideo fetal hasta antes de la semana 14 de gestación es independiente de tirotropi- na, ya que la capacidad de secretar TSH por la hipófisis fetal se inicia a partir de la semana 14, alcanzándose la maduración completa del eje hormonal hasta las 18 a 20 semanas, por lo que a partir de ese momento, hay un in- cremento en las concentraciones de TSH y T4 fetales, que pueden llegar a ser, incluso, más altas que en la madre. El metabolismo periférico de T4 en el feto difiere del del adulto en forma significativa, tanto desde el aspecto cuantitativo como cualitativo. La tasa de producción y degradación de T4 es 10 veces mayor que en el adulto. La actividad de la desyodasa tipo 3 está incrementada, favoreciendo la producción de rT3 (hormona inactiva) a expensas de T3, lo que ocasiona concentraciones bajas de T3 y altas de rT3 en la circulación fetal; esto a su vez favo- rece la actividad de la desyodasa tipo 2 que incrementa la conversión de T4 a T3 y mantiene un aporte adecuado de la última en todos los tejidos fetales. De inmediato, después del nacimiento, hay eleva- ción transitoria en las concentraciones séricas de TSH, alcanzando un pico máximo entre las 2 a 4 h siguientes al nacimiento y manteniéndose así durante las primeras 24 h de vida, para regresar a los valores basales 48 h después. Este pico de TSH y, por consecuencia, el de las concentraciones de T3 y T4, son necesarias para una adap- tación exitosa a la vida extrauterina, debido a la rápida reducción en la temperatura ambiental a la que se expo- ne el recién nacido después del parto. Fisiología de la interacción tiroidea materno-fetal El eje hipotálamo-hipófisis-tiroides del feto funciona como una unidad independiente de la madre, sin em- bargo, la placenta actúa como una barrera parcial entre los dos ejes. La TSH materna no atraviesa la barrera pla- centaria, sin embargo, se ha demostrado la transferencia parcial de T4 a la circulación fetal, esto es de vital im- portancia durante el primer trimestre de la gestación, ya que la tiroides fetal es incapaz de producir sus propias hormonas tiroideas en esta etapa y por lo tanto, depende en forma exclusiva de las de origen materno. En niños con hipotiroidismo congénito por agenesia tiroidea o de- ficiencia congénita de tiroperoxidasa, se han encontrado concentraciones de T4 en el cordón umbilical, suficientes para proteger el desarrollo del sistema nervioso central. Las moléculas que atraviesan con facilidad la barrera pla- centaria son: yodo (de particular importancia debido a que el materno es la única fuente fetal), hormona libe- radora de tirotropina (TRH), fármacos con acción anti- tiroidea (tiamazol, propiltiuracilo), β bloqueadores y an- ticuerpos antitiroideos; en tanto que la TSH materna es incapaz de pasar a la circulación fetal. Estudios para evaluar la función tiroidea en el embarazo Tirotropina y hormonas tiroideas Debido a los cambios en la fisiología tiroidea materna, los rangos de referencia conocidos de T3, T4 y TSH en la población general no son válidos en la embarazada; por lo tanto, se sugiere que cada laboratorio tenga sus pro- pios rangos de referencia por trimestre de gestación, sin embargo, cuando esto no es posible, la Asociación Ame- ricana de Tiroides (ATA) propone los siguientes rangos de TSH basados en información de múltiples cohortes de mujeres embarazadas: primer trimestre de 0.1 a 2.5 mUI/L, segundo trimestre de 0.2 a 3.0 mUI/L y tercer trimestre de 0.3 a 3.0 mUI/L. Con respecto a las hormo- nas tiroideas, el límite superior de T3 y T4 totales en el embarazo puede estimarse hasta 1.5 veces por arriba del límite superior del rango de referencia. La cuantificación de T3 y T4 libre en el embarazo es más complicada, esto se debe a las altas concentraciones de TBG y a la disminución en los valores circulantes de albúmina que disminuyen la confiabilidad de los inmu- noanálisis, es por esto, que el método de cuantificación ideal se debe basar en la separación física de la proteína Cuadro 77-8. Cambios fisiológicos en el embarazo y sus efectos en la función tiroidea materna Aumento en la producción de TBG Incremento de T4 y T3 totales Expresión placentaria de desyo- dasas 2 y 3 Aumento del metabolismo peri- férico de las hormonas tiroideas Aumento en la producción de hCG por el trofoblasto Elevación transitoria de T4 libre y T3, disminución de TSH Incremento de la excreción re- nal de yodo Reducción de los depósitos de yodo materno y aumento de su requerimiento http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 828 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 77) de unión mediante diálisis en equilibrio o ultrafiltración, antes de la cuantificación directa de T4L. En fechas re- cientes, la Federación Internacional de Química Clínica (IFCC) propuso la cuantificación por diálisis en equili- brio con espectometría de masa, como el procedimiento de referencia para su estimación, sin embargo, esta téc- nica no está disponible con facilidad en todos los labo- ratorios, por lo tanto, en su lugar, las concentraciones de T4L en el embarazo se deberán interpretar con cautela y la TSH deberá de considerarse como el indicador más preciso del estado tiroideo en la mujer embarazada. Anticuerpos antitiroideos La presencia de anticuerpos antiperoxidasa (Ac-TPO), antes conocidos como antimicrosomales, y antitiroglo- bulina (Ac-Tg), es alta en mujeres en edad reproducti- va, llegando a ser alrededor de 10%. Su detección indica que un proceso autoinmunitario está ocurriendo en la glándula tiroides, sin embargo, no siempre se acompaña de hipotiroidismo bioquímico, debido a que se necesi- ta una destrucción de más de 75% de la glándula para comprometer su función. Los Ac-TPO en una mujer em- barazada eutiroidea incrementan el riesgo de desarrollar tiroiditis posparto entre los 4 a 12 meses que siguen a la resolución obstétrica. La tiroiditis crónica autoinmunitaria o tiroiditis de Hashimoto es la causa más común de hipotiroidismo au- toinmunitario en el embarazo y se acompaña de eleva- ción de anticuerpos antitiroideos como el Ac-TPO, sin embargo, es importante señalar que no son indispensa- bles para hacer el diagnóstico de hipotiroidismo primario autoinmunitario. En mujeres embarazadas con antece- dente o enfermedad de Graves activa es útil determinar los anticuerpos contra el receptor de TSH (Ac-TSHR) entre la semana 24 a 28 de gestación, de manera ideal mediante ensayos biológicos para evaluar su capacidad estimuladora o bloqueadora, debido a que cruzan la pla- centa y pueden incrementar el riesgo de hipertiroidismo o hipotiroidismo fetal y neonatal, o ambos. Hipotiroidismo y embarazo El hipotiroidismo es la disfunción tiroidea más frecuen- te en la mujer embarazada. El hipotiroidismo clínico se manifiesta hasta entre 0.3 y 0.5%, mientras que el sub- clínico en 2 a 3%. Las mujeres con hipotiroidismo tie- nen mayor riesgo de infertilidad, aborto, hipertensión gestacional, desprendimiento de placenta y hemorragia posparto; también se ha relacionado con desenlaces ad- versos para el feto, como parto prematuro, bajo peso al nacer, síndrome de dificultad respiratoria del recién na- cido y alteraciones en el desarrollo neurocognitivo. La etiología más común del hipotiroidismo es la tiroiditis de Hashimoto o tiroiditis linfocítica autoinmunitaria, otras causas de hipotiroidismo primario menos frecuentes se deben a ablación tiroidea con yodo radioactivo, después de cirugía, entre otras. El hipotiroidismo primario puede clasificarse como clínico o subclínico: Hipotiroidismo clínico: es la deficiencia sintomática en la producción de hormonas tiroideas, caracterizada desde el aspecto bioquímicopor concentraciones bajas de T4 libre y TSH elevada. Hipotiroidismo subclínico: deficiencia asintomática en la producción de hormonas tiroideas, su característi- ca bioquímica son concentraciones normales de T4 libre pero TSH elevada. Hipotiroidismo secundario: es mucho más raro y su origen puede ser hipotalámico o hipofisario. Su caracteri- zación bioquímica es por concentraciones bajas de TSH, de T4 y triyodotironina. Hipotiroidismo clínico (HC) Las mujeres con HC pueden referir cansancio, piel seca, intolerancia al frío, fatiga, estreñimiento y cambios en el tono de voz. Al examen físico se puede encontrar piel seca y fría, hiporreflexia y bradicardia; sin embargo, algu- nas pacientes podrán estar asintomáticas al momento del diagnóstico. El tratamiento de esta entidad es indiscuti- ble durante el embarazo y consiste en terapia sustitutiva con levotiroxina para lograr alcanzar las metas de TSH sugeridas para cada trimestre del embarazo; cerca de cuatro a seis semanas de iniciado el tratamiento se logran normalizar las concentraciones de TSH, mientras que la T4 lo hace a los pocos días. A aquellas mujeres que se conocen con hipotiroi- dismo y reciben tratamiento con levotiroxina antes del embarazo, se les debe solicitar la cuantificación de TSH desde su primer consulta prenatal y ajustar la dosis, in- cluso antes del embarazo, para mantener concentracio- nes de TSH < 2.5 mUI/L durante el primer trimestre. Un estudio publicado en 2010 por Abalovich demostró que sólo 12% de las mujeres que tienen concentracio- nes de TSH < 1.2 mUI/L antes del embarazo requieren un incremento de dosis en el primer trimestre, mientras que aquellas que tienen TSH > 1.2 mUI/L requieren 25 a 30% de incremento en la dosis de levotiroxina en el primer trimestre y este aumento puede ser mayor depen- diendo del grado de función tiroidea residual que tenga. El seguimiento de la mujer con HC debe ser cada cuatro semanas durante las primeras 20 semanas, y al menos, una vez entre las 26 a 32 semanas de gestación. De inme- diato, después de la resolución obstétrica, se recomienda disminuir la dosis de levotiroxina y efectuar nuevas prue- bas de función tiroidea seis semanas después del ajuste al tratamiento. Hipotiroidismo subclínico (HSC) La evidencia que existe en relación a los efectos adver- sos del HSC no tratado en el embarazo aún resulta con- troversial, a diferencia del HC. En el estudio de Negro et al., se encontró que las mujeres embarazadas con an- ticuerpos antiperoxidasa positivos y TSH > 2.5 mUI/L se beneficiaban del tratamiento con levotiroxina para reducción del riesgo de complicaciones perinatales. En otro análisis de los mismos datos, se reportó que las mu- http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Endocrinopatías en el embarazo: diabetes mellitus y. . . 829 jeres con TSH entre 2.5 y 5 mUI/L y anticuerpos nega- tivos tenían más riesgo de aborto. Sin embargo, existen estudios con resultados contradictorios. Por otro lado, la asociación entre HSC y alteraciones en el desarrollo neu- rocognitivo del recién nacido es aún menos clara, aunque puede ser plausible desde el punto de vista biológico, no hay estudios que lo demuestren en forma contundente. Por todo esto, aunque el HSC se ha asociado a resultados adversos para la madre y el feto, la insuficiente evidencia disponible no permite recomendar el tratamiento uni- versal con levotiroxina. El Colegio Americano de Gine- cología y Obstetricia no recomienda el tratamiento, la Asociación Americana de Tiroides (ATA) lo recomienda sólo en mujeres con anticuerpos positivos o con TSH > 10 mUI/L y refiere que la evidencia no es suficiente para recomendarlo o no en mujeres con TSH entre 2.5 a 10 mUI/L y anticuerpos negativos. Por último, la Sociedad Americana de Endocrinología recomienda el tratamiento en todas las mujeres con HSC para disminuir sólo los riesgos obstétricos. En los casos en los que se decida ini- ciar tratamiento, se recomienda un seguimiento similar al de las mujeres con HC como se muestra en la figura 77-1. Mujeres eutiroideas con anticuerpos antitiroideos positivos La ATA recomienda la búsqueda intencionada de dis- función tiroidea en las mujeres embarazadas con anti- cuerpos antitiroideos positivos, mediante seguimiento con pruebas de función tiroidea, debido a que tienen un riesgo incrementado para desarrollar hipotiroidismo o ti- roiditis posparto. Tirotoxicosis y embarazo Tirotoxicosis se define como un síndrome clínico carac- terizado por hipermetabolismo e hiperactividad como resultado de concentraciones elevadas de hormonas ti- roideas en suero. La causa más frecuente de tirotoxicosis en el embarazo es el hipertiroidismo gestacional transi- torio que se observa en la primera mitad de la gestación debido al incremento en las concentraciones de hCG en esta etapa; esta forma de hipertiroidismo se manifiesta en 1 a 3% de los embarazos y puede asociarse a hiperemesis gravídica. La enfermedad de Graves es la causa de hiper- tiroidismo autoinmunitario más común en la gestación, con una prevalencia de 0.1 a 1% y se puede diagnosticar por primera vez en el embarazo, aparecer o recurrir en una mujer embarazada. Otras causas de tirotoxicosis en el embarazo se mencionan en el cuadro 77-9. La tirotoxicosis no controlada en el embarazo se aso- cia a complicaciones maternas y fetales, entre las compli- caciones maternas están aborto, parto pretérmino, hiper- tensión y preeclampsia; insuficiencia cardiaca, tormenta tiroidea y trombosis venosa; en el feto se asocia a res- tricción del crecimiento intrauterino, prematuridad, bajo peso al nacer e hipertiroidismo neonatal. Por lo tanto, resulta de gran importancia detectar esta entidad clínica de manera oportuna y hacer un adecuado abordaje de es- Embarazo semana 12 a 20 de gestación realizar perfil tiroideo y anticuerpos (Ac) Ac negativos Ac positivos + TSH < 2.5 mU/L Ac positivos + TSH 2.5 a 4 TSH > 4 mU/L T4L bajo No hacer nada T4L normal bajo Tratamiento con levotiroxina seguimiento cada 8 a 12 semanas con perfil tiroideo y en el posparto TSH y T4L a los 6 meses y seguimiento Figura 77-1. Algoritmo de manejo de mujeres con hipotiroidismo clínico y subclínico en el embarazo. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 830 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 77) tudio para identificar la etiología, ya que de esto depende el manejo y pronóstico para el binomio madre-hijo. Hipertiroidismo gestacional transitorio (HGT). Hiperemesis gravídica (HG) El HGT se manifiesta en la primera mitad del embarazo por las concentraciones elevadas de hCG y se caracte- riza por valores de TSH suprimidas con T4L elevada en ausencia de patología tiroidea autoinmunitaria, también se ha observado el HGT en embarazos de alto orden fe- tal, así como en enfermedad trofoblástica. Es importan- te hacer el diagnóstico diferencial con la enfermedad de Graves debido a que esta última tiene un manejo, vigi- lancia y pronóstico diferente. En ambas situaciones las manifestaciones clínicas son muy similares, sin embargo, una historia clínica y examen físico completo ayudan al diagnóstico. En la enfermedad de Graves se puede iden- tificar el antecedente personal o familiar de patología tiroidea autoinmunitaria, a la exploración puede encon- trarse bocio y exoftalmos, o ambos, y en los casos en los que exista duda, pueden determinarse las concentra- ciones Ac-TSHR. El HGT se acompaña de hiperemesis gravídica con una frecuencia de 0.5 a 10 casos por cada 1 000 embarazos. La HG se caracteriza por mucha náu- sea y vómito que a menudo requieren de hospitalización e hidratación parenteral. Se acompaña de pérdida de peso importante (> 5% del peso corporal), cetonuria y alteracioneselectrolíticas. En el HGT y la HG no está indicado iniciar tratamiento antitiroideo, el manejo de- penderá de la intensidad de los síntomas, por lo que en algunos casos se pueden requerir medidas de soporte y hospitalización. La normalización de la hipertiroxinemia se logra entre las 14 a 18 semanas de gestación y con esto, la remisión de los síntomas, sin embargo, aquellos cuadros que se prolongan más allá del primer trimestre deben ser reevaluados. Enfermedad de Graves (EG) La EG es la principal causa de hipertiroidismo autoin- munitario en la mujer en edad reproductiva y durante el embarazo. La causa una respuesta autoinmunitaria anormal, ya que las inmunoglobulinas estimuladoras son capaces de unirse al receptor de TSH en la superficie tiroidea y estimularlo (Ac-TSHR), incrementando por ende, la producción de hormonas tiroideas. La evolución natural de la enfermedad de Graves en el embarazo se caracteriza por exacerbación de los síntomas durante el primer trimestre, debido al efecto aditivo de la estimu- lación de hCG, después hay disminución de los mismos hacia la segunda mitad de la gestación y de nuevo exacer- bación en el periodo posparto. Las mujeres con diagnóstico pregestacional de enfer- medad de Graves deben alcanzar el eutiroidismo antes del embarazo y en aquellas en las que se hace el diag- nóstico en etapas tempranas de la gestación, se debe es- tablecer un tratamiento médico oportuno para mejorar el pronóstico del binomio; por el contrario, cuando la madre permanece tirotóxica durante todo el embarazo, las complicaciones para ella y el feto se incrementan en forma importante. Diagnóstico: el diagnóstico clínico de la enfermedad de Graves en el embarazo suele dificultarse debido a los cambios hipermetabólicos propios de la gestación que pueden enmascarar los síntomas del hipertiroidismo, no obstante, algunos datos clínicos que pueden alertar al médico son bocio, exoftalmos, debilidad muscular proxi- mal, taquicardia, pérdida de peso o imposibilidad para incrementar el peso, temblor, ansiedad, piel caliente y húmeda, intolerancia al calor, insomnio. Desde el aspecto bioquímico se detectan valores elevados de T4L con con- centraciones suprimidas de TSH. En ocasiones los valores séricos de T4L se encuentran en el límite normal superior o discretamente elevados, por lo que la determinación de T3L confirmará el diagnóstico de hipertiroidismo. Los Ac-TSHR se encuentran elevados y por lo general tam- bién los Ac-TPO y Ac-Tg. Manejo y seguimiento: la meta del tratamiento de la EG en el embarazo es normalizar la función tiroidea con la menor dosis posible de antitiroideos. Se recomienda mantener las concentraciones de T4L en el límite supe- rior del rango de referencia para mujeres no embarazadas, por lo que se debe cuantificar esta hormona a intervalos regulares. Al inicio del tratamiento se sugiere realizar la determinación de T4L cada dos semanas y una vez alcan- zado el eutiroidismo cada cuatro a seis. Es frecuente que las concentraciones de TSH permanezcan suprimidas durante todo el embarazo, por lo que la TSH no se con- sidera como un adecuado marcador para el seguimiento. Los fármacos de acción antitiroidea (FAAT) son el tratamiento de elección, en la actualidad las que están disponibles en el mercado son propiltiouracilo (PTU), metimazol (MMI) y carbimazol. Las dos primeras es- tán disponibles en EU, carbimazol sólo se encuentra en Europa y en México, sólo está disponible metimazol. El mecanismo de acción es impedir la síntesis de hormo- nas tiroideas, inhibiendo la organificación del yodo en la glándula tiroides. Todos los fármacos antitiroideos cru- zan la placenta, por lo tanto, pueden afectar la función tiroidea fetal y tener efectos teratogénicos. La exposición a metimazol en el primer trimestre del embarazo se ha asociado a aplasia cutis, atresia coanal, atresia esofágica, Cuadro 77-9. Causas de tirotoxicosis en el embarazo Tiroideas No tiroideas Enfermedad de Graves Hipertiroidismo gestacional transitorio/ hiperemesis gravídica Tiroiditis subaguda Enfermedad trofoblástica (mola hidati- forme, coriocarcinoma) Bocio multinodular tóxico Estruma ovárico Adenoma tóxico Otras: Mutaciones del receptor de TSH Hipertiroidismo iatrógeno Hipertiroidismo facticio http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Endocrinopatías en el embarazo: diabetes mellitus y. . . 831 facies dismórficas, “embriopatía por metimazol”. El PTU no tiene evidencia de teratogenicidad, pero se ha rela- cionado con toxicidad hepática. Por tal motivo, se reco- mienda el PTU como tratamiento de elección durante el primer trimestre y después el cambio a metimazol du- rante el segundo y tercer trimestre, en los lugares donde estén disponibles ambos fármacos. Los efectos adversos relacionados con el uso de fár- macos con acción antitiroidea ocurren en 3 a 5% de las pacientes y la mayor parte se deben a reacciones alér- gicas caracterizadas por prurito, erupción y, con mucha menor frecuencia, ictericia colestásica, poliartritis migra- toria, síndrome “lupus-like”. La agranulocitosis es una complicación menos frecuente (0.3 a 0.6%) pero puede ser mortal, por lo que debe realizarse una cuantificación total y diferencial de leucocitos antes de iniciar el trata- miento y cuando exista sospecha clínica. En pacientes con síntomas hipermetabólicos intensos se pueden uti- lizar agentes β bloqueadores adrenérgicos, como propra- nolol. Entre los efectos adversos relacionados con el uso prolongado de propanolol se encuentra el retraso del cre- cimiento intrauterino, bradicardia fetal e hipoglucemia neonatal. El tratamiento quirúrgico mediante tiroidectomía rara vez está indicado y se reserva para aquellos casos de alergia, requerimientos elevados de fármacos de acción antitiroidea o bocio de gran tamaño con datos compresi- vos; en los casos en los que está indicada la cirugía se re- comienda que se practique durante el segundo trimestre del embarazo. El tratamiento con yodo radioactivo está contraindicado durante la gestación. Los fármacos de acción antitiroidea pasan a la leche materna, por esta razón en la lactancia se ha recomen- dado el uso de dosis moderadas. El metimazol se puede utilizar con seguridad hasta en dosis de 20 a 30 mg/día, mientras que el propiltiouracilo hasta 300 mg/día. Sin embargo, se recomienda vigilar la función tiroidea de los recién nacidos, y en caso de no ser posible, se contraindi- ca la lactancia. Prevención de enfermedad tiroidea en el recién nacido Existen algunas condiciones clínicas que se deben con- siderar en la evaluación del riesgo de hipertiroidismo fe- tal-neonatal y para valorar la cuantificación de Ac-TSHR: • Mujer con enfermedad de Graves activa o en trata- miento con fármacos de acción antitiroidea. • Paciente con antecedente de enfermedad de Graves en remisión, tratada previamente con yodo radiacti- vo o cirugía. • Mujer con historia de un recién nacido con enferme- dad de Graves neonatal. La enfermedad de Graves incrementa el riesgo de hiper- tiroidismo (prevalencia de 1 a 5%) así como de hipoti- roidismo fetal y neonatal. Las dosis altas de fármacos con acción antitiroidea están relacionadas con hipotiroidismo, mientras que las concentraciones elevadas de anticuer- pos contra receptor de TSH son un factor de riesgo para hipertiroidismo. Es importante mencionar que aunque la mujer haya recibido tratamiento ablativo con cirugía o yodo radioactivo, o se encuentre en remisión clínica, los anticuerpos pueden permanecer presentes hasta por cin- co años, por esta razón se recomienda la determinación de Ac-TSHR entre las semanas de gestación 20 a 24 para identificar los embarazos en riesgo; un valor tres veces por arriba del límite de referencia es indicación para vi- gilancia fetal más estrecha. Los datos ultrasonográficos que sugieren hipertiroidismo
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