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Síndrome de ovario poliquistico

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744
70
Síndrome 
de ovarios poliquísticos
Julio César Roberto Mayorga Camargo, María del Carmen Cravioto Galindo
Hace 80 años, en 1935, los doctores Irving F. Stein y 
Michael L. Leventhal publicaron una serie de siete ca-
sos de mujeres que presentaban amenorrea, infertilidad, 
obesidad y ovarios aumentados de tamaño con múltiples 
estructuras quísticas en su superficie. Mediante resec-
ción parcial de la corteza ovárica se logró restaurar la 
menstruación en todas las pacientes, y en dos se logró 
embarazo. Esta entidad fue denominada síndrome de 
Stein-Leventhal, y corresponde a lo que hoy se conoce 
como síndrome de ovarios poliquísticos (SOP). Sin em-
bargo, el concepto que en la actualidad se tiene del sín-
drome difiere de la descripción original, en cuanto a que 
ahora se reconocen su heterogeneidad clínica y el papel 
fundamental que en su fisiopatología tienen los andróge-
nos y la resistencia a la insulina. 
El SOP es una de las patologías endocrinológicas 
más frecuentes en mujeres en edad reproductiva, y la 
principal causa de infertilidad endocrina. Por estos mo-
tivos y por los problemas metabólicos que se le asocian, 
o ambos, el SOP representa una consulta de la práctica 
médica cotidiana.
DEFINICIÓN
La definición de SOP ha cambiado a través de los años. 
En la actualidad se considera que es un diagnóstico de 
exclusión cuyo cuadro clínico puede asemejarse al de 
otros padecimientos, como deficiencia de 21-hidroxilasa 
en su variedad no clásica (21OHD), hiperprolactinemia, 
hipotiroidismo, tumores ováricos y suprarrenales produc-
tores de andrógenos, síndrome de Cushing, acromegalia 
e insuficiencia ovárica prematura en sus fases iniciales.
Con el advenimiento de novedosas herramientas 
diagnósticas de laboratorio y de gabinete, en especial el 
ultrasonido, ha sido posible conocer que las caracterís-
ticas hormonales y morfológicas del SOP, al igual que 
sus manifestaciones clínicas, son heterogéneas. En ausen-
cia de un cuadro clínico universal, los criterios para su 
diagnóstico se han definido por consensos de expertos 
internacionales. 
En el primer consenso, auspiciado por los Institutos 
Nacionales de Salud de EUA (NIH) en 1990, se conclu-
yó que el diagnóstico de SOP puede establecerse cuando 
existen hiperandrogenismo o hiperandrogenemia y dis-
función ovulatoria, en ausencia de los otros padecimien-
tos mencionados. 
En el segundo consenso, realizado en Rotterdam en 
el año 2003, auspiciado por la Sociedad Europea de Em-
briología y Reproducción Humana y la Sociedad Ameri-
cana de Medicina Reproductiva, se introdujo un tercer 
elemento, la morfología ovárica. Según este criterio, el 
diagnóstico del SOP se establece cuando existen, por lo 
menos, dos de los tres elementos emblemáticos: hiperan-
drogenismo o hiperandrogenemia, disfunción ovulatoria 
y poliquistosis ovárica, en ausencia de causas secundarias. 
Este cambio es de gran trascedencia pues lleva implícita 
la existencia de varios fenotipos del SOP y por eso, la 
posibilidad de que un número mayor de mujeres pueda 
reunir criterios diagnósticos del padecimiento.
En 2006, la Sociedad de Andrógenos y Síndrome de 
Ovarios Poliquísticos (AE-PCOS) reconsideró las pro-
puestas previas. Con objeto de seleccionar las caracterís-
ticas clínicas y bioquímicas que debieran incluirse en la 
definición del SOP, hizo una revisión sistemática de cada 
uno de los criterios de los dos consensos previos, bus-
cando evidencias sólidas de su asociación con la entidad. 
Con base en la revisión, se concluyó que el diagnóstico 
del SOP es sindromático y que dentro de los criterios 
que lo sustentan debe incluirse de manera obligada el 
hiperandrogenismo (definido como hirsutismo e hipe-
randrogenemia, o ambos), acompañado por disfunción 
ovárica que puede manifestarse ya sea por oligoameno-
rrea y por poliquistosis ovárica, o ambas. Al igual que 
en los dos consensos previos, se ratificó que la entidad 
tiene una expresión clínica variable (cuadro 70-1) y que 
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Síndrome de ovarios poliquísticos 745
para el diagnóstico deben excluirse, además de las causas 
secundarias ya consideradas, uso o abuso de anabólicos 
o andrógenos y síndrome de hiperandrogenismo con re-
sistencia a la insulina y acantosis nigricans (HAIR-AN). 
En este consenso se enfatizó que la característica 
fundamental del SOP es el exceso de andrógenos, y por 
eso su existencia es indispensable. 
Considerando al hiperandrogenismo como factor 
principal de la patología, quedarían excluidos aquellos 
casos de disfunción ovárica caracterizados por anovula-
ción crónica y poliquistosis ovárica sin datos clínicos o 
bioquímicos de hiperandrogenismo, que podrían corres-
ponder a trastornos ováricos con etiopatogenia distinta 
a lo descrito en el SOP. Asimismo, la sola aparición de 
quistes ováricos no asociados a manifestaciones clínicas 
serían insuficientes para establecer el diagnóstico de SOP. 
En el cuadro 70-1 se muestran los posibles fenotipos del 
SOP y a cuáles de los consensos pueden corresponder. 
EPIDEMIOLOGÍA
El SOP es una patología de origen multifactorial en don-
de factores génicos, étnicos y ambientales tienen un pa-
pel importante para su desarrollo. En consecuencia, la 
prevalencia puede variar de acuerdo a la región geográ-
fica, al estilo de vida y las características de la población 
estudiada. Asimismo, varía en función del diseño del es-
tudio, del número y la edad de las pacientes estudiadas 
y del criterio diagnóstico empleado para definir los casos 
de SOP. Como puede observarse en el cuadro 70-2 la 
prevalencia es mayor cuando se incluye la poliquistosis 
ovárica como criterio diagnóstico. A pesar del impacto 
de los factores que influyen en la estimación de la preva-
lencia, ésta se ha encontrado en forma consistente entre 
6 y 10% en diversas poblaciones. En México aún no se 
cuenta con datos precisos sobre la prevalencia del SOP 
y su impacto en los sistemas de salud debido a la caren-
cia de estudios diseñados para generar tal información en 
muestras de la población general. 
FISIOPATOLOGÍA
A partir de la descripción original de Stein y Leventhal se 
han podido identificar diversas alteraciones en el nivel de 
la unidad hipotálamo-hipofisaria, del ovario y de la su-
prarrenal; no obstante, la fisiopatología del SOP no se ha 
podido dilucidar por completo. El modelo más aceptado 
comprende incremento de la producción de andrógenos, 
secreción inapropiada de gonadotropinas y cambios en el 
patrón de secreción de la hormona liberadora de gonado-
tropinas (GnRH, figura 70-1). 
Producción ovárica de andrógenos
La manifestación clínica más frecuente del SOP es el 
hirsutismo que resulta de un exceso de andrógenos cir-
culantes, en su mayoría de origen ovárico. Como se des-
cribió en el capítulo 67, la biotransformación de los este-
roides en el ovario se lleva a cabo en las células de la teca 
y la granulosa. Las células de la teca expresan el receptor 
de la hormona luteinizante (LH) que al unirse a su li-
gando induce la expresión y activación de las enzimas 
requeridas para la producción de andrógenos, en parti-
cular androstendiona (∆-A). Esta hormona se difunde a 
las células de la granulosa en donde es biotransformada 
a testosterona (T) y después a estradiol (E2) y estrona 
(E1). La hormona foliculoestimulante (FSH) es la encar-
gada de regular la producción de estrógenos a través de la 
inducción de la enzima aromatasa (figura 70-2). 
La mayor parte de los esteroides sexuales son trans-
portados en la sangre unidos a proteínas, a la globulina 
fijadora de hormonas sexuales (SHBG) o a la albúmina, 
y sólo la fracción libre del esteroide es activa desde el 
aspecto biológico y ejerce su efecto en los tejidos.
Se ha demostradoque los ovarios de las mujeres con 
SOP tienen hiperplasia de las células de la teca y produ-
cen mayor cantidad de andrógenos (∆4-A y T) que las 
de mujeres sanas, tanto en condiciones basales como en 
respuesta a la estimulación con hormona gonadotropina 
coriónica humana (hCG). La producción de andrógenos 
es mayor debido a aumento del estímulo que ejercen 
LH, insulina y factor 1 de crecimiento similar a la in-
sulina (IGF-1) en las células tecales. En fechas recientes 
se ha detectado que en las células productoras de an-
drógenos existe hiperactividad del citocromo P450c17 
y de la enzima 17-hidroxilasa, originando aumento de la 
producción de 17a-hidroxipregnenolona y 17a-hidroxi-
progesterona (17a-OHP4), precursores inmediatos de la 
dehidroepiandrosterona (DHEA) y la ∆4-A, respectiva-
mente. 
PRODUCCIÓN SUPRARRENAL 
DE ANDRÓGENOS
Hasta 40% de las pacientes con SOP producen andróge-
nos suprarrenales de manera excesiva, en particular sul-
fato de dehidroepiandrosterona (DHEA-s), en ausencia 
de disfunción del eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal. 
Cuadro 70-1. Posibles fenotipos del síndrome 
de ovarios poliquísticos de acuerdo a las 
manifestaciones clínicas y a los tres criterios 
diagnósticos
A B C D E F G H I J
Hiperandrogenemia + + + + - - + - + -
Hirsutismo + + - - + + + + - -
Oligoanovulación + + + + + + - - - +
Poliquistosis ovárica + - + - + - + + + +
NIH 1990 ü ü ü ü ü ü
Rotterdam 2003 ü ü ü ü ü ü ü ü ü ü
AE-PCOS 2006 ü ü ü ü ü ü ü ü ü
Abreviaturas: NIH= National Institutes of Health, AE-PCOS= Androgen Ex-
cess and Polycystic Ovary Syndrome Society.
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746  •  Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 70)
Figura 70-1. Eje hipotálamo-hipófisis-ovario en el síndrome de ovarios poliquísticos. El ovario produce andrógenos y estrógenos de manera 
excesiva. Los estrógenos actúan en el hipotálamo estimulando la producción de kisspeptina. Este neuromodulador a su vez incrementa la 
frecuencia y amplitud de los pulsos de secreción de la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH) en el hipotálamo basal, con lo cual la 
hipófisis anterior sintetiza preferentemente hormona luteinizante (LH). En el ovario la LH y la insulina actúan de manera sinérgica estimulando 
a las células de la teca para producir mayor cantidad de andrógenos. El exceso de andrógenos y la cantidad relativamente menor de hormona 
foliculoestimulante (FSH) impiden el desarrollo folicular completo.
Cuadro 70-2. Prevalencia de SOP de acuerdo a los criterios empleados para su diagnóstico
Autor Año País Población Consenso Prevalencia %
Michelmore KF 1999 Gran Bretaña Británicas (n = 224) NIH + USG
NIH
20
8.0
Diamanti- Kanda-
rakis E
1999 Grecia Griegas (n = 192) NIH 6.70
Asuncion M 2000 España Caucásicas (n = 154) NIH 6.50
Azzis R 2004 EUA Raza: negra (n = 223), 
caucásica (n = 166), 
otras razas (n = 11)
NIH Total: 6.6 
Negra 8.0
Blanca 4.8
Kumarapeli V 2008 Sri Lanka Sri Lanka (n = 2 915) Rotterdam 6.30
Moran C 2010 México Mexicanas (n = 150) NIH 6.00
March WA 2010 Australia Australianas (n = 728) 
94% raza caucásica
NIH 
Rotterdam 
AE-PCOS
8.7 
11.9 
10.2
Gabrielli L 2012 Brasil Brasileñas (n = 859) 
90% raza negra
Rotterdam 8.5
Abreviaturas: NIH= National Institutesof Health, AE-PCOS= Androgen Excess and Polycystic Ovary Syndrome Society.
Se ha propuesto que la hipersecreción de andrógenos 
suprarrenales también se genera por hiperactividad del 
P450c17, y que la insulina, al igual que en el ovario, pue-
de exacerbar su función actuando en forma sinérgica con 
la hormona trófica, en este caso con ACTH.
ACTIVIDAD PERIFÉRICA 
DE LOS ANDRÓGENOS 
El hirsutismo aparece como resultado del efecto de los 
andrógenos en la piel. En la piel este efecto se ejerce 
Neuronas productoras
de GnRH
Kisspeptina
Estrógenos
Insulina
↑ Andrógenos
↑ Estrógenos
↑ LH, ↓ FSH
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748  •  Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 70)
principalmente por 5a-dihidrotestosterona (5a-DHT), 
producto de la biotransformación de la testosterona por 
acción de la enzima 5a-reductasa. Se ha descrito que en 
aquellas mujeres con SOP con hirsutismo más grave e 
hiperandrogenemia, o ambos, la actividad de la enzima es 
mayor en la piel y en el ovario, lo que genera una mayor 
producción local de 5a-DHT y por lo tanto, mayor efec-
to biológico. La mayor actividad de la enzima se asocia 
a ciertos haplotipos del gen que codificapara la enzima, 
lo que explica en parte la heterogeneidad de las mani-
festaciones clínicas. Debido a los efectos metabólicos de 
los andrógenos, como la función de la insulina, el meta-
bolismo de los lípidos, entre otros, se ha identificado que 
las mujeres con mayor relación de 5a-DHT/T tienen un 
fenotipo con más alteraciones metabólicas. 
DISFUNCIÓN OVULATORIA 
Y POLIQUISTOSIS OVÁRICA
En pacientes con SOP existe detención en la maduración 
folicular, con acúmulo de folículos primordiales y pri-
marios. En condiciones basales, y posestímulo con FSH, 
estos folículos producen estradiol en cantidades superio-
res a las correspondientes a mujeres sanas, pero en forma 
tónica, sin alcanzar el umbral necesario para estimular la 
secreción cíclica de LH.
Los mecanismos implicados en la detención de la 
maduración folicular no son del todo claros; sin embargo, 
existen evidencias de que la disminución de las concen-
traciones de FSH, el aumento de los andrógenos intrao-
váricos y de la insulina, así como la hormona antimülle-
riana (AMH, del inglés, Anti-Müllerian Hormone) tiene 
una función importante.
Las células de la granulosa de los folículos primor-
diales y primarios producen AMH, cuyo efecto es la 
modulación de la velocidad de reclutamiento de los fo-
lículos para su maduración. Se ha observado que en las 
pacientes con SOP, las concentraciones de AMH están 
incrementadas y se relacionan con el número de folículos 
antrales y preantrales detectados por ultrasonido. Cuan-
do estos folículos se estimulan por la administración exó-
gena de gonadotropinas existe un mayor reclutamiento, 
lo cual conlleva a un mayor riesgo de síndrome de hipe-
restimulación ovárica.
SECRECIÓN INAPROPIADA 
DE GONADOTROPINAS
El patrón de pulsatilidad de la GnRH determina en gran 
parte la proporción relativa de LH y FSH sintetizadas 
y secretadas por el gonadotropo. Un aumento en la fre-
cuencia de los pulsos favorece la transcripción de la su-
bunidad β de la LH sobre la subunidad β de la FSH, ge-
nerando una mayor secreción de LH que de FSH. Esto se 
traduce en incremento de las concentraciones circulantes 
de LH, sin cambios o ligera disminución de la de hormo-
na foliculoestimulante.
En el SOP están aumentados los pulsos de LH, refle-
jando mayor actividad del generador de pulsos de GnRH, 
así como la cantidad de LH que llega al ovario. Ésta indu-
ce mayor actividad celular para incrementar la produc-
ción de andrógenos. Se desconoce si existe un defecto 
intrínseco en el generador de pulsos hipotalámico o si el 
defecto es secundario al efecto que pueden ejercer los 
progestágenos, andrógenos y estrógenos sobre el patrón 
de secreción de hormona liberadora de gonadotropinas. 
RESISTENCIA A LA INSULINA
Distintos investigadores han demostrado que la mayoría 
de las pacientes con SOP, ya sean delgadas u obesas, cur-
san con resistencia la insulina (RI) e hiperinsulinemia.
Los mecanismos que explican la RI en el SOP son 
diversos. El principal involucra defectos en el receptor 
de insulina y en el sustrato del receptor de insulina (ISR-
1), que de manera constitutiva tiene mayor fosforilación 
de los residuos de serina. Esto hace menos eficiente la 
activación del fosfoinositol 3 cinasa (PI3K) y, por lo tan-
to, disminuye la expresión de la proteína facilitadora del 
transporte de glucosa tipo 4 (GLUT-4) para la captación 
de glucosa. El defecto se ha descrito tanto en tejidos dia-
na de la insulina (adipocito, músculo esquelético) como 
en el ovario (células granulosa-luteínicas). Otra altera-
ción es la activación constitutiva de las cinasas de serina 
en la vía de señalización de las MAPK-ERK, que contri-
buye a la resistencia a la insulina en el músculo esqueléti-
co. Por último, se ha demostrado disfunción de la célula β 
pancréatica y disminución en el aclaramiento de insulina.
HIPERINSULINEMIA
La insulina juega un papel importante en la patogéne-
sis del SOP, favoreciendo la producción de andrógenos 
ováricos y suprarrenales, de manera directa e indirecta, e 
inhibiendo la síntesis hepática de la globulina fijadora de 
hormonas sexuales.
En el ovario, la insulina actúa de manera sinérgica 
con la LH estimulando las células de la teca para la pro-
ducción de androstendiona, y ejerciendo un efecto di-
recto en las enzimas involucradas en la biotransforma-
ción de los esteroides. Estimula al citocromo P450c17 
de tal manera que las concentraciones circulantes de 
17a-hidroxiprogesterona llegan a superar los 2 ng/mL, 
superponiéndose a los valores observados en la 21OHD. 
De allí la necesidad de hacer el diagnóstico diferencial 
entre SOP y deficiencia enzimática.
En el nivel suprarrenal estimula la producción intrín-
seca de los andrógenos. Se han descrito grupos de pacien-
tes con hiperinsulinemia y aumento de la relación de los 
esteroides ∆5 (pregnenolona, 17a-hidroxipregnenolona 
y dehidroepiandrosterona) sobre los esteroides ∆4 (pro-
gesterona, 17a-hidroxiprogesterona y ∆4-A), sugerente 
de deficiencia de la enzima 3β-hidroxiesteroide deshi-
drogenasa; sin embargo, en dichos casos se han descarta-
do mutaciones en el gen que codifica para la enzima, y 
la relación ∆5/∆4 se reduce al disminuir la cantidad de 
insulina. 
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Síndrome de ovarios poliquísticos 749
FACTORES GENÉTICOS
La agregación familiar de los casos con SOP ha hecho 
plantear el origen genético de la patología. Estudios rea-
lizados en gemelas monocigotas han mostrado que entre 
ellas existe una mayor correlación de SOP que en ge-
melas dicigóticas. Los estudios de asociación de genoma 
completo (GWAS, del inglés, Genome Wide Association 
Studies) han identificado diversos locus asociados al SOP. 
En estos locus se localizan genes como los que codifican 
para el receptor de FSH, LH e insulina. Uno de los genes 
de mayor interés ha sido el DENND1A que codifica para 
la proteína DENNA1, que tiene efectos diversos en la 
regulación de la expresión del gen que codifica para la 
P450c17 (CYP17), y por lo tanto, en la formación de an-
drógenos. En la actualidad no se conocen todos los genes 
involucrados en la fisiopatogenia del síndrome de ovarios 
poliquísticos.
CUADRO CLÍNICO
Las manifestaciones clínicas que pueden hacer que una 
mujer busque atención son: hirsutismo, irregularidades 
menstruales e infertilidad, o ambas. Por eso es importan-
te conocer cuál es la prevalencia de SOP en mujeres con 
estas manifestaciones en forma aislada o en conjunto.
Hirsutismo
Es la principal manifestación clínica de hiperandrogenis-
mo. En mujeres que acuden a consulta por hirsutismo, 
confirmado por > 8 puntos en la escala de Ferriman-Ga-
llwey, el diagnóstico del SOP se integra en 78% de los 
casos. De estos, 56.6% se asocia a disfunción ovárica 
(fenotipo clásico del SOP), mientras que 15.5% se rela-
ciona sólo con poliquistosis ovárica por ultrasonido. En 
pacientes que ya tienen el diagnóstico, la prevalencia de 
hirsutismo es de 72%. 
La prevalencia de SOP es muy baja cuando existe 
acné o alopecia androgénica no asociada a disfunción 
ovulatoria, 20 a 40% y 10%, respectivamente. Asimismo, 
en pacientes con diagnóstico de SOP, el acné y la alope-
cia androgénica son poco frecuentes, ya que aparecen en 
12 a 14% y 10% de los casos respectivos. Estos datos su-
gieren que como elementos para el diagnóstico del SOP 
no son muy útiles.
Alteraciones menstruales 
Son la manifestación de la disfunción ovárica. Con ano-
vulación crónica pueden observarse alteraciones en la 
frecuencia de los ciclos menstruales (oligomenorrea o 
amenorrea) y poliquistosis ovárica, o ambos, así como 
infertilidad en ciclos menstruales regulares.
Las alteraciones menstruales debidas al SOP apare-
cen en forma temprana, desde o poco después de la me-
narca, y se caracterizan por amenorrea u oligomenorrea 
(ciclos > 45 días). En casos de adolescentes con irregu-
laridades menstrualesque persisten después de dos años 
de haber aparecido la menarca, deberán investigarse las 
causas de amenorrea secundaria, dentro de las cuales se 
encuentra el síndrome de ovarios poliquísticos.
Las alteraciones del SOP corresponden a la catego-
ría II de la clasificación de las amenorreas propuesta por 
la OMS, y su característica principal es que cursan con 
concentraciones normales de gonadotropinas y estradiol. 
En mujeres que acuden a consulta por este motivo, el 
diagnóstico de SOP se integra entre 85 y 90%. Entre 75 
y 85% de las pacientes con SOP tienen amenorrea o san-
grados menstruales > a 35 días, en 5% ciclos con duración 
< de 25 días; el restante 10 a 15% presenta ciclos regula-
res anovulatorios. El estado de anovulación crónica con 
producción sostenida de estrógenos, sin el efecto oposi-
tor de la progesterona, origina proliferación endometrial 
que puede ocasionar sangrados en mayor cantidad y en 
el largo plazo conducir a hiperplasia o cáncer de endo-
metrio.
Infertilidad
La infertilidad atribuída a la anovulación crónica se ob-
serva entre 60 y 70% de los casos. 
Poliquistosis ovárica
La poliquistosis ovárica se define, por ultrasonido, como 
la presencia de 12 o más folículos de 2 a 9 mm de diáme-
tro en cada ovario y aumento uni o bilateral del volumen 
ovárico (> 10 mL), o ambos. Se manifiesta en 80% de 
los casos del SOP; sin embargo, no se puede considerar 
un elemento distintivo del síndrome ya que en las muje-
res en edad reproductiva la prevalencia de poliquistosis 
ovárica evaluada por ultrasonido es de 20 a 30% y sólo en 
20% se completan los criterios diagnósticos del síndrome 
de ovarios poliquísticos.
ALTERACIONES HORMONALES
Andrógenos
Se define por hiperandrogenemia a la mayor con-
centración de andrógenos en suero. Los andrógenos 
cuantificables en la práctica clínica son testosterona, 
androstendiona, dehidroepiandrosterona y sulfato de de-
hidroepiandrosterona. Pero su utilidad en el diagnóstico 
del SOP se limita a descartar la existencia de tumores 
ováricos o suprarrenales productores de andrógenos. La 
cuantificación de testosterona puede ser útil en casos de 
disfunción ovárica sin hirsutismo. 
Durante muchos años, la cuantificación directa de 
testosterona con el principio de inmunoanálisis ha sido 
el método rutinario para evaluar hiperandrogenemia; sin 
embargo, su desempeño no ha sido el deseable por mos-
trar coeficientes de variación intra e interensayo > 10%. 
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750  •  Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 70)
Se ha descrito que utilizar radioinmunoanálisis (RIA) 
con doble anticuerpo mejora el rendimiento de la cuan-
tificación de la hormona total. En general, las concentra-
ciones de testosterona total > 0.5ng/mL se consideran 
como criterio de hiperandrogenemia, pero en el SOP 
suelen ser < 1.2 ng/mL.
Debido a las limitantes en la cuantificación de tes-
tosterona total y al hecho de que la testosterona libre 
es la hormona biológica activa, pareciera más adecuado 
cuantificar esta última. Existen estuches comerciales que 
utilizan el principio del RIA para la cuantificación de la 
fracción libre, con muy poca precisión y exactitud, por 
lo que su uso no es recomendado por las asociaciones 
médicas internacionales. 
La cuantificación de la fracción libre de testosterona 
mediante el método de diálisis en equilibrio es el más 
preciso pero no está accesible en nuestro medio. 
En las pacientes con SOP, la hiperandrogenemia a 
expensas de testosterona libre cuantificada por método 
de diálisis en equilibrio se encuentra hasta en 70% de los 
casos en comparación al 50 a 60% de los casos median-
te la cuantificación de la total. Con la cuantificación de 
∆4-A se logra identificar 10% de otros casos. 
Debido a que DHEA es una hormona producida 
principalmente por la suprarrenal en condiciones basales 
y estimulada por el estrés, y a que tiene ritmo circadiano 
y gran variabilidad entre individuos, no se recomienda su 
uso para fines diagnósticos. La cuantificación del sulfa-
to de DHEA parece ser una mejor opción ya que tiene 
menos variabilidad por los factores mencionados para 
DHEA, sin embargo, sólo una fracción cercana a 9% de 
los casos de SOP tiene incremento aislado de este an-
drógeno conjugado y hasta 20% puede tener incremento 
asociado a los otros andrógenos. Mediante la cuantifica-
ción de otros andrógenos, como androstendiona y sulfato 
de dehidroepiandrosterona, se logra identificar del 0 a 
15%de los casos restantes. 
Progestágenos
La cuantificación en suero de 17 a-hidroxiprogesterona 
está indicada para hacer el diagnóstico diferencial con de-
ficiencia de 21-hidroxilasa variedad no clásica (21OHD) 
o de inicio tardío. Las concentraciones < 2 ng/mL en 
los días 2 a 5 de un sangrado menstrual espontáneo o 
inducido, descartan la 21OHD con un valor predictivo 
negativo cercano a 100%. Si las concentraciones son > 2 
ng/mL, se requerirá practicar la prueba de estimulación 
con hormona adrenocorticotrópica (ACTH). Los valores 
de 17 a-OHP4 > 10 ng/mL a los 60 min de administrar 
0.250 mg de ACTH IV, son consistentes con el diagnós-
tico de 21-hidroxilasa variedad no clásica. Lo ideal será 
confirmar el diagnóstico mediante estudio molecular del 
CYP21A2. 
De acuerdo con lo descrito en la literatura, existe una 
proporción que va de 6 a 25% de pacientes con diagnós-
tico del SOP con concentraciones basales de 17a-OHP4 
> 2 ng/mL, en fase folicular temprana. En este grupo 
de mujeres sólo en 20% se confirma el diagnóstico de 
21OHD después de la estimulación con ACTH. En el 
80% restante, 17a-OHP4 se mantiene por debajo de 10 
ng/mL después de la estimulación. El significado biológi-
co de este fenotipo no lo analizaron los autores, pero es 
posible que esté relacionado a un mayor grado de resis-
tencia a la insulina. 
Gonadotropinas
En las pacientes con SOP existe secreción preferencial 
de LH sobre FSH, incremento en la relación LH/FSH 
e hiperrespuesta de LH a la administración exógena de 
GnRH o sus análogos. Estas características se conside-
raron elementos diagnósticos del SOP durante algunos 
años, pero en la actualidad el concepto se ha descartado 
debido a la variabilidad que presentan. La disociación de 
gonadotropinas es muy consistente entre las mujeres del-
gadas con SOP, pero no con obesidad, porque el metabo-
lismo de las hormonas se modifica en función del peso. 
Por otro lado, existen limitaciones metodológicas 
para la cuantificación de las gonadotropinas. Cuando se 
sospecha insuficiencia ovárica prematura incipiente la 
cuantificación de LH y FSH es indispensable. 
Hormona antimülleriana
La AMH participa en la regulación del desarrollo fo-
licular. Debido a que en el SOP las concentraciones de 
AMH son mayores que en mujeres sanas y a que existe 
una fuerte correlación entre sus concentraciones circu-
lantes y el número de folículos antrales, podría ser útil 
para evaluar la disfunción ovulatoria, adicional a otros 
criterios. 
Se ha propuesto que una concentración de la hor-
mona > 4.7 ng/mL tiene un buen rendimiento como 
prueba diagnóstica (sensibilidad y especificidad de 79 y 
83% respectivamente); sin embargo, aún no puede reco-
mendarse su uso clínico, ya que se requiere de validación 
en estudios poblacionales. 
Las concentraciones elevadas de AMH se asocian a 
una menor tasa de embarazo y a mayor riesgo de síndro-
me de hiperestimulación ovárica en pacientes con SOP 
sometidas a técnicas de fertilización asistida. 
COMORBILIDADES DEL SOP
A lo largo de los años se ha reconocido que existen pa-
tologías estrechamente asociadas al SOP, pero que no 
forman parte de los criterios diagnósticos. Estas incluyen 
resistencia a la insulina, alteraciones en el metabolismo 
de los lípidos y carbohidratos y obesidad. 
Resistencia a la insulina
No existen estimaciones de la prevalencia del SOP en 
mujeres con RI, peroen aquellas mujeres con síndrome 
metabólico, la prevalencia es de 40 a 60%. 
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Síndrome de ovarios poliquísticos 751
La prevalencia de RI en el SOP se ha encontrado 
entre 50 a 70% de los casos, por lo que no es una caracte-
rística universal en estas pacientes. Se manifiesta en mu-
jeres con SOP con peso normal, sobrepeso u obesidad, 
pero en mayor proporción cuando hay obesidad. Las mu-
jeres con el síndrome, obesas y delgadas, tienen en mayor 
proporción RI en comparación con las mujeres obesas y 
delgadas sin síndrome de ovarios poliquísticos. 
La variabilidad en la estimación de la prevalencia de 
RI se explica por las diversas herramientas diagnósticas 
empleadas. Éstas se pueden clasificar en dos grupos, las 
que utilizan sólo valores aislados de glucosa, insulina y 
triglicéridos en muestras de suero obtenidas en ayuno 
y aquéllas que utilizan valores de glucosa e insulina en 
muestras de suero obtenidas en ayuno y durante una cur-
va de tolerancia oral a la glucosa. 
Las herramientas que pertenecen a la primera ca-
tegoría son HOMA-IR (del inglés, Homeostatic Model 
Assesment Insulin Resistance), QUICKI (Quantitative 
Insulin Sensitivity ChecK Index) e índice del producto tri-
glicéridos-glucosa, entre otros. Entre las de la segunda ca-
tegoría se puede mencionar el índice de Matsuda. Todos 
estos métodos se han validado para aplicarse a distintos 
grupos étnicos, en personas de uno u otro sexo, sanos, 
obesos y diabéticos. También se han validado en muje-
res con SOP delgadas, obesas, con y sin diabetes mellitus 
tipo 2. 
Se recomienda que en estudios epidemiológicos se 
utilicen los método que requieren valorar la glucosa e 
insulina en ayuno; sin embrago, debido a que el SOP se 
considera un factor de riesgo para diabetes mellitus tipo 
2 (DM2), es conveniente realizar una curva de tolerancia 
oral a la glucosa de 2 horas, con 75 g, a todas las mujeres 
afectadas, y evaluar la insulina a los 60 o 120 minutos. 
Esta práctica brinda información sobre la tolerancia a la 
glucosa y la presencia o no de hiperinsulinemia. 
Trastornos en el metabolismo 
de los carbohidratos
En mujeres con DM2 se ha estimado la prevalencia de 
SOP entre 26 y 32%. En las pacientes con SOP se ha 
estimado una prevalencia de intolerancia a la glucosa y 
DM2 ya conocidas de 30 a 35% y 7.5 a 10% respectiva-
mente. Además cerca de 40% de las pacientes tienen 
intolerancia a la glucosa o diabetes no diagnosticadas 
antes. 
Obesidad
Al parecer el riesgo de tener el síndrome aumenta con 
el peso, ya que con sobrepeso u obesidad la prevalen-
cia de SOP es entre 28 y 33% en comparación con 5.5 
a 7.0% en mujeres delgadas. En pacientes con SOP, la 
prevalencia de obesidad es de 50 a 60%, pero esta pre-
valencia es menor en países en donde la obesidad no 
es un problema de salud pública. La coexistencia de la 
obesidad con el padecimiento tiene un efecto aditivo 
en las alteraciones metabólicas. 
Síndrome metabólico (SM)
La prevalencia de SM con SOP es mayor en comparación 
con mujeres sanas, 33 contra 7%, respectivamente.
Dislipidemia
Es probable que la dislipidemia sea la alteración metabó-
lica más frecuente en las mujeres con SOP, ya que se ha 
reportado en 70%. Las dislipidemias más frecuentes son 
hipoalfalipoproteinemia e hipertrigliceridemia, ambas 
consecuencia de la hiperinsulinemia. 
EVALUACIÓN DE LA PACIENTE 
CON SOSPECHA DE SOP
Las mujeres que tienen un mayor riesgo de cursar con 
SOP son aquellas en etapa reproductiva con hiperandro-
genismo (hirsutismo, acné o alopecia androgénica), con 
disfunción ovulatoria e irregularidades menstruales, o 
ambas, con poliquistosis ovárica; e incluso, con alteracio-
nes metabólicas y datos de resistencia a la insulina. 
La historia clínica deberá recabar los antecedentes 
familiares y personales, y los datos físicos positivos y ne-
gativos necesarios para descartar las patologías a excluir, 
así como las comorbilidades asociadas. La evaluación ini-
cial del SOP dependerá de la manifestación clínica por la 
que acuda la paciente. 
Debido a que una buena proporción de pacientes 
tienen oligoamenorrea, puede inducirse sangrado trans-
vaginal con progestina (aceto de medroxiprogestrona: 10 
mg/día o acetato de clormadinona 5 mg/día, administra-
dos por vía oral durante 10 días) para verificar que existe 
integridad endometrial y cantidad normal de estrógenos 
endógenos. El sangrado permite realizar la cuantificación 
de los estudios hormonales durante los días más adecua-
dos, lo cual es fundamental cuando se trata de gonado-
tropinas, estradiol y progestágenos. 
Se debe recordar que el diagnóstico de SOP es de 
exclusión, por lo que de manera conjunta se pueden rea-
lizar los estudios pertinentes para descartar las causas 
secundarias: enfermedad tiroidea, hiperprolactinemia, 
21OHD, tumores productores de andrógenos e insufi-
ciencia ovárica prematura incipiente (TSH, prolactina, 
17a-OHP4, testosterona total y hormona foliculoesti-
mulante/hormona luteinizante). 
En pacientes con manifestaciones clínicas de acro-
megalia, síndrome de Cushing o datos de virilización, de-
berán realizarse los estudios específicos para confirmar el 
diagnóstico.
Por último, una vez integrado el diagnóstico de SOP, 
deberán evaluarse las comorbilidades más frecuentes, 
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752  •  Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 70)
como resistencia a la insulina, trastornos en el metabo-
lismo de la glucosa, dislipidemias, síndrome metabólico, 
entre otros.
TRATAMIENTO DE LOS SÍNTOMAS
El tratamiento debe individualizarse en función del mo-
tivo de consulta, las características clínicas de la paciente 
y las comorbilidades. El tratamiento consiste en modifi-
caciones en el estilo de vida, tratamiento farmacológico 
de las irregularidades menstruales, del exceso de andró-
genos, de la infertilidad y de los trastornos metabólicos 
concurrentes.
Modificaciones en el estilo de vida
Las modificaciones en el estilo de vida son la piedra an-
gular en las mujeres con sobrepeso u obesidad, ya que 
tienen como objetivo principal la reducción del peso. Sus 
efectos son de impacto metabólico y reproductivo, pero 
a pesar de que se ha asociado a disminución de las con-
centraciones de andrógenos, no tiene efecto significativo 
en la mejoría del hirsutismo. En estudios observacionales 
se ha descrito que la reducción de 5 a 10% del peso ini-
cial se asocia a recuperación de los ciclos menstruales y 
a mejoría de las tasas de embarazo; sin embargo, no exis-
ten datos de estudios clínicos controlados que confirmen 
estas observaciones; tampoco algunos que muestren que 
estos efectos sean sostenidos a largo plazo.
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO
Estrógenos y progestágenos
Los anticonceptivos combinados (AOC) que contienen 
30 o 35 μg de etinil-estradiol más una progestina, cons-
tituyen la primera opción para el tratamiento de altera-
ciones menstruales e hirsutismo. Su principal mecanismo 
de acción radica en la supresión de las gonadotropinas 
hipofisarias y el incremento de la SHBG, que conllevan a 
disminuir la producción de andrógenos de origen ovárico 
y la fracción de andrógenos libres. 
Debido a las comorbilidades que pudieran existir, en 
cada caso deberá evaluarse si los AOC pueden adminis-
trarse en forma segura. Para este fin son útiles los criterios 
médicos de elegibilidad de la Organización Mundial de 
la Salud. 
A pesar del efecto antiandrogénico que podrían te-
ner algunas progestinas, no existe evidencia de superio-
ridad de algunas formulaciones sobre otras en términos 
de sus efectos en hirsutismo, hiperandrogenemia o re-
gularización de los ciclos. Esto incluye a la formulación 
más frecuentemente utilizada en pacientes con SOP,que 
contiene 35 μg de etinilestradiol + 2 mg de acetato de 
ciproterona (Diane®, Bayer; Eunice-35ED, Darier). 
Tratar los trastornos menstruales tiene como objeti-
vo evitar la hiperplasia endometrial. Los AOC están indi-
cados en mujeres con oligoamenorrea o sangrados abun-
dantes que no tengan deseos de embarazo. En aquéllas 
que no están en riesgo de tener un embarazo no deseado 
y que no tienen hirsutismo, puede emplearse progestina 
sola de manera cíclica, para protección endometrial e in-
ducción de sangrados. 
El efecto de los AOC en el hirsutismo es limitado, y 
depende de la gravedad del crecimiento del vello. 
El impacto de los AOC sobre el metabolismo de los 
carbohidratos en mujeres con SOP es debatible, ya que 
no existen evidencias suficientes acerca de sus efectos a 
largo plazo. Los escasos datos en mujeres con SOP en 
tratamiento con AOC durante 12 a 18 meses no indican 
que aumente la incidencia de intolerancia a la glucosa 
o diabetes. Tampoco se ha observado mayor incidencia 
de DM2 en las usuarias de AOC de población abierta y 
con antecedente de diabetes gestacional (DG) seguidas a 
largo plazo. Por lo anterior, se puede concluir que no hay 
evidencia de efectos deletéreos en el metabolismo de la 
glucosa exacerbados por uso de AOC en las mujeres con 
síndrome de ovarios poliquísticos. 
En relación con los lípidos se ha observado predomi-
nio del efecto estrogénico sobre el efecto progestacional, 
por lo que el uso de AOC tendría un efecto benéfico, al 
incrementar el colesterol de alta densidad (c-HDL), muy 
por encima del efecto negativo derivado del aumento de 
triglicéridos y colesterol de baja densidad (c-LDL).
Con respecto al peso se ha observado que no hay un 
efecto deletéreo, comparable con las usuarias sanas. 
Antiandrógenos
El uso de los antiandrógenos, como espironolactona, ace-
tato de ciproterona, flutamida y finasteride como mo-
noterapia, no se recomiendan para el tratamiento del 
hirsutismo en el SOP debido a sus potenciales efectos 
teratogénicos. Estos compuestos pueden usarse de ma-
nera conjunta con AOC, sin embargo, no han mostrado 
efecto aditivo al propio de la anticoncepción combinada.
Sensibilizadores de insulina
El fármaco más empleado para el tratamiento del SOP 
es la metformina, no del todo apropiada, ya que se debe 
enfatizar que su uso debe limitarse a los casos en los que 
se corrobora que existe RI y alteraciones en el metabo-
lismo de los carbohidratos, o ambos. En estas pacientes 
se debe considerar como el tratamiento farmacológico 
de primera elección. La administración del fármaco tie-
ne como resultado la disminución de las concentraciones 
de insulina en ayuno y posprandiales, así como de las de 
los andrógenos. No obstante, no se acompaña de mejoría 
clínica del hirsutismo ni de las tasas de embarazo cuando 
se administra sola o asociada al citrato de clomifeno. En 
algunos estudios se ha observado mejoría de las irregula-
ridades menstruales. En las mujeres que estén ingiriendo 
el fármaco y logran el embarazo, al parecer reduce el ries-
go de desarrollar DG sin asociarse a mayor incidencia de 
malformaciones fetales. 
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Síndrome de ovarios poliquísticos 753
Al igual que metformina, las tiazolidinedionas están 
indicadas sólo cuando existe RI. Su uso durante el em-
barazo no se ha probado en grandes estudios clínicos. 
Se recomienda en pacientes que no toleran la metfor-
mina.
Los análogos del péptido similar al glucagón tipo 
1 (GLP-1) se han estudiado poco, por lo que se cuenta 
sólo con datos preliminares de estudios piloto. El uso de 
exenatide y liraglutide administrados solos y junto con 
metformina fueron superiores a la metformina sola, en 
términos de concentraciones de insulina, andrógenos y 
restauración de la ovulación. En el caso de liraglutide, 
se observó una mayor reducción del peso. La utilidad de 
estos fármacos será aclarada con mayores estudios en un 
futuro.
TRATAMIENTO DE LA INFERTILIDAD
La primera intervención a realizar en la mujer con SOP 
e infertilidad es brindar consejería preconcepcional, en-
fatizando la importancia de las modificaciones en el esti-
lo de vida, como plan alimentario, ejercicio y reducción 
del peso. Estos cambios tienen el objetivo de mejorar las 
condiciones generales para la búsqueda del embarazo y 
disminuir el riesgo de morbilidades maternofetales. 
La anovulación no es el único factor que puede con-
dicionar infertilidad en las pacientes con SOP, por lo que 
es conveniente completar el estudio de la pareja infér-
til antes de iniciar los ciclos de inducción de ovulación. 
En nuestra experiencia es necesario investigar si existe 
patología del factor masculino (con estudio de semen) 
y alteraciones cérvicovaginales (por cultivos y citología 
cervical), así como anormalidades uterinas (mediante 
histerosalpingografía). En casos de que se demuestre 
alteración en los factores masculino y tubo peritoneal, 
o ambos, o cuando no se haya obtenido respuesta a los 
inductores de ovulación se puede recurrir a las técnicas 
de fertilización asistida de alta complejidad (fertilización 
in vitro con transferencia de embriones o inyección intra-
citoplasmática de espermatozoide). Estas intervenciones 
están fuera del alcance de este capítulo, por lo que no se 
tratarán.
TRATAMIENTO FARMACOLÓGICO
Existen varias alternativas para inducir la ovulación en 
pacientes con SOP: citrato de clomifeno (CC), inhibido-
res de aromatasas y gonadotropinas exógenas. 
Citrato de clomifeno
El citrato de clomifeno (Omifín®, Sanofi Aventis; Sero-
phene®, Merck) continúa siendo la primera opción de 
tratamiento de la infertilidad en mujeres con SOP. Es un 
modulador selectivo de los receptores de estrógenos que, 
administrado a dosis que varían entre 50 a 150 mg/día 
durante cinco días induce la ovulación en 75 a 80% de 
estas pacientes. La tasa de niños nacidos vivos es menor, 
entre 50 y 60% al cabo de seis meses de tratamiento. 
El CC actúa en la unidad hipotálamo-hipofisaria es-
timulando la secreción de gonadotropinas hipofisarias, 
que a su vez restablece en el ovario el desarrollo folicular 
e incrementa la producción de estradiol. Cuando las con-
centraciones de estradiol alcanzan un mínimo de 200 pg/
mL se produce la descarga cíclica LH y la ovulación. La 
disociación entre las tasas de ovulación y embarazo se ha 
explicado en parte por efectos antiestrogénicos del CC 
en el moco cervical. 
El riesgo de embarazos múltiples con citrato de clo-
mifeno se estima entre 3 a 8% y el de síndrome de hipe-
restimulación ovárica en menos de 10%. No hay eviden-
cia de que el CC aumente el riesgo de malformaciones 
congénitas. 
Inhibidores de aromatasas
En los últimos años se han introducido en el mercado los 
inhibidores de las aromatasas, cuyo mecanismo de acción 
consiste en inhibir la formación de estrógenos. En virtud 
del mecanismo de retroalimentación negativa, la falta de 
estrógenos induce efectos similares a los del clomifeno, es 
decir, aumento de gonadotropinas endógenas. El letrozo-
le (Gesamaf®, PISA; Zolstro®, Accord Farma) es el prin-
cipal producto de este grupo, y se utiliza a dosis que van 
de 2.5 a 7.5 mg/día, con un esquema de administración 
similar al del clomifeno. En un estudio clínico controla-
do recién publicado se demostró que en pacientes con 
índice de masa corporal entre 30.3 y 39.4 kg/m2, letro-
zole podría ser discretamente superior a CC en cuanto 
al número de nacimientos vivos logrados. Sin embargo, 
en pacientes con peso normal o sobrepeso este fármaco 
no parece ser superior a CC en términos de nacimientos 
vivos, ovulación, pérdidas fetales o número de productos. 
En la actualidad, el letrozole se considera una alternativa 
en aquellos casos en los que CC ha fallado, pero hay que 
señalar que el producto aún no cuenta con aprobación 
sanitaria para usarse como inductor de ovulación.GONADOTROPINAS
Existen múltiples esquemas para inducir la ovulación 
con gonadotropinas exógenas, siendo los más recomen-
dados aquellos que inician con las mínimas dosis y tienen 
menor riesgo de ocasionar síndrome de hiperestimula-
ción ovárica. Las tasas de éxito en términos de desarro-
llo monofolicular, tasa de embarazo y tasa acumulada de 
nacidos vivos son de 70, 20 y 72%, respectivamente. Con 
estos esquemas la tasa de embarazo múltiple que llega a 
término es de 4.6%. Estos procedimientos están indica-
dos en casos de falla de clomifeno y deben ser implemen-
tados por especialistas en biología de la reproducción. 
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	Endocrinología clínica de Dorantes y Martínez 5ª Edición
	Sección IX. Gónadas
	70.
Síndrome
de ovarios poliquísticos
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