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© E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 836 78 Sistema endocrino difuso Moisés Mercado Atri, Mario Antonio Molina Ayala Aunque los sistemas nervioso y endocrino son en apa- riencia entidades distintas, puede decirse que embrioló- gicamente ambos son sistemas reguladores que compar- ten características de programación genética y funciones que derivan de un desarrollo unicelular ancestral. Así pues, la dicotomía entre neuronas y células endocrinas se pierde en varios sistemas. Por ejemplo, el hipotálamo, considerado parte del sistema nervioso, podría conside- rarse una “glándula” consistente en neuronas que sinte- tizan oxitocina, vasopresina y hormonas reguladoras de la liberación de hormonas hipofisarias. Por otra parte, las células cromafines de la médula suprarrenal, que derivan de la cresta neural e histológicamente parecen neuronas, liberan catecolaminas a la circulación de manera por de- más “endocrina”. La mayor parte de las células de los ganglios sensi- tivos craneales y medulares se origina de la diferencia- ción de las células de la cresta neural. La suma de las células que forman los ganglios craneales y medulares; las que se encuentran dispersas en el tubo digestivo; las concentradas en los islotes pancreáticos; y algunas que se encuentran en el aparato respiratorio (bronquios prin- cipales) constituyen lo que en algún tiempo se llamó sistema neuroendocrino gastroenteropancreático (SNE- GEP); sin embargo, ya que también se han encontrado en hipófisis, timo, laringe, vesícula biliar, testículos, ova- rios, útero y cérvix, el término cambió por el de sistema neuroendocrino difuso, el cual puede dividirse en cen- tral y periférico. El central está compuesto por células neuroendocrinas del hipotálamo, la hipófisis y la pineal. En el periférico se incluyen las células del eje entero- pancreático, el pulmón, la médula suprarrenal, las células paratiroideas, las células C de la tiroides, los ganglios y la piel. Desde el punto de vista histológico, las células del sistema neuroendocrino se caracterizan por teñirse con colorantes de plata (tinción argentafínica); en lo bioquí- mico, estas células se caracterizan por captar y descar- boxilar precursores de aminas, de donde proviene el tér- mino sistema APUD (del inglés, amine precursor uptake and decarboxylation, que significa sistema de capta- ción y descarboxilación de precursores de amina), el cual fue acuñado en 1968 por Pearse, y se refiere a los grupos de células distribuidas en la economía, que tienen origen neuroectodérmico y poseen propiedades citoquímicas comunes en la síntesis de hormonas peptídicas o amí- nicas. Con las nuevas técnicas de inmunohistoquímica e hibridación in situ es posible determinar qué péptidos sintetizan y secretan cada una de estas células. La síntesis de ciertos péptidos específicos sirve como marcador del sistema neuroendocrino difuso. La mutación de una célula APUD induce suscepti- bilidad para formar tumores, denominados APUDomas, aunque han recibido otros nombres, como NET (del inglés, neuroendocrine tumours) o GEPNET (del inglés, gastroenteropancreatic neuroendocrine tumours) (cuadro 78-1). También se les ha llamado argentafinomas o tu- mores del sistema enterocromafín (EC), con base en sus características histológicas tintoriales; sin embargo, el término APUD describe la capacidad de estos tumores para la captación de aminas biogénicas que pueden ser químicamente alteradas o sintetizadas (como ha ocurri- do recién). En la actualidad, se reconocen más de 40 va- riedades, las cuales pueden encontrarse en cualquier par- te del organismo. La mayoría contiene la enzima enolasa neuronal específica, que es el marcador universal para las hiperplasias y neoplasias provenientes del sistema APUD. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Sistema endocrino difuso 837 CARACTERÍSTICAS DE LAS CÉLULAS NEUROENDOCRINAS Diversos péptidos aislados en los tejidos endocrinos del intestino también están presentes en los nervios. Inclu- yen a la gastrina, colecistocinina, polipéptido intestinal vasoactivo (VIP) y la sustancia P. Como corolario, los péptidos que han sido encontrados en los tejidos nervio- sos también se han identificado en las células endocrinas intestinales, e incluyen a la somatostatina, las encefalinas, la sustancia P, la neurotensina y la tirotropina. Ya que muchos de estos péptidos están en ambos tipos de célu- las, endocrinas y nerviosas, los tumores “endocrinos” pue- den, de hecho, ser endocrinos o neuroendocrinos. El eje gastroenteropancreático tiene una capacidad única en sus células endocrinas de secretar una gran variedad de péptidos y aminas. Los péptidos hormonales no sólo se han encontrado dentro de la misma célula (p. ej., la moti- lina y la serotonina en la célula enterocromafín), sino que también han sido localizados en el mismo gránulo secre- tor. Aún no se sabe si estos péptidos actúan dentro del gránulo secretor de manera paracrina o son corregulados de alguna otra manera. En cualquier momento, diversas hormonas y aminas pueden ser cosecretadas y el comple- jo sintomático se deriva de uno o más de los péptidos o aminas producidos y, por tanto, no puede ser atribuido a un solo factor. Así, un tumor puede secretar un péptido, recurrir y secretar otro, y sus metástasis pueden secretar otros péptidos más. Aunque existen muchos marcadores neuroendocri- nos de amplio espectro, la cromogranina y la sinaptofisina son los principales utilizados en la patología diagnóstica. También se han añadido entre todos los recursos diferen- tes queratinas en el diagnóstico diferencial, y en particu- lar las citoqueratinas de bajo peso molecular, como CAM 5.2, para evitar resultados falsos negativos en el abordaje de algunos tumores neuroendocrinos. La familia de la cromogranina/secretogranina (Cg/ Sg) está compuesta de diversas proteínas ácidas en los gránulos secretores de las células neuroendocrinas. Las tres principales proteínas Cg/Sg en la actualidad son de- nominadas CgA, CgB y Sg-II. Otras proteínas son Sg-III, Sg-IV y Sg-V. La amplia distribución y el alto grado de especificidad de las Cg/Sg las hacen excelentes marcado- res para las células endocrinas y sus neoplasias. La sinaptofisina, una molécula proteínica de 38 kDa es un componente de las vesículas presinápticas de la membrana. Se encuentra muy distribuida en neuronas, células neuroendocrinas y sus neoplasias, y es un marca- dor neuroendocrino de espectro amplio. La sinaptofisina pertenece a una familia de proteínas sinápticas que in- cluyen a la sinaptotagmina (p65), SNAP-25, el receptor de SNAP, la sintaxina y Rab3A. Sin embargo, no se ha establecido hasta la fecha la utilidad de estas proteínas en la patología diagnóstica rutinaria. Las proconvertasas (PC) son enzimas que procesan propéptidos a péptidos activos dentro de las células. Al- gunas de éstas, como PC1/PC3 y PC2 son muy específi- cas para las células y tumores neuroendocrinos y pueden ser utilizadas como marcadores específicos. Otras como PC4 se encuentran en el testículo, mientras que PC5/ PC6 son más prevalentes en el tracto gastrointestinal. La enolasa neuronal específica (NSE) es un marca- dor para células y tumores neuroendocrinos muy sensi- ble, pero no muy específico. Por lo regular se le encuentra en nervios y células neuroendocrinas, pero también algu- nas células no neuroendocrinas reaccionan con antisuero a NSE. Por tanto, esta molécula no debe utilizarse como un marcador de amplio espectro en el diagnóstico de tu- mores del SED. El péptido liberador de gastrina o bombesina, que es un tetrapéptido aislado a partir de la piel de algunos anfibios, se encuentra en muchas células neuroendocri- nas y neuronas. También puede ser utilizado como un marcador de amplioespectro. La peptidilglicina es una monooxigenasa amidante (PAM). La amidación es un paso importante en la madu- ración de los neuropéptidos. La PAM cataliza la modifica- ción traslacional de muchos neuropéptidos. Casi siempre es liberada con otros péptidos durante la exocitosis, don- de permanece unida a la membrana celular. Los tumores pancreáticos a menudo son positivos para citoqueratinas en más de 30% de los casos. Las ci- Cuadro 78-1. Características de los tumores del sistema APUD Tumor Hormona secretada Tipo de célula Signos y síntomas Insulinoma Insulina β Hipoglucemia Alteraciones mentales Síncope Vértigo Gastrinoma Gastrina G Aumento de la secreción de ácido gástrico Ulceración péptica Diarrea Pérdida de peso Glucagono- ma Glucagón α Hiperglucemia Eritema necrolítico migra- torio Glositis Tromboflebitis Pérdida de peso VIPoma VIP δ Diarrea acuosa Hipopotasemia Aclorhidria Deshidratación Psicosis Somatosta- tinoma Somatos- tatina δ Diabetes mellitus Cálculos Hipoclorhidria Esteatorrea Pérdida de peso Carcinoide Serotonina ( s u s t a n - cia P) EC Rubor Diarrea Taquicardia Dolor abdominal VIP = péptido intestinal vasoactivo; EC 0 enterocromafin. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 838 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 78) toqueratinas de bajo peso molecular como CMA 5.2 son más sensibles para tumores neuroendocrinos que las combinaciones como AE1/AE3 y, por tanto, deben ser añadidas a cualquier régimen que examine las neoplasias pancreáticas para descartar falsos diagnósticos de adeno- carcinoma. TUMORES DEL SISTEMA ENDOCRINO DIFUSO Generalidades La similitud morfológica de las células APUD sugirió en un inicio un origen embriológico común, el cual se creía era la cresta neural, pero después se incluyó al neuroec- todermo, o en el caso de las células endocrinas, el placo- dermo dorsal. Sin embargo, la mayoría de los expertos están de acuerdo en que estos tumores deben clasificarse de acuerdo a sus productos secretados (es decir, carcinoi- de, insulinoma, gastrinoma, somatostatinoma). Distribución anatómica Más de 50% de los tumores neuroendocrinos en la prác- tica clínica son de la variedad llamada carcinoide, y se encuentran de manera incidental en intervenciones qui- rúrgicas, una vez que han metastatizado en el intestino delgado (en especial en el apéndice). La fracción restante comprende: 50% de gastrinomas, 30% de insulinomas, 13% de VIPomas, 5 a 10% de glucagonomas y menos de 5% de neurotensinomas, somatostatinomas y tumores secretores de hormonas ectópicas, más o menos. Se pen- saba que los tumores no secretores conformaban la ma- yoría de los tumores pancreáticos. Sin embargo, con las tinciones inmunohistoquímicas para células endocrinas, en especial la enolasa neuroespecífica, la cromogranina, la sinaptofisina y los receptores para somatostatina, exis- te un reconocimiento cada vez mayor de que los tumores que se enmascaran como carcinomas de hígado, carcino- mas de células pequeñas en el pulmón y otros órganos, son tumores endocrinos. La mayoría de estos tumores no secretores en realidad almacenan y secretan polipép- tido pancreático, pero en cantidades tan pequeñas que el tumor a menudo permanece silente hasta que es más grande. Alrededor de 60% de los gastrinomas pancreáticos se concentran en el triángulo de Passaro, área delimitada por la cabeza del páncreas, el antro gástrico y la primera porción del duodeno. Otros tumores neuroendocrinos pueden distribuirse de manera equitativa a través del páncreas o en sitios ectópicos, como la médula suprarre- nal, mientras que los tumores carcinoides en su mayoría ocurren con más frecuencia en el apéndice y el intestino delgado. Los tumores son de naturaleza proliferativa y pueden tomar la forma de hiperplasia o neoplasia (adenoma, hi- perplasia adenomatosa, microadenomatosis, nesidioblas- tosis o carcinoma). La hiperplasia es poco común, pero es la regla en la NEM1 y a menudo se presenta en el área del páncreas que rodea a un tumor benigno. Los tumores pueden subdividirse en: a) ortoendo- crinos, cuando secretan el producto normal de su tipo celular; y b) paraendocrinos, cuando secretan un péptido o amina que es ajeno al órgano o célula de origen. Los tumores parendocrinos pueden hallarse en la médula su- prarrenal, riñón, ganglios linfáticos o hígado, como parte de una NEM1, cuando se secreta una gran variedad de péptidos o aminas. Cuando los tumores metastatizan, lo hacen a los ganglios linfáticos locales, hígado, peritoneo y, rara vez, al hueso, pero este último parece incrementarse en su frecuencia, de acuerdo con la historia natural de estos tumores, y cambia con el tratamiento agresivo. Las metástasis son muy vasculares, lo cual es un signo inequí- voco de tumor GEP. La ocurrencia de NEM1 puede ser hasta en 33% de los casos de tumores GEP. En áreas de alto riesgo, las mediciones de calcio ionizado, prolactina y PP son importantes. Aun así, estos tumores son raros y de crecimiento lento. Histogenesis Se cree que los tumores endocrinos del intestino y pán- creas se originan de las células endocrinas del sistema endocrino difuso. Quince tipos celulares distintos que producen péptidos hormonales o aminas biogénicas se encuentran en el páncreas y en la mucosa del tracto gas- trointestinal. Junto con las células endocrinas dispersas en otros tejidos derivados del endodermo, como la tiroi- des, pulmones, árbol biliar y uretra, las células endocrinas del tracto GEP pertenecen al llamado sistema endocrino difuso. Como se ha demostrado en experimentos con ra- tones transgénicos, la transformación de células del SED de intestino y páncreas puede conducir al desarrollo de tumores endocrinos. Ya que las células del SED compar- ten una gran cantidad de antígenos con los elementos nerviosos (marcadores neuroendocrinos), el adjetivo “neuroendocrino” ha sido muy utilizado para describir tales tipos celulares y sus tumores derivados. No obstan- te, la clasificación de tumores endocrinos de la Organi- zación Mundial de la Salud (OMS) adoptó el término “endocrino” y, por tanto, será el utilizado en este capítulo. En general, los APUDomas son raros, con una fre- cuencia anual (clínicamente reconocible) de 5:1 000 000 de habitantes. En contraste, la existencia de estos tumo- res en piezas de necropsia no seleccionadas se aproxima a 1% cuando se encuentran como datos incidentales. His- topatológicamente, los tumores originados en las células APUD pueden ser: a) hiperplasias benignas (menos fre- cuentes) o b) neoplasias. Los tumores que se originan de estas células pluripo- tenciales pueden sintetizar o secretar: a) una variedad de hormonas diferentes (base del síndrome clínico); b) pro- hormonas no funcionantes, o menos efectivas; c) muchas hormonas o bien, cambiar la secreción dominante de una hormona en particular. Aunque la mayor parte de estos tumores producen hormonas, es decir, funcionan, existen tumores de estruc- http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Sistema endocrino difuso 839 tura histológica endocrina que no lo hacen, considerán- dose, por tanto, no funcionantes (15%). Los APUDomas funcionantes secretan hormonas de manera autónoma, sin relación alguna con las necesida- des fisiológicas ni el equilibrio homeostático, por lo que provocan síndromes de hipersecreción, ya sea simples (hipersecreción de una sola hormona) o combinados, provocados por liberación de dos o más hormonas por parte de un mismo tumor o por existencia simultánea de varias neoplasias endocrinas que secretan varias hormo- nas, como es el caso de las neoplasias endocrinas múlti- ples (NEM). Estudios de la fisiología de las células neuroendocri- nas han reveladoimportantes características de las célu- las secretoras y de los síndromes clínicos causados por sus productos: 1. El fenotipo celular no predice la naturaleza del pro- ducto secretado. 2. La secreción de transmisores por células neuroendo- crinas con frecuencia es episódica o pulsátil. 3. Cada célula tiene la potencialidad individual de se- cretar una amplia gama de transmisores. 4. Las hormonas y transmisores secretados por las cé- lulas neuroendocrinas pueden regular la actividad fisiológica (p. ej., secreción, absorción o contractili- dad), estimular o inhibir el crecimiento, o afectar el desarrollo de las células blanco. La producción de hormonas por las células neuroendo- crinas está regulada en varios niveles, incluyendo la trans- cripción del ácido ribonucleico (RNA), procesamiento y secreción de péptidos precursores. La sospecha clínica de un síndrome de hipersecre- ción puede surgir a partir de un problema clínico con- creto, que será la clave para el diagnóstico, y con base en ello se deberá investigar e intentar su confirmación. Los principales APUDomas asociados con algunas entidades clínicas se listan en el cuadro 78-2. APUDOMAS DE CÉLULAS DE LOS ISLOTES PANCREÁTICOS Estos tumores son raros, con una incidencia de 1.5 casos por 100 000 habitantes, y afectan a cerca de 6 000 per- sonas en EUA. De acuerdo con su incidencia, los tipos de tumores se agrupan de la siguiente manera: • Tumores carcinoides: 55%. • Insulinomas: 17%. • Tumores de tipo desconocido: 17%. • Gastrinomas: 9%. • VIPomas: 2%. Los tumores de células de los islotes pancreáticos se presentan en pacientes jóvenes y de edad mediana; sin embargo, se han reportado algunos tumores en ambos extremos de la vida (incluyendo neonatos). Excepto por el gastrinoma, casi todos los tumores tienen una inciden- cia algo mayor en mujeres que en varones. No obstante, no existe una predilección significativa por algún sexo. Casi todos los tumores de las células de los islotes son sintomáticos, a causa de su producción excesiva de hormonas biológicamente activas. La mayor parte de los tumores produce exceso de un solo tipo de hormona. El tiempo promedio entre el inicio de los síntomas y el diagnóstico del tumor es de 2.7 años. Insulinoma El insulinoma es el segundo tumor de células de los is- lotes más común y mejor conocido, tiene una incidencia de 17% y representa más de 75 a 80% de los tumores funcionantes esporádicos de células de los islotes pan- creáticos. Casi 10% están asociados con NEM1. Se pue- de aplicar la “regla de los noventas” a los insulinomas, ya que son esporádicos en 90% de los pacientes, solitarios en 90%, benignos en 90%, mayor a 5 cm en 90%, e in- trapancreáticos en 95%. No existe un sitio específico de predilección dentro del páncreas. Los insulinomas sintetizan y secretan insulina de manera autónoma en presencia de bajas concentraciones de glucosa sérica, ocasionando el signo clínico clásico del insulinoma, la hipoglucemia clínica espontánea, con sín- tomas que se dividen en dos grupos: 1) por elevación de catecolaminas y 2) neuroglucopénicos, que cumplen con los criterios de la tríada de Whipple; es decir: 1. Síntomas de hipoglucemia en ayuno o relacionados con actividades físicas previas: confusión, estupor y pérdida de la conciencia. 2. Comprobación de valores de glucosa sanguínea me- nor a 50 mg/dL (2.8 mmol/L) en varones y menor a 45 mg/dL (2.5 mmol/L) en mujeres, en ayuno o en el momento de la afección aguda. 3. Alivio de los síntomas después de la administración de glucosa. Es probable que en las primeras etapas de la enfermedad los síntomas ocurran en las pri- meras horas de la mañana, o por la tarde, sobre todo Cuadro 78-2. APUDomas asociados con entidades clínicas Problema clínico Posible APUDoma responsable Úlcera péptica Gastrinoma Diarrea VIPoma Gastrinoma Glucagonoma Tumor carcinoide Hipoglucemia Insulinoma Hiperglucemia Glucagonoma Gastrinoma Somatostatinoma Hipopotasemia VIPoma Rubor súbito Tumor carcinoide VIPoma Eritema migratorio Glucagonoma http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 840 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 78) después de ejercicio exhaustivo o si el paciente ha tenido ayuno prolongado. La hipoglucemia por periodos prolongados puede pro- ducir daño cerebral irreversible que no responda a la ad- ministración de glucosa. Los síntomas agudos típicos incluyen diaforesis, tem- blor, palpitaciones y nerviosismo, debido a la liberación de catecolaminas como respuesta a la hipoglucemia. Los síntomas son sutiles en la mayoría de las pacientes. Pue- de presentarse una amplia variedad de síntomas, entre los que se incluyen trastornos conductuales episódicos con pérdida de la memoria. Algunos síntomas pueden simular un trastorno psiquiátrico. Pueden presentarse ce- falea, confusión, alteraciones visuales, debilidad motora, paresia y ataxia, conduciendo a convulsiones y a estado de coma. Debido a que al comer se alivian los síntomas, no es raro que los pacientes presenten sobrepeso. El pronóstico es variable para los tumores de las cé- lulas de los islotes y las opciones de tratamiento varían para los diferentes tipos de tumores; por ejemplo, la re- sección quirúrgica, la quimioterapia y la radioterapia se emplean para lesiones malignas, en tanto que los tumores benignos de células de los islotes deben ser resecados con cirugía para evitar los efectos inducidos por las hormo- nas que produce el tumor. En la actualidad, la estrategia recomendada para los tumores pancreáticos endocrinos es la completa resección de las metástasis hepáticas en pacientes con enfermedad limitada, quienes son buenos candidatos quirúrgicos. Las técnicas no quirúrgicas utilizadas para tratar las metástasis hepáticas incluyen embolización arterial transcatéter con lipiodol, quimioterapia y ablación por radiofrecuencia. En muchos pacientes con este tipo de tumores, las metástasis evolucionan con lentitud, por tanto, el médico puede adoptar una conducta expectante en algunos pacientes con metástasis hepáticas no secre- toras. Los investigadores consideran que la mayoría de los pacientes con neoplasias viven por un tiempo largo y mueren por causas que no están relacionadas con el tumor. La supervivencia prolongada es común en la en- fermedad extensa de las células de los islotes pancreáti- cos, aunque algunos pacientes se deterioran con rapidez y mueren en menos de un año. Los tumores más grandes y clínicamente silentes tienen un peor pronóstico que los tumores más pequeños que están asociados con una tasa de supervivencia cercana a 60%. Gastrinoma (síndrome de Zollinger-Ellison) Estos tumores comprenden de 9 a 10% de los tumores de células de los islotes pancreáticos; de 25 a 50% de estos se asocian con el síndrome de la NEM1. La prevalencia de la metástasis en el diagnóstico ha disminuido porque en la actualidad se presta más atención a estos tumores, detectándolos con mayor prontitud. La edad media de aparición oscila entre 30 y 50 años, siendo un poco más frecuente en el varón que en la mujer. Su incidencia es de 1 a 3 casos por 1 000 000 de habitantes al año. Suelen ser pequeños, multifocales, de crecimiento lento; sin em- bargo, al asociarse con la NEM1 tienen un alto potencial de malignidad en 60 a 80% de los casos, con metástasis a hígado y ganglios linfáticos peripancreáticos. Su funda- mental asiento es en el páncreas (65%), derivando de las células G residuales fetales. El resto se encuentra en el duodeno y, rara vez, en la pared gástrica o hilio esplénico. En el páncreas se pueden encontrar las siguientes va- riedades histológicas: • 60% son carcinomas de células diferentes de las cé- lulas de los islotes. • 25% son adenomas solitarios. • 10% son microadenomas o hiperplasia. Los gastrinomas producen gran cantidad de gastrina séri- ca, lo que ocasionahipersecreción de ácido gástrico y las consiguientes úlceras duodenales y yeyunales. El diagnóstico se basa en la siguiente tríada sintomá- tica; en 90% de los casos existe: 1. Presencia de úlceras pépticas primarias intratables en localizaciones poco comunes, con frecuencia en estómago, bulbo duodenal, segunda, 3a o 4a partes del duodeno, o yeyuno. La perforación de la úlcera se da en cerca de 30% de los pacientes. En 90% de los casos, la úlcera puede ser única. 2. Dolor abdominal. 3. Hipersecreción gástrica con secreción ácida masiva de hasta 500 mL/h. 4. Identificación de tumor de células de los islotes pan- creáticos. Los pacientes con el síndrome de Zollinger-Ellison pre- sentan, además (en 50 a 60% de los casos), diarreas, las cuales son tan extremas como para causar serios proble- mas en el control de fluidos y electrólitos, y muchos pa- cientes pueden desarrollar un síndrome de malabsorción. Estas diarreas se deben a que las cantidades excesivas de ácido gástrico irritan la mucosa yeyunal e inhiben la lipa- sa pancreática, dando lugar a malabsorción de grasas. Por lo general, se resuelven mediante aspiración nasogástrica. Algunos pacientes presentan historia clínica compatible con lesión esofágica péptica (10% de casos), debido al reflujo gastroesofágico. También son comunes vómito, hematemesis, melena o esteatorrea y pérdida de peso. El diagnóstico se confirma mediante estudios de se- creción ácida y la estimación de la gastrina circulante: 1. La concentración de gastrina sérica en ayuno, por lo general, se encuentra elevada > 200 pg/mL, hallán- dose en algunos casos valores cercanos a 10 000 pg/ mL. Si los valores son > 1 000 pg/mL y coincide con una secreción ácida gástrica aumentada o signos de enfermedad péptica establecida, se puede llegar al diagnóstico de gastrinoma. 2. Si la concentración de gastrina se encuentra entre 200 a 1 000 pg/mL, debe emplearse la prueba de http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Sistema endocrino difuso 841 estimulación con secretina intravenosa, que pro- ducirá un aumento paradójico de gastrina cuando existe gastrinoma, pero no en otras situaciones. La hipergastrinemia secundaria se observa en la gastritis atrófica tipo A y en la anemia perniciosa, así como durante el tratamiento con bloqueadores de la secre- ción de ácido gástrico (omeprazol) y, por lo regular, se encuentra por debajo de 1 000 pg/mL. El bom- besinoma (hipersecreción primaria de péptido libe- rador de gastrina, GRP [del inglés, gastrin releasing peptide], también conocido como bombesina) causa hipergastrinemia secundaria. Esto será útil para dife- renciar entre gastrinoma e hiperplasia/hiperfunción de células G antrales y otras causas de hipergastrine- mia ulcerogénica. 3. Análisis del jugo gástrico. Medición del gasto basal de ácido (BAO) y del máximo gasto ácido (MAO): BAO > 15 mEq/h en 50% y > 10 mEq/h en 66% de los pacientes. El cociente BAO/MAO es > 0.6. Tam- bién puede ayudar la realización de una serie radio- lógica gastrointestinal alta, que revelará la existencia de pliegues engrosados en el estómago por hipertro- fia de la mucosa y exceso de secreciones luminales. Una vez realizado el diagnóstico, el tratamiento del pa- ciente sigue dos caminos interrelacionados: Control de la hipersecreción del ácido gástrico. El uso de inhibidores potentes de la secreción ácida del estómago, como la ranitidina (bloqueador de los recep- tores H2) y el omeprazol (inhibidor de hidrógeno-po- tasio-ATPasa) ha reducido la necesidad de la cirugía en estos pacientes. La terapéutica hormonal con somatos- tatina o con su análogo, el octreótido, reduce la hiper- gastrinemia y la hiperclorhidria, y mejora los síntomas. El tratamiento quimioterapéutico está indicado sólo en el carcinoma metastásico, si bien no existe una opinión unánime al respecto, ya que en ocasiones los pacientes pueden permanecer durante años (hasta 20) con enfer- medad metastásica estable y el tratamiento posee nu- merosos efectos secundarios y complicaciones. Algunos autores proponen que se emplee sólo en aquellos casos en que aparezcan síntomas secundarios al crecimiento del tumor, o cuando las metástasis aumenten en mucho el tamaño durante el seguimiento. La quimioterapia más utilizada es 5-fluorouracilo + adriamicina. Alteración de la historia natural del gastrinoma (lo- calización del tumor, valoración de enfermedad metas- tásica y resección del tumor localizado para curación). Antes de que se consiguiera el control farmacológico efectivo de la hipersecreción acidogástrica, la gastrecto- mía total era el mejor tratamiento. Pero en la actualidad se reserva a pacientes con gastrinomas irresecables, cuya hiperclorhidria no se controla con tratamiento farma- cológico. La vagotomía de células parietales es útil como tra- tamiento coadyuvante sólo en pacientes con síndrome de Zollinger-Ellison. Puede disminuir las necesidades de medicación antisecretora y es más seguro y menos mór- bido que la gastrectomía total. A pesar de ello, en la ac- tualidad, su función es todavía controvertida. En los tumores que se encuentren dentro del páncreas, la cirugía que se llevará a cabo será la si- guiente: • Si son accesibles a la superficie pancreática, su dimensión es < 2 cm y están bien encapsulados, se someten a enucleación. • Pero si son más grandes o sin cápsula definida, debe procederse a la resección de la glándula, que varía en función de la localización del tu- mor: a) si está en cuello, cuerpo y cola, se rea- liza una pancreatectomía distal; b) si está en la cabeza pancreática o en el proceso uncinado, se resecan mediante pancreatoduodenectomía. Con resección local, la tasa de supervivencia a cinco años es > 90%. Si a pesar del estudio preoperatorio meticuloso la neo- plasia no ha podido localizarse, no se recomienda la ex- ploración quirúrgica indiscriminada, dado que en estas circunstancias la curación es < 10%. Si los gastrinomas son irresecables, el tratamiento se basa en quimioterapia y embolización de la arteria he- pática. Glucagonoma Los glucagonomas son tumores endocrinos, originados a partir de las células de los islotes de Langerhans, que secretan glucagón, una hormona antagonista de la insuli- na. Son poco frecuentes, representan cerca de 1% de los tumores enteropancreáticos. Por lo general, son únicos, grandes y de crecimiento lento; más de 75% presenta metástasis en el momento del diagnóstico, sobre todo en hígado y sistema óseo. Estos tumores suelen sintetizar y secretar péptidos, como polipéptido pancreático, somatostatina, insulina y gastrina, pero la secreción más común de la glucagon. Presentación clínica • Eritema necrolítico migratorio. El exantema cutáneo típico del glucagonoma es el eritematoso, de super- ficie elevada, escamoso, a veces ampuloso, en oca- siones psoriásico y costroso. Se localiza sobre todo en cara, abdomen, perineo y extremidades distales. Las regiones de la erupción aguda suelen quedar in- duradas e hiperpigmentadas. Suele acompañarse de queilitis, glositis y onicólisis. • Diabetes mellitus (DM) moderada, tardía, sin his- toria familiar previa y de fácil control, que rara vez llega a producir cetoacidosis o complicaciones vasculares. Es característico que las hiperglucemias de este síndrome coincidan con cifras elevadas de in- sulinemia basal. • Diarrea. Es de característica secretora y afecta a 15% de los pacientes. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 842 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 78) • Trombosis venosa profunda y tromboembolia (en cerca de 30% de los casos). • Pérdida de peso. Se presenta como consecuencia del hipercatabolismo proteínico y lipídico. • Hipoaminoacidemia con hiperaminoaciduria,tam- bién por el hipercatabolismo proteínico. Las concen- traciones de alanina, glicina y serina suelen ser me- nores de 25% de lo normal. Con frecuencia ocurre hipercolesterolemia. Alteraciones neurológicas (p. ej., neuritis óptica, escoto- mas, ataxia) y psiquiátricas (p. ej., estado depresivo –que puede llegar a ser muy profundo y predominar sobre el resto de la semiología– y demencia). Ante la sospecha clínica, el diagnóstico bioquímico se establece demostrando glucagonemia > 150 pg/mL. Sin embargo, en el glucagonoma, la hiperglucagonemia primaria por lo regular es > 1 000 pg/mL, y en ocasiones llega a varios miles de pg/mL. El glucagonoma se puede diferenciar de otros sín- dromes hiperglucagonémicos porque la glucosa no pue- de suprimir la concentración plasmática de glucagón, en tanto que la arginina no puede aumentarla. La hiperglu- cagonemia secundaria es vista en la DM1 mal controlada (cetoacidosis) y durante la contrarregulación de la hipo- glucemia, y puede encontrarse en el rango de varios cien- tos de pg/mL. Concentraciones muy altas de glucagón, como las del glucagonoma, pueden encontrarse en en- fermedades severas, como sepsis, síndrome de Cushing, coma hepático uremia e infarto del miocardio. Los valores del polipéptido pancreático (PP) están elevados en 50% de los casos, por lo que se ha pensado que pueda tratarse de un marcador bioquímico. Dado que el tumor sólo se localiza en el páncreas y suele ser de gran tamaño, se identifica con facilidad mediante to- mografía axial computarizada (TAC), ecografía o angio- grafía. El tratamiento quirúrgico es curativo en cerca de 30% de los casos. Por fortuna, el crecimiento lento del tumor permite una supervivencia prolongada, incluso en muchos casos con metástasis. Sin embargo, debido a su potencial maligno, es importante la búsqueda de metás- tasis hepáticas, que se encuentran en 2 de cada 3 de los pacientes en el momento del diagnóstico. Tratamiento • Quirúrgico. Es el único curativo y debe emplearse siempre que sea posible, aun en presencia de me- tástasis, pues se ha comprobado que mejora los síntomas. Es fundamental el adecuado manejo pe- rioperatorio de los pacientes, ya que suelen tener desnutrición grave y alteraciones electrolíticas. • Médico. La quimioterapia se plantea cuando fracasa el tratamiento quirúrgico, pero las respuestas que se obtienen son muy variables. El esquema más usado es estreptozotocina en combinación con 5-fluorou- racilo. • Paliativo. Se han obtenido buenos resultados con: a) somatostatina, que normaliza los valores de glucagón y aminoácidos séricos, mejorando las lesiones cutá- neas y promoviendo el aumento de peso; y b) cinc, que también mejora la dermatitis. Feocromocitoma Este padecimiento se trata con detalle en el capítulo 26. Vipoma (síndrome de Verner Morrison, síndrome de diarrea acuosa, hipopotasemia y aclorhidria [DAHA]) Los VIPomas son tumores derivados de las células β de los islotes, sobre todo del cuerpo y cola pancreáticos. Casi todos los casos son esporádicos y no son familiares. Se han reportado pocos casos en pacientes con NEM1 y 66% de estos tumores se registra en mujeres. El síndrome de los VIPomas, llamado síndrome de Verner-Morrison, está caracterizado por diarrea acuosa, hipopotasemia e insuficiencia renal asociada. Las mani- festaciones clínicas se deben a la gran cantidad de VIP que secretan estos tumores. Los VIPomas comprenden cerca de 2% de los tumo- res gastroenteropancreáticos. Alcanzan un gran tamaño antes de manifestarse clínicamente. A pesar de crecer con lentitud suelen ser malignos, presentando 60% de ellos metástasis al diagnosticarlos; de 80 a 90% de los VI- Pomas se localiza en los islotes del páncreas, en el cuerpo o cola, mientras que el resto se relaciona con tumores en sitios extrapancreáticos, como la cadena simpática re- troperitoneal y la médula suprarrenal. De 10 a 15% de los tumores secretores de VIP se originan en las células neuroendocrinas de la mucosa intestinal. Otros APUDomas, como el ganglioneuroma, neu- roblastoma, neurofibroma y feocromocitoma, también pueden asociarse con el síndrome de diarrea acuosa, hi- popotasemia y aclorhidria (DAHA). Por lo común, los VIPomas son malignos, en tanto que sólo 30% de estos son benignos. La presencia de este tumor origina manifestaciones sistémicas, que en conjunto se conocen como síndrome DAHA, el cual se caracteriza por: 1. Diarrea acuosa profusa, que persiste en ayuno y que conduce a un estado de gran deshidratación y debili- dad muscular. El aspecto de las heces es semejante al té y luce como la diarrea del cólera (de ahí proviene su nombre de cólera pancreático). La diarrea está re- lacionada con la liberación del VIP, el cual relaja el músculo liso vascular e intestinal, paraliza la vesícula biliar, inhibe la actividad motora del intestino delga- do y causa enrojecimiento cutáneo por la vasodilata- ción que produce. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Sistema endocrino difuso 843 2. Acidosis metabólica grave por pérdida de bicarbona- to en heces. 3. Hipopotasemia (consecuencia de la diarrea). 4. Aclorhidria (no siempre está presente, ya que es más frecuente la hipoclorhidria). 5. Intolerancia a la glucosa. 6. Hipercalcemia. 7. Un dato muy característico es la presencia de rubor súbito (flushing). Se considera que puede deberse a que estos tumores también segregan prostaglandinas y otros péptidos vasoactivos. La frecuencia con que estos síntomas se presentan en cada paciente individual se resume en el cuadro 78-3. El diagnóstico se basa en la demostración del aumento de la concentración plasmática del VIP, asociado con un volumen de heces acuosas de al menos 1 L/día. En pa- cientes con insuficiencia hepática e isquemia intestinal se dan incrementos menores del VIP. También es necesario medir los valores del polipéptido pancreático (que pue- de estar elevado y comportarse como marcador) y de las prostaglandinas, también aumentadas en algunos casos. Para el diagnóstico de localización suele utilizarse TAC y, a continuación, angiografía selectiva. En ocasio- nes también es útil un muestreo de sangre portal obteni- da por cateterización transhepática. Tratamiento médico El objetivo inmediato es corregir la deshidratación y las anormalidades electrolíticas. • En los VIPomas que no pueden ser extirpados puede utilizarse indometacina como tratamiento paliativo de la diarrea (que neutraliza la acción de las prosta- glandinas del VIPoma) y somatostatina (que reduce los valores del VIP y la diarrea). • Como quimioterapia, la estreptozotocina ha demos- trado acción paliativa en los VIPomas malignos. Tratamiento quirúrgico En la operación se reseca el tumor, y si se encuentran me- tástasis, también se reduce su volumen. La presencia de metástasis puede impedir este planteamiento terapéuti- co. Cuando no se encuentra tumor en alguna parte, se efectúa pancreatectomía subtotal distal, extirpando 80% del tejido pancreático. Si no se ha identificado el tumor pancreático, se exploran las suprarrenales y las cadenas simpáticas. Somatostatinoma Estos tumores constituyen el grupo en que se identifi- có un síndrome clínico definido hace poco. Es un tumor no tan frecuente, que se origina a partir de células de la cabeza del páncreas (60%), aunque también se han des- crito casos en duodeno, ámpula de Váter y conducto cís- tico e intestino delgado, donde produce menos síntomas. Cuando se establece el diagnóstico suelen ser únicos, grandes y metastásicos (50 a 70% presentan metástasis en hígado, ganglios o hueso). Los somatostatinomas individuales pueden secretar, además de somatostatina, insulina, calcitonina, gastrina, VIP, adrenocorticotropina, prostaglandinas y glucagón, pero el cuadro clínico del somatostatinoma se conoce como síndrome inhibitorio, debido a las acciones inhi-bidoras generalizadas de la somatostatina, y consiste en diabetes leve por inhibición de la insulina. En algunos casos se ha descrito la existencia de hipoglucemia; dia- rrea o esteatorrea, que se presenta por disminución de la secreción exocrina pancreática, y conduce a una malab- sorción de grasas; vesícula biliar dilatada y colelitiasis, se registra por disminución de la contracción de la vesícula en periodo posprandial, que ocasiona estasis biliar e hipoclorhidria. Diagnóstico específico Se realiza determinando la somatostatina plasmática, que alcanza concentraciones muy elevadas. En caso de duda, se pueden realizar pruebas de estimulación, como la de tolbutamida o la de calcio-pentagastrina. Diagnóstico de localización No suele ofrecer problemas, ya que casi siempre son tu- mores bastante grandes como para ser visualizados por ultrasonografía. Tratamiento La resección curativa ha sido posible en pocos casos, pero del mismo modo que en todos los tumores endocrinos, siempre es conveniente reducir al menos la masa tumoral funcionante. TUMORES INTESTINALES Síndrome carcinoide El síndrome carcinoide se debe a la secreción de diversas sustancias al torrente circulatorio por los tumores carci- noides. Estos tumores tienen las siguientes características Cuadro 78-3. VIPoma Frecuencia de presentación de los síntomas % Diarrea secretora Hipopotasemia Deshidratación Intolerancia a la glucosa Hipoclorhidria Hipercalcemia Rubor súbito 100 100 100 60 70 41 21 http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 844 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 78) básicas: a) son raros; b) tienden a la proliferación lenta y formación de metástasis; c) se producen repercusiones humorales, que a veces son consecuencia del tumor; y d) participan diversas sustancias. Epidemiología A pesar de ser raros, los carcinoides son los tumores en- docrinos más frecuentes del intestino. Constituyen 55% de todas las neoplasias endocrinas de este órgano y de 13 a 34% de todos los tumores del intestino delgado. Se clasifican por su sitio de origen (intestino anterior, medio o posterior), ya que su histoquímica, sus productos se- cretados y las manifestaciones varían con la localización. La incidencia en la población general es de 1.5 casos por 100 000 habitantes. La distribución por edades incluye a personas entre 10 y 90 años, con frecuencia máxima en el sexto y séptimo decenios de vida. Localización Debido a su origen (células enterocromafines o de Kul-chitsky), los tumores carcinoides se localizan sobre todo en el conducto intestinal, pudiendo aparecer en cualquier punto, excepto en el esófago. Tienen especial incidencia en yeyuno, íleon y apéndice, pudiendo causar obstrucciones e intususcepciones. También pueden apa- recer en las vías biliares, páncreas, ovarios y pulmón. La localización gástrica y duodenal es poco frecuente, au- mentando de manera considerable la incidencia en el in- testino delgado, sobre todo en el íleon (donde la inciden- cia puede llegar a ser hasta ocho veces superior que en el yeyuno). La localización más habitual de este tumor es el apéndice, siendo ésta, por otro lado, una localización con baja frecuencia de metástasis (esto puede deberse a que la sintomatología de apendicitis que produce, motiva resección precoz). Los tumores localizados en el divertículo de Meckel son raros; en el colon son poco frecuentes, pero con una incidencia máxima de metástasis. En rectosigmoides, la frecuencia es considerable, pero con baja tasa de metás- tasis. Por último, los localizados en vías biliares represen- tan un dato ocasional (cuadro 78-4). Presentación clínica Los tumores carcinoides pueden producir diversos sín- tomas, algunos de los cuales tienen carácter paroxístico. Lo más notable de dichos síntomas estriba en que, por lo general, sólo se manifiestan cuando existe formación de metástasis hepáticas o cuando el tumor primario está si- tuado en regiones con drenaje venoso extraportal, como el sistema bronquial o las gónadas. La función del hígado en la patología carcinoide es fundamental, ya que en presencia de un tumor intestinal cuya circulación drene en el hígado, las sustancias que produce el tumor son inactivadas por el hígado y sólo se presentan manifestaciones clínicas en presencia de me- tástasis hepáticas que liberan dichas sustancias a la circu- lación sistémica. Como se ha citado antes, los tumores carcinoides son productores de diversas sustancias, entre las que se encuentran: Serotonina (5-hidroxitriptamina, 5-HT). En condi- ciones normales, hasta 90% del triptófano de la dieta se utiliza en la síntesis de proteínas y ácido nicotínico, pero en los tumores carcinoides se puede utilizar hasta 60% del triptófano en la síntesis de 5-HT, que es degradada con rapidez por la monoaminooxidasa (en el hígado). Los síntomas aparecen cuando la 5-HT escapa a la ac- ción de la monoaminooxidasa, por ejemplo cuando hay metástasis hepáticas, o cuando la localización del tumor sea extraportal (bronquios o gónadas). Los tumores car- cinoides no siempre secretan 5-HT, sino que también pueden secretar otros neurotransmisores, hormonas o neuropéptidos (histamina, calicreína, bradicinina, taqui- cinina, sustancia P), o incluso no secretar ningún produc- to. Por tanto, el término serotoninoma no se utiliza en la clasificación. Catecolaminas. Aunque la administración de adre- nalina y noradrenalina induce episodios agudos de ru- bor cutáneo, no existe correlación entre esta última y los valores de catecolaminas circulantes o del ácido vanilil- mandélico urinario. Histamina. La elevación de la concentración de his- tamina en orina, así como la supresión del episodio de rubor cutáneo en algunos de estos enfermos utilizando antagonistas de los receptores de la histamina H1 y H2, hacen pensar que el aumento de la secreción de hista- mina por estos tumores puede desempeñar una función mediadora importante en la aparición del síndrome. Calicreína. Se ha sugerido que las catecolaminas activan o liberan la calicreína que contiene el tumor, la cual, después, cataliza la formación de cinina activa, tra- tando de explicar, a través de su acción, los episodios de rubor cutáneo y las crisis asmáticas de estos enfermos. Prostaglandinas. Además de la 5-HT y la bradici- nina, las prostaglandinas pueden estar implicadas en la patogénesis de la diarrea en pacientes con síndrome car- Cuadro 78-4. Frecuencia de presentación primaria y secundaria de tumores carcinoides según su localización Sitio del tumor Casos (%) Metástasis (%) Apéndice 36.2 2 Yeyuno-íleon 25.5 34 Recto 16.4 18 Bronquios 9.9 — Colon 6.0 60 Primario desconocido 3.3 NA Duodeno 2.9 20 Estómago 2.8 23 Ovarios 0.5 6 Diversos 0.2 — http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Sistema endocrino difuso 845 cinoide. Si bien está bien documentada la elevación de los valores de prostaglandina E (PGE) en pacientes con tumor carcinoide, queda por demostrar que la PGE es li- berada por el propio tumor o sintetizada por el intestino. Por ello, dada la gran cantidad de sustancias que puede secretar este tumor, no se reconoce la función exclusiva de la 5-HT en la patogénesis del síndrome. Manifestaciones clínicas Pueden agruparse en los siguientes conjuntos sintomá- ticos: Fenómenos vasomotores Se presentan crisis de rubor cutáneo en 70% de los pa- cientes. Se describe como un eritema que invade cara, cuello y la parte superior del tórax, con sensación de ca- lor en estas zonas, a veces con taquicardia. Por lo general, las crisis suelen durar algunos minutos. Se han descrito dos tipos de rubor en el síndrome carcinoide: a) en los tumores carcinoides del intestino medio, el rubor suele ser transitorio, de color rosa débila rojo y es desencadenado por bebidas alcohólicas, quesos azules, chocolate y vino rojo; b) el rubor que ocurre en los tumores del intestino anterior a menudo es más in- tenso y prolongado y tiene un halo purpúreo. El paciente atribuye la crisis de rubor cutáneo a ciertos fenómenos desencadenantes (ejercicio, choque emocional, entre otros). Cuando la crisis de rubor cutáneo es duradera, la cara puede padecer eritema constante o telangiectasias faciales. Aunque la crisis de rubor cutáneo suele ser un síntoma menor, en algunos casos puede llegar a compli- carse con edema, prurito, inyección conjuntival, lagri- meo, hipotensión, vértigo, síncope o coma. Síntomas gastrointestinales La diarrea es el síntoma más común en estos pacientes. Lo común es tránsito intestinal acelerado con diarrea de heces muy hidratadas y sin sangre. En ocasiones es difícil demostrar si la diarrea es consecuencia de las secrecio- nes del tumor o de los factores mecánicos que ejerce el tumor (obstrucción, malabsorción, intestino corto por cirugía previa, entre otros). También aquí es evidente, al igual que con las crisis de rubor cutáneo, una correlación entre la sintomatología gastrointestinal y la cantidad de ácido 5-hidroxiindola- cético excretado. Sin embargo, también se sospecha que otros factores puedan estar involucrados en el proceso. Manifestaciones cardiacas Alrededor de 10% de los pacientes desarrolla en forma tardía estas manifestaciones, que son típicas por recaer de forma exclusiva en las cavidades derechas: válvulas pulmonar y tricúspide. Se cree que esta patología se debe a la exposición continua del corazón a concentraciones elevadas de la 5-HT. La base histológica de las lesiones consiste en un depósito de un tipo de tejido fibroso espe- cial, sin fibras elásticas, en el endocardio de las válvulas y cavidades derechas, que se manifiesta como insuficiencia tricuspídea, estenosis pulmonar o ambas. Manifestaciones pulmonares Un pequeño porcentaje de pacientes sufre episodios sig- nificativos de asma, que con frecuencia se asocian con crisis vasomotoras. Se ha implicado a la 5-HT como cau- sante de esta manifestación. También se pueden dar ca- sos de disnea. Otras enfermedades asociadas El síndrome carcinoide se ha relacionado con dermatitis similar a la que aparece en la pelagra, así como con cier- tos casos de úlcera péptica. Diagnóstico Las determinaciones del ácido 5-hidroxiindol acético (5HIAA, un metabolito urinario de la degradación de la 5-HT) y de 5-HT en sangre o en plasma sin plaquetas es el estudio más confiable para confirmar el diagnóstico de síndrome carcinoide. A veces es útil la cuantificación de sustancia P y neurotensina por radioinmunoanálisis. Una medida diagnóstica útil es la prueba de estimulación con pentagastrina, que produce rubor facial, síntomas gas- trointestinales, aumento de las concentraciones de 5-HT y liberación de los péptidos: sustancia P, neurocinina A (NKA) y neuropéptido K (NPK). En cuanto al diagnóstico de localización del tumor primario, cabe mencionar que se han utilizado diversas técnicas, entre las que destacan: • Radiografía simple de tórax o TAC, suficientes para diagnosticar un tumor carcinoide bronquial. Los tu- mores carcinoides de colon y recto pueden ser iden- tificados mediante colon por enema o colonoscopia. • Ultrasonografía, tomografía computarizada abdomi- nal y las IRM no son útiles en el diagnóstico de estos tumores, ya que a menudo son demasiado pequeños para ser detectados por estos métodos. • En etapas avanzadas del tumor, mediante el estudio con bario, se puede poner de manifiesto el resultado de la fibrosis mesentérica (acortamiento, rigidez, fi- jación y acodamiento de asas), la cual también puede detectarse mediante TAC. • La angiografía puede ser útil para la valoración de los cambios de calibre que se observan en los vasos me- sentéricos, así como para la detección de metástasis hepáticas. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 846 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 78) Como técnica más novedosa para el diagnóstico de estos tumores se encuentra la gammagrafía con somatostatina marcada con un radioisótopo (111In). Con esta técnica se pueden lograr tasas de detección muy elevadas (cercanas a 90%). Tratamiento El tratamiento ideal de todo tumor carcinoide es la ex- tirpación, antes de que dé lugar a metástasis y, por tanto, al síndrome; sin embargo, esto no siempre es posible, por lo que el tratamiento será diferente según el sitio donde esté localizado el tumor, si hay extensión regional, o bien metástasis. Por otro lado, el síndrome que produce la emisión de sustancias por parte del tumor tiene un tratamiento especial. A continuación, se revisarán distintos abordajes individuales: TUMOR LOCALIZADO Carcinoides apendiculares En tumores apendiculares con dimensiones < 1.5 cm se debe realizar apendicectomía, con lo cual se consiguen tasas de curación de 100% (no se requiere seguimiento posterior). Los tumores entre 1.5 y 2 cm pueden tratar- se como los anteriores, o bien haciendo una resección más extensa. En cualquier caso, en estos tumores puede indicarse una segunda operación programada para veri- ficación. Los tumores > 2 cm son poco comunes y se consideran malignos. Si se invade el ciego está indicada una resección amplia, que puede llegar a abarcar el colon ascendente (hemicolectomía derecha), en cuyo caso deben extraerse los ganglios linfáticos existentes a lo largo de los vasos mesentéricos. Carcinoides rectales Los tumores < 1 cm de diámetro se tratan con fulgura- ción simple o escisión local, consiguiendo tasas de cu- ración de 100% y sin necesidad de seguimiento posterior. Los tumores > 2 cm se consideran malignos, por lo que la resección que debe realizarse es más extensa, si bien se intentará preservar el esfínter cuando sea posible; si no lo es, se realizará resección abdominoperineal. Los tumores entre 1 y 2 cm pueden tratarse de cual- quiera de las dos maneras anteriores, dependiendo de algunas variables (tamaño real del tumor, invasión regio- nal, posibilidad de preservar el esfínter, entre otras). Carcinoides del intestino delgado Los tumores < 1 cm se tratan mediante escisión local conservadora, mientras que en los > 1 cm se realizará, además, escisión de los ganglios regionales. Cabe co- mentar que los pacientes con tumores de 1.5 a 2 cm o mayores suelen presentar recurrencias, aunque no se ha establecido un programa de vigilancia estandarizado. La resección de tumores originados en el intestino medio puede ocasionar problemas a causa de fibrosis y acorta- miento del mesenterio, por lo que debe considerarse esta dificultad y evitar resecciones más amplias de lo nece- sario. En cualquier caso, ante un paciente con carcinoi- de de intestino delgado es necesario buscar más lesiones primarias. Carcinoides gástricos, pancreáticos y del colon Son muy raros y su tratamiento consiste en resección quirúrgica agresiva. Tumor con invasión regional Los tumores carcinoides con metástasis linfática regional macroscópica o con extensión local deben tratarse por resección quirúrgica agresiva. Si puede eliminarse toda la enfermedad maligna visible, las tasas de supervivencia a largo plazo serán excelentes; sin embargo, se presentan recurrencias tardías (a los 5 o 10 años), por lo que es necesario un seguimiento prolongado. Si se encuentra que la enfermedad regional no es re- secable debe llevarse a cabo una resección paliativa. No se aconseja administrar quimioterapia, excepto en los ca- sos de tumores sintomáticos, cuyos síntomas se deban al tamaño de la masa tumoral. Tumor con metástasis Debido a que estos tumores a menudo son indolentes en el crecimiento y asintomáticos, no todos los pacientes requieren tratamiento en el momento del diagnóstico de la metástasis. De estemodo, puede realizarse un periodo de observación que permita tomar una decisión con res- pecto al soporte o tratamiento del tumor. Existen varias posibilidades: Tratamiento quirúrgico Una reducción del tumor puede ser eficaz en los casos en que el tumor obstruye el intestino delgado. No obstante, la citorreducción no se indica, salvo para resección he- pática en pacientes con síndrome carcinoide. Este hecho puede ser paradójico, puesto que las metástasis en hígado son múltiples y no suelen ser voluminosas. En cualquier caso, debe utilizarse la resección en cuña o la criocirugía en estos pacientes. Quimioterapia Aunque se ha informado de actividad con una variedad de agentes solos y en combinación (fluorouracilo, doxo- http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Sistema endocrino difuso 847 rrubicina, dacarbazina, ciclofosfamida, fluorouracilo más estreptozotocina), las tasas de respuesta rara vez exce- den 30%. Además, la duración de esta respuesta suele ser corta. Por todo esto, se dirá que la quimioterapia sólo debe emplearse de manera paliativa en pacientes sintomáticos, que deben incluirse en pruebas clínicas orientadas al de- sarrollo de nuevos tratamientos más eficaces. Quimioembolización Se ha informado que la infusión de fluorouracilo o doxo- rrubicina en la arteria hepática, combinada con emboli- zación de la arteria hepática con fibras de colágeno, con- sigue reducir el volumen de las metástasis del hígado en 50% o más, o hasta en 60% de los pacientes. Radioterapia Su uso está restringido a la paliación sintomática. En cuanto a la metayodobenzilguanidina (MIBG) marcada con 131I, se encuentra en estudio. Síndrome carcinoide Tratamiento quirúrgico Puede ser de utilidad en pacientes con metástasis hepá- tica o extensa. En caso de recurrencia, se considera la resección si se encuentra en un lugar al que se pueda acceder con mínima morbilidad. También se puede usar la cirugía en pacientes con cardiopatía carcinoide sinto- mática para reemplazo de válvulas. Ligadura de la arteria hepática o embolismo Se ha observado que en pacientes con metástasis volu- minosas o sintomáticas, esta técnica puede causar una necrosis del tumor. También cabe mencionar que con frecuencia produce efectos secundarios que pueden ser graves (dolor abdominal, fiebre, náuseas y agravamiento del síndrome). Este tratamiento puede ser administrado junto con quimioterapia. Manejo farmacológico Se dispone de cuatro tipos de agentes farmacológicos para el control sintomático: a) Antagonistas de la 5-HT. b) Interferón. c) Agentes quimioterapéuticos. d) Somatostatina y sus análogos. La respuesta a los antagonistas de la 5-HT no ha sido satisfactoria. Se usa ciproheptadina, metotrimeprazina y maleato de mesergida. Estos agentes tratan de suprimir la producción de aminas vasoactivas o bloquear sus efectos periféricos. El interferón, cuyo mecanismo de acción es estimular los macrófagos y linfocitos T, puede controlar los síntomas del síndrome o detener el crecimiento del tumor. Sin embargo, por lo general estos beneficios han sido transitorios y han estado acompañados de efectos tóxicos, que por lo regular son más importantes que los beneficios terapéuticos; además, se ha informado de pa- cientes que fracasaron en su control de la enfermedad con el octreótido y, sin embargo, lo consiguieron con el interferón. La combinación de interferón con 5-fluorouracilo ha demostrado actividad antitumoral y antihormonal, al proporcionar una paliación útil. Se han comunicado respuestas a agentes quimioterapéuticos, como 5-fluo- rouracilo (respuesta de 26%), doxorrubicina (21%), es- treptozotocina (17%), dacarbamazina (13%) y cisplatino (10%). Se ha demostrado que el análogo de la somatostatina (octreótido) alivia los síntomas del síndrome carcinoide maligno en la mayoría de los pacientes, con reducción significativa de los niveles de 5-HIAA. Con poca fre- cuencia se observa reducción de los tumores. Además de los citados agentes farmacológicos, cabe mencionar que la diarrea es tratable con antidiarreicos estándar. Acerca de la paraclorofenilalanina se ha demos- trado que reduce los valores de 5-HIAA y la diarrea, pero su empleo no está indicado, debido a la gran cantidad de efectos secundarios (sobre todo psiquiátricos) que se le han atribuido. Pronóstico Las tasas de supervivencia publicadas son variables. En general, cuanto más grande es el tumor primario (> 2 cm) peor es el pronóstico. Los pacientes con tumores apendiculares y rectales no invasores con dimensiones < 2 cm tienen una tasa de supervivencia a los cinco años que se acerca a 100%. Esta tasa disminuye a 40% cuando el diámetro del tumor es > 2 cm. La invasión de la pared muscular o la metástasis a ganglios es signo de pronóstico desfavorable. La vida media de los pacientes a partir de la apari- ción del primer periodo de episodios de rubor cutáneo es de 38 meses, con 25% de supervivencia a los seis años. La supervivencia media tras la detección de 5-HIAA en la orina es de 23 meses, con 25% de supervivencia a los tres años. La causa de la muerte suele estar relacionada con la carcinomatosis en sí, aunque pueden aparecer diversas complicaciones; 70% de los casos tienen supervivencia a cinco años, después de la resección, con una superviven- cia media de 14 años a partir del diagnóstico. TUMORES LOCALIZADOS FUERA DEL SISTEMA GASTROENTEROPANCREÁTICO ENTIDADES FAMILIARES La neoplasia endocrina múltiple (NEM) será tratada con detalle en el capítulo 72. http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 848 • Endocrinología clínica de. . . (Capítulo 78) Ganglioneuroma Tumor benigno, de células ganglionares, que es poco co- mún. Por lo general aparece en el tronco simpático o en las glándulas suprarrenales y suele ser asintomático. Datos clínicos Hipertensión, diaforesis, palpitaciones, poliuria, polidipsia. Tratamiento Resección quirúrgica cuando es sintomático. Neuroblastoma Es la tercera causa más común de neoplasias en niños. Puede originarse en cualquier parte de la cadena simpá- tica, siendo retroperitoneal en 75% de los casos. Es muy maligno y agresivo, pero puede evolucionar a remisión espontánea. Características clínicas Por lo común es una masa abdominal asintomática, pal- pable, irregular. Cursa con distensión abdominal y obs- trucción intestinal, así como con náuseas, vómito y pér- dida de peso. Por lo mismo, el paciente puede presentar anemia, dolor articular y fiebre, semejándose a la fiebre reumática. Diagnóstico • Metanefrinas urinarias elevadas. • En la radiografía se detecta masa de tejido blando que desplaza las estructuras adyacentes. • TAC. • IRM. • Abordaje de metástasis: radiografía de tórax, serie ósea, aspiración de médula ósea. Tratamiento • De ser posible, resecar después de establecer el esta- dio clínico. • Incisión transversa abdominal. • Quimioterapia. Paraganglioma Es un tumor que se origina de los tejidos neuroendo- crinos extrasuprarrenales, localizados en los paraganglios. Son sinónimos de estos tumores el nombre de tumor glo- mus y quemodectoma. Los sitios más comunes en que se localiza son cabeza y cuello, cuerpo carotideo, en la bifurcación de la arteria carótida común, foramen yugu- lar, a lo largo del nervio vago y dentro del oído medio. La manifestación clínica de un tumor del cuerpo caroti- deo es una masa en el cuello, lateral, indolora, creciente, en un paciente en apariencia asintomático. El paragan- glioma vagal se manifiesta como una masa lateral en el cuello, que por lo común se localiza en el ángulo de la mandíbula. Los tumores glomus timpánicos yugulares causan tinnitus pulsátil y pueden observarse como masas retrotimpánicas vasculares. Pueden presentarse parálisisde nervios craneales en el curso de la enfermedad. Tanto la TAC como las IRM sirven para hallar estas masas tan vasculares, de tejido blando, y la angiografía se- lectiva caracteriza los pedículos nutricios y la estructura vascular. En la TAC, el tumor aparece como una masa isoden- sa bien definida, de tejidos blandos, localizada dentro del espacio carotideo, o en el foramen yugular, que se en- cuentra a veces aumentado de tamaño, o dentro del oído medio. Se puede observar asociados diferentes grados de erosión, infiltración y destrucción del seno petroso. En las IRM, los paragangliomas tienden a presentar hipointensidad en fase T1 e hiperintensidad en fase T2, con múltiples áreas serpiginosas y punteadas sin señal. El aumento de intensidad se nota después de la inyección intravenosa del medio de contraste. La apariencia angio- gráfica típica es la de una masa hipervascular, con arte- rias de alimentación agrandadas, con resplandor tumoral intenso y venas de drenaje. Los tumores del cuerpo ca- rotideo a menudo causan desplazamiento de las arterias carótidas externas e internas. El vaso nutricio más común para los paragangliomas de cabeza y cuello es la arteria faríngea ascendente. OTROS APUDOMAS FUNCIONANTES POCO COMUNES Polipeptidoma pancreático (PPoma). Se ha detectado una frecuencia decreciente en la incidencia ectópica: PPoma > somatostatinoma > glucagonoma. Calcitoninoma. Se describe como un tumor de célu- las de los islotes pancreáticos, aunque es poco frecuente. La calcitonina puede ser cosecretada en los somatostati- nomas y VIPomas. El clásico calcitoninoma se encuentra en el cáncer medular de tiroides, a partir de las células C. Neurotensinoma (NToma). Tumor productor de neurotensina. Glicentinoma. Tumor productor de glicentina. Bombesinoma. La bombesina y el VIP son transmi- sores peptidérgicos ubicados en el tracto gastroentero- pancreático, también expresados de manera extraintes- tinal. Este tumor también es conocido como GRPoma. Colecistocininoma (CCKoma). Tumor productor de colecistocinina. PTHoma. Tumor productor de parathormona (PTH). GIPoma. Tumor productor de péptido inhibidor gás- trico (GIP, del inglés, gastric inhibitory peptide). Corticotropinoma (ACTHoma). Tumor productor de hormona adrenocorticotrópica (ACTH). CRFoma. Tumor productor del factor liberador de corticotropina (CRF, del inglés corticotropin releasing fac- tor). La ACTH y el CRF son péptidos secretados en el sistema hipotálamo-hipófisis. GHRHoma. Tumor productor de hormona libera- dora de la hormona del crecimiento (GHRH, del inglés http://booksmedicos.org http://booksmedicos.org © E di to ria l E l m an ua l m od er no F ot oc op ia r s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. Sistema endocrino difuso 849 growth hormone releasing hormone). Estos tumores causan trastornos de origen extracerebral y acromegaloidismo. Los péptidos liberados por células neuroendocrinas con frecuencia son la base de síndromes paraneoplásicos endocrinos, los cuales pueden ser clínicamente evidentes en gran variedad de trastornos oncológicos. Es bien cono- cida, por ejemplo, la producción ectópica de ACTH, que causa síndrome de Cushing en los pacientes con cáncer pulmonar de células pequeñas. La secreción ectópica de calcitonina y paratohor- mona es la causa de los síntomas paraneoplásicos en los trastornos del metabolismo del calcio (síndromes de hi- pocalcemia e hipercalcemia). Las descripciones de los tumores neuroendocrinos son cuestionables cuando se tratan de hipersecreción de motilina (motilinoma), secretina (secretinoma), ami- lina (amilinoma), así como del péptido glucagonoide 1 (GLP-1, GLP-1oma), un importante péptido derivado de la traslación del glucagón, que funciona como hormo- na peptídica con actividad enteral. Los tumores no funcionantes del sistema endocrino difuso no producen una hormona cuantificable, no están asociados con un síndrome clínico típico y con frecuencia tienen un alto grado de malignidad. Es en estos tumores en los cuales se originan los problemas de clasificación: • Si se realizan todas las pruebas disponibles para los péptidos y no se encuentra alguno. • Si se liberan o expresan los precursores inactivos de las hormonas (por tinción histológica), sin una fun- ción fisiológica conocida. • Si una función fisiológica poco conocida no se puede asociar con los síntomas clínicos presentes. Ejemplo de esto es el PPoma. Una excepción es el proin- sulinoma, ya que en la mayoría de los insulinomas la proinsulina es el péptido dominante, el cual es mucho menos activo en comparación con la insulina, pero está claro que puede causar el síndrome clínico de hipoglu- cemia. TUMORES NO FUNCIONANTES DE CÉLULAS DE LOS ISLOTES Son grupos de tumores que quizá sí elaboran polipépti- dos, pero son no funcionantes. Pueden ser esporádicos, o parte del síndrome de NEM1; comprenden alrededor de 15 a 25% de los tumores de los islotes, y el 33% más común de tumores de las células de los islotes después del insulinoma y el gastrinoma. Las características histológicas y la localización de los tumores son similares a las de los tumores funcionan- tes. Por lo general, son detectados de manera incidental por su gran tamaño, con el efecto de masa resultante, y la compresión a las estructuras adyacentes. Se puede desa- rrollar hemorragia de tracto digestivo por varices, úlcera péptica o invasión a los vasos mesentéricos. Se localizan sobre todo en la cabeza del páncreas. Los estudios con bario pueden revelar efecto de masa causado por el tumor con compresión extrínseca en el intestino, o signos de obstrucción. Los tumores no funcionantes pueden exhibir vascularidad tumoral y lle- nado venoso temprano, lo cual no necesariamente indica malignidad. La transformación maligna se presenta en 80 a 100% de los pacientes. Son de fácil localización por imageno- logía transversal; las calcificaciones nodulares se pueden encontrar en 20 a 25% de los pacientes, evidenciándose aumento del contraste en la TAC en 83% de estos casos. BIBLIOGRAFÍA Boukhman MP et al.: Localization of insulinomas. Arch Surg 1999;134(8):818-823. Dahnert W: Gastrointestinal diseases. En: Radiology Review Manual, 2a ed. Lippincott, Williams & Wilkins, 1993:631. Dodds WJ et al.: NEM I syndrome and islet cell lesions of the pancreas. Semin Roentgenol 1985;20(1):17-63. Doppman JL: The search for occult ectopic ACTH-producing tumors. 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