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NEOPLASIA ENDÓCRINA MÚLTIPLE Incluye varias entidades clínicas, hereditarias y con un modelo de transmisión autosómico dominante. Así, cada familiar de primer grado tiene un 50% de posibilidades de ser portador de la enfermedad y desarrollarla. Un diagnóstico precoz disminuye la morbimortalidad y permite centrar la atención en los portadores. La penetrancia, o riesgo de presentar el cuadro clínico completo, es elevada. Las lesiones anatomopatológicas varían desde la hiperplasia hasta el adenoma o carcinoma y pueden ser multicéntricas; una intervención temprana evitaría la evolución de las lesiones, las complicaciones derivadas de la hipersecreción hormonal y la posibilidad de desarrollar metástasis. Son enfermedades raras y, aunque se conocen varias entidades clínicas, las principales son tres: a) Neoplasia endocrina múltiple de tipo 1, síndrome de Wermer o MEN-1. b) Neoplasia endocrina múltiple de tipo 2ª, síndrome de Sipple o MEN-2ª. c) Neoplasia endocrina múltiple de tipo 2B o MEN-2B o MEN-3. PATOGENIA Es genética. - El gen MEN1 se considera un gen supresor tumoral y requiere dos mutaciones, una primera heredada del progenitor afectado y presente en todas las células del organismo y una segunda en el alelo del progenitor sano, en las células del tejido que sufrirá la transformación neoplásica. - El gen causante de la MEN-2, c-RET, es un protooncogén, y se precisa una única mutación en el alelo heredado del progenitor afectado para el crecimiento tumoral en tejidos específicos. NEOPLASIA ENDOCRINA MÚLTIPLE DE TIPO 1 Es una enfermedad rara y muchas veces no reconocida y dado que la afección de las diferentes glándulas puede no ser simultánea, se necesita un alto grado de sospecha clínica para ser diagnosticada. EPIDEMIOLOGÍA La prevalencia es aproximadamente de 1/30 000 habitantes. Afecta por igual a ambos sexos y a todos los rangos de edad con un intervalo de edad de 5 a 81 años. ETIOLOGÍA Existe una forma esporádica y otra familiar, y es difícil establecer la separación entre ambas, ya que la expresión de la forma familiar puede verse alterada por el fallecimiento de los antecesores antes de haber desarrollado el síndrome clínico. - Las formas esporádicas o debidas a mutaciones de novo son inferiores al 10%. - La enfermedad se hereda de forma autosómica dominante, con un alto grado de penetrancia y expresión variable. El gen responsable se localiza en el brazo largo del cromosoma 11 (11q13), gen MEN1 que codifica una proteína, menina, a la que se ha implicado en la regulación del crecimiento celular, estabilidad genómica y plasticidad sináptica. Los individuos afectados pueden presentar la tríada clásica: - Tumores de paratiroides. - Páncreas endocrino. - Hipófisis anterior. Sin olvidar que se han descrito otros tumores endocrinos (adenoma suprarrenal, tumores carcinoides) y no endocrinos (lipoma, angiofibroma, colagenoma, meningioma) asociados. En el momento del diagnóstico, el hiperparatiroidismo está presente en casi todos los pacientes, pero la coexistencia de la afección de las tres glándulas sólo se da en un tercio de ellos. La sintomatología clínica suele aparecer entre la tercera y la quinta década de la vida, aunque desde que existe la posibilidad de realizar el diagnóstico genético se identifican portadores asintomáticos con edades inferiores. La esperanza de vida en pacientes no tratados está reducida, con una probabilidad de muerte del 50% a los 50 años de edad. Hasta el 70% de la mortalidad se debe a la propia enfermedad o derivada de su tratamiento y en relación con tumores endocrinos pancreáticos no funcionales y con los carcinoides tímicos; estos últimos más frecuentes en hombres y fumadores. La entidad debe sospecharse cuando: - Un paciente presenta dos de los tres tipos de tumores principales. - O un único tumor en el seno de una familia afectada. HIPERPARATIROIDISMO Alrededor del 10%-15% de los casos de hiperparatiroidismo primario son familiares y se deben mayoritariamente a una MEN-1 o MEN-2ª y en menor grado a otras enfermedades heredofamiliares mucho menos frecuentes. Es la entidad más común del síndrome y alcanza prácticamente el 100% de penetrancia hacia los 50 años. La hipercalcemia es la primera alteración observada en el 90% de los casos. El sustrato morfológico más frecuente es la hiperplasia de paratiroides, aunque también es posible hallar múltiples adenomas y excepcionalmente un carcinoma de paratiroires. Los síntomas y signos de hiperparatiroidismo en la MEN-1 son similares a los del hiperparatiroidismo primario aislado esporádico, aunque la edad de aparición es inferior (20-25 frente a 55 años). El diagnóstico se efectúa al detectar hipercalcemia e hipofosforemia con concentraciones de PTH inapropiadamente elevadas. La hipercalcemia es generalmente leve. El tratamiento consiste en la extirpación quirúrgica del tejido responsable de la hipersecreción de PTH para evitar la sintomatología derivada de la hipercalcemia y el riesgo que esta representa para el desarrollo de otros tumores. La técnica quirúrgica recomendada es la paratiroidectomía subtotal (3,5 glándulas) o total con autoinjerto en brazo, región paraesternal o escapular que facilitarían su extirpación en caso de recidiva. TUMORES PANCREÁTICOS En su mayoría causan síntomas por hiperproducción hormonal; los más frecuentes son los que secretan gastrina o insulina. Sin embargo, la producción hormonal puede ser variada, múltiple, cambiante en el tiempo y sin traducción clínica. Las lesiones son generalmente multicéntricas, de tamaño variable, con capacidad de invadir estructuras próximas y de ocasionar metástasis a distancia. Generalmente se diagnostican a partir de los 40 años. Insulinoma Originado en las células b de los islotes de Langerhans caracterizado por la secreción incontrolada y excesiva de insulina. Generalmente es un tumor benigno. El riesgo de malignización del insulinoma en la MEN-1 se sitúa en torno al 25%. La presentación clínica de este tumor consiste en la sintomatología propia de la hipoglucemia que ocasiona. El diagnóstico se efectúa al demostrar una glucemia baja en presencia de una insulinemia inapropiadamente elevada de forma casual o durante la realización de un test de ayuno; de igual manera, las concentraciones de péptido-C medidas de forma simultánea estarán inapropiadamente elevadas, debiendo excluirse toma de fármacos secretagogos. Para la localización del tumor son útiles la TC helicoidal con contraste y la ecografía endoscópica. En ocasiones puede ser necesario practicar una arteriografía selectiva, ya que el 50% puede presentar vascularización alterada en el área tumoral. El tratamiento recomendado, con el objetivo de curación, es el quirúrgico, abarcando desde la extirpación de un tumor único o múltiple hasta una pancreatectomía subtotal. Si la cirugía no es posible o persiste sintomatología después de la misma por persistencia de restos pancreáticos tumorales o metástasis, pueden utilizarse fármacos hiperglucemiantes, como el diazóxido o análogos de la somatostatina, quimioterapia (estreptozotocina, 5- fluorouracilo, doxorubicina) o embolización arterial con beneficios limitados. Gastrinoma Supone el 50% de los tumores neuroendocrinos duodenopancreáticos en pacientes con MEN-1 y aproximadamente el 20% de los pacientes con gastrinoma pueden tener una MEN-1. La hipergastrinemia determina hipersecreción de ácido clorhídrico y aparición de úlceras pépticas en el esófago, el duodeno distal o el yeyuno. También pueden presentar diarrea y malabsorción. El diagnóstico de gastrinoma se establece por la demostración de hipergastrinemia y de un aumento de la acidez gástrica (pH < 2). Concentraciones de gastrinemia basal superiores a 300 pg/mL son muy sugestivas de gastrinoma. Valores inferiores, aún por encima de la normalidad, obligan apracticar estímulos con secretina o calcio i.v. con el fin de efectuar el diagnóstico diferencial con otras entidades que cursan con hipergastrinemia. Tras la comprobación radiológica y endoscópica de la presencia de úlceras aisladas o múltiples, de localización atípica, junto a un aumento del grosor de los pliegues gástricos, es necesaria la localización del tumor. Las técnicas de imagen utilizadas son TC y RM, si bien la ecografía endoscópica es la mejor opción por poder visualizar tumores mayores de 1 cm. Debe estudiarse la posible existencia de metástasis hepáticas, ya que en ocasiones el gastrinoma es maligno. El tratamiento médico sintomático se fundamenta en la inhibición de la secreción ácida gástrica. Los fármacos recomendados son los IBP y en algunos casos análogos de la somatostatina. Para curar la enfermedad, debe realizarse la exéresis quirúrgica del tumor en un centro con experiencia. Otros Los tumores sin capacidad de producir un síndrome clínico característico o no funcionantes han pasado a un plano de más relevancia por dos causas: diagnóstico más frecuente (20%-55%), probablemente por mayor acceso a nuevas técnicas de imagen y un peor pronóstico que el gastrinoma e insulinoma, siendo la causa más frecuente de mortalidad. Los pacientes con este tipo de tumores presentan con frecuencia elevación de polipéptido pancreático (PP) y a veces otras hormonas como glucagón e insulina, sin que ocasionen un síndrome clínico. Los tumores secretantes de péptido intestinal vasoactivo (VIP) son raros en la MEN-1 y se caracterizan por producir diarrea acuosa, hipopotasemia y aclorhidria, para localizarse generalmente en la cola del páncreas. El tratamiento con intención de curación de todos estos tumores es quirúrgico. Cabe plantear su enucleación si se trata de un tumor único, o una pancreatectomía subtotal en el caso de tumores múltiples. Cuando se trata de un tumor inoperable, pueden intentarse quimioterapia, embolización arterial hepática o incluso tratamiento médico con análogos de somatostatina. TUMORES HIPOFISARIOS La prevalencia de adenomas hipofisarios en pacientes con MEN-1 oscila entre el 15% y el 50%; el prolactinoma es el tipo de tumor más frecuente (60%), menos del 25% secretan GH, el 5% secretan ACTH y el resto son tumores no funcionantes. El cuadro clínico no difiere del de los tumores hipofisarios esporádicos. El diagnóstico se realiza valorando el aumento de las concentraciones hormonales de acuerdo con la forma de presentación clínica, junto con la comprobación del tumor por técnicas de imagen; la RM es la más adecuada. Si el tumor contacta el quiasma óptico puede ser necesaria la realización de una campimetría. El abordaje terapéutico de los tumores hipofisarios en pacientes con MEN-1 es similar al de los que presentan tumores hipofisarios fuera del contexto de una MEN. OTRAS ASOCIACIONES La incidencia de tumores corticosuprarrenales se estima entre el 20% y el 73%, en función del método radiológico utilizado. La mayoría de estos tumores son no funcionantes e incluyen hiperplasia, adenoma, carcinoma o quistes. Menos del 10% tienen hipersecreción hormonal y los cuadros clínicos más frecuentes son hiperaldosteronismo primario y síndrome de Cushing ACTH independiente. Otros tumores, como el carcinoide, intestinal, bronquial o tímico, o no endocrinos, como pólipos gastrointestinales, adenomas renales, meningiomas, ependimomas o leiomiomas, se han descrito de forma esporádica en pacientes con MEN-1, aunque su asociación con la enfermedad no está claramente establecida. La MEN-1 se asocia en el 30% de los casos con lipomas múltiples, y hasta en el 88%, con angiofibromas faciales y colagenomas. La existencia de estos tumores cutáneos puede ser utilizada como un marcador en familiares de pacientes con MEN-1. ESTUDIO FAMILIAR La detección precoz de los familiares con MEN-1 es fundamental para el tratamiento de la enfermedad, ya que permite reducir su morbilidad y mortalidad. El estudio familiar es obligado en los familiares de primer grado, y debe valorarse la posibilidad de extenderlo a los de segundo grado. La detección de sujetos portadores de mutaciones en el gen de la MEN-1 ha simplificado el seguimiento de la enfermedad. En ellos debe efectuarse una historia clínica dirigida, determinaciones de calcemia, PTH, gastrinemia, glucemia e insulinemia en ayunas, cromogranina A, PP, glucagón, VIP PRL, IGF-1, así como RM hipofisaria y TC/RM abdominal y cervicotorácica. Se recomienda repetir los marcadores bioquímicos y RM/TC abdominal anualmente, RM/TC cervicotorácica cada 1-2 años y RM hipofisaria cada 3 años. El estudio bioquímico y radiológico en portadores de la mutación debe comenzar en la infancia, considerando que algunos tumores se han descrito a los 5 años y a lo largo de la vida, ya que en algunos individuos la enfermedad no se manifiesta hasta la octava década. NEOPLASIA ENDOCRINA MÚLTIPLE DE TIPO 2A Es muy rara, con 500-1000 familias afectadas de MEN-2 en todo el mundo y una prevalencia estimada de 1/30 000 individuos. Aparece ligada a mutaciones en el protooncogén c-RET localizado en el brazo largo y el centrómero del cromosoma 10 (10cen-10q11.2) y codifica al receptor de la tirosín-cinasa. Las mutaciones de este receptor estimulan el crecimiento tumoral en tejidos específicos. Por lo general, el carcinoma medular de tiroides es la primera manifestación; el feocromocitoma está presente en el 50%, y el hiperparatiroidismo primario, en el 20%-30% de los casos. En algunas familias, el feocromocitoma puede ser silente. El pronóstico está ligado fundamentalmente a la progresión del carcinoma medular de tiroides. CARCINOMA MEDULAR DE TIROIDES Tiene su origen en las células parafoliculares o células C de la tiroides productoras de calcitonina. Constituye aproximadamente el 10% de las neoplasias de tiroides, y su presentación es esporádica en el 70%- 80% de los casos y familiar en el resto. Se han descrito algunas formas clínicas familiares en las que sólo existe carcinoma medular de tiroides o carcinoma medular de tiroides asociado a liquen cutáneo amiloide o enfermedad de Hirschsprung. Su manifestación clínica está precedida por una transformación progresiva de las células C, desde una hiperplasia a una hiperplasia nodular, carcinoma microcítico y carcinoma macrocítico; es frecuente que el estudio histológico revele la coexistencia de lesiones diferentes, así como multifocalidad. Todos los pacientes tienen carcinoma medular de tiroides. Puede manifestarse por su crecimiento local, por los síntomas derivados de sus metástasis a distancia y/o de los productos secretados por el tumor. Es indistinguible de otros nódulos tiroideos gammagráficamente fríos; según su tamaño, puede producir sintomatología compresiva local. La metastatización del tumor a los ganglios regionales puede ser temprana y presentarse en tumores de unos milímetros de diámetro. No obstante, cuanto mayor es el nódulo tiroideo más frecuente es la existencia de metástasis a distancia de las que dependerá, en general, la mortalidad relacionada con el tumor. Este tipo de neoplasia puede producir varias sustancias biológicamente activas y enzimas (calcitonina, serotonina, prostaglandinas, histamina, VIP, ACTH), de las que la más importante es la calcitonina. A ella, y en menor medida a la serotonina y a las prostaglandinas, se debe la diarrea que presenta el 30% de los pacientes y que constituye un dato clínico importante para el diagnóstico de la enfermedad. En general, las concentraciones plasmáticas basales de calcitonina se hallan elevadas en todos los pacientes con tumor tiroideo palpable; pueden ser normales o elevadas en pacientes con tumoraciones no palpables. En ambos casos, las concentraciones basales aumentan tras estímulos provocadores (calcio, pentagastrina o ambos combinados).La detección y el tratamiento tempranos tienen un profundo impacto en la evolución clínica. Para algunas mutaciones específicas se contempla la tiroidectomía total profiláctica en la infancia o adolescencia. La tiroidectomía total puede ser curativa si el carcinoma está circunscrito a la glándula tiroides. Se aconseja vaciamiento ganglionar, dada la rapidez con que el tumor metastatiza a los ganglios linfáticos. La medición seriada de concentraciones de calcitonina y la ecografía cervical permiten detectar las recidivas. En estos casos es obligada la reintervención. Los tratamientos con radioyodo, radioterapia o quimioterapia no se han mostrado eficaces. Algunos fármacos inhibidores de la tirosín-cinasa muestran resultados variables en la estabilización de la enfermedad. FEOCROMOCITOMA Aproximadamente el 5% de los casos de feocromocitoma son familiares y alrededor del 20% de estos se asocia a carcinoma medular de tiroides. El feocromocitoma aparece en alrededor del 50% de los pacientes con MEN-2A y, aunque generalmente es benigno, tiende a ser bilateral en el 50%- 80% de los casos. Puede ser la primera manifestación de la enfermedad en el 10%, y en el 40% de los casos el diagnóstico es simultáneo al carcinoma medular de tiroides. Su incidencia se incrementa con la edad de los pacientes. Los síntomas y signos debidos a la hiperproducción de catecolaminas pueden ser importantes o pasar inadvertidos, a pesar de lo cual este tumor es probablemente el que determina mayor morbilidad y mortalidad en los pacientes con MEN-2A sin un diagnóstico. El diagnóstico de feocromocitoma se basa en la determinación plasmática yurinaria de las catecolaminas y de sus metabolitos, de manera seriada, ya que estas anomalías bioquímicas pueden ser intermitentes. La TC o RM tienen similar sensibilidad (90%-100%) y especificidad (70%- 80%) para localizar el tumor. También puede ser útil la práctica de una gammagrafía con 131I- metayodobencilguanidina. El tratamiento recomendado es la suprarrenalectomía uni- o bilateral, preferentemente por laparoscopia, en uno o dos tiempos con preparación previa con alfa- y betabloqueantes adrenérgicos. HIPERPARATIROIDISMO El hiperparatiroidismo primario por hiperplasia tiroidea aparece hasta en el 30% de los pacientes con MEN-2A. Las indicaciones y el tipo de tratamiento son las mismas que en la MEN-1. En el momento de la tiroidectomía por el carcinoma medular de tiroides sólo debe efectuarse la exéresis de las glándulas paratiroideas que muestren aumento de tamaño. ESTUDIO FAMILIAR Dada la elevada frecuencia de metastatización del carcinoma medular de tiroides es muy importante su detección y tratamiento precoces. El diagnóstico, al igual que en la MEN-1, se basa en el estudio genético para detectar portadores de mutaciones del protooncogén RET. En ellos se determinarán las concentraciones plasmáticas de calcitonina basal y/o tras el estímulo con calcio o pentagastrina. Su positividad implicará la práctica de la tiroidectomía total en la mayoría de los casos, dado el elevado riesgo de desarrollar carcinoma medular. La tiroidectomía total profiláctica está recomendada en etapas muy tempranas en la infancia, en función del tipo de mutación. Además, en cada portador debe valorarse la posible existencia de feocromocitoma de forma anual. El hiperparatiroidismo se observa sólo con algunas mutaciones. NEOPLASIA ENDOCRINA MÚLTIPLE DE TIPO 2B Las características que diferencian la MEN de tipo 2B de la 2A son la presencia de neuromas mucosos y dismorfias características y la ausencia de hiperparatiroidismo primario. Se ha demostrado que esta enfermedad también se debe a una mutación del protooncogén c-RET del cromosoma 10. NEUROMAS MUCOSOS Los neuromas mucosos o submucosos que presentan estos pacientes suelen localizarse en los labios y en el tercio distal de la lengua, aunque pueden afectar a todos los elementos del tracto gastrointestinal y los párpados. Las lesiones de la cavidad oral son las primeras en aparecer y, en general, están presentes en la primera década de la vida y, en muchos casos, en el momento del nacimiento. El síntoma más frecuente de los neuromas gastrointestinales es el estreñimiento. El diagnóstico se basa en la observación directa de los neuromas de la cavidad oral y los párpados y en el estudio radiológico del tracto gastrointestinal para identificar su presencia en esta localización. ALTERACIONES MUSCULOESQUELÉTICAS Los pacientes con MEN-2B presentan hábito marfanoide, desarrollo muscular escaso, disminución del segmento superior del cuerpo (pubis-vértex) con respecto al inferior (pubis-suelo), aracnodactilia, hiperlaxitud articular, cifoescoliosis, extremidades largas y finas, pie cavo y pectus excavatum, como principales dismorfias. A diferencia de los que padecen síndrome de Marfan, los pacientes con MEN-2B nopresentan subluxación del cristalino ni alteraciones cardiovasculares. CARCINOMA MEDULAR DE TIROIDES Y FEOCROMOCITOMA El carcinoma medular de tiroides asociado a MEN-2B aparece en la infancia y la adolescencia y su virulencia es mucho mayor que cuando acompaña a la MEN-2A. En el momento del diagnóstico, el 75% de los pacientes presenta metástasis en los ganglios regionales. El diagnóstico, el tratamiento y el seguimiento del carcinoma medular de tiroides en la MEN-2B son los mismos que en MEN-2A. El feocromocitoma en la MEN-2B tiene la misma frecuencia de aparición que en MEN-2A, pero su mortalidad es menor, fundamentalmente por la especial agresividad del carcinoma medular de tiroides, el principal responsable de la mortalidad de la MEN-2B. ESTUDIO FAMILIAR El programa de estudio familiar es similar al de la MEN-2A, aunque en razón de la aparición tan temprana del carcinoma medular de tiroides es recomendable su inicio al año de edad. Entre los individuos adultos, sólo deben someterse a estudio los que presentan neuromas mucosos, ya que la existencia de carcinoma medular de tiroides y feocromocitoma no se ha descrito en familiares de pacientes con MEN-2B, en ausencia de esta anomalía.