Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
355 17Enfermedades de aparato urinario INTRODUCCIÓN El aparato urinario puede dividirse en vías urinarias superio- res e inferiores. Las vías urinarias superiores comprenden el riñón, que es responsable de la ultrafi ltración de la sangre (para remo- ver los productos de desecho de los procesos metabólicos del cuerpo en forma de orina) y del mantenimiento de la homeostasis del agua y electrólitos. El deterioro del funcio- namiento del riñón es evidente como una variedad de tras- tornos metabólicos que, según su intensidad, se denominan insufi ciencia renal parcial o insufi ciencia renal total. Las vías urinarias inferiores comprenden sistemas pelvi- calíceos, uréteres, vejiga urinaria y uretra, que son respon- sables de reunir, transportar, almacenar y expulsar la orina. Los riñones se desarrollan a partir de una porción de la masa mesodérmica, el blastema metanéfrico, en la parte superior de la pared abdominal posterior, a ambos lados de la línea media. El sistema pelvicalíceo y los uréteres derivan de la yema ureteral, que es una saliente del conducto meso- néfrico primitivo. La vejiga urinaria y la uretra se forman del seno urogenital. RIÑÓN Breve repaso de la estructura del riñón Los riñones son órganos pares, situados retroperitoneal- mente en una posición alta de la pared abdominal posterior, a cada lado de la columna vertebral, embebidos en una masa de tejido adiposo (grasa perirrenal). Son ovoides, aunque un tanto aplanados anteroposteriormente y tienen una concavidad en su borde medial (el hilio renal), que es el sitio de entrada de la arteria renal principal, y de salida de la vena renal y del sistema pelvicalíceo. La superfi cie está cubierta por una cápsula fi brosa delgada, excepto en los bebés, en los que pueden verse algunas lobulaciones. La superfi cie de corte muestra una corteza exterior y la médula interior, esta última en la forma de conos, cuyas puntas (papilas renales) se abren al interior de los cálices, que son la primera parte de la vías urinarias inferiores (fi guras 17-1 y 17-2). La corteza contiene todos los glomérulos, la vascu- latura preglomerular y posglomerular, los túbulos proxima- les y distales y parte del asa de Henle. La médula contiene el resto del asa de Henle, y los túbulos y conductos colec- tores (fi gura 17-3). corteza renal médula renal pelvis y cálices renales vejiga urinaria uretra uréter 17.1 Diagrama del aparato urinario. El diagrama muestra las vías urinarias superiores (rojo) y las vías urinarias inferiores (verde). P M Ca C Figura 17.2 Riñón: superfi cie de corte. Esta fotografía de parte del riñón muestra la corteza exterior (C) y la médula (M), que llega a un punto en la papila (P) donde drena al interior de los cálices (Ca) del sistema pelvicalíceo. 17 PATOLOGÍAPatología clínica 356 La principal unidad funcional del riñón es la nefrona La estructura de la nefrona se presenta en forma esquemá- tica en la fi gura 17-3. Sus principales componentes son: • Los vasos sanguíneos preglomerulares, que son los responsables de abastecer con sangre a los glomérulos. • El glomérulo, que es un sistema capilar altamente especializado. La membrana basal del recubrimiento endotelial esta fusionada al epitelio circundante, creando una barrera de fi ltración altamente selectiva. El penacho capilar glomerular está situado dentro de la cápsula de Bowman, que colecta el infi ltrado y lo pasa al siguiente componente de la nefrona: • El sistema tubular, que se divide en varias partes. Los túbulos proximales, que están principalmente implicados en la resorción selectiva de diversos componentes del fi ltrado glomerular, el asa de Henle, que ayuda a crear un gradiente de concentración iónica en la médula renal, y el túbulo contorneado distal que se dedica principalmente al equilibrio acidobásico y la resorción de iones sodio y potasio. • Los túbulos y conductos colectores, que son responsables de la resorción de agua de la orina diluida, bajo el control de la hormona antidiurética (HAD). • La vasculatura posglomerular tiene dos funciones principales: proporciona sangre oxigenada al epitelio tubular y también participa en la homeostasis; iones, agua y otras moléculas pequeñas que pasan entre los túbulos y conductos de la nefrona y la vasculatura posglomerular. Por tanto, los capilares posglomerulares (peritubulares) están en asociación muy cercana con el sistema de túbulos y conductos. El riñón tiene múltiples funciones metabólicas El glomérulo es el responsable de la fi ltración de la orina, reteniendo proteínas y otras moléculas en la sangre. La propiedad de la fi ltración selectiva se basa en la estructura y carga iónica de la membrana basal glomerular (MBG). Las anormalidades estructurales en la membrana y la neu- tralización de los sitios aniónicos causan que pierda esta propiedad. Los sistemas de túbulos y conductos tienen varias fun- ciones principales, cada una de las cuales depende del fun- cionamiento normal de las células tubulares epiteliales. Estos sistemas son responsables de la resorción de glucosa y aminoácidos fi ltrados por el glomérulo, la resorción selectiva de agua bajo control de HAD y la resorción o secreción selectivas de iones sodio, potasio, calcio, fosfato e hidrógeno, para mantener la homeostasis. La eritropoyetina es secretada por el riñón y es esencial para la producción normal de eritrocitos en la médula ósea. La renina es secretada por el aparato yuxtaglomerular y es responsable de activar la angiotensina, que estimula la secre- ción de aldosterona por la corteza suprarrenal. La aldoste- rona actúa entonces sobre los túbulos para reabsorber iones de sodio y agua del fi ltrado glomerular, manteniendo así el volumen del plasma y la presión arterial. arteria intralobular COMPONENTE VASCULAR COMPONENTE DE TÚBULOS Y CONDUCTOS arteriola aferente sistema capilar glomerular mesangio arteriola eferente sistema capilar peritubular sistema de túbulos y conductos colectores Cápsula de Bowman Colecta de filtrado glomerular Reabsorción de agua, proteínas y aminoácidos, glucosa y carbohidratos Túbulo contorneado proximal y túbulo recto Creación de un gradiente de hipertonicidad entre conductos colectores e intersticio Equilibrio acidobásico y de agua Absorción de agua, Na+ y HCO3- Excreción de K+ y H+ Túbulos recto y contorneado distales Reabsorción controlada de agua bajo la influencia de HAD Túbulo colector y conductos colectores Asa de Henle Figura 17.3 Nefrona. La unidad funcional principal del riñón es la nefrona. La sangre arterial penetra al sistema capilar glomerular por una arteriola aferente y sale de éste por una arteriola eferente, que luego abastece un sistema capilar íntimo para los túbulos. La ultrafi ltración de la sangre se produce en el sistema capilar glomerular, con el paso de agua, sales, productos de desecho nitrogenados y algunas proteínas de tamaño pequeño a través de la barrera de fi ltración glomerular al espacio de Bowman (urinario). A continuación el fi ltrado desciende al sistema tubular, donde ocurre la resorción de algunos de los componentes para mantener la homeostasis de agua y electrólitos y luego al sistema de túbulos y conductos colectores, donde ocurre una resorción adicional de agua, para producir una orina concentrada rica en productos de desecho nitrogenados. 17Enfermedades de aparato urinario 357 EU TCP BC M EAAA AYG P MB E MC MM FP P P RC D VR AH CC I Figura 17.6 Túbulos medulares (H y E). La médula contiene túbulos y conductos colectores CC dispuestos verticalmente, junto con algunas partes del asa de Henle AH. Están embebidos en un intersticio I laxo, dentro del cual también se disponen verticalmente capilares, los vasos rectos VR. Figura 17.5 Túbulos corticales (H y E). La corteza renal contiene glomérulos y túbulos contorneados proximales P y distales D, junto con vasos que abastecen los glomérulos y la red capilar RC tubularíntima. La superfi cie luminal de ambos tipos de túbulos muestra microvellosidades que son más prominentes en los túbulos proximales y escasos en los distales. Ambos tipos tienen interdigitaciones basolaterales extensas (consúltese un texto de histología). Figura 17.4 a y b Estructura glomerular. La estructura detallada de los glomérulos excede el alcance de este libro, si el lector lo considera necesario puede estudiar libros de histología normal. Un glomérulo puede considerarse un nudo de capilares anastomosados, que se invagina en el extremo bulboso de un túbulo contorneado proximal TCP, la superfi cie exterior de los capilares glomerulares está recubierta por una capa de epitelio continuo con el del túbulo. Así, la arteriola aferente AA entra en la estructura en su hilio vascular y se divide en ramas, que se dividen más aún, formando una red compleja de pequeños vasos especializados, recubiertos internamente por un endotelio fenestrado E y externamente por células epiteliales (podocitos) P, que no descansan directamente sobre la membrana basal vascular MB, sino que entran en contacto con ella por medio de pedicelos FP. Los vasos glomerulares tienen una membrana basal gruesa, así como una estructura de soporte especializada que actúa como un tipo de mesenterio, llamada mesangio M, que está formada por una matriz acelular MM y células mesangiales MC. Los vasos anastomóticos fi nalmente se reúnen formando la arteriola eferente EA, que al fi nal abandona el glomérulo en el hilio vascular. La estructura vascular completa está contenida dentro de la distensión bulbosa del túbulo contorneado proximal llamada cápsula de Bowman, y el espacio entre el penacho glomerular y la cápsula de Bowman se llama espacio urinario EU. El aparato yuxtaglomerular AYG está situado en el hilio vascular del glomérulo. 17 PATOLOGÍAPatología clínica 358 ENFERMEDADES DEL RIÑÓN El daño de un componente de la nefrona suele inducir daño de los otros componentes La función glomerular tiende a ser perturbada por enfermeda- des que alteran la disposición estructural de los glomérulos (como se observa en caso de daño estructural de membrana basal, endotelio, epitelio o mesangio) y el funcionamiento de los túbulos tiende a alterarse por daño metabólico de las células tubulares (p. ej., hipoxia o toxinas). Dado que el funcionamiento de los glomérulos como el de los túbulos depende de una perfusión adecuada de san- gre, si ésta se altera ambas funciones se deteriorarán. Una vez que el funcionamiento se altera en una parte de la nefrona, frecuentemente se desarrollan alteraciones secundarias en otras partes, a causa de las relaciones estructurales y funcio- nales en la nefrona. El riñón tiene un grado considerable de reserva funcional, pero cuando la enfermedad produce daño a un número sufi ciente de nefronas que excede la capacidad compensa- dora de las restantes, el resultado es insufi ciencia renal. Los síndromes de insufi ciencia renal parcial afectan sólo algunos elementos de la función renal Hay cuatro tipos principales de insufi ciencia renal parcial: • La hematuria asintomática suele descubrirse durante un examen de orina rutinario o en exámenes médicos con fi nes de aseguramiento u ocupacionales. Cuando es persistente, sugiere daño glomerular menor, como en la etapa temprana de una enfermedad glomerular progresiva, por ejemplo nefropatía por IgA (pág. 375). • La proteinuria persistente también suele ser asintomática y se descubre en el análisis de orina. Suele ser indicadora de las etapas iniciales de un trastorno glomerular que afecta la membrana basal, el mesangio o ambas estructuras. En las etapas tempranas, sólo escapan proteínas de bajo peso molecular a la orina a través del glomérulo, pero al empeorar la anormalidad glomerular se pierden mayores cantidades de proteína de peso molecular más alto; esta anormalidad menor puede avanzar hasta el síndrome nefrótico. • El síndrome nefrótico es el resultado de una anormalidad en la membrana basal o en el mesangio, de modo que el glomérulo pierde la capacidad de retención selectiva de proteínas en la sangre. Esto lleva a la pérdida de grandes cantidades de proteína en la orina, en su mayor parte albúmina (proteinuria), con la consecuente pérdida de proteína en la sangre (hipoalbuminemia), que causa edema. Hay susceptibilidad a las infecciones a causa de los niveles bajos de inmunoglobulinas y complemento, tendencia a la trombosis debido a los niveles aumentados de fi brinógeno en la sangre e hiperlipidemia. • El síndrome nefrítico es el resultado de un trastorno de la estructura glomerular que implica proliferación celular activa. Esto causa reducción del fl ujo sanguíneo glomerular (con reducción del gasto urinario, u oliguria), fuga de eritrocitos desde los glomérulos dañados (hematuria) y retención consecuente de productos de desecho (uremia). El bajo fl ujo sanguíneo renal activa el sistema renina-angiotensina, con retención de líquidos e hipertensión leve. También se pierden cantidades pequeñas de proteína por la orina, pero esto suele ser trivial. La hematuria no es macroscópica y usualmente se manifi esta como una coloración parda ahumada de la orina. En los síndromes de insufi ciencia renal total todas las funciones de la nefrona están deterioradas En la insufi ciencia renal parcial sólo algunas de las funcio- nes de los glomérulos y túbulos están deterioradas, pero en la insufi ciencia renal total todas ellas lo están, aunque algu- nas alteraciones no se manifi estan clínica o bioquímicamente durante un tiempo. Existen dos síndromes de insufi ciencia renal total: • Insufi ciencia renal aguda, en la que hay un cese súbito del funcionamiento de la nefrona, que afecta todas las nefronas al mismo tiempo. • Insufi ciencia renal crónica, en la cual las nefronas se destruyen una por una, durante un tiempo prolongado. Como el deterioro en el funcionamiento de la nefrona es lentamente progresivo, el paciente puede ser asintomático por muchos años, mientras las neuronas residuales no lesionadas trabajan arduamente para compensar las nefronas perdidas, aunque el deterioro puede detectarse con pruebas de laboratorio para la velocidad de fi ltración glomerular (fi gura 17-7). La insufi ciencia renal aguda se caracteriza por el cese abrupto y generalizado del funcionamiento de las nefronas La insufi ciencia renal aguda es una forma de insufi ciencia renal total, en donde la mayoría de las nefronas dejan de trabajar de manera súbita y simultánea. Desde el punto de vista clínico, esto causa una caída drástica en la producción de orina (oliguria), que frecuentemente es total (anuria). Con poca oportunidad para la compensación metabólica, se desarro- llan rápidamente problemas de desequilibrio de líquidos y electrólitos, e incapacidad de eliminación. Ocurren incre- mento del potasio sérico y acidosis metabólica, así como retención de nitrógeno urémico (véase datos relevantes). Varias enfermedades pueden producir insufi ciencia renal aguda, todas ellas al causar un cese generalizado súbito de todas las funciones de todas las nefronas. Hay muchas cau- sas, que pueden dividirse en: • Insufi ciencia de la perfusión central: trastornos como choque hipovolémico e hipotensión súbita e intensa (causada, p. ej., por hemorragia masiva o insufi ciencia central de la función de bombeo del corazón en un infarto de miocardio), conducen a una perfusión inadecuada de los riñones. El componente de la nefrona más sensible a la perfusión defi ciente y la anoxia que resulta son las células epiteliales de los 17Enfermedades de aparato urinario 359 túbulos contorneados proximales y distales, que pueden sufrir una extensa necrosis (necrosis tubular aguda). Combinada con perfusión glomerular insufi ciente para que ocurra la ultrafi ltración, esto induce insufi ciencia de la nefrona total. Ésta es la causa más común de insufi ciencia renal aguda. • Enfermedad tubular e intersticial:a causa de lesión hipóxica, tóxica o infecciosa, por ejemplo pielonefritis aguda (pág. 382). • Enfermedades glomerulares: la lesión de los glomérulos mediada por inmunidad ocasionalmente causa insufi ciencia renal aguda, cuando todos los glomérulos son dañados gravemente al mismo tiempo. La oclusión de los capilares glomerulares previene la ultrafi ltración, y también evita que la sangre fl uya a través de las arteriolas eferentes al sistema capilar peritubular para proporcionar oxígeno a las células epiteliales tubulares, altamente dependientes de oxígeno. En muchos casos la insufi ciencia renal aguda es reversible Dependiendo de la causa, los pacientes con insufi ciencia renal aguda pueden recuperarse por completo, con resta- blecimiento del funcionamiento normal, siempre que se elimine el estímulo iniciador. Por fortuna, así ocurre en la causa más común de la insufi ciencia renal aguda, la necro- sis tubular aguda (pág. 384). El recubrimiento tubular destruido es remplazado por células epiteliales tubulares regeneradas y por lo general se recupera el funcionamiento normal, siempre que el riego glomerular de sangre sea adecuado para perfundir la red capilar tubular. Clínica- mente, la recuperación es anunciada por el establecimiento del fl ujo urinario, el cual por un tiempo puede ser excesivo (poliuria), pues la perfusión glomerular se restablece antes de que las células epiteliales tubulares en regeneración hayan recuperado totalmente su capacidad de concentrar orina. Cuando la insufi ciencia renal aguda es causada por una lesión glomerular grave súbita, es posible que no ocurra la recuperación total y que el paciente desarrolle insufi ciencia renal crónica (véase más adelante). Esto puede suceder en caso de daño tubulointersticial intenso, por ejemplo en la pielonefritis bilateral aguda grave (pág. 384). Las enfermedades crónicas del riñón pueden detectarse en una etapa temprana midiendo la velocidad de fi ltración glomerular (GFR por sus siglas en inglés) En las enfermedades crónicas del riñón ocurre destrucción progresiva de nefronas individuales durante un periodo prolongado, con frecuencia de varios años. A medida que más y más nefronas se destruyen de manera irrevocable, el funcionamiento renal se deteriora progresivamente. Sin embargo, en contraste con lo que ocurre en la insufi ciencia renal aguda, hay oportunidad para alguna compensación metabólica. Como los riñones contienen abundantes nefronas, hay una reserva inmensa de función renal excretora y la urea y la creatinina continúan excretándose a niveles normales por un largo tiempo, durante la evolución natural de cualquier enfermedad lentamente progresiva del riñón, en la cual sólo una cuantas nefronas son destruidas a la vez. Sin embargo, el cuadro verdadero del funcionamiento renal puede obte- nerse midiendo la velocidad de fi ltración glomerular (GFR); en la práctica clínica esto se realiza midiendo la depuración de creatinina y usando un cálculo basado en el contenido de creatinina en una muestra de orina de 24 horas y una sola estimación de creatinina en la sangre. Los intervalos nor- males son de 90 a 140 mL/min para el varón y 80 a 125 mL/min para la mujer. Los niveles de urea y creatinina en la sangre no suelen elevarse por encima de lo normal, sino hasta que la VFG (depuración de creatinina) ha caído por debajo de 50%. Durante muchos años un paciente con una enfermedad renal progresiva puede ser asintomático o mos- trar sólo síntomas o signos leves. Es importante detectar estas etapas tempranas e investigar la causa, y vigilar la velo- cidad de avance. Las etapas y sus implicaciones se tabulan en la fi gura 17-7. Las etapas 4 y 5 se consideran equivalentes a insufi ciencia renal crónica irreversible, y están marcadas por gravedad y cantidad crecientes de los síntomas, al fallar la compensación metabólica y la capacidad del riñón de excretar desechos nitrogenados. Un varón de 24 años de edad sufrió lesiones intraabdominales graves en un accidente de motocicleta. En la laparotomía se encontró que tenía ruptura de bazo e hígado, y hemorragia intraperitoneal extensa. Durante las siguientes 24 horas sólo produjo 200 mL de orina. Plasma Sodio 135 mmol/L (135 a 145) Potasio 6.1 mmol/L (3.5 a 5.3) Bicarbonato 15 mmol/L (23 a 33) Urea 32 mmol/L (1.0 a 6.5) Creatinina 427 mmol/L (60 a 120) Osmolalidad 309 mmol/L (285 a 295) Orina Na 58 mmol/L Osmolalidad 310 mmol/L La insufi ciencia renal aguda se asocia con aumento en los niveles de urea y creatinina en plasma a causa del decremento de la fi ltración glomerular. La retención de iones potasio e hidrógeno produce hiperpotasemia y acidosis metabólica, refl ejada en el bajo bicarbonato plasmático. El daño tubular afecta la resorción de sodio, dando lugar a pérdida urinaria de sodio, usualmente a concentraciones mayores de 20 mmol/L. La osmolalidad del plasma es alta, debido principalmente a la alta concentración de urea. La capacidad de los túbulos renales dañados de diluir o concentrar orina está deteriorada, y en consecuencia la osmolalidad de la orina se acerca a la del plasma. Datos relevantes Falla renal aguda 17 PATOLOGÍAPatología clínica 360 La insufi ciencia renal crónica produce muchos síntomas Las características clínicas de la insufi ciencia renal crónica se deben a una combinación de los siguientes efectos: • Retención progresiva de metabolitos nitrogenados tóxicos (hiperazoemia), en particular urea (uremia). Estas manifestaciones incluyen intoxicación cerebral con obnubilación y coma fi nal, polineuropatía, disfunción autónoma, síntomas gastrointestinales, que incluyen gastroesofagitis y colitis, pericarditis urémica, y tonalidad pardusca de la piel, con prurito intenso. • Insufi ciencia progresiva de los túbulos, que ocasiona anormalidades en la homeostasis bioquímica, como retención de sal y agua, acidosis metabólica y otros desequilibrios electrolíticos, en particular hiperpotasemia e hiponatremia en las etapas terminales. La retención de sodio y líquidos puede causar hipertensión en etapas más tempranas. La defi ciencia en la activación renal de la vitamina D, combinada con una excesiva pérdida de calcio en la orina, causa hiperparatiroidismo secundario y enfermedades óseas (osteopatía renal, pág. 540). La destrucción del parénquima renal reduce los niveles de eritropoyetina lo que, junto con el efecto supresor directo de la uremia sobre la médula ósea, causa anemia. La uremia también produce funcionamiento defectuoso de las plaquetas y tendencia a la hemorragia. La insufi ciencia renal crónica tiene muchas causas Varias enfermedades pueden conducir a insufi ciencia renal crónica; todas ellas provocan destrucción lenta, progresiva, irreversible y generalizada de nefronas. Los principales gru- pos de causas son: • Enfermedades vasculares crónicas (p. ej., hipertensión de duración prolongada (pág. 164). • Enfermedades de los glomérulos, como glomerulonefritis (pág. 368) y enfermedad diabética glomerular (pág. 380). • Enfermedades de túbulos e intersticio de tipo infecciosas (pág. 383), daño tóxico y obstructivo de túbulos y de papilas renales. • Algunas enfermedades congénitas del riñón, por ejemplo enfermedad poliquística autosómica dominante del riñón (ADPKD, pág. 389). Un riñón en el que prácticamente todas las nefronas se han destruido se llama riñón en etapa terminal (fi gura 17-8). Un riñón en etapa terminal es pequeño y parece estar encogido Después de varios años de destrucción de nefronas, prácti- camente todas los glomérulos se han convertido en esferas acelulares de material hialino (formado por matriz mesan- gial), desprovistas de capilares permeables, sus túbulos aso- ciados están intensamente atrófi cos y no son funcionales. El intersticio medular está disminuido y con frecuencia es fi broso. Estos cambios conducen a una considerable reduc- ción del volumen renal y por tanto, el riñón en etapa ter- minal sueleser pequeño y encogido, con superfi cie granular fi na granular fi na subcapsular. En esta etapa, en el examen histológico del riñón, no suele ser evidente la causa de la enfermedad, pero la presen- cia de cicatrices corticales irregulares sugiere que la causa puede ser vascular, o que se debe a episodios repetidos de destrucción renal por infección (pielonefritis; pág. 383). Sin embargo, en la mayoría de los casos la causa ya ha sido establecida antes de que el riñón alcance este estado, ya sea sobre bases clínicas o por biopsia renal, en una etapa mucho más temprana de la prolongada evolución natural de la enfermedad renal progresiva. La fi gura 17-8 muestra el aspecto macroscópico de una selección de riñones en etapa terminal por varias causas. En la página siguiente se presentan los datos relevantes de un caso típico de insufi ciencia renal crónica en etapa terminal. Figura 17.7 Estadificación de las enfermedades crónicas del riñón Etapa GFR (mL/min) Término descriptivo Comentarios 1 90 a 140 Excreción normal del riñón A pesar de la función excretora normal hay otra evidencia de anormalidad renal, p. ej. proteinuria, o visualización de estructura renal anormal, p. ej. enfermedad poliquística del riñón 2 60 a 89 Reserva renal reducida Puede haber otra evidencia de enfermedad renal, como arriba, pero con deterioro temprano de la filtración glomerular. Es indicación de estudios adicionales, quizá biopsia renal 3 30 a 59 Insuficiencia renal Si la causa no se establece por otros medios, se indica fuertemente la biopsia. Durante esta etapa se presenta aumento de urea y creatinina en la sangre 4 15 a 29 Insuficiencia renal crónica Uremia creciente y falla en el control homeostático 5 14 o menos Insuficiencia renal en etapa terminal Etapa terminal de la uremia 17Enfermedades de aparato urinario 361 Un varón de 46 años de edad con diabetes mellitus insulinodependiente desde los 16 años de edad. Plasma Orina de 24 horas Sodio 133 mmol/l (135 a 145) Proteína 1.1 g/día (hasta 0.1) Potasio 5.5 mmol/L (3.5 a 5.3) Bicarbonato 16 mmol/L (23 a 33) Urea 44 mmol/L (1.0 a 6.5) Creatinina 637 mmol/L (60 a 120) La proteinuria es un indicador temprano de daño renal en los pacientes con diabetes. La insufi ciencia renal crónica se desarrolla en un periodo de meses a años, con aumentos progresivos de urea y creatinina plasmáticas a medida que falla la fi ltración glomerular. La vigilancia regular del aumento de creatinina en plasma permite que el médico anticipe la necesidad de diálisis o trasplante renal. El desequilibrio electrolítico causante de hiperpotasemia e hiponatremia es un desarrollo relativamente tardío. La acidosis metabólica por el deterioro en la excreción de iones hidrógeno causa hipobicarbonatemia. Figura 17.8 Riñones en etapa terminal. El riñón normal mide 10 a 12 cm de largo, mientras que estos riñones miden menos de la mitad, en ellos la distinción entre corteza y médula se pierde. Los riñones del centro y abajo a la derecha están contraídos irregularmente lo que sugiere una causa vascular o infecciosa. Seis patrones, cuatro parciales y dos totales. Los patrones de insufi ciencia renal parcial son: • La hematuria asintomática implica un daño menor o temprano del glomérulo, usualmente de células endoteliales, mesangiales o ambas. • La proteinuria persistente implica un daño menor o temprano del glomérulo, usualmente de la membrana basal o el mesangio. Al hacerse más intensa la proteinuria, el paciente puede desarrollar: • El síndrome nefrótico (proteinuria intensa, hipoalbuminemia y edema), que implica daño grave de la membrana basal glomerular y la matriz mesangial. • El síndrome nefrítico agudo (oliguria, hematuria, uremia y edema facial), que implica oclusión de la luz capilar glomerular por proliferación endotelial y mesangial. Los patrones de insufi ciencia renal total son: • La insufi ciencia renal aguda implica insufi ciencia total de la nefrona, a veces recuperable. • La insufi ciencia renal crónica implica destrucción permanente, lentamente progresiva, de casi todas las nefronas y es irreversible. Con la progresión del daño glomerular, todos los tipos de insufi ciencia renal pueden evolucionar a insufi ciencia renal crónica. Puntos clave Patrones de insufi ciencia renal Datos relevantes Falla renal crónica 17 PATOLOGÍAPatología clínica 362 ENFERMEDADES VASCULARES Y EL RIÑÓN Como se ha recalcado, el funcionamiento renal depende de un suministro vascular normal. Por tanto, las enfermedades vasculares tienen un gran impacto sobre el riñón. Los prin- cipales problemas surgen de los cambios isquémicos indu- cidos por la hipertensión y de la oclusión de vasos renales por émbolos, que causan infartos. Varias enfermedades vasculares tienen un impacto de orden mayor sobre los capilares del penacho glomerular, particularmente la vasculitis y los trastornos asociados con trombosis intravascular. La reducción del fl ujo sanguíneo a los riñones, por ejem- plo en la hipotensión prolongada, suele dar por resultado necrosis del epitelio tubular renal, llamada necrosis tubular aguda, que se expone más adelante al abordar las enferme- dades tubulointersticiales (pág. 382). Las enfermedades que afectan los vasos preglomerulares pueden producir insufi ciencia renal crónica o aguda El funcionamiento renal normal depende de que el riego sanguíneo renal sea idoneo, con sufi ciente fl ujo para man- tener la fi ltración glomerular, así como de la oxigenación de las partes tubular y ductal de la nefrona. Las enferme- dades de los vasos preglomerulares o la insufi ciencia del bombeo central, tienen un efecto mayor sobre el riñón. En general, las enfermedades lentamente progresivas de los vasos causan destrucción lentamente progresiva de las nefronas, insufi ciencia isquémica de la fi ltración glo- merular y atrofi a tubular isquémica, que culminan en insu- fi ciencia renal crónica y en un riñón pequeño y encogido, en etapa terminal. El efecto inicial de las enfermedades rápidamente pro- gresivas de los vasos y la insufi ciencia grave del bombeo central es reducción súbita de la fi ltración glomerular y desarrollo de necrosis hipóxica del epitelio tubular. Esto conduce a insufi ciencia renal aguda con oliguria o anuria, el riñón afectado suele estar tumefacto. La estenosis de la arteria renal causa isquemia renal y puede provocar hipertensión secundaria La aterosclerosis generalizada afecta particularmente la aorta y el origen de la arteria renal, pero en casos graves puede extenderse hasta las arterias renales principales y sus ramas mayores. En la mayoría de los casos, la oclusión aterosclerótica de la arteria renal es mayor a nivel de su origen en la aorta. Esta estenosis de la arteria renal puede causar isquemia crónica del riñón afectado, con disfunción de todas las nefronas de ese lado, de lo que resulta un riñón encogido en etapa terminal. El riñón no afectado presenta hipertrofi a compensadora, por lo cual en la mayoría de los casos el funcionamiento renal no se trastorna en grado considerable (fi gura 17-9). La estenosis de la arteria renal también es causada por displasia arterial fi bromuscular. La estenosis de la arteria renal puede conducir a hiper- tensión nefrovascular, que se considera como el resultado de la actividad anormal del sistema renina-angiotensina en el riñón crónicamente isquémico. Esto es importante por el hecho de que es una de las causas reconocidas de hiperten- sión que es susceptible de corrección quirúrgica. Los infartos renales grandes suelen ser causados por tromboémbolos en la circulación sistémica La causa más común de infarto renal es el paso de émbolos a las ramas de la arteria renal. Los infartos embólicos en el riñón suelen ser áreas de necrosis subcapsular en forma de cuña, con la base ancha hacia la superfi cie de la cápsula. Los infartos son rojos al comienzo, ligeramente elevados sobre la superfi cie capsular, pero después de 4 a5 días desarrollan un centro blanco amarillento, con un borde de hiperemia. Los infartos antiguos se presentan como cicatri- ces estrechas deprimidas, en forma de cuña. Las causas más comunes son embolias de un trombo mural formado sobre un infarto de miocardio reciente, vegetaciones trombóticas sobre las válvulas mitral y aórtica, trombos en una válvula mitral o aórtica protésica o un trombo de la aurícula izquierda en pacientes con fi brilación auricular. A S I I Figura 17.10 Infarto renal. Esta fotografía muestra infartos renales recientes (I): el tejido necrótico es amarillo, rodeado de una zona de hiperemia (fl echas). Figura 17.9 Estenosis de la arteria renal. El ateroma grave de la aorta (A) ha ocluido el origen de la arteria renal izquierda, causando atrofi a isquémica del riñón (S). La pérdida del funcionamiento de este riñón irreversiblemente lesionado es compensada por hipertrofi a en curso del riñón derecho, que toma el doble de su carga de trabajo. La excreción excesiva de renina por el riñón lesionado puede causar hipertensión sistémica. 17Enfermedades de aparato urinario 363 La oclusión completa de la arteria renal por trombosis conduce a infarto de la totalidad del riñón. Sin embargo, esto ocurre raramente, excepto como una complicación de cirugía arterial durante un trasplante renal. La hipertensión benigna produce engrosamiento de la pared de los vasos renales y reducción persistente del fl ujo En la hipertensión benigna de larga duración, los cambios en las arterias renales musculares y en las arteriolas renales reducen el fl ujo de sangre a los glomérulos (fi gura 17-11). • Las ramas de la arteria renal dentro del riñón muestran engrosamiento de la pared, a causa de una combinación de proliferación fi broelástica de la íntima, reduplicación de la lámina elástica, e hipertrofi a muscular de la media (pág. 164). • Las arteriolas aferentes sufren hialinización, y sus paredes musculares son remplazadas por un material amorfo, rígido y rígido. (pág. 164). Estos engrosamientos de la pared vascular reducen el tamaño de la luz y el fl ujo sanguíneo. La reducción crónica y progresiva del fl ujo sanguíneo a la nefrona causa isquemia crónica, con la conversión lenta de glomérulos individuales en una masa de tejido hialino, despro- visto de luces capilares. Como el riego sanguíneo al túbulo deriva del fl ujo que pasa a través del glomérulo hacia la arteriola eferente y los capilares peritubulares, se produce la destrucción isquémica del túbulo asociado. Este proceso destruye nefronas individuales durante un periodo de varios años, sin síntomas clínicos iniciales, pero con reducción de la velocidad de fi ltra- ción glomerular (GFR) (tasa de depuración de creatinina, pág. 360), hasta que comienzan a elevarse de manera gradual los niveles de creatinina y urea en la sangre. Finalmente, cantidades sufi cientes de nefronas se vuelven no funcionales para que el paciente presente manifestacio- nes de insufi ciencia renal crónica. Esta secuencia de cam- bios, llamada nefrosclerosis hipertensiva benigna, es una complicación importante de la hipertensión benigna de larga duración, y la insufi ciencia renal crónica es una de sus secuelas importantes. En la hipertensión ‘maligna’ acelerada, las paredes de los vasos renales están agudamente lesionadas En la hipertensión acelerada, el aumento de la presión arterial es muy rápido y causa un patrón de daño renal diferente del visto en la hipertensión benigna. Los vasos musculares más grandes responden con una proliferación fi broelástica laxa de la íntima, pero las arteriolas aferentes expuestas a las presiones súbitamente altas sufren necrosis, a menudo con presencia de fi brina en sus paredes lesionadas (necrosis fi brinoide, págs. 27 y 165). De modo similar, la red de capilares glomerulares también puede sufrir necrosis seg- mentaria del penacho glomerular. Cuando un número sufi ciente de nefronas se vuelven no funcionales a causa del daño a penachos glomerulares y arteriolas aferentes, el paciente puede desarrollar insufi ciencia renal aguda. Los cambios renales vistos en la hipertensión benigna acelerada se resumen en la fi gura 17-11. media íntima lámina elástica arteriola aferente capilar capilares rugosos isquémicosreduplicación elástica engrosamiento fibroso de la íntima hipertrofia muscular arteriosclerosis hialina de arteriola aferente hialinización del glomérulo necrosis del penacho glomerular proliferación mixoide de la íntima necrosis fibrinoide de arteriola aferente normal hipertensión benigna hipertensión maligna arteria renal muscular glomérulo mesangio Figura 17.11 Hipertensión renal. En el daño hipertensivo en los riñones, los principales efectos iniciales se presentan en las arterias renales musculares pequeñas, las arteriolas aferentes y los capilares glomerulares. Estos cambios inducen daño estructural en las paredes capilares glomerulares, con reducción del fl ujo sanguíneo a través de ellos y destrucción fi nal del glomérulo como una unidad funcional. El sistema tubular asociado sufre isquemia y atrofi a por falta de uso. 17 PATOLOGÍAPatología clínica 364 El glomérulo es particularmente vulnerable a enfermedades que afectan los vasos de calibre pequeño Las enfermedades en las cuales hay destrucción de las pare- des de vasos de calibre pequeño, como hipertensión acele- rada (pág. 165), poliarteritis microscópica y otros patrones de vasculitis de vasos de calibre pequeño (pág. 521), pro- ducen microinfartos múltiples en el riñón (‘riñón con picaduras de pulga’). Cuando la enfermedad está limitada a vasos muy pequeños, la necrosis se confi na a segmentos del penacho capilar glomerular (necrosis del penacho). Las enfermedades destructivas de los vasos de calibre pequeño frecuentemente se asocian con oclusión de los vasos por microtrombosis (‘microangiopatía trombótica’). La microangiopatía trombótica y la coagulación intravascular diseminada conducen frecuentemente a insufi ciencia renal Cuando ocurre coagulación intravascular diseminada (págs. 328 y 329), se forman microtrombos de plaquetas y fi brina en todo el cuerpo (‘microangiopatía trombótica’), y si esto ocurre en el riñón, muchos capilares glomerulares son ocluidos por microtrombos (fi gura 17-12). La desgranulación del componente plaquetario de los microtrombos libera factores que estimulan la proliferación de células mesangiales y puede producir necrosis de paredes capilares, induciendo necrosis de los penachos glomerulares (págs. 367 y 377). La distribución amplia de las microtrom- bosis produce hemólisis intravascular de eritrocitos. La combi- nación de hemólisis intravascular e insufi ciencia renal aguda a causa de la oclusión microtrombótica de las redes capilares de todos los glomérulos se denomina síndrome urémico hemolítico. El síndrome urémico hemolítico tiene muchas causas En niños, la mayoría de los casos del síndrome urémico hemolítico se presenta después de una gastroenteritis cau- sada por ciertas formas de Escherichia coli (p. ej., tipo 0157), que producen una toxina que lesiona las células endoteliales capilares (pág. 114). En adultos, el síndrome urémico hemolítico también puede ser causado por septicemias, como la debida a E. coli, y en pacientes con el síndrome de anticuerpos antifosfolí- pido (pág. 154), y además es un efecto adverso raro de ciertos fármacos citotóxicos e inmunosupresores. Una causa importante relacionada es el choque profundo asociado con catástrofes obstétricas, como la hemorragia transparto y posparto grave y en algunos casos de eclampsia. En ésta y en otras causas de síndrome urémico hemolítico, los riñones pueden mostrar los cambios de la necrosis renal cortical, en la que ocurre necrosis de la corteza exterior de ambos riñones. A simple vista la corteza afectada se ve pálida, con pequeñas hemorragias focales; cuando la afección es extensa, se desarrolla insufi ciencia renalaguda, que avanza rápidamente a insufi ciencia renal crónica. Si se produce en placas se puede preservar alguna función renal. ENFERMEDADES GLOMERULARES El glomérulo es el blanco de muchos procesos patológicos que causan deterioro temporal o permanente Como un componente altamente especializado del aparato circulatorio responsable de la ultrafi ltración, el glomérulo puede ser lesionado por: enfermedades vasculares gene- ralizadas, particularmente hipertensión (pág. 164), vascu- litis y diabetes mellitus (pág. 569); trastornos inmunitarios, en especial aquéllos en los que se depositan inmunocom- plejos en las paredes capilares glomerulares; y depósitos de material extraño, por ejemplo amiloide (capítulo 25). El término glomerulonefritis se usa tradicionalmente para describir al grupo de enfermedades en las cuales la patología primaria es algún tipo de anormalidad estructural del glomérulo. En la mayoría de los casos de glomerulone- fritis primaria y en muchos de aquéllos en los que la glo- merulonefritis se presenta como un componente de otra enfermedad (p. ej., lupus eritematoso sistémico, págs. 561 a 564), el daño inicial del glomérulo es inmunitario, con formación de complejos antígeno-anticuerpo, o su depósito en el interior de varios componentes del glomérulo (véase el recuadro rosa, pág. 365). A pesar del sufi jo -itis, la mayoría de las glomerulonefritis no se caracterizan por cambios infl amatorios. La lesión del glomérulo puede ser intensa y causar cicatrización perma- nente, en cuyo caso el túbulo asociado se atrofi a. De manera alternativa, algunos trastornos producen una anormalidad temporal y, después de la resolución se restablece el funcio- namiento de la nefrona. Las enfermedades glomerulares se clasifi can conforme al patrón histológico de daño que se observa en la biopsia, por lo que para comprender la enfermedad es necesario conocer la histopatología. Lo anterior se complementa con la clasi- fi cación adicional con base en la etiología. En muchos casos se desconoce la causa de la enfermedad glomerular, algunos tipos de ésta se consideran idiopáticos. Figura 17.12 Síndrome hemolítico-urémico (H y E). Este glomérulo de un niño muestra muchos capilares ocluidos por microtrombos homogéneos teñidos de rojo M, compuestos por plaquetas y fi brina. El niño desarrolló insufi ciencia renal aguda (con uremia) y anemia hemolítica. M M 17Enfermedades de aparato urinario 365 La biopsia renal es importante en la evaluación y en el diagnóstico de las enfermedades renales El diagnóstico y tratamiento de las enfermedades renales se han visto muy favorecidos por el uso regular de la biop- sia renal con aguja percutánea, practicada bajo anestesia local y con control radiológico. Se obtiene un cilindro de tejido renal de 2 cm de largo y 0.2 cm de ancho. Con el uso de microscopia óptica, inmunofl uorescencia o inmu- nohistoquímica y microscopia electrónica, pueden deter- minarse la distribución de los inmunocomplejos dentro del glomérulo, y su composición (cuáles inmunoglobulinas y factores del complemento están presentes), así como el patrón de reacción glomerular a los inmunocomplejos. El patrón presente suele permitir un diagnóstico preciso. Casi todas las otras causas de insufi ciencia renal (p. ej., enfer- medades hipertensivas, diabetes, amiloide, enfermedades tubulointersticiales, etc.) pueden diagnosticarse por biop- sia renal. Muchas enfermedades glomerulares son causadas por daño mediado inmunitariamente, con la implicación de tres mecanismos. 1. Inmunocomplejos circulantes. En el patrón más común de enfermedad inmunitaria, los inmunocomplejos circulantes son atrapados o depositados en la membrana basal, el mesangio o ambos. El patrón de enfermedad glomerular depende de la naturaleza, cantidad y distribución de los inmunocomplejos y el patrón de reacción a su presencia (proliferación celular, necrosis y engrosamiento de la membrana). En algunos casos se conoce la causa de los inmunocomplejos circulantes (p. ej., respuesta a una infección reciente o a un tumor); en otros no está determinada. 2. Antígeno circulante atrapado. Se especula que en algunas enfermedades un antígeno circulante en la sangre queda atrapado en el glomérulo, con la fi jación subsecuente de anticuerpos circulantes contra el antígeno atrapado. Se piensa que esto sucede en ciertos casos de la enfermedad autoinmunitaria como en el lupus eritematoso sistémico (LES) (pág. 561), cuando el DNA libre que circula en la sangre es atrapado en la membrana basal glomerular (MBG), y se fi ja después a anticuerpos anti-DNA. También se considera que ocurre en casos de infección por el virus de la hepatitis B, en la cual se deposita DNA viral en la membrana basal glomerular, predisponiendo a la formación de los inmunocomplejos. 3. Anticuerpos anti-GBM. En una forma rara de daño mediado por inmunidad, hay autoanticuerpos dirigidos contra un componente de la MBG (enfermedad anti- GBM). Ésta es la base del síndrome de Goodpasture, en el cual los anticuerpos causan daño directo a la membrana basal (pág. 375). La naturaleza del antígeno implicado ya ha sido determinada. El colágeno tipo IV, un constituyente importante de la membrana basal, está compuesto por una familia de cuando menos cinco cadenas protéicas (llamadas α1 a α5), cada una de las cuales contiene un dominio no colágeno. El antígeno de Goodpasture es el dominio no colágeno del tipo α3 de la cadena de colágeno IV, que es el blanco de los autoanticuerpos anti-GBM en los pacientes con el síndrome de Goodpasture. En algunas de estas enfermedades glomerulares mediadas inmunitariamente hay activación secundaria de complemento, que conduce a la atracción de neutrófi los y la activación del sistema de coagulación. En otros tipos la causa de la reacción celular al inmunocomplejo es desconocida. Al evaluar enfermedades renales es importante identifi car sitio, tipo y patrón de inmunocomplejos y complemento dentro del glomérulo, por medio de inmunohistoquímica y microscopia electrónica. Los diferentes patrones apuntan a diferentes diagnósticos que se consideran en las descripciones de los principales tipos de glomerulonefritis. La biopsia se divide en tres porciones principales; una se somete a congelación a fi n de obtener cortes congelados para inmunohistoquímica o de inmunofl uorescencia, otra se fi ja específi camente en glutaraldehído para microscopia electrónica, y el resto se fi ja del modo acostumbrado para cortes en parafi na. Se realiza el examen histológico de glomérulos y túbulos para identifi car anormalidades estructurales y caracterizar tipos de lesiones glomerulares, tubulares e intersticiales. El examen inmunohistoquímico o de inmunofl uorescencia es necesario para identifi car inmunoglobulinas y componentes del complemento en enfermedades glomerulares inmunitarias, y el examen con microscopia electrónica se practica para obtener los detalles fi nos de la estructura glomerular, incluyendo la ubicación de los inmunocomplejos dentro del glomérulo. Mecanismos inmunitarios en las enfermedades glomerulares Biopsia renal 17 PATOLOGÍAPatología clínica 366 La mayoría de las enfermedades glomerulares se deben a anormalidades de la barrera de fi ltración La ultrafi ltración de la sangre se produce en el glomérulo, con formación de un ultrafi ltrado que pasa a la cápsula de Bowman y de ahí al interior del sistema tubular, donde se realizan la absorción y secreción selectiva de varios compo- nentes, seguidas de la concentración para formar orina. La ultrafi ltración se produce a través de la barrera de fi ltra- ción glomerular, que está compuesta por: • La delgada capa fenestrada de células endoteliales, que forma el recubrimiento interior del capilar glomerular (rosa en la fi gura 17-13). • Una membrana basal capilar glomerular inusualmente gruesa (azul en la fi gura 17-13). • Las células epiteliales o ‘podocitos’, que forman el recubrimientoexterior del capilar glomerular. Estas células (verde en la fi gura 17-13) están en contacto con la superfi cie exterior de la membrana basal por medio de una serie de pedicelos. En el hilio del glomérulo, estas células son continuas con las células epiteliales planas que recubren la cápsula de Bowman. • Un alta carga polianiónica sobre la superfi cie epitelial de la membrana basal y las superfi cies interiores de los podocitos (indicadas por signos menos en la fi gura 17-13). Otro componente importante de la estructura del glomé- rulo es el mesangio, que es el ‘mesenterio’ de soporte de los capilares (fi gura 17-14). Comprende las células mesan- giales (soporte fagocítico y células secretoras) y su producto de secreción amorfo, la matriz mesangial. No se conoce el cometido del mesangio en la ultrafi ltración, pero sus anor- malidades son un componente importante de las enferme- dades glomerulares agudas y crónicas. El glomérulo tiene un conjunto limitado de respuestas histológicas a la lesión En el glomérulo se ven cinco patrones principales de res- puesta a la lesión, cuyas combinaciones describen todos los tipos de enfermedad glomerular. La proliferación de células endoteliales induce la oclu- sión de las luces capilares, a menudo con neutrófi los presentes. Esta proliferación reduce el fl ujo a través de los glomérulos, y se correlaciona con oliguria y uremia. La proliferación de células mesangiales, que suele estar asociada con aumento en la producción de su matriz, es una característica común de muchas enfermedades glomerulares. En algunos casos, ocurre regresión una vez que pasa el episodio agudo; en otros, la producción excesiva de matriz mesangial en el transcurso de muchos años, conduce fi nal- mente a esclerosis (hialinización) de todo el penacho glo- merular, o parte de éste, con pérdida de la luz capilar. M En Ep M B RBC M espacio urinario (de Bowman) luz capilar glomerular matriz y célula mesangiales barrera de filtración glomerular - - - - ------------ -- ----- ----- --- --- - -- -- -- ----- --- - ----- ------- - - - - - - - - - - -- - - -- - -- --- -- ---- - -- - - -- - -- - - membrana basal capa celular endotelial capa de podocitos epiteliales carga polianiónica alta negativa Figura 17.14 Glomérulo normal. Corte con resina de 1 μm, azul de toluidina. El glomérulo tiene cuatro componentes principales: la membrana basal (MB) recubierta internamente por células endoteliales En y externamente por podocitos Ep. La red capilar está soportada por el mesangio M. Pueden verse eritrocitos RBC en las luces capilares. Figura 17.13 Barrera de fi ltración glomerular. La barrera de fi ltración glomerular comprende la capa fenestrada de células endoteliales (rosa), la membrana basal glomerular capilar (azul), la capa de podocitos endoteliales (verde) y la carga polianiónica alta en la superfi cie exterior de la membrana basal, y las capas interiores de los podocitos (indicados por signos menos). 17Enfermedades de aparato urinario 367 El engrosamiento de la membrana basal puede ser causado por depósito de una sustancia anormal (inmuno- complejos o amiloide), síntesis excesiva de material de la membrana basal, desplazamiento de citoplasma y matriz mesangiales, o alguna combinación de lo anterior. La alteración de los podocitos epiteliales es una anor- malidad observada comunmente en una amplia gama de enfermedades glomerulares, a menudo en la forma de pér- dida o fusión de los pedicelos. En un tipo de enfermedad (nefropatía de cambios mínimos, pág. 376), la fusión y perdida de los pedicelos es la única anormalidad estructural. En enfermedades glomerulares más graves pueden perderse los podocitos y las células restantes se estiran para cubrir los capilares. La necrosis de la pared capilar, usualmente necrosis fi brinoide (fi gura 17-27), se presenta en enfermedades en las que ocurre daño intenso agudo de la pared capilar, por ejemplo en la vasculitis necrosante y en la hipertensión acelerada (maligna). La necrosis de la pared capilar permite a menudo el paso de componentes sanguíneos desde la luz capilar hasta el espacio de Bowman (urinario), lo que esti- mula la formación de medias lunas epiteliales, derivadas en parte de las células epiteliales que recubren la cápsula de Bowman (véase más adelante y pág. 373). La formación de medias lunas ocurre cuando existen quiebres de la pared capilar que permiten el escape de fi brina y sangre, incluyendo macrófagos al interior del espacio uri- nario. Esto estimula la proliferación de las células epiteliales que recubren la cápsula de Bowman. Las células epiteliales y los macrófagos aplastan el glomérulo e inducen la pérdida de la totalidad de la nefrona (fi gura 17-22). La presencia gene- ralizada de medias lunas es un signo de mal pronóstico. Es posible que las enfermedades glomerulares no afecten todos los glomérulos de igual manera La mayoría de las enfermedades glomerulares afectan dife- rentes glomérulos en grados variables y sólo un número reducido de enfermedades afectan todos los glomérulos de manera uniforme. Esto explica el que algunas enfermeda- des glomerulares causen insufi ciencia renal aguda súbita (la enfermedad afecta todos los glomérulos de manera uni- forme), mientras que otras causan un síndrome de insufi - ciencia renal parcial selectiva (la enfermedad afecta áreas pequeñas en una proporción reducida de glomérulos). Se ha acordado una nomenclatura para los diversos tipos de enfermedad (fi gura 17.15). • Difusa: todos los glomérulos en ambos riñones se encuentran dañados. • Focal: sólo algunos glomérulos están implicados. • Global: todas las partes de cada glomérulo individual están afectadas. • Segmentaria: sólo algunos segmentos de cada glomérulo individual están implicados. Por tanto, las enfermedades glomerulares pueden descri- birse como: • Global difusa. • Segmentaria difusa. • Global focal. • Segmentaria focal. En su gran mayoría, las enfermedades glomerulares son ‘globales difusas’ o ‘segmentarias focales’. a dc b Figura 17.15 Tipos de enfermedad glomerular. (a) Global: afecta uniformemente la totalidad del glomérulo. (b) Segmentaria: afecta un segmento glomerular, dejando otros segmentos sin afectar. (c) Difuso: afecta todos los glomérulos en ambos riñones. (d) Focal: afecta una parte de los glomérulos, y deja otros intactos. 17 PATOLOGÍAPatología clínica 368 Las características clínicas de la glomerulonefritis se relacionan ampliamente con los hallazgos histológicos Aunque el aprendizaje de los patrones clínicos de la enfer- medad que se relacionan con cada uno de los varios tipos de glomerulonefritis parece una empresa formidable, hay cuatro reglas empíricas que, aunque no son absolutas, explican la vasta mayoría de los casos. 1. El cambio estructural en la membrana basal glomerular (usualmente engrosamiento), o el depósito de matriz mesangial excesiva, conducen a una mayor pérdida de proteína en la orina, que si es intensa conduce al síndrome nefrótico. 2. La lesión glomerular asociada con proliferación de células endoteliales o mesangiales se vincula con el desarrollo de hematuria microscópica o síndrome nefrítico. 3. Si hay lesión de la membrana basal así como proliferación celular, es probable un síndrome nefrítico-nefrótico mixto. 4. Si la lesión de los glomérulos es rápida y generalizada, se desarrollan características de insufi ciencia renal aguda. Otro obstáculo conceptual común es comprender cómo alguien con un síndrome de insufi ciencia renal parcial, como un síndrome nefrótico, fi nalmente desarrolla insufi ciencia renal crónica. En la mayoría de las enfermedades glomerulares, la lesión causante del síndrome nefrítico o nefrótico también hace fi nalmente que los glomérulos queden completamente cicatrizados (hialinizados), lo cual ocasiona la pérdida de nefronas individuales. La hialinización glomerular es el resultado de la produc- ción excesiva de matriz mesangialpor un periodo prolon- gado. La masa de matriz mesangial en expansión aplasta de manera lenta pero progresiva la elaborada arquitectura glo- merular, destruyéndola, hasta que ya no fl uye más sangre a través de los capilares glomerulares, y que no pasa sangre oxigenada a las arteriolas eferentes y a los sistemas capilares peritubulares. Los túbulos se encuentran privados de sangre oxigenada, y las células epiteliales tubulares mueren irrevoca- blemente y se atrofi an. Por tanto, la destrucción de los glo- mérulos induce la destrucción de toda la unidad de la nefrona. Al destruirse más y más nefronas, el síndrome de insufi - ciencia renal parcial (nefrítico o nefrótico) evoluciona al síndrome de insufi ciencia renal crónica. Esto se asocia con el encogimiento progresivo del riñón hasta formar un órgano pequeño cicatrizado, el ‘riñón en etapa terminal’. TIPOS IMPORTANTES DE GLOMERULONEFRITIS La glomerulonefritis proliferativa difusa aguda suele presentarse como el síndrome nefrítico La glomerulonefritis proliferativa difusa es una enfermedad global difusa de los glomérulos. Es causada por el depósito de inmunocomplejos, lo que es estimulado por una infección previa. Aunque la infección es más comúnmente estreptocó- cica, una gama de infecciones bacterianas, virales y parasitarias también pueden estimular este patrón de enfermedad. Histológicamente, hay un aumento en la celularidad del glomérulo, con cuatro características principales (fi gura 17-17): • La proliferación de células epiteliales produce oclusión de la luz capilar, lo cual reduce la fi ltración glomerular, con aumento de la presión arterial y los componentes nitrogenados de la sangre (urea y creatinina). • Presencia de inmunocomplejos en abultamientos sobre el lado epitelial de la membrana basal glomerular (MBG). • Presencia de neutrófi los polimorfonucleares en capilares. • Proliferación leve de células mesangiales. En niños, la enfermedad suele ser clínicamente leve y tran- sitoria. Como se ha producido proliferación celular, los pacien- tes desarrollan síntomas de síndrome nefrótico, con oliguria, hematuria, hipertensión y edema periorbitario. Se requiere tratamiento de soporte hasta que el síndrome nefrítico se resuelve, por lo común en el transcurso de tres a seis semanas, mientras los complejos inmunitarios se depuran de la MBG. Con la resolución de la enfermedad, las células endoteliales en proliferación se desprenden, el aumento de las células mesangiales se revierte, la luz de los capilares recupera permeabilidad, y la función renal retorna a la normalidad. Un porcentaje reducido de casos no se resuelven comple- tamente, sino que persisten, con evidencia de progresión rápida a insufi ciencia renal. Estos casos desarrollan medias lunas epiteliales que comprimen los glomérulos y resulta una insufi ciencia renal rápidamente progresiva (glomerulonefri- tis rápidamente progresiva). Este cuadro es más común en adultos que en niños. En la página 373 se presenta la pato- logía correspondiente. De manera alternativa, en casos raros hay deterioro lento inexorable del funcionamiento renal durante un periodo de muchos años. Aunque el paciente parece recuperarse del Figura 17.16 Glomerulonefritis difusa aguda (H y E). El glomérulo es hipercelular a causa de la proliferación de células endoteliales y mesangiales. Las luces capilares glomerulares no pueden identifi carse pues están obliteradas por las células en proliferación. Los inmunocomplejos sólo pueden verse por microscopia electrónica (fi gura 17-17b). 17Enfermedades de aparato urinario 369 endotelio membrana basal epitelio (podocito) matriz mesangial célula mesangial 1 2 3 normal glomerulonefritis proliferativa difusa aguda espacio urinario epitelio de la capsula de Bowman luz capilar a La causa más común de glomerulonefritis proliferativa difusa aguda es la infección faríngea por estreptococos hemolíticos β del grupo A de Lancefi eld. No todas las cepas causan esta enfermedad, y hay ciertas cepas llamadas ‘nefritógenas’ (tipos 12, 4, 1, 25 y 49 de Griffi th). Los niños son afectados más a menudo, con inicio de una a dos semanas después de la infección primaria. Se producen inmunocomplejos que circulan en la sangre, de donde son retirados por fi ltración en el glomérulo. La inmunofl uorescencia muestra un depósito granuloso de IgG y C3 en la GBM y el mesangio. Ultraestructuralmente, estos depósitos están situados debajo del epitelio. La activación del complemento es la razón por la cual los neutrófi los son atraídos al interior del glomérulo, donde se desgranulan y dañan células endoteliales, estimulando su proliferación. La proliferación de las células mesangiales es mediada por factores derivados del complemento y plaquetas, y se acompaña de aumento en la expresión de PDGF y proteínas receptoras de PDGF, dando lugar a un mecanismo autocrino de proliferación celular. Cuando el daño en los capilares glomerulares es intenso, escapan fi brina y sangre al espacio de Bowman y estimulan la proliferación de células epiteliales, produciendo una media luna que borra permanentemente el glomérulo. Si 80% de los glomérulos tienen medias lunas, esto se asocia con progresión rápida a insufi ciencia renal, con mal pronóstico (pág. 373). b D E BM BM D D Figura 17.17 Glomerulonefritis difusa aguda. (a) En la glomerulonefritis proliferativa difusa aguda hay proliferación endotelial con neutrófi los (1), depósitos subepiteliales de inmunocomplejos en grumos (2), y aumento de células mesangiales (3). (b) La micrografía electrónica muestra depósitos D de inmunocomplejos grandes típicos en el lado epitelial de la membrana basal BM. L es la luz capilar aún no obliterada por la proliferación de células endoteliales (E). Patogenia de la glomerulonefritis proliferativa difusa aguda síndrome nefrítico agudo, las pruebas de orina revelan pro- teinuria persistente. Esto se asocia con crecimiento perma- nente del mesangio, que no experimenta regresión cuando la proliferación endotelial se revierte. En el transcurso de años las células mesangiales producen un exceso de matriz, formando fi nalmente grandes masas hialinas que compri- men los capilares glomerulares y terminan por reemplazar la totalidad del penacho. Durante todo este periodo el paciente es asintomático, hasta que la pérdida creciente de proteína en la orina conduce al síndrome nefrótico. Cuando todos los glomérulos han sido hialinizados por este proceso global difuso, se desarrolla insufi ciencia renal crónica. 17 PATOLOGÍAPatología clínica 370 La nefropatía membranosa se presenta con proteinuria y síndrome nefrótico La nefropatía membranosa, caracterizada por la presencia de depósitos de inmunocomplejos en la membrana basal de todos los segmentos de todos los glomérulos, es difusa y global. Se desconoce la etiología de los inmunocomplejos en la enfermedad membranosa (véase el recuadro rosa, pág. 365). A diferencia de lo que ocurre en la glomerulonefritis proliferativa difusa, no hay infl amación ni proliferación endotelial o epitelial asociada, aunque puede estar aumen- tado el mesangio. La enfermedad pasa por tres etapas pato- lógicas (fi gura 17-9): 1. Depósito de inmunocomplejos en el lado epitelial de la membrana basal. 2. Depósito de nueva membrana basal alrededor de los depósitos de inmunocomplejos. 3. Los depósitos de inmunocomplejos desaparecen, dejando una membrana basal engrosada ‘calada’. La anormalidad de la membrana basal la hace inusual- mente permeable; ya no retiene selectivamente proteínas, lo cual induce proteinuria intensa y el síndrome nefrótico. Con el tiempo, los glomérulos anormales desarrollan un aumento en la matriz mesangial producida por las células mesangiales. Esto, junto con el engrosamiento de la mem- brana, causa hialinización gradual de los glomérulos y muerte de nefronas individuales. Este proceso ocurre el transcurso de muchos años y, a partir del síndromenefró- tico, el paciente puede desarrollar insufi ciencia renal crónica con uremia. La evolución natural de la enfermedad es varia- nefropatía membranosa nefropatía membranosa en etapa terminal 1 2 4 3 a Figura 17.18 Nefropatía membranosa. (a) En la nefropatía membranosa hay depósitos electrodensos en el lado epitelial de la membrana basal (1), y leve crecimiento mesangial (2). En la enfermedad en etapa terminal hay remoción de los depósitos, lo que deja una membrana gruesa ‘calada’ (3), y depósito creciente de matriz mesangial (4). (b) Micrografía electrónica de una membrana basal engrosada por depósitos de complejos C de antígeno-anticuerpo en el lado epitelial de la membrana basal de un paciente con nefropatía membranosa que se presentó con síndrome nefrótico. (c) La tinción con metenamina de plata muestra matriz mesangial y material de membrana basal. En la nefropatía membranosa se deposita nuevo material en la membrana basal alrededor de inmunocomplejos, y puede verse como “espigas” y puntos negros espaciados en la superfi cie exterior de la membrana (fl echas). b c C C C 17Enfermedades de aparato urinario 371 ble. En cifras aproximadas, alrededor del 25% de los pacien- tes entran en remisión, 25% presentan proteinuria persistente estable y 50% desarrollan insufi ciencia renal crónica durante un periodo aproximado de 10 años. La nefropatía membranosa es una de las causas más importantes del síndrome nefrótico en adultos y los pacien- tes pueden dividirse en dos grupos: • 80 a 90% de casos no tienen razón evidente para el desarrollo de inmunocomplejos, se clasifi can como nefropatía membranosa idiopática o primaria. • 10 a 20% de los casos tienen una razón para el desarrollo de enfermedad por inmunocomplejos, pues tienen antígenos circulantes anormales: • Infecciosos: hepatitis B, paludismo, sífi lis. • Relacionados con fármacos: terapia con oro, penicilamina, captopril, heroína. • Asociados con tumores: cáncer pulmonar y linfomas. • SLE: 10% de la afección renal en el lupus es de tipo membranoso. En los casos en los que hay una causa reconocible, el éxito es el tratamiento de la causa que lo origina (p. ej., suspen- sión de un fármaco o escisión completa de un tumor pul- monar) lo cual conduce a la remisión espontánea de la nefropatía membranosa. La glomerulonefritis membranoproliferativa difusa (‘mesangiocapilar’) se presenta frecuentemente con un síndrome nefrótico o nefrítico-nefrótico mixto La glomerulonefritis membranoproliferativa (GNMP), lla- mada también glomerulonefritis mesangiocapilar, es un patrón de reacción glomerular a anormalidades del comple- mento. Algunas son secundarias a trastornos sistémicos, como lupus eritematoso sistémico (LES), endocarditis infecciosa, paludismo y derivaciones ventriculares de líquido cefalorraquí- deo (LCR) infectadas, pero el mayor grupo es idiopático, dividido por características clínicas y patológicas en dos tipos (tipo I y tipo II), cada uno con una patogenia particular. Como su nombre lo implica, los factores comunes y las principales anormalidades estructurales en este proceso son la proliferación mesangial y el engrosamiento de la mem- brana basal. La anormalidad de la membrana basal es responsable de los síntomas clínicos de proteinuria o un síndrome nefrótico completo. Como hay proliferación celular, los pacientes también pueden presentar hematuria o un síndrome nefrí- tico. En algunos casos se ve un síndrome nefrótico-nefrítico mixto. La GNMP tipo I es la responsable del 90% de los casos, y se ve principalmente en adolescentes y adultos jóvenes. Hay lobulación acentuada de los segmentos glomerulares (fi guras 17-19a y 17-20), que es causada por la proliferación de las células mesangiales. Los capilares están considerablemente engrosados por depósitos subendoteliales de inmunocomple- jos del tipo IgG o IgM y C3. El engrosamiento también se debe al crecimiento hacia el interior del citoplasma de las células mesangiales, entre el endotelio y la membrana basal, con la formación de una membrana de doble contorno o en vías de tren (fi guras 17-19a y 17-20). Una variante muy rara de la GNMP tipo I (llamada a veces tipo III) tiene depósitos en otras partes de la membrana basal. Típicamente hay deterioro progresivo del funcionamiento renal durante un periodo de alrededor de 10 años, con insufi ciencia renal crónica como resultado. La GNMP tipo II representa el 10% de los casos, y también se ve en niños y adultos jóvenes. Hay notable engrosa- miento de la MBG, pero la proliferación mesangial no suele ser tan prominente como en el tipo I. La característica principal son depósitos grandes, densos, continuos, pareci- dos a listones, dentro de la membrana basal, lo que da origen al nombre alternativo de enfermedad de depósito denso (fi guras 17-19b y 17-21). Por inmunohistoquímica, se encuentra que estos depósitos no contienen inmunocom- plejos, y están compuestos por el factor C3 del comple- mento. La patogenia de esta enfermedad se ha relacionado con la activación de la vía alterna del complemento (véase el recuadro rosa, pág. 373). Algunos casos se asocian con lipodistrofi a parcial. La GNMP tipo II también tiene mal pronóstico, con desa- rrollo gradual de insufi ciencia renal crónica en el transcurso de 10 a 15 años. En ambos tipos hay una alta incidencia de recurrencia de la enfermedad en riñones trasplantados, en particular en la GNMP tipo II, con acumulación de depósitos densos linea- les en los glomérulos del trasplante. En la nefropatía membranosa se forman inmunocomplejos subepiteliales en los glomérulos (principalmente IgG con una cantidad reducida de complemento). En la mayor parte de los casos no pueden demostrarse inmunocomplejos circulantes en la sangre y el concepto de que complejos circulantes preformados son retirados por fi ltración en el glomérulo parece ser dudoso en este patrón de enfermedad. Es más probable que los inmunocomplejos se formen in situ, con captura de un antígeno circulante en el glomérulo, seguida del depósito de anticuerpo. Esta formación in situ puede explicar por qué, en contraste con lo que ocurre en la glomerulonefritis proliferativa difusa, hay poco complemento y no hay respuestas infl amatorias o proliferativas. En este momento se desconoce la razón precisa por la cual la presencia de inmunocomplejos causa engrosamiento de la membrana basal. La membrana basal se vuelve anormalmente permeable al cambiar su composición y disminuyen los sitios polianiónicos normales, que normalmente ‘repelen’ proteínas y evitan que se fi ltren a la orina. En los casos con una causa relacionada con fármacos, neoplasia o infección, el tratamiento del trastorno de fondo elimina la fuente de antígeno circulante, y puede causar la remisión de la enfermedad renal. Patogenia de la nefropatía membranosa 17 PATOLOGÍAPatología clínica 372 glomerulonefritis membranoproliferativa tipo I glomerulonefritis membranoproliferativa tipo II 1 2 3 3 2 1 a b M M M CM CM DD DD Figura 17.21 Glomerulonefritis membranoproliferativa tipo II (EM). Esta micrografía electrónica muestra los inmunocomplejos electrodensos continuos en las membranas basales de dos asas capilares adyacentes (DD). Las célula mesangiales (CM) en proliferación han ocluido considerablemente la luz capilar. Figura 17.20 Glomerulonefritis membranoproliferativa tipo I. Tinción con metenamina plata. Esta micrografía muestra una enfermedad tipo I en etapa temprana. La membrana basal está engrosada (fl echas) y los segmentos glomerulares están expandidos en forma variable por proliferación del mesangio (M). Figura 17.19 Glomerulonefritis membranoproliferativa. Hay dos patrones principales, tipo I (a) y tipo II (b). En ambos, ocurre exageración evidente de la lobulación del glomérulo a causa del aumento de las células y la matriz mesangial (1). La membrana basal está notablemente engrosada, por una combinación depenetración de citoplasma mesangial en la membrana (2) y depósitos grandes de inmunocomplejo (3) que son subendoteliales y discontinuos en el tipo I, pero forman un depósito lineal denso continuo en el tipo II. 17Enfermedades de aparato urinario 373 La glomerulonefritis rápidamente progresiva se caracteriza por la presencia de múltiples medias lunas Una media luna epitelial es el resultado de los quiebres de la membrana basal glomerular que permiten el escape de fi brina, proteínas de la sangre, y leucocitos (en particular monoci- tos y macrófagos), al interior del espacio urinario. Esto estimula la proliferación activa de las células epiteliales que recubren la cápsula de Bowman, con lo que se forma una media luna que crece incesantemente comprimiendo el penacho glomerular, el cual se encoge y se vuelve no fun- cional. La presencia de abundantes glomérulos que exhiben medias lunas indica un mal pronóstico, con rápida progre- sión a insufi ciencia renal. La glomerulonefritis rápidamente progresiva no es una enfermedad etiológicamente distinta, sino que puede ocurrir en otras formas de glomerulonefri- tis, cuando el daño glomerular es particularmente grave y se asocia con rupturas de la membrana basal; por tanto, se asocia en especial con lesiones por necrosis del penacho glomerular. Las causas importantes de la glomerulonefritis con medias lunas se presentan en la página 378. La glomerulonefritis membranoproliferativa (GNMP) es básicamente el resultado de anormalidades en el depósito de complemento y su manejo en el glomérulo. En la GNMP tipo I, al depósito de complemento en la MBG se suma un componente de enfermedad por inmunocomplejos, con complejos circulantes hasta en el 50% de los casos. El principal componente del complemento encontrado en los depósitos glomerulares es C3 y las inmunoglobulinas, que incluyen IgG, IgM y ocasionalmente IgA. La presencia de C1q y C4 en los depósitos da soporte a la hipótesis de que la activación de la vía clásica del complemento interviene en la patogenia. La activación del complemento causa consumo del complemento del suero, y los niveles séricos de C3 se reducen en 60% de los casos. En la GNMP tipo II no hay inmunocomplejos, los depósitos densos de C3 en la membrana basal debido a una activación anormal del sistema del complemento. Esto es mediado por un autoanticuerpo circulante contra C3 convertasa, que previene su desdoblamiento normal. Normalmente, la C3 convertasa activa C3, pero tiene una semivida muy corta. Este autoanticuerpo, denominado factor nefrítico C3, estabiliza la C3 convertasa, permitiendo la activación continuada de C3. La ausencia de C1q y C4, los componentes iniciales de la vía clásica, es explicada por la acción directa de la C3 convertasa. La activación del complemento puede causar el consumo de complemento del suero, y los niveles séricos de C3 están notablemente reducidos en la mayor parte de los casos. En algunos casos hay predisposición familiar al desarrollo de este trastorno. media luna epitelial con macrófagos y células epiteliales de la cápsula de Bowman grandes en proliferación fibrina a b G C Patogenia de la MPGN Figura 17.22 a y b Glomerulonefritis con medias lunas. (a) Las medias lunas epiteliales rápidamente crecientes comprimen el penacho glomerular, el cual puede mostrar una gama de cambios que incluyen glomerulonefritis proliferativa focal, necrosis focal del penacho glomerular, glomerulonefritis mesangiocapilar, o glomerulonefritis proliferativa aguda. (b) Esta microfotografía muestra un glomérulo (G) que está siendo comprimido por una media luna en proliferación (C); la media luna está aplastando el penacho glomerular lesionado hasta destruirlo. 17 PATOLOGÍAPatología clínica 374 La glomerulonefritis proliferativa focal y segmentaria puede ser primaria o secundaria Por lo general, en cada caso, la glomerulonefritis focal también es ‘segmentaria’, con implicación de sólo algunos lóbulos del penacho glomerular. En esta entidad pueden observarse una gama de aspectos histológicos: • Proliferación focal de células mesangiales con mayor producción de matriz y depósitos de inmunocomplejos visibles en la microscopía electrónica; la naturaleza y localización de los depósitos dependen de la enfermedad. • Además de los cambios proliferativos, puede haber necrosis segmentaria del penacho glomerular. • Cuando hay necrosis del penacho glomerular, es posible que algunos segmentos glomerulares afectados muestren formación de medias lunas. Cuando muchos segmentos de muchos glomérulos muestran formación de medias lunas el pronóstico es adverso. • En las lesiones antiguas, el segmento afectado puede mostrar hialinización, es decir, reemplazo de estructuras glomerulares por una masa grande de material de matriz mesangial acelular, y los cambios son indistinguibles de los de la glomerulosclerosis focal (pág. 376). En la evaluación de la glomerulonefritis segmentaria focal, la microscopia electrónica y la inmunohistoquímica de la muestra de biopsia renal son esenciales para establecer la localización y la naturaleza de los inmunocomplejos característicos de los muchos tipos diferentes, ya que el patrón de la enfermedad glomerular puede ser causado por varias enfermedades distintas, que son divisibles en dos grupos: Tipos primarios, que incluyen la nefropatía por IgA (enfer- medad de Berger), y algunos patrones del síndrome de Goodpasture. Tipos secundarios, en los cuales la glomerulonefritis segmentaria focal se presenta como un componente de otras enfermedades sistémicas, en particular: • Endocarditis infecciosa, principalmente SBE. • Síndromes de vasculitis de vasos pequeños, por ejemplo nefritis de Henoch-Schönlein (pág. 375). • Algunos patrones de trastornos sistémicos del tejido conjuntivo, en particular LES (págs. 561 a 563). segmento normal enfermedad mesangial por IgA IgA paramesangial IgA mesangial Figura 17.23 Glomerulonefritis proliferativa segmentaria focal (nefropatía por IgA). Este diagrama muestra un aspecto típico en una enfermedad segmentaria focal temprana. Un asa capilar glomerular es estructuralmente normal, pero su vecina muestra proliferación de células mesangiales, en asociación con un depósito de inmunocomplejo; en este caso de nefropatía por IgA, los depósitos son de IgA, que se depositan en el mesangio y en un sitio paramesangial. Finalmente el segmento afectado será obliterado por la matriz mesangial producida en exceso por las células mesangiales en proliferación. 17Enfermedades de aparato urinario 375 La nefropatía por IgA (de Berger) es la causa más común de glomerulonefritis en adultos Como lo implica su nombre, este cuadro se asocia con depó- sitos de IgA en el glomérulo. Suele presentarse con hema- turia recurrente o proteinuria persistente, y más raras veces, con síndrome nefrítico o insufi ciencia renal rápidamente progresiva. Usualmente el glomérulo muestra glomerulonefritis focal y segmentaria, causada en gran parte por la proliferación de células mesangiales como respuesta a los depósitos de IgA en el mesangio y en la unión entre el mesangio y la mem- brana basal (paramesangial) (fi guras 17-23 y 17-24). La proliferación del penacho glomerular es seguida por depó- sito de matriz mesangial y podemos encontrar asi mismo, esclerosis del segmento. En las etapas iniciales la enfermedad puede ser asintomá- tica, excepto por la hematuria microscópica permanente con leve proteinuria, pero al ser afectados más segmentos de más glomérulos, pueden desarrollarse hematuria y proteinuria más intensas, sufi cientes para causar síndrome nefrótico. Alrededor de 25% de los pacientes avanzan a insufi ciencia renal crónica fi nal, en el transcurso de un periodo de muchos años, cuando sufi cientes segmentos de sufi cientes glomérulos han sido dañados para causar esclerosis glomerular y muerte de nefronas. En algunos casos los cambios mesangiales no son focales y segmentarios,
Compartir