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Paramixovirus

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512 © 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos
56Paramixovirus
Los Paramixoviridae incluyen los siguientes géneros: Morbilli­virus, Paramyxovirus y Pneumovirus (tabla 56-1). Entre 
los morbillivirus patógenos para el ser humano figura el virus 
del sarampión; entre los paramixovirus, los virus parain-
fluenza y de la parotiditis, y entre los neumovirus, el virus 
respiratorio sincitial (VRS) así como el recién descubierto, 
aunque relativamente frecuente, metaneumovirus. Sus virio-
nes tienen morfologías y componentes proteicos similares, y 
comparten su capacidad para inducir una fusión intercelular 
(formación de sincitios y células grandes multinucleadas). En 
1998, tras un brote de encefalitis grave en Malasia y Singa-
pur, se identificó un nuevo grupo de paramixovirus de gran 
patogenicidad en el que se incluían dos virus causantes de 
zoonosis, el virus Nipah y el virus Hendra.
Estos patógenos producen algunas enfermedades impor-
tantes muy conocidas. El virus del sarampión provoca una in-
fección generalizada potencialmente grave que se caracteriza 
por un exantema maculopapuloso (rubéola). Los virus parain-
fluenza causan infecciones de las vías respiratorias superiores 
e inferiores, principalmente en niños, como faringitis, laringo-
traqueobronquitis, bronquitis, bronquiolitis y neumonía. El 
virus de la parotiditis origina una infección sistémica cuya 
manifestación clínica más evidente es la parotiditis. El VRS 
ocasiona infecciones leves de las vías respiratorias superiores 
tanto en niños como en adultos, aunque en los recién nacidos 
puede provocar neumonías potencialmente mortales.
Los virus del sarampión y de la parotiditis solamente tie-
nen un serotipo, por lo que una vacuna atenuada confiere una 
protección eficaz. En EE.UU. y otros países desarrollados, la 
aplicación con éxito de programas de vacunación basados en 
vacunas atenuadas frente al sarampión y la parotiditis las han 
convertido en enfermedades infrecuentes. En especial, estos 
programas han hecho posible la eliminación casi total de las 
secuelas graves del sarampión.
estructurA y rePlicAción
Los paramixovirus son virus relativamente grandes que 
poseen un genoma compuesto por una molécula de ácido 
ribonucleico (ARN) monocatenario de sentido negativo 
(5 a 8 × 106 Da) contenida en una nucleocápside helicoidal 
rodeada de una envoltura pleomórfica de aproximadamente 
156 a 300 nm (fig. 56-1). En muchos aspectos son similares a 
los ortomixovirus, aunque su tamaño es mayor y carecen del 
genoma segmentado de los virus de la gripe (cuadro 56-1). 
A pesar de que existen parecidos entre los genomas de los 
paramixovirus, el orden de las regiones codificadoras de pro-
teínas difiere en los distintos géneros. La tabla 56-2 ofrece 
una lista de los productos genéticos del virus del sarampión.
La nucleocápside está formada por ARN monocatenario 
de sentido negativo asociado a la nucleoproteína (NP), la 
fosfoproteína polimerasa (P) y una proteína de gran tama-
ño (L). La proteína L es la polimerasa de ARN, la proteína P 
facilita la síntesis del ARN, y la proteína NP colabora en el 
mantenimiento de la estructura del genoma. La nucleocápside 
se une a la proteína de la matriz (M) que tapiza el interior de 
la envoltura del virión. La envoltura contiene dos glucopro-
teínas, una proteína de fusión (F) que facilita la fusión de las 
membranas vírica y de la célula hospedadora, y una proteína 
de unión vírica (hemaglutinina-neuraminidasa [HN], hema-
glutinina [H] o glucoproteína [G]) (v. cuadro 56-1). Para 
expresar la actividad de fusión de membrana, la proteína F se 
debe activar por un mecanismo de escisión proteolítica que 
genera los glucopéptidos F1 y F2, que se mantienen unidos 
entre sí a través de un puente disulfuro.
La replicación de los paramixovirus se inicia con la unión 
de la proteína HN, H o G de la envoltura del virión al ácido 
siálico de los glucolípidos y las glucoproteínas de la superficie 
celular. El virus del sarampión se une a una proteína, la CD46 
(proteína cofactor de membrana [MCP]), presente en la 
Tabla 56-1 Paramyxoviridae
Género Patógeno humano
Morbillivirus Virus del sarampión
Paramyxovirus Virus parainfluenza 1 a 4
Virus de la parotiditis
Pneumovirus Virus sincitial respiratorio
Metaneumovirus
Un niño de 10 años presenta un cuadro de tos, conjuntivitis y rinitis con fiebre y linfadenopatía que 
progresó a un exantema que se extendió desde la línea del cabello a la cara y después al cuerpo. 
En 10 días la enfermedad parecía que comenzaba a remitir, pero una semana después de la aparición 
del exantema comenzó de forma aguda un cuadro de cefalea, vómitos y confusión que progresó a 
coma, lo que es compatible con el diagnóstico de encefalitis.
1. ¿Cómo se replica el virus del sarampión?
2. ¿Cuáles son los signos característicos del sarampión?
3. ¿Cómo se transmite?
4. ¿Por qué el niño era vulnerable al sarampión?
5. ¿Qué otras complicaciones se asocian con el sarampión?
Las respuestas a estas preguntas están disponibles en www.StudentConsult.es
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mayor parte de los tipos celulares, y también a la CD150, 
una molécula de activación de la transmisión de señales en 
el linfocito (SLAM), que se expresa en los linfocitos T y B 
activados. La CD46 protege a la célula del complemento 
regulando la activación del mismo y también se comporta 
como receptor para el virus herpes humano 6 y algunas cepas 
de adenovirus. La SLAM regula las respuestas TH1 y TH2 
y el virus del sarampión puede alterar esta regulación. La 
proteína F estimula la fusión de la envoltura a la membrana 
plasmática. Los paramixovirus también son capaces de in-
ducir una fusión intercelular que da lugar a células gigantes 
multinucleadas (sincitios).
La replicación del genoma se produce de forma similar 
a la de otros virus ARN de cadena negativa (p. ej., rabdovi-
rus). La polimerasa de ARN se introduce en la célula como 
un componente de la nucleocápside. La transcripción, la 
síntesis proteica y la replicación del genoma tienen lugar en 
el citoplasma de la célula hospedadora. El genoma se trans-
cribe en ARN mensajeros (ARNm) individuales y un molde 
completo positivo de ARN. Los nuevos genomas se unen a 
proteínas L, N y NP para formar nucleocápsides helicoidales 
que se asocian a las proteínas M de las membranas plasmáticas 
modificadas con glucoproteína vírica. Las glucoproteínas 
se sintetizan y se procesan de manera semejante a las glu-
coproteínas celulares. Los viriones maduros atraviesan por 
Figura 56-1 A, Modelo de paramixovirus. La nucleocápside helicoidal 
(formada por un ARN monocatenario de sentido negativo y la proteína P, 
la nucleoproteína y la proteína mayor) se une a la proteína de la matriz (M) 
en la superficie de la membrana de la envoltura. La nucleocápside contiene 
actividad de transcriptasa de ARN. La envoltura contiene la glucoproteína 
de unión vírica (hemaglutinina-neuraminidasa [HN], hemaglutinina [H] o 
proteína G [G], dependiendo del virus) y la proteína de fusión (F). B, Mi-
crofotografía electrónica de un paramixovirus desorganizado en el que se 
observa la nucleocápside helicoidal. (A, modificado de Jawetz E, Melnick JL, 
Adelberg EA: Review of medical microbiology, 17.ª ed., Norwalk, Conn, 1987, 
Appleton & Lange; B, cortesía de los Centros para el Control y la Prevención 
de Enfermedades, Atlanta.)
CUADRO 56-1
Características propias de Paramixoviridae
Virión grande constituido por un genoma de ARN 
de sentido negativo en una nucleocápside helicoidal 
rodeada por una envoltura que contiene una proteína 
de unión vírica (hemaglutinina-neuraminidasa [HN] 
en los virus parainfluenza y virus de la parotiditis; 
hemaglutinina [H], en el virus del sarampión, y 
glucoproteína [G], en el virus respiratorio sincitial [VRS]) 
y una glucoproteína de fusión (F).
Los tres géneros se pueden distinguir por las actividades 
de la proteína de unión vírica:la HN del virus 
parainfluenza y del virus de la parotiditis se une al ácido 
siálico y tiene actividad hemaglutinina y neuraminidasa, 
y la H del virus del sarampión se une a receptores de 
proteínas y también tiene actividad de hemaglutinina, 
pero la G del VRS se une pero carece de esta actividad.
El virus se multiplica en el citoplasma.
Los viriones entran en la célula por fusión con 
la membrana plasmática y salen emergiendo a través 
de la misma.
Los virus inducen una fusión entre células, generando 
células gigantes multinucleadas.
Paramixoviridae se transmiten por las gotas respiratorias, 
iniciando su infección en las vías respiratorias.
La inmunidad mediada por células es la responsable 
de la mayoría de los síntomas, pero es esencial para 
controlar la infección.
Tabla 56-2 Proteínas codificadas por el virus 
del sarampión
Productos 
genéticos*
Localización 
en el virión Función
Nucleoproteína (NP) Proteína mayor interna Protección del ARN 
vírico
Fosfoproteína 
polimerasa (P)
Asociación a 
nucleoproteína
Parte del complejo de 
transcripción
Matriz (M) Dentro de la envoltura 
del virión
Ensamblaje de 
viriones
Proteína de fusión (F) Glucoproteína de 
la envoltura 
transmembranosa
La proteína favorece 
la fusión de células, 
la hemólisis y la 
entrada del virus
Hemaglutinina (H) Glucoproteína de 
la envoltura 
transmembranosa
Proteínas de unión 
vírica
Proteína mayor (L) Asociación a 
nucleoproteína
Polimerasa
Modificada de Fields BN: Virology, Nueva York, 1985, Raven.
*En orden en el genoma.
514 MICROBIOLOGÍA MÉDICA
gemación la membrana plasmática de la célula hospedadora 
y la abandonan sin destruirla. En la figura 56-2 se ilustra la re-
plicación de los paramixovirus por medio del ciclo infeccioso 
del VRS.
Virus del sArAmPión
El sarampión es uno de los cinco exantemas clásicos de la 
infancia, junto con la rubéola, la roséola, el eritema infeccioso 
y la varicela. Históricamente era una de las infecciones víricas 
más habituales y desagradables, con posibles secuelas. Con 
anterioridad al año 1960 el exantema con fiebre elevada, tos, 
conjuntivitis y rinitis afectaba a más del 90% de la población 
de edad inferior a 20 años. Desde que se introdujo la vacuna 
atenuada en 1993, en EE.UU. se han descrito menos de 
1.000 casos. En el ámbito mundial, en las poblaciones sin 
vacunar el sarampión sigue siendo una de las causas más 
importantes de morbilidad (45 millones de casos al año) y 
mortalidad (1 a 2 millones al año).
Patogenia e inmunidad
El virus del sarampión es conocido por su facilidad para 
provocar la fusión celular, dando lugar a células gigantes 
(cuadro 56-2). Como resultado de ello, el virus puede pasar 
directamente de una célula a otra y eludir el control de la 
respuesta humoral. Las inclusiones aparecen sobre todo en 
el citoplasma y están compuestas de partículas víricas incom-
pletas. La producción vírica tiene lugar cuando finalmente 
se produce la lisis celular. En determinados tipos de células 
(p. ej., células del cerebro humanas) pueden aparecer infec-
ciones persistentes sin que tenga lugar ningún proceso de lisis.
El virus del sarampión es sumamente contagioso y se trans-
mite de una persona a otra a través de gotitas respiratorias 
(fig. 56-3). Tras la replicación local del virus en las células 
epiteliales de las vías respiratorias, el virus infecta los monocitos 
Figura 56-2 Replicación de los paramixovirus. El virus se une a glucolípi-
dos o proteínas, y se fusiona a la superficie celular. A partir del genoma se 
transcriben ARN mensajeros (ARNm) individuales para cada proteína y un 
molde completo. La replicación tiene lugar en el citoplasma. Las proteínas 
se asocian con el genoma y la nucleocápside se une a la matriz y a la mem-
brana plasmática modificada con glucoproteínas. El virus abandona la 
célula por gemación. (–), sentido negativo; (+), sentido positivo; RE, retículo 
endoplásmico; VRS, virus respiratorio sincitial. (Modificado de Balows A 
y cols.: Laboratory diagnosis of infectious diseases: principles and practice, 
Nueva York, 1988, Springer-Verlag.)
CUADRO 56-2
Mecanismos patogénicos del virus del sarampión
El virus infecta las células epiteliales de las vías respiratorias.
El virus experimenta una diseminación sistémica por los 
linfocitos y por viremia.
El virus se replica en las células de la conjuntiva, las vías 
respiratorias, el aparato urinario, el sistema linfático, los 
vasos sanguíneos y el sistema nervioso central.
El exantema está provocado por la respuesta de los 
linfocitos T a las células epiteliales infectadas por el 
virus que revisten los capilares.
El virus provoca inmunodepresión.
La inmunidad mediada por células es esencial para 
controlar la infección.
Pueden producirse secuelas en el sistema nervioso central 
debidas a la inmunopatogenia (encefalitis postinfección 
del sarampión) o desarrollo de mutantes defectuosos 
(panencefalitis esclerosante subaguda).
Figura 56-3 Mecanismos de diseminación del virus del sarampión en el 
interior del organismo y patogenia del sarampión. IMC, inmunidad celular; 
SNC, sistema nervioso central.
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y los linfocitos y se disemina por el sistema linfático y mediante 
viremia asociada a células. La amplia diseminación del virus 
provoca una infección de la conjuntiva, las vías respiratorias, 
el aparato urinario, los pequeños vasos sanguíneos, el sistema 
linfático y el sistema nervioso central. El exantema típico ma-
culopapuloso del sarampión es producido por la acción de los 
linfocitos T inmunes dirigidos frente a las células endoteliales 
infectadas por el virus del sarampión que revisten el interior de 
los pequeños vasos sanguíneos. La mayoría de los pacientes se 
recupera del exantema y conserva una inmunidad frente a este 
virus durante toda la vida. Los casos mortales pueden deberse 
a neumonía, diarrea o encefalitis. La figura 56-4 muestra la 
evolución cronológica de la infección por el virus del sarampión.
El virus del sarampión puede provocar encefalitis a través 
de tres mecanismos: 1) infección directa de las neuronas, 
2) encefalitis postinfecciosa, la cual podría contar con me-
diación inmunitaria, y 3) panencefalitis esclerosante subagu-
da (PEES) provocada por una variante defectuosa del virus 
del sarampión que se origina durante la fase aguda del cuadro. 
El virus de la PEES actúa como un virus lento y origina efec-
tos citopatológicos en las neuronas y sintomatología muchos 
años después de la enfermedad aguda.
El virus del sarampión y otros paramixovirus son exce-
lentes inductores de interferón a y b, que activan las células 
citolíticas naturales (NK). La inmunidad celular es la res-
ponsable de la mayoría de los síntomas, aunque es esencial 
para el control de la infección por el virus del sarampión. 
Los niños con deficiencias en los linfocitos T infectados por 
este virus presentan un cuadro atípico de neumonía de cé-
lulas gigantes sin exantema. Los anticuerpos, incluidos los 
anticuerpos maternos y los debidos a la inmunización pasiva, 
pueden bloquear la diseminación virémica del virus y evitar o 
aminorar la enfermedad. La protección frente a la reinfección 
dura toda la vida.
Durante el período de incubación, el sarampión reduce 
el recuento de eosinófilos y linfocitos, incluidos los B y T, y 
deprime su respuesta a la activación (mitógenos). El virus de-
prime la respuesta inmunitaria mediante 1) la infección directa 
de los monocitos y los linfocitos B y T y 2) la depresión de la 
producción de interleucina 12 (IL-12) y de las respuestas de 
los linfocitos T cooperadores de tipo TH1. La depresión de las 
respuestas inmunitarias mediadas por células y las respuestas 
de hipersensibilidad de tipo retardado (HTR) aumenta el ries-
go de sufrir infecciones oportunistas y de otro tipo. Esta inmu-
nodepresión dura semanas o meses después de la enfermedad.
Epidemiología
El desarrollo de programas eficacesde vacunación ha conver-
tido el sarampión en una enfermedad infrecuente en EE.UU. 
En las áreas que carecen de un programa de vacunación, las 
epidemias tienden a aparecer en ciclos de 1 a 3 años cuando 
se ha acumulado un número suficiente de personas vulnera-
bles. Muchos de estos casos se producen en niños en edad 
preescolar que no se han vacunado y viven en grandes áreas 
urbanas. La incidencia de la infección alcanza un máximo en 
invierno y primavera. El sarampión sigue siendo habitual 
en las personas residentes en países en vías de desarrollo, 
especialmente en individuos que se niegan a ser vacunados o 
que no han recibido una dosis de recuerdo en la adolescencia. 
Los sujetos inmunodeprimidos y desnutridos aquejados de 
sarampión pueden ser incapaces de eliminar la infección, lo 
que provoca su muerte. Es la causa más significativa de muer-
te en niños de 1 a 5 años de edad en diversos países.
El sarampión, que se puede trasmitir por las secreciones 
respiratorias antes y después de la aparición de los síntomas 
característicos, es una de las infecciones más contagiosas 
conocidas (cuadro 56-3). En un hogar, aproximadamente el 
Figura 56-4 Evolución cronológica de la infección por el virus del saram-
pión. Los síntomas prodrómicos característicos son tos, rinitis, conjuntivitis 
y fotofobia (TRC y F), seguidos de la aparición de manchas de Koplik y 
exantema. PEES, panencefalitis esclerosante subaguda.
CUADRO 56-3
Epidemiología del sarampión
Factores de la enfermedad/víricos
El virus tiene un virión con envoltura grande que se 
inactiva fácilmente por desecación y en medio ácido
El período de contagio precede a los síntomas
El único hospedador es el ser humano
Solamente existe un serotipo
La inmunidad es para toda la vida
Transmisión
Inhalación de gotas respiratorias de gran tamaño
¿Quién corre riesgos?
Individuos sin vacunar
Individuos con malnutrición, que presentan cuadros 
más graves
Individuos inmunodeprimidos, que presentan cuadros 
más graves
Geografía/estación
El virus se encuentra en todo el mundo
El virus es endémico desde otoño hasta primavera, 
posiblemente debido a la aglomeración de gente 
en lugares cerrados
Métodos de control
Se puede administrar una vacuna viva atenuada (variantes 
Schwartz o Moraten de la cepa B Edmonston)
Tras la exposición se puede administrar una 
inmunoglobulina sérica
516 MICROBIOLOGÍA MÉDICA
85% de los sujetos vulnerables expuestos se infecta, y el 95% 
de éstos desarrolla un cuadro clínico.
El virus del sarampión tan sólo posee un serotipo, úni-
camente infecta al ser humano y la infección acostumbra a 
manifestarse con síntomas. Estas propiedades facilitaron el 
desarrollo de programas de vacunación eficaces. Una vez se 
introdujo la vacunación, en EE.UU. la incidencia anual de 
sarampión descendió espectacularmente, de 300 a 1,3 por 
100.000 (estadísticas estadounidenses de 1981 a 1988). Este 
cambio representa una reducción del 99,5% de la incidencia 
de la infección con respecto al período prevacunal de 1955 
a 1962. La incidencia de casos de sarampión se debe notifi-
car a los departamentos de salud federales y estatales.
A pesar de la eficacia de los programas de vacunación, el 
mal cumplimiento y la existencia de una población no vacuna-
da todavía (menores de 2 años) sigue condicionando que exis-
tan personas susceptibles. El virus puede reaparecer en una 
comunidad o bien puede llegar a ella a través de inmigrantes 
procedentes de regiones del planeta que carecen de pro-
gramas de vacunación eficaces. Los brotes de sarampión son 
más frecuentes de nuevo en EE.UU., Francia e Inglaterra. En 
2011, la mayoría de los casos notificados en EE.UU. fueron 
importados de otros países, y la mayoría de los pacientes no 
estaban vacunados. Se ha relacionado un brote de sarampión 
en una escuela infantil (10 niños de edad excesivamente corta 
como para haber recibido la vacuna y dos adultos) con un 
lactante originario de Filipinas.
Enfermedades clínicas
El sarampión es una enfermedad febril grave (tabla 56-3). El 
período de incubación dura de 7 a 13 días y el pródromo 
empieza con fiebre elevada y «TRC y F» (tos, rinitis, con-
juntivitis y fotofobia). La infectividad de la enfermedad es 
máxima a lo largo de este período.
Dos días después del período prodrómico aparecen las 
típicas lesiones de las membranas mucosas conocidas como 
manchas de Koplik (fig. 56-5). Casi siempre se localizan en 
la mucosa bucal junto a los molares, aunque también pueden 
encontrarse en otras membranas mucosas, como las con-
juntivas y la mucosa vaginal. Estas lesiones vesiculares, que 
duran de 24 a 48 horas, suelen ser pequeñas (1 a 2 mm) y se 
describen como granos de sal rodeados de un halo rojizo. Su 
aparición en la cavidad bucal permite establecer el diagnóstico 
de certeza del sarampión.
A lo largo de las 12 a 24 horas siguientes a la aparición 
de las manchas de Koplik comienza a formarse el exantema 
del sarampión inmediatamente debajo de las orejas, el cual 
se extiende por todo cuerpo. El exantema es maculopapu-
loso y suele ser muy extenso, y las lesiones confluyen de 
manera frecuente. El exantema, que tarda de 1 a 2 días en 
cubrir todo el cuerpo, desaparece por el mismo orden con 
que apareció en el organismo. La fiebre es más elevada y el 
paciente se siente más débil el día de aparición del exantema 
(fig. 56-6).
La neumonía, que también puede ser una complicación 
grave, justifica el 60% de las muertes causadas por el sa-
rampión. La mortalidad asociada a la neumonía, igual que 
la incidencia de las otras complicaciones relacionadas con 
el sarampión, es mayor en los sujetos desnutridos y en las 
edades extremas de la vida. En los pacientes con neumonía 
asociada al virus del sarampión es frecuente que aparezca una 
infección bacteriana secundaria.
Una de las complicaciones más temidas del sarampión es 
la encefalitis, que puede llegar a afectar hasta al 0,5% de los 
infectados y ser mortal en el 15% de los casos. La encefalitis 
rara vez aparece durante la fase aguda de la enfermedad, sino 
que acostumbra a manifestarse entre 7 y 10 días después de 
su inicio. Esta encefalitis postinfecciosa se debe a reacciones 
inmunopatológicas, se asocia a un proceso de desmielinización 
de las neuronas y afecta con una mayor frecuencia a niños 
mayores y adultos.
En sujetos vacunados con la vacuna inactivada antigua y 
que posteriormente contrajeron una infección por el virus 
epidémico se produjeron casos de sarampión atípico. Rara 
vez puede suceder en los individuos vacunados con la vacuna 
basada en el virus atenuado. La sensibilización previa con 
protección insuficiente estimula la respuesta inmunopa-
tológica como consecuencia de la exposición al virus del 
sarampión epidémico. La enfermedad se manifiesta de forma 
brusca y se caracteriza por unas manifestaciones más intensas 
del sarampión.
La panencefalitis esclerosante subaguda es una secue-
la neurológica muy tardía del sarampión de extraordinaria 
 gravedad que afecta aproximadamente a 7 pacientes de cada 
millón. La incidencia de la PEES se ha reducido drásticamente 
Tabla 56-3 Consecuencias clínicas de la infección 
por el virus del sarampión
Enfermedad Síntomas
Sarampión Exantema maculopapuloso característico, 
tos, conjuntivitis, rinitis, fotofobia, 
manchas de Koplik. 
Complicaciones: otitis media, 
laringotraqueobronquitis, neumonía, 
ceguera, encefalitis
Sarampión atípico Exantema más intenso (más marcado 
en zonas distales); posibles vesículas, 
petequias, púrpura o urticaria
Encefalitis tras sarampión Inicio agudo de cefalea, confusión, 
vómitos, posible coma después de la 
desaparición del exantema
Panencefalitis 
esclerosante subaguda
Síntomas del sistema nervioso central 
(p. ej., cambios de la personalidad, 
comportamiento y memoria; 
contracciones mioclónicas; espasticidad; 
ceguera)
Figura 56-5 Manchas de Koplik en la boca y exantema. Las manchas de 
Koplik acostumbran a preceder al exantema del sarampión, y se pueden 
observar durante losprimeros 1 o 2 días tras la aparición del exantema. 
(Cortesía del Dr. JI Pugh, St Albans City Hospital, West Hertfordshire, Reino 
Unido; tomado de Emond RTD, Rowland HAK: A color atlas of infectious 
diseases, 3.ª ed., Londres, 1995, Mosby.)
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como consecuencia de la aplicación de los programas de 
vacunación frente al sarampión.
Esta enfermedad aparece cuando un virus defectuoso del 
sarampión sobrevive en el cerebro y actúa como un virus len-
to. El virus se puede multiplicar y diseminarse directamente 
de una célula a otra, pero no se libera. La PEES es más preva-
lente en niños que se infectaron por primera vez con anterio-
ridad a los 2 años de edad, y se manifiesta aproximadamente 
7 años después del sarampión clínico. El paciente presenta 
cambios de la personalidad, comportamiento y memoria, 
seguidos de contracciones mioclónicas, ceguera y espasmos. 
Los pacientes con PEES suelen presentar niveles elevados de 
anticuerpos frente al virus del sarampión en sangre y líquido 
cefalorraquídeo.
Los niños inmunodeprimidos y desnutridos presentan el 
riesgo más elevado de padecer cuadros graves de sarampión 
(caso clínico 56-1). En los niños que carecen de inmunidad 
mediada por los linfocitos T aparece una neumonía de células 
gigantes sin exantema. Mientras que la tasa de mortalidad 
del sarampión en EE.UU. es de tan sólo el 0,1%, en los niños 
con desnutrición las complicaciones, los casos de infección 
bacteriana secundaria grave y los casos que cursan con neu-
monía resultan en una mortalidad del 60%.
Diagnóstico de laboratorio
Las manifestaciones clínicas del sarampión acostumbran 
a ser tan características que rara vez se necesitan pruebas 
de laboratorio para establecer el diagnóstico. El virus del 
sarampión es difícil de aislar y de cultivar, aunque puede 
hacerse en cultivos primarios de células humanas o de mono. 
Se recomienda intentarlo a partir de secreciones de las vías 
 respiratorias, orina, sangre y tejido cerebral. Lo mejor es 
recoger muestras respiratorias y de sangre durante la fase 
prodrómica y hasta 1-2 días tras la aparición del exantema.
El antígeno del virus del sarampión se puede detectar me-
diante técnicas de inmunofluorescencia en las células faríngeas 
o en muestras de sedimento urinario; el genoma de este virus 
se puede detectar a través de la reacción en cadena de la 
polimerasa-transcriptasa inversa (RT-PCR) en cualquiera de 
las muestras enumeradas anteriormente. En células obtenidas 
de las vías respiratorias superiores y del sedimento urinario, 
teñidas con Giemsa, se pueden observar los efectos citopato-
lógicos característicos, como la presencia de células gigantes 
multinucleadas con cuerpos de inclusión citoplasmáticos.
Cuando el exantema aún está presente se pueden detectar 
los anticuerpos, especialmente inmunoglobulina M (IgM). 
La infección por el virus del sarampión se puede confirmar 
por medio de la detección de la seroconversión o de un 
 incremento al cuádruple del título de anticuerpos específicos 
Figura 56-6 Exantema del sarampión. (De Habif TP: Clinical dermatology: 
color guide to diagnosis and therapy, St. Louis, 1985, Mosby.)
CASO CLÍNICO 56-1
Sarampión en niños inmunodeprimidos
La ausencia de una respuesta inmunitaria celular permite 
que la infección por sarampión progrese en los pacientes 
inmunodeprimidos y tenga una mala evolución. En un 
caso publicado por Pullan y cols. (Br Med J 1:1562-1565, 
1976), una niña que recibía quimioterapia por una 
leucemia linfoblástica aguda (LLA) fue tratada con 
inmunoglobulina de banco a los 3 días de haberse expuesto 
al sarampión. A pesar del tratamiento con IgG, a los 
23 días de la exposición la paciente presentó un exantema 
de tipo sarampionoso extenso, que se hizo hemorrágico. 
Tuvo fiebre de 39,5 °C y bronconeumonía. Se cultivó 
el virus del sarampión en las secreciones nasofaríngeas 
y la inmunohistoquímica demostró células gigantes 
(sincitiales) que contenían el antígeno del sarampión en 
las secreciones. Se interrumpió la quimioterapia y recibió 
varias dosis masivas de inmunoglobulina. La paciente 
empezó a mejorar al mes de aparecerle el exantema.
En otro caso un niño que recibió tratamiento por una 
LLA durante 2,5 años sufrió infecciones graves por el 
virus del herpes simple en la boca y herpes zóster en el 
tronco. Durante el tercer año de tratamiento el paciente 
se expuso al sarampión a través de su hermana y recibió 
IgG de banco. A los 19 días sufrió síntomas respiratorios 
leves, sin exantema. A los 29 días el paciente se negó 
a acudir a la escuela y presentó comportamientos 
anormales. Esos cambios de conducta evolucionaron. 
A las 9 semanas presentó convulsiones motoras focales, 
obnubilación progresiva, habla farfullante y confusión, que 
evolucionaron al coma con fallecimiento a los 8 días de 
aparecer las convulsiones. La serología demostró ausencia 
de anticuerpos frente al sarampión. La autopsia demostró 
presencia de citomegalovirus en los pulmones, pero no 
de sarampión. El encéfalo mostró una degeneración 
extensa, pero no se aisló virus de las muestras. Los cortes 
del encéfalo mostraron cuerpos de inclusión intranucleares 
y citoplasmáticos grandes con estructuras tubulares, 
que se parecían a las nucleocápsides del sarampión en 
el citoplasma. La inmunofluorescencia con anticuerpo 
obtenido de individuos con panencefalitis esclerosante 
subaguda (PEES) o anticuerpos antisarampión indicaron 
que existía antígeno del sarampión. Estos casos ilustran 
la extensa patología que puede producir el sarampión en 
pacientes que no tienen una respuesta competente de los 
linfocitos T. La ausencia de control inmunitario permitió 
que el virus progresara hacia el encéfalo, donde él o una 
variante del mismo (PEES) determinaron las lesiones que 
cursaron con encefalitis.
518 MICROBIOLOGÍA MÉDICA
frente al virus entre el suero obtenido durante la fase aguda 
y el de la fase de convalecencia.
Tratamiento, prevención y control
La vacuna atenuada frente al virus del sarampión, que se utili-
za desde 1963, es la responsable de una reducción significativa 
de la incidencia del sarampión en EE.UU. Actualmente se uti-
lizan las cepas Schwartz o Moraten de la vacuna inicial basada 
en la cepa Edmonston B. La vacuna atenuada se administra 
a todos los niños a los 2 años de edad en combinación con 
las vacunas frente a la parotiditis y la rubéola (vacuna frente 
al sarampión, la parotiditis y la rubéola [SPR]) y la vacuna 
frente a la varicela (cuadro 56-4). A pesar de que la inmu-
nidad conferida es eficaz en más del 95% de los individuos 
vacunados en la primera infancia, en numerosos estados de 
EE.UU. se recomienda llevar a cabo una nueva vacunación 
en todos los niños antes de su acceso a la enseñanza secun-
daria o la universidad. La información incorrecta acerca de 
los riesgos de la inmunización hizo que muchos padres no 
vacunasen a sus hijos, exponiéndoles al riesgo de sufrir la 
infección y la enfermedad. Debido al carácter contagioso del 
sarampión, la disminución de la población inmunizada al 93% 
supone un riesgo de que se produzca un brote de sarampión.
Tal como se ha descrito previamente, una vacuna basada 
en el virus inactivado del sarampión que se introdujo en 
1963 no confería una protección adecuada, de modo que se 
interrumpió su administración debido a que sus receptores 
presentaban un riesgo mayor de padecer sarampión atípico 
grave en caso de contraer la infección. Aunque el sarampión 
constituye un virus que podría ser erradicado por medio de 
medidas apropiadas, ya que se trata de un virus restringido al 
ser humano que contiene un único serotipo, las dificultades 
que implica la distribución de la vacuna a regiones carentes de 
dispositivos de refrigeración adecuados (como sucede en África) 
y las redes de distribución han impedido su eliminación.
Los hospitales de las áreas que padecen epidemias de 
sarampión pueden verseobligados a vacunar o comprobar el 
estado inmunitario de sus empleados con el fin de reducir 
el riesgo de transmisión nosocomial. La vacuna frente a SPR 
no debe administrarse a mujeres embarazadas, pacientes 
inmunodeprimidos, individuos alérgicos a gelatina o neomi-
cina (componentes de la vacuna). Los individuos inmunode-
primidos vulnerables expuestos al virus han de recibir una 
inmunoglobulina para reducir el riesgo y la gravedad de la 
enfermedad clínica. Este producto es más eficaz cuando se 
administra a lo largo de los 6 días siguientes a la exposición. El 
tratamiento con dosis elevadas de vitamina A reduce el riesgo 
de mortalidad por sarampión y es una pauta recomendada 
por la Organización Mundial de la Salud. No existe ningún 
tratamiento antiviral específico frente al sarampión.
Virus PArAinfluenzA
Los virus parainfluenza, que se descubrieron a finales de los 
años cincuenta, son virus respiratorios que acostumbran a 
provocar síntomas moderados similares a los del resfriado, 
aunque también pueden provocar afecciones graves de las 
vías respiratorias. Dentro del género parainfluenza existen 
cuatro tipos serológicos patógenos para el ser humano. Los 
tipos 1, 2 y 3 sólo son comparables al VRS como causas 
importantes de infecciones graves de las vías respiratorias 
inferiores en lactantes y niños pequeños. Suelen provocar 
sobre todo laringotraqueobronquitis (crup). El tipo 4 sola-
mente origina una infección moderada de las vías respiratorias 
superiores en niños y adultos.
Patogenia e inmunidad
Los virus parainfluenza infectan las células epiteliales de las 
vías respiratorias superiores (cuadro 56-5). El virus se replica 
con mayor rapidez que los virus del sarampión y la parotiditis, 
y puede dar lugar a la formación de células gigantes y lisis celu-
lar. A diferencia de los virus del sarampión y la parotiditis, los 
virus parainfluenza rara vez provocan viremia. Generalmente 
los virus permanecen en las vías respiratorias superiores y 
tan sólo causan síntomas de resfriado. Aproximadamente 
en el 25% de los casos el virus se disemina hacia las vías res-
piratorias inferiores, y la enfermedad puede evolucionar a una 
laringotraqueítis grave en un 2% o un 3% de los pacientes.
La respuesta de inmunidad celular ocasiona lesiones celula-
res a la vez que confiere protección. Las respuestas de IgA son 
protectoras, pero de corta duración. Los virus parainfluenza 
manipulan la inmunidad celular para limitar el desarrollo 
de memoria inmunitaria. Los múltiples serotipos y la corta 
duración de la inmunidad tras la infección natural hacen que 
las reinfecciones sean habituales, aunque provocan un cuadro 
más leve, lo que sugiere una inmunidad por lo menos parcial.
Epidemiología
Los virus parainfluenza son ubicuos y su infección es habitual 
(cuadro 56-6). El virus se transmite por contacto de una 
persona con otra, así como a través de las gotitas respiratorias. 
En lactantes y niños menores de 5 años suele producirse una 
infección primaria. Se producen reinfecciones a lo largo de 
Datos de la actualización de la inmunización de adultos. 
Recomendaciones del Immunization Practices Advisory Committee 
(ACIP), MMWR Recomm Rep 40(RR-12):1-94, 1991.
CUADRO 56-4
Vacuna de sarampión-parotiditis-rubéola
Composición: virus vivos atenuados
Sarampión: subcepas Schwartz o Moraten de la cepa 
Edmonston B
Parotiditis: cepa Jeryl Lynn
Rubéola: cepa RA/27-3
Programa de vacunación: a los 15-24 meses, y a los 
4-6 años o antes de entrar en la escuela secundaria 
(12 años)
Eficacia: 95% de inmunidad para toda la vida con una 
única dosis
CUADRO 56-5
Mecanismos patogénicos de los virus parainfluenza
Existen cuatro serotipos de virus.
La infección está limitada a las vías respiratorias; lo 
más frecuente es una afección de las vías respiratorias 
superiores, pero pueden producirse cuadros graves con 
las infecciones de las vías respiratorias inferiores.
Los virus parainfluenza no causan viremia ni producen una 
enfermedad sistémica.
Entre los cuadros se incluyen síntomas parecidos al 
resfriado, bronquitis (inflamación de los bronquios) y 
crup (laringotraqueobronquitis).
La infección provoca una inmunidad protectora de corta 
duración.
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toda la vida, lo que indica que la inmunidad es breve. Las in-
fecciones por los virus parainfluenza de tipos 1 y 2, las causas 
principales de laringotraqueobronquitis, suelen aparecer en 
otoño, mientras que las infecciones por los virus parainfluenza 
de tipo 3 se producen durante todo el año. Todos estos virus 
se extienden rápidamente en los hospitales y pueden provocar 
brotes epidémicos en los servicios de neonatología y pediatría.
Enfermedades clínicas
Los virus parainfluenza 1, 2 y 3 pueden provocar síndromes 
de las vías respiratorias que comprenden desde una infección 
leve de las vías respiratorias superiores similar a un res-
friado (rinitis, faringitis, bronquitis leve, sibilancias y fiebre) 
hasta bronquiolitis y neumonía. Los niños de más edad y los 
adultos suelen experimentar infecciones más leves que las 
que se observan en los niños pequeños, aunque los ancianos 
pueden padecer neumonías.
Una infección por el virus parainfluenza en los lactantes 
puede ser más grave que las infecciones de los adultos, provo-
cando bronquiolitis, neumonía y, especialmente, laringotra-
queobronquitis (crup). La laringotraqueobronquitis provoca 
una inflamación subglótica que puede obstruir las vías res-
piratorias. Los pacientes infectados presentan ronquera, tos 
seca, taquipnea, taquicardia y retracción supraesternal tras un 
período de incubación de 2 a 6 días. La mayoría de los niños 
se recupera después de 48 horas. El principal diagnóstico dife-
rencial es la epiglotitis provocada por Haemophilus influenzae.
Diagnóstico de laboratorio
El virus parainfluenza se aísla en muestras de lavados nasales 
y secreciones respiratorias, y crece bien en células primarias 
de riñón de mono. Al igual que otros paramixovirus, los vi-
riones son frágiles durante el transporte al laboratorio. La 
presencia de células infectadas por el virus en aspirados, o 
en cultivos celulares, se relaciona con el hallazgo de sincitios 
y se identifica mediante técnicas de inmunofluorescencia. 
De manera semejante a la hemaglutinina de los virus de la 
gripe, la hemaglutinina de los virus parainfluenza estimula 
la hemadsorción y la hemaglutinación. El serotipo del virus 
se puede determinar utilizando un anticuerpo específico que 
inhiba la hemadsorción o la hemaglutinación (inhibición de la 
hemaglutinación). Las técnicas rápidas de RT-PCR se están 
convirtiendo en el método de elección para detectar e iden-
tificar los virus parainfluenza en las secreciones respiratorias.
Tratamiento, prevención y control
El tratamiento de la laringotraqueobronquitis consiste en 
la administración de vahos fríos o calientes y un cuidadoso 
control de las vías aéreas superiores. Rara vez será necesaria 
la intubación. No se dispone de compuestos antivirales es-
pecíficos.
La vacunación con virus inactivados es ineficaz, posible-
mente debido a su incapacidad de inducir la secreción de 
anticuerpos locales ni una inmunidad celular adecuada. No 
existen vacunas atenuadas.
Virus de lA PArotiditis
El virus de la parotiditis es el agente etiológico de una pa-
rotiditis aguda benigna vírica (tumefacción dolorosa de las 
glándulas salivales). Rara vez se observa parotiditis en los 
países que recomiendan el uso de la vacuna atenuada, la cual 
se administra junto a la del sarampión y de la rubéola.
El virus de la parotiditis se aisló en huevos embrionados 
en 1945, y en cultivos celulares en 1955. El virus está más 
relacionado con el virus parainfluenza de tipo 2, pero no 
existe inmunidad cruzada con los virus parainfluenza.
Patogenia e inmunidad
El virus de la parotiditis, del cual solamente se conoce un 
serotipo, provoca una infección citolítica (cuadro 56-7). El 
virusinicia la infección en las células epiteliales de las vías 
respiratorias superiores e infecta la glándula parótida, bien a 
través del conducto de Stensen o por viremia. El virus se di-
semina por viremia por todo el organismo hasta los testículos, 
los ovarios, el páncreas, la glándula tiroides y otros órganos. La 
infección del sistema nervioso central, especialmente de las 
meninges, se da hasta en el 50% de los infectados (fig. 56-7). 
Las respuestas inflamatorias son las principales responsa-
bles de la aparición de síntomas. La figura 56-8 muestra la 
evolución cronológica de la infección en el ser humano. La 
inmunidad se mantiene a lo largo de toda la vida.
CUADRO 56-6
Epidemiología de las infecciones por el virus 
parainfluenza
Factores de la enfermedad/víricos
El virus tiene un gran virión con envoltura que se inactiva 
fácilmente con la desecación y el medio ácido
El período de contagio es anterior a los síntomas y puede 
suceder en ausencia de éstos
El único hospedador es el ser humano
Al cabo de un cierto tiempo puede producirse una 
reinfección
Transmisión
Inhalación de gotas respiratorias de gran tamaño
¿Quién corre riesgos?
Niños: riesgo de enfermedad moderada o 
laringotraqueobronquitis
Adultos: riesgo de reinfección con síntomas más leves
Geografía/estación
El virus es ubicuo en todo el mundo
La incidencia es estacional
Métodos de control
No existen métodos de control
CUADRO 56-7
Mecanismos patogénicos del virus de la parotiditis
El virus infecta las células epiteliales de las vías 
respiratorias.
El virus experimenta una diseminación sistémica por 
viremia.
Se produce una infección de las glándulas parótidas, los 
testículos y el sistema nervioso central.
El síntoma principal es la hinchazón de las glándulas 
parótidas provocada por la inflamación.
La inmunidad mediada por células es esencial para 
controlar la infección, y es la responsable de provocar 
algunos de los síntomas. Los anticuerpos no son 
suficientes debido a la capacidad del virus para 
extenderse de una célula a otra.
520 MICROBIOLOGÍA MÉDICA
Epidemiología
La parotiditis, como el sarampión, es una enfermedad muy 
contagiosa con un único serotipo y solamente afecta al ser 
humano (cuadro 56-8). En las regiones carentes de programas 
de vacunación, la infección afecta al 90% de los individuos 
antes de los 15 años. El virus se contagia por contacto directo 
de una persona a otra y a través de gotitas respiratorias. El 
virus se libera en las secreciones respiratorias de pacientes 
asintomáticos y a lo largo del período de 7 días anterior a la 
manifestación de la enfermedad clínica, por lo que es casi 
imposible controlar su diseminación. La residencia o el desa-
rrollo de la actividad laboral en barrios muy poblados facilitan 
la diseminación del virus, la cual presenta una incidencia 
máxima en invierno y primavera.
Enfermedades clínicas
Frecuentemente la parotiditis es asintomática. El cuadro 
clínico se manifiesta en forma de parotiditis, casi siempre 
bilateral y acompañada de fiebre. Su aparición es súbita. 
La exploración de la cavidad bucal revela la presencia de 
eritemas y tumefacción de la desembocadura del conducto 
de Stensen (parótida). Pocos días después del inicio de la 
infección vírica puede aparecer una tumefacción en otras 
glándulas (epidídimo-orquitis, ooforitis, mastitis, pancreatitis 
y tiroiditis) y meningoencefalitis, aunque también puede 
hacerlo en ausencia de parotiditis. La inflamación resultante 
de la orquitis causada por el virus de la parotiditis puede 
provocar esterilidad. El virus de la parotiditis afecta al sistema 
nervioso central aproximadamente en el 50% de los pacientes, 
y el 10% de los afectados puede presentar meningitis leve con 
5 por 1.000 casos de encefalitis.
Diagnóstico de laboratorio
El virus se puede aislar a partir de saliva, orina, faringe, se-
creciones del conducto de Stensen y líquido cefalorraquídeo. 
El virus está presente en la saliva aproximadamente durante 
5 días tras el inicio de los síntomas, y en la orina hasta 2 se-
manas. El virus de la parotiditis crece bien en cultivos de 
células de riñón de mono, en los que provoca la formación 
de células gigantes multinucleadas. Las células infectadas por 
el virus también producen hemadsorción de los eritrocitos 
de cobaya a través de las moléculas de hemaglutinina vírica.
El diagnóstico clínico se puede confirmar mediante análisis 
serológicos. Un incremento al cuádruple del valor de anti-
cuerpos específicos del virus o la detección del anticuerpo 
IgM específico de la parotiditis indica una infección reciente. 
Se pueden utilizar también las pruebas de inmunoadsorción 
ligada a enzimas, de inmunofluorescencia y de inhibición de 
la hemaglutinación para la detección del virus, los antígenos 
o los anticuerpos de la parotiditis.
Tratamiento, prevención y control
Las vacunas constituyen el único medio eficaz para impedir la 
diseminación del virus de la parotiditis. Desde la introducción 
de la vacuna atenuada (vacuna de Jeryl Lynn) en el año 1967 
en EE.UU., y su administración como integrante de la vacuna 
SPR, la incidencia anual de la infección ha descendido de 76 
Figura 56-7 Mecanismo de diseminación del virus de la parotiditis en 
el interior del organismo.
Figura 56-8 Evolución cronológica de la infección por el virus de la 
parotiditis. LCR, líquido cefalorraquídeo.
CUADRO 56-8
Epidemiología del virus de la parotiditis
Factores de la enfermedad/víricos
El virus tiene un gran virión con envoltura que se inactiva 
fácilmente por la desecación y el medio ácido
El período de contagio precede a los síntomas
El virus puede producir eliminación asintomática
El único hospedador es el ser humano
Solamente existe un serotipo
La inmunidad dura toda la vida
Transmisión
Inhalación de aerosoles en forma de grandes gotas
¿Quién corre riesgos?
Individuos sin vacunar
Individuos inmunodeprimidos, que presentan cuadros 
más graves
Geografía/estación
El virus se encuentra en todo el mundo
El virus es endémico al final del invierno y al principio de 
la primavera
Métodos de control
La vacuna viva atenuada (cepa Jeryl Lynn), que forma 
parte de la vacuna del sarampión-parotiditis-rubéola
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casos a 2 casos por 100.000 habitantes. No se dispone de 
agentes antivirales frente a este patógeno.
Virus resPirAtorio sincitiAl
El virus respiratorio sincitial (VRS), que se aisló por primera 
vez de un chimpancé en 1956, es un miembro del género 
Pneumovirus. A diferencia de los restantes paramixovirus, el 
VRS carece de la actividad de hemaglutinina y no se une al 
ácido siálico, por lo que no necesita ni posee neuraminidasa. 
Es la causa más habitual de infección aguda y mortal de 
las vías respiratorias en lactantes y niños pequeños. Infecta 
prácticamente a casi todos los sujetos con anterioridad a los 
2 años de edad, y durante toda la vida se producen reinfec-
ciones, incluso entre los ancianos.
Patogenia e inmunidad
El VRS produce una infección que se localiza en las vías 
respiratorias (cuadro 56-9). Como su nombre indica, el 
VRS induce la formación de sincitios. El efecto patológico 
del VRS se debe principalmente a la invasión vírica directa del 
epitelio respiratorio, lo que va seguido de lesiones celulares 
producidas por algún mecanismo inmunitario. La necrosis 
de los bronquios y los bronquiolos provoca la formación de 
«tapones» de mucosidad, fibrina y material necrótico en las 
vías aéreas menores. Las pequeñas vías aéreas de los lactan-
tes se obstruyen rápidamente a causa de estos tapones. La 
infección natural no impide la reinfección, y la vacunación 
con virus inactivados parece incrementar la gravedad de la 
enfermedad ulterior.
Epidemiología
El VRS es muy prevalente en niños pequeños; casi todos 
los niños han contraído esta infección hacia los 2 años de 
edad (cuadro 56-10); las tasas globales de infección anual 
alcanzan los 64 millones y la mortalidades de 160.000. Una 
proporción de hasta un 25% a un 33% de estos casos presenta 
afectación de las vías respiratorias inferiores, y el 1% es lo 
suficientemente grave como para requerir la hospitalización 
del paciente (lo que sucede hasta en 95.000 niños estadou-
nidenses cada año).
Las infecciones por el VRS casi siempre se producen en 
invierno. A diferencia de la gripe, que ocasionalmente puede 
saltarse un año, las epidemias de VRS se producen todos los 
años.
El virus es muy contagioso y su período de incubación 
comprende de 4 a 5 días. La introducción del virus en una 
sala de lactantes, especialmente en cuidados intensivos pediá-
tricos, puede ser devastadora. Prácticamente todos los niños 
se infectan y la infección provoca una morbilidad considerable 
y, en ocasiones, la muerte. El virus se transmite a través de 
aerosoles pero también a través de las manos y los fómites.
Como ya se ha explicado, prácticamente todos los niños 
han sufrido una infección por el VRS cuando llegan a los 
4 años de edad, especialmente en centros urbanos. Los bro-
tes también pueden aparecer entre los ancianos (p. ej., en 
residencias). El virus se elimina en varios días a través de las 
secreciones respiratorias, en especial en los niños.
Enfermedades clínicas (cuadro 56-11)
El VRS puede provocar cualquier enfermedad de las vías 
respiratorias, desde un resfriado común hasta una neumonía 
(tabla 56-4). Lo más habitual en niños de más edad y adultos 
es una infección de las vías respiratorias superiores con una 
rinorrea abundante (catarro nasal). En los lactantes puede 
aparecer un cuadro más grave de las vías respiratorias infe-
riores, la bronquiolitis. La inflamación en los bronquiolos 
provoca una retención aérea y una reducción de la ventilación. 
Desde el punto de vista clínico, el paciente suele presentar 
fiebre moderada, taquipnea, taquicardia y roncus expiratorios 
en todo el pulmón. La bronquiolitis suele desaparecer de 
manera espontánea, aunque también puede constituir una 
enfermedad temible en un niño. Puede ser mortal en lactan-
tes prematuros, individuos con alguna enfermedad pulmonar 
de base y pacientes inmunodeprimidos.
Diagnóstico de laboratorio
El VRS es difícil de aislar en los cultivos celulares. La presen-
cia del genoma vírico en las células infectadas y los lavados 
nasales se detecta a través de técnicas de RT-PCR y se han 
comercializado algunas pruebas de inmunofluorescencia y 
CUADRO 56-9
Mecanismos patogénicos del virus respiratorio 
sincitial
El virus provoca una infección localizada de las vías 
respiratorias.
El virus no provoca viremia ni diseminación sistémica.
La diseminación citopatológica del virus (incluidos los 
sincitios) provoca neumonía.
La bronquiolitis casi siempre está mediada por la respuesta 
inmunitaria del hospedador.
Las vías respiratorias estrechas de los niños pequeños 
se obstruyen fácilmente por los efectos patológicos 
inducidos por el virus.
Los anticuerpos maternos no protegen al recién nacido de 
la infección.
La infección natural no impide la reinfección.
CUADRO 56-10
Epidemiología del virus respiratorio sincitial
Factores de la enfermedad/víricos
El virus consta de un virión grande con envoltura que se 
inactiva fácilmente por la desecación y el medio ácido
El período de contagio precede a los síntomas y puede 
producirse en ausencia de éstos
El único hospedador es el ser humano
Transmisión
Inhalación de gotas respiratorias grandes
¿Quién corre riesgos?
Lactantes: infección de las vías respiratorias inferiores 
(bronquiolitis y neumonía)
Niños: diversos cuadros, desde leves hasta neumonía
Adultos: reinfección con síntomas más leves
Geografía/estación
El virus es ubicuo y se encuentra en todo el mundo
La incidencia es estacional
Métodos de control
Existe inmunoglobulina para lactantes de alto riesgo
Existe ribavirina en aerosol para lactantes con un cuadro 
grave
522 MICROBIOLOGÍA MÉDICA
enzimoinmunoanálisis para la detección del antígeno vírico. 
El hallazgo de seroconversión o un incremento al cuádruple 
o más del título de anticuerpos permite confirmar el diagnós-
tico con fines epidemiológicos.
Tratamiento, prevención y control
En los niños por lo demás sanos, el tratamiento es comple-
mentario y consiste en la administración de oxígeno, líquidos 
intravenosos y vahos nebulizados fríos. Se ha autorizado la 
administración de ribavirina, un análogo de la guanosina, en 
el tratamiento de pacientes predispuestos a padecer cuadros 
más graves (p. ej., lactantes prematuros o inmunodeprimi-
dos). Se administra por inhalación (nebulización).
Se puede realizar una inmunización pasiva con inmuno-
globulina anti-VRS en lactantes prematuros. Los niños infec-
tados se deben aislar. Se necesitan medidas de control para el 
personal hospitalario que atiende a los niños infectados con 
el propósito de evitar la transmisión del virus a los pacientes 
no infectados. Estas medidas consisten en lavados de manos 
y el uso de bata, gafas y mascarilla.
Actualmente no existe ninguna vacuna para la profilaxis 
del VRS. Una vacuna anterior que contenía VRS inactivado 
provocaba una enfermedad por el VRS de mayor gravedad en 
los receptores que posteriormente se exponían al virus vivo. 
Se cree que esto era debido a una respuesta inmunitaria muy 
exacerbada ante el virus salvaje.
metAneumoVirus HumAno
El metaneumovirus humano es un miembro reconocido re-
cientemente de la subfamilia Pneumovirinae. La utilización 
de técnicas de RT-PCR ha sido y continúa siendo el método 
empleado para detectar y distinguir los metaneumovirus 
de otros virus patógenos respiratorios. Su identidad se ha 
desconocido hasta hace poco tiempo como consecuencia 
de las dificultades inherentes a su crecimiento en cultivos 
celulares. El virus es ubicuo y prácticamente todos los niños 
de 5 años han contraído una infección por este patógeno y 
son seropositivos.
Las infecciones por metaneumovirus humano, de forma 
semejante a las de su pariente el VRS, pueden ser asinto-
máticas, originar un cuadro semejante al resfriado común o 
bien dar lugar a una bronquitis grave y neumonía. Los niños 
seronegativos, los ancianos y los sujetos inmunodeprimidos 
presentan un riesgo de padecer la enfermedad. Es proba-
ble que el metaneumovirus humano cause un 15% de los 
resfriados comunes en niños, en especial en los aquejados 
de otitis media. Entre los signos de la enfermedad suelen 
figurar la tos, la irritación de garganta, la rinorrea y la fiebre 
elevada. Alrededor de un 10% de los pacientes afectados 
por una infección por este virus presenta estertores, disnea, 
neumonía, bronquitis o bronquiolitis. Como sucede en otros 
patógenos implicados en el resfriado común, por lo general 
no se efectúa una identificación en el laboratorio del virus, 
aunque se puede llevar a cabo a través de la RT-PCR. Las 
medidas complementarias constituyen el único tratamiento 
disponible frente a estas infecciones.
Virus NiPAH y HendrA
En los pacientes de un brote de encefalitis grave que se pro-
dujo en Malasia y Singapur en 1998, se aisló un paramixovirus 
nuevo, el virus Nipah. El virus Nipah guarda una relación 
más estrecha con el virus Hendra, descubierto en Australia 
en 1994, que con otros paramixovirus. Ambos virus tienen 
un amplio espectro de hospedadores, como el cerdo, el ser 
humano, el perro, el caballo, el gato y otros mamíferos. El 
reservorio del virus Nipah es un murciélago de la fruta (zorro 
volador). El virus se puede obtener a partir de muestras de 
fruta contaminada por murciélagos infectados o bien se 
puede multiplicar en cerdos y transmitirse al ser humano. 
El ser humano es un hospedador accidental para estos virus, 
aunque el resultado de la infección es grave. Entre los signos 
patológicos figuran síntomas seudogripales, convulsiones 
y coma. De los 269 casos que se registraron en 1999, 108 
fueron mortales. Otra epidemia que tuvo lugar en Bangladesh 
en el año 2004 presentó una tasa de mortalidad más elevada.
CASOS CLÍNICOS y PREGUNtAS
Un estudianteuniversitario de primer año de 18 años refirió 
tos, rinorrea y conjuntivitis. El médico del campus universitario 
observó la presencia de unas pequeñas lesiones blancas 
en el interior de la cavidad bucal del paciente. Al día siguiente, 
un exantema rojo confluyente le cubría la cara y el cuello.
1. ¿Qué características clínicas de este caso eran diagnósticas 
del sarampión?
2. ¿Existen pruebas de laboratorio fácilmente disponibles para 
confirmar el diagnóstico? En caso afirmativo, ¿cuáles son?
3. ¿Existe algún tratamiento para este paciente?
4. ¿Cuándo fue contagioso este paciente?
Tabla 56-4 Consecuencias clínicas de la infección 
por el virus respiratorio sincitial
Enfermedad Grupo de edad afectado
Bronquiolitis y/o 
neumonía
Fiebre, tos, disnea y cianosis en niños 
menores de 1 año
Rinitis febril y faringitis Niños
Resfriado común Niños mayores y adultos
CUADRO 56-11
Resúmenes clínicos
Sarampión: una mujer de 18 años llevaba en casa 10 días 
después de un viaje a Haití cuando presentó fiebre, tos, 
rinorrea, un ligero enrojecimiento ocular, y actualmente 
muestra un exantema rojizo ligeramente elevado en 
la cara, el tronco y las extremidades. En el interior 
de la cavidad bucal se pueden observar varias lesiones 
blanquecinas de 1 mm. Nunca ha recibido vacunas 
frente al sarampión debido a una «alergia al huevo» poco 
valorable.
Parotiditis: un hombre de 30 años que regresaba de un 
viaje a Rusia presentó cefalea durante un período de 1 a 
2 días y una pérdida de apetito seguidos de inflamación 
de ambos lados de la mandíbula. La inflamación se 
extendía desde la parte inferior de la mandíbula hasta 
delante de la oreja. Cinco días después de la aparición 
de esta inflamación, el paciente refirió náuseas y dolor 
en el abdomen inferior y los testículos.
Crup: un niño pequeño malhumorado de 2 años con 
poco apetito presenta irritación de garganta, fiebre, 
ronquera y tos con sonido de estridor laríngeo. Al 
inhalar se escuchaba un sonido agudo (estridor). El 
ensanchamiento de las narinas indicaba dificultad 
respiratoria.
PARAMIXOVIRUS 523
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5. ¿Por qué no es habitual esta enfermedad en EE.UU.?
6. Indique algunas posibles razones por las que este paciente 
era vulnerable al sarampión a los 18 años de edad.
Un niño de 13 meses presentó rinorrea, tos leve y fiebre 
moderada durante varios días. La tos empeoró y empezó a 
sonar como un «ladrido». El niño emitía unos estertores cuando 
estaba agitado. El niño tenía buen aspecto salvo por la tos. 
Una radiografía lateral del cuello mostró un estrechamiento 
subglótico.
7. ¿Cuáles son el nombre específico y el común de 
estos síntomas?
8. ¿Qué otros microorganismos podrían provocar un cuadro 
clínico similar (diagnóstico diferencial)?
9. ¿Existen pruebas de laboratorio fácilmente disponibles 
para confirmar este diagnóstico? Si es así, ¿cuáles son?
10. ¿Existe algún tratamiento posible para este niño?
11. ¿Cuándo fue contagioso este niño y cómo se transmitió 
el virus?
Las respuestas a estas preguntas están disponibles en 
www.StudentConsult.es
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