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512 © 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos 56Paramixovirus Los Paramixoviridae incluyen los siguientes géneros: Morbillivirus, Paramyxovirus y Pneumovirus (tabla 56-1). Entre los morbillivirus patógenos para el ser humano figura el virus del sarampión; entre los paramixovirus, los virus parain- fluenza y de la parotiditis, y entre los neumovirus, el virus respiratorio sincitial (VRS) así como el recién descubierto, aunque relativamente frecuente, metaneumovirus. Sus virio- nes tienen morfologías y componentes proteicos similares, y comparten su capacidad para inducir una fusión intercelular (formación de sincitios y células grandes multinucleadas). En 1998, tras un brote de encefalitis grave en Malasia y Singa- pur, se identificó un nuevo grupo de paramixovirus de gran patogenicidad en el que se incluían dos virus causantes de zoonosis, el virus Nipah y el virus Hendra. Estos patógenos producen algunas enfermedades impor- tantes muy conocidas. El virus del sarampión provoca una in- fección generalizada potencialmente grave que se caracteriza por un exantema maculopapuloso (rubéola). Los virus parain- fluenza causan infecciones de las vías respiratorias superiores e inferiores, principalmente en niños, como faringitis, laringo- traqueobronquitis, bronquitis, bronquiolitis y neumonía. El virus de la parotiditis origina una infección sistémica cuya manifestación clínica más evidente es la parotiditis. El VRS ocasiona infecciones leves de las vías respiratorias superiores tanto en niños como en adultos, aunque en los recién nacidos puede provocar neumonías potencialmente mortales. Los virus del sarampión y de la parotiditis solamente tie- nen un serotipo, por lo que una vacuna atenuada confiere una protección eficaz. En EE.UU. y otros países desarrollados, la aplicación con éxito de programas de vacunación basados en vacunas atenuadas frente al sarampión y la parotiditis las han convertido en enfermedades infrecuentes. En especial, estos programas han hecho posible la eliminación casi total de las secuelas graves del sarampión. estructurA y rePlicAción Los paramixovirus son virus relativamente grandes que poseen un genoma compuesto por una molécula de ácido ribonucleico (ARN) monocatenario de sentido negativo (5 a 8 × 106 Da) contenida en una nucleocápside helicoidal rodeada de una envoltura pleomórfica de aproximadamente 156 a 300 nm (fig. 56-1). En muchos aspectos son similares a los ortomixovirus, aunque su tamaño es mayor y carecen del genoma segmentado de los virus de la gripe (cuadro 56-1). A pesar de que existen parecidos entre los genomas de los paramixovirus, el orden de las regiones codificadoras de pro- teínas difiere en los distintos géneros. La tabla 56-2 ofrece una lista de los productos genéticos del virus del sarampión. La nucleocápside está formada por ARN monocatenario de sentido negativo asociado a la nucleoproteína (NP), la fosfoproteína polimerasa (P) y una proteína de gran tama- ño (L). La proteína L es la polimerasa de ARN, la proteína P facilita la síntesis del ARN, y la proteína NP colabora en el mantenimiento de la estructura del genoma. La nucleocápside se une a la proteína de la matriz (M) que tapiza el interior de la envoltura del virión. La envoltura contiene dos glucopro- teínas, una proteína de fusión (F) que facilita la fusión de las membranas vírica y de la célula hospedadora, y una proteína de unión vírica (hemaglutinina-neuraminidasa [HN], hema- glutinina [H] o glucoproteína [G]) (v. cuadro 56-1). Para expresar la actividad de fusión de membrana, la proteína F se debe activar por un mecanismo de escisión proteolítica que genera los glucopéptidos F1 y F2, que se mantienen unidos entre sí a través de un puente disulfuro. La replicación de los paramixovirus se inicia con la unión de la proteína HN, H o G de la envoltura del virión al ácido siálico de los glucolípidos y las glucoproteínas de la superficie celular. El virus del sarampión se une a una proteína, la CD46 (proteína cofactor de membrana [MCP]), presente en la Tabla 56-1 Paramyxoviridae Género Patógeno humano Morbillivirus Virus del sarampión Paramyxovirus Virus parainfluenza 1 a 4 Virus de la parotiditis Pneumovirus Virus sincitial respiratorio Metaneumovirus Un niño de 10 años presenta un cuadro de tos, conjuntivitis y rinitis con fiebre y linfadenopatía que progresó a un exantema que se extendió desde la línea del cabello a la cara y después al cuerpo. En 10 días la enfermedad parecía que comenzaba a remitir, pero una semana después de la aparición del exantema comenzó de forma aguda un cuadro de cefalea, vómitos y confusión que progresó a coma, lo que es compatible con el diagnóstico de encefalitis. 1. ¿Cómo se replica el virus del sarampión? 2. ¿Cuáles son los signos característicos del sarampión? 3. ¿Cómo se transmite? 4. ¿Por qué el niño era vulnerable al sarampión? 5. ¿Qué otras complicaciones se asocian con el sarampión? Las respuestas a estas preguntas están disponibles en www.StudentConsult.es PARAMIXOVIRUS 513 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. mayor parte de los tipos celulares, y también a la CD150, una molécula de activación de la transmisión de señales en el linfocito (SLAM), que se expresa en los linfocitos T y B activados. La CD46 protege a la célula del complemento regulando la activación del mismo y también se comporta como receptor para el virus herpes humano 6 y algunas cepas de adenovirus. La SLAM regula las respuestas TH1 y TH2 y el virus del sarampión puede alterar esta regulación. La proteína F estimula la fusión de la envoltura a la membrana plasmática. Los paramixovirus también son capaces de in- ducir una fusión intercelular que da lugar a células gigantes multinucleadas (sincitios). La replicación del genoma se produce de forma similar a la de otros virus ARN de cadena negativa (p. ej., rabdovi- rus). La polimerasa de ARN se introduce en la célula como un componente de la nucleocápside. La transcripción, la síntesis proteica y la replicación del genoma tienen lugar en el citoplasma de la célula hospedadora. El genoma se trans- cribe en ARN mensajeros (ARNm) individuales y un molde completo positivo de ARN. Los nuevos genomas se unen a proteínas L, N y NP para formar nucleocápsides helicoidales que se asocian a las proteínas M de las membranas plasmáticas modificadas con glucoproteína vírica. Las glucoproteínas se sintetizan y se procesan de manera semejante a las glu- coproteínas celulares. Los viriones maduros atraviesan por Figura 56-1 A, Modelo de paramixovirus. La nucleocápside helicoidal (formada por un ARN monocatenario de sentido negativo y la proteína P, la nucleoproteína y la proteína mayor) se une a la proteína de la matriz (M) en la superficie de la membrana de la envoltura. La nucleocápside contiene actividad de transcriptasa de ARN. La envoltura contiene la glucoproteína de unión vírica (hemaglutinina-neuraminidasa [HN], hemaglutinina [H] o proteína G [G], dependiendo del virus) y la proteína de fusión (F). B, Mi- crofotografía electrónica de un paramixovirus desorganizado en el que se observa la nucleocápside helicoidal. (A, modificado de Jawetz E, Melnick JL, Adelberg EA: Review of medical microbiology, 17.ª ed., Norwalk, Conn, 1987, Appleton & Lange; B, cortesía de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, Atlanta.) CUADRO 56-1 Características propias de Paramixoviridae Virión grande constituido por un genoma de ARN de sentido negativo en una nucleocápside helicoidal rodeada por una envoltura que contiene una proteína de unión vírica (hemaglutinina-neuraminidasa [HN] en los virus parainfluenza y virus de la parotiditis; hemaglutinina [H], en el virus del sarampión, y glucoproteína [G], en el virus respiratorio sincitial [VRS]) y una glucoproteína de fusión (F). Los tres géneros se pueden distinguir por las actividades de la proteína de unión vírica:la HN del virus parainfluenza y del virus de la parotiditis se une al ácido siálico y tiene actividad hemaglutinina y neuraminidasa, y la H del virus del sarampión se une a receptores de proteínas y también tiene actividad de hemaglutinina, pero la G del VRS se une pero carece de esta actividad. El virus se multiplica en el citoplasma. Los viriones entran en la célula por fusión con la membrana plasmática y salen emergiendo a través de la misma. Los virus inducen una fusión entre células, generando células gigantes multinucleadas. Paramixoviridae se transmiten por las gotas respiratorias, iniciando su infección en las vías respiratorias. La inmunidad mediada por células es la responsable de la mayoría de los síntomas, pero es esencial para controlar la infección. Tabla 56-2 Proteínas codificadas por el virus del sarampión Productos genéticos* Localización en el virión Función Nucleoproteína (NP) Proteína mayor interna Protección del ARN vírico Fosfoproteína polimerasa (P) Asociación a nucleoproteína Parte del complejo de transcripción Matriz (M) Dentro de la envoltura del virión Ensamblaje de viriones Proteína de fusión (F) Glucoproteína de la envoltura transmembranosa La proteína favorece la fusión de células, la hemólisis y la entrada del virus Hemaglutinina (H) Glucoproteína de la envoltura transmembranosa Proteínas de unión vírica Proteína mayor (L) Asociación a nucleoproteína Polimerasa Modificada de Fields BN: Virology, Nueva York, 1985, Raven. *En orden en el genoma. 514 MICROBIOLOGÍA MÉDICA gemación la membrana plasmática de la célula hospedadora y la abandonan sin destruirla. En la figura 56-2 se ilustra la re- plicación de los paramixovirus por medio del ciclo infeccioso del VRS. Virus del sArAmPión El sarampión es uno de los cinco exantemas clásicos de la infancia, junto con la rubéola, la roséola, el eritema infeccioso y la varicela. Históricamente era una de las infecciones víricas más habituales y desagradables, con posibles secuelas. Con anterioridad al año 1960 el exantema con fiebre elevada, tos, conjuntivitis y rinitis afectaba a más del 90% de la población de edad inferior a 20 años. Desde que se introdujo la vacuna atenuada en 1993, en EE.UU. se han descrito menos de 1.000 casos. En el ámbito mundial, en las poblaciones sin vacunar el sarampión sigue siendo una de las causas más importantes de morbilidad (45 millones de casos al año) y mortalidad (1 a 2 millones al año). Patogenia e inmunidad El virus del sarampión es conocido por su facilidad para provocar la fusión celular, dando lugar a células gigantes (cuadro 56-2). Como resultado de ello, el virus puede pasar directamente de una célula a otra y eludir el control de la respuesta humoral. Las inclusiones aparecen sobre todo en el citoplasma y están compuestas de partículas víricas incom- pletas. La producción vírica tiene lugar cuando finalmente se produce la lisis celular. En determinados tipos de células (p. ej., células del cerebro humanas) pueden aparecer infec- ciones persistentes sin que tenga lugar ningún proceso de lisis. El virus del sarampión es sumamente contagioso y se trans- mite de una persona a otra a través de gotitas respiratorias (fig. 56-3). Tras la replicación local del virus en las células epiteliales de las vías respiratorias, el virus infecta los monocitos Figura 56-2 Replicación de los paramixovirus. El virus se une a glucolípi- dos o proteínas, y se fusiona a la superficie celular. A partir del genoma se transcriben ARN mensajeros (ARNm) individuales para cada proteína y un molde completo. La replicación tiene lugar en el citoplasma. Las proteínas se asocian con el genoma y la nucleocápside se une a la matriz y a la mem- brana plasmática modificada con glucoproteínas. El virus abandona la célula por gemación. (–), sentido negativo; (+), sentido positivo; RE, retículo endoplásmico; VRS, virus respiratorio sincitial. (Modificado de Balows A y cols.: Laboratory diagnosis of infectious diseases: principles and practice, Nueva York, 1988, Springer-Verlag.) CUADRO 56-2 Mecanismos patogénicos del virus del sarampión El virus infecta las células epiteliales de las vías respiratorias. El virus experimenta una diseminación sistémica por los linfocitos y por viremia. El virus se replica en las células de la conjuntiva, las vías respiratorias, el aparato urinario, el sistema linfático, los vasos sanguíneos y el sistema nervioso central. El exantema está provocado por la respuesta de los linfocitos T a las células epiteliales infectadas por el virus que revisten los capilares. El virus provoca inmunodepresión. La inmunidad mediada por células es esencial para controlar la infección. Pueden producirse secuelas en el sistema nervioso central debidas a la inmunopatogenia (encefalitis postinfección del sarampión) o desarrollo de mutantes defectuosos (panencefalitis esclerosante subaguda). Figura 56-3 Mecanismos de diseminación del virus del sarampión en el interior del organismo y patogenia del sarampión. IMC, inmunidad celular; SNC, sistema nervioso central. PARAMIXOVIRUS 515 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. y los linfocitos y se disemina por el sistema linfático y mediante viremia asociada a células. La amplia diseminación del virus provoca una infección de la conjuntiva, las vías respiratorias, el aparato urinario, los pequeños vasos sanguíneos, el sistema linfático y el sistema nervioso central. El exantema típico ma- culopapuloso del sarampión es producido por la acción de los linfocitos T inmunes dirigidos frente a las células endoteliales infectadas por el virus del sarampión que revisten el interior de los pequeños vasos sanguíneos. La mayoría de los pacientes se recupera del exantema y conserva una inmunidad frente a este virus durante toda la vida. Los casos mortales pueden deberse a neumonía, diarrea o encefalitis. La figura 56-4 muestra la evolución cronológica de la infección por el virus del sarampión. El virus del sarampión puede provocar encefalitis a través de tres mecanismos: 1) infección directa de las neuronas, 2) encefalitis postinfecciosa, la cual podría contar con me- diación inmunitaria, y 3) panencefalitis esclerosante subagu- da (PEES) provocada por una variante defectuosa del virus del sarampión que se origina durante la fase aguda del cuadro. El virus de la PEES actúa como un virus lento y origina efec- tos citopatológicos en las neuronas y sintomatología muchos años después de la enfermedad aguda. El virus del sarampión y otros paramixovirus son exce- lentes inductores de interferón a y b, que activan las células citolíticas naturales (NK). La inmunidad celular es la res- ponsable de la mayoría de los síntomas, aunque es esencial para el control de la infección por el virus del sarampión. Los niños con deficiencias en los linfocitos T infectados por este virus presentan un cuadro atípico de neumonía de cé- lulas gigantes sin exantema. Los anticuerpos, incluidos los anticuerpos maternos y los debidos a la inmunización pasiva, pueden bloquear la diseminación virémica del virus y evitar o aminorar la enfermedad. La protección frente a la reinfección dura toda la vida. Durante el período de incubación, el sarampión reduce el recuento de eosinófilos y linfocitos, incluidos los B y T, y deprime su respuesta a la activación (mitógenos). El virus de- prime la respuesta inmunitaria mediante 1) la infección directa de los monocitos y los linfocitos B y T y 2) la depresión de la producción de interleucina 12 (IL-12) y de las respuestas de los linfocitos T cooperadores de tipo TH1. La depresión de las respuestas inmunitarias mediadas por células y las respuestas de hipersensibilidad de tipo retardado (HTR) aumenta el ries- go de sufrir infecciones oportunistas y de otro tipo. Esta inmu- nodepresión dura semanas o meses después de la enfermedad. Epidemiología El desarrollo de programas eficacesde vacunación ha conver- tido el sarampión en una enfermedad infrecuente en EE.UU. En las áreas que carecen de un programa de vacunación, las epidemias tienden a aparecer en ciclos de 1 a 3 años cuando se ha acumulado un número suficiente de personas vulnera- bles. Muchos de estos casos se producen en niños en edad preescolar que no se han vacunado y viven en grandes áreas urbanas. La incidencia de la infección alcanza un máximo en invierno y primavera. El sarampión sigue siendo habitual en las personas residentes en países en vías de desarrollo, especialmente en individuos que se niegan a ser vacunados o que no han recibido una dosis de recuerdo en la adolescencia. Los sujetos inmunodeprimidos y desnutridos aquejados de sarampión pueden ser incapaces de eliminar la infección, lo que provoca su muerte. Es la causa más significativa de muer- te en niños de 1 a 5 años de edad en diversos países. El sarampión, que se puede trasmitir por las secreciones respiratorias antes y después de la aparición de los síntomas característicos, es una de las infecciones más contagiosas conocidas (cuadro 56-3). En un hogar, aproximadamente el Figura 56-4 Evolución cronológica de la infección por el virus del saram- pión. Los síntomas prodrómicos característicos son tos, rinitis, conjuntivitis y fotofobia (TRC y F), seguidos de la aparición de manchas de Koplik y exantema. PEES, panencefalitis esclerosante subaguda. CUADRO 56-3 Epidemiología del sarampión Factores de la enfermedad/víricos El virus tiene un virión con envoltura grande que se inactiva fácilmente por desecación y en medio ácido El período de contagio precede a los síntomas El único hospedador es el ser humano Solamente existe un serotipo La inmunidad es para toda la vida Transmisión Inhalación de gotas respiratorias de gran tamaño ¿Quién corre riesgos? Individuos sin vacunar Individuos con malnutrición, que presentan cuadros más graves Individuos inmunodeprimidos, que presentan cuadros más graves Geografía/estación El virus se encuentra en todo el mundo El virus es endémico desde otoño hasta primavera, posiblemente debido a la aglomeración de gente en lugares cerrados Métodos de control Se puede administrar una vacuna viva atenuada (variantes Schwartz o Moraten de la cepa B Edmonston) Tras la exposición se puede administrar una inmunoglobulina sérica 516 MICROBIOLOGÍA MÉDICA 85% de los sujetos vulnerables expuestos se infecta, y el 95% de éstos desarrolla un cuadro clínico. El virus del sarampión tan sólo posee un serotipo, úni- camente infecta al ser humano y la infección acostumbra a manifestarse con síntomas. Estas propiedades facilitaron el desarrollo de programas de vacunación eficaces. Una vez se introdujo la vacunación, en EE.UU. la incidencia anual de sarampión descendió espectacularmente, de 300 a 1,3 por 100.000 (estadísticas estadounidenses de 1981 a 1988). Este cambio representa una reducción del 99,5% de la incidencia de la infección con respecto al período prevacunal de 1955 a 1962. La incidencia de casos de sarampión se debe notifi- car a los departamentos de salud federales y estatales. A pesar de la eficacia de los programas de vacunación, el mal cumplimiento y la existencia de una población no vacuna- da todavía (menores de 2 años) sigue condicionando que exis- tan personas susceptibles. El virus puede reaparecer en una comunidad o bien puede llegar a ella a través de inmigrantes procedentes de regiones del planeta que carecen de pro- gramas de vacunación eficaces. Los brotes de sarampión son más frecuentes de nuevo en EE.UU., Francia e Inglaterra. En 2011, la mayoría de los casos notificados en EE.UU. fueron importados de otros países, y la mayoría de los pacientes no estaban vacunados. Se ha relacionado un brote de sarampión en una escuela infantil (10 niños de edad excesivamente corta como para haber recibido la vacuna y dos adultos) con un lactante originario de Filipinas. Enfermedades clínicas El sarampión es una enfermedad febril grave (tabla 56-3). El período de incubación dura de 7 a 13 días y el pródromo empieza con fiebre elevada y «TRC y F» (tos, rinitis, con- juntivitis y fotofobia). La infectividad de la enfermedad es máxima a lo largo de este período. Dos días después del período prodrómico aparecen las típicas lesiones de las membranas mucosas conocidas como manchas de Koplik (fig. 56-5). Casi siempre se localizan en la mucosa bucal junto a los molares, aunque también pueden encontrarse en otras membranas mucosas, como las con- juntivas y la mucosa vaginal. Estas lesiones vesiculares, que duran de 24 a 48 horas, suelen ser pequeñas (1 a 2 mm) y se describen como granos de sal rodeados de un halo rojizo. Su aparición en la cavidad bucal permite establecer el diagnóstico de certeza del sarampión. A lo largo de las 12 a 24 horas siguientes a la aparición de las manchas de Koplik comienza a formarse el exantema del sarampión inmediatamente debajo de las orejas, el cual se extiende por todo cuerpo. El exantema es maculopapu- loso y suele ser muy extenso, y las lesiones confluyen de manera frecuente. El exantema, que tarda de 1 a 2 días en cubrir todo el cuerpo, desaparece por el mismo orden con que apareció en el organismo. La fiebre es más elevada y el paciente se siente más débil el día de aparición del exantema (fig. 56-6). La neumonía, que también puede ser una complicación grave, justifica el 60% de las muertes causadas por el sa- rampión. La mortalidad asociada a la neumonía, igual que la incidencia de las otras complicaciones relacionadas con el sarampión, es mayor en los sujetos desnutridos y en las edades extremas de la vida. En los pacientes con neumonía asociada al virus del sarampión es frecuente que aparezca una infección bacteriana secundaria. Una de las complicaciones más temidas del sarampión es la encefalitis, que puede llegar a afectar hasta al 0,5% de los infectados y ser mortal en el 15% de los casos. La encefalitis rara vez aparece durante la fase aguda de la enfermedad, sino que acostumbra a manifestarse entre 7 y 10 días después de su inicio. Esta encefalitis postinfecciosa se debe a reacciones inmunopatológicas, se asocia a un proceso de desmielinización de las neuronas y afecta con una mayor frecuencia a niños mayores y adultos. En sujetos vacunados con la vacuna inactivada antigua y que posteriormente contrajeron una infección por el virus epidémico se produjeron casos de sarampión atípico. Rara vez puede suceder en los individuos vacunados con la vacuna basada en el virus atenuado. La sensibilización previa con protección insuficiente estimula la respuesta inmunopa- tológica como consecuencia de la exposición al virus del sarampión epidémico. La enfermedad se manifiesta de forma brusca y se caracteriza por unas manifestaciones más intensas del sarampión. La panencefalitis esclerosante subaguda es una secue- la neurológica muy tardía del sarampión de extraordinaria gravedad que afecta aproximadamente a 7 pacientes de cada millón. La incidencia de la PEES se ha reducido drásticamente Tabla 56-3 Consecuencias clínicas de la infección por el virus del sarampión Enfermedad Síntomas Sarampión Exantema maculopapuloso característico, tos, conjuntivitis, rinitis, fotofobia, manchas de Koplik. Complicaciones: otitis media, laringotraqueobronquitis, neumonía, ceguera, encefalitis Sarampión atípico Exantema más intenso (más marcado en zonas distales); posibles vesículas, petequias, púrpura o urticaria Encefalitis tras sarampión Inicio agudo de cefalea, confusión, vómitos, posible coma después de la desaparición del exantema Panencefalitis esclerosante subaguda Síntomas del sistema nervioso central (p. ej., cambios de la personalidad, comportamiento y memoria; contracciones mioclónicas; espasticidad; ceguera) Figura 56-5 Manchas de Koplik en la boca y exantema. Las manchas de Koplik acostumbran a preceder al exantema del sarampión, y se pueden observar durante losprimeros 1 o 2 días tras la aparición del exantema. (Cortesía del Dr. JI Pugh, St Albans City Hospital, West Hertfordshire, Reino Unido; tomado de Emond RTD, Rowland HAK: A color atlas of infectious diseases, 3.ª ed., Londres, 1995, Mosby.) PARAMIXOVIRUS 517 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. como consecuencia de la aplicación de los programas de vacunación frente al sarampión. Esta enfermedad aparece cuando un virus defectuoso del sarampión sobrevive en el cerebro y actúa como un virus len- to. El virus se puede multiplicar y diseminarse directamente de una célula a otra, pero no se libera. La PEES es más preva- lente en niños que se infectaron por primera vez con anterio- ridad a los 2 años de edad, y se manifiesta aproximadamente 7 años después del sarampión clínico. El paciente presenta cambios de la personalidad, comportamiento y memoria, seguidos de contracciones mioclónicas, ceguera y espasmos. Los pacientes con PEES suelen presentar niveles elevados de anticuerpos frente al virus del sarampión en sangre y líquido cefalorraquídeo. Los niños inmunodeprimidos y desnutridos presentan el riesgo más elevado de padecer cuadros graves de sarampión (caso clínico 56-1). En los niños que carecen de inmunidad mediada por los linfocitos T aparece una neumonía de células gigantes sin exantema. Mientras que la tasa de mortalidad del sarampión en EE.UU. es de tan sólo el 0,1%, en los niños con desnutrición las complicaciones, los casos de infección bacteriana secundaria grave y los casos que cursan con neu- monía resultan en una mortalidad del 60%. Diagnóstico de laboratorio Las manifestaciones clínicas del sarampión acostumbran a ser tan características que rara vez se necesitan pruebas de laboratorio para establecer el diagnóstico. El virus del sarampión es difícil de aislar y de cultivar, aunque puede hacerse en cultivos primarios de células humanas o de mono. Se recomienda intentarlo a partir de secreciones de las vías respiratorias, orina, sangre y tejido cerebral. Lo mejor es recoger muestras respiratorias y de sangre durante la fase prodrómica y hasta 1-2 días tras la aparición del exantema. El antígeno del virus del sarampión se puede detectar me- diante técnicas de inmunofluorescencia en las células faríngeas o en muestras de sedimento urinario; el genoma de este virus se puede detectar a través de la reacción en cadena de la polimerasa-transcriptasa inversa (RT-PCR) en cualquiera de las muestras enumeradas anteriormente. En células obtenidas de las vías respiratorias superiores y del sedimento urinario, teñidas con Giemsa, se pueden observar los efectos citopato- lógicos característicos, como la presencia de células gigantes multinucleadas con cuerpos de inclusión citoplasmáticos. Cuando el exantema aún está presente se pueden detectar los anticuerpos, especialmente inmunoglobulina M (IgM). La infección por el virus del sarampión se puede confirmar por medio de la detección de la seroconversión o de un incremento al cuádruple del título de anticuerpos específicos Figura 56-6 Exantema del sarampión. (De Habif TP: Clinical dermatology: color guide to diagnosis and therapy, St. Louis, 1985, Mosby.) CASO CLÍNICO 56-1 Sarampión en niños inmunodeprimidos La ausencia de una respuesta inmunitaria celular permite que la infección por sarampión progrese en los pacientes inmunodeprimidos y tenga una mala evolución. En un caso publicado por Pullan y cols. (Br Med J 1:1562-1565, 1976), una niña que recibía quimioterapia por una leucemia linfoblástica aguda (LLA) fue tratada con inmunoglobulina de banco a los 3 días de haberse expuesto al sarampión. A pesar del tratamiento con IgG, a los 23 días de la exposición la paciente presentó un exantema de tipo sarampionoso extenso, que se hizo hemorrágico. Tuvo fiebre de 39,5 °C y bronconeumonía. Se cultivó el virus del sarampión en las secreciones nasofaríngeas y la inmunohistoquímica demostró células gigantes (sincitiales) que contenían el antígeno del sarampión en las secreciones. Se interrumpió la quimioterapia y recibió varias dosis masivas de inmunoglobulina. La paciente empezó a mejorar al mes de aparecerle el exantema. En otro caso un niño que recibió tratamiento por una LLA durante 2,5 años sufrió infecciones graves por el virus del herpes simple en la boca y herpes zóster en el tronco. Durante el tercer año de tratamiento el paciente se expuso al sarampión a través de su hermana y recibió IgG de banco. A los 19 días sufrió síntomas respiratorios leves, sin exantema. A los 29 días el paciente se negó a acudir a la escuela y presentó comportamientos anormales. Esos cambios de conducta evolucionaron. A las 9 semanas presentó convulsiones motoras focales, obnubilación progresiva, habla farfullante y confusión, que evolucionaron al coma con fallecimiento a los 8 días de aparecer las convulsiones. La serología demostró ausencia de anticuerpos frente al sarampión. La autopsia demostró presencia de citomegalovirus en los pulmones, pero no de sarampión. El encéfalo mostró una degeneración extensa, pero no se aisló virus de las muestras. Los cortes del encéfalo mostraron cuerpos de inclusión intranucleares y citoplasmáticos grandes con estructuras tubulares, que se parecían a las nucleocápsides del sarampión en el citoplasma. La inmunofluorescencia con anticuerpo obtenido de individuos con panencefalitis esclerosante subaguda (PEES) o anticuerpos antisarampión indicaron que existía antígeno del sarampión. Estos casos ilustran la extensa patología que puede producir el sarampión en pacientes que no tienen una respuesta competente de los linfocitos T. La ausencia de control inmunitario permitió que el virus progresara hacia el encéfalo, donde él o una variante del mismo (PEES) determinaron las lesiones que cursaron con encefalitis. 518 MICROBIOLOGÍA MÉDICA frente al virus entre el suero obtenido durante la fase aguda y el de la fase de convalecencia. Tratamiento, prevención y control La vacuna atenuada frente al virus del sarampión, que se utili- za desde 1963, es la responsable de una reducción significativa de la incidencia del sarampión en EE.UU. Actualmente se uti- lizan las cepas Schwartz o Moraten de la vacuna inicial basada en la cepa Edmonston B. La vacuna atenuada se administra a todos los niños a los 2 años de edad en combinación con las vacunas frente a la parotiditis y la rubéola (vacuna frente al sarampión, la parotiditis y la rubéola [SPR]) y la vacuna frente a la varicela (cuadro 56-4). A pesar de que la inmu- nidad conferida es eficaz en más del 95% de los individuos vacunados en la primera infancia, en numerosos estados de EE.UU. se recomienda llevar a cabo una nueva vacunación en todos los niños antes de su acceso a la enseñanza secun- daria o la universidad. La información incorrecta acerca de los riesgos de la inmunización hizo que muchos padres no vacunasen a sus hijos, exponiéndoles al riesgo de sufrir la infección y la enfermedad. Debido al carácter contagioso del sarampión, la disminución de la población inmunizada al 93% supone un riesgo de que se produzca un brote de sarampión. Tal como se ha descrito previamente, una vacuna basada en el virus inactivado del sarampión que se introdujo en 1963 no confería una protección adecuada, de modo que se interrumpió su administración debido a que sus receptores presentaban un riesgo mayor de padecer sarampión atípico grave en caso de contraer la infección. Aunque el sarampión constituye un virus que podría ser erradicado por medio de medidas apropiadas, ya que se trata de un virus restringido al ser humano que contiene un único serotipo, las dificultades que implica la distribución de la vacuna a regiones carentes de dispositivos de refrigeración adecuados (como sucede en África) y las redes de distribución han impedido su eliminación. Los hospitales de las áreas que padecen epidemias de sarampión pueden verseobligados a vacunar o comprobar el estado inmunitario de sus empleados con el fin de reducir el riesgo de transmisión nosocomial. La vacuna frente a SPR no debe administrarse a mujeres embarazadas, pacientes inmunodeprimidos, individuos alérgicos a gelatina o neomi- cina (componentes de la vacuna). Los individuos inmunode- primidos vulnerables expuestos al virus han de recibir una inmunoglobulina para reducir el riesgo y la gravedad de la enfermedad clínica. Este producto es más eficaz cuando se administra a lo largo de los 6 días siguientes a la exposición. El tratamiento con dosis elevadas de vitamina A reduce el riesgo de mortalidad por sarampión y es una pauta recomendada por la Organización Mundial de la Salud. No existe ningún tratamiento antiviral específico frente al sarampión. Virus PArAinfluenzA Los virus parainfluenza, que se descubrieron a finales de los años cincuenta, son virus respiratorios que acostumbran a provocar síntomas moderados similares a los del resfriado, aunque también pueden provocar afecciones graves de las vías respiratorias. Dentro del género parainfluenza existen cuatro tipos serológicos patógenos para el ser humano. Los tipos 1, 2 y 3 sólo son comparables al VRS como causas importantes de infecciones graves de las vías respiratorias inferiores en lactantes y niños pequeños. Suelen provocar sobre todo laringotraqueobronquitis (crup). El tipo 4 sola- mente origina una infección moderada de las vías respiratorias superiores en niños y adultos. Patogenia e inmunidad Los virus parainfluenza infectan las células epiteliales de las vías respiratorias superiores (cuadro 56-5). El virus se replica con mayor rapidez que los virus del sarampión y la parotiditis, y puede dar lugar a la formación de células gigantes y lisis celu- lar. A diferencia de los virus del sarampión y la parotiditis, los virus parainfluenza rara vez provocan viremia. Generalmente los virus permanecen en las vías respiratorias superiores y tan sólo causan síntomas de resfriado. Aproximadamente en el 25% de los casos el virus se disemina hacia las vías res- piratorias inferiores, y la enfermedad puede evolucionar a una laringotraqueítis grave en un 2% o un 3% de los pacientes. La respuesta de inmunidad celular ocasiona lesiones celula- res a la vez que confiere protección. Las respuestas de IgA son protectoras, pero de corta duración. Los virus parainfluenza manipulan la inmunidad celular para limitar el desarrollo de memoria inmunitaria. Los múltiples serotipos y la corta duración de la inmunidad tras la infección natural hacen que las reinfecciones sean habituales, aunque provocan un cuadro más leve, lo que sugiere una inmunidad por lo menos parcial. Epidemiología Los virus parainfluenza son ubicuos y su infección es habitual (cuadro 56-6). El virus se transmite por contacto de una persona con otra, así como a través de las gotitas respiratorias. En lactantes y niños menores de 5 años suele producirse una infección primaria. Se producen reinfecciones a lo largo de Datos de la actualización de la inmunización de adultos. Recomendaciones del Immunization Practices Advisory Committee (ACIP), MMWR Recomm Rep 40(RR-12):1-94, 1991. CUADRO 56-4 Vacuna de sarampión-parotiditis-rubéola Composición: virus vivos atenuados Sarampión: subcepas Schwartz o Moraten de la cepa Edmonston B Parotiditis: cepa Jeryl Lynn Rubéola: cepa RA/27-3 Programa de vacunación: a los 15-24 meses, y a los 4-6 años o antes de entrar en la escuela secundaria (12 años) Eficacia: 95% de inmunidad para toda la vida con una única dosis CUADRO 56-5 Mecanismos patogénicos de los virus parainfluenza Existen cuatro serotipos de virus. La infección está limitada a las vías respiratorias; lo más frecuente es una afección de las vías respiratorias superiores, pero pueden producirse cuadros graves con las infecciones de las vías respiratorias inferiores. Los virus parainfluenza no causan viremia ni producen una enfermedad sistémica. Entre los cuadros se incluyen síntomas parecidos al resfriado, bronquitis (inflamación de los bronquios) y crup (laringotraqueobronquitis). La infección provoca una inmunidad protectora de corta duración. PARAMIXOVIRUS 519 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. toda la vida, lo que indica que la inmunidad es breve. Las in- fecciones por los virus parainfluenza de tipos 1 y 2, las causas principales de laringotraqueobronquitis, suelen aparecer en otoño, mientras que las infecciones por los virus parainfluenza de tipo 3 se producen durante todo el año. Todos estos virus se extienden rápidamente en los hospitales y pueden provocar brotes epidémicos en los servicios de neonatología y pediatría. Enfermedades clínicas Los virus parainfluenza 1, 2 y 3 pueden provocar síndromes de las vías respiratorias que comprenden desde una infección leve de las vías respiratorias superiores similar a un res- friado (rinitis, faringitis, bronquitis leve, sibilancias y fiebre) hasta bronquiolitis y neumonía. Los niños de más edad y los adultos suelen experimentar infecciones más leves que las que se observan en los niños pequeños, aunque los ancianos pueden padecer neumonías. Una infección por el virus parainfluenza en los lactantes puede ser más grave que las infecciones de los adultos, provo- cando bronquiolitis, neumonía y, especialmente, laringotra- queobronquitis (crup). La laringotraqueobronquitis provoca una inflamación subglótica que puede obstruir las vías res- piratorias. Los pacientes infectados presentan ronquera, tos seca, taquipnea, taquicardia y retracción supraesternal tras un período de incubación de 2 a 6 días. La mayoría de los niños se recupera después de 48 horas. El principal diagnóstico dife- rencial es la epiglotitis provocada por Haemophilus influenzae. Diagnóstico de laboratorio El virus parainfluenza se aísla en muestras de lavados nasales y secreciones respiratorias, y crece bien en células primarias de riñón de mono. Al igual que otros paramixovirus, los vi- riones son frágiles durante el transporte al laboratorio. La presencia de células infectadas por el virus en aspirados, o en cultivos celulares, se relaciona con el hallazgo de sincitios y se identifica mediante técnicas de inmunofluorescencia. De manera semejante a la hemaglutinina de los virus de la gripe, la hemaglutinina de los virus parainfluenza estimula la hemadsorción y la hemaglutinación. El serotipo del virus se puede determinar utilizando un anticuerpo específico que inhiba la hemadsorción o la hemaglutinación (inhibición de la hemaglutinación). Las técnicas rápidas de RT-PCR se están convirtiendo en el método de elección para detectar e iden- tificar los virus parainfluenza en las secreciones respiratorias. Tratamiento, prevención y control El tratamiento de la laringotraqueobronquitis consiste en la administración de vahos fríos o calientes y un cuidadoso control de las vías aéreas superiores. Rara vez será necesaria la intubación. No se dispone de compuestos antivirales es- pecíficos. La vacunación con virus inactivados es ineficaz, posible- mente debido a su incapacidad de inducir la secreción de anticuerpos locales ni una inmunidad celular adecuada. No existen vacunas atenuadas. Virus de lA PArotiditis El virus de la parotiditis es el agente etiológico de una pa- rotiditis aguda benigna vírica (tumefacción dolorosa de las glándulas salivales). Rara vez se observa parotiditis en los países que recomiendan el uso de la vacuna atenuada, la cual se administra junto a la del sarampión y de la rubéola. El virus de la parotiditis se aisló en huevos embrionados en 1945, y en cultivos celulares en 1955. El virus está más relacionado con el virus parainfluenza de tipo 2, pero no existe inmunidad cruzada con los virus parainfluenza. Patogenia e inmunidad El virus de la parotiditis, del cual solamente se conoce un serotipo, provoca una infección citolítica (cuadro 56-7). El virusinicia la infección en las células epiteliales de las vías respiratorias superiores e infecta la glándula parótida, bien a través del conducto de Stensen o por viremia. El virus se di- semina por viremia por todo el organismo hasta los testículos, los ovarios, el páncreas, la glándula tiroides y otros órganos. La infección del sistema nervioso central, especialmente de las meninges, se da hasta en el 50% de los infectados (fig. 56-7). Las respuestas inflamatorias son las principales responsa- bles de la aparición de síntomas. La figura 56-8 muestra la evolución cronológica de la infección en el ser humano. La inmunidad se mantiene a lo largo de toda la vida. CUADRO 56-6 Epidemiología de las infecciones por el virus parainfluenza Factores de la enfermedad/víricos El virus tiene un gran virión con envoltura que se inactiva fácilmente con la desecación y el medio ácido El período de contagio es anterior a los síntomas y puede suceder en ausencia de éstos El único hospedador es el ser humano Al cabo de un cierto tiempo puede producirse una reinfección Transmisión Inhalación de gotas respiratorias de gran tamaño ¿Quién corre riesgos? Niños: riesgo de enfermedad moderada o laringotraqueobronquitis Adultos: riesgo de reinfección con síntomas más leves Geografía/estación El virus es ubicuo en todo el mundo La incidencia es estacional Métodos de control No existen métodos de control CUADRO 56-7 Mecanismos patogénicos del virus de la parotiditis El virus infecta las células epiteliales de las vías respiratorias. El virus experimenta una diseminación sistémica por viremia. Se produce una infección de las glándulas parótidas, los testículos y el sistema nervioso central. El síntoma principal es la hinchazón de las glándulas parótidas provocada por la inflamación. La inmunidad mediada por células es esencial para controlar la infección, y es la responsable de provocar algunos de los síntomas. Los anticuerpos no son suficientes debido a la capacidad del virus para extenderse de una célula a otra. 520 MICROBIOLOGÍA MÉDICA Epidemiología La parotiditis, como el sarampión, es una enfermedad muy contagiosa con un único serotipo y solamente afecta al ser humano (cuadro 56-8). En las regiones carentes de programas de vacunación, la infección afecta al 90% de los individuos antes de los 15 años. El virus se contagia por contacto directo de una persona a otra y a través de gotitas respiratorias. El virus se libera en las secreciones respiratorias de pacientes asintomáticos y a lo largo del período de 7 días anterior a la manifestación de la enfermedad clínica, por lo que es casi imposible controlar su diseminación. La residencia o el desa- rrollo de la actividad laboral en barrios muy poblados facilitan la diseminación del virus, la cual presenta una incidencia máxima en invierno y primavera. Enfermedades clínicas Frecuentemente la parotiditis es asintomática. El cuadro clínico se manifiesta en forma de parotiditis, casi siempre bilateral y acompañada de fiebre. Su aparición es súbita. La exploración de la cavidad bucal revela la presencia de eritemas y tumefacción de la desembocadura del conducto de Stensen (parótida). Pocos días después del inicio de la infección vírica puede aparecer una tumefacción en otras glándulas (epidídimo-orquitis, ooforitis, mastitis, pancreatitis y tiroiditis) y meningoencefalitis, aunque también puede hacerlo en ausencia de parotiditis. La inflamación resultante de la orquitis causada por el virus de la parotiditis puede provocar esterilidad. El virus de la parotiditis afecta al sistema nervioso central aproximadamente en el 50% de los pacientes, y el 10% de los afectados puede presentar meningitis leve con 5 por 1.000 casos de encefalitis. Diagnóstico de laboratorio El virus se puede aislar a partir de saliva, orina, faringe, se- creciones del conducto de Stensen y líquido cefalorraquídeo. El virus está presente en la saliva aproximadamente durante 5 días tras el inicio de los síntomas, y en la orina hasta 2 se- manas. El virus de la parotiditis crece bien en cultivos de células de riñón de mono, en los que provoca la formación de células gigantes multinucleadas. Las células infectadas por el virus también producen hemadsorción de los eritrocitos de cobaya a través de las moléculas de hemaglutinina vírica. El diagnóstico clínico se puede confirmar mediante análisis serológicos. Un incremento al cuádruple del valor de anti- cuerpos específicos del virus o la detección del anticuerpo IgM específico de la parotiditis indica una infección reciente. Se pueden utilizar también las pruebas de inmunoadsorción ligada a enzimas, de inmunofluorescencia y de inhibición de la hemaglutinación para la detección del virus, los antígenos o los anticuerpos de la parotiditis. Tratamiento, prevención y control Las vacunas constituyen el único medio eficaz para impedir la diseminación del virus de la parotiditis. Desde la introducción de la vacuna atenuada (vacuna de Jeryl Lynn) en el año 1967 en EE.UU., y su administración como integrante de la vacuna SPR, la incidencia anual de la infección ha descendido de 76 Figura 56-7 Mecanismo de diseminación del virus de la parotiditis en el interior del organismo. Figura 56-8 Evolución cronológica de la infección por el virus de la parotiditis. LCR, líquido cefalorraquídeo. CUADRO 56-8 Epidemiología del virus de la parotiditis Factores de la enfermedad/víricos El virus tiene un gran virión con envoltura que se inactiva fácilmente por la desecación y el medio ácido El período de contagio precede a los síntomas El virus puede producir eliminación asintomática El único hospedador es el ser humano Solamente existe un serotipo La inmunidad dura toda la vida Transmisión Inhalación de aerosoles en forma de grandes gotas ¿Quién corre riesgos? Individuos sin vacunar Individuos inmunodeprimidos, que presentan cuadros más graves Geografía/estación El virus se encuentra en todo el mundo El virus es endémico al final del invierno y al principio de la primavera Métodos de control La vacuna viva atenuada (cepa Jeryl Lynn), que forma parte de la vacuna del sarampión-parotiditis-rubéola PARAMIXOVIRUS 521 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. casos a 2 casos por 100.000 habitantes. No se dispone de agentes antivirales frente a este patógeno. Virus resPirAtorio sincitiAl El virus respiratorio sincitial (VRS), que se aisló por primera vez de un chimpancé en 1956, es un miembro del género Pneumovirus. A diferencia de los restantes paramixovirus, el VRS carece de la actividad de hemaglutinina y no se une al ácido siálico, por lo que no necesita ni posee neuraminidasa. Es la causa más habitual de infección aguda y mortal de las vías respiratorias en lactantes y niños pequeños. Infecta prácticamente a casi todos los sujetos con anterioridad a los 2 años de edad, y durante toda la vida se producen reinfec- ciones, incluso entre los ancianos. Patogenia e inmunidad El VRS produce una infección que se localiza en las vías respiratorias (cuadro 56-9). Como su nombre indica, el VRS induce la formación de sincitios. El efecto patológico del VRS se debe principalmente a la invasión vírica directa del epitelio respiratorio, lo que va seguido de lesiones celulares producidas por algún mecanismo inmunitario. La necrosis de los bronquios y los bronquiolos provoca la formación de «tapones» de mucosidad, fibrina y material necrótico en las vías aéreas menores. Las pequeñas vías aéreas de los lactan- tes se obstruyen rápidamente a causa de estos tapones. La infección natural no impide la reinfección, y la vacunación con virus inactivados parece incrementar la gravedad de la enfermedad ulterior. Epidemiología El VRS es muy prevalente en niños pequeños; casi todos los niños han contraído esta infección hacia los 2 años de edad (cuadro 56-10); las tasas globales de infección anual alcanzan los 64 millones y la mortalidades de 160.000. Una proporción de hasta un 25% a un 33% de estos casos presenta afectación de las vías respiratorias inferiores, y el 1% es lo suficientemente grave como para requerir la hospitalización del paciente (lo que sucede hasta en 95.000 niños estadou- nidenses cada año). Las infecciones por el VRS casi siempre se producen en invierno. A diferencia de la gripe, que ocasionalmente puede saltarse un año, las epidemias de VRS se producen todos los años. El virus es muy contagioso y su período de incubación comprende de 4 a 5 días. La introducción del virus en una sala de lactantes, especialmente en cuidados intensivos pediá- tricos, puede ser devastadora. Prácticamente todos los niños se infectan y la infección provoca una morbilidad considerable y, en ocasiones, la muerte. El virus se transmite a través de aerosoles pero también a través de las manos y los fómites. Como ya se ha explicado, prácticamente todos los niños han sufrido una infección por el VRS cuando llegan a los 4 años de edad, especialmente en centros urbanos. Los bro- tes también pueden aparecer entre los ancianos (p. ej., en residencias). El virus se elimina en varios días a través de las secreciones respiratorias, en especial en los niños. Enfermedades clínicas (cuadro 56-11) El VRS puede provocar cualquier enfermedad de las vías respiratorias, desde un resfriado común hasta una neumonía (tabla 56-4). Lo más habitual en niños de más edad y adultos es una infección de las vías respiratorias superiores con una rinorrea abundante (catarro nasal). En los lactantes puede aparecer un cuadro más grave de las vías respiratorias infe- riores, la bronquiolitis. La inflamación en los bronquiolos provoca una retención aérea y una reducción de la ventilación. Desde el punto de vista clínico, el paciente suele presentar fiebre moderada, taquipnea, taquicardia y roncus expiratorios en todo el pulmón. La bronquiolitis suele desaparecer de manera espontánea, aunque también puede constituir una enfermedad temible en un niño. Puede ser mortal en lactan- tes prematuros, individuos con alguna enfermedad pulmonar de base y pacientes inmunodeprimidos. Diagnóstico de laboratorio El VRS es difícil de aislar en los cultivos celulares. La presen- cia del genoma vírico en las células infectadas y los lavados nasales se detecta a través de técnicas de RT-PCR y se han comercializado algunas pruebas de inmunofluorescencia y CUADRO 56-9 Mecanismos patogénicos del virus respiratorio sincitial El virus provoca una infección localizada de las vías respiratorias. El virus no provoca viremia ni diseminación sistémica. La diseminación citopatológica del virus (incluidos los sincitios) provoca neumonía. La bronquiolitis casi siempre está mediada por la respuesta inmunitaria del hospedador. Las vías respiratorias estrechas de los niños pequeños se obstruyen fácilmente por los efectos patológicos inducidos por el virus. Los anticuerpos maternos no protegen al recién nacido de la infección. La infección natural no impide la reinfección. CUADRO 56-10 Epidemiología del virus respiratorio sincitial Factores de la enfermedad/víricos El virus consta de un virión grande con envoltura que se inactiva fácilmente por la desecación y el medio ácido El período de contagio precede a los síntomas y puede producirse en ausencia de éstos El único hospedador es el ser humano Transmisión Inhalación de gotas respiratorias grandes ¿Quién corre riesgos? Lactantes: infección de las vías respiratorias inferiores (bronquiolitis y neumonía) Niños: diversos cuadros, desde leves hasta neumonía Adultos: reinfección con síntomas más leves Geografía/estación El virus es ubicuo y se encuentra en todo el mundo La incidencia es estacional Métodos de control Existe inmunoglobulina para lactantes de alto riesgo Existe ribavirina en aerosol para lactantes con un cuadro grave 522 MICROBIOLOGÍA MÉDICA enzimoinmunoanálisis para la detección del antígeno vírico. El hallazgo de seroconversión o un incremento al cuádruple o más del título de anticuerpos permite confirmar el diagnós- tico con fines epidemiológicos. Tratamiento, prevención y control En los niños por lo demás sanos, el tratamiento es comple- mentario y consiste en la administración de oxígeno, líquidos intravenosos y vahos nebulizados fríos. Se ha autorizado la administración de ribavirina, un análogo de la guanosina, en el tratamiento de pacientes predispuestos a padecer cuadros más graves (p. ej., lactantes prematuros o inmunodeprimi- dos). Se administra por inhalación (nebulización). Se puede realizar una inmunización pasiva con inmuno- globulina anti-VRS en lactantes prematuros. Los niños infec- tados se deben aislar. Se necesitan medidas de control para el personal hospitalario que atiende a los niños infectados con el propósito de evitar la transmisión del virus a los pacientes no infectados. Estas medidas consisten en lavados de manos y el uso de bata, gafas y mascarilla. Actualmente no existe ninguna vacuna para la profilaxis del VRS. Una vacuna anterior que contenía VRS inactivado provocaba una enfermedad por el VRS de mayor gravedad en los receptores que posteriormente se exponían al virus vivo. Se cree que esto era debido a una respuesta inmunitaria muy exacerbada ante el virus salvaje. metAneumoVirus HumAno El metaneumovirus humano es un miembro reconocido re- cientemente de la subfamilia Pneumovirinae. La utilización de técnicas de RT-PCR ha sido y continúa siendo el método empleado para detectar y distinguir los metaneumovirus de otros virus patógenos respiratorios. Su identidad se ha desconocido hasta hace poco tiempo como consecuencia de las dificultades inherentes a su crecimiento en cultivos celulares. El virus es ubicuo y prácticamente todos los niños de 5 años han contraído una infección por este patógeno y son seropositivos. Las infecciones por metaneumovirus humano, de forma semejante a las de su pariente el VRS, pueden ser asinto- máticas, originar un cuadro semejante al resfriado común o bien dar lugar a una bronquitis grave y neumonía. Los niños seronegativos, los ancianos y los sujetos inmunodeprimidos presentan un riesgo de padecer la enfermedad. Es proba- ble que el metaneumovirus humano cause un 15% de los resfriados comunes en niños, en especial en los aquejados de otitis media. Entre los signos de la enfermedad suelen figurar la tos, la irritación de garganta, la rinorrea y la fiebre elevada. Alrededor de un 10% de los pacientes afectados por una infección por este virus presenta estertores, disnea, neumonía, bronquitis o bronquiolitis. Como sucede en otros patógenos implicados en el resfriado común, por lo general no se efectúa una identificación en el laboratorio del virus, aunque se puede llevar a cabo a través de la RT-PCR. Las medidas complementarias constituyen el único tratamiento disponible frente a estas infecciones. Virus NiPAH y HendrA En los pacientes de un brote de encefalitis grave que se pro- dujo en Malasia y Singapur en 1998, se aisló un paramixovirus nuevo, el virus Nipah. El virus Nipah guarda una relación más estrecha con el virus Hendra, descubierto en Australia en 1994, que con otros paramixovirus. Ambos virus tienen un amplio espectro de hospedadores, como el cerdo, el ser humano, el perro, el caballo, el gato y otros mamíferos. El reservorio del virus Nipah es un murciélago de la fruta (zorro volador). El virus se puede obtener a partir de muestras de fruta contaminada por murciélagos infectados o bien se puede multiplicar en cerdos y transmitirse al ser humano. El ser humano es un hospedador accidental para estos virus, aunque el resultado de la infección es grave. Entre los signos patológicos figuran síntomas seudogripales, convulsiones y coma. De los 269 casos que se registraron en 1999, 108 fueron mortales. Otra epidemia que tuvo lugar en Bangladesh en el año 2004 presentó una tasa de mortalidad más elevada. CASOS CLÍNICOS y PREGUNtAS Un estudianteuniversitario de primer año de 18 años refirió tos, rinorrea y conjuntivitis. El médico del campus universitario observó la presencia de unas pequeñas lesiones blancas en el interior de la cavidad bucal del paciente. Al día siguiente, un exantema rojo confluyente le cubría la cara y el cuello. 1. ¿Qué características clínicas de este caso eran diagnósticas del sarampión? 2. ¿Existen pruebas de laboratorio fácilmente disponibles para confirmar el diagnóstico? En caso afirmativo, ¿cuáles son? 3. ¿Existe algún tratamiento para este paciente? 4. ¿Cuándo fue contagioso este paciente? Tabla 56-4 Consecuencias clínicas de la infección por el virus respiratorio sincitial Enfermedad Grupo de edad afectado Bronquiolitis y/o neumonía Fiebre, tos, disnea y cianosis en niños menores de 1 año Rinitis febril y faringitis Niños Resfriado común Niños mayores y adultos CUADRO 56-11 Resúmenes clínicos Sarampión: una mujer de 18 años llevaba en casa 10 días después de un viaje a Haití cuando presentó fiebre, tos, rinorrea, un ligero enrojecimiento ocular, y actualmente muestra un exantema rojizo ligeramente elevado en la cara, el tronco y las extremidades. En el interior de la cavidad bucal se pueden observar varias lesiones blanquecinas de 1 mm. Nunca ha recibido vacunas frente al sarampión debido a una «alergia al huevo» poco valorable. Parotiditis: un hombre de 30 años que regresaba de un viaje a Rusia presentó cefalea durante un período de 1 a 2 días y una pérdida de apetito seguidos de inflamación de ambos lados de la mandíbula. La inflamación se extendía desde la parte inferior de la mandíbula hasta delante de la oreja. Cinco días después de la aparición de esta inflamación, el paciente refirió náuseas y dolor en el abdomen inferior y los testículos. Crup: un niño pequeño malhumorado de 2 años con poco apetito presenta irritación de garganta, fiebre, ronquera y tos con sonido de estridor laríngeo. Al inhalar se escuchaba un sonido agudo (estridor). El ensanchamiento de las narinas indicaba dificultad respiratoria. PARAMIXOVIRUS 523 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. 5. ¿Por qué no es habitual esta enfermedad en EE.UU.? 6. Indique algunas posibles razones por las que este paciente era vulnerable al sarampión a los 18 años de edad. Un niño de 13 meses presentó rinorrea, tos leve y fiebre moderada durante varios días. La tos empeoró y empezó a sonar como un «ladrido». El niño emitía unos estertores cuando estaba agitado. El niño tenía buen aspecto salvo por la tos. Una radiografía lateral del cuello mostró un estrechamiento subglótico. 7. ¿Cuáles son el nombre específico y el común de estos síntomas? 8. ¿Qué otros microorganismos podrían provocar un cuadro clínico similar (diagnóstico diferencial)? 9. ¿Existen pruebas de laboratorio fácilmente disponibles para confirmar este diagnóstico? Si es así, ¿cuáles son? 10. ¿Existe algún tratamiento posible para este niño? 11. ¿Cuándo fue contagioso este niño y cómo se transmitió el virus? Las respuestas a estas preguntas están disponibles en www.StudentConsult.es BIBLIOGRAFÍA Cann AJ: Principles of molecular virology, San Diego, 2005, Academic. Carter J, Saunders V: Virology: principles and applications, Chichester, England, 2007, Wiley. Centers for Disease Control and Prevention: Public-sector vaccination efforts in response to the resurgence of measles among preschool-aged children: United States, 1989-1991, MMWR Morb Mortal Wkly Rep 41:522-525, 1992. Cohen J, Powderly WG: Infectious diseases, ed 2, St Louis, 2004, Mosby. Collier L, Oxford J: Human virology, ed 3, Oxford, England, 2006, Oxford University Press. Flint SJ, et al: Principles of virology: molecular biology, pathogenesis and control of animal viruses, ed 3, Washington, DC, 2009, American Society for Microbiology Press. Galinski MS: Paramyxoviridae: transcription and replication, Adv Virus Res 40:129-163, 1991. Gershon AA, et al: Krugman's infectious diseases of children, ed 11, St Louis, 2004, Mosby. 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