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533© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos 58 Rhabdovirus, filovirus y bornavirus Una niña de 15 años cogió un murciélago que le mordió en la mano. Un mes después presentó un cuadro de diplopía, náuseas y vómitos. En los siguientes cuatro días el cuadro neurológico evolucionó y presentó fiebre de 38,9° C. Se sospechó un cuadro de rabia y tanto en el suero como en el líquido cefalorraquídeo de la paciente se detectaron anticuerpos específicos frente a la rabia (título 1:32). La paciente fue sometida a un coma inducido farmacológicamente con soporte ventilatorio y fue tratada con ribavirina intravenosa durante 7 días, cuando los títulos de anticuerpos en el líquido cefalorraquídeo se elevaron a 1:2.048. A los 3 meses ya era capaz de caminar con ayuda; hacer ejercicio en una bicicleta estática durante 8 minutos y comer ella sola una dieta sólida blanda; resolver problemas de matemáticas; utilizar lenguaje de signos y estaba recuperando la capacidad de hablar. Éste es el único caso de un paciente que ha sobrevivido sin haber recibido la inmunización contra la rabia tras la exposición según la pauta recomendada*. 1. ¿Cómo se confirma la infección por el virus de la rabia? 2. ¿Cuál es la progresión habitual de la enfermedad tras la mordedura de un animal con rabia? 3. ¿Cuándo se detectan los anticuerpos antirrábicos en una presentación normal de un cuadro de rabia? 4. ¿Cómo se realiza la inmunización tras la exposición a la rabia? ¿Por qué funciona? 5. ¿Cómo inhibe la ribavirina la replicación del virus de la rabia y otros virus? Las respuestas a estas preguntas están disponibles en www.StudentConsult.es rHABdoVirus Los miembros de la familia Rhabdoviridae (de la palabra griega rhabdos, que significa «bastón») contienen pató- genos para gran diversidad de mamíferos, peces, aves y plantas. La familia incluye Vesiculovirus (virus de la es- tomatitis vesicular), Lyssavirus (del griego «locura») (virus de la rabia y seudorrabia), un género sin denominar que constituye el grupo de los rhabdovirus vegetales y otros rhabdovirus sin agrupar que afectan a mamíferos, aves, peces y artrópodos. El virus de la rabia es el patógeno más significativo de los rhabdovirus. Hasta que Louis Pasteur desarrolló la vacuna inactivada de la rabia, la mordedura de un perro «rabioso» siempre provocaba los síntomas característicos de la hidro- fobia y una muerte segura. Fisiología, estructura y replicación Los rhabdovirus son virus simples que solamente codifican cinco proteínas en un virión con envoltura en forma de bala, de un diámetro de 50 a 95 nm y una longitud de 130 a 380 nm (cuadro 58-1; fig. 58-1). Una serie de puntas compuestas por un trímero de una glucoproteína (G) recubre la superficie del virus. La proteína de adhesión vírica, la proteína G, provoca la aparición de anticuerpos neutralizantes. La proteína G del virus de la estomatitis vesicular es una glucoproteína sencilla a la que se une un glucano por medio de un enlace N. Esta proteína G se ha utilizado como prototipo para el estudio del procesamiento de las glucoproteínas eucariotas. Dentro de la envoltura, la nucleocápside helicoidal es- tá enrollada de manera simétrica en una estructura cilín- drica, lo que le confiere un aspecto estriado (v. fig. 58-1). La nucleocápside se compone de una molécula de ARN (ácido ribonucleico) monocatenario de sentido negativo de aproximadamente 12.000 bases, la nucleoproteína (N) y las proteínas grande (L) y no estructural (NS). La proteína de la matriz (M) se encuentra entre la envoltura y la nucleocápside. La proteína N es la principal proteína estructural del virus. Protege al ARN frente a la digestión por la ribonucleasa y mantiene la molécula de ARN en una configuración aceptable para la transcripción. Las proteínas L y NS constituyen la ARN polimerasa dependiente de ARN. El ciclo de replicación del virus de la estomatitis vesicular es el prototipo de los rhabdovirus y otros virus ARN de ca- dena negativa (v. cap. 44, fig. 44-14). La proteína vírica G se une a la célula hospedadora y se internaliza por endocitosis. El virus de la rabia se une al receptor de acetilcolina de tipo nicotínico (AChR), a la molécula de adhesión de células neu- rales (NCAM) o a otras moléculas. La envoltura vírica se une a la membrana del endosoma tras la acidificación de la vesícula. Este proceso de pérdida de envoltura libera la nucleocápside en el citoplasma, donde tiene lugar el proceso de replicación. Las vesículas endosómicas pueden transportar viriones de la rabia completos a lo largo del axón hasta los cuerpos celulares neuronales, donde tiene lugar su replicación. La ARN polimerasa dependiente de ARN unida a la nucleo- cápside transcribe el ARN del genoma vírico, produciendo cin- co ARN mensajeros individuales (ARNm). En el caso del virus de la rabia este proceso tiene lugar en los corpúsculos de Negri. Estos ARNm se traducen en cinco proteínas víricas. El ARN del genoma vírico también se transcribe en un molde de ARN de longitud completa y sentido positivo, que se utiliza *Adaptado de los Centros para el Control y la Prevención de Enferme- dades (CDC): Recovery of a patient from clinical rabies—Wisconsin, 2004, MMWR Morb Mortal Wkly Rep 53:1171–1173, 2004. 534 MICROBIOLOGÍA MÉDICA para dar lugar a nuevos genomas. La proteína G es sintetizada por ribosomas unidos a la membrana y posteriormente es pro- cesada por el aparato de Golgi y alcanza la superficie celular al ser transportada en vesículas de membrana. La proteí- na M se asocia a las membranas modificadas por la proteína G. El ensamblaje del virión se realiza en dos fases: 1) ensam- blaje de la nucleocápside en el citoplasma y 2) envoltura y libe- ración a través de la membrana plasmática celular. El genoma se une a la proteína N y después con las proteínas polimera- sas L y NS para formar la nucleocápside. La asociación de la nucleocápside a la proteína M en la membrana plasmática hace que se enrolle para adquirir su forma condensada. A continua- ción, el virus abandona la célula por gemación a través de la membrana plasmática y se desprende cuando la nucleocápside ha adquirido su envoltura completa. En la mayoría de los rhabdovirus, tras la infección tienen lugar procesos de muerte y lisis celulares, con la importante excepción del virus de la rabia, que produce poco daño celular apreciable. Patogenia e inmunidad Sólo se describirá la patogenia de la infección por el virus de la rabia (cuadro 58-2). La infección por el virus la rabia suele ser consecuencia de la mordedura de un animal rabioso. En el animal, la infección por el virus de la rabia provoca la secreción del virus a través de su saliva y un comportamiento agresivo (perro «rabioso»), lo que a su vez facilita la trans- misión del virus. También se puede transmitir por inhalación de virus suspendido en el aire (como puede ocurrir en las cuevas), en tejidos trasplantados infectados (p. ej., córnea) y por inoculación a través de membranas mucosas intactas. El virus se replica lentamente en el punto de inoculación durante días o meses (fig. 58-2), antes de progresar hasta alcanzar el sistema nervioso central (SNC). El virus de la rabia progresa por transporte axoplásmico retrógrado hacia los ganglios raquídeos dorsales y la médula espinal. Cuando el virus logra acceder a la médula espinal, el cerebro se infecta con rapidez. Las áreas afectadas son el hipocampo, el tronco encefálico, las células ganglionares de los núcleos de la protu- berancia y las células de Purkinje del cerebelo. A continuación, el virus se disemina desde el SNC a través de las neuronas aferentes hacia lugares intensamente inervados, como la piel del cuello y la cabeza, las glándulas salivales, la retina, la córnea, la mucosa nasal, la médula suprarrenal, el parénquima renal y las células acinares pancreáticas. Después de que el virus haya invadido el cerebro y la médula espinal se produce una encefalitis y degeneraciónneuronal. A pesar de la intensa afectación del SNC y los trastornos de su funcionamiento, se pueden observar muy pocos cambios histológicos en el tejido afectado, con excepción de la presencia de corpúsculos de inclusión de Negri (v. apartado «Diagnóstico de laboratorio»). Una vez que ha aparecido el cuadro clínico, la rabia es mor- tal. La duración del período de incubación está determinada por 1) la concentración del virus en el inóculo, 2) la proximi- dad de la herida al cerebro, 3) la gravedad de la herida, 4) la edad del hospedador y 5) el estado de su sistema inmunitario. Al contrario que otros síndromes de encefalitis víricas, la rabia es mínimamente citolítica y rara vez origina lesiones inflamatorias. Las proteínas víricas inhiben la apoptosis y algunas acciones del interferón. Los anticuerpos neutrali- zantes no aparecen hasta que el cuadro clínico ya está bien establecido. Se libera una cantidad muy pequeña de antígeno y es probable que la infección se mantenga oculta a la res- puesta inmunitaria. La inmunidad celular parece desempeñar una función minoritaria o nula en la protección frente a la infección por el virus de la rabia. Los anticuerpos pueden impedir la diseminación del virus hacia el SNC y el cerebro cuando se administran o se generan durante el período de incubación. Habitualmente el período de incubación es lo suficientemente largo para permitir la generación de una respuesta protectora y terapéutica de CUADRO 58-2 Mecanismos patogénicos del virus de la rabia La rabia suele transmitirse con la saliva y se adquiere por mordedura de un animal rabioso. El virus de la rabia no es muy citolítico y parece permanecer unido a la célula. El virus se multiplica en la musculatura en el sitio de la mordedura, con una sintomatología mínima o inexistente (fase de incubación). La duración de la fase de incubación está determinada por la dosis infecciosa y la proximidad del lugar de la infección al sistema nervioso central (SNC) y al cerebro. Al cabo de semanas o meses, el virus infecta los nervios periféricos y asciende por el SNC hasta alcanzar el cerebro (fase prodrómica). La infección del cerebro provoca unos síntomas característicos, coma y muerte (fase neurológica). Durante la fase neurológica el virus se extiende hasta las glándulas, la piel y otras partes del organismo, incluidas las glándulas salivales, desde donde se transmite. La infección de la rabia no provoca respuesta humoral hasta las fases finales de la enfermedad, cuando el virus ya se ha diseminado desde el SNC hacia otras partes. La administración de anticuerpos puede inhibir la progresión del virus y la enfermedad si se administran precozmente. El período de incubación prolongado permite una vacunación activa como tratamiento poscontagio. Figura 58-1 Rhabdovirus observables al microscopio electrónico: virus de la rabia (izquierda) y virus de la estomatitis vesicular (derecha). (De Fields BN: Virology, Nueva York, 1985, Raven.) CUADRO 58-1 Características propias de los rhabdovirus Virus en forma de proyectil, con envoltura, con ARN monocatenario negativo que codifica cinco proteínas Prototipo de la replicación de los virus de cadena negativa con envoltura Replicación en el citoplasma RHABDOVIRUS, FILOVIRUS y BORNAVIRUS 535 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. anticuerpos si se aplica una inmunización activa con la vacuna inactivada de la rabia. Epidemiología La rabia es una zoonosis clásica, transmitida de los animales al ser humano (cuadro 58-3). Es endémica en diversos animales de todo el mundo, excepto en Australia. La rabia se mantiene y se transmite de dos formas: la rabia urbana, en la que el principal transmisor es el perro, y la rabia salvaje (de los bosques), trans- mitida principalmente por varios animales salvajes. En EE.UU., la rabia es más frecuente en los gatos porque no están vacunados. Las partículas transportadas por el aire que contienen virus, las mordeduras y los arañazos provocados por murciélagos infecta- dos también contribuyen a la diseminación de la enfermedad. Sin embargo, el principal reservorio de la rabia en todo el mundo es el perro. En Sudamérica y en Asia esta característica es un problema debido a la existencia de una población abundante de perros callejeros no vacunados y la ausencia de programas de control frente a la rabia. Estos dos factores son los responsa- bles de miles de casos anuales de rabia en perros en esos países. Aunque son poco frecuentes, se describen casos de transmisión del virus de la rabia por trasplantes corneales o de órganos. Gracias al excelente programa de vacunación introducido en EE.UU., en este país la mayoría de casos de rabia corres- ponde a la rabia salvaje. Las estadísticas de rabia en los animales son recogidas por los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, que en 1999 registraron más de 8.000 casos documentados de rabia en mapaches, mofetas, murciélagos y animales de granja, además de perros y gatos (fig. 58-3). Los tejones y los zorros también son importantes transmisores de la rabia en Europa Occidental. En Sudamérica, los murciélagos vampiros transmiten la rabia al ganado vacuno, lo que provoca pérdidas de millones de dólares cada año. Aunque no todos los casos son notificados, se estima que en todo el planeta la rabia ocasiona 70.000 muertes anuales, principalmente en niños, y al menos 25.000 de ellas se pro- ducen en India, donde el virus se transmite a través de perros infectados en el 96% de los casos. En Sudamérica, los casos de rabia humana son principalmente el resultado del contacto con perros rabiosos de zonas urbanas. En Indonesia, un brote de más de 200 casos de rabia humana registrado en el año 1999 obligó a sacrificar más de 40.000 perros en las islas. La incidencia de la rabia humana en EE.UU. es aproximadamente de un caso al año gracias a la eficacia de los programas de vacunación de los perros y al limitado contacto del ser humano con mofetas, mapaches y murciélagos. Desde 1990, los casos de rabia en el ser humano en dicho país se han producido a través de murciélagos infectados por el virus. La Organización Mundial de la Salud estima que alrededor de 10 millones de personas reciben cada año un tratamiento tras la exposición a animales sospechosos de infección por este patógeno. Enfermedades clínicas (cuadro 58-4) La rabia es casi siempre mortal a menos que se trate me- diante vacunas. Tras un período de incubación largo, aunque sumamente variable, sigue una fase prodrómica de rabia Figura 58-2 Patogenia de la infección por el virus de la rabia. Las fases numeradas describen la secuencia de los acontecimientos. (Modificado de Belshe RB: Textbook of human virology, 2.ª ed., St. Louis, 1991, Mosby.) CUADRO 58-3 Epidemiología del virus de la rabia Factores de la enfermedad/víricos El virus provoca un comportamiento agresivo en los animales, lo que facilita su diseminación La enfermedad tiene un período de incubación asintomático prolongado Transmisión Zoonosis: Reservorio: animales salvajes Vectores: animales salvajes y perros y gatos sin vacunar Fuente del virus: Principal: saliva en la mordedura de un animal rabioso Secundaria: suspensión en el aire en cuevas en las que hay murciélagos rabiosos ¿Quién corre riesgos? Veterinarios y cuidadores de animales Personas mordidas por un animal rabioso Habitantes de países sin programas de vacunación de animales domésticos Geografía/estación El virus se encuentra en todo el mundo excepto en ciertas islas No hay incidencia estacional Métodos de control Existe un programa de vacunación disponible para animales domésticos Existen vacunas para la población de riesgo Se han realizado programas de vacunación para controlar la rabia en mamíferos de bosque 536 MICROBIOLOGÍA MÉDICA (tabla 58-1). El paciente presenta síntomas como fiebre, malestar, cefalea, dolor o parestesia(picores) en el lugar de la mordedura, síntomas gastrointestinales, fatiga y anorexia. El pródromo acostumbra a durar de 2 a 10 días, después de los cuales aparecen los síntomas neurológicos específicos de la rabia. El síntoma más característico de la rabia, la hidrofobia (miedo al agua), aparece en una proporción comprendida entre el 20% y el 50% de los pacientes. Está provocado por el dolor que se asocia a los intentos del paciente para tragar agua. Durante esta fase neurológica también son frecuentes las convulsiones generalizadas, la desorientación y las aluci- naciones. Entre un 15% y un 60% de los pacientes presentan parálisis como único síntoma de rabia. La parálisis puede originar insuficiencia respiratoria. El paciente entra en coma tras la fase neurológica, la cual se prolonga a lo largo de 2 a 10 días. Esta fase prácticamente siempre provoca la muerte como consecuencia de las com- plicaciones neurológicas y pulmonares. Diagnóstico de laboratorio La aparición de síntomas neurológicos en un individuo que ha sido mordido por un animal acostumbra a confirmar el diagnóstico de rabia. Desafortunadamente, los indicios de la infección, incluidos los síntomas y la detección de los an ticuerpos, no aparecen hasta que es demasiado tarde para intervenir. Normalmente se efectúan análisis de laboratorio para confirmar el diagnóstico y determinar si un sujeto o animal sospechoso presenta rabia (post mórtem). El diagnóstico de la rabia se realiza mediante la detección del antígeno vírico en el SNC o la piel, el aislamiento del virus, la detección del genoma y los resultados serológicos. El hallazgo diagnóstico distintivo han sido cuerpos de in- clusión intracitoplásmicos consistentes en agregados de nu- cleocápsides víricas (corpúsculos de Negri) en las neuronas afectadas (v. cap. 47, fig. 47-3). A pesar de que su detección confirma el diagnóstico de infección por el virus de la rabia, los corpúsculos de Negri solamente se observan en el 70-90% del tejido cerebral de individuos infectados. La detección del antígeno utilizando técnicas de inmuno- fluorescencia directa o la detección del genoma mediante la reacción en cadena de la polimerasa-transcriptasa inver- sa (RT-PCR) es una prueba relativamente rápida y sensible y constituyen en la actualidad los métodos de elección para el diagnóstico de la rabia. Las muestras de saliva, suero, líquido raquídeo, material de biopsia cutánea de la nuca, material de Figura 58-3 Distribución de la rabia animal en EE.UU., 1999. Los porcen- tajes se refieren al número total de casos de rabia animal. (Datos de Krebs JW, Rupprecht CE, Childs JE: Rabies surveillance in the United States during 1999, J Am Vet Med Assoc 217:1799-1811, 2000.) Tabla 58-1 Progresión de la enfermedad de la rabia Fase de la enfermedad Síntomas Tiempo (días) Estado vírico Estado inmunológico Fase de incubación Asintomática 60-365 días tras la mordedura título bajo, virus en el músculo — Fase prodrómica Fiebre, náuseas, vómitos, pérdida de apetito, cefalea, letargia, dolor en el lugar de la mordedura 2-10 título bajo, virus en el SNC y el cerebro — Fase neurológica Hidrofobia, espasmos faríngeos, hiperactividad, ansiedad, depresión Síntomas del SNC: descoordinación, parálisis, confusión, delirio 2-7 título elevado, virus en el cerebro y otros puntos Anticuerpos detectables en suero y SNC Coma Coma, hipotensión, hipoventilación, infecciones secundarias, paro cardíaco 0-14 título elevado, virus en el cerebro y otros puntos — Muerte — — — — SNC, sistema nervioso central. CUADRO 58-4 Resumen clínico Rabia: se encontró un murciélago volando en el dormitorio de una niña de 3 años. Aparentemente, el murciélago había permanecido en la habitación durante toda la noche. No se observó ningún indicio de herida por mordedura ni de contacto, de modo que se capturó y liberó al animal. Tres semanas después, la niña presentó un cambio de comportamiento y se mostró irritada y agitada. En poco tiempo se mostró confusa e incontrolable, revolcándose y siendo incapaz de controlar sus secreciones. Finalmente entró en estado comatoso y falleció debido a una parada cardiorrespiratoria. RHABDOVIRUS, FILOVIRUS y BORNAVIRUS 537 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. biopsia cerebral o de autopsia y frotis de impresión de células epiteliales corneales son las muestras que suelen examinarse. El virus de la rabia también se puede cultivar en cultivos celulares o en ratones lactantes, en los que se inocula en el cerebro. Los cultivos celulares o tejidos cerebrales inoculados se examinan posteriormente por inmunofluorescencia directa. Los títulos de anticuerpos de rabia en el suero y en el lí- quido cefalorraquídeo se determinan habitualmente mediante un análisis de inmunoadsorción ligada a enzimas (ELISA) o un análisis rápido de inhibición de la fluorescencia. Sin embargo, normalmente no se detectan anticuerpos hasta una fase avanzada de la enfermedad. Tratamiento y profilaxis La rabia clínica casi siempre es mortal a menos que se trate mediante inmunización tras el contagio. Una vez que han aparecido los síntomas, aparte de un tratamiento de apoyo poco más se puede hacer. Sólo existe un caso de interrupción exitosa de la progresión de la enfermedad tras la adminis- tración de tratamiento con ribavirina tras la exposición (v. caso clínico al inicio del capítulo). La profilaxis posterior a la exposición es la única medida posible para evitar un cuadro clínico manifiesto en el indivi- duo afectado. A pesar de que los casos de rabia humana son infrecuentes, sólo en EE.UU. aproximadamente 20.000 indi- viduos reciben cada año profilaxis antirrábica. Esta profilaxis se debe iniciar en cualquier individuo que se haya expuesto, por mordedura o por contaminación de una herida abierta o membrana mucosa, a la saliva o el tejido cerebral de un animal sospechoso de estar infectado con el virus, a menos que se analice al animal y se demuestre que no presenta la infección. La primera medida protectora es el tratamiento local de la herida. La herida se debe lavar inmediatamente con agua y jabón o cualquier otra sustancia que inactive al virus. El comité de expertos sobre la rabia de la Organización Mundial de la Salud también recomienda instilar suero antirrábico alrededor de la herida. A continuación se recomienda la inmunización mediante la administración de la vacuna, combinada con la adminis- tración de una dosis de inmunoglobulina antirrábica huma- na (IGARH) o suero antirrábico equino. La inmunización pasiva con IGARH solamente proporciona anticuerpos hasta que el paciente produce sus propios anticuerpos como respuesta a la vacuna. A continuación se administra una serie de cinco vacunas en el transcurso de un mes. El curso lento de la rabia permite que se origine una inmunidad activa a tiempo para proporcionar la protección necesaria. La vacuna de la rabia contiene virus muertos y se prepara por inactivación química de tejido de células diploides huma- nas infectadas por el virus de la rabia (VCDH) o células pul- monares fetales de macaco de la India. Estas vacunas provocan menos reacciones negativas que las antiguas vacunas (Semple y Fermi), las cuales se preparaban a partir de cerebro de animales adultos o lactantes. La VCDH se administra por vía intramuscular el día del contacto y después los días 3, 7, 14 y 28, o bien por vía intradérmica con una dosis menor de la vacuna en varias localizaciones los días 0, 3, 7, 28 y 90. En los individuos que trabajan con animales o en laborato- rios donde se manejan tejidos potencialmente infectados y los individuos que viajan a zonas donde hay rabia endémica, se debe aplicar una vacuna de manera previa a la exposición. Se recomienda la administración de la VCDH por vía intramus- cular o intradérmica en tres dosis, lo que confiere protección a lo largo de un período de 2 años. En definitiva, la prevenciónde la rabia humana depende del control eficaz de la rabia en los animales domésticos y salvajes. El control de los animales domésticos depende de la desaparición de los animales callejeros y abandonados, y de la vacunación de todos los perros y gatos. También se han utilizado con éxito diversas vacunas orales atenuadas para inmunizar a los zorros. En EE.UU. se está utilizando una vacuna con virus de la vaccinia recombinante vivo que expresa la proteína G del virus de la rabia. Esta vacuna se inyecta en un cebo y se lanza en paracaídas en zonas boscosas, lo que permite vacunar a mapaches, zorros y otros animales. La inyección accidental de una mujer con esta vacuna hí- brida frente al virus de la rabia y el virus vacunal consiguió inmunizarla frente a la viruela y la rabia (v. bibliografía). filoVirus Inicialmente los virus de Marburg y Ébola (fig. 58-4) se clasi- ficaron como miembros de la familia Rhabdoviridae, pero des- pués se han clasificado de nuevo como filovirus (Filoviridae). Éstos son virus filamentosos de ARN de cadena negativa y dotados de envoltura. Estos microorganismos provocan fiebres hemorrágicas graves o mortales, y son endémicos de África. La notoriedad del virus Ébola aumentó en 1995 tras un brote de la enfermedad en la República Democrática del Congo (antiguo Zaire), y en 1996 en Gabón, así como tras el estreno de la película Estallido, basada en un libro de Robin Cook, y la publicación del libro Zona caliente, de Richard Preston. Estructura y replicación Los filovirus poseen un genoma de ARN monocatenario (4,5 × 106 Da) que codifica siete proteínas. Los viriones forman filamentos con envoltura de un diámetro de 80 nm, aunque también pueden adoptar otras formas. Su longitud puede variar desde 80 nm hasta 1.400 nm. La nucleocápside es helicoidal y se halla en el interior de una envoltura que contiene una glucoproteína. El virus Ébola se une a la proteína Niemann-Pick C1 (NPC1), penetra en la célula y se replica en el citoplasma, de manera semejante a los rhabdovirus. Patogenia Los filovirus se multiplican con eficiencia, produciendo gran cantidad de virus en los monocitos, los macrófagos, las células dendríticas y otras células. La replicación en los monocitos induce una tormenta de citocinas proinflamatorias parecida a la tormenta de citocinas inducida por un superantígeno. La citopatogenia vírica origina una extensa necrosis tisular en las células parenquimatosas del hígado, el bazo, los ganglios Figura 58-4 Imagen de microscopio electrónico del virus Ébola. (Cortesía de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, Atlanta.) 538 MICROBIOLOGÍA MÉDICA linfáticos y los pulmones. La rotura de las células endoteliales que provoca una lesión vascular se puede atribuir a la gluco- proteína Ébola. Las cepas con mutaciones en esta proteína carecen del componente hemorrágico de la enfermedad. La extensa hemorragia que se produce en los pacientes afectados provoca edema y shock hipovolémico. Los virus pueden es- capar también de las respuestas innatas e inmunitarias del hospedador. Se libera una pequeña glucoproteína soluble, puede inhibir la activación de los neutrófilos y bloquear la ac- ción de los anticuerpos. Las proteínas víricas también pueden inhibir la producción y acción del interferón. Epidemiología La infección por el virus de Marburg se detectó por primera vez entre empleados de un laboratorio de Marburg, Alemania, que habían estado en contacto con tejidos de monos verdes africanos aparentemente sanos. Se han observado casos raros de infección por el virus de Marburg en Zimbabwe y Kenia. El virus Ébola recibió su nombre del río de la República Democrática del Congo en que se descubrió. Se han producido brotes de la enfermedad por el virus Ébola en la República Democrática del Congo y en Sudán. Durante estos brotes, el virus Ébola presenta tal virulencia que elimina la población vulnerable antes de lograr diseminarse en grandes extensiones. Desde 1976, cuando el virus fue descubierto, se han producido aproximadamente 1.850 casos y más de 1.200 muertes. Sin embargo, hasta el 18% de la población de las zonas rurales de África Central presenta anticuerpos frente a este virus, lo que indica que también se producen infecciones subclínicas. Estos virus pueden ser endémicos en los monos salvajes y pueden transmitirse de los monos al ser humano y en- tre individuos. El contacto con el animal que actúa como reservorio o el contacto directo con sangre o secreciones infectadas pueden diseminar la enfermedad. Estos virus se han transmitido a través de inyecciones accidentales y el uso de jeringas contaminadas. Los profesionales sanitarios que atienden a los pacientes y los manipuladores de los monos son los que presentan un riesgo mayor de contraer la infección. Enfermedades clínicas Los virus de Marburg y Ébola son las causas más graves de las fiebres hemorrágicas (caso clínico 58-1). La enfermedad suele manifestarse con síntomas de tipo gripal como cefalea y mial- gias. Al cabo de pocos días aparecen náuseas, vómitos y dia- rreas; también puede formarse un exantema. Posteriormente se observan hemorragias en múltiples puntos, especialmen- te en el tubo digestivo, y hasta el 90% de los pacientes con un cuadro clínico manifiesto fallece. El brote registrado en Kikwit, República Democrática del Congo, en el año 1995 ocasionó la muerte de 245 personas. Diagnóstico de laboratorio Todas las muestras procedentes de pacientes en los que se sospeche una infección por filovirus se deben manipular con extremo cuidado con el fin de evitar una infección acciden- tal. La manipulación de estos virus exige un nivel 4 de ais- lamiento, del que no se dispone con frecuencia. El virus de Marburg puede crecer rápidamente en cultivos tisulares (células Vero), mientras que el aislamiento del virus Ébola exige la inoculación de animales (p. ej., cobaya). Las células infectadas tienen grandes corpúsculos eosi- nofílicos de inclusión citoplásmica. Los antígenos víricos se pueden detectar en los tejidos mediante análisis de inmuno- fluorescencia directa, y en líquidos mediante técnica ELISA. Se puede recurrir a la amplificación RT-PCR, del genoma vírico en las secreciones, con el fin de confirmar el diagnóstico y minimizar la manipulación de las muestras. La inmunoglobulina G (IgG) y los anticuerpos IgM frente a los antígenos se pueden detectar por inmunofluorescencia o ELISA. Tratamiento, prevención y control En pacientes con infecciones por filovirus se ha estudiado la administración de sueros que contenían anticuerpos y de interferón. Los pacientes infectados se deben someter a cuarentena, y los animales contaminados se deben sacrificar. La manipulación de los virus o material contaminado requiere procedimientos de aislamiento muy estrictos (nivel 4). Virus de lA enfermedAd de BornA El virus de la enfermedad de Borna (VB) constituye el único representante de una familia de virus de ARN de cadena nega- tiva con envoltura. El VB se asoció inicialmente a la infección de caballos en Alemania. Ha sido objeto de una considerable atención en los últimos años debido a su relación con ciertas enfermedades neuropsiquiátricas, como la esquizofrenia. Estructura y replicación El genoma de 8.910 nucleótidos de longitud del VB codifica cinco proteínas detectables, entre las que figura una polimera- CASO CLÍNICO 58-1 Ébola Emond y cols. describieron el siguiente caso de infección por Ébola (Br Med J 2:541-544, 1977). A los 6 días de pincharse con una aguja mientras manejaba material procedente de un animal infectado por virus Ébola, un científico presentó dolor abdominal y náuseas. Fue trasladado a una unidad de enfermedades infecciosas de alta seguridad e ingresado en una habitación de aislamiento. El día del ingreso (día 1) presentó anorexia, fatiga, náuseas, dolor abdominal y fiebre de 38 °C. Se le administró interferón dos veces al día y pareció mejorar, pero al día siguientepor la mañana reapareció la fiebre (39 °C). Se le administró suero convaleciente inactivado con calor sin efectos inmediatos. Al cuarto día presentó una sudoración profusa y la temperatura se normalizó, pero desarrolló un exantema en el tórax. A mediados del día 4 desarrolló una tiritona súbita y violenta, con fiebre de 40 °C, náuseas, vómitos y diarrea. Estos síntomas persistieron durante 3 días y el exantema se extendió por todo el cuerpo. Al sexto día, se le administró más suero de convalecientes y rehidratación. El paciente se fue recuperando de forma lenta en 10 semanas. Se reconocieron virus mediante microscopia electrónica e inoculación en cobayas en la sangre obtenida durante el primer día sintomático. (Actualmente los análisis se realizarían mediante reacción en cadena de la polimerasa-transcriptasa inversa, con un menor riesgo para el personal de laboratorio.) Los títulos de virus se redujeron 1.000 veces tras el tratamiento con interferón y eran indetectables a partir del noveno día. El tratamiento del paciente y el manejo de las muestras se realizaron bajo las condiciones de aislamiento más estrictas existentes en aquel momento. Aunque el científico adoptó todas las precauciones y se lavó las manos en lejía en cuanto pudo, su destino estaba ya marcado. Por suerte, se disponía de suero de convalecientes y de interferón para limitar la progresión de la enfermedad, porque sin ellos hubiera fallecido por una enfermedad hemorrágica de progresión rápida. RHABDOVIRUS, FILOVIRUS y BORNAVIRUS 539 © E ls ev ie r. Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. sa (L), una nucleoproteína (N), una fosfoproteína (P), una pro- teína de matriz (M) y una glucoproteína de la envoltura (G). A diferencia de la mayoría de los virus de cadena negativa, la replicación del VB tiene lugar en el núcleo celular. Este rasgo lo acerca a los orthomixovirus, si bien el VB se diferencia de los miembros de este grupo en que su genoma no se encuentra segmentado. Otra característica poco frecuente en un virus de ARN es que una de las cadenas positivas de ARN transcritas a partir del genoma se somete a un proceso de procesamiento con el fin de eliminar los intrones y generar tres moléculas de ARNm que codifican tres proteínas diferentes. Patogenia El VB es un virus muy neurótropo capaz de diseminarse a través del SNC. También infecta las células parenquimatosas de dis- tintos órganos y las células mononucleares de sangre periférica. La citotoxicidad del virus no es significativa y se establece una infección persistente en el hospedador infectado. Las respuestas inmunitarias mediadas por los linfocitos T son importantes en el control de las infecciones por este patógeno, aunque también pueden participar en el daño tisular que origina enfermedad. Enfermedades clínicas A pesar de los limitados datos relativos a la enfermedad por VB en el ser humano, la infección en animales puede originar pérdidas sutiles de la capacidad de aprendizaje y la memoria, así como una meningoencefalitis mortal de origen inmunitario. Muchos de los desenlaces de la infección por VB en animales de laboratorio remedan enfermedades neurop- siquiátricas descritas en el ser humano, como la depresión, el trastorno bipolar, la esquizofrenia y el autismo. Los títulos de anticuerpos frente al virus y/o la concentración de células mononucleares de sangre periférica infectadas son más eleva- dos de lo normal en los pacientes aquejados de esquizofrenia, autismo y otros trastornos neuropsiquiátricos, lo que indica que el VB causa o reagudiza estas enfermedades mentales. Epidemiología La enfermedad provocada por el VB es una zoonosis capaz de infectar a un amplio abanico de especies de mamífero, como caballos, ovejas y el ser humano. La mayoría de los brotes de es- te virus se han localizado en Europa Central, aunque el virus se ha detectado igualmente en Norteamérica y Asia. Se desconoce cuáles son el reservorio y el mecanismo de transmisión de este patógeno vírico. Los brotes en caballos se han relacionado con un mayor nivel de la infección en el ser humano. Diagnóstico de laboratorio La infección se puede detectar mediante el análisis directo del genoma y ARNm víricos en células mononucleares de sangre periférica por RT-PCR. Los estudios serológicos de anticuerpos frente a proteínas víricas continúan em- pleándose en la actualidad con el propósito de identificar una asociación del VB con la enfermedad del ser humano. Tratamiento Al igual que en el caso de muchos otros virus de ARN, el VB es sensible al tratamiento con ribavirina. Este tratamiento podría constituir un abordaje adecuado frente a algunos tras- tornos neuropsiquiátricos si se lograrse demostrar la partici- pación del VB como cofactor. CASO CLÍNICO y PREGUNtAS Un niño de 11 años es trasladado a un hospital de California por una caída; se trataron sus erosiones y se le dio de alta. Al día siguiente no quiso beber agua con la medicina y se volvió más inquieto. Esa noche empezó a estar muy irritable y sufrir alucinaciones. también producía gran cantidad de saliva y tenía dificultades para respirar. Dos días después presentaba fiebre de 40,8 °C, y sufrió dos episodios de paro cardíaco. A pesar de que se sospechó un caso de rabia, una tomografía computarizada del cerebro no reveló nada especial, como tampoco un análisis del líquido cefalorraquídeo. La biopsia cutánea de la nuca dio negativo al antígeno vírico el día 3, pero luego fue positivo para la rabia el día 7. La situación del paciente siguió deteriorándose y murió 11 días después. Cuando se les preguntó a los padres, se supo que durante un viaje a la India realizado 6 meses antes, el niño había sufrido una mordedura por un perro en un dedo. 1. ¿Qué características clínicas de este caso sugirieron la rabia? 2. ¿Por qué tiene la rabia un período de incubación tan largo? 3. ¿Qué tratamiento se debería haber administrado inmediatamente después de la mordedura del perro? ¿Y en cuanto se sospechó el diagnóstico? 4. ¿En qué se diferencian los aspectos clínicos de la rabia de los de otras enfermedades víricas neurológicas? Las respuestas a estas preguntas están disponibles en www.StudentConsult.es BIBLIOGRAFÍA Anderson LJ, et al: Human rabies in the United States, 1960-1979: epidemiology, diagnosis, and prevention, Ann Intern Med 100: 728-735, 1984. Centers for Disease Control and Prevention: Rabies vaccine, absorbed: a new rabies vaccine for use in humans, MMWR Morb Mortal Wkly Rep 37:217-223, 1988. 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