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299 © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. siendo investigada en la actualidad por Eisenach,3 o que en pleno siglo XXI aún no se tenga un procedimiento de analgesia obstétrica o fármacos que reúnan las caracterís- ticas para ser considerados como ideales. El dolor obstétrico es de suma intensidad; esto fue demostrado por Melzack,4 quien documentó que el dolor del trabajo de parto es semejante al que se sufre después de la amputación sin anestesia de un dedo. Sin embargo, su percepción en las embarazadas es variable; en algunas es moderado, en otras intenso, lo que depen- de de varios factores presentes en ellas como: el número de embarazos, diferencias en la modulación a nivel supratalámico, polimorfismo en la regulación de genes que controlan la producción y función de las citocinas, grado de educación, cultura y nivel socioeconómico, per- sonalidad, entre otros. El dolor obstétrico no controlado afecta de manera negativa la evolución del trabajo de parto y nacimiento, debido al incremento de la actividad del sistema simpá- tico que incrementa las concentraciones de catecolami- nas en el plasma materno, en especial la adrenalina.5-7 La administración de analgesia obstétrica reduce los niveles de estas sustancias y su efecto β-adrenérgico tocolítico sobre el útero,8-10 por lo que un trabajo de parto irregu- lar puede tornarse en regular. Se ha demostrado que el control abrupto del dolor obstétrico por medio de la administración de opiodes intratecales, disminuye en la embarazada los niveles de catecolaminas, en especial el de la adrenalina, y que este fenómeno puede producir un periodo transitorio de hipertonía uterina al abolirse el efecto tocolítico de estas sustancias, lo que genera en ocasiones bradicardia y estrés fetal, pero no incrementa la incidencia de cesáreas de emergencia.11 La falta de control del dolor obstétrico causa tam- bién una respuesta en los sistemas cardiovascular y respi- ratorio de la embarazada, de por sí ya afectados por los cambios fisiológicos propios del estado gestacional. El sistema nervioso autónomo simpático se activa y, como ya se mencionó, causa un incremento en las concentra- Capítulo Respuesta materna y fetal al dolor del trabajo de parto no controlado Durante muchos siglos el control del dolor del trabajo de parto no revistió importancia alguna; era habitual en otros tiempos que la embarazada diera a luz en medio de un dolor y sufrimiento intensos, sin que se le adminis- trara algún procedimiento para controlarlo. Esta situa- ción es posible que estuviera influenciada por aspectos religiosos, ya que parir con dolor era un castigo u orden divina. Este paradigma fue roto por Sir James Young Simpson, el 19 de Enero de 1847, al administrar éter a una parturienta para controlar el dolor obstétrico; de manera curiosa este pionero de la analgesia obstétrica era un afamado y prestigiado obstetra en la Gran Bretaña; además, fue el diseñador del fórceps que lleva su nombre. Tuvieron que pasar muchos años y participar otros personajes como John Snow, quien administró anestesia a la reina Victoria para el nacimiento de su hijo Leopoldo y otros más, para que la comunidad médica y el publico en general, incluyendo a las embarazadas, se convencieran de la necesidad de control del dolor obsté- trico, no sólo por razones humanitarias, para evitar que un acontecimiento grato se convirtiera en motivo de sufrimiento y dolor, sino también para prevenir efectos indeseables en los componentes del binomio madre-pro- ducto, flujo uterino y dinámica del parto producidos por la falta de analgesia obstétrica. La teoría de las compuertas descrita por Melzack y Wlak1 revolucionó el conocimiento y entendimiento de los mecanismos del dolor y la analgesia, la que fue expandida y actualizada por este investigador2 al intro- ducir el concepto de la neuromatrix. La teoría de las compuertas motivó una explosión en la investigación, conocimiento y tratamiento del dolor crónico, pero no así en el obstétrico, en donde a pesar del tiempo transcu- rrido desde el reporte de Simpson, aún no se tiene un conocimiento claro y completo de algunos mecanismos que están involucrados en su génesis, como la inflama- ción neurogénica producida por lesiones en el tejido del cuello uterino durante el trabajo de parto, la cual está ciones plasmáticas maternas de catecolaminas, que a su vez induce un aumento en el gasto cardiaco, resistencias vasculares periféricas, presión arterial y baja del flujo uterino.12 Se ha demostrado que este incremento en las catecolaminas circulantes, consecuencia de la falta de analgesia obstétrica, produce una respuesta similar a la que se observa con la inyección intravenosa de 15 µg de adrenalina,13 en modelos animales produce una reduc- ción del flujo uterino mayor a 50%.14 La analgesia epi- dural con anestésicos locales 15 o la intratecal con opioi- des simples16 disminuyen en 50% los niveles plasmáticos maternos de adrenalina, pero no alteran las concentracio- nes de esta catecolamina en el recién nacido, las cuales se consideran importantes para que éste se adapte a la vida extrauterina.17 La falta de analgesia obstétrica estimula la función respiratoria materna, dando como resultado la aparición de periodos intermitentes de hiperventilación; cuando no se administra oxigeno suplementario a la parturienta, la cual ya tiene de forma previa incrementado su consu- mo metabólico; se producen lapsos de hipoxemia mater- na entre las contracciones uterinas que pueden generar hipoxemia fetal.18 El control del dolor obstétrico por medio de la analgesia epidural evita el incremento de la ventilación minuto y del consumo de oxigeno en la embarazada.19 La satisfacción de la gestante durante el trabajo de parto es muy importante, para obtener este objetivo se recomienda que la mujer reciba de manera previa toda la información necesaria relacionada con los mecanismos del trabajo de parto y el dolor obstétrico, por lo habitual la mayoría de las embarazadas después de obtener esta información son capaces de soportar de modo parcial cierto grado de dolor obstétrico y colaborar en la evolu- ción del trabajo de parto; sin embargo, hay un grupo pequeño de pacientes que no lo entienden o aceptan y solicitan de primera instancia la administración de anal- gesia motivadas por una situación de angustia, que de no manejarse en forma adecuada por el anestesiólogo y obs- tetra puede producirle sufrimiento, e inclusive llevarla a un estado de depresión o estrés posparto intenso, o a pensamientos negativos sobre su vida sexual, y la necesi- dad de recibir apoyo psicológico. De tal manera que es muy importante que el anes- tesiólogo informe a la paciente todos los aspectos rela- cionados con el parto y dolor que genera, para ganarse su confianza y colaboración; también es necesario que administre en forma oportuna un procedimiento de analgesia obstétrica, que de no haber contraindicación sea por medio del bloqueo neuroaxial en su diferentes modalidades (epidural, epinal o espinal-epidural combi- nado), ya que este método sin ser el ideal es el que ha demostrado ser el más seguro y efectivo para controlar el dolor obstétrico. Un porcentaje importante de embarazadas ante el temor de sufrir dolor durante el parto solicitan terminar su embarazo por medio de una cesárea,20,21 siendo este factor importante en el notable incremento del índice de cesáreas en varios países tanto desarrollados o en vías de desarrollo, de los cuales no escapa México. Una vez más hay que resaltar la importancia de la valoración preanestésica, enfocada en lo fundamental a informar a la paciente de todo lo relacionado al parto y dolor obstétrico y de los métodos para controlarlo, para convencerla y asegurarle que los procedimientos de anal- gesia obstétrica actuales son seguros y efectivos, y que no representan riesgo alguno para ella, el feto y recién naci- do; esto aunado a la promesa y cumplimiento de la mismade que se iniciará de forma oportuna la analgesia obstétrica, lo que le evitará percibir dolor o sufrimiento alguno durante el trabajo de parto o la cesárea. Cumplir con estos objetivos va a permitir que la petición que hacen las gestantes de terminar el embara- zo por cesárea para evitar el dolor del parto sea cada vez menos frecuente, lo que es muy importante para dismi- nuir la incidencia de cesáreas y mejorar el pronóstico de la evolución posnatal del binomio madre-producto, ya que el nacimiento por cesárea tiene mayor riesgo de cau- sar complicaciones en la madre y recién nacido. Por lo que se refiere al feto, éste no sufre efectos deletéreos directos relacionados con la falta de control del dolor obstétrico; sin embargo, en forma indirecta se ve afectado en su bienestar cuando el dolor en la emba- razada no es controlado, debido a que éste altera la inten- sidad y frecuencia de las contracciones uterinas, lo que prolonga la duración del trabajo de parto; además, dismi- nuye el flujo uterino por la liberación de oxitocina y adrenalina, la vasoconstricción de la arteria uterina y la hiperventilación materna; esta última también causa desaturación de la oxihemoglobina al presentarse perio- dos de hipoxemia materna entre cada contracción uteri- na y los periodos intermitentes de hiperventilación materna. Durante el embarazo las concentraciones en el plas- ma materno de las β-endorfinas plasmáticas se incremen- tan; no se conoce en forma completa la etiología de este fenómeno, existiendo varias hipótesis que tratan de explicarlo como son: el incremento en su producción o la baja en su metabolismo.22,23 Estas sustancias aumen- tan en mayor grado durante la evolución del trabajo de parto en relación directa a la intensidad y frecuencia de las contracciones uterinas que causan dolor y estrés en la paciente; 24,25,26 la analgesia epidural obstétrica para parto o cesárea inhibe estos incrementos de las β-en- dorfinas. Las modificaciones ya mencionadas en el patrón ventilatorio materno producidas por el dolor obstétrico no controlado disminuyen el aporte de oxigeno al feto,27 y aumentan el consumo materno 30% más en el primer periodo del trabajo de parto, y 75% en el segundo, lo que se adiciona al incremento previo de 20% que se produce como consecuencia de los cambios fisiológicos propios del embarazo, y por el incremento en el trabajo de la res- piración.28 Otras alteraciones en la función ventilatoria que se observan durante la evolución del embarazo se magnifican en cuanto la paciente inicia su trabajo de parto, y el dolor obstétrico no es controlado. En esta situación durante cada contracción uterina el volumen minuto aumenta entre 75 y 150% durante el primer periodo del parto, y de 150 a 300% en el segundo, 29,30 300 • Anestesia obstétrica (Capítulo 30) lo que produce en la embarazada alcalemia e hipocarbia que disminuyen el flujo uterino.31 La analgesia epidural obstétrica inhibe estos efectos indeseables en la madre y feto, que repercuten en forma negativa en el bienestar del binomio materno-fetal. Los ácidos libres de la embarazada también aumentan como respuesta al estrés del dolor de parto sin control; la analgesia epidural obstétrica produce una concentración plasmática materna menor de estos ácidos libres, compa- rada con la que tienen las mujeres que no han recibido este procedimiento de analgesia.32 En conclusión, después de haber analizado todos los efectos indeseables que el dolor del trabajo de parto no controlado ocasiona en la embarazada y que pueden afectar de manera indirecta el bienestar del feto, no exis- te lugar a duda de que es obligatorio controlar el dolor obstétrico, no sólo por razones humanitarias, sino porque la analgesia, y en forma más especifica la de tipo neuro- axial en sus diferentes variedades, disminuye y controla los efectos indeseables y adversos producidos por el dolor obstétrico no controlado en los componentes del binomio materno-fetal y el flujo uterino. Estos fenóme- nos son en forma parcial tolerados por embarazadas y fetos sanos, e inhibidos por la analgesia neuroaxial obsté- trica en cualquiera de sus variedades, pero en el caso de gestantes con patología agregada o productos de alto riesgo la falta de analgesia obstétrica puede poner en riesgo su homeostasis y bienestar. © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Respuesta materna y fetal al dolor del. . . • 301 REFERENCIAS 1. Melzack R, Wall PD: Pain Mechanisms. A new theory. Sciencec 1965;150:971-975 2. Melzack R: From the gate to the neuromatrix. Pain 1999; Suppl 6:S121-126 3. Eisenach JC: Pain and Pharmacology: Clinical relevance. Annual Meeting Refresher Courses Lectures American Society of Anesthesiologist Atlanta 2004: 508:1-5 4. Melzack R: The myth of painless childbirth. (The Jhon J Bonica Lecture) Pain 1984; 19:321-337. 5. 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