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905 © E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o. INTRODUCCIÓN En los inicios del siglo XXI la obesidad constituye uno de los grandes retos de salud pública para los países desarro- llados, y también empieza a serlo en otros en vías de desarrollo, como México, que está iniciando su industria- lización y al mismo tiempo adopta los hábitos de vida típicos de las sociedades desarrolladas del mundo occi- dental, y está relacionada con el incremento en el costo de la atención médica. Estimaciones realizadas por el Centro Nacional de Vigilancia Epidemiológica y Control de Enfermedades de la Secretaría de Salud, señala que los costos en salud atribuibles a la obesidad son de alre- dedor de 3 578 000 000 de dólares, esto es 10.8% de los gastos en salud nacionales mexicanos en el año 2000. Esta encuesta ocupó grupos de edad, a mujeres entre 15 y 49 años de edad en el área metropolitana y el resto del país, encontrando datos de obesidad a 21% de las muje- res en edad reproductiva con mayor prevalencia entre la población de mujeres que habitan en áreas urbanas. En la actualidad ocupa el cuarto lugar de las diez enferme- dades no transmisibles más frecuentes en la República Mexicana.1 La obesidad es algo más para la paciente embaraza- da, por asociarse a mayor incidencia de morbimortalidad tanto materna como fetal. En la mujer embarazada, el aumento de peso va incrementándose en forma progre- siva, hasta llegar al final de la gestación de manera apro- ximada con las siguientes características: 20% por arriba del peso anterior a su embarazo, dicho aumento corres- ponde al peso del bebé, la placenta, el líquido amniótico, y 10% adicional de aumento de peso corporal correspon- diendo a la retención de líquidos y aumento de tejido graso.2 En términos generales el ser humano es un animal graso desde su nacimiento, ya que ocupa 15% en relación al contenido de grasa y en la edad adulta la abundancia de grasa persiste (la masa grasa normal en un hombre puede representar entre 15 y 25% de su peso mientras que en la mujer algo más de 20 a 30%), así que desde el punto de vista somático y evolutivo el ser humano tiene facilidad para acumular gran cantidad de grasa, dado por sus condiciones de vida naturales, otorgando reservas, sir- viendo así de almacén de energía para poder sobrevivir a un eventual período de escasez de alimentos, y uno de los elementos fundamentales que permitieron esta supervivencia fue el genotipo ahorrador cuya propiedad extraordinaria es la de acumular en forma de grasa la energía sobrante de la alimentación, que se fue afianzan- do en el genoma de los antepasados a lo largo de los últi- mos dos millones de años de evolución.3-6 Desde el punto de vista genético se relaciona al gen ob y su pro- ducto la proteína OB o leptina. En un principio se pensó que la grasa era el único tejido que secretaba leptina, el cual es un péptido de 167 aminoácidos codificado por el gen ob. También se han descrito dos mutaciones de este gen OB que causa obesidad extrema de instauración pre- coz una vez finalizada la lactancia, y a pesar de que se han encontrado tan sólo en pocas familias con un alto grado de consanguinidad, la frecuencia de estas mutacio- nes es en extremo baja; sin embargo, ambas mutaciones causan obesidad mórbida con elevados depósitos grasos, hiperfagia, hiperinsulinemia e hipogonadismo.7-9 Capítulo Anestesia en la paciente obstétrica obesa Los muy gruesos tienden a morir antes que los delgados. Hipócrates Las personas obesas fallecen más bien por enfermedades agudas y sofocaciones, y a menudo mueren de muerte repentina; lo que no sucede casi nunca a las personas delgadas. Cornelio Celso El receptor de leptina (OB-R o LEPR) está consti- tuido por una proteína de membrana homóloga a las de los receptores de citocinas de clase I, de la que se han descrito varias isoformas formadas por splicing alternati- vo, que se distinguen por el dominio intracelular; sin embargo la mutación hace que tengan un receptor trun- cado que carece de los dominios transmembrana e intra- celular, por lo que es capaz de unirse a la leptina pero no de traducir la señal; estas pacientes desarrollan obesidad mórbida a los pocos meses de nacer.10 En un momento se pensó que la leptina constituiría la gran explicación etiológica del exceso de peso, así como la panacea en el tratamiento de la obesidad humana, pero con rapidez se puso de manifiesto que en realidad la leptina sólo es capaz de explicar un reducido número de casos de la pandemia de obesidad existente; estos datos indican que en la mayoría de las personas obesas no existe una falta de producción de leptina,11 no obstante cabe señalar que una deficiencia parcial de leptina, como la observada en sujetos heterocigóticos, se acompaña de un aumento de la prevalencia de obesidad con 76% de los heterocigóti- cos mostrando un índice de masa corporal (IMC) supe- rior a 30 kg/m2, comparado con 26% de los controles.12 Para finalizar se hace referencia que a la fecha sólo se han descrito 10 mutaciones de un único gen que causen obesidad en humanos. Cabe destacar que casi todas las proteínas codificadas por los genes que producen obe- sidad de origen monogénico participan en forma directa o indirecta en la ruta de señalización de la leptina (cua- dro 77–1). En un estudio desarrollado en la ciudad de México, en población adulta de nivel socioeconómico bajo, se encontraron tasas de prevalencia de obesidad de 37% en hombres y 60% en mujeres, mientras que estudios en población adulta mexicoamericana en EUA han encon- trado tasas de prevalencia de sobrepeso ajustado por edad de 39.1% en hombres y 47.2% en mujeres, y es debida a problemas étnicos y a cambios en la dieta al migrar a EUA.13 En general la obesidad en la paciente embarazada constituye un grave problema que requiere la atención de un equipo multidisciplinario, ya que se halla asociada con una mayor incidencia de morbimorta- lidad tanto materna como fetal, por lo que el manejo del anestesiólogo obstetra deberá de brindar una atención anestésica eficiente, segura y de calidad a la madre, y al producto. CLASIFICACIÓN La composición corporal de la paciente obesa en general es diferente de la que cursa con peso normal, ya que lo que caracteriza a la obesidad es un aumento de la masa grasa (MG), hallazgo diferencial de la obesidad, pero también existe un aumento de la masa libre de grasa (MLG). Este aumento de la masa libre de grasa es más bien debido al incremento del agua corporal total (ACT), y más en concreto del compartimento extracelu- lar. El compartimento proteico muscular es menos mar- cado pero, junto con incremento de la masa ósea, marca diferencias de composición corporal respecto a la pacien- te no obesa. La obesidad ha sido definida y descrita desde muchos puntos de vista. Términos como severa, masiva, mórbida y grotesca aparecen en la literatura para descri- bir diferentes grados de obesidad.14 Para mala fortuna las definiciones generalizadas son deficientes, la definición más simple de la obesidad sería un exceso de grasa corporal, y de acuerdo a la Orga- nización Mundial de la Salud (OMS), se considera una enfermedad caracterizada por el aumento excesivo de grasa corporal que se relaciona con riesgos conductuales y genéticos cuya causa es multifactorial en 99% de todos los pacientes con obesidad, y un pequeño porcentaje se atribuye por causas endocrinas o neurológicas.15,16 El peso, como parámetro único para determinar si una persona es obesa, es un indicador deficiente del exceso de grasa que caracteriza al sobrepeso y la obesi- dad. Por lo general, se considera que las personas que tie- nen menos de 20% de sobrepeso con relación al peso ideal tienen sólo sobrepeso, y quienes tienen más de 20% de sobrepeso se catalogan como obesas, por lo que se define a la obesidad mórbida como un peso mayor del doble del peso ideal.17,18 Existen diferentes métodos y técnicas para cuantifi- car la adiposidad o grasa corporaltales como la psicome- tría, que es una técnica sencilla, económica, no invasiva, que mide pliegues cutáneos pero con limitaciones como son la distribución irregular de la grasa en el tejido sub- cutáneo, y en ocasiones por la presencia de edemas fre- cuentes, lo que da errores de medida superiores a 10%, por lo que no se considera fiable; otra técnica, la de medición de circunferencias y perímetros, tomando como parámetros índices de cintura-cadera, cintura- muslo, perímetro sagital cuya medida abarca L4-L5 por debajo y encima en el punto medio de las crestas Iliacas, utilizando un compás calibrador portátil abdominal, que por razones obvias resulta no ser aplicable en la pacien- te embarazada;19,20 otras como la impedancia bioeléc- trica (IB), densitometría de doble fotón dual (DEXA), imagen resonancia magnética (IRM), pletismografía por intercambio de aire, son técnicas que resultan a menudo complejas y costosas de poca utilidad práctica en la 906 • Anestesia obstétrica (Capítulo 77) Cuadro 77�1. Casos conocidos de obesidad humana debido a mutaciones puntuales GEN Producto Localización cromosómica LEPR Receptor de la leptina 1p31 POMC Propiomelacortina 2p23.3 PCSK1 Prohormona convertasa 1 5q15-q21 SIM1 Single-minded 1 6q16.3-q21 CRHR2 Receptor 2 de CRH 7p14.3 LEP Leptina 7q31.3 CRHR1 Receptor 1 de CRH 17q12-q22 MC4R Receptor 4 de melanocortina 18q22 MC3R Receptor 3 de melanocortina 20q13.2-q13.3 GPR24 Receptor 1 de hormona concentradora 22q13.2 de melanina paciente embarazada, ya que es mas útil y necesario rea- lizar estimaciones indirectas con base en evidencia que pueda medirse para diagnosticar la obesidad y relacio- narla como causa de morbilidad y mortalidad.21 El peso ideal se puede tomar de las tablas que exis- ten para tal efecto o bien pueden calcularse en las muje- res utilizando el índice de Broca. La técnica de medición más práctica y útil es y seguirá siendo el llamado índice de masa corporal (IMC) o índice de Quetelec, quien fue un estadístico matemático y sociólogo belga. Adolphe Quetelec (1796 a 1874) publicó en 1835, la obra Sur l’homme et le développement de ses facultés, essai de phisique sociale, en la que establece la curva antropomé- trica de distribución de la población belga, y propone que el peso corporal debe de ser corregido en función de la estatura (kg/m2). Este índice de Quetelec, hoy día conocido como índice de masa corporal y en absoluto generalizado como medición de la obesidad en estudios epidemiológicos y clínicos, fue olvidado tras su descrip- ción por su autor hasta muy avanzado el siglo XX.22 El IMC se calcula con relativa facilidad y sencillez, que resulta en dividir el peso del paciente en kilogramos y su estatura en metros y elevada al cuadrado, el resulta- do de esta operación se expresará en kilogramos por metro al cuadrado (kg/m2), estableciendo así la Organi- zación Mundial de la Salud (OMS) en 1997 en la reu- nión anual para Consulta sobre Obesidad, en el que IMC sería el estándar internacional para medir y determinar la presencia de sobrepeso u obesidad en las poblaciones adultas y emitió una clasificación, con base en esta medi- da (cuadro 77–2). Considerando así un IMC menor a 25 kg/m2 (nor- mal de 25 a 29 kg/m2), considerando sobrepeso con más de 30 kg/m2 (obesidad franca), y mórbida cuando exce- de los 35 kg/m2. Estudios realizados en la población mexicana señalan que se debe considerar obesa a toda persona con IMC igual o mayor a 27 kg/m2 y que en las personas cuya talla se encuentra por debajo de la percen- tila 3 poblacional (talla menor de 160 cm que es común encontrar en un gran número de mujeres mexicanas y latinas), se debe de hacer diagnóstico de obesidad cuan- do tienen un IMC mayor de 25.6. De esta clasificación de obesas se desprenden dos subgrupos: aquellas con obesidad simple y las que pre- sentan el síndrome de hipoventilación de la obesidad, conocido como síndrome de Pickwick, que son pacientes que se caracterizan por presentar hipoventilación (hipo- xemia e hipercapnia), somnolencia, policitemia y cardio- megalia, corresponden en un aproximado a 5 a 10%; sin embargo, es afortunado saber que la mayoría de las pacientes embarazadas obesas no padecen este síndrome porque aumentaría de modo considerable la morbimor- talidad. Es necesario hacer mención que un índice que con frecuencia no se toma en cuenta es el peso corregi- do para la mujer embarazada y su consecuente IMC, ya que resulta de restar el peso real de la misma con el incremento normal del peso que pudiera atribuirse al embarazo de acuerdo a la edad del mismo, se dice que este índice permite hacer un indicador más preciso del incremento ponderal que realiza durante el curso de la gestación, como también se realiza estimando el IMC que la paciente tenía antes de iniciar su embarazo, y su comparación con el IMC calculado sobre la base de peso corregido en las distintas etapas evolutivas del embarazo, dando así una idea mas clara de las modificaciones de su peso durante la gestación. En la actualidad algunos hos- pitales toman en cuenta el peso magro o grasa para medi- ción, que se realiza tomando la tabla del peso ideal, el resultado se restaura del peso real y su resultado se divi- dirá entre 3 (constante), y de nuevo este resultado se sumará al peso ideal, que en la paciente embarazada se le restará el peso aproximado del producto.23 Se considera que la mayoría de las pacientes que se encuentran con sobrepeso antes del embarazo, pasan a ser obesas durante el desarrollo del mismo, y las obesas pasarán a la categoría de obesas mórbidas durante la ges- tación. FISIOPATOLOGÍA La mujer obesa embarazada constituye un factor de ries- go para una serie de complicaciones que se presentan durante la gestación (cuadro 77–3), desarrollando pade- cimientos como la hipertensión arterial, preeclampsia, diabetes mellitus (tanto insulinadependiente como ges- tacional), alteraciones en el trabajo de parto y mayor incidencia de cesárea. El neonato de la madre obesa tam- bién cuenta con un alto riesgo de efectos adversos como productos con baja calificación de Apgar, productos con partos prematuros, productos con bajo peso al nacer, así como también productos macrosómicos.24 Cambios fisiológicos relacionados con la obesidad En las pacientes no embarazadas sometidas a interven- ciones quirúrgicas, la obesidad es un factor que dificulta el manejo anestésico incrementando el riesgo de compli- caciones transoperatorias y posoperatorias. Los cambios maternos durante el embarazo se producen como conse- cuencia de alteraciones hormonales, efectos mecánicos del útero grávido, aumento de los requerimientos meta- bólicos y de oxígeno, demandas metabólicas de la unidad fetoplacentaria; dichos cambios se tornan más significa- tivos a medida que progresa el embarazo y tienen mayor© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Anestesia en la paciente obstétrica obesa • 907 Cuadro 77�2. Clasificación de la obesidad en la embarazada con obesidad mórbida de acuerdo al índice de masa corporal (IMC) Clasificación IMC (kg/m2) Riesgo de complicaciones obstétricas y/o anestésicas Normal 18.5 a 24.9 Sin riesgo materno ni obstétrico Sobre peso 25 a 29.9 Sin riesgo materno ni obstétrico Obesidad Clase I 30 a 34.9 Riesgo materno y obstétrico medio Obesidad Clase II 35 a 39.9 Riesgo moderado materno y obs- tétrico Obesidad clase III 40 o mayor Riesgo significativo alto materno y obstétrico trascendencia para el manejo anestésico, sobre todo en las parturientas de alto riesgo. En las pacientes embara- zadas que cursan con obesidad se presentan la suma de estos cambios fisiológicos y anatómicos antes mencio- nados, con los producidos por la obesidad a nivel de la fisiología respiratoria, cardiovascular, gastrointestinal, endocrina y sistema de coagulación, lo que permitirá establecer la conducta para tomar la mejor decisión para brindar la mejor atención anestésica.25,26 Cambios respiratorios La funciónrespiratoria está determinada por la interac- ción de los pulmones, la pared torácica y los músculos respiratorios. La obesidad, en la paciente embarazada, altera de manera importante la mecánica respiratoria, modificando los volúmenes pulmonares, impidiendo una buena oxigenación, y a través de su efecto en la pared y en el diafragma alterará la función pulmonar en alguna forma, a pesar de que el parénquima pulmonar esté nor- mal. El aumento de peso corporal produce un mayor requerimiento y consumo de energía, que viene siendo proporcional al aumento de la masa y superficie corpo- ral a pesar de que la tasa metabólica de la paciente con obesidad, comparada con la que no tiene obesidad, no modifica el consumo de energía y dará un mayor consu- mo de oxígeno y producción de CO2 que será mayor cuando la paciente llegue al doble del peso ideal27 Varios autores han encontrado volúmenes pulmona- res menores en pacientes con obesidad mórbida: la capa- cidad pulmonar total, la capacidad residual funcional y el volumen residual están en forma significativa disminui- dos en 20 a 25%, y en mayor medida el volumen de reserva espiratoria (cuadro 77–4). Los mecanismos patogénicos que se supone están implicados en la disminución de los volúmenes pulmo- nares son varios. La mayoría de los cambios en la capaci- dad pulmonar total ocurren a expensas del volumen de reserva espiratoria y el volumen residual en presencia de un VEF1 y una capacidad vital casi normales, esto sugie- re que la movilidad del diafragma está dificultada por su posición estática al final de la espiración, debido al empuje de la grasa intraabdominal, además la distensibi- lidad de la pared torácica está disminuida por el depósi- to de tejido subcutáneo adiposo, que actuaría como un envoltorio de grasa que rodea dicha pared; la función de los músculos respiratorios también está comprometida por dos motivos: parten de una situación mecánica des- favorable y necesitan una cantidad mayor de energía para expandir los pulmones. También en la embarazada con obesidad mórbida se van a alterar los volúmenes pulmonares en mayor pro- porción, sobre todo porque el aumento de volumen abdominal va a restringir el desplazamiento diafragmáti- co, siendo más pronunciado en la posición supina o de Trendelenburg, lo que da como resultado disminución del volumen corriente. La capacidad residual funcional en estas pacientes disminuye al punto que es menor que la capacidad del cierre, lo que conduce al final al cierre de la vía aérea durante la ventilación, condicionando hipoxemia por defectos en la relación ventilación/per- fusión.28 A pesar de ello por fortuna es raro que las mujeres obesas embarazadas presenten hipercapnia, aun cuando es un hecho que su reserva pulmonar esté dis- minuida, como lo comprueba el hallazgo en pruebas de función respiratoria de un patrón ventilatorio restricti- vo. Se debe de mencionar que de igual manera el vo- lumen de reserva espiratoria, la capacidad vital, la ca- pacidad inspiratoria, la capacidad pulmonar total y volumen minuto máximo, se encuentran disminuidos en la paciente embarazada con obesidad mórbida; la disten- sibilidad o también llamada compliance pulmonar total disminuye hasta 35%, también propician el cierre de la vía aérea. Los mecanismos que explican la disminución de la distensibilidad pulmonar son el colapso de un mayor número de unidades alveolares respecto a las pacientes normales, y las modificaciones de las características elás- ticas del tejido pulmonar debido a modificaciones de la capa de revestimiento de su superficie alveolar y la con- gestión de los vasos pulmonares. Por otra parte, el colap- so de las unidades alveolares da lugar a la formación de atelectasias, y éstas a una alteración de la relación venti- lación/perfusión con efecto de cortocircuito intrapulmo- nar, y al final hipoxemia. Los mecanismos que explican la disminución de la distensibilidad de la caja torácica 908 • Anestesia obstétrica (Capítulo 77) Cuadro 77�3. Riesgos asociados al embarazo con obesidad Preaparto Intraparto Posparto Diabetes gestacional Evolución desfavora- Riesgo de infección ble del trabajo de de la herida parto quirúrgica posopera- toria Hipertensión- Distocia de hombros Eventos tromboem- preeclampsia bólicos Productos Dificultad para moni- Depresión postnatal macrosómicos torizar la frecuencia cardiaca fetal Apnea del sueño Analgesia inadecuada Anomalías fetales no Mayor incidencia de diagnosticadas cesáreas urgentes Dificultad técnica en la operación cesárea asociada a incremen- to de la morbimorta- lidad maternofetal Cuadro 77�4. Cambios respiratorios en la embarazada con obesidad mórbida Disminución de la capacidad residual funcional (CRF) Aumento del peso de la pared torácica Disminución de la compliance de la pared torácica Cierre de las vías respiratorias menores en posición supina y de Trendelenburg Disparidad en la relación ventilación/perfusión pulmonar Respuesta ventilatoria disminuida al CO2 Aumento del volumen minuto Aumento del trabajo respiratorio Aumento del trabajo energético de la respiración Reducción en la capacidad pulmonar total son el depósito de mayor de tejido adiposo alrededor de las costillas, diafragma y abdomen y la limitación de los movimientos torácicos secundaria al volumen excesivo de grasa abdominal; sin embargo el aumento en la venti- lación y el gasto cardiaco que acompañan al embarazo pueden conferirle alguna protección a las pacientes obe- sas contra la hipoxia. Las pacientes obesas tienen valores de PaO2 meno- res que los controles normales, el mecanismo patogénico implicado sería el aumento del gradiente A-a de O2 que se ha encontrado en estas pacientes obesas; sin embargo, la capacidad pulmonar total se mantiene normal, su mecanismo es el mismo que es el colapso de las unida- des alveolares, dando lugar a formación de atelectasias y en forma secundaria un efecto cortocircuito intrapulmo- nar (unidades alveolares perfundidas pero no ventila- das), con aumento del gradiente alveoloarterial de oxíge- no. Existen reportes de estudios en los que se ha encon- trado que la PAO2 materna en pacientes embarazadas obesas sólo disminuye en forma ligera en comparación con la de embarazadas normales, e incluso es mayor que la de pacientes obesas no embarazadas.29,30 Cambios cardiovasculares La obesidad se asocia a otros factores de riesgo cardiovas- culares como la hipertensión arterial, la intolerancia a los hidratos de carbono o la diabetes mellitus tipo 2, hiperu- ricemia, dislipidemias y arteriosclerosis, contribuyendo al incremento de la morbimortalidad cardiovascular. El embarazo sin obesidad en general produce cambios car- diovasculares que aparecen alrededor de las 8 semanas de gestación. El embarazo con la obesidad incrementa el volumen sanguíneo y este último el gasto cardiaco (35 a 45%), y se da como resultado del incremento del volu- men latido, mientras que el índice cardiaco y la diferen- cia arteriovenosa de oxígeno son normales. Sin embargo, no exime esta diferencia que la paciente llegue a presen- tar hipertensión pulmonar y aumento de la presión capi- lar pulmonar en cuña, cuando la paciente se encuentre en posición supina y como consecuencia del aumento en forma proporcional del gasto cardiaco y del volumen sanguíneo total. La hipoxemia es causada por aumento de la resisten- cia vascular pulmonar y la obstrucción de la vía aérea, provocando también aumento de la presión en la arteria pulmonar.31-33 Los trastornos hipertensivos asociados al embarazo constituyen de 10 a 20% a nivel mundial y se presentan con mayor frecuencia en las pacientes obesas, esto es probable que sea debido al papel central de la resistencia a la insulina en la patogénesis de la hiperten- sión asociada a obesidad. En la embarazada obesa su importancia radica en el incremento de la morbilidad y mortalidad materno fetal, siendo con más frecuencia la preeclampsia con una relación de 1.6 muertes por cada 100 000 nacimientos vivos, a pesar de presentarse en 5 a 10% de los embarazoses la segunda causa mas común de hospitalización durante este periodo, su frecuencia de aparición aumenta de manera progresiva sobre todo cuando el IMC es mayor de 30 kg/m2, cifra que se rela- ciona con una incidencia tres veces mayor de hiper- tensión. Existen casos reportados de paro cardiaco en pacien- tes embarazadas con obesidad mórbida, sobre todo cuan- do fueron colocadas en posición supina. La obesidad por sí sola está asociada con un aumento de volumen que da como resultados un aumento del volumen telediastólico y de la presión de llenado, esto junto a la hipertensión arterial, que es común en las pacientes obesas, lleva a la aparición de hipertrofia del ventrículo izquierdo que es importante, ya que se asocia a insuficiencia cardiaca, arritmias ventriculares y muerte por infarto agudo del miocardio, explicando así la muerte súbita. En un estudio realizado por Framingham se encon- tró que el riesgo de desarrollar insuficiencia cardiaca fue el doble en las pacientes obesas, después de ajustar otros factores de riesgo como hipertensión arterial sistémica, hipertrofia del ventrículo izquierdo, diabetes mellitus y enfermedad coronaria, el riesgo de insuficiencia cardiaca fue 7% en mujeres por cada incremento de 1 kg/m2 en el IMC, llegando a la conclusión que el 18% de mujeres que presentan insuficiencia cardiaca se atribuye a la obesidad. Las alteraciones especificas del electrocardiograma (ECG) que reflejan alteraciones morfológicas especificas del corazón muestran ejes de las ondas P, QRS y T des- viados hacia la izquierda, voltajes bajos del complejo QRS, evidencias de hipertrofia ventricular izquierda, y mayor probabilidad de desarrollar fibrilación auricular, siendo que por cada incremento de una unidad de IMC, se incrementa en 4% el riesgo de fibrilación auricular con un cociente de probabilidad de 1.48 para las mujeres, y se debe al grado de dilatación de la aurícula izquierda que presentan estas pacientes. Para finalizar los datos del estudio de Nurses’ Health Study mostraron que la ganan- cia de peso después de los 18 años y un IMC mayor de 27 kg/m2, se asociaba con un aumento del riesgo de ictus isquémico, datos similares se obtuvieron en el estudio Women’s Health Study, lo que explica así las causas de los eventos fatales causados por cambios circulatorios súbi- tos asociados con el cambio de posición.34-36 Cambios gastrointestinales La combinación de embarazo y obesidad implica mayor incremento de volumen de contenido gástrico, Se estima que estas pacientes producen alrededor de 0.4 mL/kg y pH menor de 2.5, siendo factores que incrementan el riesgo de aparición el síndrome de broncoaspiración, provocado por el reflujo gástrico que presentan estas pacientes y que se ha visto en estudios realizados en la población en general, presentándose en pacientes cuyo IMC es mayor de 30 kg/m2. Se observó en el estudio NHANES que, por cada incremento en el IMC de 5 kg/m2, el riesgo de desarrollar reflujo se incrementaba 1.22 veces. La asociación entre peso corporal y reflujo fue más fuerte en mujeres obesas embarazadas en fun- ción de sus niveles de progesterona elevados durante el embarazo y la producción gástrica, ya que se estima que producen volúmenes gástricos superiores a 25 mL 85 a 90% de estas pacientes.© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Anestesia en la paciente obstétrica obesa • 909 910 • Anestesia obstétrica (Capítulo 77) La fisiopatología del reflujo en estas pacientes inclu- ye su mayor sensibilidad a la presencia de ácido en el es- tómago, la mayor prevalencia de hernia del hiato y el in- cremento de presión intraabdominal, que aumenta el gradiente gastroesofágico a través del desplazamiento del esfínter esofágico inferior. Algunos autores refieren que existen anormalidades del nervio vago asociadas a la obesidad misma, que pueden causar un aumento de la producción de bilis y enzimas pancreáticas, que conlleva- ría a una mayor toxicidad del reflujo para la mucosa eso- fágica; incluso, en un estudio realizado por The HUNT Public Health Surveys, han sugerido que los estrógenos pueden desempeñar un papel en la patogénesis de la enfermedad por reflujo en mujeres obesas. La hipótesis sostiene que los estrógenos, a través de la secreción de óxido nítrico, inducen la relajación del esfínter esofágico inferior, favoreciendo la aparición del reflujo. La colelitiasis es la patología hepatobiliar más fre- cuente asociada a la obesidad. En reportes realizados se observaron a mujeres con un incremento del IMC por encima de 45 kg/m2 quienes tenían siete veces más ries- go de colelitiasis en comparación con aquellas con IMC inferior a 24 kg/m2, siendo así la incidencia anual de litiasis vesicular en mujeres con IMC superior a 30 kg/m2 superior a 1% y en aquellas con IMC superior o igual a 45 kg/m2 de 2%. Este riesgo mayor de litiasis vesi- cular se explica porque la producción de colesterol está en forma lineal relacionada con la grasa corporal, de manera que por cada kilogramo extra de grasa corporal se sintetizan de manera adicional unos 20 mg de coleste- rol. Este incremento de colesterol es eliminado por la bilis, por lo que ésta tiene un alto contenido de coleste- rol y está en relación con los ácidos biliares y fosfolípidos y, por tanto, es una bilis más litogénica, retardando el vaciamiento de la vesícula biliar y favoreciendo la forma- ción de cálculos. Sin embargo y a pesar de lo con ante- rioridad escrito, los síntomas de enfermedad de las vías biliares durante el embarazo son raros.37-39 Cambios endócrinos La diabetes mellitus es la causa más frecuente que se presenta en estas pacientes como trastorno endocrino. Se ha demostrado que la mujer obesa tiene una sensibilidad disminuida a la insulina. El concepto de resistencia insu- línica ha venido siendo utilizado por los endocrinólogos durante los últimos 50 a 60 años. Fue introducido por Himsworth, quien describió una marcada variabilidad individual en el efecto hipoglucemiante de una dosis de insulina. La insulina es una hormona con efectos pleio- trópicos en el organismo que, además de desarrollar un papel fundamental en la regulación del metabolismo corporal de los nutrientes, también se le implica en el control de la función simpática, el transporte iónico a través de las membranas y la proliferación, y diferencia- ción celular. El transporte de glucosa es el paso limitan- te del metabolismo hidrocarbonado en el tejido hepáti- co, muscular y adiposo, y dicho transporte está regulado por la traslocación dependiente de insulina de los trans- portadores de glucosa hacia la membrana celular, así pues la captación de glucosa estimulada por insulina (CGEI) es la clave de efectividad de la insulina para con- trolar la glucemia, que en condiciones fisiológicas produ- ce una situación de equilibrio que tiende a ser constante entre la secreción pancreática de insulina y la sensibili- dad a la misma. En presencia de resistencia insulínica la célula β pan- creática en un intento de compensar el producto capta- ción de glucosa estimulada por insulina incrementará la secreción de insulina, produciéndose hiperinsulinismo, que a nivel clínico se acompañará de un espectro que irá desde la normoglucemia, pasando por la intolerancia a los hidratos de carbono, hasta la diabetes tipo 2 cuando las células β de los islotes pancreáticos de Langerhans no respondan con un incremento suficiente de la secreción de insulina. Así pues, puede definirse la resistencia insu- línica como una situación de disminución tisular de glu- cosa, tras una dosis conocida de insulina; sin embargo, el hecho de que exista una resistencia a la acción hipoglu- cemiante de la insulina no significa por necesidad que se produzca una disminución de la sensibilidad a las otras acciones de la insulina, es decir la hiperinsulinemia com- pensadora puede actuar incrementando la acción para el resto de los efectos de la insulina, esto es hiperinsulinis- mo. La diabetes en la pacienteobesa embarazada no manejada en forma adecuada afecta también al produc- to de manera muy importante, ya que condiciona al pro- ducto alteraciones como macrosomía fetal, hiperinsuli- nemia fetal y neonatal e hipoglucemia e hiperbilirrubi- nemia neonatal.40-42 Con respecto a la cascada de la coagulación, en el embarazo existe un estado de hipercoagulabilidad y esta- sis sanguínea con disminución de la actividad fibrinolíti- ca, misma que se restaura en el posparto, pero que en la paciente obesa no evita el riesgo de presentar trombosis venosa profunda o tromboembolismo pulmonar. CONSIDERACIONES GENERALES PARA EL MANEJO ANESTÉSICO DE LA PACIENTE EMBARAZADA CON OBESIDAD MÓRBIDA El diccionario Merrian-Webster define la obesidad como un estado caracterizado por un exceso de grasa corporal, aduce que la mejor manera de evaluar la obesidad es calcular el índice de masa corporal (IMC), concluyendo que una persona por arriba de 30 de IMC se considerará obesa, pero con un IMC mayor de 35 será definida como obesidad mórbida.43 Los puntos clave para el manejo anestésico son: 1. Las pacientes con obesidad mórbida tienen nume- rosas alteraciones sistémicas, incluyendo enferme- dad restrictiva pulmonar, apnea obstructiva del sueño, coronariopatía, diabetes mellitus, hiperten- sión arterial, cardiomegalia, hipertensión pulmonar y vaciado gástrico retardado; todas incrementan la probabilidad de dificultades anestésicas y compli- caciones posoperatorias. 2. Las pacientes obesas de por sí son difíciles de ven- tilar y difíciles de intubar, debiéndose siempre tener en consideración estrategias alternativas y disponibles con facilidad antes de empezar el manejo de la vía aérea. 3. Debido al aumento de masa y a la disminución de las reservas de oxígeno, las pacientes obesas tam- bién desaturan con rapidez tras una inducción anestésica, complicando el manejo de la vía aérea 4. Debido a que estas pacientes obesas tienen altera- ción de los volúmenes de distribución de los agen- tes anestésicos, estos fármacos deben dosificarse según respuesta para su utilización, y no basar la dosis en el peso corporal. 5. Las complicaciones respiratorias son muy frecuen- tes en las pacientes obesas. MANEJO ANESTÉSICO Conociendo los cambios fisiológicos que se presentan en la paciente embarazada con obesidad mórbida y la alta probabilidad de coexistir complicaciones médicas, se sugiere también en este tipo de pacientes tengan una consulta anestésica previa, cuya historia clínica se lleve de preferencia antes de presentar el trabajo de parto, o en su caso a su ingreso al hospital. Los aspectos que se deben considerar en estas pacientes son de entrada la vía aérea. Se sabe que la apnea del sueño y la enfermedad pulmonar restrictiva pueden llevar a hipoxia crónica. Es de hacer notar que la intubación endotraqueal puede ser difícil en estas pacientes, por lo cual se deberá hacer una evaluación completa de la vía aérea y la estimación del riesgo de laringoscopia e intubación difícil, es un requisi- to indispensable que no se podrá obviar. La obesidad exagera mucho los cambios anatómicos del embarazo como el crecimiento excesivo de las mamas, edema de la vía aérea, aumento del diámetro anteroposterior del tórax, grosor aumentado del cuello con acumulación de tejido adiposo en la nuca y detrás de los hombros, también aparecerán la hipercapnia, hiper- tensión pulmonar e insuficiencia cardiaca derecha, aunando que también se asocian con diabetes mellitus no dependiente de la insulina. La coronariopatía, retraso del vaciamiento gástrico y neuropatías posoperatorias, se deben de revisar los sínto- mas de los pacientes respecto a reflujo gastroesofágico, hernia de hiato e incluso trombosis venosa profunda. La exploración física en lo primordial será la evaluación de la vía aérea, donde incluye la amplitud del movimiento cervical y mandibular, distancia tiromentoniana y evalua- ción de la vía aérea oral como clasificación de Mallampati; la observación subjetiva del tórax y la grasa del cuello pueden sugerir dificultades con la intubación, con la pulsooximetría se proporciona información de las funciones basales, donde se observa la frecuencia respira- toria y el trabajo respiratorio de la paciente. Se le debe señalar a la paciente que puede presentarse una intuba- ción en estado despierto y con fibrobroncoscopio. Un reciente estudio indicó que 80% de mortalidad materna relacionada con la anestesia de este tipo de pacientes, fue la principal causa la falla de intubación endotraqueal. Se debe de evaluar la adecuación de accesos venosos y arte- riales, se recomienda utilizar accesos venosos centrales de manera preferente.44 El manejo anestésico de la paciente con obesidad no es distinto de la paciente que presenta sobrepeso propia del embarazo, pero sí hay que tomar en cuenta los cam- bios fisiológicos propios del mismo embarazo, como los problemas adicionales de la obesidad, por lo tanto se puede dividir de dos maneras: manejo anestésico para el trabajo de parto y manejo operatorio. Ambos tipos de manejo deben mantener la seguri- dad del binomio madre-producto, por lo cual realizarán la técnica anestésica adecuada. Para el manejo intraparto se sugiere la anestesia neuroaxial, que a pesar de muchas ventajas es a nivel técnico difícil en las personas obesas, debido a la constitución propia de la paciente: dificultad en su colocación, identificación de las apófisis espinosas, músculos y salientes óseas y la profundidad de la pene- tración de la aguja. Por lo anterior, se considera que la paciente obesa representa un verdadero reto aún para el anestesiólogo más experimentado. ANESTESIA REGIONAL (EPIDURAL, SUBARACNOIDEO) En un estudio realizado por Nielsen en el que incluyó 6 920 pacientes sometidos a anestesia regional, ya sea con bloqueo de nervio periférico o bloqueo neuroaxial central, realizados entre julio de 1988 y marzo del 2001, encontraron que la obesidad se asocia con una incidencia mayor de bloqueos fallidos así como de complicaciones, y manifiestan que en su opinión los puntos clave para obtener éxito en la realización de técnicas de anestesia regional son: una identificación adecuada de los puntos de referencia, la correcta colocación del paciente y el uso de equipo adecuado. Por ello se considera que las em- barazadas con obesidad mórbida tienen un riesgo de mortalidad 2 a 12 veces mayor que las embarazadas nor- males.45 Considerando el manejo anestésico regional se tiene la anestesia epidural continua o bien en bolos o infusión, la analgesia combinada y la intratecal (subaracnoidea, espinal); sin embargo, la más frecuente que, a pesar de ser más difícil sobre todo por colocar el catéter en su lugar, es la técnica epidural ya que es la de elección en el trabajo de parto y en la operación cesárea. Su dificultad radica sobre todo por la pobre definición de referencias anatómicas, cantidad de tejido adiposo aumentado, edema de la región lumbar, profundidad del espacio epi- dural, dificultad para colocar a la paciente en una posi- ción favorable para el abordaje del espacio epidural. Se aduce que todos estos factores dan como resultado a nivel estadístico hasta 20% de fallas en la aplicación del bloqueo epidural; sin embargo, y tomando en cuenta la habilidad del anestesiólogo, el que se asesore de otro ayu-© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Anestesia en la paciente obstétrica obesa • 911 912 • Anestesia obstétrica (Capítulo 77) dante para facilitar la posición de la paciente, ayudará en la identificación del espacio y así disminuir el porcenta- je de fallas en forma considerable.46 La posición de la paciente durante la aplicación del bloqueo regional (epidural, espinal) puede ser de dos maneras: • posición lateral, y • posición sentada (figuras 77–1, 77–2, 77–3). En la posición lateral, la espalda de la paciente queda colocada al margen de la mesa de operaciones, las rodi- llas flexionadas hasta donde pueda en direcciónde su abdomen y así el cuello pueda adoptar dos formas: fle- xionado o neutral. En la posición sentada la paciente mantiene las piernas colgando de la cama de operacio- nes, flexionando su espalda, juntando sus rodillas, colo- cando enfrente al ayudante y apoyando con una almoha- da colocada entre abdomen y muslos, esta posición a pesar de ser incómoda para la paciente resulta adecuada para realizar la técnica neuroaxial, lo que refieren algu- nos autores es que permite que la grasa corporal se des- place a los lados permitiendo así visualizar la línea media en forma simétrica para que sea fácil de identificar. Otra medida útil para disminuir las fallas es colocar a la paciente en posición Fowler, lo que facilita la identifica- ción a distancia de las referencias anatómicas que van a orientar dónde se ubica el sitio de la punción.47,48 Dichas técnicas requieren previa colocación de monito- res como oximetría de pulso, que dará información importante con respecto a la saturación materna, lo cual permitirá el suministro de oxígeno, sea por mascarilla o catéter nasal, aumentando la FiO2 necesaria, la constan- te monitorización de la presión arterial no invasiva (PANI) con el brazalete diseñado para este tipo de pacientes dará cifras mas reales, ECG continuo, la colo- cación de un acceso venoso con una infusión previa de cristaloides, sea de Ringer lactado o solución salina. Se debe tener atención muy especial en mantener a la paciente obesa que se encuentre en trabajo de parto, lateralizada en posición izquierda de preferencia, lo que incrementa la oxigenación mejorando el flujo sanguíneo uteroplacentario y previniendo la compresión aortoca- va.49 El bloqueo epidural va a reducir de forma conside- rable el trabajo respiratorio, disminuyendo así el consu- mo de oxígeno; disminuye el gasto cardiaco, reduciendo los requerimientos de oxígeno miocárdico durante el tra- bajo de parto, minimiza las catecolaminas circulantes, así como el riesgo de vómito, regurgitación y aspiración de contenido gástrico, proporcionando analgesia suficiente con un mínimo de bloqueo motor. Las ventajas que tiene la analgesia epidural sobre la anestesia general justifica que se aplique con anticipación, además de que permite valorar la eficacia de la misma si ésta no es suficiente, por lo que se tendrá tiempo para colocar de nuevo el catéter en el espacio epidural hasta obtener analgesia efectiva. Buckley, reportó 20% de incidencia de falla en la aplicación de la técnica epidural en la paciente embara- zada obesa; en 10 de ellas fue imposible identificar el espacio epidural y 1 bloqueo inadecuado unilateral, por lo que se concluyó que se requieren más intentos para Figura 77�1. Posición sentada. Embarazada con obesidad. Figura 77�3. Posición lateral derecho. Figura 77�2. Posición sentada otra paciente. identificarlo y así lograr una técnica adecuada, incluso colocar dos o hasta tres catéteres; se argumenta que la posición sentada ofrece mayores ventajas que la de decú- bito lateral, ya que facilita la identificación del espacio epidural o subdural en su caso. En caso de producir pun- ción inadvertida de la duramadre, la técnica espinal con- tinua representa una alternativa para dar analgesia obsté- trica, e incluso se puede utilizar para procedimientos de cesárea en el caso que lo requiera.50-53 Conociendo así las dificultades que presentan estas pacientes, el anestesiólogo debe anticipar la necesidad de proveerse de equipos especiales de bloqueo con agujas de longitud mayor que las por lo habitual utilizables. Con independencia de todo lo anterior escrito se debe de recalcar que la analgesia epidural reduce el consumo de oxígeno, regulariza el aumento del gasto cardiaco que ocurre durante el trabajo de parto, proporciona analgesia y anestesia excelente, incluso -en su caso- con un míni- mo de bloqueo motor que ayudaría a mejorar el trabajo respiratorio de la paciente, y aún tener una estabilidad hemodinámica sorprendente mejorando la calidad y duración de la misma, lo que se puede hacer en la actua- lidad con el suministro de anestésicos locales tipo ropi- vacaína (0.5% y 0.2%), o bien utilizar la lidocaína (1.5%, 1%) o bupivacaína (0.25%, 0.125%, 0.0625%), diluidas a concentraciones bajas y con muy buenos resultados anal- gésicos También la adición de un opiáceo mezclado con el anestésico local acelera la instalación de la analgesia, mejorando la calidad y duración de la misma, no interfie- re con el trabajo de parto, no inhibe tampoco el reflejo de pujo y permite a la paciente participar de forma más activa en el nacimiento de su hijo en condiciones más favorables, lo que hace de esta técnica la de elección comparada a la otra neuroaxial que es la espinal, que produce completo bloqueo motor y se asocia a cambios hemodinámicos que en ocasiones pueden ser deletéreos al binomio.54-58 ANESTESIA GENERAL La anestesia regional es la técnica de elección para la operación cesárea en la paciente embarazada normal; sin embargo, la anestesia general es necesaria en algunos casos de madres embarazadas con obesidad. En un estu- dio realizado en EUA, en 1996, se realizaron 15% de operación cesárea con anestesia general, de los cuales 75% de estos eran debido a obesidad, y el riesgo de mor- talidad materna en un estudio realizado en el Reino Unido y EUA marcó un rango de 6.7%, por lo que siem- pre se ha tratado de evitar realizar esta técnica,59-61 por lo tanto la elección de anestesia general en una paciente embarazada con obesidad mórbida debe incluir primero la valoración de la vía aérea, ya que están consideradas como pacientes de vía aérea difícil, estimándose que la frecuencia de intubaciones orotraqueales fallidas ocurre entre 0.13% a 0.35% (1:750 a 1:280). Por lo tanto, lo pri- mero que debe valorarse es la futura permeabilidad de la vía aérea, también colocarse un pulsooxímetro, pues pro- porciona información de las funciones basales del paciente, observar la frecuencia respiratoria y el trabajo respiratorio, es importante conocer la distribución del tejido adiposo alrededor del cuello y del tórax pues puede complicar el manejo de la vía aérea. Es frecuente que la exploración de la vía aérea no detecte problemas; sin embargo el patrón de la obesidad puede darlos; la vía aérea puede colapsarse, la extensión del cuello está limitada y el volumen del tórax dificulta la visión, por esa razón deben siempre de aplicarse las valoraciones tradicionales de dificultad de las vías aéreas ya conocidas.62-64 Los cambios fisiológicos del embarazo, incluyendo la relajación del esfínter esofágico, la presión intraabdominal aumentada, la producción aumentada de acido gástrico aunado a la disminución de la motilidad intestinal, todas ellas en combinación incrementan el riesgo de broncoaspiración en estas pacientes, y como consecuencia los cambios anatómicos de la vía aérea incrementan el riesgo de intubación fallida. No existe una receta simple para inducir la anestesia y manejar la vía aérea; se recomienda mantener a la paciente en una posición cuya cabeza se mantenga eleva- da mejor que en forma estricta plana. Si la exploración de la vía aérea convence de que es fácil ventilar e intu- bar a la paciente, se recomienda proceder con una induc- ción de secuencia rápida, ya que en caso contrario es mejor considerar la intubación con la paciente despierta con fibrobroncoscopio, después de haber realizado apli- cación previa con anestésicos locales a la vía aérea, no siendo recomendable la sedación previa. Se debe cono- cer y estar familiarizado con un algoritmo de la vía aérea y tener a la mano el equipo necesario (mascarillas larín- geas, combitubo, tubo laríngeo, sondas orotraqueales, fibrobroncoscopio, etc.). Es imprescindible comentar con el ginecólogo que se quede cerca con un equipo de tra- queostomía preparado por si se necesita, o bien la ayuda de un cirujano general. Hay que hacer mención que todos estos procedi- mientos tienen el objetivo de reducir el riesgo de bron- coaspiración y obtener un mayor éxito en la intubación.Al final, en una revisión de factores de riesgo asociados a la intubación fallida en estas pacientes, se encontró que el mayor riesgo encontrado fue en aquellas con Ma- llampati IV y con retracción mandibular. El uso de la presión del cricoides (maniobra de Sellick) realizada por un asistente puede ser esencial. Las mascarillas laríngeas han mostrado ser seguras en pacientes obesos, pero hay muchas consideraciones a tener en cuenta. Estas pacien- tes tienen un elevado riesgo de broncoaspiración por dis- minución del vaciado gástrico, la mascarilla laríngea no protege a la paciente obstétrica (obesa o no) de la bron- coaspiración. Como en todos los casos puede usarse como parte del protocolo de manejo de la vía aérea difí- cil; la decisión de usar la mascarilla laríngea como prime- ra elección para el control de la vía aérea difícil debe rea- lizarse con precaución y siempre tener en cuenta que ayudará a poder realizar una intubación orotraqueal a través de este aditamento. El plan de la extubación debe realizarse con las debi- das precauciones, como estar a nivel hemodinámica esta- ble y por completo despierto.65-67 Las alteraciones en el© E di to ri al E l m an ua l m od er no Fo to co pi ar s in a ut or iz ac ió n es u n de lit o Anestesia en la paciente obstétrica obesa • 913 metabolismo de los fármacos en las pacientes obesas son impredecibles, de hecho la misma obesidad incrementa la duración de los efectos y el grado de biotransforma- ción de los anestésicos liposolubles (lipofílicos), el sevo- flurano y desflurano son los halogenados inhalados de elección. Los agentes intravenosos lipofílicos, incluyendo los opiáceos, benzodiacepinas y barbitúricos, tienen un elevado volumen de distribución y menor vida de elimi- nación, lo cual conduce a menores concentraciones plas- máticas del fármaco y disminución de su filtración renal. El fentanil es un opiáceo lipofílico que muestra similar farmacocinética en pacientes obesas y no obesas, por lo que tiene aceptabilidad en su utilización; sin embargo, en la actualidad está siendo utilizado el remifentanil, que es un agonista opiáceo de acción muy corta. El remifenta- nil, a diferencia de otros opiáceos, se desintegra por este- rasas inespecíficas en sangre, y la eliminación del fármaco no resulta afectada por los inhibidores de la seudocoli- nestarasa o de la colinesterasa, su farmacocinética no se ve afectada por la disfunción renal y tampoco se afecta en forma significativa por la disfunción hepática, es 20 a 40 veces más potente que el alfentanil, su pico de acción se obtiene de 1 a 3 min y la duración de acción es de 5 a 10 min; la rigidez de la pared torácica es una complica- ción asociada y dependerá de la velocidad de su adminis- tración, por lo que deberá suministrarse en infusión. De manera infortunada el remifentanil no puede utilizarse como opiáceo en el bloqueo neuroaxial, pero lo más importante es que posee una potente acción analgésica sin producir efectos colaterales serios a la madre y al pro- ducto, por lo que está teniendo una gran aceptación en pacientes obstétricas. Es importante contar con la moni- torización básica siempre: ECG, FR, FC, PANI, SatO2, EtCO2, temperatura y diuresis.68-72 CONCLUSIONES La mujer embarazada con obesidad mórbida y el feto constituyen un riesgo muy elevado para una variedad de complicaciones como la hipertensión arterial sistémica, preeclampsia, diabetes insulinodependiente y gestacio- nal, modificaciones en el trabajo de parto que conducen al final a una operación cesárea, así como también pro- nósticos adversos que se presentan en el neonato, como calificaciones bajas en la valoración Apgar, partos prema- turos, productos de bajo peso al nacer y/o productos macrosómicos que requerirán cuidados intensivos posna- tales, por lo que la comunicación entre el anestesiólogo y ginecoobstétra es esencial, ya que ellos lograrán identifi- car temprano los riesgos que se presenten, pues son la base más firme para sustentar éxito del manejo anestési- co y quirúrgico y mejorar las posibilidades de un resulta- do más favorable para el binomio madre-producto. La aplicación de la analgesia o anestesia epidural hacen de esta técnica el recurso más seguro y favorable para el abordaje anestésico de la paciente obesa embarazada, habida cuenta de que los riesgos asociados a la adminis- tración de la anestesia general son mayores en estas pacientes.73-79 914 • Anestesia obstétrica (Capítulo 77) REFERENCIAS 1. Dirección General de Epidemiología. Secretaría de Salud. Encuesta Nacional de Nutrición México 2000. 2. Martínez Valencia: Obesidad y Embarazo Clínicas Mexi- canas de Anestesiología, 2006;1:131-141. 3. Campillo JE: La obesidad como un problema de diseño evo- lutivo. Monografías Humanitas. Barcelona: Fundación Medicina y Humanidades Médicas, 2005. 4. Campillo JE: El Mono Obeso. Barcelona: Editorial Crítica 2004. 5. Zimmet P, Thomas CR: Genotype, obesity and cardiovas- cular disease: has technical and social advancement outs- tripped evolution? Journal of Internal Medicine, 2003;254: 114-125. 6. 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