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ESTRUCTURA Y FUNCIÓN DEL CUERPO HUMANO (189)

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Cuerpo calloso
Tienda del
cerebelo
Cerebelo
IV ventrículo
Médula espinal
Mesencéfalo
Bulbo raquídeo
Protuberancia
Hipófisis
Hipotálamo
Tálamo
Comisura gris
intertalámica
Cerebro
Figura 7-14. Partes del sistema nervioso central en un corte anteroposterior.
Según el nivel, se pueden encontrar en la médula (la
mayoría), el mesencéfalo, la protuberancia, el bulbo raquí-
deo o el diencéfalo.
Según la respuesta clínica que provocan pueden ser:
superficiales, si se exploran en la piel o en las mucosas (p.
ej., el reflejo corneal, el anal o el faríngeo); profundos, si
proporcionan información del estado de los músculos o
articulaciones e indirectamente de los movimientos (p. ej.,
el reflejo rotuliano, el aquíleo o el bicipital); y viscerales,
cuando suministran información de las vísceras (p. ej., el
reflejo pupilar, el consensual, el cilioespinal y todos los que
domina el sistema nervioso autónomo). Estos reflejos son
muy útiles para verificar la correcta realización de las dife-
rentes funciones del organismo, y conocer el lugar donde se
localiza la lesión.
7.3. ENCÉFALO
Junto con la médula espinal, forma el SNC (Fig. 7-14).
Se encuentra en la cavidad craneal, protegido por los huesos
del cráneo y recubierto por las meninges. Es uno de los
órganos más grandes y está constituido por millones de
neuronas. Pesa alrededor de los 1500 g, y algo menos en las
mujeres y en los ancianos.
7.3.1. Embriología
Procede del ectodermo, lámina del embrión que poste-
riormente deriva en tres vesículas primitivas que dan lugar a
los órganos definitivos (véase Fig. 20.12): a partir del pro-
sencéfalo se forma el cerebro y el diencéfalo, a partir del
mesencéfalo se forma la porción superior del tronco encefá-
lico, que recibe el mismo nombre de mesencéfalo, y final-
mente del rombencéfalo derivan el resto del tronco encefá-
lico (protuberancia y bulbo raquídeo) y el cerebelo. Durante
la etapa perinatal y en los primeros meses del nacimiento,
hay una abundante mitosis con un gran aumento del número
de neuronas. El encéfalo va aumentando de tamaño hasta
los 18-20 años.
7.3.2. Vascularización del encéfalo
Es un órgano muy irrigado. La vascularización (Fig. 7-
15) depende de las arterias carótidas internas y de las
vertebrales. Estas últimas ascienden por los agujeros trans-
versos de las vértebras y entran en el cráneo por el agujero
magno del occipital. En el interior se juntan para formar el
tronco basilar (sobre la unión de la protuberancia y el
bulbo), que riega al tronco encefálico y el cerebelo. Las
arterias carótidas ascienden por el cuello, entran en el crá-
neo por el peñasco (del hueso temporal), y se colocan al
lado de la silla turca, donde se dividen en tres ramas, la
cerebral anterior, cerebral media y cerebral posterior.
Cada una de ellas irriga una parte del cerebro: la anterior
vasculariza la cara interna de los hemisferios cerebrales; la
media, la cara externa; y la posterior, el lóbulo posterior.
Entre las arterias cerebrales se establece un sistema de ra-
mas comunicantes que constituye un mecanismo de protec-
ción y seguridad, para que el aporte de sangre sea uniforme
en todo el encéfalo. Así se constituye el polígono de Willis,
que se encuentra en la base del cráneo rodeando el hipotála-
mo. Las arterias que unen las ramas cerebrales anteriores se
llaman comunicantes anteriores, mientras que las arterias
comunicantes posteriores conectan las ramas cerebrales
posteriores con las ramas cerebrales medias. Esta vasculari-
170 Estructura y función del cuerpo humano

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