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Enfermedades del hipotálamo y de la adenohipófisis

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1926 SECCIÓN XVI Endocrinología
dañado o por la secreción de hormonas alteradas estructuralmente y 
con menor capacidad de activar el receptor. Una secreción hormonal 
normal puede ver disminuida su intensidad de acción durante la cir-
culación sanguínea, por una eliminación excesiva en el hígado o en el 
riñón o, alternativamente, por interferencias en la propia circulación, 
por ejemplo, por un aumento de las proteínas de transporte o por la 
presencia de anticuerpos antihormona.
Finalmente, defectos en los receptores para la hormona o defectos 
en el sistema de señalamiento intracelular pueden disminuir la acción 
biológica final de la hormona, así como la presencia de anticuerpos 
que bloqueen el receptor o disminuyan su capacidad de unión a la 
hormona. Por tanto, enfermedades por acción hormonal insuficiente 
pueden producirse incluso en presencia de concentraciones normales 
o elevadas de la hormona. Es la disminución en la acción biológica 
final la que caracteriza el trastorno.
Enfermedades por acción hormonal 
excesiva
Son enfermedades provocadas por una producción hormonal excesiva 
por parte de la glándula secretora. Su causa más frecuente es la trans-
formación neoplásica, adenoma o carcinoma, del tejido glandular que 
conlleva la pérdida de su regulación y una hiperproducción hormonal 
no controlada durante períodos prolongados. En ocasiones, el tejido 
secretor es una neoplasia no glandular (tumor ectópico). En estas 
situaciones desaparecen los mecanismos negativos de retroalimenta-
ción. La situación de resistencia puede ser absoluta o relativa. Es poco 
frecuente que, durante su circulación, se produzca una potenciación 
de la acción hormonal, por ejemplo, por reducción en su aclaramiento 
metabólico renal o hepático, pero sí se pueden producir sinergias con 
otros elementos circulantes.
Finalmente, una sensibilidad aumentada del receptor o su activa-
ción constitutiva, o alteraciones en el sistema de señalamiento intra-
celular, pueden generar patología en presencia de concentraciones 
hormonales normales. Existen factores biológicos no hormonales que 
son capaces per se de activar los receptores de una forma no regulada y 
permanente como, por ejemplo, anticuerpos estimulantes del receptor. 
En todas ellas, la enfermedad está caracterizada por la acción hormonal 
aumentada.
Enfermedades por efecto de la masa 
glandular o secuelas de enfermedades 
tratadas previamente
Parte de la patología endocrina aborda enfermedades en las que el pro-
blema reside en un cambio relevante en el volumen de una glándula, 
independientemente de su secreción hormonal. Las alteraciones de 
este tipo más prevalentes son los bocios y los adenomas hipofisarios 
no secretores. Algunos trastornos pueden estar relacionados con 
la existencia de una enfermedad glandular previa y su tratamiento 
(secuelas morfológicas, estructurales o funcionales). Estas secuelas 
pueden requerir tratamiento, a pesar de la normalidad de los valores 
hormonales.
CONCEPTO TEMPORAL DE LAS 
ENDOCRINOPATÍAS. CURACIÓN O CONTROL
Dado que el sistema endocrino está diseñado para un funcionamiento 
en largas secuencias temporales, el factor tiempo es determinante desde 
el punto de vista clínico. Tras el inicio de una alteración endocrinoló-
gica, como el desarrollo de un adenoma hipofisario o la destrucción 
autoinmunitaria del tiroides, se requiere un tiempo prolongado para 
que aparezcan manifestaciones clínicas relacionadas.
En la mayoría de las enfermedades endocrinas, la vigilancia y el 
tratamiento van a durar toda la vida del paciente; por ello, el concep-
to de curación sólo es aplicable en algunos raros casos de resolución 
quirúrgica, y es más adecuado utilizar el concepto de control de la 
enfermedad. El objetivo del tratamiento de las enfermedades endocrinas 
es el control de estas y el mantenimiento de la mejor calidad de vida 
posible para el paciente.
BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL
Kronenberg HM, Melmed S, Larsen PR, Polonsky KS. Principles of Endocrino-
logy. Section I: Hormones and Hormone action. En: Melmed S, Polonsky 
KS, Larsen PR, Kronenberg HM, eds. Williams Textbook of Endocrinology. 
13th edition. Philadelphia: Elsevier; 2016. p. 2-11. 
© 2020. Elsevier España, S.L.U. Reservados todos los derechos
Enfermedades del hipotálamo 
y de la adenohipófisis
EJES HORMONALES 
HIPOTÁLAMOADENOHIPOFISARIOS
F. F. Casanueva Freijo
La adenohipófisis, a través de tipos celulares específicos, libera a la 
circulación una serie de hormonas determinadas que ejercen sus accio-
nes periféricas de manera difusa sobre varios tejidos o focalmente 
sobre otra glándula. El resultado de la acción hormonal hipofisaria 
puede ser la génesis de una acción biológica, la liberación de una nueva 
hormona, que a su vez originará una acción biológica, o ambas cosas. 
La acción biológica iniciada o la hormona liberada cierran el circuito 
mediante un mecanismo de retroalimentación (feedback) negativa, 
inhibiendo la liberación hipofisaria de la hormona que inició el proceso. 
Las neurohormonas hipotalámicas, o releasing hormones, tienen como 
misión alterar la estabilidad del sistema descrito, es decir, provocar 
una descarga hormonal o una inhibición de la misma ante una tarea 
específica del SNC, así como generar un ritmo o modificar la tasa 
de secreción al cambiar la etapa vital del individuo. Las hormonas 
hipotalámicas que llegan a la adenohipófisis a través de los vasos 
porta hipofisarios tienen acción trófica sobre las células hipofisarias, 
sitúan el nivel de operación o de equilibrio (set point) del sistema y 
son, a su vez, reguladas por la hormona o por la acción biológica 
periférica, que envía información comparativa al hipotálamo y a los 
centros superiores.
Las hormonas hipotalámicas que regulan la función hipofisaria con 
relevancia clínica son las siguientes:
GH-RH (44 aminoácidos) o growth hormone releasing hormone. 
Hormona liberadora de hormona del crecimiento (GH).
CRH (41 aminoácidos) o corticotropin releasing hormone. Hormona 
hipotalámica estimulante de la secreción de adrenocorticotropina 
(ACTH).
Descargado para Anonymous User (n/a) en National Autonomous University of Mexico de ClinicalKey.es por Elsevier en junio 12, 2020.
Para uso personal exclusivamente. No se permiten otros usos sin autorización. Copyright ©2020. Elsevier Inc. Todos los derechos reservados.
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CAPÍTULO 234 Enfermedades del hipotálamo y de la adenohipófisis
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TRH (3 aminoácidos) o thyrotropin releasing hormone. Hormona 
hipotalámica estimulante de la secreción de hormona tirotropa. 
Estimula la secreción hipofisaria de la hormona tiroestimulante o 
tirotropa (TSH) y de prolactina (PRL).
Gn-RH (10 aminoácidos) o gonadotropin releasing hormone. Hor-
mona liberadora de gonadotropinas. Estimula la liberación de la 
hormona luteinizante (LH) y de la foliculoestimulante (FSH).
Somatostatina (GHRIH, SS, 14 aminoácidos) o growth hormone 
release inhibiting hormone. Su función fisiológica básica es inhibir la 
liberación de GH, pero también inhibe la secreción de una variedad 
de hormonas tan extensa que le ha valido el nombre alternativo de 
paninhibina.
Dopamina. Es una amina biógena, y su acción fisiológica es inhibir 
la secreción de PRL.
Las hormonas adenohipofisarias con relevancia clínica son las 
siguientes:
GH (191 aminoácidos). Hormona del crecimiento u hormona 
somatotropa. Actúa sobre receptores periféricos; promueve el cre-
cimiento somático y modula el metabolismo.
PRL (199 aminoácidos). Prolactina. Promueve la producción de 
proteínas de la leche por la glándula mamaria.
ACTH (39 aminoácidos). Hormona corticotropa o adrenocortico-
tropina, cuya función es estimular la corteza suprarrenal.
TSH (201 aminoácidos). Hormona tiroestimulante, estimulante de 
la tiroides o tirotropa. Estimula la liberación de hormonas tiroideas 
y el trofismo de los folículos tiroideos.
LH (204 aminoácidos).Hormona luteinizante o luteoestimulante. 
Estimula las células de Leydig y la función del cuerpo lúteo.
FSH (204 aminoácidos). Hormona foliculoestimulante o estimu-
lante del folículo. Estimula el folículo de De Graaf y las células de 
Sertoli.
Las hormonas neurohipofisarias son las siguientes:
Oxitocina (9 aminoácidos). Su función básica es la contracción 
uterina en el parto y del alvéolo mamario para provocar la expulsión 
de leche. Tiene una posible función en el orgasmo y el instinto 
maternal.
Vasopresina (9 aminoácidos). Se conoce como vasopresina (AVP) por 
su potente acción presora, y como hormona antidiurética (ADH) 
por su influencia en la regulación hídrica. Su contribución junto 
con la CRH a la liberación hipofisaria de ACTH y en la consoli-
dación de la memoria es objeto de discusión.
A continuación se estudiarán los ejes hipotálamo-adenohipofisarios 
en una forma integrada, que es la más útil desde el punto de vista clínico.
Eje somatotropo
La GH representa casi el 10% del total hormonal hipofisario. Es una 
proteína monocatenaria que presenta numerosas similitudes con la 
PRL y los lactógenos placentarios o somatomamotropinas, todos ellos 
pertenecientes a la gran familia de las interleucinas. Regula el creci-
miento somático y el metabolismo en general. La secreción de GH 
tiene lugar en varias descargas a lo largo del día que duran 1-2 h. Una 
de las descargas más característica es la que ocurre durante el sueño 
profundo o sueño III-IV. Las concentraciones de GH y su subproducto, 
la hormona IGF-I (factor de crecimiento insulinoide), son más altas en 
la adolescencia y en las mujeres, y decrecen paulatinamente con la edad.
Regulación somatotropa
El eje somatotropo se puede considerar en tres localizaciones: hipotála-
mo, hipófisis y tejidos diana periféricos. En el hipotálamo, la regulación 
es dual mediante la secreción a los vasos porta hipofisarios de dos 
neurohormonas, la GH-RH estimulante y la somatostatina inhibidora 
de la secreción de GH.
La acción biológica de la GH-RH se localiza en los primeros 28 
aminoácidos, lo que se ha aprovechado para la generación de análogos 
más cortos para uso clínico. La GH-RH abunda en los tejidos intes-
tinales, por lo que no es útil determinar sus concentraciones plas-
máticas, salvo cuando se sospeche la existencia de un tumor ectópico. 
La somatostatina inhibe tanto la secreción basal de GH como la 
provocada por cualquiera de sus estímulos conocidos, a través de una 
acción directamente hipofisaria, y posee muchas acciones inhibitorias 
centrales y periféricas. El significado de esta extensa distribución y 
acción inhibitoria es poco claro, pero su utilidad clínica es importante y 
sus análogos de alta potencia se usan en el diagnóstico y el tratamiento 
de tumores secretores de GH, TSH y gastrointestinales.
Se considera que los pulsos espontáneos secretores de GH y la 
secreción de GH inducida por estímulos son el resultado de la inte-
rrelación de la GH-RH y la somatostatina. La hipoglucemia inducida 
por insulina provoca una descarga de GH (al igual que de PRL y de 
ACTH), y la sobrecarga de glucosa, tanto oral como intravenosa, inhibe 
la secreción de GH. Se produce liberación de GH ante los siguientes 
estímulos: hipoglucemia, arginina, disminución de ácidos grasos libres 
(AGL), administración de glucagón, L-DOPA, clonidina, agonistas 
colinérgicos, ejercicio físico, sueño profundo, estrés y administración 
exógena de GH-RH o fármacos activadores del receptor de grelina, 
como la propia grelina o sus análogos, como el hexapéptido GHRP-6 
(GH releasing hexapeptide) o la hexarelina. Por el contrario, se produce 
inhibición de GH con la administración de glucosa, AGL o fármacos 
que presumiblemente aumentan la liberación de somatostatina, como 
la atropina o pirenzepina (fig. 234-1).
La actividad de la GH sobre tejidos periféricos, en especial el 
hígado, se valora mediante la generación de IGF-I tras varios días de 
administración de GH. Una vez segregada a la circulación, la GH tiene 
una semivida de 15-20 min; circula en parte unida a una proteína trans-
portadora (GHBP, GH-binding protein), que es la porción extracelular 
del receptor de GH.
Acciones
La GH actúa en el hígado induciendo la secreción de otra hormona 
denominada IGF-I. La acción principal de la GH consiste en promover 
el crecimiento somático. Sobre los huesos provoca el crecimiento 
longitudinal y actúa sobre el cartílago de crecimiento mediante una 
acción dual; por una parte, la GH inicia la replicación de los con-
drocitos, que, en su proceso madurativo, segregan IGF-I y, al mismo 
tiempo, desarrollan los receptores para IGF-I. El crecimiento óseo es un 
proceso desencadenado por la GH y conducido luego por el binomio 
GH-IGF-I. En el tejido muscular, la GH promueve la incorporación de 
 Regulación general de la secreción de hormona del 
crecimiento (GH). *Acción permisiva o inhibitoria dependiendo de la 
dosis. AGL: ácidos grasos libres; GH-RH: hormona liberadora de 
GH; IGF-I: factor de crecimiento similar a la insulina; T3/T4: hormonas 
tiroideas.
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1928 SECCIÓN XVI Endocrinología
aminoácidos y la síntesis proteica; por tanto, es anabólica y trófica, y, en 
el adiposo, favorece la lipólisis para liberar glicerol y AGL. En grandes 
concentraciones, la GH tiene acciones antagonistas de la insulina. La 
GH posee otras propiedades de relevancia clínica: promueve la regene-
ración tisular en quemados o traumatizados, incrementa la reparación 
ósea y la eficacia del sistema inmunitario, reduce las concentraciones de 
LDL-colesterol y tiene acciones tróficas gonadales. En la práctica clínica 
se miden la GH y el IGF-I en el plasma; la GH-RH y la somatostatina 
se usan como instrumentos diagnósticos o terapéuticos.
Eje lactotropo
La PRL es la hormona que inicia y mantiene la lactación. Producida 
por las células lactotropas de la adenohipófisis, su estructura molecular 
es muy similar a las de la GH y el lactógeno placentario. Se considera 
que las tres tienen un origen filogenético común.
Regulación lactotropa
La PRL es la única hormona hipofisaria que se halla sometida a un 
control negativo por el hipotálamo. Si se lesiona el hipotálamo o el 
tallo hipofisario, se produce una atrofia parcial de las células hipofisarias 
con reducción de la secreción de todas las hormonas, excepto la PRL. 
También es la única hormona hipofisaria cuyo regulador hipotalámico 
no es un péptido, sino una amina, la dopamina. La secreción de PRL se 
regula exclusivamente por variaciones en la secreción hipotalámica de 
dopamina que inhibe la liberación de PRL a través de receptores espe-
cíficos de la célula lactotropa (fig. 234-2). La administración de TRH, 
la hipoglucemia insulínica y los fármacos antagonistas de la dopamina 
liberan PRL, y los agonistas dopaminérgicos la inhiben. La secreción de 
PRL se produce en pulsos a lo largo del día y, en especial, al comienzo de 
la noche sin relación con las fases del sueño. El estrés estimula la secreción 
de PRL. Los estrógenos estimulan la liberación de PRL y la hiperplasia 
de las células lactotropas, con lo que aumenta el volumen de la hipófisis 
en situaciones como el embarazo. La lactación y el coito en la mujer, y el 
hipotiroidismo en ambos géneros, elevan las concentraciones circulantes 
de PRL, que es el parámetro medido en el plasma en la práctica clínica.
Acciones
Las acciones fisiológicas de la PRL sólo se consideran importantes en la 
mujer gestante o lactante. Durante el embarazo, la PRL prepara la lacta-
ción y, tras el parto, en una mama preparada mediante concentraciones 
adecuadas de estrógenos y progesterona, estimula la síntesis de proteínas 
específicas de la leche. Después del parto, y durante el amamantamiento,el estímulo de succión sobre el pezón produce una señal nerviosa que 
se transmite por vía espinal hasta el hipotálamo, donde provoca una 
inhibición de la secreción de dopamina y la subsiguiente descarga de 
PRL. Este estímulo provoca también una descarga de oxitocina que 
contrae los folículos mamarios para la eyección láctea. Cuando cesa 
el amamantamiento, el sistema vuelve a la situación anterior al parto. 
No se conocen con exactitud todas las acciones fisiológicas de la PRL, 
pero sí se sabe cuáles son sus efectos patológicos. Su ausencia impide 
la lactación, y su hipersecreción produce hipogonadismo en ambos 
géneros, al suprimir la secreción hipotalámica de Gn-RH.
Eje corticotropo
La ACTH es un péptido monocatenario producido por las células 
corticotropas de la hipófisis, a partir de un péptido de mayor tamaño, la 
proopiomelanocortina (POMC). La función de la ACTH es estimular 
la corteza suprarrenal para la producción de hormonas esteroides, 
principalmente cortisol.
Regulación corticotropa
La ACTH se halla bajo el control positivo del hipotálamo a través de 
la neurohormona CRH, que, al estimular receptores específicos de la 
célula corticotropa, provoca su liberación (fig. 234-3). Al modular 
la descarga de CRH, el sistema nervioso central establece una diná-
mica de secreción de ACTH y, por tanto, de cortisol, peculiar a lo 
largo del día; es el denominado ritmo circadiano de cortisol, pulsátil 
y con concentraciones un 50% más elevadas de ambas hormonas en 
las primeras horas de la mañana (6:00-8:00 h) que en la tarde-noche 
(20:00-22:00 h). En cualquier momento, una situación estresante puede 
provocar una descarga de ACTH-cortisol, que es más intensa si el estrés 
es imprevisto. Fuera de situaciones de estrés o circadianas, el sistema se 
mantiene estable mediante la retroalimentación ejercida por el cortisol. 
Aunque el sistema puede regularse exclusivamente a través del binomio 
ACTH-cortisol, la CRH establece el nivel de equilibrio (set point) de su 
funcionamiento y provoca su activación ante el estrés. A pesar de que 
la ACTH estimula la liberación de otras hormonas adrenales, como 
andrógenos y parcialmente mineralocorticoides, la variable reguladora 
es el cortisol, cuya acción inhibidora es ejercida sobre la hipófisis.
 Regulación de la secreción de hormona corticotro-
pa (ACTH). La hormona hipotalámica liberadora de hormona cortico-
tropa (CRH) estimula la célula corticotropa, sobre la cual ejerce su 
acción inhibidora el cortisol, que tiene una acción menor sobre el 
hipotálamo. La estimulación ejercida por la vasopresina (AVP o ADH) 
es de relevancia menor. SNC: sistema nervioso central.
 Esquema general de la regulación de la secreción 
de prolactina (PRL). La dopamina llega por los vasos porta a la célula 
lactotropa e inhibe la secreción de PRL. En los casos de aumento de 
PRL se estimula la liberación de dopamina en el hipotálamo, para cerrar 
el circuito. El estímulo de succión del pezón durante la lactancia inhibe 
la liberación de dopamina hipotalámica y, por tanto, libera PRL. Los 
estrógenos estimulan la secreción de PRL directamente en la hipófisis.
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CAPÍTULO 234 Enfermedades del hipotálamo y de la adenohipófisis
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Para estudiar la integridad hipotalámica de este eje se utiliza un 
estrés estandarizado con acción exclusivamente hipotalámica, la hipo-
glucemia inducida por insulina, que provoca la liberación de ACTH y, 
mediante esta, de cortisol, al igual que la GH y la PRL. La integridad 
funcional y estructural de la hipófisis puede estudiarse mediante 
la administración intravenosa de CRH o de AVP y la medición de la 
elevación de la ACTH y el cortisol en el plasma. Si la ACTH se eleva 
tras la CRH, pero no durante la hipoglucemia insulínica, sugiere la 
existencia de una lesión hipotalámica. El eje también puede estudiarse 
mediante la privación farmacológica de cortisol en la hipófisis, por 
ejemplo, con administración de metopirona que bloquea la síntesis 
de cortisol por la glándula suprarrenal. En situaciones normales, esta 
sustancia induce una elevación de la ACTH y, a través de ese aumen-
to, incrementa otras hormonas suprarrenales o sus metabolitos, con 
excepción obviamente del cortisol. Finalmente, otra medida de la 
secreción de la ACTH por la hipófisis consiste en estudiar la secreción 
de cortisol tras la administración de un análogo activo de la ACTH, 
como el fragmento 1-24 de su molécula. Este procedimiento refleja el 
estado de los receptores suprarrenales para la ACTH.
La retroalimentación negativa que ejerce el cortisol sobre la produc-
ción de ACTH por la hipófisis presenta una peculiaridad: las células 
corticotropas tumorales son más resistentes que las normales a la acción 
inhibidora del cortisol o de los glucocorticoides sintéticos, como la 
dexametasona. Esta resistencia relativa es la base de las pruebas de 
inhibición con dexametasona que se utilizan para el diagnóstico dife-
rencial del síndrome de Cushing. La ACTH no tiene per se acciones 
biológicas, excepto la estimulación de la corteza suprarrenal; por tanto, 
sus acciones por exceso o defecto serán las de los glucocorticoides 
suprarrenales y se estudian en el capítulo correspondiente (v. cap. 239, 
Enfermedades de las glándulas suprarrenales). En la práctica clínica se 
miden las concentraciones de ACTH y cortisol, y la CRH o la AVP se 
emplean sólo como estímulo, en el diagnóstico.
Eje tirotropo
En este eje intervienen tres escalones hormonales sucesivos como etapa 
previa a la acción biológica en los tejidos periféricos (fig. 234-4). Así, 
mediante la secreción de TRH, el hipotálamo regula la producción 
de TSH por las células tirotropas hipofisarias y el nivel de equilibrio 
del sistema. La TSH, a través de la circulación general, estimula los 
folículos tiroideos para liberar las hormonas tiroideas T3 y T4, las cuales 
ejercen sus acciones biológicas en los tejidos periféricos e inhiben la 
liberación de TSH en la hipófisis, con lo que se cierra el circuito.
Regulación tirotropa
La TSH exhibe un ritmo de secreción circadiano, con concentraciones 
más elevadas en la noche. Además de por las hormonas tiroideas, la 
TSH se regula negativamente por los glucocorticoides y la somatos-
tatina, y positivamente por los estrógenos. La relevancia de estas regu-
laciones secundarias se desconoce. La administración de TRH provoca 
una respuesta secretora de TSH indicativa de que las células secretoras 
de TSH de la hipófisis funcionan normalmente. Los métodos actuales 
para medir la TSH son altamente sensibles, por lo que se utilizan para 
el diagnóstico de hiper- o hipotiroidismo sin necesidad de pruebas de 
estimulación. En la práctica clínica se miden la TSH y las hormonas 
tiroideas en el plasma.
Eje gonadotropo
Está constituido en el hipotálamo por la neurohormona Gn-RH, que 
actúa mediante liberación en la hipófisis de dos hormonas bicatenarias, 
glucoproteicas y producidas en la célula gonadotropa, la LH y la FSH. 
Estas hormonas actúan sobre las gónadas con la activación de un gran 
número de procesos y la secreción de una vasta cantidad de hormonas 
peptídicas y esteroideas. La regulación de este eje es diferente en la 
mujer y el varón.
Regulación gonadotropa
Las neuronas hipotalámicas productoras de Gn-RH que integran 
señales de neurotransmisores, del ambiente y nutricionales, entre 
otras, regulan la secreción hipofisaria de LH y FSH. El patrón 
pulsátil de Gn-RH es variable y su actividad está sometida a la 
acción de feedback tanto estimuladora como inhibidora de los glu-
cocorticoides y las hormonas proteicas gonadales. La pulsatilidadde 
Gn-RH se traduce en una pulsatilidad secretora de LH y FSH por 
la hipófisis y, finalmente, en un patrón pulsátil en las gónadas. Las 
concentraciones de gonadotropinas son muy bajas en los niños y en 
la pubertad se hacen pulsátiles durante la noche y, posteriormente, 
durante todo el día. En la mujer, la pulsatilidad de la Gn-RH con-
trola tanto la activación del sistema reproductivo como su desacti-
vación. Una exposición elevada a Gn-RH tiene el efecto paradójico 
de desensibilizar los receptores hipofisarios y bloquear la liberación 
de LH y FSH. Esta acción se usa en clínica para provocar una cas-
tración química reversible mediante la administración de altas dosis 
de análogos de Gn-RH.
Los pulsos de LH y FSH tienen gran relevancia en la mujer. 
Durante la fase folicular, la mayoría de los pulsos de LH se siguen 
de un pulso de estrógenos, y durante las fases media y avanzada de la 
fase lútea los pulsos de LH estimulan la secreción de progesterona y 
de estradiol por el folículo (fig. 234-5). El estradiol, que junto con la 
progesterona ejerce normalmente una retroalimentación negativa sobre 
la secreción de LH, se transforma en estimulante, en esta fase del ciclo, 
e induce una descarga elevada de LH que provoca la ovulación. En 
el varón no hay retroalimentación positiva ni tampoco esta gran des-
carga de LH; el sistema, por tanto, es más simple, y sólo es operativa 
la retroalimentación negativa. La testosterona y su metabolito activo, 
la dihidrotestosterona, inhiben la liberación de LH y de FSH, a través 
de acciones hipofisarias y también hipotalámicas (fig. 234-6). La retro-
alimentación negativa de la gónada sobre la secreción de FSH se ejerce 
a través de una hormona peptídica, la inhibina, que se sintetiza en 
las células de la capa granulosa ovárica y en las células de Sertoli. La 
producción gonadal de otra hormona proteica, la activina, estimula la 
liberación de FSH por la hipófisis. El peso real de estas dos hormonas 
en la fisiología gonadal es objeto de debate.
 Esquema general de la regulación del eje tirotropo. 
Con las flechas finas se muestran las acciones reguladoras de menor 
importancia. SNC: sistema nervioso central; T3/T4: hormonas tiroideas; 
TRH: hormona hipotalámica liberadora de hormona tirotropa; 
TSH: hormona tirotropa.
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1930 SECCIÓN XVI Endocrinología
El control hipotalámico de la LH y la FSH es muy sensible a 
condiciones ambientales, como estrés o cambios nutricionales o de la 
homeostasis energética. El estrés mental o psicológico o una reducción 
en la ingesta calórica habitual inhiben la secreción de Gn-RH, lo 
cual se traduce en una reducción de LH y FSH y su pulsatilidad, y se 
manifiesta como amenorrea. En el varón, el estrés físico o mental lleva 
a una reducción muy importante de testosterona.
Concepto general
El hipotálamo controla, a través de neurohormonas específicas que 
son transportadas hacia la hipófisis por los vasos porta, la liberación 
y la acción de varias hormonas hipofisarias que desempeñan un papel 
crucial en la fisiología endocrina. En la actividad clínica habitual, las 
hormonas hipotalámicas no se miden, pero se pueden inyectar con 
propósitos diagnósticos. Por el contrario, las hormonas hipofisarias y 
sus hormonas diana se miden habitualmente en el plasma. Excepto para 
el eje somatotropo y corticotropo, las pruebas de estimulación se han 
abandonado, para utilizarse únicamente los valores hormonales basales.
BIBLIOGRAFÍA ESPECIAL
Kaiser U, Ho KK. Pituitary Physiology and Diagnostic Evaluation. En: Melmed 
S, Polonsky KS, Larsen PR, Kronenberg HM, eds. Williams Textbook of 
Endocrinology, 13th ed. Philadelphia: Elsevier; 2016. p. 176-232.
TUMORES HIPOTÁLAMOHIPOFISARIOS. 
CARACTERÍSTICAS GENERALES
F. F. Casanueva Freijo
Los tumores localizados en el área hipotálamo-hipofisaria presentan 
manifestaciones específicas que dependen de las alteraciones endocrinas 
que causan. Asimismo, debido a su carácter de lesiones ocupantes de 
espacio limitadas a una región circunscrita y no expansible, pueden 
presentar otras manifestaciones comunes de tipo neurológico. En este 
apartado se estudiarán estos rasgos comunes.
Tumores hipotalámicos
Epidemiología y etiopatogenia
Los tumores hipotálamo-hipofisarios representan el 15% de todas 
las neoplasias cerebrales, y el 10% de ellos son hipotalámicos. Los 
craneofaringiomas son los más frecuentes, y la mitad de ellos se mani-
fiestan durante la infancia. De los tumores generados por anomalías 
del desarrollo, la mayoría se presentan antes de los 25 años, mientras 
que los gliomas y los meningiomas suelen hacerlo después de esta edad. 
Algunos tumores hipotalámicos derivan de estructuras embrionarias o 
anomalías del desarrollo; así, se halla muy extendida la idea de que los 
craneofaringiomas proceden de restos de la bolsa de Rathke.
Anatomía patológica
El craneofaringioma está constituido por nidos epiteliales de tipo esca-
moso anastomosados. Suele sufrir cambios degenerativos, en cuyo caso 
origina quistes de tamaño variable que contienen un fluido marrón, 
con frecuencia calcificado. Los germinomas tienen un aspecto histoló-
gico indistinguible del de los seminomas testiculares. Los hamartomas 
son masas de células gliales y ganglionares de aspecto abigarrado que 
pueden secretar hormonas hipotalámicas, como GH-RH o CRH, y 
provocar acromegalia o síndrome de Cushing.
Clasificación
Estos tumores pueden clasificarse sobre la base de múltiples criterios, 
como función, tamaño, histología, etc. (cuadro 234-1). En los craneo-
faringiomas se distinguen la forma adamantinomatosa y la papilar. La 
primera de ellas es más frecuente en población pediátrica, mientras 
que la segunda afecta predominantemente a adultos. El hipotálamo es 
asimismo asiento frecuente de metástasis de otras neoplasias, y también 
puede verse afectado por lesiones generalizadas o granulomatosas 
ocupantes de espacio, como la sarcoidosis, la histiocitosis o la infil-
tración leucémica.
 Esquema general de la regulación de la secreción 
de gonadotropinas en la mujer adulta. Las acciones inhibidoras o 
estimulantes indicadas sobre la hormona luteinizante (LH) o la hormona 
foliculoestimulante (FSH) se ejercen en la hipófisis. Con las flechas finas 
se representan las retroacciones de menor relevancia. Gn-RH: hormona 
liberadora de gonadotropinas; SNC: sistema nervioso central.
 Esquema general de la regulación de la secreción de 
gonadotropinas en el varón. Las acciones inhibidoras o estimulantes 
indicadas sobre la hormona luteinizante (LH) o la hormona foliculoes-
timulante (FSH) se ejercen en la hipófisis. Con las flechas finas se 
representan las retroacciones de menor relevancia. Gn-RH: hormona 
liberadora de gonadotropinas.
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Cuadro clínico
Los tumores hipotalámicos se presentan clínicamente de dos formas: 
por sus manifestaciones neurológicas o por las endocrinológicas. Estas 
últimas corresponden casi siempre a una hipofunción adenohipofi-
saria debida a la pérdida de secreción de neurohormonas hipotalá-
micas, con o sin diabetes insípida, y sólo en muy raras ocasiones a 
hiperfunción hormonal. Además de las manifestaciones endocrinas, 
las lesiones hipotalámicas ocupantes de espacio originan cuadros 
específicos, como disfunciónautónoma y alteraciones de la tempe-
ratura corporal (cuadro 234-2). Signos tempranos de estas lesiones 
en adultos son cambios en el peso corporal o alteraciones mens-
truales, unidos a alteraciones del SNC, como cambios intelectuales 
y de comportamiento, debilidad motora o convulsiones. En niños, 
un signo temprano es el retraso del crecimiento. Una manifestación 
clave, pero no constante, de alteración hipotalámica es la presencia 
de diabetes insípida.
Craneofaringioma
Es el tumor hipotalámico más frecuente en la infancia. Crece muy 
lentamente, por lo común es quístico, y su tamaño varía entre el de 
una uva y el de una naranja. Desde el punto de vista histológico es 
benigno, pero su gran crecimiento, con las consiguientes anomalías 
funcionales, la alteración de estructuras vecinas y la alta tasa de reci-
diva lo convierten en un tumor de consecuencias clínicas graves. Su 
localización habitual es supraselar, si bien algunos pueden extenderse 
hacia el tercer ventrículo, hacia el clivus o al interior de la silla turca. 
Su presentación clínica en la infancia suele ser en forma de alteraciones 
neurológicas, fundamentalmente cefalea, vómitos y papiledema. Las 
alteraciones visuales acompañadas de retraso de crecimiento, pubertad 
retrasada y diabetes insípida son menos frecuentes. El diagnóstico por 
imagen permite su localización, por lo general en estado calcificado. El 
tratamiento del craneofaringioma es la resección quirúrgica más com-
pleta posible, intentando preservar las estructuras circundantes. En la 
práctica, este objetivo rara vez se consigue, por lo que la terapia habitual 
consiste en la cirugía seguida de radioterapia. En determinados centros 
se utiliza la administración intracavitaria estereotáxica de isótopos β 
o quimioterapia.
Sarcoidosis
La sarcoidosis es una enfermedad granulomatosa multisistémica de 
etiología desconocida que afecta generalmente a adultos jóvenes con 
infiltrados pulmonares, en la piel o en los ojos. Cuando la enfermedad 
se localiza exclusivamente en el SNC, el diagnóstico es muy com-
plejo, y puede ser de ayuda la detección en el LCR de cifras elevadas 
de enzima conversora de la angiotensina. La historia natural de la 
sarcoidosis es muy variable; así, en ocasiones se produce la curación 
espontánea, y en general hay lesiones permanentes. Cuando afecta al 
SNC, el hipotálamo es una de las localizaciones preferidas, al igual que 
la hipófisis y el tercer ventrículo. En el 35% de los casos existe diabetes 
insípida y, con menos frecuencia, hiperprolactinemia, hipotiroidismo e 
hipogonadismo, en ocasiones acompañados de síntomas neurológicos. 
El tratamiento estándar con glucocorticoides no proporciona resultados 
brillantes.
Tumores de la adenohipófisis (adenomas)
Epidemiología
Los tumores neuroendocrinos de la hipófisis, en adelante adenomas 
hipofisarios, son la mayoría de los tumores de la hipófisis. En autopsias 
no seleccionadas y en RM de sujetos normales, la presencia de tumores 
hipofisarios, generalmente microadenomas, es del 10%. La prevalencia 
de los tumores hipofisarios es de 70-80 por cada 100.000 habitantes, con 
una incidencia de 4 pacientes nuevos por cada 100.000 habitantes y 
por año. Pueden manifestarse a cualquier edad, si bien su frecuencia 
es mayor entre los 40 y los 50 años. Los prolactinomas aparecen con 
mayor frecuencia a los 20-30 años y representan más del 50% de 
 • CUADRO 234-1 
Por anomalías del desarrollo embrionario o de las células 
germinales
Craneofaringiomas
Quistes de Rathke
Quistes epidermoides y dermoides
Infundibulomas
Lipomas
Hamartomas
Gangliocitomas
Germinomas
Teratomas
Coristomas
Hemangiomas
Originados en estructuras normales del SNC
Meningiomas
Gliomas
Encondromas
Ependimomas
Sarcomas
Afecciones secundarias
Infiltraciones leucémicas
Cordomas esfenooccipitales
Tumores metastásicos
Tumores hipofisarios
Lesiones no tumorales
Malformaciones vasculares
Quistes aracnoideos
Lesiones inflamatorias
Lesiones postraumáticas
Enfermedades granulomatosas
Sarcoidosis
Histiocitosis de células de Langerhans
Infundíbulo-neurohipofisitis linfocitaria
Granuloma gigante
 • CUADRO 234-2 
Alteraciones de la alimentación y fluidos
Anorexia
Hiperfagia
Adipsia
Potomanía
Hipo- o hipernatremia
Alteraciones neurológicas
Manifestaciones oftalmológicas
Alucinaciones
Hipersexualidad
Apatía
Cambios de humor, ira
Manifestaciones psicóticas
Alteraciones del comportamiento
Pérdida de memoria
Alteraciones del sueño
Somnolencia
Desorientación temporoespacial
Alteraciones autonómicas
Hiper- o hipotermia
Variaciones en la temperatura corporal
Sudoración
Alteraciones esfinterianas
Variaciones en el ritmo cardíaco
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1932 SECCIÓN XVI Endocrinología
los adenomas hipofisarios (fig. 234-7). Los prolactinomas son más 
frecuentes en la mujer que en el varón y, en los microprolactinomas, 
la proporción mujer:varón es 20:1. Para los tumores productores de 
ACTH, dicha proporción es 8:1.
Patogenia
Se ha postulado que los adenomas hipofisarios se originarían por una 
mutación celular que se vería favorecida por la acción hormonal hipo-
talámica estimulante. La presencia de formaciones granulomatosas o de 
metástasis de otros tumores responde a la patogenia de estos procesos, 
y la hipofisitis linfocitaria es una enfermedad autoinmunitaria.
Clasificación
La Organización Mundial de la Salud ha introducido una nueva cla-
sificación de los tumores hipofisarios descartando la antigua basada 
en la hormona secretada por los mismos. La clasificación actual se 
basa en el linaje celular del tumor, para lo cual se emplea la hormona 
secretada y también los factores de transcripción y desarrollo que 
intervienen en el desarrollo de esta línea celular. Ambos se detectan 
por inmunohistoquímica y no requieren estudio ultraestructural por 
microscopia electrónica.
En las últimas décadas se han descubierto varios factores de trans-
cripción y factores impulsores de la diferenciación de la adenohipófi-
sis. Estos factores llevan desde las células embrionarias de la bolsa de 
Rathke a su diferenciación en tres linajes celulares, la línea acidófila, 
la línea corticotropa y línea gonadotropa (tabla 234-1).
La adición de datos morfológicos, junto con los factores de trans-
cripción, da información importante sobre el pronóstico y la agresivi-
dad de los mismos. En la práctica clínica, los adenomas se dividen en 
funcionantes y no funcionantes, de acuerdo con el cuadro clínico que 
ocasionan y la detección o no de hormonas en la circulación.
Basado en lo anterior, la moderna clasificación de los adenomas 
hipofisarios sería la reflejada en la tabla 234-2.
Además de por su funcionalismo secretor, los tumores hipofisarios 
se agrupan según su tamaño en macroadenomas (1 cm o más de diá-
metro) o microadenomas (menos de 1 cm de diámetro) y, de acuerdo 
con su capacidad para perforar la pared ósea de la silla o extenderse 
fuera de la duramadre, en invasivos o no invasivos (fig. 234-8). La 
presencia de invasión es un factor pronóstico importante. Se considera 
un adenoma como «agresivo» en términos clínicos cuando se desvía 
de su habitual comportamiento benigno, y puede presentar múlti-
ples recurrencias tras su tratamiento y resistencia a los tratamientos 
convencionales.
Cuadro clínico
La forma de presentación clínica de los tumores hipofisarios se debe a 
sus manifestaciones endocrinológicas o neurológicas (cuadro 234-3). 
En general, los tumores hipotalámicos y los macroadenomas hipofisa-
rios se manifiestan por las alteraciones neurológicas compresivas, y los 
microadenomas hipofisarios lo hacen por sus signos y síntomas endo-
crinos. Los adenomas no secretores se diagnostican de forma casual 
o cuando la masa intracraneal origina sintomatología neurológica.Las manifestaciones endocrinológicas se estudian en los apartados 
correspondientes, pero debe recordarse que, además de una hiperfun-
ción hormonal generada por el adenoma, la compresión del resto de 
la hipófisis por el tumor puede generar cuadros de hipopituitarismo o 
cuadros combinados de hiper- e hipofunción de los diferentes ejes. La 
cefalea, generalmente frontal y, a veces, supraorbitaria, es el síntoma 
neurológico más común. Se cree que se debe a la compresión que ejerce 
el tumor sobre la duramadre y otras estructuras, pero, dado que en 
algunos pacientes el dolor no cede tras la exéresis tumoral, la cefalea 
debe tener una causa diferente.
Especial relevancia tienen los signos neurooftalmológicos que se 
presentan cuando, en su crecimiento, la neoplasia afecta a estructuras 
extraselares. El cuadro más frecuente consiste en una cuadrantanopsia 
bitemporal superior, que, si continúa progresando, se convierte en 
una hemianopsia bitemporal. La alteración de las fibras maculares 
disminuye la agudeza visual central. Los tumores hipofisarios que se 
expanden rápidamente causan escotomas centrales. La evaluación de 
los campos visuales por inspección no es suficientemente precisa, por 
lo que se debe complementar mediante campimetría, por el sistema 
habitual de la perimetría de Goldman o por la perimetría asistida por 
ordenador. La extensión lateral del adenoma con invasión del seno 
cavernoso puede afectar a los pares craneales III, IV y VI, para ocasionar 
ptosis palpebral, midriasis, oftalmoplejía y diplopía.
Raras veces el crecimiento de un tumor hipotálamo-hipofisario es 
tan extenso que ocasiona signos de hipertensión intracraneal grave. No 
obstante, puede bloquear el agujero de Monro y causar hidrocefalia 
con afección hipotalámica. Se han descrito raros casos en los que el 
crecimiento tumoral hacia el lóbulo temporal provocó convulsiones y 
otros con crecimiento frontal que causaron cambios en la personalidad. 
Cuando el crecimiento invasivo es inferior, la rotura del suelo de la silla 
TABLA 234-1
Linaje
Factores principales 
de transcripción 
y diferenciación
Células 
adenohipofisarias
Linaje acidófilo PIT-1
PIT-1, ER-α
PIT-1, GATA-2
Somatotropas
Lactotropas
Tirotropas
Linaje 
corticotropo
T-PIT Corticotropas
Linaje 
gonadotropo
SF-1
GATA-2
Er-α
Gonadotropas
Los siguientes son determinantes en la generación de las líneas celulares hipofisarias.
ER-α: receptor estrogénico α; PIT-1: factor de transcripción hipofisario específico 
del homeodominio POU; SF-1: factor esteroidogénico 1; T-PIT: T-box miembro 
de la familia TBX-19).
 Frecuencia de los distintos tumores 
hipofisarios en porcentaje de pacientes, y proporción 
de ellos que se presentan como microadenoma. 
(Modificado a partir de datos del Estudio Epidemiológico Europeo sobre 
Tumores Hipofisarios, 1991.)
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turca y la invasión del seno esfenoidal pueden ocasionar rinolicuorrea 
persistente e incluso presentación nasofaríngea del tumor.
La necrosis isquémica o la hemorragia intratumoral aguda causan 
una sintomatología especialmente dramática, consistente en cefalea 
intensa de comienzo súbito, pérdida de visión, desorientación, hipoten-
sión e hipertermia, en algunos casos asociadas a desvanecimiento, coma 
y alteraciones cardiovasculares. Este proceso, denominado apoplejía 
hipofisaria, entraña riesgo elevado de pérdida de la visión e incluso ries-
go vital, y exige una intervención médica o quirúrgica inmediata para 
descomprimir la zona. Como secuela puede quedar una silla turca vacía.
Carcinoma hipofisario
Es raro que los tumores hipofisarios produzcan metástasis, tanto en el 
SNC como fuera de él. La presentación inicial no permite distinguir un 
carcinoma de los frecuentes adenomas hipofisarios de comportamiento 
benigno. Una vez que se ha producido la metastatización del tumor 
o su extensión por el líquido cefalorraquídeo, no existe tratamiento 
curativo y la radioterapia es paliativa. La introducción reciente de la 
temozolomida, un agente alquilante utilizado en el tratamiento del 
 Clasificación clínica de los tumores hipofisarios en 
relación con su tamaño y la alteración o no de la silla turca.
 • CUADRO 234-3 
Alteraciones neurológicas
Manifestaciones de crecimiento de la masa intracraneal
Manifestaciones oftalmológicas
Alteraciones del comportamiento
Alteraciones endocrinológicas:
De hiperfunción por hiperproducción de:
GH: acromegalia y gigantismo (adenoma somatotropo)
PRL: hiperprolactinemia (adenoma lactotropo)
ACTH: enfermedad de Cushing (adenoma corticotropo)
TSH: hipertiroidismo secundario (adenoma tirotropo)
LH/FSH: secreción inapropiada de gonadotropinas (adenoma 
gonadotropo)
De hipofunción:
Manifestaciones variables de hipopituitarismo
Diabetes insípida
De hiperfunción e hipofunción
ACTH: hormona corticotropa; FSH: hormona foliculoestimulante; GH: hormona 
del crecimiento; LH: hormona luteinizante; PRL: prolactina; TSH: hormona tirotropa.
TABLA 234-2
Tipo de adenoma Variantes morfológicas
Hormonas pituitarias 
y otros inmunomarcadores
Factores de transcripción 
y otros cofactores
Adenoma somatotropo Adenoma densamente granulado GH ± PRL ± subunidad α PIT-1
Adenoma escasamente granulado GH ± PRL [CK] PIT-1
Adenoma mamosomatotropo GH + PRL (en las mismas 
células) ± subunidad α
PIT-1, ER-α
Adenoma mixto somatotropo-lactotropo GH + PRL (en diferentes 
células) ± subunidad α
PIT-1, ER-α
Adenoma lactotropo Adenoma escasamente granulado PRL PIT-1, ER-α
Adenoma densamente granulado PRL PIT-1, ER-α
Adenoma acidófilo stem-cell PRL, GH (focal y variable) PIT-1, ER-α
Adenoma tirotropo β-TSH, subunidad α PIT-1
Adenoma corticotropo Adenoma densamente granulado ACTH [CK] T-PIT
Adenoma escasamente granulado ACTH [CK] T-PIT
Adenomas de células de Crooke ACTH [CK] T-PIT
Adenoma gonadotropo β-FSH, β-LH, subunidad α 
(varias combinaciones)
SF-1, GATA-2, ER-α
Adenoma null-cell Ninguno Ninguno
Adenoma 
plurihormonal
Adenoma plurihormonal PIT-1 positivo (anteriormente 
llamado adenoma subtipo 3 silencioso)
GH, PRL, β-TSH ± subunidad α PIT-1
Adenomas con combinaciones inmunohistoquímicas 
inusuales
Combinaciones varias: 
ACTH/GH, ACTH/PRL
N/A
Blastoma hipofisario
β-FSH: subunidad β de la hormona foliculoestimulante; β-LH: subunidad β de la hormona luteoestimulante; β-TSH: hormona estimulante de la tiroides; ACTH: hormona adrenocorticotropa; 
CK: presencia celular de citoqueratina; ER-α: Receptor estrogénico α; GH: hormona de crecimiento; PIT-1: factor de transcripción hipofisario específico del homeodominio POU; 
PRL: prolactina; SF-1: factor esteroidogénico.
Modificado de la clasificación de la OMS de 2017 (Lloid RV et al., 2017).
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1934 SECCIÓN XVI Endocrinología
glioblastoma, representa una esperanza. Si bien la experiencia es aún 
escasa, proporciona mejoría en más del 50% de los casos.
Diagnóstico
La presencia de un tumor hipofisario puede sospecharse por las 
alteraciones endocrinológicas de hiperfunción o hipofunción hor-
monal o por la sintomatología neurológica. El diagnóstico debe 
orientarse en cuatro etapas: a) hormona que secreta el adenoma o 
si es no secretor; b) estado del resto de las hormonas hipofisarias 
como resultado de la compresión; c) manifestaciones neurológicas 
deltumor, y d) técnicas de imagen para visualizar el tumor, localizar 
y precisar su extensión, y determinar la afección de las estructuras 
próximas.
Para los estudios de la función endocrina, véanse los apartados 
correspondientes.
La técnica de imagen más sensible para el diagnóstico de las altera-
ciones tumorales del área hipotálamo-hipofisaria es la RM (fig. 234-9 
A y B), que ha desplazado a todas las utilizadas previamente. La angio-
grafía se emplea sólo para identificar los aneurismas carotídeos que 
pueden remedar un adenoma hipofisario. El poder resolutivo de la RM 
permite detectar adenomas de menos de 4 mm directamente o a través 
de signos indirectos. Además, permite establecer el grado de extensión 
supraselar o infraselar de un adenoma y la posible afección de áreas 
paraselares, diferenciando asimismo los agrandamientos debidos a un 
adenoma de los ocasionados por la silla turca vacía. La RM también 
es capaz de poner de manifiesto masas hipotalámicas y de evaluar las 
estructuras vasculares próximas.
La presencia de tumores hipofisarios con abundantes receptores 
para la somatostatina, propiedad que no es exclusiva de los adenomas 
secretores de la GH, ha llevado al desarrollo del octreoscan, técnica 
que se basa en la administración de un análogo de la somatostatina 
(octreótido) con alta afinidad por el receptor, acoplado a un isótopo, 
123I o 111In, y la ulterior realización de un rastreo convencional con una 
cámara gamma. Junto con la información morfológica (fig. 234-9 C), 
esta técnica proporciona información con potencialidad terapéutica 
e indica que el tumor detectado puede responder positivamente al 
tratamiento con análogos de somatostatina. La utilidad de la PET se 
centra en tumores con gran actividad metabólica y crecimiento rápido, 
y es poco útil en adenomas hipofisarios con un patrón de crecimiento 
mucho más lento.
Tratamiento
El tratamiento de los tumores hipofisarios persigue los siguientes 
objetivos: a) eliminar el adenoma o evitar su futuro crecimiento; 
b) preservar la visión; c) eliminar la hipersecreción hormonal; d) corregir 
la posible hipofunción hormonal asociada, y e) evitar la recurrencia 
del tumor. Para alcanzar estos objetivos se recomienda trabajar en 
unidades multidisciplinares y se dispone de las siguientes modalidades 
terapéuticas: médica, quirúrgica y radioterápica. La terapia médica 
es bastante específica y se estudiará cuando se aborden las diversas 
entidades clínicas.
Para el tratamiento quirúrgico de los adenomas hipofisarios se 
emplea fundamentalmente la vía transesfenoidal, que ha desplazado a 
la transcraneal; utiliza microcirugía, técnicas de ampliación de imagen 
y, en la actualidad, métodos de endoscopia y neuronavegación. Su 
eficacia es de casi el 90% para los microadenomas y de alrededor 
del 50% para los macroadenomas, aunque disminuye a medida que 
aumenta el tamaño del adenoma. El empleo de la endoscopia en la 
intervención quirúrgica transesfenoidal es la innovación más reciente 
y permite reducir notablemente las molestias de los pacientes, la 
extirpación completa de los macroadenomas con extensión extraselar 
(con elevado porcentaje de remisión clínica y en las neuroimágenes), 
y reducir el daño en el tejido hipofisario normal, el tiempo pos-
toperatorio y la tasa de complicaciones relacionadas con la vía de 
acceso quirúrgica.
La radioterapia se emplea en pacientes con recidiva o restos tumo-
rales tras la intervención quirúrgica. En manos expertas, su eficacia es 
alta y presenta pocas complicaciones. Sus principales problemas son 
el largo tiempo que debe transcurrir hasta que sus efectos comienzan 
a ser evidentes y el hipopituitarismo de extensión variable que, con 
los años, se desarrolla en una gran proporción de los casos. En la 
actualidad, el empleo de la radioterapia con acelerador lineal (LINAC, 
del inglés linear accelerator) y control estereotáxico (Gamma Knife®) 
concentra con notable precisión los haces en el punto deseado y permite 
la administración de dosis altas en tratamientos únicos con ínfimo 
daño colateral. La asociación observada entre radioterapia previa, 
 A. Macroadenoma hipofisario (asterisco) con discreta 
compresión del quiasma óptico. RM de la hipófisis, corte coronal (vista 
frontal). B. Gran macroadenoma hipofisario (asterisco) con expansión 
supraselar e imágenes quísticas en su interior. RM de la hipófisis, corte 
sagital (vista lateral). C. Imágenes obtenidas por cámara gamma 24 h 
después de la inyección de 111In-DTPA-octreótido en un individuo 
sano (izquierda) (obsérvese la discreta captación del análogo de la 
somatostatina en la hipófisis y la tiroides) y en un paciente con un 
tumor hipofisario secretor de hormona del crecimiento (concentración 
selectiva en el adenoma) (derecha; flechas). DTPA: ácido dietilen-
triaminopentaacético. (Por cortesía del Prof. S. W. J. Lamberts, Digjzit Hospital Erasmus 
University, Rotterdam.)
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radioterapia convencional antigua y aumento de mortalidad vascular 
cerebral ha llevado a una limitación en su uso. La eficacia de la radio-
terapia como «bomba de protones» aún debe establecerse.
Cabe recordar que los tumores no neuroendocrinos de la hipófisis, 
mucho más raros que los adenomas, deben considerarse en el diagnós-
tico diferencial, dada la similitud clínica.
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13th ed. Philadelphia: Elsevier; 2016. p. 232-300.
ENFERMEDADES POR HIPERFUNCIÓN 
ADENOHIPOFISARIA
Hipersecreción de hormona de crecimiento. 
Acromegalia y gigantismo
I. Bernabeu Morón
Concepto
La acromegalia es la enfermedad producida por una hipersecreción 
crónica de GH, y secundariamente de IGF-I, debida en la mayoría 
de las ocasiones a un adenoma de células somatotropas hipofisarias. 
Cuando la hipersecreción de GH ocurre en la infancia o la adolescencia, 
antes del cierre de los platillos de crecimiento epifisarios, da lugar a 
un cuadro de gigantismo o acrogigantismo. Es una enfermedad poco 
frecuente, de carácter crónico y de progresión insidiosa. Provoca una 
desfiguración corporal característica asociada a múltiples manifes-
taciones clínicas y comorbilidades. Cursa con acusado deterioro de la 
calidad de vida y con incremento de la mortalidad.
Epidemiología
La acromegalia es una enfermedad rara. Su incidencia varía entre 0,2 y 
1,1 nuevos casos por cada 100.000 habitantes y año, y su prevalencia 
entre 2,8 y 13,7 casos por cada 100.000 habitantes. Afecta por igual 
a ambos sexos y se presenta en torno a la quinta década de la vida. Se 
estima que desde el inicio de la enfermedad hasta su diagnóstico trans-
curren entre 5 y 8 años.
Etiopatogenia y clasificación
El 95%-98% de los pacientes con acromegaliapresentan un exceso 
primario de GH por un adenoma hipofisario derivado de la línea 
celular PIT-1, fundamentalmente de células somatotropas.
Exceso primario de GH
Adenoma hipofisario aislado esporádico
Los somatotropinomas son tumores benignos, frecuentemente son 
macroadenomas y pueden ser invasivos y agresivos localmente 
(fig. 234-10). Su patogenia no se conoce bien. Parece necesario un 
factor iniciador de la tumorogénesis, ya sea inestabilidad genómica, 
desregulación del ciclo celular, sobreexpresión de oncogenes activados 
o silenciamiento de supresores tumorales, seguido de alteraciones de 
factores de crecimiento locales (entre ellos GH-RH y su receptor) que 
promueven la progresión y la expansión tumoral.
Hasta el 40% de los pacientes con acromegalia esporádica presen-
tan una mutación del gen GNAS, que codifica la subunidad α de la 
proteína de unión de los nucleótidos de guanina. Como consecuencia, 
existe una activación constitutiva de la vía del AMPc con estímulo de 
la secreción y liberación de GH. Otras alteraciones frecuentemente 
relacionadas con el desarrollo de somatotropinomas esporádicos se 
detallan en la tabla 234-3.
Síndromes genéticos con acromegalia
Los adenomas hipofisarios productores de GH en el contexto de 
síndromes genéticos pueden presentarse asociados a otras entidades 
clínicas (sindrómicos) o bien de forma aislada (no sindrómicos), y se 
detallan en la tabla 234-4.
Carcinoma hipofisario
Los carcinomas hipofisarios productores de GH son excepcionales. Su 
diagnóstico requiere la existencia de metástasis, ya sean intracraneales 
o a distancia. El tratamiento debe ser multimodal con cirugía, radiote-
rapia y fármacos, incluyendo la temozolomida. Su pronóstico es malo, 
con una supervivencia media de 12 meses en presencia de metástasis 
sistémicas y de 2,5 años en el caso de metástasis limitadas al SNC.
Otras causas de exceso primario de GH
La producción ectópica de GH es excepcional (tumores de islotes pan-
creáticos o linfomas). También es inhabitual el exceso yatrogénico de 
la GH como consecuencia de su administración con objeto de mejorar 
el rendimiento físico o como tratamiento supuestamente «antiedad».
Exceso primario de GH-RH
Es responsable hasta de un 2% de los casos de acromegalia. Puede 
tratarse de una hipersecreción de GH-RH eutópica por tumores 
 Distintas presentaciones del adenoma productor de GH (flechas blancas) en la RM de la hipófisis. A. Lesión hipointensa de 
9 mm (microadenoma) no invasiva lateroselar derecha en una mujer de 39 años. B. Macroadenoma intraselar (14 mm) no invasivo en una mujer 
de 52 años. C. Macroadenoma ampliamente invasivo: supraselar, infraselar al seno esfenoidal y lateral con invasión del seno cavernoso derecho 
(englobamiento completo de la arteria carótida derecha por el tumor: grado IV de Knosp).
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1936 SECCIÓN XVI Endocrinología
hipotalámicos (hamartoma, coristoma y ganglioneuroma) o ectó-
pica por tumores neuroendocrinos, frecuentemente pancreáticos o 
bronquiales, adenoma adrenal, carcinoma medular de tiroides o feo-
cromocitoma. El exceso de GH-RH produce hiperplasia hipofisaria e 
hipersecreción de GH con un cuadro clínico típico de acromegalia, si 
bien su curso clínico puede ser más recortado. La ausencia de adenoma 
en la RM hipofisaria, la cuantificación de la concentración plasmática 
de GH-RH y la localización del tumor causante nos permitirán su 
exéresis y la curación de la enfermedad.
Anatomía patológica
El factor de transcripción PIT-1 promueve la diferenciación y la pro-
liferación de las células somatotropas y también, junto con ER-α y 
GATA-2, de la línea lactotropa y tirotropa hipofisaria. Los adenomas 
somatotropos son la causa más frecuente de hipersecreción de GH, 
si bien esta puede estar presente en el adenoma acidófilo de células 
madre y en el adenoma plurihormonal PIT-1 positivo (tabla 234-5).
Adenomas somatotropos
Los adenomas somatotropos presentan cuatro variantes histológicas. La 
variante densamente granulada (representa el 40%) afecta a pacientes de 
mayor edad; son tumores no invasivos, frecuentemente hipointensos o 
isointensos en la RM hipofisaria potenciada en T2, cursan con elevados 
niveles de GH y de IGF-I, y presentan buena respuesta al tratamiento 
con análogos de la somatostatina de primera generación (ASS-1G).
La variante escasamente granulada (30%) es típica de pacientes más 
jóvenes; el tumor es más invasivo y frecuentemente hiperintenso en 
T2, la hipersecreción de GH y de IGF-I es menos marcada, pero, sin 
embargo, son más resistentes al tratamiento con ASS-1G.
Las variantes lactosomatotropa y mixta lactotropa y somatotropa 
cursan con exceso de GH y de PRL, ya sea por producción en una 
única célula o por un tumor con dos orígenes celulares distintos. La 
hipersecreción de PRL no suele ser muy significativa y, salvo por su 
mejor respuesta al tratamiento con agonistas dopaminérgicos, no 
presenta características clínicas específicas. Excepcionalmente, los 
somatotropinomas pueden presentarse como un adenoma ectópico 
localizado en la nasofaringe o el seno esfenoidal.
TABLA 234-3
GEN Mecanismo
GNAS Activación constitutiva vía del AMPc
CREB Factor de transcripción: fosforilación constitutiva vía 
del AMPc
STAT3 Sobreexpresión, disrupción del ciclo celular
Rb Supresor tumoral: silenciamiento epigenético, 
disrupción del ciclo celular
HMGA2 Oncogén: sobreexpresión, disrupción del ciclo 
celular
PTTG Oncogén: sobreexpresión, disrupción del ciclo 
celular
CCNB2 Ciclina inducida por HMGA: sobreexpresión, 
disrupción del ciclo celular
CDKN2A Supresor tumoral: silenciamiento epigenético
GADD45G Supresor tumoral: silenciamiento epigenético
MEG3 Supresor tumoral: silenciamiento epigenético
CCND1 Oncogén, sobreexpresión
H-RAS Oncogén, activación
FGFR4 Oncogén, transcripción alternativa
GIPR Sobreexpresión receptor GIP
CCNB2: ciclina B2; CCND1: ciclina D1; CDKN2A: cyclin-dependent kinase Inhibitor 2A; 
CREB: cAMP response element-binding; FGFR4: fibroblast growth factor receptor 4; 
GADD45G: Growth Arrest and DNA Damage Inducible Gamma; GIP: péptido 
insulinotropo glucosa dependiente; GNAS: guanine nucleotide binding protein, alpha 
stimulating; HMGA2: High Mobility Group AT-Hook 2; H-RAS: Harvey rat sarcoma; 
MEG3: maternally expressed 3; PTTG: pituitary transforming tumour gene; Rb: gen 
del retinoblastoma; STAT3: signal transducer and activator of transcription 3.
TABLA 234-4
Entidad
GEN
Función/cambio
(Penetrancia 
de la acromegalia) 
Morfología de la hipófisis Cuadro clínico
Neoplasia endocrina 
múltiple de tipo 1
MEN1
Supresor tumoral/inactivación
(10%)
Adenoma
Familiar sindrómico. Autosómico dominante. 
Hiperparatiroidismo, tumores hipofisarios, tumores 
neuroendocrinos del páncreas
Neoplasia endocrina 
múltiple de tipo 4
CDKN1B
Supresor tumoral/inactivación
(Desconocida)
Adenoma
Esporádico sindrómico: Hiperparatiroidismo, tumores 
hipofisarios, otros tumores
Síndrome 
de McCune-Albright
GNAS
Oncogén/activación poscigótica
(20%)
Adenoma o hiperplasia
No familiar, sindrómico o esporádico
Displasia fibrosa poliostótica, pubertad precoz, manchas 
café con leche «en costa de Maine»
Complejo de Carney PRKAR1A
Supresor tumoral/inactivación
(15%)
Hiperplasia o adenoma
Familiar sindrómico. Autosómico dominante. 
Pigmentación mucocutánea, mixomas cardíacos 
y de otras localizaciones, tumores de mama, tiroides 
y testiculares, síndrome de Cushing por hiperplasia 
adrenal nodular pigmentada primaria
Síndrome 3PAs SDHx A-D, AF2 
Supresor tumoral/inactivación
(Muy raro)
Adenoma
Esporádico o sindrómico: Adenoma hipófisis, 
feocromocitoma o paraganglioma
Adenoma hipofisario 
aislado familiar (FIPA)
AIP
Supresor tumoral/inactivación
(30%)Adenoma
Familiar. Autosómico dominante. Diagnóstico a edades 
más precoces, tumores más agresivos y con peor 
respuesta a los tratamientos
Acrogigantismo ligado 
a X (XLAG)
GPR101
Oncogén
(100%)
Adenoma o hiperplasia
Esporádico. Acusada hipersecreción de GH de inicio 
muy precoz en edad pediátrica
3PAs: síndrome adenoma de hipófisis, paraganglioma y feocromocitoma; AIP: Aryl hydrocarbon receptor interacting protein; CDKN1B: cyclin-dependent kinase inhibitor 1B; FIPA: familiar 
isolated pituitary adenoma; GNAS: guanine nucleotide binding protein, alpha stimulating; GPR101: G Protein-Coupled Receptor 101; PRKAR1A: protein kinase A, regulatory subunit type I 
alpha; SDH: succinato deshidrogenasa.
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CAPÍTULO 234 Enfermedades del hipotálamo y de la adenohipófisis
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1937
Otros adenomas con posible hipersecreción de GH
El adenoma acidófilo de células madre y el adenoma plurihormonal PIT-1 
positivo son muy poco prevalentes, cursan con grados variables de 
hipersecreción de GH y en general son tumores de mayor agresividad, 
mayor tendencia a la recidiva y peor respuesta a los tratamientos.
Cuadro clínico
Las manifestaciones clínicas de la acromegalia son inespecíficas y se 
desarrollan con gran lentitud, por lo que el diagnóstico suele ser tardío.
Síntomas locales
El 75% de los pacientes con acromegalia presentan un macroadenoma 
hipofisario en el diagnóstico. Según su tamaño y la expansión, existirán 
diversos síntomas compresivos locales. La cefalea, de gravedad variable y 
no siempre relacionada con el tamaño del adenoma, es muy frecuente. 
La expansión supraselar puede producir afectación de la vía óptica con 
déficit visual, habitualmente cuadrantanopsia o hemianopsia bitemporal 
(el 10% de los casos). Excepcionalmente puede existir afectación de 
los pares craneales III, IV o VI por expansión lateral e invasión del 
seno cavernoso, rinolicuorrea por expansión inferior con invasión del seno 
esfenoidal y las fosas nasales, o diabetes insípida, síndrome hipotalámico 
o incluso hipertensión intracraneal por expansión superior.
Por compresión del tumor sobre el tejido hipofisario sano, es fre-
cuente la pérdida de función hipofisaria. En el 50% de los casos hay 
un déficit de FSH y LH con hipogonadismo y su correspondiente 
expresión clínica (disminución de la libido, alteración menstrual, dis-
función eréctil). Es poco frecuente el déficit de ACTH o de TSH. En 
el 30% de los casos existe cierto grado de hipersecreción de PRL, ya 
sea por leve distorsión del tallo hipofisario o más aguda en los tumores 
cosecretores de GH y PRL (adenomas lactosomatotropos).
Síntomas sistémicos
La hipersecreción de GH y de IGF-I produce sintomatología por sobre-
crecimiento de los tejidos y promueve el desarrollo de comorbilidades 
específicas.
Síntomas inespecíficos
El cansancio, la sensación de debilidad y la falta de resistencia son 
síntomas muy prominentes.
Cambios físicos, acrales y por sobrecrecimiento de tejidos
El exceso de GH/IGF-I produce cambios físicos característicos por 
sobrecrecimiento de los tejidos blandos y por aumento de la deposición 
perióstica ósea. Sin embargo, estos cambios no suelen ser percibidos 
por el paciente ni por las personas de su entorno debido a su lenta 
instauración. Se produce un crecimiento de las manos y los pies con 
incremento de la talla de los zapatos y guantes, y la necesidad de quitar 
o agrandar los anillos. Los arcos superciliares y cigomáticos son más 
prominentes, hay crecimiento y engrosamiento de la nariz y de los 
labios con líneas faciales muy marcadas, crecimiento de la mandíbula o 
macrognatia y desarrollo de maloclusión con prognatismo y separación 
de los dientes o diastema (fig. 234-11). Se producen macroglosia y 
sobrecrecimiento de los tejidos blandos faringolaríngeos, que provocan 
un cambio en el tono de voz, que se hace más grave y profundo. Con 
frecuencia se desarrolla apnea-hipopnea del sueño.
La piel está engrosada, son frecuentes los pólipos cutáneos o acrocor-
dones, así como el aumento de vello con hirsutismo en las mujeres. Está 
aumentada la secreción sudorípara y sebácea, con mal olor corporal. El 
30% de los pacientes presentan parestesias en las manos por un síndrome 
del túnel carpiano. Es habitual la presencia de visceromegalia generalizada 
(corazón, hígado, tiroides, etc.). En los pacientes con enfermedad de larga 
evolución pueden existir deformidad de la caja torácica, cifosis dorsal e 
hiperlordosis lumbar. Cuando la hipersecreción de GH ocurre antes del 
cierre de los platillos de crecimiento epifisarios, da lugar a un cuadro de 
gigantismo o acrogigantismo, con una gran aceleración del crecimiento 
lineal. La talla suele encontrarse más de tres desviaciones estándar por 
encima de la media. En el acrogigantismo ligado al X, el sobrecrecimiento 
se inicia con frecuencia en el primer año de vida.
Comorbilidades
Metabólicas
La hipersecreción de GH provoca un aumento de la producción hepá-
tica de glucosa y de la lipólisis, con disminución de la captación 
periférica de glucosa e insulinorresistencia. La tolerancia a la glucosa 
puede permanecer normal (en menos del 30% de los casos) por un 
aumento compensador de la secreción de insulina por la célula β 
pancreática. Si persiste la hipersecreción de GH, y especialmente en 
 Aspecto característico de un paciente con acromegalia 
evolucionada. A. Rasgos faciales marcados, crecimiento de la nariz, los 
labios y la mandíbula. B. Prognatismo y diastema. C y D. Marcado cre-
cimiento acral. (Tomada de Dover AR, Zammitt N. The endocrine system. En: Macleod’s Clinical 
Examination, ed. 14. Oxford: Elsevier; 2018. p. 193-209. © 2018 Elsevier Ltd. All rights reserved.)
TABLA 234-5
Variante histológica Fenotipo
Factor de 
transcripción
Adenomas somatotropos (somatotropinomas)
Densamente 
granulado
GH, PRL, subunidad α
Tinción de citoqueratinas 
perinuclear o difusa
PIT-1
Escasamente 
granulado
GH, PRL
Tinción de citoqueratinas 
punteada con formación 
de cuerpos fibrosos
PIT-1
Lactosomatotropo GH, PRL, subunidad α
En la misma célula
PIT-1, ER-α
Adenoma mixto 
lactotropo y 
somatotropo
GH, PRL, subunidad α
En distintas células
PIT-1, ER-α
Otros adenomas con posible hipersecreción de GH
Adenoma acidófilo 
de células madre
PRL, GH (focal) y cuerpos 
fibrosos (inconstantes)
PIT-1, ER-α
Adenoma 
plurihormonal PIT-1 
positivo (antes 
denominado adenoma 
silente subtipo 3)
GH, PRL, TSH α y β PIT-1
ER-α: receptor estrogénico α; GH: hormona de crecimiento; PIT-1: factor de 
transcripción hipofisario específico del homeodominio POU; PRL: prolactina; 
TSH: hormona estimulante de la tiroides.
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1938 SECCIÓN XVI Endocrinología
pacientes con otros factores de riesgo diabetogénico (obesidad, historia 
familiar), puede desarrollarse una prediabetes o una diabetes mellitus 
franca. La prevalencia de diabetes es de un 20%-56%, y de prediabetes, 
de un 16%-46%. La curación quirúrgica de la acromegalia normaliza 
la homeostasis de la glucosa en el 25%-50% de los pacientes.
El exceso de GH y de IGF-I reduce la actividad de la lipoproteína 
lipasa y de la lecitina colesterol-aciltransferasa, con aumento de los 
triglicéridos y disminución de colesterol HDL. A largo plazo aumenta 
el nivel de lipoproteína(a) y de las partículas de colesterol LDL densas 
y pequeñas. Entre el 25%y el 40% de los pacientes con acromegalia 
presentan dislipemia. En conjunto, la diabetes mellitus y la dislipemia 
aumentan el riesgo cardio- y cerebrovascular.
En los pacientes con acromegalia existe una disminución de la grasa 
subcutánea y visceral, y un aumento de la masa magra.
Reumatológicas
La artropatía está presente en más de un 60% de los casos, afecta 
especialmente a las grandes articulaciones y la columna vertebral, y es 
más acusada y precoz de lo esperable en la población general. Cursa con 
dolor, edema, rigidez y limitación funcional progresiva, con afectación 
de la calidad de vida. El exceso de GH/IGF-I provoca un sobrecreci-
miento del cartílago articular y de los ligamentos periarticulares que 
provoca inestabilidad articular. Esta fase inicial es potencialmente rever-
sible con el control de la hipersecreción de GH/IGF-I. En una segunda 
fase, ya irreversible, se producen microtraumatismos en las superficies 
articulares que se siguen de fenómenos de reparación exuberante con 
formación de cicatrices hipertróficas y osteófitos. La columna vertebral 
está afectada en el 40%-50% de los casos.
Hay un aumento de la fragilidad ósea por alteración de la microar-
quitectura del hueso trabecular, frecuentemente agravada por el hipo-
gonadismo coexistente. Todo ello lleva a un aumento muy significativo 
del riesgo de sufrir fracturas vertebrales.
Cardiovasculares
Hasta el 50% de los pacientes, especialmente los de evolución más 
prolongada, presentan hipertensión arterial. Existe una miocardiopatía 
específica con hipertrofia concéntrica del ventrículo izquierdo que 
origina una disfunción diastólica. Esta fase es asintomática en reposo, 
ya que el desarrollo de un síndrome hipercinético con aumento de la 
frecuencia y de la contractilidad miocárdica mantiene la función sis-
tólica normal, pero puede ser sintomática durante el ejercicio.
Si la miocardiopatía progresa, por enfermedad grave activa o por 
hipertensión arterial, puede dar lugar a una disfunción sistólica con 
grados variables de insuficiencia cardíaca. Son frecuentes las arrit-
mias (7%-40%) y la coexistencia de enfermedad valvular (20%). La 
cardiopatía isquémica está presente entre el 2,5% y el 12% de los 
pacientes. Las manifestaciones cardiológicas mejoran con el control 
de la enfermedad, especialmente en los pacientes más jóvenes y con 
menor tiempo de evolución. La cardiovascular es la segunda causa de 
mortalidad en la acromegalia.
Oncológicas
El riesgo de cáncer está discretamente aumentado en la acromegalia, 
especialmente de carcinoma colorrectal, y en menor medida de tiroides, 
mama, gástrico y de vías urinarias.
La mortalidad global por cáncer no está aumentada en la acromega-
lia, si bien en series recientes ya es la primera causa de mortalidad. La 
presencia de pólipos colónicos, que pueden preceder al cáncer de colon, 
es muy frecuente (45%), por lo que es necesario su despistaje mediante 
la realización de una colonoscopia, especialmente en pacientes con 
clínica compatible, de mayor edad, con enfermedad más grave o de 
mayor tiempo de evolución.
Respiratorias: síndrome de apnea-hipopnea del sueño
Afecta al 60%-80% de los casos, y su desarrollo se relaciona con los 
niveles de GH e IGF-I. Es más frecuente en hombres, en obesos y en 
pacientes de mayor edad. Puede ser de origen central, pero predomina 
la forma obstructiva en relación con los cambios anatómicos óseos 
maxilares, mandibulares y de partes blandas de la vía respiratoria supe-
rior. Cursa con ronquidos (78%) y apneas nocturnas, somnolencia 
diurna (51%), astenia y cefalea.
Diagnóstico
El diagnóstico de la acromegalia, una vez que se sospecha, es simple y 
se basa en la determinación de IGF-I y en algunos casos en la valora-
ción de la supresión de la GH tras una sobrecarga oral de glucosa. El 
principal reto es conseguir un diagnóstico más precoz, para lo que es 
necesario aumentar el conocimiento de la enfermedad entre los profe-
sionales con los que el paciente consulta en primer término: medicina 
de familia e interna, reumatología, traumatología, odontología, etc. 
El esquema del proceso diagnóstico ante la sospecha de acromegalia o 
gigantismo se resume en la figura 234-12.
 Algoritmo diagnóstico de la acromegalia. DM2: diabetes mellitus 2; Gd: gadolino; GH: hormona de crecimiento; HTA: hipertensión 
arterial; IGF-I: factor de crecimiento insulinoide; SAHS: síndrome de apnea-hipopnea del sueño; SOG: sobrecarga oral de glucosa; STC: síndrome 
de túnel carpiano.
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CAPÍTULO 234 Enfermedades del hipotálamo y de la adenohipófisis
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1939
Diagnóstico de sospecha
Deben estudiarse todos los pacientes con cambios físicos caracterís-
ticos o sugestivos de acromegalia o gigantismo, e igualmente todos los 
pacientes en los que se haya detectado un tumor hipofisario.
Es recomendable descartar la hipersecreción de GH en los pacientes 
que, aun sin rasgos físicos característicos, presenten una combinación 
de dos o más comorbilidades o síntomas compatibles: diabetes de 
tipo 2 de nuevo inicio, artrosis precoz, hipertensión arterial de difícil 
control, miocardiopatía, bocio, pólipos colónicos, maloclusión o dias-
tema, síndrome del túnel carpiano, apnea del sueño o hiperhidrosis.
Diagnóstico bioquímico
IGF-I
La determinación de IGF-I es el test diagnóstico de primera línea. Es 
un marcador de la secreción integrada de GH y, a diferencia de esta, 
sus niveles plasmáticos son estables. Debe determinarse de acuerdo 
con el estándar internacional para IGF-I IS 02/254, e interpretarse con 
rangos de normalidad ajustados por edad y sexo. Una concentración de 
IGF-I normal prácticamente descarta la enfermedad. Por el contrario, 
un valor de IGF-I elevado (superior a 1,5-2 veces el límite superior 
del rango normal) para edad y sexo es diagnóstico de acromegalia. En 
la interpretación de esta prueba debe tenerse en cuenta que los niveles 
de IGF-I están elevados en la pubertad, la adolescencia, durante el 
tratamiento estrogénico y en el embarazo, y están disminuidos en la 
hepatopatía aguda, el fallo renal, la malnutrición y la diabetes mellitus 
con mal control metabólico. Si coexiste alguna de estas situaciones o si 
el valor de IGF-I es equívoco, debe realizarse una prueba de supresión 
de GH tras la sobrecarga oral con 75 g de glucosa.
Supresión de GH tras una sobrecarga oral de glucosa
Aunque la GH basal está elevada en la acromegalia, su determinación no 
tiene valor diagnóstico, ya que el carácter pulsátil de su secreción 
puede justificar niveles elevados en personas sanas. Tras una determi-
nación basal de GH y de glucosa se administran 75 g de glucosa y se 
determina la glucosa y la GH cada 30 min durante 2 h. En sujetos 
sanos, la hiperglucemia suprime la GH por debajo de 0,4 µg/L si 
esta se determina mediante métodos ultrasensibles (como es habitual 
en nuestro medio), o por debajo de 1 µg/L si se utilizan métodos de 
menor sensibilidad. La ausencia de supresión de la GH por debajo de 
este punto de corte tras la sobrecarga oral de glucosa es diagnóstica 
de acromegalia.
En la práctica clínica, y aunque no sea imprescindible para el 
diagnóstico, la GH tras sobrecarga suele realizarse en la misma visita 
al laboratorio en la que se determina la IGF-I. La GH tras sobrecarga 
confirma el diagnóstico si existiera alguna duda, los niveles basales de 
GH tienen cierto significado pronóstico y la determinación simultá-
nea de glucosa nos permite identificar precozmente alteraciones del 
metabolismo hidrocarbonado.
Otros estudios bioquímicos y de función hipofisaria
La determinación de GH-RH está justificada en presencia de acrome-

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