Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
El REBE NAJMÁN SOBRE LA TORÁ IDEAS DE BRESLOV SOBRE LA LECTURA SEMANAL DE LA TORÁ COMPILADO POR JAIM KRAMER EDITADO POR Y. HALL TRADUCCIÓN AL ESPAÑOL GUILLERMO BEILINSON BERESHIT - GÉNESIS Publicado por BRESLOV RESEARCH INSTITUTE Jerusalem/New York Copyright © 2012 Breslov Research Institute ISBN 978-1-928822-61-5 Ninguna parte de esta publicación podrá ser traducida, reproducida o archivada en ningún sistema o transmitida de ninguna forma y de ninguna manera, electrónica, mecánica, fotocopiada o grabada o de cualquier otra manera, sin el consentimiento previo, por escrito, del editor. Título del original: REBBE NACHMAN’S TORAH Para más información: Breslov Research Institute POB 5370 Jerusalem, Israel. Breslov Research Institute POB 587 Monsey, NY 10952-0587 Estados Unidos. Breslov Research Institute c\o G.Beilinson calle 493 bis # 2548 Gonnet (1897) Argentina. e-mail: abei2ar@Yahoo.com.ar Diseño de cubierta: Ben Gasner mailto:abei2ar@Yahoo.com.ar Indice Prefacio Reconocimientos Conceptos Generales Comienzos Desde el Comienzo hasta el Final Génesis/Bereshit Parashat Bereshit Parashat Noaj Parashat Lej Lejá Parashat Vaierá Parashat Jaié Sara Parashat Toldot Parashat Vaietze Parashat Vaishlaj Parashat Vaieshev Parashat Miketz Parashat Vaigash Parashat Vaiejí Glosario Prefacio “Éste es el libro de las generaciones del hombre” (Génesis 5:1). Los Cinco Libros de Moisés, conocidos como el JuMaSh (חומש, de la palabra hebrea JaMeSh [5 ,חמש]), abarcan un período de cerca de 2500 años. Los capítulos iniciales del Libro del Génesis cubren los 2000 años desde Adán hasta Abraham, con los siguientes capítulos del Génesis abarcando cerca de 300 años desde Abraham hasta el fallecimiento de Iosef. Los primeros capítulos del Libro del Éxodo tratan sobre los 210 años de esclavitud en Egipto y el resto del JuMaSh cubre los cuarenta años desde el Éxodo hasta el fallecimiento de Moisés. Esto en cuanto a un libro de “historia” que es mucho más que historia. Los Cinco Libros de Moisés también son conocidos como la Torá. La palabra Torá (תורה) proviene de la raíz horá (הורה, enseñar o guiar), pues la Torá es el maestro y la guía. En Su gran amor por nosotros, Dios nos dio la Torá como Su regalo, para que sea nuestra guía en todo momento y en todas las situaciones. A través de sus historias y leyes la Torá tiene por objetivo definir para nosotros lo que es recto y lo que es incorrecto, lo que es bueno y lo que es malo y cómo cultivar una constante conciencia del Uno Que creó todo. Pero, ¿cómo podemos aprender de aquello que nos presenta la Torá? ¿Cómo podemos vivir al igual que los Patriarcas y Moisés? ¿Estamos condenados a las disputas familiares de Ishmael e Itzjak, de Iaacov y de Esaú, de Iosef y sus hermanos? ¿Cómo podemos hacer propia la esclavitud en Egipto, el Éxodo, la Apertura del Mar y las tribulaciones del pueblo judío en su viaje a través del “desierto”? ¿Qué es el Tabernáculo? ¿Dónde está nuestro maná? ¿Qué hay de las maldiciones de Bilaam y quiénes son los “espías” entre nosotros? Y ¿qué significan las diferentes leyes de la Torá para nuestra manera de pensar de este siglo XXI? En verdad, la Torá es un libro cerrado y su estructura lacónica revela muy poco sobre aquello de lo que realmente trata. Las historias sobre las vidas de los fundadores del judaísmo no nos dicen nada sobre cómo vivir nuestras propias vidas. Por ello, debemos volvernos hacia los Sabios, cuyos extensos comentarios en la Mishná, en el Talmud, en el Midrash y en la Kabalá, al igual que en los escritos de los comentaristas a lo largo de las épocas, nos permiten alcanzar una mayor sensibilidad ante el mensaje que guarda la Torá para nosotros. “¡Shema Israel - Oye, Israel! Dios es nuestro Señor. Dios es Uno” (Deuteronomio 6:4). Quizá el mensaje más grande que transmite la Torá esté encapsulado en el Shema Israel, el versículo que expresa nuestra fe en Dios y nuestra voluntad de seguir Sus directivas. Cuando recitamos Shema Israel, les anunciamos a todos que Dios es Uno - el Dios Único Que creó todo. A pesar de las muchas y diversas partes de la Creación, todo emanó del Dios Único. Por lo tanto todo en el mundo -sí, todo- tiene algo de Divinidad en sí. Esto significa que cada uno y cada cosa tiene la capacidad de conectarse con Dios, porque ya es parte de Dios. También significa que todo en la vida puede reflejar a Dios. Cada pensamiento, cada palabra y cada acto puede ser el portador de un mensaje de Dios, diciéndonos que debemos ser más conscientes de nuestro Creador. En ninguna otra parte este mensaje está más claro que en la Torá, que proclama la Unidad de Dios. Esto puede comprenderse a través de lo siguiente. Es bien conocido que la Torá contiene 613 mitzvot (preceptos) (Makot 23b). La palabra miTzVá (מצוה) proviene de la raíz TzeVet (צות, unir, amarrar). Cuando llevamos a cabo una mitzvá, nos unimos nosotros y el mundo con Dios. Las 613 mitzvot están divididas en 248 preceptos positivos y 365 prohibiciones. Esos mandamientos engloban todos los aspectos de nuestra relación con Dios, con nuestros congéneres humanos y con todo lo que existe. Con esos preceptos Dios otorgó todas las herramientas necesarias mediante las cuales el hombre puede conectarse con Él y llevar a toda la creación hacia su perfección final. El cuerpo humano también tiene 248 miembros (enumerados en Ohalot 1:8), correspondientes a los preceptos positivos de la Torá y 365 tejidos conectivos, venas y tendones, correspondientes a las 365 prohibiciones de la Torá (Zohar I, 170b). Así, el hombre fue hecho sobre el patrón de la Torá - no sólo su alma, sino también su cuerpo. La Torá es el eslabón que permite que el hombre experimente y sienta la Divinidad investida en él. Enseña el Zohar (III, 73a): “Dios, la Torá e Israel son uno”. Cuando recitamos Shema Israel, anunciamos la Unidad de Dios. Cuando estudiamos la Torá, hacemos lo mismo: proclamamos que Dios y Su Torá son uno, reconocemos la presencia de Dios en nuestras vidas y comenzamos a desarrollar una relación personal con nuestro Creador. » Los mensajes que la Torá nos envía y su importancia para una vida plena, están explicados magistralmente en las enseñanzas del Rebe Najmán de Breslov (1772-1810) y de su discípulo más importante, el rabí Natán (1780-1844). La forma en que desarrollan sus discursos, revelando la presencia de Dios en cada aspecto de la vida, nos ayuda a comprender y a aplicar el mensaje de la Torá en nuestras propias vidas. Luego de estudiar aunque sea un poco de las enseñanzas de Breslov, uno llega a tener la sensación de que Dios está con uno en cada página, llamándolo, “¡Ven! ¡Aquí estoy para ti!”. Ésta ha sido mi experiencia personal y la de muchos de mis amigos y colegas. Tanto el Rebe Najmán como el rabí Natán nos impregnan con el sentimiento de que podemos ser partícipes activos en la Creación y que cada uno de nosotros, mediante nuestros pensamientos, palabras y acciones, puede hacer del mundo un lugar mejor. Nos hacen sentir que somos Adán y Eva en el Jardín del Edén, embarcándonos en un nuevo comienzo. Como si estuviésemos de pie frente al Árbol de la Vida y al Árbol del Conocimiento del Bien y del Mal, armados con la posibilidad de elegir entre sucumbir a los llamados de la Serpiente o nutrirnos del Árbol de la Vida. Y que aquello que elijamos impactará en el futuro de la humanidad y del mundo. » Dado que la Torá contiene muchos consejos para la vida, podremos beneficiarnos más si la estudiamos bajo la orientación de los Tzadikim, cuyas lecciones proporcionan la mejor guía (cf. Likutey Halajot, Birkot HaPeirot 5:17). El rabí Natán hace notar que el comentario de Rashi es el mejor y el más importante para estudiar la Torá, dado que se apega al significado simple de los versículos dirigiéndonos hacia las enseñanzas de los Sabios en lugar de dedicarse a discusiones filosóficas(Likutey Halajot, Tefilá 4:7). Por este motivo y en lugar de citar las fuentes originales en el Talmud o en el Midrash, la presente obra cita principalmente las interpretaciones de los versículos hechas por Rashi, las cuales agregan profundidad y razón a los comentarios de Breslov. Es sabido que las pocas palabras utilizadas por Rashi en sus ideas incluyen, en sí mismas, páginas enteras de comentarios, y el Rebe Najmán y el rabí Natán suelen citarlas y desarrollarlas en la forma de notables consejos. Esta obra no tiene la intención de ser una traducción “verdadera” del Jumash. Es posible comprobar en las traducciones y comentarios ya editados las diferentes maneras en que puede traducirse cada versículo, junto con docenas de interpretaciones. Aquí presentamos una traducción que se ajusta al significado simple del versículo pero que se presta al comentario del Rebe Najmán y del rabí Natán. Es nuestro deseo que los lectores lleguen a apreciar la relación personal que es posible desarrollar con Dios y los niveles que pueden alcanzarse mediante estas elevadas enseñanzas. Que Dios nos dé la sabiduría para comprender Sus mensajes y aplicarlos de la manera adecuada. Entonces podremos ser merecedores de ver la Venida del Mashíaj, la Reconstrucción del Templo y el Retorno de los Exilados, pronto y en nuestros días. Amén. Jaim Kramer Iyar 5771 Mayo 2011 Reconocimientos Enseñó el Rebe Najmán: “Siempre debes estar agradecido con la persona que te da algo” (El Libro de los Atributos, Caridad A:13). Comenzar el agradecimiento hacia todas las personas que ayudaron para la realización de este libro podría tomar tantos años como llevó preparar el texto mismo. En su lugar, pedimos perdón a los muchos al limitar nuestro reconocimiento a aquellos que han sido los soportes primarios de El Rebe Najmán sobre la Torá, desde sus comienzos hasta el día de hoy. Primero y ante todo nuestro reconocimiento para Alvin y Elaine Gordon quienes pusieron en marcha todo este proyecto con la inocente pregunta, “¿Existe algún comentario del Rebe Najmán sobre la lectura semanal de la Torá?”. Habíamos comenzado a recolectar el material sobre la Biblia y no estábamos seguros sobre qué hacer con ello. Su pregunta nos llevó a organizar el material y a presentarlo parashá tras parashá, versículo por versículo, dándoles a los lectores un “manual” del pensamiento de Breslov para realzar sus estudios semanales y conversaciones en la mesa del Shabat. A medida que se corrió la voz de que estábamos preparando un proyecto de Jumash, varias personas se sumaron para ayudar con el financiamiento. Además de los Gordons y de la Lowenstein Foundation, fuimos bendecidos con la ayuda de Steve y Beryl Reich, Jay y Lisa Knof y David Menaged. Otros más, de una larga lista de dignos donantes, ofrecieron su tiempo, trabajo y dinero para mantener en marcha este esfuerzo. Entre todos ellos se destacan Diana Korzenik y la familia Steinberg de Toronto, quienes han sido sólidos pilares para el sustento de éste y de muchos otros proyectos del Breslov Research Institute. Considerando el tiempo y los costos implícitos en este largo proyecto, fuimos bendecidos más aún recientemente por Ira Berkowitz, quien, como un caballero de brillante armadura, se hizo presente con una considerable contribución en memoria de su querida madre, que descanse en paz. Nuestra más profunda apreciación para R' Iaacov Dovid Shulman, quien les dio sentido, en inglés, a las profundas ideas del Likutey Moharán del Rebe Najmán. Y “aunque todos los mares fuesen tinta y todas las cañas plumas de escribir”, no serían suficientes para agradecer a Y. Hall por la excelente traducción del Likutey Halajot del rabí Natán, al volcarlo en un lenguaje comprensible incluso para el lego. También agradecemos a B. Aber por el soberbio diseño gráfico. Gracias también a todo nuestro equipo, cuyas ideas ayudaron al fluir de esta obra. Y a mi esposa por estar conmigo. Compré un magneto para nuestro refrigerador que lo dice todo: “Yo no sufro de estrés, pero lo produzco”. Y aun así ella estuvo conmigo. Quiera Dios ayudarnos a ver la finalización de este proyecto y de muchos otros y podamos todos ser dignos de ver la Llegada del Mashíaj, la Reconstrucción del Templo y el Retorno de los Exilados, pronto y en nuestros días. Amén. J.K. Agradecemos a Ediciones Sigal, Buenos Aires, su amable permiso para utilizar la traducción al español de La Biblia. Conceptos Generales Aquellos familiarizados con las lecciones del Rebe Najmán saben que éstas suelen comenzar con una cierta premisa que es luego desarrollada utilizando textos de prueba tomados de la Biblia, del Talmud, del Midrash, de la Kabalá, del Zohar y de otras enseñanzas. Construyendo y agregando más ideas, el Rebe entreteje un tapiz increíblemente hermoso englobando toda la lección. El rabí Natán sigue el mismo patrón en sus discursos. Para el estudiante de Breslov, estas lecciones combinan un profundo comentario de los versículos bíblicos junto con una gran riqueza de consejos para la vida. Pero para el editor que busca aislar cada enseñanza no es fácil discernir las piedras preciosas de los consejos sobre cada versículo. Es necesario profundizar en los escritos del Rebe Najmán y del rabí Natán para encontrar esas pepitas de oro, pues están intrincadamente bordadas en sus discursos, de una manera exquisita. Así, la compilación de esta obra implicó extraer virtualmente cada lección “fuera de contexto” y desarrollarla como una unidad autónoma. En su mayor parte, los comentarios del Rebe Najmán y del rabí Natán se sustentan por sí mismos, pero muchos de ellos son mejor comprendidos en el contexto original. Por lo tanto presentamos este capítulo como conceptos básicos de El Rebe Najmán sobre la Torá. Es posible encontrar varios temas básicos y recurrentes a lo largo de las enseñanzas de Breslov, entre ellos: la fe, la verdad, la moral, el cuidado del pacto de Abraham, el lugar central del Tzadik en el judaísmo, dar caridad o actuar de manera caritativa, alegría y felicidad, guardar y/o cuidar los pensamientos y la primacía del estudio de la Torá y de la plegaria. Dado que estas ideas son centrales al pensamiento judío, se presentan una y otra vez en las enseñanzas del Rebe Najmán y siempre desde un punto de vista diferente. Hay tres que se destacan más que las otras: la fe, el pacto y el Tzadik. La Fe Como explica el Rebe Najmán: “Afortunados somos de que Moisés nos diera la Torá que empieza con ‘En el comienzo creó Dios los cielos y la tierra’. Se nos ordena creer en Dios sólo mediante la fe y no entrar en especulaciones intelectuales” (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #5). Ello se debe a que la fe está imbricada dentro del Acto mismo de la Creación, como está escrito, “Todas Sus obras están hechas con fe” (Salmos 33:4). El rabí Natán explica además que la fe es absolutamente necesaria en cuatro áreas. Éstas son: la fe en Dios, la fe en la Torá como un regalo de Dios, la fe en los líderes rectos (e.g. Moisés, el rey David y todos los verdaderos Tzadikim y líderes de la nación judía a lo largo de las épocas) y quizás la más significativa de todas, la fe en uno mismo – en el hecho de que uno es importante a los ojos de Dios, que sin importar cuán lejos se sienta de Dios uno siempre puede volver a Él, que tiene un propósito en la vida, que tiene la fe y la confianza necesarias para tratar con los demás y la fuerza interna para cambiar los hábitos y mejorar su vida (cf. Likutey Halajot, Masá u-Matán 3:6). También incluidas en el concepto de la fe se encuentran la verdad y la honestidad, dado que la fe implica fidelidad y la capacidad de confiar en los demás, una situación que sólo es posible mediante la honradez. El Pacto El tema de la moralidad y del cuidado del pacto hace referencia al Pacto de Abraham, el brit milá (el pacto de la circuncisión). El brit milá no es una ceremonia religiosa que es celebrada un día y olvidadaal siguiente. Es el pacto eterno entre Dios y el pueblo judío. El retiro del prepucio del órgano sexual simboliza el retiro de todo lo que es impuro en la vida de la persona; con pureza en la mente y en el corazón la persona puede entonces utilizar el órgano de procreación para ser un socio de Dios en el proceso continuo de la creación del mundo. Es impensable que se pueda llegar al abuso de ese poder procreador para propósitos lujuriosos, pues ello envenena el mundo con deseos cada vez mayores y degradantes. Cuando la persona guarda el pacto y eleva sus pensamientos e intenciones morales, se eleva a sí misma y a muchos otros, hacia una conciencia más exaltada de honestidad, de decencia y de pureza. En palabras del Rebe Najmán: “El principal camino para acercarse a Dios es el cuidado y la rectificación del pacto” (Likutey Moharán I, 29:4). El Tzadik El Tzadik es quizás el tema más recurrente en las enseñanzas del Rebe Najmán pero es, probablemente, el concepto menos comprendido. Este concepto se menciona por primera vez en una frase del Talmud: Dice el rabí Elazar: El mundo entero fue creado debido a un solo Tzadik. Esto lo aprendemos del versículo “Dios vio que la luz era buena” (Génesis 1:4). “Bueno” no es otra cosa que el Tzadik, como está escrito, “Di del Tzadik que es bueno” (Isaías 3:10). El rabí Jiá dijo en nombre del rabí Iojanan: Pues el mundo será mantenido en aras de un solo Tzadik, como está escrito, “El Tzadik es el cimiento del mundo” (Proverbios 10:25) (Ioma 38b). Es axiomático el que el Tzadik sea una figura central del judaísmo. Su tenacidad en el servicio a Dios pese a todos los obstáculos -como atestigua el ostracismo de Abraham debido a su rechazo de la idolatría y de su enseñanza en la creencia en Dios- y su completa anulación delante de Dios al servir como líder de la nación -como Moisés que estuvo dispuesto a “borrarse” a sí mismo si Dios no perdonaba la rebelión del pueblo judío (Éxodo 32:32)- ha salvado al pueblo judío una y otra vez a lo largo de nuestra extensa historia. Ello se debe a que el Tzadik trasciende este mundo material y alcanza una comprensión de lo espiritual incluso mientras existe en el plano físico. Como tal, es una especie de puente entre nosotros y Dios. Por supuesto, ningún judío necesita de un intermediario entre él y Dios. Dios ciertamente no necesita que nadie actúe como Su intermediario y tampoco nosotros, porque siempre podemos buscar a Dios y encontrarlo. Pero el Tzadik ya ha encontrado a Dios y, por lo tanto, para decirlo de una forma más simple, conoce la manera eficaz de hallarlo. Esto significa que es la persona adecuada para enseñarnos aquello que debemos saber para poder acercarnos a Dios. Aun así el Tzadik es mucho más que un maestro que nos da una óptica Divina. El Tzadik se encuentra en un plano tan elevado que en verdad llega a ser el emisario de Dios para hacernos llegar Su mensaje. Sólo Moisés pudo traernos la Torá tal cual la conocemos y sólo los muy grandes Tzadikim de cada generación -los profetas, los reyes justos, los Sabios líderes, los Gaonim, los Codificadores y demás- son capaces de transmitirnos las instrucciones de Dios, la Torá. (En su obra clásica, el Mishne Torá, Maimónides presenta una lista de los líderes de cada generación desde Moisés hasta el final de la era Talmúdica). Y los Tzadikim reciben desde Arriba el poder para enseñar la Torá tal cual lo consideren adecuado - por ejemplo, los Sabios Talmúdicos introdujeron muchas leyes y guías nuevas para preservar la observancia de la Torá. De la misma manera, en cada generación, los Tzadikim ejercen un “poder Divino” para dirigir a la nación de acuerdo a su comprensión de la Torá y en concordancia con la generación en la cual viven. Éste es un concepto muy audaz, pero no es nuevo. De la Torá misma aprendemos que el Tzadik tiene poder. A lo largo de las Escrituras, encontramos el versículo “Vaidaber IHVH el Moshé lemor - Dios le habló a Moshé, diciendo” (Éxodo 13:1; 14:1; 25:1; 30:11; et al.). Vaidaber (וידבר, “Él habló”) proviene de la misma raíz que DaBaR Rashi sobre Deuteronomio) (líder ,רבר) 31:7; ver Sanedrín 8a). El rabí Natán explica que cuando Dios le habló a Moisés, no sólo le habló a él y le dio directivas, sino que también le pasó esa directiva y liderazgo al mismo Moisés. Con cada Vaidaber, Dios le entregó el liderazgo y la dirección a Moisés, para que él implementase las enseñanzas tal como lo considerase adecuado (Likutey Halajot, Milá 2:8). Entender la grandeza del Tzadik es algo esencial para nuestra comprensión de la Torá. El Talmud, el Midrash, el Zohar, la Kabalá y virtualmente todas las enseñanzas jasídica están repletas de afirmaciones sobre la grandeza del Tzadik y de su rol central en el judaísmo. El Rebe Najmán enfatiza en su enseñanza más importante sobre el hitbodedut que cada persona debe desarrollar su propia y directa conexión con Dios (Likutey Moharán I, 52; Ibid. II, 25). Pero el Tzadik es un Tzadik, un líder que se entrega en aras de los demás sin buscar remuneración alguna y que continuamente dará de sí mismo hasta el fin. Todos comprenden la importancia de tener líderes calificados - ¡no hace falta más que ver la expresión de emoción y determinación en un día electoral cuando la gente corre a las urnas para votar por el político más mediocre! Pero el Rebe Najmán considera el liderazgo desde un punto de vista muy diferente. Su concepto del liderazgo incluye personas tales como Abraham, Moisés, el rey David y el rabí Akiba, personas que entregaron sus vidas por los demás sin ocuparse de sí mismas. Por ese motivo, la Torá termina con el fallecimiento de Moisés, pues una vez que nos unimos a un Tzadik así, estamos en el sendero correcto. Pero en verdad la Torá no termina sino que comienza una y otra vez. Y es por eso que encontraremos muchas enseñanzas en El Rebe Najmán sobre la Torá que se explican al comprender el papel del Tzadik en nuestras vidas. Comienzos Comienzos Éste es el libro de las generaciones del hombre (Génesis 5:1) Cada año repetimos el ciclo de la lectura semanal de la Torá. Cada lectura se divide en siete porciones, una para cada día de la semana. Aunque cada año repetimos la Torá, ella es siempre un libro nuevo, pues refleja las situaciones únicas de cada persona y le otorga comprensión e inspiración para atravesar los desafíos y adversidades de la vida. La Torá contiene alusiones dirigidas a cada uno de nosotros; es la historia de la vida de cada individuo. Cada uno puede encontrarse a sí mismo en la lectura de la Torá de ese día y de esa semana e inspirarse con ello (Likutey Halajot I, p. 196a-392). La Torá La Torá es llamada un “testimonio” - es el testimonio de la realidad y de la Unidad de Dios. La Torá, con sus leyes y estatutos, los Libros de los Profetas y los Escritos, al igual que el Talmud, el Midrash, el Zohar, la Kabalá y todos los comentarios que acompañan a esas obras encajan entre sí con una increíble precisión y perfección. Incluso un mínimo conocimiento de la Torá y de sus contenidos demuestra que no es algo producto de la obra del hombre, sino testimonio de nuestro Creador Quien nos dio la Torá. Así, está escrito, “Las Tablas eran obra de Dios y la escritura era la escritura de Dios” (Éxodo 32:16) (Likutey Halajot VII, p. 30-16a). La Torá fue dada luego de veintiséis generaciones Antes de que Dios diese la Torá debía haber, por parte de la humanidad, una manifestación del deseo por ella y por la Divinidad. Así, la Entrega de la Torá se retrasó por veinte generaciones (de Adán a Noaj, diez generaciones; de Noaj a Abraham, diez generaciones; Itzjak, Iaacov, Leví, Kehot, Amran y Moisés, seis generaciones [Jaguigá 13b]), hasta que todas las buenas aspiraciones y anhelos de los Tzadikim de esas generaciones llenaron al mundo de buenos deseos. Entonces fue dada la Torá (Likutey Halajot VI, p. 74). La lectura de la Haftará y el Maftir El Maftir es el último pasaje de la Torá leído durante los servicios del Shabaty de las festividades; la Haftará es la lectura de los escritos de los Profetas, cuyo tema se relaciona con la lectura de la Torá de esa semana. La costumbre de leer el Maftir y la Haftará fue instituida en épocas Talmúdicas durante un período de decretos que prohibieron la lectura pública de la Torá. En esa época, los Sabios instituyeron la costumbre de leer un pasaje de los Libros de los Profetas en lugar de la lectura de la Torá. Hoy en día, esa Haftará se recita luego de la lectura regular de la Torá. Los profetas hablan generalmente del consuelo de la nación judía al final de los tiempos - así, la palabra maFTiR ,פטור) alude a PaTuR (מפטיר) exceptuado) o al final del sufrimiento en mérito por haber mantenido la Torá. La haFTaRá (הפטרה) también representa un comienzo, como en PeTeR jamor (פטר un “asno primogénito” que PoTeR ,(חמור al vientre de otro (que exceptúa ,פוטר) nacimiento primogénito (ver Rashi sobre Éxodo 13:2). Al comenzar nuevamente, podemos renovarnos y renovar nuestra actitud hacia el servicio a Dios, mereciendo así ser testigos del fin de todo sufrimiento (Likutey Halajot I, p. 452). Estudiando con Rashi Por mucho, el comentario de Rashi es el mejor y el más importante para estudiar la Torá, dado que se apega al significado simple de los versículos dirigiéndonos hacia las enseñanzas de los Sabios en lugar de dedicarse a discusiones filosóficas (Likutey Halajot I, p. 348). Cierta vez varias personas estaban alabando los comentarios de Rashi en presencia del Rebe Najmán. La esencia de la conversación era el hecho de que para una comprensión directa de la Biblia sólo hacía falta el comentario de Rashi, pues muchos de los otros comentaristas se apoyaban en los filósofos (Tzadik #410). El Rebe hizo notar, “Es posible que ustedes no se den cuenta, pero Rashi es como el hermano de la Torá. Cada judío, desde su infancia, estudia la Torá Escrita y la Torá Oral con los comentarios de Rashi. Piensen en ello y comprenderán la grandeza única de Rashi” (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #223). Desde el Comienzo hasta el Final La festividad de Simjat Torá engloba la idea de que la Torá no tiene un comienzo, un medio y un final. En ese día, cuando terminamos el ciclo de lectura anual de la Torá con la última sección del Deuteronomio, retornamos inmediatamente al comienzo con la lectura de la primera sección del Génesis. Las siguientes enseñanzas subrayan la unión entre el final del Jumash y su comienzo. Bereshit... ante los ojos de todo Israel La Torá comienza con la letra Bet y termina con (בראשית) de Bereshit (בת) la letra Lamed (ל) de IsraeL (ישראל) (Deuteronomio 34:12). Juntas estas letras conforman la palabra LeV (לב, corazón). El espíritu del hombre reside en su corazón, motivándolo constantemente hacia alturas cada vez más elevadas (Likutey Moharán I, 10:7). Más aún, la Torá representa el corazón, el asiento del espíritu (Likutey Moharán I, 10:7). Cuanto más nos asociemos con la Torá, más plenamente podremos desarrollar nuestro espíritu. Así, vemos que el Santo Nombre de Dios Elohim aparece treinta y dos veces en el relato de la Creación, correspondiente al valor numérico de la palabra LeV (לב, corazón) (Likutey Moharán I, 19:9). Esto enseña que cuando sincronizamos nuestros corazones con Dios, podemos percibirlo a través de cada una de las facetas de la Creación. Bereshit... ante los ojos de todo Israel La Torá misma es el epítome de la idea de lo que la Torá tiene por objetivo. Comienza con Bereshit, la “Expresión Oculta” - implicando que Dios está oculto de nosotros y que no tenemos idea alguna sobre Él. Concluye con “lo que Moisés hizo ante los ojos de todo Israel” (Deuteronomio 34:12) - implicando que la Torá está ahora revelada para todos. La Torá nos enseña que, por un lado, Dios es inefable y que nunca podremos llegar a conocerlo; pero, al mismo tiempo, el mundo está lleno de Su gloria y Su gloria se encuentra constantemente ante nuestros ojos (Likutey Halajot V, p. 60). Bereshit... ante los ojos de todo Israel La palabra BeREShIT (בראשית) contiene las palabras RaShEi (ראשי) y BaT (בת). Esto hace referencia a cuatro niveles: los Rashei, que son tres “líderes” o “cabezas” (Jesed, Guevurá, Tiferet) y Bat (Maljut). Esos cuatro niveles corresponden a los cuatro colores del ojo (el blanco/esclerótica, el rojo/músculo, el color/iris y el negro/pupila). Así, la primera palabra de la Torá habla sobre la visión - i.e., la Providencia Divina (Likutey Halajot II, p. 4 a). La Providencia Divina es atraída desde el reshit, desde el comienzo mismo de la Creación, directamente de Dios Mismo. La persona debe atraer la Providencia Divina hacia su propia visión y “ante los ojos de todo Israel”, para que todos puedan percibir constantemente la presencia de Dios y la Providencia Divina que dirige nuestras vidas (Likutey Halajot II, p. 10). Simjat Torá y Bereshit La festividad de Sukot corresponde a la sefirá de Biná (Comprensión). Llevar a cabo la mitzvá de la suká le permite a la persona construir una casa. Esto es como está escrito, “Con sabiduría se construye la casa y con comprensión se la mantiene” (Proverbios 24:3). Observar la festividad de Sukot es también beneficioso para la protección de los rebaños. Esto es debido a que: Biná corresponde al corazón. Los seres humanos son únicos en el hecho de que, siendo niños, se nutren de los pechos que se encuentran cerca del corazón de la madre - a diferencia del ganado, que se nutre de la ubre que está cerca de los órganos excretores. La misma idea se aplica en el sentido espiritual. Cuando la persona se comporta de la manera apropiada, recibe el sustento de Biná, el corazón. De lo contrario, desciende al nivel de un animal que toma el sustento de los “deshechos”. En este último caso, se nutre de aquello que les correspondería a los animales, impidiendo que estos reciban un sustento adecuado en un nivel espiritual. En Sukot, esa persona vuelve a conectarse con Biná -el corazón- permitiendo así que los animales reciban el sustento apropiado. Más aún, en Sukot (más precisamente en Simjat Torá), completamos el ciclo de la lectura de la Torá y la comenzamos nuevamente. La Torá corresponde a Zeir Anpin, que está enraizado en Biná. De esa manera, comenzamos nuevamente nuestra relación con la Torá al volver a empezar su lectura inmediatamente después de Sukot (Likutey Moharán I, 266). Génesis Bereshit Parashat Bereshit 1:1 En el comienzo creó Dios los cielos y la tierra En el comienzo creó Dios los cielos y la tierra Moisés nos hizo un gran favor al comenzar la Torá con las simples palabras, “En el comienzo creó Dios los cielos y la tierra”. De esta manera, nos proveyó de un modelo de fe que no implica ninguna sofisticación ni filosofía (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #219). En el comienzo creó Dios los cielos y la tierra El mundo fue creado principalmente con el objetivo de probar la fe del hombre. Cierta vez, un seguidor del Rebe Najmán estaba teniendo dudas. El Rebe le dijo: “Está escrito que toda la creación llegó a la existencia sólo debido a gente como tú. Dios vio que habría gente que se aferraría a nuestra sagrada fe, sufriendo en gran manera debido a la confusión y a las dudas que constantemente la atacarían. Él percibió que superarían esas dudas y que se mantendrían firmes en sus creencias. Fue debido a esto que Dios trajo a la existencia toda la creación” (Sabiduría y Enseñanzas del Rabí Najmán de Breslov #222). En el comienzo La Torá comienza específicamente con el relato de la Creación para infundir en nosotros la fe en que Dios creó el mundo entero “a partir de la nada”. Éste es el fundamento de la fe (Likutey Halajot II, p. 250). Bereshit-Creó Dios La palabra BeREShIT (בראשית) tiene las mismas letras que Bait REShIT ,(”primero es la casa“ ,בית ראשית) haciendo referencia al hogar de la persona. La persona misma refleja la Torá, como en “Ésta es la Torá,un hombre” (Números 19:14). Las paredes de cada hogar lo demarcan como una propiedad individual - esto hace referencia al Individuo, al Dios Único, a Quien pertenece realmente la casa (Likutey Halajot III, p. 414). Así, el comienzo de la Torá nos dice cómo prepararnos para vivir una vida de Torá: dedicándole nuestros hogares a Dios. Bereshit La palabra BeREShIT (בראשית) puede ser escrita como Beit REShIT (בית puede ser (בית) La palabra Beit .(ראשית leída como la palabra BaIT (בית, hogar) y la palabra reshit (comienzo) puede comprenderse como haciendo referencia a la Torá (Vaikrá Rabah 36:4). Así, la palabra Bereshit -bait reshit- nos enseña que la persona que construye su vida sobre los principios de la Torá beneficia a su hogar. Esto se refleja en el hecho de que al retornar a nuestros hogares después de la festividad de Sukot, comenzamos nuevamente la lectura de la Torá precisamente desde Bereshit (Likutey Moharán I, 266). Bereshit Jalá (el diezmo de la masa de harina entregada a los cohanim), los Bikurim (los primeros frutos) y la Trumá (los diezmos) son llamados “primero”. El mundo fue creado en mérito al cumplimiento de estas mitzvot (Bereshit Rabah 1:4). Este Midrash enseña que la caridad es el pilar principal y fundamental de la Creación. Antes de llevar a cabo cualquier actividad creativa es adecuado dar caridad (Likutey Halajot III, p. 216 a). Bereshit-El anteproyecto del mundo Estaba con Él como una criatura (amon) (Proverbios 8:30). No leas AMoN (אמון, criatura), sino UMaN (אומן, anteproyecto) (Bereshit Rabah 1:1). La Torá es el anteproyecto del mundo. Todo se mantiene mediante las combinaciones de letras de la Torá (Likutey Moharán I, 33:3). Por lo tanto uno siempre puede encontrar la Torá, que provee de un sendero hacia Dios, en todo lo que existe en la creación. Bereshit La palabra Bereshit también puede ser traducida como “en aras de la cabeza”. El mundo fue creado en aras de Israel, que es su cabeza (Vaikrá Rabah 36:4). Al crear el mundo, Dios anticipó el orgullo y la alegría que sentiría por las buenas acciones de Su nación, Israel. De modo que creó todo en el mundo de acuerdo a cómo reflejaría ese orgullo y alegría (Likutey Moharán I, 17:1). Algunas personas pueden reflejar la belleza de las montañas; otras, la belleza de los bosques o incluso de los desiertos. Cada judío debe ser consciente de cuán importante es a los ojos de Dios y saber que de una manera u otra refleja la belleza de la Creación Bereshit El comienzo de la sabiduría es el temor a Dios (Salmos 111:10). Las letras de la palabra BeREShIT pueden ser transpuestas para (בראשית) formar las frases IaRe BoSheT (ירא-בשת, temor-humildad) y IaRe ShaBaT (שבת) ShaBaT .(temor-Shabat ,ירא-שבת) se asocia con el arrepentimiento, pues contiene las mismas letras que TaShuV .(”te arrepentirás“ ,תשב) Así, con la palabra Bereshit, la Torá indica la importancia de buscar el temor a Dios. Con ese temor, la persona puede alcanzar profundos niveles de humildad delante de Dios, de modo que aunque caiga, siempre podrá retornar a Él (Likutey Moharán II, 72; Ibid., I, 38). Más aún, IaRe BoSheT (temor-humildad) indica que la humildad de la persona - debida a su comprensión de la tremenda grandeza de Dios- la inspira a temer a Dios (Likutey Moharán I, 22:10). Bereshit Las letras de la palabra BeREShIT pueden ser transpuestas para (בראשית) formar la frase IaRe ShaBaT (ירא שבת, “aquel que guarda el Shabat”). En mérito a guardar el Shabat la persona merecerá el temor a Dios (Likutey Halajot III, p. 1a). Bereshit La palabra BeREShIT (בראשית) tiene las mismas letras que IaRe ShaBaT (ירא (”aquel que guarda el Shabat“ ,שבת (Tikuney Zohar #9, p. 24b). El Shabat equivale a toda la Torá (Ierushalmi, Shabat 1:8). La Torá precedió a la creación del mundo en 2000 años (Bereshit Rabah 8:2). Dado que el Shabat se compara con toda la Torá, podemos decir que el Shabat también precedió al mundo en 2000 años. Esos 2000 años están representados por el límite de 2000 amot (codos) fuera de los límites de la ciudad, en los cuales está permitido caminar en el Shabat. Ese límite también corresponde al límite de la mente, que impone restricciones sobre aquello que es posible comprender, sobre lo que se encuentra más allá de nosotros y en aquello donde debemos fortalecer nuestra fe. Gracias a esos límites podemos atraer los intelectos de la Torá y la santidad del Shabat, para reconocer que la Creación es obra de Dios (Likutey Halajot III, p. 102). Bereshit bará Elohim Nuestros sabios enseñan que el rey egipcio Ptolomeo les ordenó a los setenta ancianos de Israel traducir la Torá al griego. Al hacerlo, los ancianos alteraron la traducción de varios versículos para evitar una mala interpretación. Cambiaron el versículo “Bereshit bará Elohim - En el comienzo creó Dios” y pusieron en su lugar “Elohim bará bereshit - Dios creó en el comienzo”. De otra manera, Ptolomeo podría haber leído el versículo como “[Una entidad llamada] ‘En El Comienzo’ creó a Dios” (Meguilá 9a). El Rebe Najmán enseña que los ancianos tuvieron que alterar ese versículo porque, en su forma pura, la Torá es tan intensa que la persona que se encuentre lejos de Dios no podrá comprenderla apropiadamente. Es por ello que la Torá, al igual que el Talmud y el Midrash, contiene narraciones e historias - estos son los vehículos a través de los cuales la luz de la Torá puede serles transmitida a personas relativamente simples y carentes de conocimiento. El Rebe agrega que ello explica por qué muchos Tzadikim conversan sobre temas mundanos con sus seguidores. Con ello les transmiten conceptos de Torá en un formato simple que pueden aferrar (Likutey Moharán II, 91). Bereshit-La Expresión Oculta El mundo fue creado con Diez Expresiones (“Dios dijo...”). Pero sólo nueve veces la Torá registra la frase “Dios dijo”. Esto enseña que Bereshit es una Expresión Oculta (Rosh HaShaná 32a). Así como Bereshit es una Expresión Oculta, la presencia de Dios está oculta en la Creación. Cuando la Torá afirma: “La tierra estaba confusa y desolada, con la oscuridad sobre la faz del abismo, y el espíritu de Dios sobrevolaba sobre la superficie de las aguas” (Génesis 1:2), ello nos da esperanzas. Pese a todo lo que puede abrumar a la persona y desestabilizar su vida, Dios está con ella y la puede sacar de su confusión y caos (Likutey Halajot III, p. 213a). Este punto se hace más claro aún por el hecho de que la Torá nunca menciona la creación de las aguas, sólo que el espíritu de Dios “sobrevolaba sobre la superficie de las aguas”. Aunque ciertas cosas de la Creación ocultan la Divinidad, siempre debemos saber que Dios está presente (Ibid., p. 430). Bereshit-La Expresión Oculta El arrepentimiento fue creado antes que el mundo (Pesajim 54a). La Expresión Oculta de Bereshit alude a la Torá Oculta que sostuvo al mundo antes de la Revelación en el Sinaí. La Torá Oculta es la raíz de la Creación y de ella provino todo lo demás. Cada Expresión sucesiva reveló más y más de la gloria de Dios, hasta que el mundo entero estuvo lleno de Su gloria. La Expresión Oculta de Bereshit es más elevada que la Torá. Cuando una persona transgrede, la Torá demanda el castigo por la mala acción que ha sido cometida. Teóricamente, el arrepentimiento no debería ayudar - pero sí lo hace, pues el arrepentimiento está enraizado en Bereshit, la Torá Oculta. Esto también explica porqué el recitado del Kadish puede darles méritos a los padres fallecidos. Ostensiblemente, todo lo que la persona logra durante su vida queda en sus registros como un crédito o un demérito. ¿Cómo es posible que los esfuerzos de otra persona puedan cambiar ese registro? Pero en la plegaria del Kadish decimos, “Quien es exaltado más allá de todas las bendiciones y alabanzas” - esto hace referencia a la Expresión Oculta, la raíz de todo, que conecta directamente con el arrepentimiento y la rectificación (Likutey Halajot V, p. 88-45a). Bereshit-La ExpresiónOculta ¿Por qué debe estar oculta una de los Diez Expresiones? Existen tres formas de manifestación de la voz de Dios: mediante un sonido directo, a través un sonido reflejo y mediante la mezcla de ambos. El sonido directo es aquél de Dios hablándonos -a nuestras almas- enviándonos mensajes y dándonos directivas para poder servirlo. Si oyésemos esa voz de manera directa no tendríamos libertad de elección. El Midrash relata que los judíos en el Sinaí abandonaron sus almas cada vez que oyeron directamente la voz de Dios, pues era demasiado intensa para ellos (Shmot Rabah 29:4). El sonido reflejo es similar a un eco, es como si la voz de Dios golpease el mundo material y se reflejase desde allí. Esa voz es más fácil de oír, pero está teñida del materialismo con el cual está en contacto. Uno no debe cometer el error de pensar que ella es sólo la voz de Dios, no sea que el materialismo implícito en el sonido reflejo lo abrume y lo lleve al error e incluso al ateísmo. La Expresión Oculta es una mezcla que contiene el potencial del sonido directo junto con el sonido reflejo. Es este tercer tipo de sonido el que debemos escuchar y el cual nos permite reaccionar positivamente (Likutey Halajot VI, p. 18a). Bereshit El mundo fue creado mediante Diez Expresiones (Avot 5:1). La primera de estas Expresiones es la palabra Bereshit. Ésta es una Expresión Oculta, en la que nada es dicho - en contraste con las nueve siguientes Expresiones reveladas, cada una de las cuales es introducida por la frase Vaiomer Elohim (Dios dijo). Como un todo, esas Diez Expresiones corresponden a los Diez Mandamientos, indicando que el poder de la Creación se encuentra en la Torá. Las nueve Expresiones Reveladas corresponden a la Torá Revelada. Con sus ordenanzas, recompensas y castigos, la Torá Revelada representa el ámbito de la justicia, que es una manifestación de la bondad de Dios en el hecho de que nos muestra el sendero que Él desea que sigamos. La Expresión Oculta, Bereshit, corresponde a la Torá Oculta, que contiene los misterios de la Kabalá y los misterios de la Creación. Esa Torá Oculta incluye elementos para un nivel oculto de bondad, conocido como el Tesoro de Dones Inmerecidos, que Dios creó para retrasar la aplicación de la justicia y darle a la persona la posibilidad de arrepentirse (ver Likutey Halajot VIII, p. 121b). Bereshit El rabí Eliezer afirma que el mundo fue creado en el mes de Tishrei. El rabí Ioshúa dice que fue creado en Nisán (Rosh HaShaná 10b). El arrepentimiento fue creado antes que el mundo (Pesajim 54a). La palabra BeREShiT (בראשית) alude a estos dos puntos de vista. La primera letra, Bet (ב), que tiene el valor numérico de 2, está seguida por la palabra REShiT (ראשית, comienzo). Bet reshit indica “dos comienzos” - i.e., Tishrei y Nisán (Likutey Moharán I, 49:6). Debido a que esos meses representan nuevos comienzos, ambos son propicios para el arrepentimiento Bereshit Las letras de la palabra BeREShiT pueden ser ordenadas para (בראשית) formar la frase ROSh BaIT (ראש בית, “cabeza de la casa”). La “cabeza” hace referencia al Tzadik y la “casa” al mundo. El primer paso en el acercamiento a Dios debe ser buscar al Tzadik (Likutey Moharán II, 67). Bereshit-La Tierra Santa Rashi pregunta por qué la Torá comienza con el relato de la Creación en lugar de hacerlo con los preceptos, que son su raison d'être. Para responder a esta cuestión, cita el versículo, “El poder de Sus obras Él le relató a Su pueblo, para darles la herencia de las naciones” (Salmos 108:6). Rashi explica que debido a que Dios creó el mundo entero, éste le pertenece y Él puede darle cualquier parte a quien considere adecuado. Si las naciones del mundo reclaman y cuestionan diciendo que los judíos tomaron la Tierra de Israel de manera ilegal, ellos pueden responder afirmando que en el comienzo Dios se las dio a los gentiles pero que luego Él la tomó de ellos y se la dio a los judíos (Rashi sobre Génesis 1:1). En el versículo citado por Rashi, “El poder de Sus obras Él le relató a Su pueblo”, la palabra koaj (כח, poder) tiene el valor numérico de 28. Esto corresponde al número de letras en el primer versículo del Génesis (Likutey Moharán I, 44:1). De esa manera, la Torá nos enseña que cuando reconocemos el poder de Dios revelamos la santidad de la Tierra Santa, que Dios le dio específicamente a Su pueblo elegido (Ibid., II, 78). El rabí Natán presenta una dificultad con respecto a la explicación de Rashi: ¿Qué valor puede tener esa respuesta para los gentiles? Afirma que es posible que no sirva para ellos. Pero cuando nosotros proclamamos nuestra fe en Dios e invocamos Su poder, ello fortalece nuestra propia fe en Dios y refuerza nuestra creencia en nuestro derecho para poseer la Tierra Santa (cf. Likutey Halajot, Shomer Sajar 4:1). Bereshit-La Tierra Santa ¿Por qué la Torá comienza con Bereshit? Si las naciones dicen, “Ustedes son ladrones, porque tomaron por la fuerza la tierra que les pertenece a las siete naciones cananeas”, debes decirles, “El mundo entero le pertenece a Dios, Quien lo creó. Él puede darle la tierra a quien lo desee” (Rashi). Y si tú les dices, ¿ellos te escucharán? La verdad del tema es que las klipot -y por extensión, las naciones- siempre proclaman que todo es de ellas. La cáscara siempre precede al fruto; por lo tanto las naciones recibieron el control de la Tierra Santa antes que los judíos, y es por ello que afirman que nosotros les robamos la Tierra. Sin embargo cuando estudiamos y observamos la Torá, revelamos la voluntad de Dios en el mundo. Entonces las naciones se ven forzadas a admitir la verdad y a desistir de sus reclamos (Likutey Halajot VIII, p. 155a). Bereshit-La Tierra Santa ¿Por qué la Torá, que relata la historia del pueblo judío, comienza con el Acto de la Creación? Es un reproche para las naciones del mundo, que podrían reclamar que la Tierra de Israel les pertenece a ellas. Podríamos indicar este pasaje y responder, “Dios creó el mundo entero y a Él le pertenece. Él les dio la Tierra a ustedes. Pero luego se la sacó y nos la dio a nosotros” (Rashi). Dios nos dio la Tierra Santa para observar la Torá, como en “Él te dio la tierra de las naciones... para que observes Sus leyes y Su Torá” (Salmos 105:44-45). Por lo tanto, cuando observamos la Torá, la Tierra es nuestra. Y al observar la Torá, todos llegarán a ser dignos de ver la grandeza de Dios y tendrán fe en que fue Él quien creó el mundo entero. Llegarán entonces a conocer a Dios y a reconocer nuestro derecho a la Tierra. Si no observamos la Torá le damos pie a los reclamos de las otras naciones (Likutey Halajot I, p. 237a- 474). Bereshit-La Tierra Santa ¿Por qué la Torá comienza con Bereshit? Si las naciones dicen, “Ustedes son ladrones, porque tomaron por la fuerza la tierra que les pertenece a las siete naciones cananeas”, debes decirles, “El mundo entero le pertenece a Dios, Quien lo creó. Él puede darle la tierra a quien lo desee” (Rashi). El poder para convencer al mundo de que la Tierra Santa nos pertenece yace en la Torá, que detalla la Creación de Dios y Su propiedad. Sin la Torá, no tenemos reclamo alguno de la Tierra. ¿Qué sostuvo al mundo hasta que fue dada la Torá? Matnat Jinam - la bondad de Dios, el Tesoro de Dones Inmerecidos. Para que podamos exponer la Torá y reclamar la Tierra debemos traer una Torá pura que debe ser hecha descender apropiadamente desde Arriba. Mediante la plegaria podemos acceder a esa Torá, rogando a Dios y pidiéndole que haga descender Su bondad sobre nosotros - en lugar de pedir Su beneficencia diciendo que esperamos que nuestras plegarias sean respondidas debido a que lo merecemos. El primer tipo de plegaria es la ofrecida por los grandes Tzadikim tales como Moisés (ver Rashi sobre Deuteronomio 3:23). Tal plegaria es respondida desde el Tesoro de Dones Inmerecidos de Dios - el mismo Tesoro que sostuvo al mundo hasta la entrega de la Torá. En cuanto al segundo tipo de plegaria,que demanda resultados en base a la recompensa por las acciones, aquel que la articula es comparable a un ladrón que demanda y toma lo que desea. Orar de esa manera niega el concepto del Tesoro de Dones Inmerecidos de Dios y va en contra de los ideales de una Torá pura recibida a través de la Bondad. Más aún, dado que el Tesoro de Dones Inmerecidos es conceptualmente la Torá Oculta que sostuvo al mundo, tal persona demuestra que no se apoya en la Torá para su sustento. Así, las naciones que dicen que los judíos tomaron la tierra como ladrones tienen una queja legítima. Pero cuando Le oramos a Dios para que nos otorgue de Su Tesoro de Dones Inmerecidos, afirmamos que la Torá sustenta al mundo, dándonos el derecho a la Tierra (Likutey Halajot VIII, p. 221b). Bereshit-La Tierra Santa Dios creó el mundo para revelar Su voluntad. Si encontramos y revelamos Su voluntad, podremos conquistar la Tierra Santa. Más aún, cada lugar que conquistemos y transformemos en un lugar de santidad, tal como una sinagoga (cf. Meguilá 29a), revelará la voluntad de Dios. Así, construir una sinagoga o algún otro elemento de santidad es equivalente a conquistar la Tierra Santa (Likutey Halajot I, p. 464). Bereshit-La Tierra Santa ¿Por qué la Torá comienza con el relato de la Creación en lugar de hacerlo con la primera mitzvá dada a los judíos, la declaración de la Luna Nueva? De acuerdo a Rashi, el relato de la Creación viene a enseñarnos que la Tierra Santa nos pertenece. En realidad, no podemos establecer y declarar la Luna Nueva sin conocer los misterios de la intercalación, que sólo pueden ser adquiridos a través de la santidad de la Tierra Santa y del ordenamiento de los Sabios que pueden declarar la Luna Nueva (Sanedrín 2a). De modo que la Torá debía comenzar con el relato de la Creación, para revelar la santidad de la Tierra Santa y poder así tomar esa santidad y esa capacidad de declarar la Luna Nueva (Likutey Halajot III, p. 232). Elohim La tradición judía enseña que Dios comenzó a crear el universo con el atributo del juicio, como se evidencia por la mención de su Santo Nombre Elohim durante todo el relato de la Creación. Pero una vez que comenzó a hacerlo, lo “reconsideró”, si así pudiera decirse, y unió el juicio con la compasión (Rashi). El juicio representa tzimtzum (constricción o restricción). Ese tzimtzum preparó el camino para la creación de la mala inclinación (dado que el atributo del juicio representa el “lado izquierdo”, de donde toman su sustento las fuerzas del Otro Lado). Así, Dios creó primero el mundo con el atributo del juicio, que corresponde, si así pudiera decirse, a Su “mala inclinación”. Entonces “quebró” Su “mala inclinación” al incorporar en la Creación el atributo de la compasión. Ello fue para crear el poder de la libertad de elección, mediante el cual también el hombre puede quebrar su mala inclinación (Likutey Moharán I, 72). Bereshit-Juicio/Compasión En el comienzo, se elevó en el Primer Pensamiento de Dios el crear el mundo mediante el atributo del juicio. Sin embargo Dios vio que el hombre no sería capaz de sobrevivir con el juicio estricto, de modo que unió el atributo de la compasión con el atributo del juicio (Rashi). Sabemos que Dios creó el mundo para mostrar Su compasión (Etz Jaim 1:2; ver Likutey Moharán I, 64:1). Si es así, ¿por qué comenzó la Creación utilizando el atributo del juicio? ¿Dónde está la compasión en el juicio? La respuesta es que Dios quiso que el mundo operase de acuerdo a un sistema de justicia estricta. En tal mundo, de transgredir y merecer el castigo, la persona reconocería inmediatamente a Dios como la Causa de su sufrimiento y se volvería a Él para el perdón. Al anularse delante de Dios, se acercaría a su Creador, lo que constituye la compasión más grande. Sin embargo, Dios percibió que la vasta mayoría de las personas sería incapaz de existir en un sistema así. Después de todo, ¿quién es verdaderamente capaz de alcanzar tal nivel de anulación? Por lo tanto unió la compasión al juicio y utilizó ambos para crear el mundo. Esto explica el significado de “la luz original que le permitía a la persona ver el mundo entero. Dios vio que los malvados harían mal uso de ella y la ocultó para los Tzadikim” (Jaguigá 12a). Esa gran luz, la luz de la Divinidad, le permite a aquel que se anula ante Dios “ver” lo que el Infinito puede ver. Dios ocultó esa luz para los Tzadikim, quienes saben cómo anularse ante Dios (Likutey Halajot II, p. 237a-474-238a). Bereshit-Juicio/Compasión Es sabido que Dios creó el mundo para revelar Su compasión (ver Etz Jaim 1:2). Si es así, ¿por qué comenzó la Creación utilizando el atributo del juicio? En verdad, Dios quiso que el juicio gobernase debido a Su gran compasión. Quería que el hombre ganase su recompensa en lugar de recibirla como un regalo. (Es decir, la compasión de Dios se despierta debido a los pecados de la persona, que Él perdona. De esta manera la persona no gana la recompensa debido a su propio mérito). Los atributos de Dios se encuentran en verdad más allá de toda comprensión. Aun cuando Él aplica la bondad, hay un elemento de justicia en ello y al instituir los juicios, estos van unidos a la compasión (Likutey Halajot VIII, p. 20a). Elohim Inherente a cada nueva situación se encuentra el atributo Divino del juicio. Así como toda la Creación llegó a la existencia después del Tzimtzum, de la misma manera sólo podemos alcanzar nuestros objetivos después de enfrentar las restricciones de cada nueva instancia de tzimtzum -con su caos, vacío y oscuridad- hasta llegar a la luz (Likutey Moharán I, 84). Bereshit bará Las dos primeras palabras de la Torá son Bereshit bará (“En el comienzo creó”). La palabra BaRÁ puede ser vista como la primera (ברא) mitad de la palabra BeREshit (בראשית). Así, podemos ver a Bereshit como una palabra entera y a bará como una media palabra. Bereshit está entera en el hecho de que indica la realidad primaria antes de la Creación, cuando sólo Dios existía. Ese nivel está representado por la plegaria, cuando la persona se une con Su Creador. Bará es una media palabra, en la medida en que representa la realidad que sigue al Acto de la Creación; esa realidad se presenta como separada de Dios (aunque ello no es así). Ese nivel está representado por la Torá, donde la persona estudia sobre Dios y aprende a orar y a quedar sumido en su Creador (Likutey Moharán I, 22). Bereshit bará Elohim Las letras finales de las palabras BereshiT barA ElohiM (בראשת ברא pueden ordenarse para deletrear (אלהים EMeT (אמת, verdad) (Tikuney Zohar, final). La verdad es el sello de Dios y el mundo entero se sostiene sobre este fundamento (Likutey Halajot I, p. 158). Bereshit bará Elohim Las primeras palabras de la Torá, BereshiT barA ElohiM (בראשת ברא forman un doble acróstico. Las ,(אלהים letras iniciales de esas palabras deletrean BaBA (בבא, arameo para “portal”). Y las letras finales pueden ordenarse para deletrear EMeT (אמת, verdad) (Tikuney Zohar, final). BaBA es una referencia a los tratados Talmúdicos de BaBA Kama (בבא קמא, Primer Portal), BaBA Metzía (בבא מציעא, Segundo Portal), BaBA Batra (בבא Tercer Portal), que tratan sobre ,בתרא las leyes de los daños, de los negocios y del intercambio, de la propiedad y de la herencia, respectivamente. Dios creó el mundo con intelecto, como afirma el versículo: “Todo fue hecho con sabiduría” (Salmos 104:19). Para que la Creación pueda continuar el hombre debe cuidar su propio intelecto. Esto se logra adhiriéndose a la verdad, que es una parte inherente de la Creación. Si el hombre no cuida su intelecto, cae presa de BaBA - de los conflictos y daños también inherentes a la Creación (Likutey Halajot VIII, p. 234b). 1:2 La tierra estaba confusa y desolada, con la oscuridad sobre la faz del abismo, y el espíritu de Dios sobrevolaba sobre la superficie de las aguas La creación de las aguas Las aguas fueron lo primero creadoen el mundo (ver Rashi sobre Génesis 1:1), haciendo referencia al jidush ha-olam (renovación del mundo). Por ello el agua es el medio para purificar de todas las impurezas, dado que simboliza la renovación (Likutey Halajot II, p. 22). La tierra estaba confusa y desolada, con la oscuridad... y el espíritu de Dios sobrevolaba sobre la superficie de las aguas Dios creó el mundo en aras de los judíos, que son llamados reshit (primero) (Vaikrá Rabah 6:4). Dios creó el mundo en la anticipación del orgullo que sentiría por el pueblo judío. Pero inmediatamente después de la Creación, la tierra estaba “confusa y desolada, con la oscuridad”, dado que las acciones que tenían lugar en ese mundo cubrían y ocultaban la fuente de ese orgullo. Aun así, el espíritu de Dios podía encontrarse en las “aguas” - i.e., en los actos de caridad. Al dedicarse a la caridad, el hombre puede elevarse al nivel en que Dios se enorgullece de él, revelando así ese orgullo - i.e., el espíritu de Dios (Likutey Halajot VII, p. 41a). Confusa y desolada, con la oscuridad sobre la faz del abismo... el espíritu de Dios “Confusa”, “desolada”, “oscuridad” y “abismo” hacen referencia a los cuatro exilios (Bereshit Rabah 2:4). El “espíritu de Dios” es el espíritu del Mashíaj (Zohar I, 192b). Dios ve el final desde el mismo principio. En el comienzo, Él previó que habría exilios y sufrimiento. Pero también en el comienzo creó la fuente del consuelo para ese sufrimiento: Mashíaj y la Redención. Más aún, el espíritu de Dios “sobrevolaba” sobre las profundidades. Incluso en medio del sufrimiento, el “espíritu de Dios” sobrevuela precisamente sobre la persona (Likutey Halajot II, p. 236). Confusa y desolada Dios creó un vacío en el cual Su Presencia no estaba manifiesta. Pero también hizo accesible Su espíritu, “sobrevolando sobre la superficie de las aguas”. Esto significa que es posible contrarrestar el vacío y encontrar a Dios en este mundo. “Agua” es una referencia a la Torá (cf. Isaías 55:1) y el “espíritu de Dios” alude al espíritu del Mashíaj (Zohar I, 192b), quien anulará en última instancia las confusiones de este mundo. Es posible despertar el espíritu de Mashíaj al traducir en nuestras propias palabras la Torá que estudiamos - particularmente, en nuestra lengua materna. Al repetir la Torá en nuestro propio idioma, llevamos su santidad hacia lo mundano y acercamos la era mesiánica (Likutey Moharán I, 118). El “espíritu del Mashíaj” hace referencia, en particular, al profundo sentido de moralidad del Mashíaj. Podremos unirnos a ese espíritu si nos comportamos de manera pura - ello nos permitirá “sobrevolar sobre la superficie de las aguas” - i.e., estudiar la Torá en profundidad (Ibid., II, 32). Confusa y desolada La tierra confusa y desolada representa el mal que puede abrumar a la persona. Para rectificar ese mal, uno debe encontrar su contraparte de bien. Esa capacidad se encuentra en el “espíritu de Dios” - es decir, el espíritu de Mashíaj, que siempre encuentra el bien en todas las cosas. Así, la Torá afirma inmediatamente: “Dios dijo, ‘Haya luz’” -que corresponde al bien- “y Dios separó entre la luz y la oscuridad” - dado que al buscar el bien uno puede separar el bien del mal (Likutey Halajot I, p. 3a). El espíritu de Dios sobrevolaba sobre la superficie de las aguas Cuando hay tohu vavohu - demasiada confusión- no se puede percibir ni experimentar a Dios. Aun así es posible ser conscientes de que Dios siempre está cerca, “sobrevolando”. En cualquier momento, la persona puede unirse a Dios y traer una revelación de la Divinidad (Likutey Halajot III, p. 306). El espíritu de Dios El “espíritu de Dios” puede encontrarse en la Torá. Cuando estudiamos la Torá y generamos nuevas ideas de Torá, literalmente atraemos hacia nosotros el espíritu de Dios (Likutey Moharán II, 72; Ibid., I, 78). El espíritu de Dios Un arpa colgaba sobre la cama del rey David. A medianoche el viento del norte (rúaj tzafón) soplaba sobre ella y lo despertaba para servir a Dios (Berajot 3a). Rúaj (viento) también significa “espíritu”. TzaFóN (צפון, “del norte”) es similar a TzaFuN (צפון, oculto) - i.e., algo oculto en el corazón. El viento del norte que despertaba al rey David para servir a Dios es el “espíritu de Dios que sobrevolaba sobre la superficie de las aguas”. Ese espíritu está oculto dentro del corazón de cada uno y lo despierta para servir a Dios (Likutey Moharán I, 8:2). La oscuridad sobre la faz del abismo... Haya luz ¿Por qué los carneros preceden a las ovejas en los rebaños? Es como en la Creación: Primero fue la oscuridad y luego la luz (Shabat 77b). (Los carneros son generalmente más oscuros que las ovejas). La semilla de una planta medicinal debe ser cuidada para que pueda germinar apropiadamente y sus cualidades terapéuticas tengan efecto. De la misma manera, la fe debe ser cuidada para que sus cualidades sean efectivas. Más aún, la fe debe preceder a la curación. ¿Por qué? “Es como en la Creación: Primero fue la oscuridad y luego la luz”. “Oscuridad” significa la falta de consejo; “luz” representa un consejo claro. La persona que está rodeada por la “oscuridad” de la indecisión debe buscar el consejo de aquél que pueda revelarlo. Ése es el Tzadik, de quien se dice “agua profunda es el consejo en el corazón del hombre mas el hombre sabio la extraerá” (Proverbios 20:5). El “agua” -i.e., el consejo- cuida a la “semilla” -la fe- que germina en los vegetales y hierbas que pueden curar. Así, primero viene la “oscuridad”, que hace enfermar a la persona. Entonces llega la “luz” - el consejo, la fe y la curación (Likutey Moharán II, 5:2-3; Likutey Halajot VIII, p. 86b). 1:3 Dios dijo, “Haya luz” y hubo luz. Creación En el Primer Día, todo fue creado en estado potencial, para ser actualizado en su propio día (Rashi). La luz original creada en el Primer Día fue considerada demasiado grande para este mundo por lo que fue ocultada para los Tzadikim en el Futuro (ver Bereshit Rabah 12:6). La creación demuestra el proceso de poner en acto aquello que está en potencia. Desde el comienzo mismo existieron los obstáculos -el caos, la desolación y la oscuridad- representando los impedimentos que cada persona debe enfrentar al tratar de crearse una vida espiritual. Es necesario perseverar. Entonces “Dios dijo, ‘Haya luz’ y hubo luz” - significando que la luz que se encuentra allí, en potencia, llegará a la existencia. Depende de cada persona buscar y revelarla (Likutey Halajot IV, p. 149a-298). La luz de la creación “Luz” hace referencia a lo que existe después de la Creación. Antes de la Creación, todo es considerado “oscuridad” - i.e., más allá de la comprensión (Likutey Halajot II, p. 466). Bereshit... tohu vavohu... haya luz Reshit (“el comienzo”) representa la verdadera sabiduría. Tohu vavohu (“caos y desolación”) representa las sabidurías seculares que intervienen para alejar a la persona de Dios. Aun así “el espíritu de Dios” está siempre presente, “sobrevolando sobre la superficie de las aguas”. Para revelarlo, necesitamos la “luz” - las enseñanzas y la guía de los Tzadikim (Likutey Halajot VII, p. 282). Dios dijo, “Haya luz” y hubo luz “Haya luz” - ésta es la mano derecha. “Y hubo luz” - ésta es la mano izquierda (Tikuney Zohar #30, p. 74a). Las dos manos representan todo acto de creación, dado que son los miembros mediante los cuales podemos hacer, formar y construir lo que fuere, a partir de los primeros pensamientos hasta el producto final terminado. Por lo tanto las manos representan la “definición”. El espíritu de Dios es la fuerza que efectúa la creación, pero al comienzo de todo esfuerzo creativo ese espíritu se encuentra oculto en la oscuridad y la confusión. Cada vez que queramos convertir nuestros pensamientos e ideas en actos concretos, deberemos primero “definir” qué es lo que queremos hacer. Ello nos ayudará a superar los desafíos y los obstáculos -la oscuridad y la confusión-que se levantan para cerrarnos el paso, y a revelar el espíritu de Dios para que nos ayude a lograr el objetivo (Likutey Halajot II, p. 370). 1:4 Dios vio que la luz era buena. Dios separó entre la luz y la oscuridad. Dios vio que la luz era buena La luz original era tan brillante que permitía ver de un extremo del mundo al otro. Dios previó que los malvados harían mal uso de ella y la ocultó para los Tzadikim en el Futuro (Bereshit Rabah 12:6). Desde el comienzo mismo de la creación, Dios previó todo lo que sucedería, hasta el final de los tiempos. De manera similar, debe ser nuestro objetivo mirar hacia el fin del tiempo, hacia el lugar más allá de nuestra vida temporal y centrarnos en el Mundo que Viene. Así, “Dios vio que la luz era buena” - Él vio que no era para este mundo y la ocultó para los Tzadikim (Ibid., 12:6). La persona que desee ver esa luz deberá por lo tanto unirse a los Tzadikim, seguir sus sendas y centrarse siempre en el objetivo final (Likutey Halajot I, p. 284). Dios vio que la luz era buena “Dios vio que la luz era buena” - i.e., que sería buena para ocultarla (Bereshit Rabah 12:6). La “luz” de la Torá hace referencia a sus misterios. Es necesario profundizar en la Torá para alcanzar esa luz. También la luz del Tzadik está igualmente oculta (Likutey Moharán I, 33:5). La luz era buena Dios ocultó la luz que creó en el Primer Día de la Creación para que los malvados no pudieran utilizarla. Esa luz era tan tremenda que debió ser ocultada pues de otra manera habría abrumado a los indignos. Pero los Tzadikim merecen ver esa luz, dado que aunque está oculta, ilumina este mundo. La luz de los Tzadikim también está oculta del mundo y la gente no siempre merece percibir quiénes son ellos. Aun así, su luz también ilumina a este mundo y aquel que los busque merecerá contemplarla (Likutey Halajot I, p. 22). La luz era buena Dios quiso que Su luz brillase para toda la humanidad. Pero esa luz era tan grande que la gente no habría podido recibirla de una forma mesurada, buena y beneficiosa. Por lo tanto Dios la ocultó para que cada persona la contemplase dentro de los límites de su capacidad y no más (Likutey Halajot II, p. 414). Dios vio que la luz era buena... Dios llamó a la luz “día” y a la oscuridad llamó “noche” La “luz” es el medio mediante el cual podemos ver y comprender lo que nos rodea. “Buena” hace referencia a la Torá (Avot 6:3). Así, los términos “luz”, “buena” y “día” corresponden a la conciencia espiritual. La “oscuridad”, por otro lado, representa la restricción de esa conciencia (Likutey Moharán I, 74). En el momento de la Creación, la oscuridad precedió a la luz. De manera similar, la persona tiene que comenzar con la fe, que funciona durante la oscuridad llamada “noche”, cuando la visión y el conocimiento están limitados. Entonces debe obtener el consejo, tal cual se alude en el versículo “Él revela las profundidades que estaban ocultas en la oscuridad” (Job 12:22). “Las profundidades” corresponden al consejo, como en el versículo “Agua profunda es el consejo en el corazón del hombre” (Proverbios, 20:5) (Likutey Moharán II, 5:2). Sólo después de experimentar la “oscuridad” es posible alcanzar la “luz” - i.e, la visión y la comprensión apropiadas. Haya luz... Dios separó... un día La luz y la oscuridad no pueden servir juntas. Por lo tanto “Dios [las] separó” (Rashi). La luz es daat (conocimiento). La oscuridad es insensatez (Likutey Halajot I, p. 7a). Al separarlas, Dios hizo que fueran diferentes. Una vez que fueron distintas, pudieron entonces unirse, dado que cada una conocía su lugar. Así, “Fue el anochecer y fue la mañana, un día” (Likutey Halajot I, p. 100a). 1:5 Dios llamó a la luz “día” y a la oscuridad llamó “noche”. Fue el anochecer y fue la mañana, un día. Dios llamó a la luz “día” Todo buen arquitecto tratará de diseñar siempre estructuras nuevas y diferentes. El Arquitecto del mundo ciertamente crea cosas nuevas cada día. Cada día debe brillar mucho más, con una luz adicional. Podemos emular a Dios renovándonos constantemente y encarando con frescura cada nuevo día, agregando luz y bondad a nuestras vidas (Likutey Halajot I, p. 123a-246). Dios llamó a la luz “día” La frase “Dios llamó a la luz ‘día’” implica que debemos infundir intelecto y luz espiritual a cada uno de nuestros días (Likutey Moharán II, 4:8). Es decir, cada día tiene que iluminar más que el anterior (Likutey Halajot IV, p. 171a). La principal luz del día es la Providencia Divina. Aquel que cree que la naturaleza constituye un poder independiente está hundido en la noche y en la oscuridad (Ibid., I, p. 153a-306). A la oscuridad llamó “noche” “Oscuridad” hace referencia al Talmud de Babilonia (ver Sanedrín 24a). Los comentaristas explican que ésta no es una descripción del Talmud mismo, Dios no lo permita, sino de la dificultad de estudiarlo y recordarlo. Durante nuestro largo exilio, el Talmud -que encarna la Ley Oral- nos ha mantenido unidos como nación. De este modo, puede ser comparado con la fe, de la que también necesitamos en los tiempos oscuros (Likutey Moharán I, 35:4). Dado que el Talmud corresponde a la “noche”, es particularmente propicio estudiarlo (o estudiar la Mishná, su fundamento) durante la noche (Ibid., I, 3). Dios separó entre la luz y la oscuridad “Luz” hace referencia a las historias sobre los Tzadikim. “Oscuridad” hace referencia a las historias sobre los malvados (Bereshit Rabah 3:8). Sólo la persona que puede percibir la diferencia entre la luz espiritual y la oscuridad espiritual puede diferenciar entre las historias sobre Tzadikim y las historias sobre los malvados. El Midrash relata que Pinjas, el Tzadik, era capaz de volar - pero también el malvado Bilaam (ver Bamidbar Rabah 22:5). El mal imita al bien. Si bien es posible que se cuenten historias similares sobre los Tzadikim y sobre los malvados, uno debe aprender a diferenciar entre la luz verdadera y su pálida imitación (Likutey Moharán I, 234). Muchas veces esas historias parecen similares. Debemos aprender a diferenciar entre lo que es la luz verdadera y lo que es la oscuridad, porque las historias sobre los Tzadikim traen luz al mundo mientras que las historias sobre los malvados traen oscuridad (Likutey Halajot I, p. 106a). Noche y día Cada día de la vida de una persona contiene una noche y un día - tanto subidas como bajadas. Nuestra principal misión en la vida es combinar ambas, para comprender que incluso en la oscuridad hay luz y que, por otro lado, pese a la luz y a los buenos momentos, también puede haber situaciones difíciles. Con esa comprensión alcanzaremos la verdadera fe y llegaremos a reconocer a Dios (Likutey Halajot II, p.202-102a). Fue el anochecer y fue la mañana Sólo es posible alcanzar la “luz del día” y el intelecto si se reconoce que existe la “noche” y las restricciones que lo preceden (Likutey Halajot I, p. 208a). Fue el anochecer y fue la mañana, un día El tiempo mismo es una creación engendrada por la palabra Bereshit (ver Jaguigá 12a). Este mundo se encuentra encuadrado en el tiempo y en el espacio. Nuestra misión es trascender el tiempo y el espacio y unir “antes de la Creación” con “después de la Creación” (Likutey Halajot I, p. 40a). Iom Ejad El versículo debería haber dicho “el Primer Día”. En su lugar está escrito, “Un Día”, para indicar que Dios es Uno (Rashi). El término “Un Día” indica que en ese tiempo todo estaba incluido en la Unidad de Dios (Likutey Halajot V, p. 97a). La creación de los ángeles Los ángeles fueron creados en el Segundo Día, para que nadie pudiese decir que el ángel Mijael extendió [los cielos] hacia el sur mientras que el ángel Gabriel los extendió hacia el norte (Bereshit Rabah 3:8; ver Rashi). Dios no necesitó de ayudantes para crear el mundo. Sin embargo, creó los ángeles para implantar en la Creación la idea de lalibertad de elección. Si Dios gobernara abiertamente y de manera exclusiva, nadie elegiría oponerse a Su voluntad. Al ocultar Su autoridad y asignar mensajeros para llevar a cabo Sus deseos, Dios hizo que Su autoridad fuese menos obvia, dándole a la humanidad la libertad de decidir cómo pensar y actuar. Así, en el Primer Día de la Creación, Dios creó el mundo y todo lo que contiene. En el Segundo Día creó a los ángeles para llevar a cabo las tareas específicas de cada creación. El hombre puede ahora decidir si acepta que todo lo que le sucede -incluso si parece tener lugar a través de un intermediario- proviene sólo de Dios o no (Likutey Halajot VII, p. 207a). 1:6 Dios dijo, “Haya un firmamento en medio de las aguas que separe las aguas de las aguas”. Haya un firmamento en medio de las aguas En el comienzo de la Creación todo era una simple unidad. Pero en el Segundo Día, Dios creó el firmamento para separar las “aguas inferiores” de las “aguas superiores”. Cada una de esas “aguas” deseaba estar cerca de Dios y clamaron y Le rogaron por ese privilegio (Tikuney Zohar 5, p. 19b). Vemos entonces que el firmamento mantiene a las aguas inferiores lejos de Dios. Cuanto más grande sea el valor de nuestro objetivo, mayores serán los obstáculos que debamos enfrentar. Y una vez que hayamos alcanzado ese objetivo, más grande será nuestra satisfacción por haberlo hecho y por haber superado los desafíos del camino. Dios creó un “firmamento” que nos separa de nuestro objetivo espiritual. Si realmente deseamos la Divinidad y la espiritualidad, clamaremos a Dios y Le rogaremos que nos acerque a Él. Pues los obstáculos que enfrentamos en nuestra búsqueda espiritual no tienen la intención de mantenernos alejados sino de aumentar nuestro deseo de alcanzar el conocimiento de Dios (Likutey Moharán I, 66:4). Que separe las aguas de las aguas Cuando las aguas fueron separadas, las aguas inferiores comenzaron a llorar. Cada una de ellas decía: “¡Yo quiero estar delante del Rey!”. [Por lo tanto] Dios hizo un pacto con las aguas asegurándoles que serían colocadas sobre el Altar [en el Templo, durante la festividad de Sukot] (Tikuney Zohar 5, p. 19b). Las aguas inferiores “lloraron” porque no sabían que era posible revelar Divinidad a través de ellas. El firmamento representa al Tzadik, quien les demuestra a aquellos que están “debajo” que incluso ellos pueden revelar Divinidad (Likutey Halajot II, p. 29a). 1:7 Dios hizo el firmamento y separó las aguas que estaban debajo del firmamento de las aguas que estaba sobre el firmamento. Y así fue. Separó las aguas que estaban debajo del firmamento de las aguas que estaba sobre el firmamento... Que las aguas debajo de los cielos se junten en un lugar. La separación de las aguas representa una disputa para beneficio del mundo (Bereshit Rabah 4:6). De manera similar vemos que muchas disputas en el Talmud son para beneficio del mundo. Esto puede verse en el versículo “Que las aguas debajo de los cielos se junten (יקוו, iKaVu) en un lugar” - es decir, que las aguas divididas deben unirse. Una miKVe (מקוה, pileta con agua utilizada para la purificación ritual) tiene el mismo poder de crear unidad a partir de la división. Así, sumergirse en una mikve es propicio para la paz y la unidad (Likutey Halajot VI, p. 7a). 1:9 Dios dijo, “Que las aguas debajo de los cielos se junten en un lugar y que aparezca la tierra seca”. Y así fue. Que las aguas debajo de los cielos se junten en un lugar y que aparezca la tierra seca Las “aguas” representan daat (conocimiento de Dios), como en “El mundo estará lleno del conocimiento de Dios, como las aguas cubren el fondo del mar” (Isaías 11:9). Nuestra misión en la vida es recolectar todo el daat que podamos y juntarlo en “un” lugar - en otras palabras, reconocer al Dios Único. Como decimos en el Shemá, “Dios es nuestro Señor, Dios es Uno” (Deuteronomio 6:4). Entonces “se verá la tierra seca”, pues la tierra corresponde a la fe. Cuando la persona utiliza su intelecto para buscar a Dios alcanza el nivel de la fe en Dios (Likutey Halajot III, p. 306). 1:11 Dios dijo, “Produzca la tierra planta y hierba que dé simiente, árbol de fruto que produzca fruto según su especie, cuya simiente esté en él sobre la tierra”. Y así fue. Árbol de fruto que produzca fruto según su especie Cuando Dios les ordenó a los árboles reproducirse y dar frutos según su propia especie, las hierbas hicieron una inferencia con respecto a ellas: “Si los árboles, que son grandes y no se reproducen estando cerca, deben dar frutos sólo de acuerdo a su propia especie, entonces, ¿cuánto más esto se aplica a nosotras, pues somos pequeñas y nos reproducimos en proximidad?”. Al oír esto los ángeles proclamaron: “¡Que la gloria de Dios sea por siempre!” (Julín 60a). El Rebe Najmán aplica esta idea a la unión marital. “Árboles” corresponde a los Tzadikim, quienes son grandes en estatura y cuyas relaciones maritales no se llevan a cabo de manera seguida, “en proximidad”, sino que están limitadas al Shabat (cf. Ketuvot 62b). “Hierbas” corresponde a la gente común, que tiene relaciones maritales seguido - i.e., durante la semana. El hecho de que los ángeles proclamasen: “¡Que la gloria de Dios sea por siempre!”, nos enseña que todos deben ser cuidadosos y mantener la santidad en esa área de la vida - incluso los Tzadikim más elevados. De esa manera hacen la voluntad de Dios, al igual que las plantas, que se reproducen sólo “de acuerdo a su propia especie” (Likutey Moharán I, 11:7). Árbol de fruto que produzca fruto La persona también debe transformarse en un “árbol que da frutos”. Mediante el estudio de la Torá podrá encontrar el consejo para acercarse a Dios (Likutey Halajot VIII, p. 149b). Realizar buenas acciones también corresponde a “un árbol que da frutos”. 1:16 Dios hizo las dos grandes luminarias: la luminaria mayor para regir el día y la luminaria menor para regir la noche, y las estrellas. Las dos grandes luminarias Originalmente, Dios hizo al sol y a la luna de igual tamaño. Pero la luna se quejó, “¿Cómo pueden dos reyes utilizar la misma corona?” (Julín 60b). En el versículo, la palabra hebrea para “luminarias” (מארות, MeORoT) está deletreada de manera deficiente, sin la letra vav (מאורות, MeOROT), implicando que la disminución de la luna fue una MeARá (מארה, maldición) debido a ese tipo de habla (Rashi sobre Génesis 1:14, 16). Las “dos grandes luminarias” debían ser el intelecto y la fe. Es decir, tanto aquello que la persona puede comprender utilizando el intelecto como aquello que está más allá de su capacidad intelectual deberían ser iguales en la mente. Pero la luna (que corresponde a la fe) se quejó, “¿Cómo pueden dos reyes utilizar la misma corona?”, indicando que quería ser la luz más grande. (Pues mediante la fe uno puede alcanzar niveles mucho más elevados que los asequibles a través del intelecto [dado que la fe puede alcanzar el Infinito, mientras que el intelecto no]) (Likutey Halajot III, p. 214). Dios le dijo entonces a la luna, “Ve y hazte pequeña”, pues cuando la persona trata de alcanzar niveles que están más allá de su capacidad, debe ser refrenada. Aunque Dios espera que uno busque aquello que está más allá, es necesario cuidarse y no traspasar las propias capacidades. Las dos grandes luminarias La creación tuvo por objetivo exponer al hombre a la verdad. Dios es verdad y Su sello es la verdad. La persona que busque la verdad podrá experimentar a Dios. Pero no siempre percibimos la verdad; hay veces en que necesitamos creer que existe y buscarla a partir de esa fe. El sol y la luna hacen referencia a la verdad y a la fe, respectivamente. Dios quiso que ambas fuesen iguales. Sin embargo, en este mundo, la luz de la verdad es demasiado intensa para que la mayoría de las personas puedan recibirla de manera directa. Necesariamente
Compartir