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FISIOLOGÍA HUMANA-579

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recubren internamente la pared arterial. El aumento de
dichas fuerzas produce la liberación del óxido nítrico (NO)
que, produce a su vez la dilatación de las arterias de con-
ducción (véase Capítulo 38), facilitando de esta manera el
aporte de sangre que se necesita en territorios distales a
dichas arterias. De esta manera se asegura el flujo de san-
gre requerido por la vasodilatación producida a nivel tisu-
lar por los factores locales.
Regulación extrínseca del flujo sanguíneo local
Además de la regulación local del flujo, dependiente
de la actividad metabólica del tejido, existe otra regulación
que se superpone a la ésta: la regulación extrínseca de tipo
nervioso o humoral, que tiene especial importancia en
situaciones de estrés o demanda cardiovascular. Esta regu-
lación tiene lugar mediante las acciones de los sistemas
nerviosos central y periférico. 
Regulación nerviosa del flujo sanguíneo local
El sistema nervioso regula el sistema circulatorio
mediante el control de la actividad del corazón como bom-
ba, el control rápido de las variaciones de la presión arte-
rial y de la redistribución del flujo sanguíneo. Dicha
función es ejercida por el sistema nervioso autónomo,
principalmente a través del sistema nervioso simpático
(SNS). La principal acción cardiovascular del sistema ner-
vioso parasimpático (SPS) es la disminución de la fre-
cuencia cardíaca. Sin embargo, tiene una participación
secundaria en la regulación del sistema vascular, ejercien-
do sus acciones más importantes sobre diversas arterias de
la cabeza, las glándulas salivales, los genitales, la vejiga
urinaria y el intestino grueso.
En la Figura 41.4 se muestra un esquema de las vías y
centros de regulación cardiovascular. Las fibras vasomoto-
ras del SNS salen de la médula espinal a través de los ner-
vios dorsales y los primeros lumbares, de donde pasan a
las dos cadenas paravertebrales laterales simpáticas; de
ahí, a través de nervios simpáticos específicos llegan a los
vasos del corazón y las vísceras, o a través de los nervios
raquídeos alcanzan los vasos periféricos (Fig. 41.5). Las
fibras del SNS inervan todos los vasos (arteriales y veno-
sos) excepto los capilares, los esfínteres precapilares y la
mayoría de las metaarteriolas. La estimulación simpática
tiene consecuencias diversas según los tipos de vasos. Así,
la estimulación del SNS sobre las venas grandes produce
una reducción de su capacitancia, aumentando el volumen
de sangre que llega al corazón, el gasto cardíaco y el volu-
men circulante periférico. Sobre las arterias grandes y
medianas, la activación simpática produce una constric-
ción que se traduce en una menor elasticidad, con dismi-
nución de la función amortiguadora de la presión
ventricular y aumento de la velocidad de la onda de pulso.
Sobre las arterias pequeñas y arteriolas produce un aumen-
to de la resistencia a la circulación, lo que hace que
aumente la presión arterial y disminuya el flujo hacia los
tejidos que perfunden dichas arterias. La estimulación
simpática, como ya ha sido estudiado previamente (véase
Capítulo 35), aumenta la actividad del corazón mediante el
aumento de la frecuencia y de la fuerza de contracción. A
continuación se detallan los tipos de vías simpáticas y
parasimpáticas y sus acciones.
Vías simpáticas
Fibras vasoconstrictoras
Todos los vasos del organismo, a excepción de los
capilares y los vasos precapilares, están inervados por
550 F I S I O L O G Í A D E L S I S T E M A C A R D I O VA S C U L A R
MÉDULA
ESPINAL
Cervical
Bulbar
III Ojo
Tracto gastrointestinal
Hígado
Páncreas
Colon
Órganos sexuales
Riñón y vejiga
X Vago
CORAZÓN
VASOS SANGUÍNEOS
ABDOMINALES
IX Glándulas
salivalesV
VII Glándulas lagrimales y nasales
Torácica
Lumbar
Sacra
Figura 41.4. Vías parasimpáticas hacia el corazón y la vasculatura.

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