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y al crecimiento de la glándula, ya que ésta ya no está sometida al servomecanismo negativo hipófisis-tiroides que podría frenar su actividad excesiva. Aunque se frena la secreción de TSH al aumentar la secreción de hormonas tiroideas, los anticuerpos siguen estimulándola. En otros casos, hay anticuerpos que bloquean la unión de la TSH a su receptor, pero no son capaces de activar el AMPc, por lo que hay una disminución de la actividad tiroidea, incluido su crecimiento. Regulación de la síntesis y secreción de TSH Las células tirotropas de la adenohipófisis están sometidas a dos controles principales, que modulan su actividad, uno de ellos supresor y el otro estimulador (Fig. 72.8). El principal control supresor lo ejercen las hormonas tiroideas, cuyo aumento frena la secreción de TSH. Cuan- do sobreviene una situación de deficiencia de hormonas tiroideas, el efecto supresor disminuye en intensidad y se estimula la secreción (y síntesis) de TSH. Se trata, pues, de un servomecanismo negativo entre las dos glándulas, muy característico de las interrelaciones hormonales entre la adenohipófisis y sus glándulas diana. El efecto supresor sobre la secreción y síntesis de TSH lo ejerce la T3 a través de su receptor nuclear; es tan- to mayor cuanto mayor sea la cantidad de T3 ligada al receptor, que en las células tirotropas es más dependiente de la producción local a partir de T4 que de la T3 circulan- te. Por tanto, el servomecanismo negativo sirve para poner en marcha una respuesta compensadora del tiroides, en cuanto empieza a disminuir la T4 disponible y antes, inclu- so, de que esta disminución afecte a otros tejidos. En ausencia de estados patológicos, la causa principal y más frecuente de una deficiencia de hormonas tiroideas es la ingestión insuficiente de yodo, que ocasiona una disminu- ción mas acusada de la síntesis de T4 que de T3. La gran sensibilidad del servomecanismo negativo entre hipófisis y tiroides es de gran utilidad clínica, ya que en situaciones de insuficiencia de T4 se detecta un aumen- to considerable de los niveles séricos de TSH, incluso cuando la T3 está dentro de los límites normales y aún no se encuentran síntomas de hipotiroidismo. La T3 no sólo ejerce un efecto negativo directo sobre la síntesis de las subunidades � y de la TSH, cuyos genes contienen elementos de respuesta a los receptores de hor- mona tiroidea, sino que modula también la expresión de los receptores hipofisarios de la TRH (TRH-R), hormona hipotalámica que regula tanto la secreción como la sínte- sis de TSH. En casos de una deficiencia de hormonas tiroideas aumenta el número de TRH-R, disminuyendo en situacio- nes de hipertiroidismo. Aunque durante años no estuvo claro si el hipotálamo también interviene en la regulación del servomecanismo negativo entre hormonas tiroideas y secreción de TSH, su importante papel ha quedado clara- mente establecido en el adulto. En situaciones de hipoti- roidismo hay un claro aumento del nivel de ARNm de la pro-TRH en los núcleos paraventriculares, y una disminu- ción en el hipertiroidismo. Sin embargo, es muy probable que en fases tempranas del desarrollo, el efecto de las hor- monas tiroideas sobre el hipotálamo no sea negativo, sino positivo, ya que estas hormonas son indispensables para la maduración anatómica y funcional de esta parte del cerebro. La hormona liberadora de tirotropina, o TRH, es un tripéptido (piro-glu-hist-prol-NH2). Se encuentra en muchas estructuras cerebrales y en otros órganos (páncre- as, por ejemplo), pero su concentración máxima se encuentra en el hipotálamo. De allí llega por los vasos por- tales hipotálamo-hipofisarios a las células tirotropas, en L A G L Á N D U L A T I R O I D E S 899 Tiroides Adenohipófisis TSH (+) T4 T3 T4 T3 (-) TRH T4 (+) T3 (-) Hipotálamo Figura 72.8. Regulación de la función tiroidea por mecanismos extrínsecos. Los componentes esenciales del sistema los consti- tuyen las hormonas TRH, TSH y T3. TRH y TSH ejercen un efec- to estimulador, T3 un efecto inhibidor. La T4 procedente del plasma no es activa como tal, sino que tiene que desyodarse a T3, siendo esta última la que interacciona con el receptor nucle- ar de la célula tirotropa. Otras hormonas y neurotransmisores pueden afectar al funcionamiento del sistema o alterar su pun- to de ajuste.
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