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Enfermedad Celíaca Autor: Gette Josefina Fecha: 5 de Junio del 2020 Materia: Inmunología 2 Índice: 1. Introducción……………………………………………………………………...…3 2. Desarrollo a. Capítulo 1: Autoinmunidad………………………………………………….....5 b. Capítulo 2: Reacciones de hipersensibilidad……………………………….......7 c. Capítulo 3: Causas de la enfermedad celíaca……………………………..…....9 I. Genéticas…………………………………………………………..…...9 II. Ambientales………………………………………………………...….10 d. Capítulo 4: Inmunopatogenia……………………………………………….....10 e. Capítulo 5: Discrepancias……………………………………………………...12 3. Conclusión…………………………………………………………………………14 4. Referencias bibliográficas……………….………………………………………...16 3 Introducción: a enfermedad celíaca es una enfermedad inflamatoria, órgano-específica que altera la parte alta del intestino delgado, crónica y multifactorial, en la cual tanto agentes genéticos como ambientales conducen a la patología. La clínica se debe a la presencia de auto anticuerpos y células T efectoras (TCD4+ y TCD8+) que alteran la estructura y función de los enterocitos. Su anatomía patológica se caracteriza por la pérdida de las vellosidades digitiformes intestinales (atrofia vellosa), lo que puede generar fenómenos de malabsorción, acompañados de inflamación de la pared intestinal. La causa de esta patología es el reconocimiento de ciertas proteínas del gluten presentes en el trigo, la cebada y el centeno, por parte de linfocitos T que expresen mutaciones concretas del Complejo Mayor de Histocompatibilidad (CMH) o sistema HLA. Determinados factores exógenos, como el gluten, actúan como disparadores o “gatillos” de la enfermedad al romper la tolerancia e inducir la respuesta inmune innata. A su vez activan a las Células Dendríticas (CD), las cuales guiarán dicho antígeno hacia los órganos linfáticos secundarios donde se lo presentarán a los linfocitos T en el contexto de moléculas del CMH para activarlos. La continua exposición a los antígenos dietarios es imprescindible para sostener la inmunopatogenia, lo que hace notar la necesidad de la activación del sistema inmune adaptativo y la generación de auto anticuerpos contra estos antígenos. Según la Asociación Celíaca Argentina, 1 de cada 100 habitantes puede ser celíaco, selectivamente aquellos individuos que expresen las moléculas HLA-DQ2 o HLA-DQ8. Dichas moléculas son las responsables del reconocimiento de los antígenos, y la posterior producción de auto anticuerpos específicos, por ejemplos contra la enzima Transglutaminasa 2 (TG2), cuya presencia elevada permite el diagnóstico de la enfermedad. Si bien gran parte de los autores la clasifican como una enfermedad de tipo autoinmune debido a la presencia de auto-anticuerpos contra la TG2 y de linfocitos T específicos contra el gluten, hay otros que la incluyen en el grupo de las reacciones de hipersensibilidad ya L 4 que ésta patología depende por completo de la exposición a un antígeno ambiental como lo es el gluten. En la primer parte del siguiente trabajo se analizarán las características de las enfermedades autoinmunes y a su vez de las reacciones de hipersensibilidad. Posteriormente se describirán las causas de la Enfermedad Celiaca (EC) y por último se detallarán las discrepancias relacionadas a su clasificación. Dicha información fue recopilada de papers, reviews, y diferentes libros de inmunología. 5 Desarrollo Capítulo 1: Autoinmunidad El autorreconocimiento es la capacidad del sistema inmune de reconocer antígenos propios, lo que le permite a nuestro organismo mantener la homeostasis al realizar un proceso denominado tolerancia. Durante la ontogenia de los linfocitos B y T se generan clones que son auto-reactivos, es decir se activan al reconocer péptidos propios. Sin embargo estos son silenciados tanto a nivel central como periférico. En el primer caso, ya sea en el timo o en el bazo, aquellos linfocitos que interaccionen con alta o nula avidez con los complejos péptido-CMH de las células presentadoras de antígenos (CPA), mueren por apoptosis. En cambio a nivel periférico estos clones no van a poder llevar a cabo sus acciones debido a la ausencia de las señales necesarias para su activación o a su deleción por distintos mecanismos como el que realizan las células T Reguladoras. Por otro lado, la respuesta autoinmune es aquella generada por la formación de auto- anticuerpos o linfocitos T auto-reactivos, que pueden ser detectables en el laboratorio. Este tipo de respuestas son frecuentes en la población humana, sin embargo un porcentaje mucho menor es el que sufre de enfermedades autoinmunes (entidad nosológica producida a partir de una respuesta auto-inmunitaria). Dichas patologías son consecuencia de reacciones de base inmunitaria, crónicas, en las que las dianas son moléculas propias denominadas “auto-antígenos”. Las células que presentan dichos antígenos, al ser destruidas por auto-anticuerpos o células T auto-reactivas, causan la clínica de la enfermedad. Normalmente, gracias a los mecanismos de tolerancia, se eliminan las reacciones de tipo autoinmunes. No obstante, cuando dicha tolerancia se pierde, se genera la autoinmunidad. Esto puede ocurrir por la combinación de diferentes irregularidades: Tolerancia o regulación defectuosa que permita la maduración de linfocitos auto- reactivos. Presentación anómala de antígenos propios, ya sea por cambios estructurales del antígeno debido a modificaciones enzimáticas o por estrés y lesión tisular. 6 Inflamación o respuesta inmune innata inicial que puede ser desencadenada por procesos infecciosos, lo que podría activar a las CPA y éstas a los linfocitos de manera exagerada, generando la autoinmunidad. Estas enfermedades son frecuentes entre un 4% y un 7% de la población mundial y se caracterizan por la tendencia a la agregación familiar, mayor incidencia en el sexo femenino, curso crónico remitente con exacerbaciones (debido a que los auto-antígenos no se pueden eliminar) y relativa indemnidad del sistema inmunitario. Otro rasgo importante es que las enfermedades autoinmunes son multifactoriales, es decir tanto factores genéticos, que podrían romper la tolerancia, como ambientales, que podrían promover la llegada de linfocitos auto-reactivos al tejido en cuestión, inciden en su desarrollo. Dentro del componente genético, aquellos que confieren mayor susceptibilidad a la autoinmunidad son los genes del complejo mayor de histocompatibilidad (CMH) de tipo II. Este sistema cumple con la función de presentar péptidos a los linfocitos T (CMH-I presenta péptidos a los linfocitos TCD8+ y CMH-II a los TCD4+), tanto endógenos como exógenos y a su vez, propios como extraños, con el objetivo de reconocer aquellas moléculas que pertenecen a nuestro organismo y de ese modo proteger a las células normales del ataque citotóxico mediado por las células Natural Killer (NK). La influencia del CMH en la respuesta inmunitaria sugiere que se pueda asociar la capacidad de ciertos alelos para presentar péptidos de antígenos propios a los linfocitos T con las patologías autoinmunes. Los factores ambientales que pueden incidir en estos casos son: a) físicos, como la luz UV que puede lesionar selectivamente a las células presentadoras de antígenos o a los linfocitos T Reguladores; b) traumatismos que pueden inducir el reconocimiento de auto- antígenos en sitios inmunológicamente privilegiados; c) químicos como ciertos fármacos que pueden romper la tolerancia; d) infecciones tanto bacterianas como virales. Las enfermedades autoinmunes se pueden clasificar en: 1. Primarias: producidas por una falla intrínseca del sistema inmunitario, cuya causa es una deficiencia o mutación en genesrelacionados con la selección tímica o con distintas fases de la respuesta inmune. 7 2. Secundarias: causadas por fármacos, infecciones o paraneoplasias. 3. Idiopáticas: de etiología desconocida 4. Autoinflamatorias: se desarrollan a causa de fallas en los mecanismos de regulación o control de la inmunidad innata. Según la distribución de los tejidos afectados se clasifican en: 1. Enfermedades órgano-específicas: afectan exclusivamente un órgano o tejido. 2. Enfermedades no órgano-específicas o sistémicas: las dianas suelen ser ubicuas y pueden afectar múltiples órganos. Capítulo 2: Reacciones de hipersensibilidad La hipersensibilidad es una reacción anómala en la cual en nuestro organismo se genera una reacción inmunitaria exagerada frente a algo que se percibe como extraño, ya sea un auto-antígeno, un antígeno microbiano o uno ambiental. Cuando estos desencadenan una respuesta Th2 con la consiguiente producción de anticuerpos IgE, se denominan “alérgenos”. Dichas partículas son proteínas de bajo peso molecular, con actividad enzimática, generalmente proteolítica (lo que favorece su ingreso a través de las mucosas), son altamente solubles por lo cual difunden fácilmente, su estabilidad es alta y algunos pueden actuar como haptenos al asociarse a proteínas del huésped a fin de adquirir inmunogenicidad. Las reacciones de hipersensibilidad se clasifican según Gell y Coombs en 4 categorías: 1. Tipo I: son reacciones inmediatas mediadas por anticuerpos de tipo IgE, cuya producción es inducida por las citoquinas IL-4 e IL-13, producidas por células Th2, en plasmocitos de las mucosas. Aquellos individuos que tienen predisposición a secretar anticuerpos IgE frente a alérgenos se denominan “atópicos”. Esta respuesta es efectuada por mastocitos y eosinófilos. Por ejemplo: rinitis alérgica, alergias a alimentos y asma alérgica. 2. Tipo II: son reacciones inmediatas mediadas por anticuerpos IgG e IgM, los cuales reconocen antígenos particulados y estimulan la activación de la vía clásica del 8 Complemento (sistema de defensa del organismo frente a bacterias capsuladas, infecciones micóticas y parasitarias). Esto promueve el reclutamiento y la activación de neutrófilos, monocitos y macrófagos y la aparición de cuadros inflamatorios. A su vez los anticuerpos pueden opsonizar células circulantes promoviendo su fagocitosis por distintos tipos de macrófagos como las células de Kupffer en el hígado o los esplénicos en el bazo. Por ejemplo: eritroblastosis fetal, anemia hemolítica autoinmune, diabetes mellitus. 3. Tipo III: se caracterizan por el depósito de Complejos Inmunes (CI: formados por la unión de un antígeno soluble, no particulado, a un anticuerpo) compuestos por IgG e IgM, en distintos tejidos, lo que desencadena una respuesta inflamatoria y conlleva a lesiones tisulares. Esto se da cuando hay una excesiva producción de CI o su depuración se encuentra comprometida. Los lugares más propensos a este tipo de reacciones son los pequeños vasos, los capilares glomerulares y sinoviales. La respuesta inflamatoria es mediada por la activación del sistema del complemento mediante la vía clásica que permite el reclutamiento de neutrófilos, y a su vez por mastocitos, monocitos y macrófagos. Por ejemplo: enfermedad del suero. 4. Tipo IV: son reacciones de tipo tardío ya que son mediadas por linfocitos T, cuyo reclutamiento demora entre 18-72 horas, en la re exposición al antígeno. Abarcan un amplio espectro de patologías de etiología tanto infecciosa como autoinmune. Se pueden subdividir en 2 grupos según el mecanismo efector: Daño por respuesta inflamatoria mediada por linfocitos Th1 y macrófagos activados productores de Interferón Gama (IFN-γ). Por ejemplo: Tuberculosis Mediadas por la acción de linfocitos T CD8 citotóxicos. Por ejemplo: dermatitis de contacto. 9 Capítulo 3: Causas de la enfermedad celíaca 1. Genéticas: La Enfermedad Celiaca es un desorden poligénico cuyo factor más importante es aquel relacionado al Complejo Mayor de Histocompatibilidad (CMH) o sistema HLA, el cual presenta determinada mutación en estos pacientes que resultan necesarias pero no suficientes para el desarrollo de la enfermedad. La expresión de las moléculas HLA-DQ2 y HLA-DQ8 en las CPA permite el reconocimiento, a través del TCR (receptor específico de los linfocitos T) de las células TCD4+, de ciertas proteínas del gluten como la gliadina y glutenina, presentes en el trigo, la cebada y el centeno. Estas proteínas son ricas en residuos de glutamina y prolina, lo que los hace resistentes a la digestión gastrointestinal, y a su vez las convierte en sustratos de la enzima Transglutaminasa 2 (TG2). Dicha enzima se encuentra en el citoplasma inactiva y unida a GTP; al pasar al compartimento extracelular se une a Calcio y recobra su actividad catalítica. Esta última forma, puede modificar residuos específicos de glutamina por un proceso denominado desaminación y transformarlos en ácido glutámico de carga negativa, lo cual aumenta aún más la afinidad por CMH-II. La misma regula su actividad en base a las condiciones del ambiente: en condiciones de oxidación disminuye su función, sin embargo por reducción puede recobrarla. Hay evidencias que sugieren que el microambiente generado en la enfermedad celíaca, el cual se caracteriza por inflamación, destrucción del tejido y un entorno reductor, favorece la actividad de la TG2. Las transformaciones estructurales que genera la enzima en los péptidos del gluten, hacen que éstos puedan unirse al complejo HLA-DQ2 y HLA-DQ8 de las CPA e interaccionar con los linfocitos T para activarlos. Estas células, ahora activas, especificas contra las proteínas del gluten, pueden destruir células epiteliales de la mucosa mediante el sistema FAS-FASL, el cual es llevado a cabo por los linfocitos que se diferenciaron hacia TCD8+ citotóxicos. FAS es un receptor que se expresa de manera constitutiva en las células y cuando su ligando (FASL), expresando en los linfocitos TCD8+, se une, éste se trimeriza y recluta caspasas 8, las cuales son proteínas involucradas en el proceso de apoptosis (muerte celular programada y regulada 10 genéticamente). A su vez los linfocitos que se diferencien hacia un perfil Th1 pueden generar inflamación por la secreción de IFN-γ el cual activa al epitelio estimulándolo a que exprese, entre otras cosas, IL-15 que promueve la supervivencia y funcionalidad de las células T. Sin embargo los plasmocitos de aquellos pacientes que poseen esta mutación genética, producen auto anticuerpos contra la TG2 en las mucosas de tipo IgA principalmente, IgG e IgM, gracias a la colaboración por parte de algunos linfocitos T que se diferenciaron en un perfil TFH. 2. Ambientales: Para poder entender como el gluten adquiere la capacidad de activar al sistema inmune en ciertas personas y en otras no, hay que tener en cuenta la posibilidad de una “sensibilización” al mismo, es decir la exposición del individuo al antígeno ambiental que normalmente es inocuo, en un contexto genético predisponente y frente a determinados factores ambientales que favorezcan dicha reacción. Así es como se reconoce la necesidad de un desencadenante o gatillo ambiental que altere el microambiente intestinal para que el gluten sea reconocido como un antígeno extraño. Ejemplos de ello son las infecciones por enterovirus, como el rotavirus, los cuales al inducir la expresión de IFN-γ podrían activar al sistema inmune innato, alterar el perfil tolerogénico en el que se encuentran las CD y de esta manera promover la activación de la TG2 desencadenando la autoinmunidad. A su vez el IFN-γ puede ser inducido por infecciones de tipo bacterianas. Capítulo 4: Inmunopatogenia Una característica distintiva de las enfermedades autoinmuneses la acumulación leucocitaria en los tejidos afectados por la patología. En la EC se encuentran linfocitos T citotóxicos intraepiteliales (LTC-IE) en el epitelio; células plasmáticas, linfocitos TCD4+ y Células Presentadoras de Antígenos (CPA) en la lámina propia. 11 Los LT-IE (linfocitos T intra-epiteliales) se caracterizan por expresar la molécula αEβ7 que les permite interaccionar con las moléculas de adhesión del epitelio, como la E- cadherina, para adquirir esa localización. Más del 80% de las células de esta población comprenden LTCD8+, los cuales normalmente conforman la primera línea de defensa del intestino, contribuyen a mantener la integridad de la barrera epitelial y a su vez producen citoquinas inflamatorias que influyen en el desarrollo de la tolerancia frente a la flora comensal. Sin embargo, en la EC, la ausencia de dicha tolerancia conlleva a que estas células generan daño tisular. Durante el curso de la enfermedad hay destrucción selectiva de las células del epitelio intestinal; sin embargo la lámina propia permanece intacta. Esto se debe a que los enterocitos expresan moléculas del CMH-I no clásicas, como MIC-A y HLA-E, que son reconocidas por receptores NKG2D y NKGDC, respectivamente, característicos de las células Natural Killer (NK) pero inducidos en los LTC-IE. Esta inducción se debe al aumento de la expresión de interleuquina 15 (IL-15) en el epitelio activado, la cual además actúa como co-estimulador para el TCR y los demás receptores de dichos LTC-IE. Esta citoquina es liberada como consecuencia de la presencia de péptidos derivados de la gliadina que activan al sistema inmune innato. Además tiene la capacidad de activar a las Células Dendríticas de la lámina propia e incrementar la expresión de MIC-A (molécula asociada al estrés tisular). Las células T seleccionan los epítopes de las proteínas del gluten mediante 3 procesos: 1. Estabilidad proteolítica: como se mencionó anteriormente, la presencia de residuos de prolina en el gluten lo hacen resistente a la digestión gastrointestinal, lo que aumenta su disponibilidad en la luz y la posibilidad de unión a HLA-DQ presente en la mucosa. 2. Unión a HLA: las variaciones de este sistema expresadas en los individuos con EC, HLA-DQ2 y HLA-DQ8, tiene preferencia selectiva hacia los residuos del gluten cargados negativamente, ya que estos forman complejos péptido-CMH-II mucho más estables que aquellos que no lo son. 3. Especificidad de la TG2: esta enzima es altamente selectiva para proteínas ricas en residuos de glutamina. 12 Dadas dichas condiciones, los linfocitos T reconocen los péptidos derivados del gluten que fueron modificados por la TG2 y presentados en el contexto de CMH-II particulares, y al ser activados comienzan a producir IFN-γ e IL-21, particulares del perfil Th1. La primera de ambas moléculas genera el ambiente proinflamatorio necesario para el desarrollo de la enfermedad, mientras que la segunda orienta la diferenciación de las células T hacia un perfil TFH (T Folicular Helper) que colaborarán con las células B para que éstas puedan completar su maduración y producir anticuerpos específicos contra la enzima TG2. Los linfocitos B reconocen, a través de su BCR (receptor de linfocito B) complejos formados por péptidos del gluten unidos a dicha enzima, luego lo internalizan y procesan hasta lograr la escisión proteolítica del péptido el cual se unirá a las moléculas HLA. De esta forma podrán ser presentados a las células T y activarlas específicamente contra el gluten. Se ha demostrado que cuando los pacientes comienzan una dieta libre de gluten, las células plasmáticas específicas para TG2 desaparecen una vez cumplida su vida media, así como disminuyen los niveles de expresión de MIC y de receptores NKG2D y NKGDC en los LTC-IE. Capítulo 5: Discrepancias Como hemos descripto hasta el momento, la etiopatogenia de la Enfermedad Celíaca involucra mecanismos inmunológicos, desencadenados por un antígeno ambiental, el gluten. Es por esto que hay discrepancias a la hora de su clasificación ya que determinados autores la incluyen en el grupo de las enfermedades autoinmunes, como se demuestra en el siguiente ejemplo: “Aunque el antígeno causante de la enfermedad celíaca es extraño, argumentaremos que las observaciones de la enfermedad celíaca son relevantes para la autoinmunidad. El razonamiento se basa en observaciones genéticas que demuestran el intercambio de una gran cantidad de loci de susceptibilidad entre varios trastornos autoinmunes y la enfermedad celíaca. Además, las características clave de la patogénesis de la enfermedad celíaca se comparten con otros trastornos autoinmunes, en particular con la artritis reumatoide.” Jabri, B., y Sollid, L. M. (2.012). Celiac disease and transglutaminase 2: 13 Model for posttranslational modification of antigens and HLA association in the pathogenesis of autoimmune disorders. National Institutes of Health. Vol. 23 (6): 732-738. Sin embargo otros la consideran una reacción de hipersensibilidad de tipo IV. “La enfermedad celíaca depende por completo de la presencia de un antígeno extraño (gluten) y no está relacionada con ninguna respuesta inmunitaria específica contra los antígenos en el tejido (el epitelio intestinal) que se lesiona durante la respuesta inmunitaria. Por lo tanto no se considera una enfermedad autoinmunitaria.”(Murphy, K., Travers, P., Walport M., (2.009). Inmunología de Janeway, México, Editorial Mc Graw Hill). Si bien en ambos casos las lesiones se llevan a cabo mediante mecanismos inmunitarios, la principal diferencia se encuentra en el origen del antígeno. Cuando éste procede del medio ambiente, es decir es exógeno, hace referencia a una reacción de hipersensibilidad, en cambio cuando es endógeno se lo asocia a autoinmunidad. Como veremos a continuación, algunos investigadores concluyen que la enfermedad celíaca podría tener rasgos correspondientes a ambos grupos: “La enfermedad celíaca tiene elementos que se encuentran tanto en la autoinmunidad como en la alergia. Es claramente un trastorno de hipersensibilidad provocado por la ingestión de proteínas de cereales pero, al mismo tiempo, se caracteriza por la presencia de anticuerpos altamente específicos contra TG2. La presencia de IEL capaces de matar enterocitos que han sido alterados por la exposición al gluten también puede verse como un fenómeno autoinmune.” Jabri, B., Sollid, L. M., (2.006). Mechanisms of Disease: immunopathogenesis of celiac disease. Revista Nature, vol. 3 (9): 516-525. 14 Conclusión: La enfermedad celíaca es un desorden inflamatorio que afecta al intestino delgado, de carácter multifactorial y crónico, mediado por el sistema inmune. Los pacientes que poseen mutaciones en los genes del Complejo Mayor de Histocompatibilidad (HLA-DQ2 y HLA- DQ8) tienen mayor predisposición a desarrollar la enfermedad. Sin embargo para que esto ocurra se requiere la sensibilización del paciente gracias al contacto con un antígeno exógeno, como el gluten. Cuando determinados factores ambientales, como infecciones virales, generan un ambiente proinflamatorio caracterizado por altos niveles de expresión de IFN-γ, provocan la pérdida de la tolerancia y lo tornan susceptible al desarrollo de la autoinmunidad permitiendo la activación de la enzima Transglutaminasa 2 (TG2). En aquellas situaciones en las que estos individuos están en contacto con el gluten, este es modificado por TG2 activa presente en la mucosa intestinal, dando lugar a su unión con las moléculas HLA-DQ2 y HLA-DQ8 de las CPA de la lámina propia. De esta manera se forman complejos capaces de activar a los linfocitos T y orientarlos hacia un perfil TCD8+ citotóxicos que destruirán a los enterocitos. A su vez pueden distinguirse linfocitos Th1productores de IFN-γ e IL-21. Los altos niveles de esta citoquina podrán estimular la diferenciación en TFH, los cuales colaborarán con los linfocitos B para producir anticuerpos específicos contra la TG2, que aumentarán el nivel de daño al interaccionar con su antígeno (TG2) en las células del epitelio intestinal. Tanto la inflamación como la producción de IFN-γ activan al endotelio y lo inducen a secretar IL-15, la cual incrementa los niveles de expresión de las moléculas MIC-A y HLA- E que son reconocidas por receptores característicos de las células NK pero inducidos en los LTC-IE. Esto contribuye con la generación del daño tisular. Se ha demostrado que con una dieta libre de gluten los niveles de anticuerpos específicos contra la TG2 disminuyen, al igual que la expresión de MIC-A y de sus receptores en los linfocitos intra-epiteliales. Si bien hay autores que clasifican a esta enfermedad como una reacción de hipersensibilidad ya que depende exclusivamente de la presencia de un antígeno ambiental 15 (gluten), otros la incluyen en el grupo de las enfermedades autoinmunes debido a la presencia de anticuerpos específicos contra la TG2 y de linfocitos auto-reactivos. Quizás, sería conveniente replantearse esta manera de clasificar a las enfermedades cuya etiopatogenia involucra mecanismos inmunológicos, y comenzar a distinguirlas según el origen del antígeno. Así podríamos agruparlas en 3 categorías de acuerdo a si el antígeno es propio (autoantígeno), microbiano o ambiental no microbiano, y de esta manera se involucrarían todas en el grupo de las inmuopatologías. 16 Referencias bibliográficas: 1. Abbas, A., Lichtman, A., Pillias, S. (2.015). Inmunología celular y molecular. 8ª ed. Editorial ELSEVIER. Cap. 15 y 19 2. Fainboim, L., Geffner, J. (2.011). Introducción a la inmunología humana. 6ª ed. Editorial Panamericana. Cap. 21 y 22. 3. Murphy, K., Travers, P., Walport, M. (2.009). Inmunología de Janeway. 7ª ed. Editorial Mc Graw Hill. 4. Sollid, L. M., Jabri, B. (2.011). Celiac disease and transglutaminase 2: Model for posttranslational modification of antigens and HLA association in the pathogenesis of autoimmune disorders. National Institutes of Health. Vol. 23 (6): 732-738. 5. Sollid, L. M., Jabri, B. (2.013). Triggers and drivers of autoimmunity: lessons from coeliac disease. National Institute of Health. Vol. 13 (4). 6. Sollid, L. M., Jabri, B. (2.006). Mechanisms of Disease: immunopathogenesis of celiac disease. Nature: clinical practice. Vol. 3 (9): 516-525.
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