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BIOTECNOLOGÍA EN LA PRODUCCIÓN DE ANTICUERPOS MONOCLONALES - INTRODUCCIÓN Los anticuerpos monoclonales son glucoproteínas especializadas que hacen parte del sistema inmune, producidas por las células B, con la capacidad de reconocer moléculas específicas (antígenos). Son herramientas esenciales en el ámbito clínico y biotecnológico, y han probado ser útiles en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades infecciosas, inmunológicas y neoplásicas. - ESTRUCTURA Y CARACTERÍSTICAS BÁSICAS DE LOS ESTUDIOS Las inmunoglobulinas están formadas por cuatro cadenas polipeptídicas. Dos cadenas pesadas, y dos cadenas ligeras, cada una de ellas idéntica, unidas por puentes disulfuro que forman una estructura espacial similar a una Y. Las cadenas ligeras y pesadas se agrupan de tal manera que existe una proximidad espacial entre los cuatro extremos amínicos y por otra parte los extremos carboxílicos. Las inmunoglobulinas pueden ser fraccionadas mediante la utilización de enzimas (papaína, pepsina, etc.), obteniéndose diferentes tipos de fragmentos. Al tratar con papaína la inmunoglobulina, se produce la ruptura específica de las cadenas pesadas y se obtienen dos fragmentos: uno cristalizable que es el FC y otro Fab, que es en el que se encuentran los sitios de unión antígeno Cadenas ligeras Como mencione hay dos tipos de cadenas ligeras: tipo kappa (κ) y lambda(λ) que poseen unos 200 aminoácidos cada una y se unen a las pesadas por un puente disulfuro intercatenario (entre cadenas). Cadenas pesadas Están formadas por unos 400 aminoácidos y unidas entre sí por puentes disulfuro intercatenarios, que pueden ser distintos en número dependiendo del tipo de inmunoglobulina. Esta zona, donde se encuentran los puentes intercatenarios, es muy flexible y constituye lo que se denomina zona bisagra, que es por donde se deforman estas moléculas cuando se unen al antígeno. Las cadenas ligeras poseen dos partes: una corresponde al extremo carboxílico que es constante (CL) y otra que está ubicada al extremo amínico, que es muy variable (VL). También las cadenas pesadas tienen una parte variable (VH) y otra constante (CH). Las partes variables, tanto de las cadenas ligeras como de las pesadas, es por donde se produce la unión al antígeno. La parte constante de estas cadenas es diferente según la clase de inmunoglobulina que consideremos. Hay cinco clases de inmunoglobulinas: IgG, IgA, IgM, IgD e IgE respectivamente. (poseen la misma estructura básica pero cada tipo de ig posee una cadena pesada diferente) tipo: γ, α, (miu) μ, δ y ε(epsilon) Las Ig son monoméricas, con excepción de la IgA, que forma dímeros, y de la IgM, pentámeros. Regiones hipervariables Las zonas variables, tanto de la cadena L como H, poseen a su vez tres pequeños segmentos muy variables, por lo que se les conoce como regiones hipervariables, su importancia radica en que conforman el centro activo de las Igs, que es por donde se produce el reconocimiento y unión al antígeno. Cada una de estas regiones hipervariables se compone de 17 a 20 aminoácidos, de tal manera que pequeños cambios suponen una enorme fuente de variabilidad de posibilidades de unión al antígeno sin cambiar el resto de la molécula. Los anticuerpos son capaces de generar numerosas respuestas tras su unión a los antígenos. Esas respuestas efectoras dependen del extremo carboxiterminal de cada isotipo que determina el tipo de unión a determinados receptores de membrana de las células y la capacidad de fijar complemento - SÍNTESIS DE INMUNOGLOBULINAS. GENERACIÓN DE DIVERSIDAD. ACTIVACIÓN Y MADURACIÓN DE LOS LINFOCITOS B La producción de las Ig corre a cargo de las células B que en su etapa madura expresan en la membrana moléculas de IgM e IgD. Cuando se activan, comienza una producción de Ig de baja tasa, cambia el isotipo y comienza la maduración por afinidad. En la etapa de célula plasmática hay una alta secreción de Ig de alta afinidad con escasa presencia de Ig de membrana. Los mecanismos que controlan la diversidad de los anticuerpos son altamente complejos y han ocupado la acti- vidad de los investigadores durante décadas. Resumiendo mucho, podemos decir que existen 2 etapas básicas en este proceso: una recombinación somática, en la que se produce la combinación de distintos segmentos génicos presentes en las regiones variables de las cadenas ligeras y pesa-das que terminan formando un gen funcional responsable de la secuencia de AA de la porción variable de la molé- cula de Ig, que da lugar a una muy elevada diversidad de moléculas en lo que se llama repertorio primario de anti- cuerpos, y una hipermutación somática durante la respuesta a antígenos, que corresponde a mutaciones puntuales de la secuencia variable una vez formada ésta y que terminan per- mitiendo una mayor afinidad de unión. Activación de las células B Las células B se activan cuando su receptor de célula B (BCR) se une a antígenos solubles o unidos a membrana. Tras la unión, el BCR se activa, forma microagregados y se favorecen cascadas de señalización. Tras una fase de contracción, el microagregado forma una sinapsis inmunológica que permite la interacción estable entre células T y B para favorecer una señalización bidireccional activa. Tras activarse, las células B pueden iniciar el proceso de conmutación de isotipos. En su forma inactiva, las células B expresan IgM/IgD, pero tras activarse pueden producir IgA, IgE, IgG o mantener la expresión de IgM. Esto se consigue mediante la escisión de isotipos no deseados (Figura 1). Las citocinas, producidas por las células T y otras células, son importantes para determinar qué isotipo expresarán las células B. - PRODUCCIÓN DE ESTUDIOS MONOCLONALES Un método para obtener anticuerpos monoclonales completamente humanos consiste en la utilización de ratones transgénicos, en los cuales se introducen los genes de las inmunoglobulinas humanas utilizando distintos vectores. Los ratones transgénicos portadores de los genes de las inmunoglobulinas humanas se cruzan con ratones en los cuales se han eliminado los genes de las inmunoglobulinas endógenas murinas, con el fin de conseguir un ratón capaz de producir exclusivamente inmunoglobulinas humanas. Por otra parte, la tecnología Phage Display (presentación de proteínas en la superficie de fagos filamentosos) permite obtener anticuerpos monoclonales sin utilizar ratones. Los fagos son partículas víricas que infectan bacterias, sin producir enfermedades en los seres humanos. Mediante técnicas de ADN recombinante es posible introducir genes de cualquier organismo, sin importar la complejidad, en el genoma de los fagos. Lo que se pretende con esta tecnología es obtener una molécula que posea la máxima afinidad por una determinada diana terapéutica. Y para ello, el primer paso es obtener todas las posibles combinaciones genéticas que produzcan la molécula que se está buscando y cada una de estas secuencias se fusiona con el gen que codifica las proteínas de la cápside del fago, para lograr que sean expresadas en su superficie. De esta forma se obtienen clones de fagos, Posteriormente, se eligen aquellos fagos que expresen en su superficie la molécula con las mejores propiedades de unión a la molécula diana. Proceso de obtención de un anticuerpo monoclonal destinado a bloquear la acción de una proteína diana en un determinado proceso patológico. ● Dicho proceso se inicia con el aislamiento de los genes que codifican las cadenas ligeras (VL) y pesadas (VH) de la fracción variable, a partir de los linfocitos B aislados de donantes humanos adultos sanos. ● Estos genes se amplifican mediante un proceso denominado reacción en cadena de la polimerasa (PCR), que permite aumentar su cantidad exponencialmente. ● Una vez aisladas y copiadas las secuencias genéticas, éstas se someten a un proceso de recombinación, obteniéndose todas las combinaciones posibles, lo que supone la creación de una gran cantidad de anticuerpos diferentes. ● El siguiente paso es clonar las combinaciones obtenidas, para lo cual se insertan en el ADN delfago junto a los genes que codifican las proteínas estructurales de la cápside. Los fagos se replican en el interior de E. coli y los anticuerpos funcionales son expresados en su cápside, de la misma manera que un linfocito B expresa los anticuerpos en su superficie. ● Se deberán seleccionarse aquellos que contienen la secuencia génica que codifica el anticuerpo con la mayor afinidad y especificidad por la proteína diana en cuestión. ● Una vez seleccionada la combinación VH/VL (de la fracción Fab), ésta se ensambla con el esqueleto estructural del anticuerpo, la fracción Fc. La secuencia genética resultante se introduce en células de ovario de hámster chino (células CHO). Seguidamente, se detallan las etapas del proceso de fabricación industrial. El proceso de producción consta de dos fases fundamentales: 1. Fase de elaboración o upstream o de producción a pequeña escala y 2. Fase de transformación o downstream o de producción a gran escala. La fase de elaboración comienza con el cultivo de las células, que serán las encargadas de producir la proteína terapéutica. Estas células se cultivan a pequeña escala, en frascos o placas Petri, que contienen el medio de cultivo necesario para que las células crezcan. Una vez conseguida la línea celular, se somete a crioconservación en numerosos viales para crear un banco de células. Cuando se va a llevar a cabo el proceso de fabricación de un lote, se descongela un vial del banco de células y se inicia el cultivo celular en un matraz que contiene un pequeño volumen de medio de cultivo. Durante el proceso de escalado, las células se transfieren secuencialmente a recipientes cada vez más grandes, que contienen mayor volumen de medio de cultivo, de manera que las células se dividen constantemente siempre que el entorno de crecimiento siga siendo favorable. A continuación, las células que han mostrado mayor capacidad de crecimiento de forma estable a lo largo de varios cultivos se cultivan en equipos de volumen superior y se evalúa su capacidad de producción de la proteína de interés y la calidad de la misma, en base a su correcta estructura, glicosilación, funcionalidad, etc. La siguiente etapa es la fase de transformación o downstream o de producción a gran escala; es decir, a la escala de producción necesaria, que vendrá determinada por las necesidades de producción (en base al volumen de mercado al que va destinado el fármaco) y la productividad de la línea celular. - UTILIDAD Y APLICACIÓN EN PATOLOGÍA HUMANA DE LOS ESTUDIOS MONOCLONALES Sin tener en cuenta el uso de diagnósticos, los cuales han revolucionado el campo de la histopatología y desarrollado nuevas técnicas de laboratorio como la “citometría de flujo” para el tratamiento de enfermedades humanas. La unión del anticuerpo monoclonal al antígeno contra el que está diseñado puede facilitar la producción de citotoxicidad celular dependiente de anticuerpos (ADCC) o citotoxicidad por la activación del sistema de complemento. La propia unión al antígeno puede bloquear receptores de la membrana celular, unirse a factores presentes en el suero y evitar su unión a receptores, o inducir señales intracelulares. Las consecuencias finales de estas interacciones son numerosas y han encontrado aplicación en áreas muy diversas. Una manera de modificar la capacidad efectora de los anticuerpos monoclonales es la conjugación con moléculas citotóxicas con toxinas, con radiofármacos o con citocinas; esta última ha sido una estrategia utilizada en oncología mediante la creación de proteínas de fusión que incorporan genes de IL-2, IL-12 o GM-CSF, entre otras. La conjugación de enzimas capaces de convertir un profármaco en fármaco con anticuerpos monoclonales dirigidos a células tumorales ha permitido una acción muy selectiva en el tejido tumoral del fármaco en cuestión. En la oncología es el área de aplicación terapéutica más importante para la utilización de anticuerpos dirigidos contra Her2 en cáncer de mama o contra el factor de crecimiento epidérmico (EGF) o el factor de crecimiento del endotelio vascular (VEGF) en varios tipos de tumores entre otros. Las enfermedades autoinmunes son el grupo siguiente de patología humana en el que más se han empleado estos productos y, fundamentalmente en: ● Artritis ● Reumatoide ● Enfermedad inflamatoria intestinal ● Esclerosis múltiple ● Lupus eritematoso Así como en el rechazo de trasplantes y enfermedad de injerto contra el huésped. Los anticuerpos monoclonales se han empleado también con otras finalidades, como el tratamiento de la septicemia, la prevención de complicaciones de enfermedades virales o el tratamiento de intoxicaciones por fármacos. Sin ninguna duda, la disponibilidad de estos anticuerpos y de la tecnología para su refinamiento constituye ahora y más aún en el futuro una parte fundamental de la medicina para el tratamiento de las enfermedades y de la forma de aplicarlos. - CONCLUSIONES - Además de su impacto en el diagnóstico de laboratorio, los anticuerpos monoclonales son una herramienta terapéutica muy poderosa. - Su alta especificidad permite acceder a dianas muy precisas, permitiendo la determinación de cambios celulares muy diferentes, además, dependiendo de la región Fc, pueden diseñarse para promover diferentes tipos de respuestas efectoras. - El uso de anticuerpos ha mejorado significativamente su tolerabilidad clínica. La manipulación de anticuerpos o el diseño de nuevos fragmentos de anticuerpos combinándolos con otras moléculas abre una amplia gama de aplicaciones médicas.
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