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anatomia y fisiologia del cuerpo-93

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Anatomía y fisiología del cuerpo humano78
Las fosas nasales están formadas por los huesos propios de la 
nariz, el frontal, el etmoides, el malar y el maxilar (paladar duro) 
que forma el suelo de las mismas. Los cornetes forman vías para 
distribuir el aire que entra en las fosas. Están recubiertas por un 
epitelio ciliado de tipo respiratorio con abundantes glándulas que 
secretan moco.
Los receptores olfativos están incrustados en la zona súpe-
ro-látero-posterior de cada fosa nasal. El epitelio sensorial está 
formado por neuronas bipolares que tienen una dendrita super-
ficial con microvellosidades cubiertas por una capa de moco y un 
axón que se proyecta, por la lámina cribosa del hueso etmoides, al 
bulbo olfativo, que es una estructura intracraneal. Los axones de 
los receptores forman el I par craneal o nervio olfativo y terminan 
haciendo sinapsis con las dendritas de las células mitrales del bul-
bo formando el glomérulo olfativo.
Las funciones del olfato son: estímulo de las secreciones sa-
lival y gástrica en respuesta a olores agradables de los alimentos; 
rechazo de comidas en mal estado o sustancias potencialmente 
peligrosas debido a su mal olor; conciencia de la higiene corporal 
por el olor del sudor y de los excrementos; información social a 
partir de olores familiares o extraños; estímulo e inhibición del 
desarrollo y la conducta sexual y manifestación y vivencias de es-
tados emocionales.
Las sustancias odorables llegan a los receptores olfativos en 
el aire inspirado. En contacto con el moco son «atrapadas» por 
un proteína que las transporta hasta la molécula receptora que 
se encuentra en las microvellosidades de los receptores. La inte-
racción sustancia odorable-receptor despolariza la membrana de 
éste produciendo un potencial de receptor que si es supraumbral 
origina un potencial de acción que se propaga hasta el bulbo ol-
fativo.
Contrariamente a los sabores, no se han podido determinar 
olores básicos, si bien la respuesta eléctrica característica de cier-
tas sustancias sugiere que hay grupos de olores «primarios» que 
tienen en común el tamaño y la forma de sus moléculas. Las sus-
tancias estimulantes del olfato son miles y la concentración nece-
saria para la estimulación es mínima (del orden de 1012 moléculas 
en una habitación de aproximadamente 18 m3).
Cada receptor responde a muchos olores y cada olor puede 
estimular a muchos receptores. En el bulbo olfativo, grupos 
discretos de glomérulos de determinadas zonas responden a 
olores determinados. Estos dos últimos hechos hacen que el 
responsable de la selectividad de los olores sea el tratamiento 
de la información en el bulbo y no el estímulo de los recep-
tores.
El glomérulo, que es la verdadera unidad funcional olfativa, 
recibe inervación eferente del bulbo contralateral (para detectar 
la procedencia del olor) así como de diversos núcleos motores 
y vegetativos centrales. Las aferecias de los bulbos olfativos se 
realizan a través de los axones de las células mitrales y en penacho 
hacia el tubérculo olfativo y el núcleo olfativo anterior sucesiva-
mente. Las neuronas de este último proyectan sus axones a: 1: la 
corteza prepiriforme (discriminación olfativa, emoción asociada 
a los olores); 2: al tálamo y a la corteza sensorial órbito-fron-
tal (percepción de los olores y discriminación) y 3: hipotálamo, 
sistema límbico y formación reticular (regulación conductual y 
neuroendocrina).
RECUERDA
El sentido de la vista consta de dos partes bien diferenciadas: 
una, el ojo, que tiene, a su vez, un aparato óptico, como una 
cámara fotográfica, con sus lentes y su cámara oscura, y los re-
ceptores sensoriales, sensibles a la luz; y, otra, las vías y centros 
nerviosos necesarios para la percepción visual consciente de la 
imagen del mundo que nos rodea.
El oído consta de tres partes: el externo (oreja y conducto 
auditivo que termina en el tímpano), el medio (cadena de hue-
secillos que terminan en la ventana oval) e interno (cóclea o 
caracol que contiene los receptores).
El gusto y el olfato son quimiorreceptores especializados en 
captar el sabor y el olor de sustancias químicas que llegan a la 
boca o que se encuentran en suspensión en el aire. Esto per-
mite al organismo apreciar las sustancias alimenticias en buen 
estado y distinguirlas de aquellas que no lo son o que están en 
mal estado.
11. ESTRUCTURA Y FUNCIÓN 
DEL HIPOTÁLAMO, SISTEMA LÍMBICO
Y CORTEZA DE ASOCIACIÓN
11.1. EL HIPOTÁLAMO
El hipotálamo es la parte ventral del diencéfalo que forma parte 
del suelo y las paredes del III ventrículo y se extiende, por delante 
y abajo, desde el quiasma óptico hasta la parte posterior de los 
cuerpos mamilares. En medio queda el infundíbulo y el tallo de la 
hipófisis (véase Fig. 3.4 para su localización y situación general). 
Por detrás y arriba lo limita una línea que va desde la comisura 
anterior hasta la masa intertalámica.
Los textos describen una serie de núcleos neuronales en el 
hipotálamo. Si bien funcionalmente los núcleos existen, morfo-
lógicamente es un continuo de neuronas y fibras que se pueden 
disponer, de dentro afuera, en tres zonas: periventricular, medial 
y lateral.
La periventricular es una capa fina adyacente al tercer ven-
trículo; en la zona medial, de delante atrás, se distinguen las áreas 
preóptica y anterior donde se describen la mayoría de los núcleos 
(con el infundíbulo hipofisario y la eminencia media y los núcleos 
supraóptico y paraventricular), parte de los cuales ya se han estu-
diado en el sistema endocrino.
La zona lateral en su mayor parte es de sustancia blanca de 
axones ascendentes y descendentes, entre los cuales se dispersan 
las neuronas. El hipotálamo lateral está conectado recíprocamen-
te con la parte superior del tronco del encéfalo y con el sistema 
límbico y recibe aferencias de la sensibilidad superficial y visceral 
del cuerpo.
El hipotálamo medial contacta recíprocamente con el lateral. 
Las neuronas de esta zona «miden» parámetros sanguíneos o del 
líquido cefalorraquídeo (temperatura, glucosa, electrólitos...): es 
realmente un transductor neuroendocrino.
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