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CAPÍTULO 1 Vasos sanguíneos 7 FIGURA 1-16 Arteriolosclerosis hialina, vista microscópica Otras dos formas de arteriosclerosis, además de la arteriosclerosis (endurecimiento de las arterias), son la arteriolosclerosis y la esclerosis cálcica de la media. La arteriolosclerosis se da, de forma típica, en los riñones y el cerebro. Aquí se muestra una de sus formas, denominada arteriolosclerosis hialina, con afectación de una arteriola muy engrosada, situada a la derecha de este glomérulo teñido con PAS. Este cambio a menudo acompaña a la nefrosclerosis benigna, produciendo una pérdida progresiva de nefronas y atrofia renal. La arteriolosclerosis hialina también se presenta en ancianos, que con frecuencia son normotensos. En pacientes con diabetes mellitus o hipertensión se ven lesiones arterioscleróticas más avanzadas. FIGURA 1-17 Arteriolosclerosis hiperplásica, vista microscópica La forma hiperplásica de arteriolosclerosis afecta de forma prominente a esta arteriola, que presenta un aspecto en «capas de cebolla» debido a la proliferación concéntrica y laminada de la íntima y el músculo liso, con estenosis pronunciada de la luz arteriolar. Las arteriolas afectadas también pueden sufrir necrosis fibrinoide (arteriolitis necrosante) y puede haber hemorragia local. Los tejidos de la vecindad pueden presentar isquemia o infarto focal. Esta lesión se asocia más a menudo a la hipertensión maligna, con presión diastólica superior a 120 mmHg. Dicha hipertensión maligna puede ocurrir de novo o complicar una hipertensión de larga evolución. FIGURA 1-18 Esclerosis cálcica de la media, vista microscópica La esclerosis cálcica de la media de Mönckeberg es la forma menos significativa de arteriosclerosis (tanto la aterosclerosis como la arteriolosclerosis son muy significativas, a causa de la estenosis luminal que producen en las arterias y arteriolas). Es más frecuente en los ancianos. Obsérvense las calcificaciones azul púrpura que afectan a la media pero no a la luz. Así pues, en la mayoría de los casos no hay consecuencias clínicas significativas, y tan sólo se trata de un hallazgo incidental. Es preciso recordar este proceso al observar arterias musculares calcificadas en las radiografías de la región pélvica, aunque también pueden verse afectadas otras regiones como el cuello y la mama.