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La teoria de Piaget y Ia psicologia transcultural: La busqueda de los universales cognitivos ( *) Mario Carretero Universidad Aut6noma de Madrid lntroducci6n Es bastante frecuente que cuando se re- alizan exposiciones sobre Ia teoria de Piaget surjan preguntas como las siguien- tes: «icual es Ia influencia de Ia cultura sobre el desarrollo cognitivo?» o «itam- bien en otras culturas se encuentran los es- tadios piagetianos?». Hace una decena de afios quizas resultaba dif:icil responder a este tipo de interrogantes, pero hoy d!a no sucede lo mismo ya que, si bien todavla si- guen existiendo muchas Iagunas en este terreno, las investigaciones transculturales de corte piagetiano han proliferado enor- memente en los iiltimos tiempos. De hecho, suele decirse que los estudios trans- culturales, basados en Ia teorla de Piaget, son sin Iugar a dudas los mas numerosos de Ia psicologla evolutiva transcultural (Okonji, 1980) y sobre ellos existen ya un buen niimero de recopilaciones y evo- Iuaciones (Modgil y Modgil, 1976, vol. 8; Berry y Dasen, 1974, cap. 3; Dasen, 1972; Dasen (ed.), 1977; Dasen, 1977; Jahoda, 1980; Levine, 1970; Lloyd, 1972; Carlson, 1976; Greenfield, 1976; Dasen, 1981; Warren, 1980; Ashton, 1975; Glick, 1975). Y Ia extension de estas investiga- • Escrito para esta Monografia ©del autor y de Infancia y Aprendizaje, 1981. ciones no ha sido s6lo en cuanto a su nii- mero sino tambien en cuanto a lo que podrlamos denominar su amplitud territo- rial. Siguiendo a un especialista en psicologla evolutiva transcultural (Wer- ner, 1979) diremos que Ia teorla piage- tiana ha sido puesta a prueba no s6lo en diferentes subculturas dentro de un mis- mo pals, sino en las mas diversas culturas de los cinco continentes y en cerca de cuarenta parses (Argelia, Gana, Kenia, Sierra Leona, Senegal, Hawai, Nepal, Tailandia, etc.). No obstante, tam bien conviene decir que este considerable aumento de Ia inves- tigaci6n piagetiana transcultural no se ha producido a! margen del avance general que ha sufrido Ia psicologla transcultural, en general, y dentro de esta, Ia de enfoque evolutivo. As!, por ejemplo, Triandis y Lambert que han editado recientemente el ambicioso Handbook of cross-cultural psy- cology (6 vols.) han dedicado el volumen cuarto a Developmental Psychology. Lara- z6n que explica el auge de estos trabajos es bien sencilla. Cualquier aspecto psicol6gi- co que pretenda estudiarse en otras cultu- ras requiere, para su cabal comprensi6n, los datos que puede aportar Ia psicologla evolutiva sobre su desarrollo. Por otro !a- do, el estudio del desarrollo humano se vera enormemente enriquecido con los co- 188 nocimientos procedentes de los trabajos transculturales, sobre todo en lo referente a los factores que lo determinan. En otro orden de cosas, es tambien evi- dente que en esta ardua empresa que pre- tende que Ia psicolog!a no sea solo Ia cien- cia de las ratas, el estudiante universitario y el nino blanco de clase media, no estan contribuyendo iinicamente a las investiga- ciones piagetianas, sino en los ultimos afios tambien otros enfoques y tendencias han producido valiosas contribuciones al estudio transcultural del desarrollo cogni- tivo. Siguiendo las propuestas recientes (Berry, 1980; Triandis y Lonner, 1980 y Laboratory of Comparative Human Cog- nition) podemos establecer Ia siguiente clasificacion de las tendencias actuales: a) Ia orientacion psicometrica, que se ha basado en el uso de los tests de inteli- gencia y cuyo representante mas valioso es Vernon {1969). b) Ia tendencia etnografica, a Ia que se adscriben autores en Ia llnea de Bruner, como Cole, Scribner, Glick y otros. c) Ia tendencia universalista, represen- tada por los estudios piagetianos y, iilti- mamente, de Heider-Rosh. d) Ia tendencia ecologico-diferen- cialista, basada en las investigaciones de Witkin y Berry. A esta clasificacion podr!an afiadirse los estudios de Kagan y otros y los de autores sovieticos como Luria. No siendo dema- siado estrictos, los primero~ se situar!an cercanos a Ia tendencia etnografica y los se- gundos proximos a Ia tendencia ecol6gica. Por otro lado, Ia distincion entre los dife- rentes enfoques de Ia psicolog!a transcultu- ral parece de gran importancia ya que los presupuestos metodologicos que cada uno de ellos conlleva influye considerablemente en el tipo de trabajo que se realiza, y por tanto en las conclusiones que se obtienen. No puede olvidarse que si bien Ia psicolo- gla transcultural, como ya se ha dicho, se encuentra hoy d!a en claro auge, tampoco es menos cierta Ia «crisis de identidad» por Ia que atraviesa. A ella se han referido Brislin, Bochner y Lonner {1975) y queda patente en Ia siguiente cita de Frijda y Jahoda (1966); cla psicolog'ia transcultural es como Ia virtud; todos estan en favor de ella pero existen muchas y muy diversas opiniones a cerca de lo que es o lo que deber!a ser.. En nuestra opinion, y para ser mas precisos, en lo que no estan de acuerdo los investigadores es en como de- ben llevarse a cabo los estudios transcultu- rales, porque s1 existe un amplio acuerdo en que Ia psicologla transcultural, mas que un area o rama de Ia psicolog1a, constituye un enfoque de esta (Warren, 1977), o un meta-metodo como mantienen Brislin, Bochner y Lonner {1975), ya que cualquier problema psicologico se puede estudiar desde un punto de vista transcultural. Las investigaciones piagetianas: estudios descriptivos y explicativos Ya se ha sefialado anteriormente que las investigaciones transculturales son numeroslsimas. Por esta razon el resumen que presentamos en esta ocasion ha de ser necesariamente apretado, aunque tratare- mos de recoger los diferentes tipos de estu- dios que se han realizado, siguiendo los estadios piagetianos, sus conclusiones mas importantes y, por ultimo, las crlticas que ha recibido Ia psicologla transcultural piagetiana en su conjunto. Comenzaremos diciendo que los estu- dios transculturales de orientacion piage- tiana han recibido Ia denominacion de universalistas ya que, en terminos genera- les, han intentado comprobar Ia validez universal de los supuestos teoricos de Ia teoria de Piaget. Y estos intentos han sido alentados por el propio Piaget que ya en 1966, en un breve y difundido articulo, insist!a en Ia necesidad y utilidad de las in- vestigaciones transculturales como uno de los metodos mas poderosos para determi- nar Ia validez de su teorla. Dasen (1972) sefiala que las investiga- ciones transculturales de orientacion piagetiana se pueden dividir en dos tipos claramente distintos, segiin el objetivo que persigan. Los trabajos que Dasen de- nomina descriptivos pretenden comprobar si las etapas del desarrollo intelectual y su orden de aparicion, establecidos porIa Es- cuela de Ginebra, se producen tambien en otras culturas. El otro tipo de estudios que 189 cita Dasen podrian considerarse como explicativos porque establecen las compa- raciones interculturales no solo con Ia in- tencion de describir como es el desarrollo intelectual en dos culturas distintas, sino tambien para saber si Ia teorla piagetiana acerca de los factores que producen el de- sarrollo se confirma o no. Y sobre todo, para conocer como se confirma o infirma, o lo que es lo mismo, para ver cual es exac- tamente Ia influencia en el desarrollo inte- lectual de cada uno de los cuatro factores que determinan el desarrollo de Ia inteli- gencia segun Ia posicion interaccionista de Jean Piaget. A saber: Ia maduracion biolo- gica, Ia experiencia frsico-social, las trans- misiones culturales y Ia tendencia a Ia equilibraci6n ( 1 ). Por otro !ado, es obvio que esta distin- ci6n entre descripci6n y explicaci6n no puede establecerse rlgidamente a Ia hura de clasificar los trabajos transculturales pues de los estudios que Dasen considera descriptivos podemos deducir tambien conclusiones referentes a Ia importancia del factor cultural, aunquelos mismos autores de los trabajos no lo hayan hecho. Por lo tanto, me parece que Ia distinci6n entre descripci6n y explicaci6n es apli- cable, sobre todo, al alcance o a las impli- caciones de las investigaciones transcultu- rales mas que a las investigaciones mismas. No obstante, puede decirse que los tra- bajos que hemos denominado explicativos se caracterizan por un analisis preciso de las condiciones culturales y por una mayor manipulaci6n de las variables experimen- tales, cosas ambas que permiten a sus autores obtener unas conclusiones, respec- to a los factores del desarrollo, mas elabo- radas que las que pueden obtenerse de los trabajos descriptivos. Los estudios transculturales descriptivos no han aportado, basta ahora, result;.dos totalmente definitivos, debido, entre otras razones y dificultades, a que ningun inves- tigador ha realizado un estudio suficiente- mente completo del desarrollo intelectual -desde el periodo sensorio-motor basta el periodo operatorio- en una cultura dis- tinta a Ia occidental. Sin embargo, aunque Ia mayorla de es- tas investigaciones han estado dedicadas a un solo estadio y las tareas que se han uti- lizado no son siempre comparables, ya existen una cantidad suficiente de datos para mantener las siguientes conclusiones con un margen suficiente de confianza. El bebe de otras culturas La mayorfa de los estudios transcultura- les de corte piagetiano se han limitado a estudiar una sola etapa o estadio del de- sarrollo. Son muy escasos los autores que han realizado investigaciones transversales 0 longitudinales sobre mas de un estadio. Ademas, Ia mayorla de los investigadores han preferido ocuparse del estadio de las operaciones concretas y muy pocos han elegido el estadio de las operaciones for- males o el sensoriomotor 2 • o~ hecho, casi todos los trabajos acerca de estos dos ulti- mos estadios son posteriores a 1975, por lo que puede decirse que incluso acualmen- te seguimos estando necesitados de una mayor cantidad de investigaciones sobre estos dos estadios que permitan llegar a unas conclusiones mlnimamente fiables. En lo que se refiere al estadio senso- n'omotor conviene decir que existe un buen numero de trabajos -revisados por Warren (1972), Werner (1972) y Zemple- ni y Zempleni (1972)- que versan sobre el desarrollo psicomotor durante los dos primeros afios de vida pero, como es sabi- do, el enfoque piagetiano de este perlodo de Ia vida del nino incluye tambien im- portantes aspectos del desarrollo cognitivo como es Ia permanencia del objeto, que supone los indicios de Ia capacidad repre- sentativa, y los comienzos de Ia acci6n ins- trumental, mediante Ia distinci6n entre medios y fines 3• Por tanto, no puede de- cirse que los trabajos citados, en los que se utilizaron frecuentemente los «baby-tests» de Gesell, sean realmente estudios sobre el estadio sensoriomotor. No obstante, quizas conviene sefialar que una de las conclusiones de estas investigaciones es Ia existencia de un desarrollo psicomotor mas rapido de los nifios africanos, comparados con los nifios europeos. No obstante, algu- nos autores como Kilbride y Kilbride (1975) han puesto en duda esta precoci- dad, manteniendo su existencia en el caso de determinadas habilidades como sentar- 190 se o caminar, que estan favorecidas cultu- ralmente pero DO en el del gateo o el dar vueltas. Los escasos estudios propiamente piage- tianos se han realizado, casi en su totali- dad, en Africa y han utilizado escalas de observacion del periodo sensoriomotor co- mo lade Casati y Lezine ( 1968) o lade Uz- giris y Hunt (1974). A este respecto Da- sen, Bovet y otros investigadores de Gi- nebra han llevado a cabo los que quiza pueden considerarse como estudios mas completos en este campo (Bovet, Dasen e Inhelder, 1974); Dasen (1977); Dasen, Inhelder, Lavallee y Retschitzki, 1978), sobre el que tambien han trabajado otros autores (Goldbergs, 1972); Kopp, Khoka y Sigman (1977); Konner (1977). Algunas de estas investigaciones han encontrado que los nifios africanos estudiados de- sarrollan su inteligencia sensoriomotora mas rapidamente que los nifios europeos 0 norteamericanos, aunque solo en el caso de algunos aspectos como son los referen- tes a la manipulacion de objetos cercanos al nino. Por ejemplo, la utilizacion de un objeto para obtener otro o la combinacion de objetos facilmente manipulables. Sin embargo, otros estudios han hallado un avance con respecto al desarrollo de la per- manencia del objeto en los nifios africa- nos. <.A que se debe esta precocidad? La opinion mas generalizada argumenta que el bebe africano recibe una mayor estimu- lacion ambiental y propioceptiva ya que, a menudo, no suele permanecer tumbado en una cuna durante los primeros meses de su vida, sino que, por el contrario, su madre lo suele transportar a donde quiera que va atado a su espalda. Por tanto, esta mayor estimulacion favorecerla el rapido desarrollo de los esquemas sensoriomoto- res. No obstante, hay que sefialar que tam- bien existen trabajos que han encontrado un retraso de los nifios indios con respecto a los nifios occidentales. En cualquier caso, la conclusion general de todas estas inves- tigaciones, y sin duda lamas importante, es que el desarrollo sensoriomotor de suje- tos no occidentales parece coincidir total- mente con el de los nifios pequefios occi- dentales tanto en lo que se refiere a su se- cuencia evolutiva, es decir al orden de las diferentes subetapas del perlodo senso- riomotor, como a los diferentes esquemas de accion que utilizan durante este esta- dio. En este sentido parece oportuna una cita de Dasen (1981, p. 305): «En algunos casos la semejanza es casi increible. Por ejemplo, en un item de la escalade Casati- Lezine, se le da al bebe un tubo de plasti- co rojo y una cadenita de metal sin ningu- na instruccion acerca de que debe hacer con estos objetos. Se ha observado que to- dos los nifios franceses, cuando han llega- do al quinto subestadio piagetiano, reali- zan algun intento de hacer pasar la cadena por el tubo y, poco a poco, resuelven el problema mediante una serie de adapta- ciones sucesivas. Los bebes africanos (Da- sen et. al., 1978), aunque nunca han visto objetos tan extrafios como el tubo de plas- tico y la cadenita, los combinan exacta- mente de la misma manera, cometiendo los mismos errores y encontrando las mis- mas soluciones progresivamente adapta- das.» En definitiva, con los datos que posee- mos hasta la fecha, puede decirse que el desarrollo de la inteligencia sensoriomoto- ra parece depender en buena medida de factores biologicos, dada la similitud en- contrada entre los sujetos de diferentes palses aunque tambien es evidente que la cultura tiene un marcado efecto sobre la velocidad de desarrollo como muestran las diferencias, de tipo cuantitativo, entre ni- fios occidentales y no occidentales. Influencias culturales y operaciones concretas La mayorla de los trabajos transcultura- les piagetianos versan sobre la adquisicion de nociones tlpicas del estadio de las ope- raciones concretas y entre ellas la conserva- cion, en sus diferentes modalidades de materia, peso, longitud, numero y volu- men, ha sido sin lugar a dudas, la favorita de los investigadores, aunque tambien se han estudiado nociones logicas, matemati- cas, espaciales y geometricas. Dada la gran cantidad de trabajos, producidos en los ul- timos veinte afios, parece ilusorio ofrecer en este articulo un resumen completo de todos ellos. Por tanto, nos vamos a limitar 191 a presentar algunas conclusiones generales y a comentar algunos extremos que se suelen considerar centrales en esta proble- matica. Hace unos afios, Dasen {1972) resumla en uno de sus mejores artkulos, los traba- jos transculturales sobre Ia conservaci6n en cuatro modalidades: a) sujetos que adquieren Ia conserva- ci6n antes que los nifios occidentales, co- mo es el caso de algunos grupos orientales debido,probablemente, a determinadas exigencias culturales del medio en el que viven. Esta modalidad se ha encontrado en muy pocos casos; b) nifios que adquieren Ia conserva- ci6n a Ia misma edad, aproximadamente, que los nifios europeos o americanos, co- mo es el caso de los trabajos de Goodnow {1962), Goodnow y Bethon {1966), de La- cey {1970) y Okonji (1971). En todos estos casos los sujetos tenlan bastante contacto con un medio occidentalizado; c) Ia tercera posibilidad es Ia mas fre- cuente entre los numerosos estudios reali- zados basta Ia fecha y consiste en que los nifios adquieran Ia conservaci6n en una edad posten·or a lo que es habitual entre los nifios occidentales; d) Ia cuarta y ultima alternativa se re- fiere a las investigaciones que han en- contrado que en determinadas culturas incluso los adolescentes y adultos no re- suelven adecuadamente el problema de Ia conservaci6n (Dasen, 197 4; Bovet, 197 4; Greenfield y Bruner, 1966). iA que pueden deberse estas variacio- nes? Es cierto que pueden argumentarse las deficiencias metodol6gicas de un buen numero de trabajos, como hace Nyiti {1976). Este autor mantiene que muchos estudios transculturales adolecen de tres graves errores metodol6gicos: «Ia falta de competencia del experimentador en el lenguaje y Ia cultura del sujeto, Ia tenden- cia de los investigadores a estandarizar las tareas de conservaci6n de Piaget y tratarlas como tests de ejecuci6n y Ia tendencia a determinar Ia edad del sujeto de forma aproximada». No es preciso ser un experto en psicologla transcultural para colegir que estos tres extremos que alega Nyiti pueden haber sesgado enormemente los resultados de las investigaciones transcul- turales, porque si se ha entrevistado a los sujetos utilizando un interprete o median- te una segunda lengua, ic6mo se puede estar seguro de sus respuestas? iY con que garantlas se pueden comparar las respues- tas de los nifios occiden,tales con las de los no occidentales, si no se conoce exacta- mente Ia edad cronol6gica de los segun- dos? Por otro !ado, Nyiti {1976) encontr6 -al igual que Kamara {1971)- que los nifios de Tanzania adquirlan Ia conserva- ci6n a edades muy similares a las de los ni- fios occidentales, lo cual ha desautorizado en cierta medida algunos de los resultados antes citados. Ahora bien, puede decirse que desde 1975, aproximadamente, se han subsanado bastantes de las deficien- cias metodol6gicas de los estudios trans- culturales y, sin embargo, siguen existien- do las cuatro posibilidades que citaba Da- sen. Parece, entonces, necesario volver a Ia pregunta que planteibamos antes: (por que determinados grupos no occidentales adquieren determinadas nociones del perlodo de las operaciones concretas a eda- des diferentes que los sujetos occidentales? Responder a esta pregunta ha sido el obje- tivo de los estudios que denominamos explicativos. Las conclusiones a las que han llegado no son en absoluto definiti- vas. De hecho, Dasen {1972) habla del «embrollo de los factores que producen el desarrollo operacional». No obstante, po- demos decir que los aspectos que se han estudiado con mayor detenimiento son los efectos de Ia escolarizaci6n, el contacto con Ia civilizaci6n europea y las caracterlsticas ecol6gico-econ6micas del medio. En menor medida se han investi- gado las influencias del tipo de interacci6n con Ia madre, las diferencias sexuales y los efectos del entrenamiento cognitivo. Los efectos de Ia escolarizaci6n de corte occidental no estan del todo claros ya que no todos los autores han encontrado que favorezca Ia adquisici6n de nociones ope- racionales concretas. Entre los autores que han encontrado una influencia positiva de Ia escolarizaci6n pueden citarse a Green- field (1966), Laurendau-Bendavid (1977) y Kelly {1977) que trabajaron en Senegal, Ruanda y Nueva Guinea respectivamente. Sin embargo, Goodnow, 1962; Goodnow 192 y Bethon, 1966), con nifios chinos y Nyiti (1976) con nifios tanzanos, entre otros, no hallaron diferencias significativas entre ni- fios escolarizados y no escolarizados. En consecuencia, parece sensato concluir que Ia escolarizaci6n resulta ser una causa sufi"· ciente pero no necesaria para alcanzar el desarrollo operacional concreto. Probable- mente, una cuesti6n que puede haber influido en Ia discrepancia entre los distin- tos trabajos es Ia brutal diferencia existen- te entre los sistemas de escolarizaci6n de los paises no occidentales. Los estudios dedicados a examinar Ia influencia del contacto con Ia cultura europea han mostrado que se da una me- jor resoluci6n de los problemas piage- tianos cuanto mas estrecha y constante es Ia relaci6n de los sujetos no occidentales con Ia poblaci6n e instituciones occidenta- les (Greenfield, 1966; Peluffo, 1967; Da- sen, 1974; y de Lacey, 1970, entre otros). No obstante, este resultado seve un tanto ensombrecido por el hecho de que Ia va- riable «COntacto con Ia civilizaci6n euro- pea» no se ha definido de forma homoge- nea en todos los trabajos. Por otro !ado, las investigaciones que se han ocupado de examinar Ia influencia de las caracteristicas ecol6gico-econ6micas han aportado unas conclusiones mas clari- ficadoras. Suelen citarse a menudo como ejemplo de este tipo de trabajo algunos de los que han estudiado Ia relaci6n entre de- terminadas actividades cotidianas de los nifios y su desarrollo operacional. Asi, Price-Williams, Gordon y Ramirez (1969) encontraron que nifios mexicanos que se dedicaban a Ia alfarer:ia resolv:ian Ia conser- vaci6n antes que los nifios occidentales y Goodnow (1962) obtuvo resultados simi- lares con nifios chinos que trabajaban transportando recipientes con arroz. Tam- bien hay que incluir dentro de este grupo de trabajos los inspirados, directa o indi- rectamente, por el modelo ecol6gico de Berry (1966, 1971, 1976, 1980) del que nos ocupamos mas ampliamente en otro trabajo (Carretero, en prensa). Segun el modelo, los grupos que se caracterizan por una actividad n6mada y de subsistencia y que suelen habitar en medios inh6spitos dif:iciles de estructurar perceptivamente, desarrollaran sus conceptos espaciales mas rapidamente que otros operacionales concretos como los de cantidad, peso y vo- lumen. Por el contrario, con los grupos se- dentarios, cuyas actividades econ6micas suelen producir excedentes y que viven en medios mas estructurados, desde el punto de vista perceptivo ocurrira a Ia inversa, es decir los conceptos espaciales surgiran al mismo tiempo o despues que el resto de los conceptos operacionales concretos. Es- tas predicciones se han visto confirmadas en un buen numero de trabajos entre los que destacan los de Berry, Dasen y De Le- mos (1974). Las operaciones formales o el caso del sal- vaje cientifico y metod61ogo Las investigaciones transculturales sobre Ia adquisici6n del pensamiento formal son como dice el dicho castellano, «pocas y mal avenidas» y han originado una cierta polemica entre los diferentes autores. A nuestro juicio esto se debe fundamental- mente a dos razones: a) El tema del pensamiento formal ha estado sujeto a fuertes controversias inclu- so cuando se han estudiado solo sujetos oc- cidentales (Carretero, 1980 a y b). Resu- miendo enormemente el estado actual de las investigaciones puede decirse que los sujetos occidentales, adolescentes y adul- tos, tienen claras dificultades para realizar una actuaci6n plenamente formal tanto ante problemas complejos piagetianos y no piagetianos, aunque probablemente Ia mayor'ia de ellos posean una competencia para resolverlos. Este desfase entre Ia ac- tuaci6n y Ia competencia se debe pro- bablemente a diversas variables entre las que pueden citarse la familiaridad con Ia tarea, su demanda cognitiva espedfica y el estilo cognitivo del sujeto as:i como una cierta influencia de las diferencias se- xuales. b) El otro motivo de Ia polemica resi- de probablemente en que lo que Inhelder y Piaget ( 195 5) caracterizaronhace ya tiempo como pensamiento formal no es ni mas ni menos que Ia adquisici6n de las estrategias basicas de Ia metodolog'ia cientffica. En definitiva, (que son sino Ia capacidad de comprobar hip6tesis, aislar 193 variables, utilizar razonamientos proporsi- cionales, entender formulaciones condi- cionales, etc.? En consecuencia, el investi- gador que pretenda estudiar en que medi- da los sujetos de otras sociedades utilizan el pensamiento formal esta tratando de averiguar si culturas no occidentales po- seen una habilidad tipicamente occidental como es el dominio del metodo cientlfico. Algiin que otto crltico exacerbado podria preguntar que pasarla si un estudioso del Africa Central quisiera conocer, pongamos por caso, el grado de pensamiento magico de una muestra de sujetos europeos. Y desgraciadamente Ia mayorla de los auto- res que han trabajado sobre el tema no pa- recen haber sido muy conscientes de este problema que no s6lo ha ensombrecido sus investigaciones, sino que tambien ha hecho que se levanten voces acusando de etnocentrismo occidentalista a los estudios transculturales de corte piagetiano. En cualquier caso, hagamos un alto en Ia discusion te6rica y vayamos a los datos de los articulos porque arrojan alguna que otra sorpresa. Los escaslsimos estudios re- alizados en Ia decada de los sesenta mostraron que sujetos chinos no escolari- zados resolvian las tareas formales mucho peor que nifios chinos escolarizados y, por supuesto, que niiios norteamericanos (Go- odnow, 1962 y Goodnow, 1966). Peluffo (1966 y 1967) encontr6 unos resultados si- milares entre adultos analfabetos y adoles- centes italianos con notables diferencias en cuanto al grado de escolarizaci6n y estimu- lacion cultural. Las conclusiones de sus tra- bajos -muy completos, por cierto, ya que no solo incluia tareas formales sino otras muchas- le hicieron mantener que para alcanzar el pensamiento formal no basta ' con un proceso de maduraci6n biologica y experiencia flsica, sino que es necesario un ambiente cultural apropiado, que favorez- ca este tipo de pensamiento. Las investigaciones realizadas en Ia de- cada de los setenta tambien insisten en es- te extremo. Poe ejemplo, Douglas y Wong (1977) examinaron sujetos de ambos sexos y de trece y quince afios, chinos y norte- americanos, pero los sujetos chinos asistian a un colegio en el que Ia ensefianza se impartia en ingles. Poe otto lado, su pro- cedencia socioecon6mica tambien era si- milar: clase social media-alta. El analisis de los resultados mostr6 que los sujetos resolvian las tareas formales mejor que los adolescentes no escolarizados de Goodnow asl como Ia existencia de diferencias signi- ficativas entre las culturas, edades y sexos. De esta manera el grupo que mejor realiz6 las tareas formales fue d de los sujetos va- rones, americanos de quince afios y el que peor realiz6 las tareas formales fue el gru- po de hembras, chinas y de trece afios. En su conjunto los sujetos americanos obtu- vieron mejores resultados que los sujetos chinos. El porcentaje de aciertos de todos los varones era superior al de las hembras, cosa que tambien ocurrla en el grupo chi- no pero no en el de sujetos norteamerica- nos. En este grupo no bubo ninguna dife- rencia significativa entre los dos sexos. A este respecto Douglas y Wong ofrecen el argumento de que en Ia cultura tradi- cional china el hombre ocupa el papel do- minante y Ia mujer china se ve expuesta a unas determinadas presiones culturales que le exigen un comportamiento mas timido, retraido y menos dirigido a Ia ex- perimentacion y a Ia crltica que el de las mujeres norteamericanas, todo lo cual puede entorpecer el desarrollo del pensa- miento formal. Las investigaciones de Laurendau- Bendavid (1977) condos muestras de suje- tos adolescentes, canadienses de Montreal y habitantes de Ruanda, y de Kelly (1977), cuyos sujetos eran de Papua- Nueva Guinea, arrojaron unos resultados similares: escaslsima o nula presencia del pensamiento formal en culturas diferentes a Ia occidental, especialmente si no poseian escolarizaci6n. Poe tanto, Ia conclusion parece clara. La escolarizacion resulta ser una condicion necesana pero no suficiente para Ia adquisici6n del pensa- miento formal, al contrario de lo que suce- de en el caso de las operaciones concretas para las que es suficiente pero no necesa- ria. Y pensamos que hay argumentos de sobra para mantener que Ia escolarizaci6n es una condicion suficiente para producir el pensamiento formal puesto que no s6lo nolo alcanzan sujetos no escolarizados, si- no tampoco algunos de los escolarizados -como es el caso de las adolescentes chi- 194 nas de Douglas y Wong (1977)- que pa- recen recibir una intensa influencia de Ia cultura a Ia que pertenecen que impide el uso y desarrollo del pensamiento formal. Sin embargo, las cosas no parecen ser tan sencillas como a primera vista parecia porque algunos autores han llegado a Ia conclusion de que, al me nos en algunas culturas, existen grupos de sujetos que uti- lizan el pensamiento formal o un tipo de pensamiento muy similar. Para empezar, se puede considerar eJ excelente trabajo de Feldman et a/. ( 1974), con esquimales que, ademas de interesarnos en este extre- mo, constituye una investigacion modelo en lo que se refiere a Ia comprension de Ia cultura sobre Ia que se esta investigando. Asl, Feldman eta/. (1974) mantienen -a nuestro entender con muy buen criteria- que el objetivo esencial de las investiga- ciones transculturales piagetianas no debe ser utilizar exactamente las mismas tareas de Ia Escuela de Ginebra para comparar simplemente las respuestas de sujetos occi- dentales y no occidentales, sino tratar de comprender el desarrollo intelectual de otras culturas sin afanes comparativos, en terminos de sus estructuras y procesos mas importantes. Por esta razon, Feldman et a/. ( 197 4) disefiaron sus propias tareas 4 tratando de que se adaptaran lo mas po- sible a las necesidades de su trabajo y que tuvieran una estructura identica a deter- minadas tareas piagetianas, tanto concre- tas como formales, porque examinaron su- jetos de ocho a diecinueve afios 1 . Sin ex- tendernos mas diremos que estos autores encontraron que los esquimales de 11-12, 13-15 y 16-19 afios resolvieron una de las tareas formales en un porcentaje que puede considerarse satisfactorio ( 61 por 100) aunque en Ia otra no lo fue tanto (18,8 por 100). Sin embargo, no conviene olvidar que en muchos de los trabajos sobre operaciones formales con sujetos oc- cidentales escolarizados los porcentajes de resolucion correcta no superan el 30 o 40 por 100. Por otro lado,Jahoda (1980) ha aporta- do unas brillantes y reveladoras observa- ciones, basandose solo en estudios antro- pologicos, en los que mantiene que es bas- tame probable que «muchos individuos de sociedades primitivas puedan funcionar en el nivel de las operaciones formales en si- tuaciones familiares para ellos» (p. 119). Concretamente, cita algunos estudios co- mo el de Gluckman (1967), que muestran Ia enorme complejidad de algunos siste- mas legislativos no occidentales cuyo do- minio cotidiano supone la utilizacion del pensamiento formal, siempre que consi- deremos esta denominacion en un sentido amplio y no mantengamos que debe tener unas estructuras identicas a las de los problemas planteados por Inhelder y Piaget (1955). No obstante, aunque al- guien podrla mantener que las pruebas y argumentos de Feldman et a/. (1974) y Jahoda ( 1980) no son suficientes para de- fender Ia existencia del pensamiento for- mal en otras culturas porque nose refieren a las mismas tareas utilizadas por Ia mayoria de los autores con sujetos occiden- tales, tambien es cierto que a esta critica se le pueden hacer dos fuertes objeciones: a) no parece que tenga sentido, como hemos expresado anteriormente, comparar Ia ac- tuacion de sujetos completamente dife- rentes ante situaciones -como son las ta-reas formales- que solo representan una adquisicion tipica de uno de los dos me- dios; en este caso, el pensamiento inducti- vo e hipotetico-deductivo, tipico de nuestra cultura ocidental, y b) resulta, sin duda, mas uti! y esclarecedor investigar el desarrollo del pensamiento formal en rela- cion con las caracteristicas propias de Ia cultura en cuestion ya que, de esa manera, podremos conocer con mas exactitud el funcionamiento cognitivo de sus habitan- tes, algunos de los cuales resultan menos «salvajes» de lo que poci:la pensarse segun los trabajos puramente comparativos. En cualquier caso, el problema que he- mos tratado en estas ultimas paginas no es nuevo en absoluto. Por el contrario es tan viejo como Ia misma antropologia y, en lo que se refiere a Ia psicologia son conoci- das, por ejemplo, las puntualizaciones de Piaget ( 1968) a Ia posicion de Levi -Strauss 0 los enfrentamientos mas recientes entre los partidarios del relativismo cultural y del universalismo (Buck-Morss, 1975; Tul- kin y Konner, 1973). Por tanto, Ia in- terpretacion que se haga de las investiga- ciones citadas sobre las operaciones forma- les dependera de Ia posicion que cada uno 195 adopte no solo sobre este tema, sino sobre cual debe ser Ia tarea, presente y futura, de Ia psicologia transcultural. En lo que se refiere a nuestra modesta aportacion, uni- camente hemos pretendido presentar a los lectores de habla hispana los elementos mas significativos de Ia investigacion piagetiana transcultural de nuestros dias, aunque no tratamos de ocultar que esta- mos de acuerdo con Dasen (1981), cuando mantiene que «las dos posiciones extremas (Ia completa universalidad y el relativismo cultural radical) se encuentran igualmente alejados de Ia verdad, pero quizas Ia controversia conduzca a nuevas y fructiferas perspectivas de investigacion» (p. 334), y con Greenfield (1976) cuando opina que los psicologos evolutivos trans- culturales deberian interesarse por Ia teoria de Piaget -en su conjunto y en lo que se refiere a! funcionamiento psicologico- mas que aplicar sus tareas de forma mimetica y que Ia investigacion transcultural seria mas fructifera si no pre- tendiera simplemente una verificacion de Ia teoria de Piaget, sino una busqueda de los mecanismos cognitivos subyacentes a las actividades del sujeto. CONCLUSIONES Despues de tres lustros, aproximada- mente, de investigaciones transculturales sobre Ia teoria de Piaget no parece muy atrevido mantener que se ha llegado ya bastante lejos pero que es preciso no solo ir mas alia todavla sino tambien «if de otra manera». Lejos se ha llegado porque no parece escaso hallazgo haber mostrado Ia semejanza del desarrollo sensoriomotor en nii'ios de culturas completamente diferen- tes aunque Ia velocidad de esta evolucion cambie moderadamente segun los distin- tos medios. Tampoco es cosa desdenable haber puesto de manifiesto Ia enorme influencia de diferentes factores culturales sobre el desarrollo operacional concreto que ocasionan atrasos o adelantos en Ia edad tlpica a Ia que se adquieren nociones tan fundamentales como Ia conservacion, aunque tambien se hayan encontrado grandes semejanzas cualitativas en lo que se refiere a los procesos y estrategias cogni- tivas que utilizan los sujetos para resolver las tareas concretas. En definitiva, estas semejanzas y dife- rencias parecen ofrecer una perspectiva equilibrada con respecto a los factores que producen el desarrollo segun Ia teorla de Piaget. Las tempranas semejanzas en- contradas entre bebes de diferentes partes del mundo atetiguan en favor de Ia exis- tencia de una dotacion biologica basica y uniforme pero las diferencias que poste- riormente se hallan en el periodo de las operaciones concretas muestran Ia influen- cia de las transmisiones culturales que pueden actuar sobre el desarrollo cogniti- vo de maneras muy diferentes. Ya sea me- diante Ia aportacion de experiencias frsicas muy espe-ciales o mediante Ia creacion de determinadas necesidades ecologico- perceptivas. Ahora bien, antes declamos que no s6lo habra que proseguir los trabajos actuales sino tambien hacerlos de otra manera, es decir tratar de buscar en las investigaciones transculturales no simplemente Ia compa- raci6n con las normas occidentales sino Ia comprension de las estructuras y procesos cognitivos propios de cada cultura en lo que puedan aportar a! conocimiento del funcionamiento intelectual del sujeto hu- mano. Modestamente, y por ultimo, pen- samos que a! estudioso del desarrollo hu- mano le serla muy uti! tener en cuenta los consejos que ofrecla el poeta Kavafis a! que querla dirigirse a Ia isla de Itaca 6 y que reproducimos parcialmente en una nota como homenaje emotivo y personal a Jean Piaget de quien tanto ha aprendido, y sigue aprendiendo, Ia ciencia psicol6gi- ca. 196 Notas 1 No vamos a mencionar Ia importancia de cada uno de estos cuatro fa.:tores porque es un aspecto que esta recogido en otros artlculos de este numero pero sl quisieramos insistir en que Piaget nunca ha mantenido una posicion claramente maduracionista, en contra de lo que algunos autores puedan creer. 2 Dasen (1981) piensa que Ia ausencia de investigaciones transculturales piagetianas sobre el periodo sen- soriomotor, hasta hace pocos ai'ios, se ha debido a Ia carencia de tecnicas de observaci6n estandarizadas para es- tudiar a los nii'ios pequei'ios que hoy esta totalmente subsanada ya que existen varias escalas para este fin (Uzgi- ris y Hunt, 1974). Por otro !ado, es probable que Ia escasez de trabajos sobre las operaciones formales sea un resultado del exiguo interes que ha producido este tema en los psic6logos evolutivos hasta hace diez ai'ios, aproximadamente. 3 En este articulo no vamos a detenernos en Ia explicaci6n de las tareas o conceptos piagetianos, aun sa- biendo que esto puede restarle claridad, porque son aspectos que ellector encontrara en otros artlculos de este volumen. 4 No disponemos de espacio en esta ocasi6n para describir las tareas utilizadas por Feldman et al. (1974). No obstante, transcribimos las tres caracterlsticas basicas que ofrecen sus autores: ca) se utilizaban materiales que resultaban familiares para los sujetos; b) el experimentador no ten fa que dar instrucciones verbales complejas; y c) los sujetos no tenian que hablar (p. 27)•. I La amplitud de las edades estudiadas es otra de las cualidades de Ia investigaci6n de Feldman et al. ( 1974) ya que muy pocos trabajos logran ofrecer datos sobre una secuencia tan extensa (ocho-diecinueve ai'ios). 6 «Si vas a emprender el viaje a ltaca, pi de que ru camino sea largo, rico en experiencias, en conocimiento. Ten siempre a ltaca en Ia memoria. Llegar alii es tu meta. Mas no apresures el viaje. Mejor que se extienda largos ai'ios; y en tu vejez arribes a Ia isla con cuanto hayas ganado en el camino, sin esperar que ltaca te enriquezca. Aunque pobre Ia encuentres, no te engai'iara Itaca. Rico en saber y en vida, como has vuelto, comprendes ya que significan las ltacas•. K. Kavafis: Poesias completas. Edici6n de]. M. Alvarez, Madrid: 1976, pp. 46-47 (1911). • En Ia elaboraci6n de este articulo me ha sido de suma utilidad Ia ayuda de Ileana Enesco y Ana Perez Fi- gueras. La primera me ha proporcionado bibliograffa imprescindible y Ia segunda me ha aconsejado con fre- cuencia en Ia redacci6n final. Referencias ASHTON, P. T. (1975). 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En pn·- mer Iugar, se ofrece una clasificaci6n de las tendencias actuales en el estudio del desarrollo cognitivo y poste- n·ormente se revisan los trabajos sabre los diferentes estadios piagetianos: sensoriomotor, operaciones concretas y operaciones formales. Se examina Ia influencia de van·os factores culturales sabre el desarrollo cognitivo, concretamente Ia escolanzaci6n, el contacto con Ia cultura europea y las caracteristicas ecol6gico-econ6micas. Por ultimo, se refieren algunas de las crfticas a las investigaciones transculturales piagetianas. Abstract This paper is a review about cross-cultural piagetian research. Firstly, basic research approaches about cog- nitive development are presented. Studies about piagetian sensoriomotor, concrete and formal operational stages are reviewed. Influence of some cultural factors on cognitive development is considered: schooling, wes- tern culture and ecological demands. Some cn"ticisms to piagetian cross-cultural research are included.
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