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ceduras y dislocaciones son otros tipos de problemas articu- lares que producen hinchazones y dolor. En una torcedura, los ligamentos o tendones que refuerzan una articulación se dañan por un estiramiento excesivo, o se separan del hueso. Tanto los tendones como los ligamentos son cordones de denso tejido conectivo fibroso con un escaso suministro san- guíneo; así, las torceduras se curan lentamente y son extre- madamente dolorosas. Pocos trastornos articulares inflamatorios causan más do- lor y sufrimiento que la artritis. El término artritis (art = arti- culación; itis = inflamación) describe más de 100 enfermeda- des inflamatorias o degenerativas diferentes que dañan las articulaciones. En todas sus formas, la artritis es la enfer- medad más grave y extendida de Estados Unidos. Todas las formas de artritis presentan los mismos síntomas iniciales: dolor, entumecimiento e hinchazón de la articulación. A con- tinuación, según la forma específica, se producen determi- nados cambios en la estructura articular. Las formas agudas de artritis suelen ser consecuencia de una invasión bacteriana y se tratan con antibióticos. La mem- brana sinovial se espesa y se reduce la producción de lí- quido, lo que produce más fricción y más dolor. Las formas crónicas de artritis incluyen la osteoartritis, la artritis reuma- toide y la artritis gotosa, que difiere sustancialmente en sus últimos síntomas y en sus consecuencias. Aquí nos centra- remos en estas formas. Osteoartritis (OA), la forma más común de artritis, es una enfermedad crónica degenerativa que afecta habitual- mente a las personas mayores. El 85% de los estadouniden- ses desarrollan esta enfermedad. La OA, también denomi- nada “osteoartritis hipertrófica”, afecta a los cartílagos articulares. A lo largo de los años, el cartílago se ablanda, se desgasta y acaba rompiéndose. A medida que evoluciona la enfermedad, el hueso expuesto se engrosa y crece tejido óseo adicional, denominado espolón, alrededor de los bor- des del cartílago mermado y limita el movimiento articular. Los pacientes refieren entumecimiento que se alivia con ac- tividad, y puede que las articulaciones afectadas crujan (cre- pitación) al moverse. Las articulaciones que suelen verse afectadas con mayor frecuencia son las de los dedos, las ar- ticulaciones cervicales y lumbares de la espina dorsal y las grandes articulaciones que soportan peso de los miembros inferiores (rodillas y caderas). La evolución de la osteoartritis suele ser lenta e irreversi- ble, pero en raras ocasiones resulta grave. En la mayoría de los casos, sus síntomas son controlables con un analgésico medio como el ácido acetilsalicílico, una actividad moderada para mantener la movilidad articular y reposo cuando los do- lores articulares sean muy intensos. Algunas personas con OA afirman que frotar la piel con capsaícina (un extracto de pimiento picante) en la zona de dolor articular proporciona ali- vio. Otros utilizan la capacidad reductora del dolor del sulfato de glucosamina, un complemento nutricional. La artritis reumatoide (RA) es un trastorno inflamatorio crónico. Su brote es insidioso y suele producirse en indivi- duos de entre 40 y 50 años, pero puede aparecer a cualquier edad. Afecta al triple de mujeres que de varones. Muchas ar- ticulaciones, especialmente las de los dedos, las muñecas, los tobillos y los pies, se ven afectadas al mismo tiempo y normalmente de forma asimétrica. Por ejemplo, si se ve afectado el codo derecho, lo más probable es que también se vea afectado el codo izquierdo. La evolución de la RA va- ría y está marcada por remisiones y nuevos brotes (reumat = susceptible de cambiar o desestabilizarse). La RA es una enfermedad autoinmune, un trastorno en que el sistema inmunológico del cuerpo intenta destruir sus propios tejidos. Se desconoce el desencadenante inicial de esta reacción, pero algunos expertos sospechan que es consecuencia de determinadas infecciones bacterianas o víricas. La RA comienza con la inflamación de las membranas si- noviales. Las membranas se espesan y las articulaciones se hinchan a medida que se acumula el líquido sinovial. Las cé- lulas inflamatorias (glóbulos blancos y otras) acceden a la ca- vidad articular desde la sangre y liberan un cargamento de sustancias químicas inflamatorias que destruyen los tejidos corporales cuando se liberan de forma inadecuada como en la RA. En poco tiempo, la membrana sinovial inflamada se engrosa hasta convertirse en un pannus (“paño”), un tejido anormal que se aferra a los cartílagos articulares y los corroe. Puesto que se destruye el cartílago, se forma tejido cicatri- zante que conecta las terminaciones óseas. El tejido cicatri- zante acaba osificándose, y las terminaciones óseas se que- dan más fuertemente fusionadas (anquilosis) y a menudo se deforman (véase la Figura 5.31). No todos los casos de la RA progresan hasta la grave fase de la anquilosis, pero en to- dos los pacientes implica la restricción del movimiento articular y un dolor extremo. Capítulo 5: El sistema esquelético 173 5 F I G U R A 5 . 3 1 Radiografía de una mano deformada por la artritis reumatoide.
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