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9 Acerca de la investigación en psicopedagogía clínica: algunos supuestos filosóficos PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA – Vol 5 N°1 – Noviembre 2008 Acerca de la investigación en psicopedagogía clínica: algunos supuestos filosóficos Gustavo Cantú1 Analía Dieguez Resumen El objeto de este trabajo es analizar algunos de los supuesto filosóficos de las problemáticas y metodologías de investigación en psicopedagogía clínica. En primer lugar se analizan los supuestos filosóficos sobre los que se basaron algunas tradiciones de investigación que han abordado el campo de fenómenos psicológicos ligados a la producción de conocimientos. Estas tradiciones han supuesto distintas formas de dualismo ontológico (sujeto-objeto, afectos-razón, cuerpo-psique, etc.) y de reduccionismo epistemológico (innatismo o contextualismo), y sus formas de abordaje metodológico han oscilado entre el descriptivismo ateórico de las corrientes empiristas y el teoricismo formalista de las corrientes estructuralistas. En cambio, desde la concepción psicoanalítica de la producción simbólica, se postula la imposibilidad de concebir una escisión completa, ya sea entre “cuerpo” y “alma”, entre las pulsiones, en el interior del yo y sus relaciones con el ello, el superyó y la realidad. En consecuencia, se concibe una frontera móvil y fluctuante: Palabras clave: Investigación Psicopedagogía clínica – Epistemología - Filosofía de la escisión – Producción simbólica. On the clinical psycho pedagogy research: some philosophical assumptions – Abstract This paper aims at analyzing some philosophical assumptions concerning clínica-psycho pedagogy issues and its research methodologies. Firstly, the philosophical assumptions taken as the ground of some research traditions in the psychological phenomena field are studied. These traditions have assumed different ontological dualism (subject-objet; affection-reason; body-psyche; etc.) and the epistemological reductionism views (innatism or contextualism); and their methodoligical approaches have varied from the non- theoretical descriptivism of the empirical guidelines to the structural formalist theoricism. On the other hand, from the symbolic production on the psichoanalytic view the complete splitting impossibility either between the body and the soul or between the drives within the ego is posed. Therefore, a fluctuating and unsteady border is conceived. From the ontological view, the thinking Word is in the double bordered intersection: between the inside and the outside, and between the separate pieces dividing the inside. It is concluded that the philosophical splitting has dominated the learning research traditions and there is a need to keep a research practicetending to overcome the dualistas sumptions Key Word: Research Clinical – Psycho-pedagogy - Epistemology – Splitting phylosophy - symbolic production. 1 Facultad de Psicología Universidad de Buenos Aires Donato Alvarez 354 (1708). Morón. Buenos Aires. Argentina. E-mail: gcantu@psi.uba. 10 Acerca de la investigación en psicopedagogía clínica: algunos supuestos filosóficos PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA – Vol 5 N°1 – Noviembre 2008 Introducción El objeto de este trabajo es analizar algunos de los supuestos filosóficos de las problemáticas y metodologías de investigación en psicopedagogía clínica. Si bien en la actualidad no existe acuerdo acerca del estatuto disciplinar de la psicopedagogía, la discusión acerca de si se trata de una tradición de investigación, de un campo de prácticas, una disciplina o una interdisciplina excede los propósitos del presente trabajo. Nos centraremos únicamente en su dimensión teórico- investigativa y partiremos del supuesto de que no se trata de un campo disciplinar unificado sino más bien de recortes diversos que se sustentan en teoría psicológicas distintas. Por lo tanto y para delimitar aún más el problema, el análisis estará centrado únicamente en aquellas prácticas en psicopedagogía clínica que abordan la producción simbólica teniendo como referencia conceptual corpus teórico del Psicoanálisis. Para partir de una definición básica diremos que (considerando la línea de investigaciones sobre la producción simbólica que desarrolla la Cátedra de Psicopedagogía Clínica de la UBA desde el año 1988, bajo la dirección de la Dra. Silvia Schlemenson), se denomina producción simbólica (Schlemenson, 2004) a la modalidad singular de trabajo representacional que otorga sentido a la experiencia subjetiva a partir de la apropiación que el sujeto hace del leguaje y de los objetos de conocimiento en tanto oferta simbólica de inscripción social. Las tradiciones de investigación (laudan, 1986) constan de un núcleo formado por afirmaciones que definen un recorte de objeto en ese campo de fenómenos en estudio y una perspectiva metodológica que permite la instrumentación de las investigaciones en dicho campo. Nuestro problema consiste en tratar de “ahondar en el examen de los presupuesto ontológicos y epistemológicos del núcleo de las tradiciones. Se trata de explicitar primeramente los compromisos filosóficos involucrados en la formulación de los problemas y en la elección de las tesis ontológicas y metodológicas de una tradición de investigación. Luego, de establecer la conformación de las zonas de visibilidad y de invisibilidad de su campo de estudio” (Castorina, 2006 a, p.4). Post6ulamos que la práctica de la investigación desarrollada en base a esta perspectiva constituye un intento de superación de ciertos presupuestos dualistas sobre los que se basaron algunas tradiciones de investigación que han abordado el campo de fenómenos psicológicos ligados a la producción de conocimientos desde el marco filosófico de la escisión. Desarrollo Supuestos epistemológicos Tanto las corrientes innatistas (que sostienen la determinación biológica de la inteligencia) como las corrientes contextualistas (que sostienen la incidencia de los aspectos socio-culturales en la construcción de los conocimientos) abordan los problemas de aprendizaje a partir de un esquema de explicación causal lineal o multilineal, considerándolos como efectos producidos por uno o varios “factores”. En efecto, este esquema de explicación causal que intenta reducir el conocimiento empírico a enunciados observacionales para a partir de la inducción-hipotetizar relaciones que son consideradas causales en tanto condiciones necesarias para determinados eventos puede considerarse heredero de la 11 Acerca de la investigación en psicopedagogía clínica: algunos supuestos filosóficos PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA – Vol 5 N°1 – Noviembre 2008 tradición positivista. En la filosofía positivista se trata de reducir el conocimiento empírico a enunciados observacionales para buscar entre ello relaciones que son consideradas condiciones necesarias para determinados eventos. Por ello De allí que puede sostenerse que a pesar de ser propuestas aparentemente antagónicas, el naturalismo y el culturalismo (en tanto su horizonte de visibilidad (1) está enraizado en los supuesto positivistas mencionados) están sostenidas ambas en el marco epistémico de la escisión o Split. Sin embargo en ciencias sociales esa postura ha sido ampliamente discutida, ya que la explicación por causas eficientes resulta inapropiada en esa área de conocimiento. Este modelo de explicación causal se sustenta en el supuesto de una polarización entre el sujeto (considerado como entidad identitaria) y el objeto (considerado como exterior al sujeto). Con el advenimiento de la modernidad, los fundamentos del conocimiento comenzaron a buscarse en las representaciones y no en el mundo. Pero estas representaciones debían sr copia de esa exterioridad. Así podrían captarse las cosas“como son”, intentando reducir las distorsiones. La teoría tradicional de la representación desde Platón sostenía la hipótesis de una relación unívoca entre lo representado y el representante, siendo el último una “fotografía” o “calco” del “mundo exterior”. El psicoanálisis, en cambio, comprende la representación no como una re-presentación (vuelta a presentar algo que ya había sido presentado) sino como una producción, creación de algo que hasta entonces no existía. Así lo entiende Castoriadis, (1993) al plantear el concepto de imaginación radical. Esta es la presentación primera, hace sr a ese objeto, lo hace presente y figurable para un sujeto. Entonces no hay percepción directa. La percepción misma es un caso particular de representación del objeto externo. De este modo la imaginación radical está en la base del de la actividad de proceso de simbolización, ya que permite “ver” una cosa en otra, e incluso permite no siempre ver la misma cosa, e incluso permite no siempre ver la misma cosa. La institución social ofrece significaciones mediante las cuales intenta colmar en el sujeto la búsqueda de sentido, pero la apropiación de esas significaciones requiere de un activo proceso de construcción que tomará características propias y singulares. En efecto el objeto no es el objeto externo. Los sentidos que el sujeto construya en relación con dichas significaciones serán producto de un trabajo de apropiación en el que al mismo tiempo que construye el objeto, ya que éste no es algo dado desde el exterior -el yo se autoconstruye. En consecuencia, el conocimiento se concibe como producción y no como mera reproducción de lo ya existente. Supuesto ontológicos Las tradiciones de investigación que conciben los problemas de aprendizaje como obstaculizaciones producidas por interferencia de los afectos suponen la exterioridad de los aspectos energéticos con respecto a los aspectos estructurales del aprendizaje. Este supuesto implica sustantivar “lo afectivo” y por lo tanto sustancializarlo diferenciándolo de “lo racional” o “lo cognitivo” -también como entidades- como aquello regido por la lógica. De ese modo el dualismo cartesiano escinde “lo subjetivo” y “lo objetivo” dándoles a ambos un estatuto ontológico. En cambio para el psicoanálisis en todas sus corrientes teóricas -la subjetividad no se presenta como algo dado desde los orígenes sino como el 12 Acerca de la investigación en psicopedagogía clínica: algunos supuestos filosóficos PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA – Vol 5 N°1 – Noviembre 2008 resultado de un proceso complejo cuya especificidad remite a la constitución del psiquismo, y desde la metapsicología freudiana, a la operancia del inconsciente como sistema y su relación con el sistema preconsciente-consciente. El problema que nos plantean de las teorizaciones del Psicoanálisis con respecto al pensamiento y al aprendizaje es entonces de las fuentes del pensar y su arraigo en la vida pulsional. De este modo se dejan atrás la concepción antigua de un sujeto neutro, desapasionado, como una entidad fija y permanente, y pasan a concebirlo como la resultante precaria y cambiante (unas veces dominado, otras veces dominante) con respecto al diálogo que mantiene la pulsión. Considerar las raíces pulsionales del pensamiento supone reconocer la imposibilidad de pensar los fundamentos del sujeto sin ver cómo obra en él el trabajo pulsional. Es decir que el desarrollo del psiquismo depende menos de la relación con la realidad que de la necesidad de enfrentar la exigencia de trabajo que le impone su ligamen con lo corporal. Así Green (2005) reconoce bajo el nombre de linaje subjetal, una gama de nociones arraigada en los estados del cuerpo y ramificada en el despliegue del pensamiento. El concepto de producción simbólica permite entonces caracterizar las relaciones entre lo impensable que en la pulsión y la elaboración de que es objeto por el lenguaje, con el propósito de inscribir el pensamiento en una teoría general del psiquismo que lo ligue al cuerpo. (2) Pero formular de este modo la cuestión pareciera implicar una opción dualista en la polaridad clásica entre interno y externo y entre psique y soma. En el terreno del psicoanálisis, la teoría de las relaciones de objeto ha enraizado el papel del objeto externo, mientras que Lacan es el mundo de las palabras el que crea el mundo de las cosas, en una posición nominalista que estatuye el “imperialismo del significante”, reduciendo el psiquismo a una combinatoria formalista. Ambas posiciones incurren en una simplificación que resulta de escindir los datos que intervienen en la constitución psiquismo, puesto que ésta no puede comprenderse sin el enlace recíproco entre pulsión y objeto. La pulsión no es sólo como la define Freud -un concepto límite entre lo psíquico y lo somático, sino también un concepto límite entre sujeto y objeto, puesto que su actividad producirá la creación del objeto externo al mismo tiempo que se construyen los objetos internos. De allí el doble trabajo del aparado psíquico: asegurar las funciones ligadas con la realidad, y crear a la vez el mundo interior. Esta solidaridad entre la constitución de ambos órdenes se explica por el hecho de que el sujeto no adviene sino por el movimiento que lo lanza fuera de sí hacia otro. De este modo cambia la concepción tradicional del sujeto como topos fijo, preexistente y permanente, en función de una descentración que no puede reducirse a la opción dilemática interno/externo. Debemos aceptar la paradoja que nos propone Winnicot (1986) -inconcebible para la lógica clásica- y considerar que el objeto es a la vez interno y externo, de tal modo que -otra paradoja- el Yo está enteramente constituido de objetos que él mismo construye. Supuestas lógicos Desde la segunda mitad del siglo XVII hasta fines del XIX, el pensamiento científico estuvo dominado por el modelo mecanicista de Newton. De acuerdo con este modelo los fenómenos físicos tenían lugar en un espacio absoluto, y los cambios que se producían eran descriptos según una dimensión independiente y también absoluta, el tiempo. Los elementos que se 13 Acerca de la investigación en psicopedagogía clínica: algunos supuestos filosóficos PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA – Vol 5 N°1 – Noviembre 2008 movían en ese espacio y en ese tiempo eran partículas materiales que se consideraban como objetos pequeños, sólidos e indestructibles de los cuales se componía la materia. En consecuencia la materia siempre se conservaba. El movimiento de las partículas en el espacio se explicaba por su mutua atracción, es decir, por la fuerza de la gravedad. El Universo entonces era una máquina gigantesca que podía ser descompuesta en unidades más pequeñas hasta llegar a formas básicas cuya existencia era independiente. El progreso de la ciencia se basó en la convicción de que el observador humano podía hacer observaciones imparciales y derivar una explicación del mundo, bajo la convicción cartesiana de la separación de la separación entre “res extensa” y “res cogitans”. En consecuencia, el mundo de la materia podía describirse en forma objetiva sin tener en cuenta al observador humano. La observación del mundo atómico y subatómico en el siglo XX reveló la necesidad de revisor muchos de los conceptos básicos de los paradigmas anteriores. Cuando en los años veinte los físicos comenzaron a estudiar partículas elementales, conocían bien dos tipos de fenómenos: las partículas y las ondas. Entonces se preguntaron si las partículas elementales eran partículas u ondas. Se descubrió que los electrones que normalmente exhiben el tipo de localización asociada a una partícula, podían comportarse como ondas en ciertas condiciones. Asimismo, la luz que normalmente se comporta como onda, podía presentar característicasde partículas. En el mundo subatómico, nada se presenta como una onda o una partícula, por lo que se inventó la expresión “dualidad onda partícula”. La total ruptura con la física clásica ocurre en el momento en que se toma conciencia de que no sólo los fotones y los electrones sino todas las partículas y todas las ondas son de hecho una mezcla de onda- partícula. Todas las imágenes que uno pueda hacerse de un átomo son falsas, puesto que no existe una analogía física que permita entender cómo funciona el interior de un átomo. El átomo posee características imposibles de ser entendidas desde que nuestro “sentido común”.” No puede en absoluto entender. Así una partícula elemental, por ejemplo un electrón, se representa mediante una expresión denominada “función onda”. Esta representación no está en contra de la experiencia, por el contrario, la función onda da en forma exacta la probabilidad de hallar el electrón en cierto lugar. Sin embargo, cuando el electrón se detecta realmente, siempre tiene una posición definida aunque la ecuación lo describa frecuentemente como esparcido sobre una región del espacio. Esta ambigüedad es uno de los conceptos básicos de la mecánica cuántica que más cuesta interpretar. Se vuelve a repetir la vieja cuestión de determinar si los habitantes de la materia microscópica son o no partículas, sin olvidar la relación probabilística de la ecuación onda. No olvidemos que cualquier partícula de menor tamaño que el átomo no se rige por las mismas leyes que los objetos macroscópicos. No todas las cantidades de un sistema tienen simultáneamente valores definidos. El ejemplo más claro de esta aseveración lo constituye el “principio de incertidumbre de Heisemberg” que establece la imposibilidad de definir al mismo tiempo la posición y el momento de una partícula. Las unidades subatómicas, lejos de asimilarse a los objetos sólidos de la Física clásica, son entidades abstractas que tienen una naturaleza dual. Pueden por ejemplo ser consideradas como partículas o como ondas. 14 Acerca de la investigación en psicopedagogía clínica: algunos supuestos filosóficos PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA – Vol 5 N°1 – Noviembre 2008 El fotón, unidad fundamental de la luz, puede comportarse como onda o como partícula y persistir en ese estado de ambigüedad hasta que se realiza una medición. Si se mide una propiedad corpuscular se comporta como partícula; si se mide una propiedad ondulatoria, lo hará como onda. Que el fotón sea onda o partícula queda indefinido hasta que se haga una medición. El principio de superposición constituyente es otra idea fundamental de la mecánica cuántica. Afirma que, a partir de dos estados cuánticos cualesquiera de un sistema, pueden formarse otros estados superponiéndolos. En un contexto físico, la operación corresponde a formar un nuevo estado que se “solapa” con cada uno de los estados que lo constituyeron, de la interferencia de dos ondas resulta una tercera. La teoría cuántica ha obligado a ver el mundo como una unidad, que no puede ser descompuesta en pequeñas unidades independientes como postulara la física interior. Por le contrario, el universo es una complicada red de relaciones que incluyen al observador humano. Tanto el principio de incertidumbre como el de superposición nos basan para advertir que la física cuántica entra en conflicto con la lógica clásica y con el “sentido común”, para cuya organización serían inaceptables. De ese modo una alteración en las formas de concebir la dinámica de los objetos de la física y de sustentar las explicaciones científicas sobre dicha dinámica conlleva la necesidad de concebir otras lógicas. La lógica clásica se volvería inconsistente si se admitiesen las contradicciones. Recordemos que Aristóteles postula en la Metafísica (3,1005b19) que desde una perspectiva ontológica que “lo mismo no puede pertenecer y no pertenecer conjuntamente a lo mismo bajo el mismo aspecto”. Recién después de la segunda guerra aparecen los primeros sistemas de lógicas paraconsistentes que se caracterizan por admitir proposiciones contradictoria sin que por ello sea demostrable cualquier afirmación. Existen informaciones, leyes y teorías científicas inconsistentes como la mecánica cuántica, que requieren métodos específicos para razonar. Por ello ciertos principios lógicos no son válidos en determinadas ontologías, en particular el Principio de no Contradicción. Da Costa (1982) propone un sistema de lógica dialéctica que se pronuncia sobre el Principio de Unidad de los opuestos. Para ello propone estas interpretaciones de dicho principio. Un sistema o proceso está simultáneamente determinado por fuerzas, tendencias, movimientos, dirigidos en sentido opuesto hacia A y no -A. En todo continuum concreto, temporal o no, entre dos propiedades contiguas y opuestas A y no -A, existe una zona intermedia, un tramo, en el cual no es verdadero que toda cosa sea A o no -A. En todo continuum concreto hay un tramo en el cual es verdadero que algunas cosas sean A y no -A. La debilidad de la negación de las lógicas paraconsistentes y la admisibilidad de las contradicciones revisten una importancia fundamental en nuestra temática ya que hacen posible que dicha lógica pueda ser empleada en el análisis de la teoría freudiana del inconsciente. Asenjo (1982) propuso un sistema de lógica antinómica trivalente que da cuenta de contradicciones. El tercer valor de verdad es interpretado como verdadero y falso. Parafraseando a Freud, sostiene que impulsos contrarios existen en la vida 15 Acerca de la investigación en psicopedagogía clínica: algunos supuestos filosóficos PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA – Vol 5 N°1 – Noviembre 2008 mental sin cancelarse ni disminuir y que la negación no es, por tanto, una línea divisoria que separa tajantemente opuestos contradictorios. Para estos procesos el autor propone el tercer valor (V&F). Andrés Raggio (1983) en su artículo “Algunas observaciones sobre la filosofía de la lógica de N.C.A. Da Costa” reflexiona acerca de la concepción freudianas sobre el inconsciente como un espacio de pura positividad, y la adjudica a la noción clásica de la negación correspondiente a la lógica de este período que limitaba los juicios a p o -p. En función de estos señalamientos, Gladys Palau (2002) abona la idea de renunciar a una única lógica universal. Se tarta entonces de admitir distintas lógicas, tales como la lógica parcial, lógicas libres, lógica cuántica, lógicas dialógicas, lógicas paraconscientes, etc., en tanto sistemas lógicos genuinos, aunque sus principios no sean universales y estén limitados a dominios específicos. Este es el nodo central del pluralismo lógico al que adscribimos. Supuestos metodológicos Para Descartes, la verdad era definida como la adecuación entre el intelecto y la cosa (adequiatio res et intellectum). A partir de esta concepción, todo el pensamiento moderno sostiene el supuesto de una lectura directa de la experiencia que garantizaría el ideal de objetividad en tanto adecuación ilusoria entre las concepciones teóricas y el fenómeno estudiado como “en-sí”. En consecuencia, se constituye una línea metodológica que disocia variables dependientes e independientes y deriva indicadores observables de cada una de ellas, teniendo como horizonte la cuantificación de los datos según la metodología experimental. Pero la pertinencia de este modelo no es universal sino que está en función de las características del objeto de la investigación, siendo que algunos de los fenómenos subjetivos comprometidos en el aprendizaje no pueden ser cuantificados. Por lo tanto, “exigir la cuantificación para cualquier investigación, como una condición de su cientificidad, involucra una posición reduccionista” (Castorina, 2006 a,p.20).Desde otras posturas con las cuales acordamos -a pesar de la relevancia de la observación, se considera que es intrínseca a la producción de conocimientos la interpretación de los datos desde un corpus teórico particular . De este modo, la observación “pura” no existe, sino que siempre es interpretación a partir de un constructo. Sin la explicitación de dichos instrumentos conceptuales, la observación no produce conocimientos sino descripciones precientíficas. De allí que sea necesario abandonar el ideal de objetivos y espacios transicionales de Winnicor (1986) se abre una brecha epistemológica, ya que se postula que la relación del sujeto con la realidad incorpora como constitutiva la relación y no la mera adaptación a lo existente. Es decir que ya no se concibe un sujeto que tuviera la posibilidad de reproducir la realidad a modo de reflejo, sino que el aparato psíquico es creador de sentido. Se trata entonces de producción de algo nuevo y no de re-producción de lo ya existente. Sabiendo además que la estructura de la realidad es por lo menos doble (ya que Freud distingue una realidad material de una realidad psíquica), la estructura de la verdad también adquiere un carácter complejo: verdad material y verdad histórica constituyen el par de opuestos que el creador del psicoanálisis articula al anterior. Pero esta distinción no tiene el carácter de un par excluyente ni opositivo, ya que esos sería caer en una nueva escisión tal como las que criticamos. De allí lo que Green lama el “principio de 16 Acerca de la investigación en psicopedagogía clínica: algunos supuestos filosóficos PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA – Vol 5 N°1 – Noviembre 2008 incertidumbre psicoanalítica”, porque si sólo se toma en cuenta el papel de la creatividad -abandonando la necesidad de adaptación a lo real- se corre el riesgo de confundir creación con delirio. Y si se opta por considerar la adecuación a lo real sin tener en cuenta la creación de sentidos, no se puede dar cuenta de la subjetividad. Es en este sentido que los preceptos experimentalistas eliminan la actividad significativa del sujeto en el procedimiento de investigación, en aras de estudiar la relación con lo real de mo “puro”. Desde nuestra perspectiva en cambio, el modo de obtener los datos en esta lína de investigación se aleja tanto del objetivismo experimentalista (que sólo admite el control total de las variables) como del relativismo subjetivista (que resultaría de rechazar cualquier matriz estable que garantice el conocimiento). Se considera en cambio que garantice el conocimiento). Se considera en cambio que existe un movimiento de tensión entre los “datos” y las interpretaciones, puesto que aquellos sólo son en tanto constituidos en una relación transferencial en la que el niño y el terapeuta participan. La indagación clínica de un niño con problemas de aprendizaje presupone y promueve su actividad de construcción de sentidos. Los sentidos que el sujeto atribuye a las intervenciones del entrevistador son incluidos como datos a interpretar en tanto entramados en un sistema abierto y no como meras variables dependientes. Del mismo modo los sentidos del terapeuta necesitan ser analizados en relación con la resonancia que produce en él el material del paciente. De este modo, resulta imposible que ambos movimientos (transferencia y contratransferencia) puedan ser comprendidos aisladamente. En la situación clínica en tanto sistema abierto, el sujeto, el objeto de conocimiento y el entrevistador no son entidades independientes (como en la física clásica) que secundariamente interactuarían, sino que producen efectos constitutivos. Entonces no se trataría de des-ocultar fenómenos ya existentes y relegados en una segunda consciencia que se expresarían en diversas manifestaciones (juegos, gráficos, síntomas, discurso, escritura) sino de asistir a la producción de creaciones de sentido nuevas a partir de procesos sustitutivos. Por lo tanto, la organización que caracteriza la complejidad de los procesos psíquicos comprometidos en el aprendizaje supone que los criterios de la metodología inspirados en una lógica lineal de orden positivista no se muestran aptos para responder a los interrogantes que se plantean. Esto implica la imposibilidad de una traducción inmediata de las variables a indicadores directamente observables desde una metodología empirista. Por el contrario, la relación entre los observables y su interpretación está sostenida por mediaciones teóricas de orden complejo, es decir que sus enlaces no pueden ser reducidos a relaciones lineales sin caer en simplificaciones reduccionistas. El concepto de validez en la investigación empírica en psicología se asocia tradicionalmente a la relación entre el instrumento y lo que se desea evaluar y se basa en el supuesto de una relación unilineal y directa entre el constructo teórico y las manifestaciones empíricas del objeto en estudio, linealidad que permitiría una operacionalización directa de las variables. Pero, dado que el conocimiento no se legitima por su correspondencia isomórfica y lineal con una realidad externa, la intención de legitimar el conocimiento por la relación entre los constructos teóricos y la realidad representa un empirismo ingenuo (González Rey, 1999). Entonces las construcciones hipotéticas que se producen en la investigación no tienen una dependencia directa de los instrumentos ni del momento empírico, pues la propia complejidad del objeto y del sistema teórico impide ese tipo de dependencia. 17 Acerca de la investigación en psicopedagogía clínica: algunos supuestos filosóficos PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA – Vol 5 N°1 – Noviembre 2008 Conclusiones La escisión filosófica ha dominado las tradiciones de investigació0n que han abordado los problemas de aprendizaje. Según Castorina, “… el dualismo ontológico y los enfoques epistemológicos del racionalismo, el empirismo y el positivismo lógico derivan de un acto filosófico básico: la escisión de los componentes de la experiencia vivida del sujeto con el mundo” (Castorina, 2006 a,p.8) Por un lado, la constitución de los problemas y las tesis de estas líneas de trabajo han supuesto distintas formas de dualismo ontológico (sujeto-objeto, afectos-razón, cuerpo-psique, etc.) y de reduccionismo epistemológico (innatismo contextualismo), mientras que por otro, las formas de abordaje metodológico han oscilado entre el descriptivismo ateórico de las corrientes empiristas y el teoricismo formalista de las corrientes estructuralistas, partiendo de la escisión supuesta entre el sujeto y el objeto y anulando ya sea el primero o el segundo. Esta escisión y posterior sustancialización de lo escindido que ha constituido constituye un proceso de base de la producción de conocimientos científicos no se restringe al psicoanálisis o a la psicología, sino que la hemos rastreado desde otras áreas del saber tales como la física clásica. Pero la imagen del observador clásico, separado del mundo observado, comienza a desvanecerse cuando Einstein muestra que las cualidades de la masa no eran absolutas, por lo cual es imposible hablar de propiedades intrínsecas de los objetos como tales. De este modo quedan resquebrajados los supuestos filosóficos que organizaban el discurso científico anterior. En consonancia con este cuestionamiento, desde la concepción psicoanalítica de la producción simbólica se supone que en ninguna parte existe una escisión completa, ni entre “cuerpo” y “alma”, ni entre las pulsiones, ni en el interior del yo y sus relaciones con el ello, el superyó y la realidad. En consecuencia se concibe una frontera móvil y fluctuante. Así, desde el punto de vista ontológico, el trabajo del pensamiento se sitúa en la encrucijada de una doble frontera: entre adentro y afuera por una parte, yentre las dos partes separadas que dividen el adentro (frontera de los sistemas Prcc-Cc e Icc) por otra. Pero esto no implica sustancializar esos sistemas, sino concebirlos como modos de relación. No se distinguen como elementos particulares localizables en el psique o en el discurso ni en ningún topos concreto u objetivo, sino que pueden sr concebidos en el plano relacional como tramas o modos de ligadura. Por lo tanto, desde el punto de vista lógico, la racionalidad y la irracionalidad parecen confluir en la producción simbólica. De allí que la lógica clásica se muestra insuficiente a la hora de dar cuenta de los procesos de aprendizaje y sus problemas, y se hace necesario recurrir a otras formas de la lógica no centradas en el principio de no contradicción. La teoría psicoanalítica del pensamiento y el aprendizaje no puede contentarse con asignar a éste una función de exploración del mundo externo, puesto que esta exploración está relacionada con el trabajo psíquico que desemboca en la constitución de las representaciones inconscientes, y su comunicación con la consciencia a través del preconsciente. De este modo se sitúa la teoría de los procesos terciarios (Green, 1996), cuya función es instituir una basculación y un equilibrio inestable entre procesos primarios y procesos secundarios, , pero, a esta función, el pensamiento agrega la comunicación entre el adentro y el afuera. Desde el punto de vista metodológico, esta particularidad de los procesos de pensamiento hace imposible escindir “factores” que pudieran actuar de 18 Acerca de la investigación en psicopedagogía clínica: algunos supuestos filosóficos PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA – Vol 5 N°1 – Noviembre 2008 modo separado o conjunto en la determinación de los procesos de aprendizaje y sus problemas, por lo cual todas las formas de objetivismo positivista resultan inadecuadas para conceptualizar la producción simbólica tal como la concebimos. Esto no implica sustentar una posición relativista que niegue toda forma de cientificidad, sino que la legitimidad del conocimiento se sostiene en lo que el mismo representa como aporte a la ampliación del potencial heurístico de la teoría, es decir, en tanto permite el acceso a zonas que resultaban inaccesibles en momentos anteriores. Notas 1. Según Castorina 82007,63) la psicología del desarrollo y la educación no están determinadas unívocamente por las concepciones del mundo, sino que éstas posibilitan el tipo de problemas que pueden plantearse, su horizonte de visibilidad. 2. Según Green una teoría psicoanalítica moderna del pensamiento ya no puede asignar a éste únicamente una tarea de exploración del mundo externo “puesto que la condición de validez de esa exploración es hoy relacionada con aquello que la precede: el trabajo psíquico interno, que desemboca en la constitución del sistema de representaciones inconscientes y su comunicación, por intermedio del preconsciente, con la consciencia” (2001, p123-124). Referencias Asenjo, E.G.(1982). La verdad, la antinomicidad y los procesos mentales. Revista Latinoamericana de filosofía, vol.III, n*1,15,36. Citado por Palau (2002) Castoriadis, C. (1993). Lógica, imaginación y reflexión. En R. Doreyyotros: El inconsciente y la ciencia. (J.L. Etcheverry Trad.) (pp. 21-50)Buenos Aires Amorrortu. Castorina, J. (2006) El impacto de la filosofía de la escisión en la psicología del desarrollo cognoscitivo. S. d Castorina (2006 b). Naturalismo, culturalismo y significación social en la psicología del desarrollo .s. D. Castorina, J. (2007) Cultura y conocimientos sociales. Desafíos a la psicología del desarrollo. Buenos Aires: Aiqué. González Rey, F. 1999).La investigación cualitativa en psicología: rumbos y desafíos. Paidós, Buenos Aires. Green, A (1996). La metapsicología revisitada. (I.AgoffI´rad.) Buenos Aires: Eudeba. Green, A. (2001). La nueva teoría psicoanalítica y la teoría de Freud. Buenos Aires: Amorrortu. Green, A. (2005). Ideas directrices para un psicoanálisis contemporáneo (L.lambert´Trad.)Buenos Aires: Amorrortu. Laudan, J. (1986). El progreso y sus problemas. Madrid: Encuentro. Palau, G. (2002). Introducción filosófica a las lógicas. Barcelona: Gedisa. Raggio, A. (1983). Algunas observaciones sobre la filosofía de la lógica de Newton C. A. de Costa de Revista latinoamericana de filosofía, vol .IX, 237-241.Citadopor Palau (2002) 19 Acerca de la investigación en psicopedagogía clínica: algunos supuestos filosóficos PERSPECTIVAS EN PSICOLOGÍA – Vol 5 N°1 – Noviembre 2008 Schlemenson, S. (2004). Subjetividad y lenguaje en la clínica psicopedagógica. Voces presentes y pasadas. Buenos Aires, Paidós. Shlemenson, S. (Ed). (2001) Niños que no aprenden. Actualizaciones en diagnóstico piscopedagógico. Buenos Aires: Paidós. Winnicott, D. (1986) Realidad y juego. Buenos Aires: Gedisa.
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