Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
NeuRociRugíA / Basso998 N er vi os de combate, los proyectiles son de alta velocidad, provocando ondas de choque y cavitación intensas, que lesionan a las estructuras nerviosas adyacentes por una larga extensión. Aunque estos elementos presenten un cuadro clínico de lesión completa, por lo general se constata, durante la exposición quirúr- gica, su indemnidad anatómica. Esta alta incidencia de lesiones en continuidad, sumada a la observación de que durante la guerra de Vietnam alrededor del 70% de los pacientes recuperó alguna función sin ser sometido a tratamiento quirúrgico 54 llevó a que los cirujanos militares preconicen un período de es- pera de 6 meses antes de abordar estas lesiones. Por otro lado, en las lesiones civiles, los proyectiles son de menor velocidad, lo que produce menores ondas de choque y cavitación, con una consecuente mayor incidencia de lesiones completas de los elementos debido al contacto directo con el proyectil. En es- tos casos, por lo general la exposición quirúrgica se indica más precozmente a los 3 ó 4 meses. 25 Cerca de un tercio de las lesiones del plexo braquial por proyectil de arma de fuego se encuentra asociado a lesiones vasculares. Debido a la íntima relación ana- tómica entre la arteria axilar y el plexo adyacente, las lesiones de esta arteria asociadas a lesiones de cordones o divisiones son mucho más frecuentes que la asociación de lesiones de troncos primarios y arteria subclavia. 42 En las reparaciones de urgencia de los elementos vasculares, como se ha mencionado, no se debe intentar reparar el plexo lesionado, puesto que el trauma romo que dividió o laceró al nervio genera una intensa cicatrización posterior. La reparación se difiere 3 a 4 semanas, momento en el que el cirujano debe proceder a una disección cuidadosa, partiendo siempre de áreas con la anatomía preservada, debi- do a la posibilidad de ruptura intraoperatoria de la reparación vascular. En los casos en que no existan evidencias clínicas de lesión vascular, la conducta será semejante a la empleada en los casos de lesión por estiramiento, aguardando 3 a 4 meses para que cualquier elemento neurapráxico se resuelva. El uso de monitorización intraoperatoria con potenciales de acción de nervios puede ayudar, en esos casos, a determinar si la resección del área afectada y su reemplazo por injertos son adecuados. Prioridades de reparación y estrategias de reconstrucción No existe consenso en cuanto a cuál es la mejor técni- ca a emplear para la reparación quirúrgica del plexo braquial, y esa discordancia persistirá hasta que se realicen estudios prospectivos randomizados, para determinar las ventajas relativas de cada uno de los tratamientos. Por otro lado, la aceptación más o menos general de que las prioridades, en orden decreciente de importancia, son flexión del codo; estabilización y aducción del hombro, con rotación externa; aducción del brazo; sensibilidad por debajo del codo; extensión del puño, y finalmente flexión de los dedos de la mano. 21 Como los resultados de los intentos de reinervación de la mano en las lesiones que comprometen a las raíces C8 y T1 ó al tronco inferior son muy limitados o inexistentes, la reconstrucción de dichas lesiones se intenta rara vez, prefiriendo reservar los pocos axo- nes disponibles para reinervar músculos con mayor oportunidad de éxito. Una de las funciones más importantes del miem- bro superior es la flexión del codo, puesto que hasta una mano normal por completo se torna inútil sin esta función, que se recupera al reinervar al músculo bíceps al braquial anterior, o preferentemente a ambos. Un hombro inestable y subluxado con frecuencia provoca dolor en el cuello debido al efecto gravitacional del miembro inerte colgando hacia abajo. Aparte de eso, los movimientos más distales, como la flexión del codo, se efectúan con mucha mayor precisión cuando el hombro está estable. La estabilidad, junto con algún grado de abducción o de rotación externa del brazo, puede ser alcanzada a través de la reinervación de los músculos supraespinoso, infraespinoso y deltoides. En los casos en que no es posible la rehabilitación funcional de la musculatura del hombro, su estabilización puede al- canzarse mediante la fijación ósea, que sólo debe estar indicada cuando la musculatura escápulo-torácica sea funcionante. El retorno de la aducción del brazo contra el tórax puede obtenerse mediante la reinervación del músculo pectoral mayor, a través del nervio pectoral lateral. La reinervación sensitiva parcial de la mano en lesiones completas es de la mayor importancia para la protección sensitiva contra lesiones por quemadura u otros tipos de accidentes domésticos. Ello puede ser alcanzado a través de la reinervación del cordón lateral, de la contribución lateral para la formación del nervio mediano, o de la misma porción sensitiva (más lateral) del propio nervio, mediante ramos sensitivos supracla- Figura 96.10: Aspecto quirúrgico luego de la transferencia de un fascículo (FU) del nervio cubital (NC) hacia el ramo motor del músculo bíceps (RB) y de un fascículo (FM) del nervio mediano (NM) hacia el músculo braquial anterior (RBR). NCL: nervio cutáneo lateral del antebrazo
Compartir