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@ rillas --- Id W. Fa ag1a sicalagia S'sicalagia S'sicalagia educaliva educaliva educaliva educaliva . _ aliva - ensenanza y el aprendizaie PSICOLOGÍA EDUCATIVA I i ncia la el aprendizaje Ri hard C. Ander on Gerald W. Faust Esta obra se diferencia de muchos otros textos de psicología, porque no se concentra tan to en los factores que determinan el aprendizaje, sino en las condiciones que requiere la enseñanza f ectiva. Los dos enfoques tienen mucho en omún con respecto al contenido, la organización y las metas, pero la dife r ncia es importante. Los autores del pr s nte volumen piensan que es po sibl nseñar a otros a ser maestros más fici ntes y que se conoce más de las té ni as y los principios de la enseñanza ef ctiva, de lo que generalmente se pone n práctica. Es por eso que analizan los prool mas d la enseñanza y explican las razon s por las que, enseñar en deter minada f rma, ti ne más posibilidades al nzar 'xit qu n otra. Además, pr n tan on pr fundidad y d tall 1 A Jenny y Merrily Traducci6n: Carlos Villegas Revi1i6n t6cnica: José Huerta lbarra licenciado en psicolo91ía Investigador de lo Asociación Nocional de Universidades e Institutos de Enseñanza Superior de México �-,l.., --,-,1,___, �.....,11 � � '1 -l· L-, l j. l 1 � j · l � :-,�lll-:-1�:��\-l'� �� :-il�:r�1���11� ,.-1--, ·1--, . � 1111 --, L . L L L , �- \ l L � ,1 l Richard C. Anderson Gerald W. Faust l'siaala9ia aduaal1va La ciencia de la enseñanza y el aprendizaie Título de esta obra en inglés: ED CATIO Al PSYCHOLOGY: The Science of lnstruction and learning ersión autorizada en español de la primera edi ión publicada en inglés por ©J973, Dodd, Mead & Company, lnc. J ueva York, . Y., EUA la presentación y disposición en conjunto de PSICOLOGÍA EDUCATIVA: LA CIE CIA DE LA ENSEÑANZA Y El PRE DIZAJ on propiedad del editor. Prohibida la reproducción parcial o total de esta obra, por cualquier medio o método, sm autorización por escrito del editor Derechos reservados en lengua e paño/a conform a la ley © I 977, Editorial Trillas, . A. �· Río hurubusco 3 5, ol. Pedro María A naya, D leg. Bemro Juárez, 03340, México, D. F. 4tf1embro de la ámara acional de la l11d1ntriaFditorial Reg. núm. 15 Prim •ra ed1c1ó11 en espa110/, noviembre 1977 l B 96 -24-0608-0) R11mpn•s1·11. 1979 Segun a re1m res1ón, noviembre 1981 lmpri•w <'11 1 . 1co Prefacio Todos tratamos de emeíiar. Padres, amigos, familiarrs, trabajadorrs, jdes. maestros de escuela y estudiantes, todos estamos dedicados activa mente a la enseñanza mutua, tratando de ordenar las condiciones que se calcula modificarán en alguna forma las creencias, vaiores, actitudes, cxpe('tati,·as, destrezas y comportamientos de los que nos rodean. Frecucn trme11te no advertimos que estamos dedicados a esta actividad, ni lograrnos enfocarla de una manera sistemática y efectiva. El salón de clase no es inmune a estas deficiencias, y en estos casos nos vernos particularmente indinados a preguntar por qué, y a intentar descubrir qué clases de orde naciones ofrecen mayor probabilidad de éxito. De esto tratan los textos de psicología educativa. Esta obra se diferencia de muchos otros textos de psicología educativa, en que se concentra no tanto en los factores que determinan el aprendizaje, romo en las condiciones que requiere la enseñanza efectiva. Los dos enfoques tienen mucho en romún con respecto al contenido, la organización y las metas, pero la diferencia es importante. Los autores del presente libro se preocupan por los problemas de la enseñanza y por explicar las razones por las que, en determinada fonna, enseñar tiene más probabilidades de alcanzar éxito que en otra. Propiamente, la primera mitad de este libro se ocupa de la tecnología de la enseñanza. La enseñanza es tratada corno una destreza, ciertamente una destreza compleja, pero eminentemente susceptible de ser aprendida. La segunda mitad de la obra se ocupa de la ciencia del aprendizaje, esto es, de los principios y las leyes del aprendizaje extraídos de una gran variedad de investigaciones, tanto experimentales corno naturalistas. En esta fonna, los autores siguen el precepto de uno de sus propios capítulos, a saber: que la fonnulación de un marco conceptual amplía el alcance de las situaciones en las que puede aplicarse la tecnología de la enseñanza. Las implicaciones de los estudios citados se examinan con un ojo afín, pero ('uidadoso; por ejemplo, sospechamos que las conclusiones de los autores acerca de las inadecuaciones de muchos procedimientos convcntiona]es para calificar serán suscritas de buen grado por la mayoría de los estu diantes y por un número sustancial de maestros, si no es que por la mayoría de los archivistas de las escurlas. 5 6 PREFACI , iste o inión ampliam nt difundida aunque un tanto d sarti u- 1 d d qu las d trez r lativas a una buena enseñanza pued n ser apr ndid p ro no n ñadas. i te punto de ista es correcto ' tamo rdi iando gran ntidad de dinero, para no hablar del ti mpo y el fu r7 1 e tudiantes d los mae tro en nuestro intento por dispo- f ti a d n ñanza aprendizaje en nuestras escu las. n ralm nt Esta obra d libro no a eptan esta opinión pues ere n que a ser maestros más efe ti os y que ·e conoc n lo prin ipios de la en eñanza efecti a de n prá tica. No otros e tamo d acuerdo xpli a muchas de estas técnica de estos principios ', lo que qwz a más importante, estimula con el precepto y el jemplo, su u o prá tico. l. E. FARBER LINDLEY J. TILES Prólo go Creemos que el aprendizaje y la enseñanza están en el centro de la actividad del maestro y de la escuela. Nuestra convicción se refleja en el presente libro, lo cual presta una acentuación selectiva -entre el gran despliegue de temas que los psicólogos han considerado y entre las mon tañas de hechos que ha acumulado la investigación psicológica- a aquellos temas y hechos que inciden directamente sobre el aprendizaje y la ense ñanza. Esto significa que muchos problemas que tradicionalmente ocupaban un lugar en los textos de psicología educativa, no reciben en nuestro libro tratamiento alguno o son mencionados sólo de paso; pero también significa que hemos podido presentar el campo del aprendizaje y de la enseñanza con profundidad y detalle suficientes, de manera que el libro tendrá un valor funcional para el maestro en cierne. Ningún otro texto de psicología educativa que conozcamos contiene un tratamiento tan amplio de temas como, por ejemplo, análisis de tareas, las contestaciones del estudiante activo, el reforzamiento, el control del estímulo, o el concepto y la enseñanza de los principios. En la primera sección del presente libro se enseña una estrategia práctica para el desarrollo de la instrucción. Consiste en: a) formular las metas educativas como objetivos del comportamiento; b) analizar la tarea implícita en cada objetivo en destrezas y conceptos componentes; e) diseñar la instrucción para enseñar los componentes e integrarlos.; d) en señar; e) evaluar el aprovechamiento del alumno, y f) revisar la instruc ción y reenseñanza a los estudiantes que no lograron todos los objetivos la primera vez. A juicio nuestro, esta estrategia es la pnncipal realización del movimiento de la tecnología educativa en las últimas dos décadas. Además de ser valiosa por sí misma, también proporciona un marco de referencia dentro del cual el maestro en cierne puede comprender y apreciar la investigación y la teoría psicológicas. En tanto que la primera parte del libro se ocupa de una estrategia para el desarrollo de la enseñanza, la segunda trata de las técnicas de enseñanza y del diseño de los materiales de la misma. Los tres movi mientos que un maestro o los materiales de enseñanza pueden hacer -presentación, preparación de la respuesta del estudiante, y reforza- 7 8 p R Ó l. O C. O 111iento o retroalit1w11taci<'inronl-rti,·a contingente de la respuesta del r�tucliantC'· sr analizan en forma extensa. :\ lo largo ele tocio el lihro, l'I lenguaje que e111plea111os es conductista; pero también estimulamos al futuro maestro para que fonnule infrrencias acerca de los procesos internos no observables, en la creencia de que tales inferencias son no sólo pennisihles. sino también necesarias. Sólo insistimos <'n qul' estas i11fr1 l'ncias estén ancladas l'n b realidad ele los hechos observables. Debido a que existe una gran dosis de \Trdacl en la observación de que los maestros enseñan en la misma forma en que se les ensrñó a ellos, consiclcra111os que es especialmente importante para los cur�os sobre echr cación que practiq\lcn lo que predican. Esto es lo que intentamos hacer al incorporar varias técniras rcl11rati,·:1s de11tro ckl libro mismo. Entre ellas se incluyen las siguientes: Cada capítulo rontiene, a título ele i11trodurrió11, una expos1non de objcti,·os de comportamiento para guiar C'l C'Studio del lector. A lo largo ele tocio el tl'xto se incluyen preguntas para ayudar a man tener la atenrión y facilitar el aprendinje y l'i recuerdo el<· puntos importantes. Cada capítulo contienC' una pt ueba, que por lo regular requi1·rr. la apli ración ele conceptos y principios a rasos dif erentrs dl' los que se utilizaron ante rio1111e11 te romo ilustraciones. Dentro del texto figuran cla\'cs de pu11t11aci(111 para l'�tas pruebas, a fin ele proporcionar una retroalirnl'ntación in111ediat;1 y para ilustrar proccdi111ie11tos sistemáticos destinados a l'\'aluar el aprn\Tcltamiento del rstudiante. Cada capítulo tC'1111ina ron 1111 rr�111m·11 qw· rl'!'apit11la los puntos im portantes. Junto al texto figuran dos prngt a111as :nrtoinstructi\'os. La mayoría ch· los co11cq>tos <·st:111 prnfus:11111·ntc ilmtL<do� con los resultados de la investigación y rn11 s<'grnl'ntos de krcioncs modelo. En resumen, creemos que aumcntar:í. susta11rialme11le la prnbabilidad de una buena enseñanza si los futuros maestros que utili:1a11 cstc- libro obran corno obra él y como (·I dice. R1c1t.\R11 ( !. A:-WERSON (;l .. R\l.I> \\'. F\IJST 1 ndice general PREF.\CIO 5 PRóLO(;() 7 PRIMERA PARTE: TECNOLOGiA DE LA ENSE�ANZA INTRODUCClóN: Una tecnología de la rnseila11za basada en la ciencia del aprendizaje 15 Investigación sobre el aprc11dizaje t·n marcos escolares, 16. Aplicación de los resultados de la investigación psi cológica básica al aprendizaje, 18. Una estrategia prác- tica para desarrollar la instrucción efectiva, 20. La psicología del aprendizaje y la tecnología de la planifi cación y la enseñanza. 2:�. Lecturas complementarias, 24. CAP. l. OBJETIVOS DE COMPORTAMIENTO Comprensión de los témlinos "entender" y "saber", 26. Algunas ideas sobre la presentación adecuada de lo� objetivos de la educación, 32. Cómo expresar las metas de la educación como objetivos expresados en té�mi nos de comportamiento, :H. Programa I, 35. Ubica ción en perspectiva del objetivo de comportamiento, 53. La promesa de los objetivos de comportamiento, 56. Re servas acerca de los objetivos de comportamiento, 59. Autoprueba acerca de los objetivos de comportamien to, 63. Resumen, 64. Clave de puntuación para la auto prueba acerca de los objetivos de comportamiento, 66. Lecturas complementarias. 69. CAP. '' ANÁLISIS DE TAREAS: ANALISIS FUNCIONAL DE HABILIDADES Y CONCEPTOS ill In tegridad, 72. Grado de detalle , 75. Relaciones entre su bhabilidaclrs y conceptos, 78. ¿Cuándo y en qué cir nmstanc ias va a cjcrcf'rsc una habilidad ?, 85. Consi� tl'ncia con los objetivos, 87. Análisis de tareas y el ensayo en el salón de clases� 91. Relación del análisi� 9 JO f NDICE GENERAL de tareas con otros aspectos de la planificación de la enseñanza, 95. Autoprueba acerca del análisis de ta reas, 97. Resumen, 98. Clave de puntuaci6n para la autoprueba acerca del análisis de tareas, 99. Lecturas complementarias, 100. CAP. 3. EL co:MPORTAMIENTO INICIAL El comportamiento inicial y su relación con los obje tivos, 101. Identificación de los comportamientos ini ciales, 102. Medición de las diferencias entre los estu diantes, 107. Pruebas estandarizadas de aprovechamiento escolar, 123. Pruebas estandarizadas de inteligencia, 125. Herencia en oposición a medio, 128. Pruebas de perso naJidad, 130. Las pruebas estandarizadas y la planifica ción de la instrucción, 132. Factores socioeconómicos y raciales en la educación, 135. Autoprueba acerca de comportamientos iniciales, 142. Resumen, 143. Clave de puntuación para la autoprueba sobre el comporta miento inicial, 145. Lecturas complementarias, 146. CAP. 4. LA EVALUACIÓN Finalidades de la evaluación, 148. Otras funciones de la evaluación, 153. Cómo construir pruebas de aprove chamiento, 164. Evaluación del aprovechamiento esco lar complejo de un estudiante, 177. Autoprueba sobre evaluación, 191. Resumen, 192. Clave de puntuación para la autoprueba sobre evaluación, 194. Lecturas complementarias, 195. CAP. 5. CUANDO LA INSTRUCCIÓN ES INSUFICIENTE: 101 147 DIAGNÓSTICO Y REMEDIO 196 Autoprueba acerca de la planificación de la instruc ción, 206. Primera parte: Panorama y resumen, 208. SEG NDA PARTE: LA ENSERANZA Y LA CIENCIA DEL APRENDIZAJE INTRODUCCIÓN: Un modelo de enseñanza 2 15 CAr. 6. LA ENSERANZA DE RESPUESTAS NUEVAS 222 El papel de la respuesta del estudiante, 229. Autoprueba sobre las respuestas de los alumnos, 258. Resumen, 259. Clave de puntuación para la autoprueba sobre la res puesta del alumno, 261. Lecturas complementarias, 262. fNDICE CENERAL CAi'. 7. EL REFORZAMIENTO Reforzadores condicionados y reforzadores generaliza dos, 268. Reforzamiento negativo y castigo, 269. Re forzamiento diferencial y modelación, 270. Programas intermitentes de reforzamiento, 275. ¿Qué funciona como reforzadores para los humanos?, 283. Autoprueba sobre el reforzamiento, 300. Resumen, 303. Clave de puntuación para la autoprueba acerca del reforzamien to, 304. Lecturas complementarias, 306. CAP. 8. RETROALIMENTACIÓN CORRECTIVA Conocimientos de resultados, 308. Procedimientos de corrección, 314. Procedimientos adaptativos de ense ñanza, 3 19. Procedimientos de enseñanza completamente adaptativos, 321. Una lección adaptativa en matemáti cas de escuela elemental, 324. Una lección adaptativa en estudios sociales de escuela secundaria, 327. Reflexio nes sobre la enseñanza plenamente adaptativa, 330. Autoprueba sobre retroalimentación correctiva, 331. Re sumen, 332. Clave de puntuación para la autoprueba sobre la retroalimentación correctiva, 333. Lecturas com plementarias, 336. CAP. 9. CONTROL DEL ESTIMULO Discriminación, 340. Generalización, 345. Control del estímulo y condicionamiento respondiente, 34 7. El con trol del estímulo y el condicionamiento operante, 354. Procedimientos para establecer el control del estímulo, 357. Apuntes y desvanecimiento, 365. Autoprueba sobre control del estímulo, 376. Resumen, 379. Clave de pun tuación para la autoprueba sobre control del estímulo, 381. Lecturas complementarias, 383. CAP. 10. CONCEPTOS Y PRINCIPIOS ¿Cuándo posee una persona un concepto?, 384. Com plejidad de los conceptos, 387. Los principios, 389. De las cadenas verbales a los principios, 390. Prueba de que se saben los conceptos y los principios, 391. Pro grama II, 393. Autoprueba acerca del conocimiento de conceptos y principios, 415. Clave de puntuación para la autoprueba sobre conocimiento de conceptos y principios, 418. La enseñanza de los conceptos, 420. Eliminar o mantener constantes las características no pertinentes, 422. Consideraciones sobre el aprendizaje de conceptos y principios de la exposición oral, 430. 11 263 307 337 384 12 C:on!)icl('racin11f's �oh1(' d aprendizaje dl' concc·ptos y principios 11wdia11tC' s11 d('sn1brimiento, 43-t. AutopruC'ha arC'rra de la C'nsC'iiama dC' conceptos y principios, 44 7. R<'sumen. +-18.Clavr ele puntuación para la autoprurba arC'rca clC' la C'11Señama ele ronc·C'ptos y principios, ·1-50. L<'ct11ras co111plC'mC'ntarias. l:l l. CAP. 11. LA :\10TlVACióN PC'rspC'ctiva histórica dt' la rnotivac1on , 452. J>ri,·acic'i11 v saciC'dad. 454. Los estímulos susritadores, -t-60. La mo tivación y la dirección del comportamiento, -t-61. Anáfüis de Ja moti,·ación de realización, -162. Los orígC'nes µsi cológicos de la motivación dC' logro, + 71. La motivación a largo plazo. 473. Concepción de moti,·ación del edu cador, 475. La ansiC'dad como factor fundamenta) en la motivación humana, .+77. Ansiedad, impulso general y C'StÍmulos impulsores, 479. Aplicación práctica de la in vestigación sobre la ansiedad , 484. Ulterior considera ción de) concepto de necesidad, 490. Autoprueba sobre la motivación, 494. Resumen, 495. Clave de puntuación para Ja autoprueba sobre la moti,·ación, -l-97. Lecturas complementarias, 499. CAP. 12. LA MEMORIA Dos teorías de la memoria: la de) desvanecimiento de la huella, en oposición a la de la interferencia, 501. Las leyes de Ja interferencia. 506. Generalidad acerca de las leyes de la mC'moria, 510. Condiciones que mejoran la retención, 520. Autoprucba acerca de la memoria, 536. Resumen, 5'.m. Clave de puntuación para la auto prucba sohrc .Ja 111emoria, 539. Lecturas complemen tarias: 540. BIBLIOGRAFfA INDICE ON0�1ASTICO INDICE ALFABtTICO t :'•) • t . ) _ 500 5+1 561 Primero porte Tec.nología dela -- 0nf0na n z.a Introducción Una tecnología de la basada del ensenanza en la ciencia aprendizaje La finalidad de la psicología educativa es aplicar conceptos y prin cipios psicológicos a fin de mejorar Ja práctica educativa. La psicología no es una disciplina unificada; en cambio, contiene diversas zonas más o menos distintas que se ocupan de materias tales como el desarrollo humano desde Ja infancia hasta la senectud; las diferencias entre individuos, en lo que respecta a aptitud y temperamento; psicofisiología, psicolingüística, sensación y percepción, motivación, pensamiento, solución de problemas, psicopatología, dinámica de la personalidad, y procesos de grupo. Las áreas dentro de la psicología también pueden clasificarse de acuerdo con escuelas teóricas y con técnicas preferidas de investigación. Los psicó logos de todas las afiliaciones producen muchísimos datos y teorías. Solamente en 1971, los Psychological Abstracts consignaron más de 22 000 libros y artículos distintos. Casi todas las áreas representadas dentro de la psicología considerada en su conjunto también están representadas dentro de la psicología edu cativa y, ciertamente, son muchísimos los hechos y los conceptos psicoló gicos que tienen una aplicación potencial en Ja educación; sin embargo, el presente libro prestará un énfasis selectivo a algunos aspectos de la psico logía y pasará por alto o prestará poca atención a otros. Al trabajar sobre el supuesto de que la principal función de las escuelas es hacer que los estudiantes aprendan, describiremos los procesos fundamentales del apren dizaje y algunas de las condiciones bajo las cuales el aprendizaje se produce en condiciones óptimas. Esperamos poder aclarar aquellas técnicas de la enseñanza que serán más efectivas para un propósito determinado con ciertos estudiantes. Se acepta en general que Ja psicología es la ciencia que debería sus tentar la práctica educativa. Tal vez por esa razón, los psicólogos en general disfrutan de una posición alta en los círculos educativos, aun 15 16 Ptt1,1rn' 1·,ttH. Trcrwr.ocí' o�: 1' 1::'\SEÑA?\7.A cuando a \'Cces resulta difícil eñalar casos específicos en los cuales la psicología lia hecho una contribución importante a la práctica de la ense iianza. Por lo general, han empleado dos estrategias para aplicar la psicología a la educación: la primera, una tradición de la investigación rd11rativa q1w se remonta a fines del siglo pasado y principios del actual. ha . u puesto inwstigaciones experimentales directas del aprendizaje en marros escolares. La segunda ha consistido en tamizar de la investigación psicológica h;ísica fupra de la escuela una serie de proposiciones generalrs acerca del aprendizaje y de la naturaleza humana. Estas proposiciones se han cnseíiado a los maestros que, se esperaba, podrían aplicarlas rn los salmws df' dasc>. Ni una ni otra estratc>gias han funcionado bien. Inwstigación sobr� PI a.prPndizaje PU marcos Psrolarrs La investigación tnminada en las aulas esrola1 es ha apelaac a la teoría psicológica y a los n·sultados de la investigación básica hasta cierto punto, aunque la conexión ha sido vaga por lo regular, En otras palabras, la mayoría de los investigadores sobre educación han tratado de aplicar los métodos de la ciencia para obtcnrr respuestas confiables a preguntas prácticas acerca del aprendizaje escolar. Por desgracia, la investigación que intenta responder a las preguntas práctir.as, esto es, si las clases pe queñas son mejores que las grandes, si el método del descubrimiento es mejor que el método expositivo, si las conferencias televisadas son superiores a las conferencias en vivo, etc., ha sido casi tmifonnemente inconcluyente; por ejemplo, en una reseña de cuarenta estudios que comparan la "instrucción centrada en el estudiante" con la que se "centra en el maestro" (Anderson, 1959) se rncontró que algunos estudios favore cían la instrucción centrada en rl estudiante, otros la instrucción centrada t>n el maestro y la mayoría no mostraban diferencia alguna. Considerancio retrospertivamcnte las cosas, es evidente que los experi mentos prácticos de esta clase presentaban preguntas poco manejables y en ocasiones sin resput>sta posihle ( Cronbach, 1963; Lumsdaine, 1965). En abstracto y sin calificacionc>s, resulta sumamente difícil probar que un mé todo de instrucción es mejor que otro. Casi todo lo que un experimento puede demostrar es <}tH' una lrcción particular (o una serie de lecciones) <'S mfts efrctiva que otra en comparación. Supongamos que un experi mento hipotétirn muestra que los <'St11ciiantes aprenden más de una serie· ele confrrenr.ias q11e ele varios capítulos de un libro de texto que abarcan el mismo material. Obvia111ent<', 110 se• cll'he concluir de este estudio qne 'ft:C'>;Ol.OGÍA OE J.A J·:ll;s�:ÑANZA BASADA EN l.A C:It:NCJA DF:l. APRENOIZAJE } 7 todas las conferencias son mejores que todos los libros de texto; tampoco se debe concluir que la diferencia en cuanto a rendimiento se debe a la superioridad de la palabra hablada sobre la palabra impresa. Puede haber sido el caso. por ejemplo, de que el conferencista expresara los conceptos con mayor claridad o utilizara ejemplos más informativos que el libro de texto, o que el porcentaje de estudiantes que asistieron a clase y escu charon las conferencias fue mayor que d porcentaje que realmente leyó el libro de texto. Sin embargo, ha prevalecido el supuesto <le que sería posible demostrar la superioridad general de un método si no es un solo experimento, sí en varios similares; por tanto, las lecciones empleadas en estos experimentos tenían poco inten�s por sí mismas; fueron sólo los medios para evaluar un método de instrucción que se supone se aplicaría en sentido general a muchas lecciones. Por supuesto, en teoría, era posible que un método de instrucción demostrara ser consistentemente mejor que otros en diversas condiciones, con varios temas y con diversas clases de estudiantes; no obstante, por desgracia, los educadores n0 han podido descubrir tal método general. Ni el método del descubrimiento, ni el que se centra en el estu diante, ni el método socrático, ni el de proyectos, ni el de laboratorio, ni el preceptivo han demostrado en forma consistente· ser más efectivos que otros métodos alternativos con los cuales se han comparado. Existen muchas explicaciones posibles de los resultados poco conclu yentes de los estudios de losmétodos de enseñanza ( Wallen y Travers, 1963). Primero está la cuestión obvia de que métodos diferentes pueden funcionar mejor en el caso de estudiantes distintos, de finalidades diversas y bajo condiciones rliferentes. En sr>gundo lu6ar, ha existido alguna confusión acerca de lo que se quiere decir por un método dado; por ejemplo, diversos investigadores han definido a los métodos de manera diferente. Es natural que las varia ciones en los métodos podrían conducir a resultados variables con los estudiantes; además, aunque la mayoría de los investigadores dan por lo menos una descripción breve de lo que se supone que entraña un método, son pocos entre aquél!0s los que presentan en forma específica lo que los maestros hicieron en realidad. A menudo se pide a los mismos maestros que enseñen de acuerdo con dos métodos; sin embargo, no es seguro que los maestros puedan modificar fácilmente sus prácticas educativas para conformarlas a las demandas de un método. Tal vez el estudio típico no ha mostrado diferencia alguna, debido a que los maestros en realidad enseñaban más o menos en la misma forma, independientemente de los métodos que se supone utilizaban. Ciertamente, como casi siempre ha habido ambigüedad acerca de lo que realmente hacían los maestros en experimentos con "métodos'', ni siquiera el resultado notable ocasional 18 P111MERA rAnn:. TEC:-iOLOCÍA DE LA El\SEÑANZA lla sido muy valioso, debido a la dificultad de recrear en otras aulas las condiciones que produjeron el resultado. En tercer lugar, cada método destara unos cuantos procesos y unas por. características de la instrucción, pero pasa por alto otros. En la mayoría de los estudios sobre métodos se han pasado por alto factores importantes. Finalmente -y, creemos, lo que es más importante en la mayoría de los estudios- los métodos de enseñanza bajo consideración no han sido muy buenos. Son pocos los investigadores que se han tomado la molestia ele elaborar un método hasta que ha demostrado que es efectivo. Con frecuencia, las comparaciones entre métodos han sido prematuras. Ha bbndo en términos prácticos, primero es mejor desarrollar una serie de técnicas y de materiales de in trucción, que hacer un buen trabajo de ense íiar conceptos y destrezas específicos a una clase pa11icular de estudiantes. Po tcriormcntc, se puede desear determinar si esta serie de técnicas y de materiales es mejor o peor por otra serie disciiada con la misma finalidad. Tal determinación sería útil para los administradores de escuelas, los maestros y los estudiantes, que tenían que escoger entre lecciones alterna ti\'as (Anderson, 1969). Todavía mús tarde, se podría desear determinar si térnicas similares son efccti\'as para emeiiar conceptos y destrezas di ferentes. Si e demuestra que esto es cierto en muchos casos, se podría, a final de cuentas, estar en concliciones de afirmar que se tiene un buen método. Aplicación de los resultados de la investigación psicológica básica al aprendizaje La segunda estrategia para aplicar la psicología a la educación ha sido extraer una serie de proposiciones generales acerca del aprendizaje y l::t naturalez:i humana -las leyes ele la naturaleza humana- de los trabajos ele los teóricos y de los infonnes de la investigación básica. De acuerdo con esta <'strategia, la finalidad ele los cursos de psicología educativa es explicar a los futuros maestros las proposiciones generales importantes acerca del aprendizaje, el pensamiento, la solución ele problemas, la personalidad, el comportamiento, etc. Se supone, a su vez, que el maestro aplica estos principios en el aula. Si bien consideramos conveniente que los ma,estros se mantengan al corriente ele los hechos nuevos ocurridos en la psicología, cl11clamos muchísimo que esta sola estrategia pueda ejercer una influencia muy poderosa sobre la pdctica de la enseiianza. Con r<'rteza. la mayoría ele los maestros son perfectamente capaces de comp1 e11cler la psicología )' es1;'111 ansiosos de dar los pasos que sea11 ncce- TECNOLOGÍA DE LA ENSEÑANZA BASADA EN LA CIENClA DEL APRENDIZAJE 19 sarios para mejorar la enseñanza. Las dificultades están en el estado no desarrollado del conocimiento psicológico y, en términos más generales, en la forma incierta en que las ciencias influyen en los campos prácticos de la enseñanza. A menudo se dice que nada es más práctico que una buena teoría. A juicio nuestro, una máxima mejor para el educador sería que no existe nada que sea más interesante teóricamente que una buena práctica. Uno de los obstáculos para mejorar la práctica de la enseñanza ha sido el énfasis excesivo en las proposiciones muy generales relativas al aprendizaje y a Ja enseñanza. Esto se refleja, por ejemplo, en la investigación que r.ompara los métodos de enseñanza. Considérese la proposición: "La gente aprende al máximo cuando está activamente dedicada." Este ha sido un tema recurrente en la bibliografía educativa de los últimos treinta años. Si bien esta afirmación es indudablemente verdadera en cierto sentido, es tan amplia que carece de sentido funcional. Una gran variedad de prác ticas educativas, algunas de ellas efectivas y otras inefectivas, podrían justificarse (y se han justificado) al apelar a este principio. El hecho de responder en forma activa, por ejemplo, es una de las características más relevantes de la instrucción programada; pero, para consternación de todos, la mayoría de los primeros estudios sobre instrucción programada parecían mostrar que los estudiantes que respondían activamente no aprendían mejor que los estudiantes a los que se permitía ser pasivos y que sólo leían el programa cuando se habían lJenado las partes que se habían dejado en blanco. Algunos afirman que esto demostró que el prin cipio de Ja participación activa estaba equivocado. Otros persistieron en su fe en la participación activa. Ahora, después de más de una década de investigaciones, sabemos que en ciertas condiciones especificables, la respuesta activa del estudiante facilita el aprendizaje. Y sabemos que, en otras condiciones, la respuesta activa no constituye diferencia alguna o que incluso puede interferir con el aprendizaje. (En el capítulo 6 se ana lizan en detalle las condiciones bajo las cuales la participación activa del estudiante promueve el aprendizaje.) El principal problema al aplicar los principios psicológicos a la edu cación, pensamos, es de ingeniería. Ésta desempeña un papel decisivo en Ja aplicación de Jos p1incipios científicos en cualquier campo. Tomemos como ejemplo la elaboración de los proyectiles dirigidos. No podemos hacer un proyectil, ni siquiera un plano de él, basándonos exclusivamente en los principios de la física y de la química. Por supuesto, las leyes físicas sirven como guías en el diseño y la construcción de p1oyectiles, pero son incontables las decisiones que deben tomarse en las que los principios científicos son de poca o ninguna utilidad. En otras palabras, una nave impulsada por cohetes no puede ronstruirse sin el empleo de 20 reglas práct icas y una buena dosis de p1 uebas. La buena ingenierí a es c leri i ,·a para la apl icación pdc tica de las l eyC's físicas. La ingeniería t iene, probablemen te, una importanc i a todavía mayor al apl icar la p irología a la enseñanza, que al apl ica r l a física a l diseño Y ronstrucc ión de naves impulsadas por cohetes. Existe u n a l to grado de empirismo ( Conant, 1 952 ) en las ciencias sociales. Esto significa que l a psicología y otras ciencias sociales t ienen relat ivame nte poca capacidad para general izar ante s ituaciones nuevas. En térmi nos prácticos, la psico logfa proporciona sól o un modesto poder ele predec i r qué procedimien tos y ordenamirn tos de l os materiales propios de la instru cción aumentarán al 1 1 1áximo el aprend izaje de l os estud ian tes. La palabra importante aquí es predecir. i\o sabemos l o suficiente para abrigar muchaconfianza en que una l ección determinada fu ncionará bien a n tfs de ponerl a rn práctica. La única fonna segura de sahr r si 1ma l rrrión es efectiva, es determinarlo mediante la práctica. La d i ficultad no es que la cien cia del comportamiento haya dejado de descu bri r algo dC' importancia g-eneral acerc a de los procesos del apren dizaje . Se trata, m{1s bien , de que los p rocesos fu ncionan en fo 1ma un ta n to distinta en cada si tuac ión nue\·a . Trad ucir l os conce ptos generales re lati \'os al aprend izaje en técnicas de cnseiíanza funcionales resul ta di fír i l aun para la pe rsona mejor capacitada. Debemos apresurarnos a agTegar que estas obser\'aciones se l im i t a n a la aplicación sistemática y "fonnal" de los princi pios psicológicos. Todo m aest ro experi men tado, por supuesto, t iene rnnoci mien tos dl i dos del proceso del aprend izaje . La invest igación básica educativa y psicológica debe aumentar gradual mente nuestra capacidad de espec ificar an ticipadamente al en sayo las características de l a instru cc i ón que m:1s probabl emente fac i l i tarán e l aprendizaje d e l estudiante. Poco a poco s e han registrado progresos : sin embargo, sería poco real espl'rar q ue algll l rn ,·ez pod amos predeci r modos efectivos de inst rucción ron algo m:1s que u n a confianza modesta. No tenemos duda de que el desarrol l o de la i nstru cción sif"m pre dependerá, hasta cie rto punto, de regl as práct icas, y que un alto grado de pru ebas st>d1 !.iem prl' u1 1 ingredic- 1 1 tl' e le la i n st rucc ión bil'n aprovechada. Una C'st ratcgia práctica para dPsa.rroJlar la instrucción cf ectiva L' n c u ad ro rl'al ist a dl'l estado C ) l l l' g u a rda el ro1 1oc i 1 1 1 ie 1 1 to sól ido� ba sado en la i n\'cst igarión, sobre procedimien tos t'd u cati ,·os sugiere que se IH'l"l'!. ita una l'Stra tegia prúct it ·a pa ra desa rrol l a r una inst rul'l' ión efectiva. Lo 4ue s igul' es u n l'squema de tal l'Sl ra t l'gia . (La primera secció n de TEC�OLOGÍA DE LA E � SEÑ A �ZA BA S.\DA E.:'\ L.-\ C I E :\ C I A DEL APREN DIZAJE. 21 este lib ro explica con m ayo r detalle los jwsos de la est rategia y describe las técnicas para ejecutarla.) 1 . El primer requisito de una estrategia ed ucati\'a exitosa es l a pre paración de una exposición muy clara y detallada de objeti,·os. Una meta que ha sido expresada precisamen te' �n esa forma se de nomina objetivo del comporta miento. Las presentaciones de las m etas edu ca tivas deben evitar las palabras \'agas, como co mpren der, saber y apreciar. Las decisiones sobre instrucción deben basarse e1 1 lo que l os estudiantes dicen y hacen --en otras pa labras, en su com portamiento. No podemos ve r entendrr a u na persona ; por tanto, para tomar decisiones apropiadas acerca de la enseñ anza, es ne cesario definir el rendimiento obser\'abl e del estudian te, que se tomará como una e\·idencia de estados abstra ctos e inobservables como es el comprender. ( En el capítulo 1 se comidera este tema de los objetivos del com portam iento . ) Despu és: analizar las destrezas y los conocimien tos q u e necesita r(t un estu diante para alcanza r sus obj etivos. ( Este proceso, l lamado an álisis de tareas, se detal la en el capítulo 2. ) 3. Otro paso es determinar l as habil idades y el conocimien to que ya poseen los estud iantes. La inform ación , las capaci dades, las des trezas, etc.: que ha obtenido un estu diante antes de intentar una lección dada se denominan comporta mien t os de entrada. ( Se les consid era en el capítulo 3.) 4. Diseñ ar o seleccion ar materiales y técnicas de instru cc1on para en señar los conceptos y las dest rczas iden tificadas cn el análisis de tareas. 5. Enseñanza. ( La segunda pa rte de este li bro se dedica a considerar las técn i cas y las d isposiciones de los materiales que probablemente lograrán enseñar determinadas clases de conocim ien tos, habilidades y actitudes. ) 6. Una vez que la enseiianza se ha i n iciado, evaluar sistemáticamente el aprovechamiento del estu diante para determinar si todos los estu diantes han alcanzado cada obje t i' r: . La evalu ación es u n tema siempre presente en este l i bro. ( El capítulo 4 está ded icado por completo a este tema, y también se considera en otras partes del l i bro. ) 7. Si los estu dian tes no logran dominar los objetÍ\'OS en el primer i ntento, voh-amos a e nseñarl os, revisando los pasos anteriores y repasando las inst mcr ioncs de ma nera que enseñen mej or al ser utilizadas de nuern. ( Este tema se an aliza en el capítulo 5. ) 22 PRl !llERA l'ARTt:. TECNOLOl.ÍA [)!:: LA t:NSl::ÑANZA Casi todas las personas q ue están seriamente dedicadas a la enseiianza o a producir materiales de inst rucción u til izarán u na estrategia que se aproxima a la que describimos antes ; sin embargo, por desgracia, muchos maestros no aplican la estra tegia en forma completa y consistente . Lo má importante que puede deci rse acerca de la est rategia es que funciona ( Glaser, 1 96·� ) . Un proceso que incluye especificar claramente J os obje t ivos, después ensayar y revisar los materiales y las técnicas, por lo regular da como resultado una instrucción efectiva ( Anderson, 1 967. 1 969 ; Tie mann, Paden y Mcintyrc , 1 966. ) La característica clave de la estrategia es que cada aspecto de los materiales y de la técnica y cada paso en la enseñanza es juzgado en térmi nos de los resul tados que produce en los estudiantes . Si la estrategia va a funcionar bien, debe obtene rse una prueba real de su efectividad. La · decisiones sobre i nstrucción que se basan en la fe o en i mpresiones, proba blemente serán poco confiables. No existen expertos cuya perspicacia para j uzgar la efect ividad de una lección esté establecida (Ryans, 1 960) . La efectividad no puede juzgarse en abstrac to. La cuestión es : ¿ efec tiva para qué ? La efectividad se iguala, por lo regular y con razón, con volumen aprendido ; pero también aquí Ja cuestión es : ¿ efectividad para promover el aprendizaje de qué? La respuesta setá en las clases de habili dad, conocimiento o actitud que consten en los objetivos . Aquí resid e la importancia de una formulación precisa de objet ivos. La efectividad no puede ser juzgada, a menos que exista una norma cl ara contra la cual se pueda comparar el rendimiento del estudiante. Las lecciones, las unidades y los planes de estudio deben juzgarse por la medida en que alcanzan sus metas, pero la efectividad no puede ser e l único criterio. Otros criterios incl uyen el costo de l a instrucción en tiempo del estudiante y del maest ro, el costo monetario de los m ateriales y el equ ipo, la solidez con que se logran resultados, las act itudes de los estu dian tes y de los maestros hacia la enseñanza, y algunos efectos secundarios. Stake ( 1 967 ) ha present ado un estudio completo de los cri terios para evaluar la enseñanza que consideramos además en el capítulo 4. La exac titud, la actualización y la "elegancia" del tema han sido los c riterios importan tes para los principales proyectos de reforma de planes de estudio, tales como la Comisión de estudios sobre las ciencias físicas y el Estudio de los planes de estudio de las ciencias biológicas. O tro criteri o suma mente importante es el valor de las metas que la enseñanza pretende alcanzar. Como Scriven ( 1 967, pág. 52 ) ha hecho n ota r : "Es obvio que si no \'ale la pena alcanzar las metas, entonces carece de in terés el qué tan bien se alcancen." Por otra parte, Anderson ( 1 969, pág. 6) ha señalado que "una afinnación compl ementa ria también es verdadera : no impor- TECNOLOGÍA DE LA ENSEÑANZA BASADA EN LA CIENCIA DEL APRENDIZAJ E 23 ta qué tan valiosas sean 1as metas, una lección no puede valuarse en mucho si resulta inefectiva para alcanzar estas metas" . La psicología del aprendizaje y la tecnología ele la planificación y la enseñanzaLa estrategia para definir c1aramcnte los objcti\'os, analizar las habi lidades y conocimientos componentes implícitos en los objetivos, el or denamiento de la instrucción para enseñar los componentes que todavía no poseen los estudiantes, y después el ensayo y revisión de la enseñanza hasta alcanzar los objetivos, constituyen Ja pied ra angular de una nueva tecnología de Ja enseñanza. A pesar de nuestras anteriores expresiones de duda acerca de Jos enfoques previos, existen razones para ser optimistas respecto de que la estrategia tecnológica aquí descrita reviste una promesa mucho mayor para la educación, que las antiguas estrategias que han sido sometidas a prueba y que han resultado infructuosas. La primera razón de que Ja estrategia tecnológica propuesta merezca más optimismo acerca de las perspectivas de una enseñanza ef cctiva es su requisito de continuar con el ensayo de procedimientos hasta encontrar Jo que realmente demuestre ser efectivo. La segunda es que Ja estrategia tecnológica proporciona un marco de referencia para la aplicación espe cífica de los principios psicológicos a la práctica de Ja enseñanza. Kendler ( 1 966, págs. 1 74- 1 75 ) ha señalado este punto de vista de Ja siguiente manera : Como psicólogo, creo que puedo decir con cierto grado de confianza, que nuestra disciplina ha logrado controlar el comportami!'!nto sólo cuando conocemos la clase de comportamiento que deseamos estimular. Para decirlo en términos de ejemplos específicos, cuando adiestramos a las gentes para que se conviertan en pilotos efectivos o en eficientes operadores de claves trasmitidas por radio, podemos elaborar técnicas efectivas para escogerlas y adiestrarlas. Cuando tratamos de adiestrar a la gente para que sea ajustada, nos metemos en dificul tades porque no estamos seguros de qué es el comportamiento ajustado. La psicología suele parecer poco efectiva cuando no estamos seguros de qué clase de comportamiento deseamos fomentar. Una vez que tenemos la certeza de qué comportamiento deseamos fomentar, mejoran considerablemente las oportunidades de elaborar técnicas para lograr que la gente se comporte en esa forma. La efectividad de la psicología para resolver proble mas educativos será proporcional a la precisión con que se presenten n ues tras metas educativas. El enfoque de Ja enseñanza que 11amamos estrategia tecnológica nos lleva a formular preguntas acerca del aprendizaje y Ja enseñanza que sean manejables. Ciertamente, los psicólogos y los i-nvestigadores de Ja educa ción competentes son sumamente refinados a1 descubrir general izaciones 24 l i mita.das y condicionales. E1 1 resu men. ahora poseemos un nú mero rada \'C'Z m ayor de proposirionrs <>n pequeiia escala, que t ienen u na u ti l idad fu ncional para d iseñar y rral iza r l a enseñanza. En otros t iempos, la enseñanza dependía de la i ntuición , del sen tido com(m y del ensayo y error. La estrategia tecnológica es u n mejoramiento importante en este proceso. Represen ta el cambio del ensayo y e rror ten tati\'o al ensayo y error sistemá tico. No se necesit a ser psicólogo para uti l izar la estrategia tecnológica. Cualesqu iera que sean los an teceden tes que una persona tenga acerca del aprend izaje y la instrucción , debed. t'nseñar en forma más efectiva si espec i fica r laramente sus objeth·os y no se da punto de reposo hasta que el a p rovechamiento de los estudiante l lega a estos objeti\'OS. En la actual idad poseemos u nas cuan tas proposi ciones bastante generales acerca del aprend izaje y, rel acionadas con estas proposiciones, un número muy grande ele técnicas específicas que son demostrablemen te efectivas bajo ciertas condiciones ; s in embargo, h ay muchas más cuest iones que aprender acerca del aprendizaje. En t 95+, en u n t rabajo t i tul ado "The Science of Learn i ng and thc Art of Teaching" ( La ciencia del aprendizaje y el arte d e la enseñanza ) . B. F. Skinner, famoso psicólogo y tal ver Ja figura más influyente en el movimiento de la tecnología rdurativa, ronrluyc : Estamos en d u mbral de un periodo estimulante y re\·oluciona rio, en el cual el estudio científico del hombre será puesto a trabajar en fa\·or de los mejores inte reses del hombre. La educación debe desempeñar su parte ; t iene que aceptar el hecho de que u na revisic'm a fondo de las prác ticas educativas es posible e inevitable. Cuando haya logrado esto, podremos \·er haría adela nte con con fianza en un sistema escolar que está en terado de )a naturaleza d e sus tareas, que es segu ro en sus métodos y generosamente sostenido por )m ri udnd:mos i n formados y cfrctivos que la mism a educ.ación creará ( pág. 97 ) . Nosotros no estamos tan seguros dr llUC el milenio está a la q1el ta dr la esquina ; s in embargo. ha ten ido luga r ya s u ficien te progreso, en los años t ranscu rridos desde que Skinner escribió estas palabras, para demostra r que una tecnología de la i nstru cción basada en una ciencia del aprend izaj e puede rondurir a una C'ducación murho más r fcrtiYa de la que tenemos ahora. Lectura." com plcmen tarias Anderson, R. C., ."The Compara t i ve Field Experime11 t : An I l lustra tiun from Hi�h School Biology", Procuding.r o/ the 1 968 bwitational Confere r11:e. 0 11 Testi�g Problem.r. Princeton, N. J. : Ed11cational Testing Service, 1 969. Se dc.�cribe e ilustra u n a cstra tcgin práctica para el des:nrollo edural'ional. TEO O LOGÍA DE LA E:'\SE � A :>iZA BA SADA F.:'\ LA CIE'.'\CI A DEL APRE:>iDIZAJE 25 Anderson, R. C., Faust, G. W., Roderick, M. C.: . , Cunningham, D. J . y Andre, T. , dirs., "Sec tion l. Approaches to Instructional Research and Development' , Current Research on Instruction. Englewood Cliffs, N. J. : Prentice-Hall, 1 969. Reimpresión de cuatro trabajos que contienen puntos de vista opuestos sobre la i nvestigación y el desarrollo de la ed ucación. Kuhlen, R. G., dir., "Section 2. The Psychology of Learning and Educational Practice", Studies in Educational Ps)'ch ology. Waltham, Mass. : Blaisdell, 1 968. Reimpresiones de tres trabajos sobre la relación entre psicología. y educación. Skinner, B. F., The Tech n ology of Teach ing. Nueva York : Appleton Century-Croft, 1 968. Un influyente psicólogo presenta sus puntos de vista sobre la educación. C a p ít u l o 1 O bjetivo s de co r11 po rta r11 iento La identificación y el planteamiento adecuado de los objetivos eclu cati\'os de un a lecc ión pueden ser el paso más i mportante e n l a planifica ción de la enseñanza. El maest ro que prepara una lección es como un viajero que prepara un largo viaje . Con el fin de consol idar un viaje fáci l , interesante y provechoso, el vi aje ro debe asegurarse d e decidir acerca de las finalidades de su viaje antes de partir. Debe decidir lo que quiere ver y hacer o adonde quiere ir, antes de que esté listo para considerar otros aspectos de su viaj e, tales como por qué medio va a viajar o cuánto tiempo viajará. De manera similar, el maestro debe decidir adonde va, antes de que in tente diseñar una lección . Sólo después de que haya decidido exactamente adonde irá, el maestro estará listo para comenzar a considerar en qué forma l legará al l ugar adonde piensa ir. Obtener un planteamiento claro de Jos objetivos educativos es el primer paso en Ja apl icación sistemática de la psicología a la educación. Comprensión de los t.érminos "entender" y "saber" Los términos "entender" y "saber" son claves en muchos objetivos ed ucat ivos ; sin rmbargo, estas palabras están sujetas a múltiples i nterpre tacio nes. Considérese la sigu iente presentación de obje t ivos. Póngase es pecial atenc ión a l as palabras subrayadas. El estudiante debe tener un conoc imien to completo de la historia de su país. El estud iante debe com prender e] proceso de Ja mitosis. El maestro del estud iante debe rcronorcr la importanc ia de promover l a al u d mental .26 CAP. l. ÜIJJ t::TlVOS !J I:: CUMl'URTAMl l::N T U 27 Ahora pregu n témonos qué se quiere decir con "conocimiento completo de la historia de su país" o con "comprender el proceso de la mitosis" o con "reconocer la importancia de promover la salud mental" . Antes de que nos perdamos, afirmemos que la contestación en cada caso es bastante compleja y que el propósito de todo este capítulo consiste en ayudarnos a interpretar y aclarar planteamientos como éstos. En térmi nos más pre cisos, las finalidades del presente capítulo son ponernos en condiciones de : l . Enlistar las tres características de los objetivos adecuadamente pre sentados. 2. Diferenciar entre los objetivos apropiadamente presentados y los que no ]o son. 3. Expresar las metas educativas en términos de objetivos conduc tuales. Comencemos por enfocar estos objetivos al considerar algunos proble mas aparentemente simples. Supongamos que oímos a un bebé decir "da-da" . ¿ Cómo podemos saber si el niño conoce el sentido del monosílabo que pronuncia ? No podemos preguntar a un bebé qué es lo que piensa cuando pronuncia una palabra. La única forma en que podemos figurarnos si el niño se refiere a su padre es observar cuidadosamente las circunstancias en las que pronuncia la expresión "da-da". Cuando el n iño dice por primera vez algo como "da-da" en presencia de su padre, por ejemplo, probablemente éste res ponda con exclamaciones de placer y puede mimar al niño. Como conse cuencia, el niño dirá "da-da" más a menudo en presencia de su padre ; sin embargo, si el niño pudiera hablar, tal vez diría : "Sonríerne y hazme cosqui l las en la barriga", en lugar de "da-da" . Decir "da-da" en presencia de su padre puede tomarse como un signo favorable, pero no como prueba de que el bebé "conoce" el sentido de lo que dice. Supongamos -en un problema relacionado con éste- que deseamos saber si un alumno de segundo año "comprende" el concepto de suma, de modo que se lo preguntamos. Puede se r que conteste : "Es como dos más dos son cuatro", o bien, "cuando se suman cosas, se tienen más". Estas respuestas no son malas, y quizá es más o menos lo que podríamos esperar de un alumno de segundo año ; tal vez, sin embargo, habríamos quedado más satisfechos con la respuesta si se acercara a una definición que podría contener un libro de texto. De ser así, estaríamos interesados en una experiencia que se afirma tuvo John Dewey (Bloom y otros, 1956, pág. 29) ; quien preguntó a un grupo en urÍ salón de clase : "¿ Qué encontraríamos si cavamos un hoyo en el suelo?" Al no obtener contestación, repitió la pregunta ; de nuevo se quedó sin respuesta. La maestra enmendó la plana 28 PR l ,l f.R ' l' \ R T I . T t • " ' ' "'· ¡ ' nt 1 \ , , .. , , , , , , a DcwC\' ,. I<' d ijo : "La l l l eg 1 1 1 1 t a u o r:--t ;i hi 1 · 1 1 pres<'n tada:· \' ,·okiéndof'.P hacia sn a lu mnos . prcgu1 1 tó : ' '¿ Cu;í ) e·s e l t' tac lo q u <' �'11ard a el ( 'ent ro dC' la Tie rra ?' ' La clase lt· respond ió al u n í sono : "fusión Ígn <'a" . La maf'st ra había pod ido ed u ci r Ll.c i lmc1 1 t 1 · la rl'spuesta del ")ibrn de text o" al pre sen tar l a pregu nt;1 e ·n la for1 1 1a l'll que lo hací a el l ibro : s in embargo. dudamos st'fiamen te de· q ue la n·s1 n1 esta l i u hil'St' co1 1\Tnci<lo tota lmente a Dewey o al lector. c l l' q ue· lo-. e ·-. tudiantc·s com 1m ·1Hlía11 n1:'i l rra la ro 1 1 1 - pos ic ió11 geológica de la Tie rr a . S i u n a persona c l a l o q u e e co11sidt' l'a u u a respuest a ideal . e l l o puede i ndica r u n a "com pn·ns ión n·a l" y ' " profu 1 1 didad ele counc imientos'' . o b ie n . -.ól o q u e esa pl' l son a ha aprl'n<lic lo a cleci r r i t· rtas pal abras prescri tas cuando st · le fonnu ló l a p1 l'!:,'U l l ta . Se 1 1ecesi ta i n formación acerca de los antececlrn tes ele esa persona pa ra cl t·r i c l ir n1ú l t'S el c·aso. Las respuestas l'spontáncas proporc ionan una mejor p ru eba ele com pre nsión que l as res puesta.e; r. nsa)·adas. Esto no l'tp1 i,·alt · a decir que las con testarionrs p res nitas deben se r e\·itacl as t•n la enst'iianza ; po r lo con t ra r io . hacer que los estud ian tes d iga n dctenn i nadas pa lahras t'l l fon 1 1as prescritas suele ser una parte i m portan te de la <'nseílanza . Vol viendo al concepto de su ma ) supouga mos q ue· un a l u mno de segundo año ha d ado una expl icación wrbaJ apropiada de la suma . Supongamos. además. que d ice la suma co1n·rta ruan do se ]t' prese n t a cualquier pa r dt' números de u 1 1 0 o clos dí_gitos 1 · 1 1 la s igu i<' n te fo rma : 1 2 + 9 1 l + +7 8 + 64 ¿ Ahora C'stamos d ispu estos a d ecir 4u(' d n mo en t iende el concepto de suma? Nu estra rrspuesta depende e n parte de si pensamos que poder sumar es lo m ismo que rnmprender el conce pto de su ma. Puede suceder que un n i iio que puede sumar col umnas de nú meros no pueda poner l as sumas corrrctas cuando se le presentan t•n forma de h i lera romo la si gu ien te : !) + 12 = ---- �¡ �- 11 = --- ¿ Di ríamos en to 1 1crs qur el n i 1io com prende el concepto de sum a ? Su pongamos q u e s e le pres1 ·n tan a l n iño \"arios problemas formu lados rn11 palabras como : "Juan fue a la d ulcería y rom pró t res pale tas por 0.05 ccn t a\'os de dól ar y u n a bol sa de palomitas de maíz por 0. 1 9 ccn taYos de dólar. ¿ Cuán to dinero gas tó Juan en golosinas ?" No re ultaría sor prenden t e 1�ncont ra r c ¡ue un niiio no pueda resolver tales problemas, au n c u a ndo pud iera dec i rnos que "cuando sumarnos . tenemos más" y pud iera pone r las c i fra -. c ·ontTta"' al presen tá nwle f'I prohl Pma t·n h i le ras o ro l 1 1 nm as ? C \ t'. l . (hu H 1 \·1 1:-. 1H. t :( l \J J>ORT .\ :\l l t: N Tu 29 Jea n Piagt' t ( 1 ! !65 . p<Ígs. +06--t 1 -t ) , famoso psicólogo suizo, ha reali zado alg1mas i m·est igacioncs i m portantes acerca de J a comprensión que tienen los niiios d<' l os conc<'ptos matrmá t icos. A un n iño de cinco o seis años. por ejem plo. puede fá cilmente enseíiársele a decir ]os números de] uno al clit·z. S i st• I<' ponrn 1 · 1 1 hilera diez objetos, por ]o regul ar podrá contarl os correctamente : ¡ w ro si l os objetos reciben una redistribución y se coloran al aza r� ya no pod rú conta rlos ron una exacti tud consistente. Piagct conc1 uye dicie11do que : ' 'Aunque el niño conoce J os nombres de Jos números� todavía no ha captado la idea esencia] de número, a saber : que <'l nú mero de objetos que rstá 1 1 1 · 1 1 u n gmpo sigue siendo e] mismo, se « (·onse 1Ya ». 1 1 0 importa l a fo 11 1 1a t •n que sean barajados o dispuestos.' ' En un experi mento simila r. st · 1 1· 1 ·nt rc·gan a un niño dos cajas que tienen el mismo t amaño e idrn tica forma : S(' le pidf' que ponga unas cuen tas en las dos rajas si rYiéndose de am bas manos : se Je pide también que ponga una cuenta roja en una raja con su 1 1 1ano derecha y que, a] m ismo t iempo� ponga una cul'nta a:1ul ( ' 1 1 l a otra caj a con su mano izquierda. Cuan do ]as cajas f'st á n más o me nos l l enas. se Je pide al niño que compare los contenidos de ambas. Por lo regul ar. estará seguro de que ambas cajas con tienen e] m ismo n úuwro de ( 'Uentas. Entonces se le p ide al niño que vierta l as cuentas azu les (' 1 1 ot ra caj a ele tamaiio y forma diferentes. "También en este caso, dice Piaget . vemos cl ifrr<'ncias en la comprensión, de acuerdo con ]a edad . Los niiios más ptx¡ uPiios piensan que el n úmero ha cambiado : si, por ejemplo, l as men tas l le.�a n a un ni vel más e levado en e l receptáculo nuevo, piensan q ue hay en él 11 1ús cuen tas que en ] a caja anterior ; si l legan a un nive] m{1s bajo� consideran que hay menos cuentas. Pero los niños que se acercan a l os 7 años de edad piensan que la transferencia no ha alterado el número de c uen tas.'' Otra srrie de experimentos muestra que los niñospequeños no comprt' nden que el todo es la suma de sus partes. Si mostramos a un niño de cinco o seis años quince flores, diez calén dulas y cinco linarias� puede mu y bien deci rnos que hay más caléndulas que linarias ; pero si l e preguntamos si hay rnás flores o más caléndulas, muy probablemente did que hay más caléndu l as. Parece que el niño típico de esta edad no comprende que l a palabra flores incluye tanto a las caléndulas como a las l inarias y que, por tanto, debe haber más flores. Haci a l os siete aí\os de edad, edad p romedio del a lumno ele segundo grado, l a m ayoría de los niños se desempcíi an triunfalmente en lo q ue respect a a conser\'ación en problemas de números y en aque11os del todo y las partes ; sin embargo, sería pt'rfectamente posibl e que un alumno del seg1111do grado -o del primno o hasta un niño más pequeño, en todo caso- hic.iera correctamente los narnados hechos de adición, sin saber que el número de obj etos en un conj u nto es el mismo. independientemente de la disposición espacial de los objetos. 30 PRl l\l r:RA PARTr.. TEC!'\01.0CÍA OE LA E!'\Sl: Ñ A NZA De manera sim ilar a figu ramos si u n bebé conoce el sentido d e la expres ión "da-da'' , la p regu nta dP si u n alum no de segundo grado entien d e el concepto de adición sólo puede contestarse después de ver si el n iño se comporta apropiadamen te rn una diver idad de circun stanc ias q ue supo nen, o puedrn entrañ ar, conceptos de ad ic ión . Podemos r n frentar al n iíio ron preguntas, sit u aciones de prueba y probl emas. N o pod emos ver dentro de su cabeza para sabrr qué es lo que piensa. Como en el r aso del lwbé q 1 1 r d i ce "da-da", cuanto más se sabe sobre l a experiencia a n terior <le! n iíio , se es más capaz para evaluar lo que se ve y se esrucha. Si birn las respuestas espontáneas y el rend imiento, en el raso de problemas nuevos . d Pbc rec ib ir mayor importancia, no es posible deci r si u n a respuesta es espontánea o si un probl ema es nuevo, sin saber si se ha prese ntado a1 1 teriormPnte al niiio u n problema idéntico. El camino más segu ro es consi dera r las d i fe ren tes clases d e entender u n concepto como relati vamen te i n dependi entes rntrc s í . Aprm; i rn ada mente media docrna de prnebas de la comprensión del rnnrrp to d e suma furron mencionadas , por eje mplo , en el estudio an tr r ior. Como se recalcó, el hecho de que u n niño pueda dar una expl icación verbal aceptable de la suma no ga ran tiza el q ue pueda sumar column as de n ú meros. La demos tración de que pu ede contestar correctamente preguntas acerca de la rel ación que guarda un todo con sus pa rtes no pru eba que pueda resolve r probl emas que se le presen tan que suponen sumar. Tampoco el conori m i e 1 1 t o que tenga el n iño de los hrchos de la su m a implica que pueda creer que los cambios en l a disposición de u n conj u nto ele obj etos no mod ifica el nú mero de esos objetos. La gente aprende a general iza r a partir de u nas rnan tas observaciones. E n los asun tos comun es, tal general ización es un mal necesario porque sol amente en raras ocasiones tenemos el t iem po, la d estreza o l a oportu n idad de real izar u n a i nvest igación com pleta. S i u n a persona c ree q u e u n médico h a tratado exi tosamente u n a o dos enfermedades, l a persona se incl i n a a creer que el médico puede tratar con el mismo éxi to t ambién otras en fermedades. Est a creenc i a no es i rracional . Las pred iccion es como {·�ta son út iles ; pero tal razonam ien to implícito puede tener consecuencias perjudiciales ruando se apl ica a los obj e t ivos de l a ed ucación. Para fines de instrucción , u n m aestro puede restringir táci tamente la adición a la ope rac ión de sumar columnas de números , con la expec tativa d e que los niños también aprenderán ot ros aspec tos dr. la suma, así como los concep tos que C'stán re lac ionados ron el la . Esta exprctativa por lo regu lar 110 se hasa en u n a ná l isis cuidadoso dC' las h abi l idades que en tran en juego ; e n rarnhio, a m c.·nudo e s u n a general ización implíci ta, no pen sada. S i e l m aes t ro ÍU Pra a C'Xpl irar su expectativa con pal abras, d i ría : "Por exprricnria propia , �é q t tt · c uando la gC'nte c lt>scm p<'ií a r x i t osa1 1 1r n t C' u na t a rC'a, por CAP. l. ÚBJ ETIVOS DE CO;\IPORTAMIENTO 31 l o general puedo suponer que s e comportará e n forma similar e n otras tareas relacionadas con ella." Este tipo de suposición carece de base si , de hecho, las nuevas tareas suponen procedimientos nuevos o componen tes no familiares. No es seguro suponer que otros conceptos se adqui rirán automáticamente por virtud de alguna necesidad interior. No debe imaginarse que las conclusiones a que se ha llegado se aplican solamente a los bebés y a los niños ; también se aplican a los adolescentes y a los adultos. Un profesor de historia pod ría enseñar a sus alumnos la teoría del péndulo del cambio social, según la cual, en parte, después de un periodo de cambio se presentará un periodo de reacción que tiene una magnitud igual a la del cambio registrado. Así, a una revolución violenta seguirá una reacción violenta ; a un cambio mod erado segui rá una reacción moderada también. Supongamos que el profesor asumió rl trabajo de evaluar si sus alumnos "entendían realmente" la teoría del pén dulo del cambio social. Podría comenzar por pedirles que la explicaran. Algunos estudiantes quizá presentarían respuestas que pod rían sonar como s\ proced ieran al pie de la letra de las notas de lectura o de un libro de texto. ¿ Estos estudiantes "realmente" entienden ? A fin de ave riguarlo, pod ría hacérseles otras preguntas : "¿ Por qué se le llama a esta teoría «del péndulo» ?" "¿ Qué quiere usted decir ron «magnitud de la reacción» ?" Sería de esperarse que una persona que "realmente entiende" la teoría del péndulo del cambio social podría aplicarla, a fin de predecir y explicar. Si el profesor pide a un estudiante que diga cómo se aplica la teoría a un episodio histórico y el estudiante no puede hacerlo, aun cuando dio una adecuada explicación ve rbal de la teoría, entonces el profesor ya sabe algo acerca de los límites de la comprensión del estudiante. Consideremos ahora otra situación relacionada con la anterior, tal vez un curso sobre educación. Un profesor de educación describe un distrito escolar que se ha mostrado lento en introducir las innovaciones m odernas. Se contrata a un nuevo superintendente escolar progresista. Éste introduce modernos planes de estudio en matemáticas, ciencias y estudios sociales ; laboratorios de lenguaj e ; agrupaciones de alumnos sin tener en cuenta los años escolares ; aumenta los pagos por incentivos para los maestros y acaba ron las tarjetas de informes. El problema es : "¿ Qué sucederá en este> distrito escolar ?" La teoría del péndulo del cambio social predice una reacción -oposición de los maestros o de la comunidad o de ambos- y los estudiantes que realmente entienden la teoría deben hacer tal predicción. Supongamos que la hacen. ¿ Es su ficiente con que los alumnos que estu diaron la teoría s implemente crean que el superintendente se encontrar:'t con una oposición ? O bien, ¿ se requiere que los estudiantes explícitamen t e apliq ueu l a teoría, esto es, que s e digan a s í mismos o que <ligan en voz alta que "de acuerdo con la teoría del péndulo del cambio social oc u rrir;'l una reaccron severa . dado c ¡ue l'l supe rintendente h:1 i n troducido cambios d rásticos en el d istrito escolar" ? Puede suceder que las p redicc ionr de los alumnos que estudiaron la teoría del péndulo no sran dift> rentes de las de otros alumnos. ¿ Diremos en tonces que realmente no entendieron la teoría ? Pod ría afi rm arse que entienden perfectamen te l a teoría . pero que sólo no se les ocurrió apl icarla en el caso de lasinnovaciones de un superin tendente escolar. Este caso es precisamen te como el del niño de segu ndo año al que se le presentó un problema teórico de suma. Algunas personas pod rían dec i r que e l niño com prende la suma, pero q ue sólo no "pensó" en sumar e] precio de las paletas con el d e las palom i tas ele maíz para obtener el rosto total de los dulces de Juan. La fo1ma en que se evalúe este a rgumento depende de cómo se interprete "la comprrnsión'' . Por lo regular, en educac ión el término "comprensión'" sr aplica en sentido ampl io . Si se d ijo que una persona "comprende" un concepto� l a impl icación es que el la manifiesta u comprensión en todos -o por lo menos en una amplia variedad- los casos a los que es apl icable r.l concepto. En el caso del alumno de segundo año y el problema teórico, es seguro que la mayoría de la gente aceptará que el n iílo no comprende real mente la suma. a m en os que pueda resolve r problemas tales como el que se incl uyó a t í tulo de ejem plo. Tal vez el caso de la teoría del péndulo y del superin tendente esrol ar sea discutible : s in embargo, la regla ge neral es claramente adecuada. La prueba de si una persona -ya se trate de un niño o de un adulto "sabe" o "com prende'' un concepto consiste en que hable o actúe en forma apropiada . Ver dentro ele l a cabeza de una persona es i mposible. Para encontrar si u na persona comprende, se le debe oír hablar a verla actuar, ya sea cuando se enfrente a preguntas o situaciones de prueba o ruando surgen algunas c ircunstancias en el curso natural de los aconteci mientos. Cuál comportamiento sea el adecuado de pende del concepto. Comprender u n concepto no es una cuestión sencil la. Aque llos conceptos con los que tienen que ver l as escuelas por lo regu lar suponen muchos aspectos. A fin de tener l a certeza ele qut- tanto comprende una persona, la pol í t ica más prudente es comproba r todos los aspectos del concepto. Al�unas ideas sobre la presentación adecuada de los objetivos de la educa.ción Al decidir q m� es lo q ue se requ inr. pa ra evaluar la comprens1on de u na persona, lo que hacemos en esenc ia es ident ificar aquellas pruebas que deseamos que los estudiantes pasen después cll' recibir l a instrurción. Al mismo tiem po, señalamos las h abi lidades y el conoc imien to que entraña CAP. l. ÜBJ ETIVOS DE COMPORTAMIENTO 33 una comprens1on . E nseñar estas cosas es nuestra meta educativa. Todo el estudio anterior ha sido una preparación para enfren tarnos al problema de la forma adecuada de presentar los objetivos de la educación. Se propende simplemente a decir que el objetivo de la instrucción es enseñar el concepto o e nseñar una comprensión del concepto ; por ejemplo, un objetivo de l a educación de la escuela p rimaria podrí a expresarse como "enseñar a comprender la suma". Una objeción importante a tal declaración es que resulta demasiado general. El concepto de suma supone muchas cosas. Una comprensión de la suma podría descomponerse en una comprensión de las relaciones entre la parte y el todo, u n conocimiento de las sumas de columnas e hileras de números, una comprensión de los problemas teóricos que suponen sumar, etcétera. Descomponer el obj etivo en declaraciones más específicas elimina algo de la vaguedad ; sin embargo, persiste una objeción seria. El problema, de nuevo, está en la palabra "comprender" misma. Podernos oír hablar a u na persona ; podemos ver actuar a una persona ; pero no podernos oír o ver comprender a una persona. Por tanto, un objetivo que contenga una pala bra como "comprensión" es intrínsecamente vago. Por esta razón, los objetivos se presentan en función del comportamiento, en términos de lo que el estudiante va a hacer o decir. Un objetivo en términos de comportamiento indica l o que el estu diante debe poder hacer o decir cuando ha terminado la lección o, en el plazo largo, cuando ha terminado su educación . El verbo principal en el objetivo centrado en el comportamiento es activo. Si un niño conoce la suma de cualquier par de n úmeros de uno o dos dígitos, entonces debe ser capaz de calcular estas sumas o, mejor d ichas las cosas, debe poder escribir o decir la suma correcta cuando se le presente cualesquiera pares de números. Esta úl tima expresión impl ica una segunda cualidad del obj etivo bien formado, que se centra en el comportamiento. Hasta donde es posibl e, el objetivo que se centra en el comportamiento es pecifica una acción, que es observable . El verbo calcular es activo ; sin em bargo, la actividad de calcular puede ser observable o no. Un niño puede pensar las sumas i nteriormente. Un maestro no podría decir si el niño ha calculado las sumas correctamente, a me nos que pudiera observarlo decir las sumas, o bien, ver las sumas que el niño h a escrito. La gente a menudo tiene u na d ificultad considerable en aprender a presentar los obj etivos en términos del comportamien to. En parte, la razón de la dificultad puede encontrarse en los hábitos del lenguaje. La gente tiene mucha práctica, tanto formal como informal, en discutir los asun tos humanos en el lenguaj e de estados mentales pasivos e inobservables. Hablar en términos de comportamiento es relativamen te extraño. Como Gertrude Stein, quien consideró que en ú l tima instancia todo l o que u no puede 34 PRIM ERA PARTE. TECNOLOGÍA DE LA ENSEÑ ANZA decir es "una rosa es una rosa es una rosa", muchas per onas piensan que no hay nada más que decir que "la comprensión es comprensión es com prensión" . Los maestros suelen considerar que el núcleo de lo que tratan de decir se evapo ra cuando se traduce a las cosas especí ficas de lo que el estudiante debe hacer o deci r ; sin embargo, a yeces es bueno que la expre sión original se evapore bajo el examen, porque no es raro que las ex presiones de estados mentales de objetivos contengan poca o ninguna sustancia. Casi cualquiera puede afirmar que "la meta es enseñar una comprensión completa de los conceptos básicos de las matemáticas' ' . Aunque la afomación tiene un tañido profundo, es vacua, a menos que pueda dársele nueva Yitalidad. La persona que n o puede pronunciar "una comprensión completa" en términos de comportamiento, debe hacer frente al hecho d e que probablemente no está preparada para planificar la instrucción, para enseñar o evaluar los efectos de la instrucción. Finalmente, debe recordarse que la filosofía que susten ta los obj etivos en términos de comportamiento tiene su centro en el estudiante. La i dea es que la calidad de la enseñanza debe ser eval uada en términos de su efecto sobre el que aprende ( Popham, 1 9 70 ) . Los obj e tiYos se presen tan en términos de lo que el estudiante podrá hacer después de haber recibido su instrucción, y no en términos de lo que el m aestro hará durante la misma ; esto es, el foco está puesto en el estudiante y en su capacidad de real ización ; más que en el contenido o l a técnica del m aestro. A lo largo de todos los pasos en la planificación de la enseñanza y, d esde luego, a lo largo de todo el proceso de enseñanza, los obj etivos de ésta se ut ilizan para ayudar al estudiante a aprender ( Kapfer, 1 970) . Los obje ti\'os en té1minos del comportamiento continuamente reenfocan la atención del maestro sobre su razón d e estar en el salón de clases : el estudiante. Cómo expresar las metas de la educación como objetivos expresados en términos de comportamient-0 Esta sección es un programa. U na vez que el lector te1mine el pro grama, podrá : l . Escribir l as características de un obj etivo bien presentado, en tér minos de comportamiento. 2. Describir los defectos de los objeti\'os educati vos que le sean pre sen tados. 3. Reescribir en fonna de obj etivos en términos de comportam iento las metas educativas que le sean presentadas. 4. Construir obje tivos en ténninos de comportamiento para las áreas educativas que le interesen.CAP. l . ÜllJ ETIVOS DE CO MPORTAMIENTO 35 El programa está fonnado por oraciones en las que faltan expresiones. Llénese cada hueco en la forma en que, a juicio del lector, se complete mejor la oración. Después vuélvase la página para comparar la respuesta con la que presenta el l ibro. Adviértase que se debe recorrer todo el curso, viendo primero la parte superior de cada página. Después vuélvase de nuevo al principio y pásese a la siguiente sección, según los números en orden, hasta terminar todo el programa. Póngase por escrito una respuesta a cada concepto o marco antes de volver la página. En ocasiones se requiere una sola palabra, a veces una frase o hasta una o dos oraciones. Se indican palabras opcionales o alter nativas j unto con la respuesta que prefieren los autores. PROGRAMA I 1 Si es cierto que una persona "sabe nadar" y entra en una piscina, debe poder nadar realmente. De manera similar, al serle presentado un párrafo de un libro adecuado, la persona que "sabe leer" debe Véase la pág. 37 Resp. 20. Objetivos de comportamiento. 21 "Al serle presentados problemas de división que suponen divisores de números enteros y sin residuos, el alumno del quinto año debe calcular correctamente el cociente en por lo menos el 95 % de los problemas." ¿Qué frase establece la norma de rendimiento? a) Los problemas de división que suponen divisores de números enteros sin res iduos. b) Correctamente . . . por lo menos el 95 % de los problemas. Véase la pág. 37 Resp. 40. El objetivo .-;ontiene ' iversos resultados satisfactorios. He aqu í uno de ellos : El est . 1Aiant1 debe poder contestar correctamente preguntas relaiivas a lo qu '? lee. 41 Las descripciones e�colares deben d istinguirse de los ----- de comportamiento. Véase la pág. 37 Resp. 10. Definición. 1 1 Una definición completa en términos de comportamiento establece a) b) especificadas, según un determinado e) Véase la pág. 37 Resp. 30. Condición (requisito, restricción) . 31 El verbo principal en un objetivo de comportamiento debe ---- Véase la pág. 38 Resp. 49. El enunciado dice lo que el m aestro hará ( " inform ar . . . participanles") en lugar de lo que los estudiantes deben poder hacer. El enunciado es en realidad u n a descripción escolar no m uy clara, ya que deja al lector en la oscuridad acerca de la n atur<'ileza de los "principios' ' y de las "teorías'' que se presentarán . Véase la pág. 52 36 Res p. 1 . Con sus propzas palabras : poder leer el párrafo. 2 La prueba para decid i r si una persona "sabe" cómo hacer algo si, bajo las condiciones adecuadas, algo apropiado. Véase la pág. 39 Resp. 21 . b ) . 22 La palabra clave e n u n objetivo de comportamiento es el verbo principal, que debe especifi car al----------- activo, observable, por parte del estudi ante. Véase la pág . 39 Resp. 41 . Objetivos . 42 "Este curso incluye temas tales como l a estructura atóm ica y mo lecular, las propi edades y termodinámi ca de gases, l íquidos, cri s tales, equil ibrios de fase, química de superfi cie y cinética química." El enunciado anterior es una Véase la ,pág. 39 Resp. 1 1 . a) Lo que la persona va a hacer o decir ( comportamien to, acciones) . b) Condiciones . c) Nivel (mínimo) (de aprovecha miento) . 1 2 Cuando un objetivo educativo se define en términos de lo que el estudiante debe poder , el enunciado se denomina objetivo del comportam iento. Véase la pág. 40 37 Res p. 31 . Con sus propias palabras : espccif ique una clase de com portam iento activo, observable, por parte del estudiante. 32 El aprovecham i en to en mecanog ra fía puede descri b i rse en términos numéricos específi cos, tales como palabras mecanografiadas por m i nuto, n ú mero de errores po r página , cte. En muchos otros campos, tales como la flu idez con que un n i ño lee en voz alta, es : a) (m ás , m enos ) d i fíc i l ser específico acerca de las características del aprovechami ento. En el enunciado anterio r, b) se refiere a leer ( o h abl a r ) a un ri tmo d e veloci dad apropi ado, con u n número accptablemente pequeño de du das y errores de pronunci ación . Véase la pág. 40 50 ¿ En qué se d iferenci an entre s í los siguientes objeti vos? a) "El estudi ante debe ser capaz de resolver ecuac10nes cuad rá t icas ." b) "El estu d i ante debe poder resol ver ecuaciones cuadráticas que contengan una incógni ta ." e) "El estudi ante debe poder resolver ecuaciones cu adrát icas que contengan una incógni ta , cuando l as ecu aciones se presenten en form a canón ica, s i n consu l tar al m aestro ni a un l i bro de referenci a . El estu di ante debe resolver rcuaci ones en las que i ntervengan ra íces de enteros (X < 1 0 ) , sólo con papel y l ápiz. En otras cond i ciones, pueden ut i l i zarse regl as de cálcul o o cu ad ros ." Vc�ase la pág. 40 38 Resp . 2. Hace (o dice) . 3 Presentarse a un examen de filosofía s in notas ocul tas m otras ayudas es una de las condiciones en que un profesor de filosofía insist iría, antes de aceptar que los result ados de l a prueba muestran que un estudiante filosofía . Resp. 22. Comportamiento (acción) . 23 Véase la pág. 41 " . . . el mno debe saber leer correctamente cualquier materi al im preso, siempre que su grado de difi cultad no exceda al propio del tercer grado". Subráyese la frase que describe una condición del aprovechamiento de lectura del niíio. Véase la pág. 41 Resp. 42. Descripción del curso. NoTA : No es un objetivo de comportamiento, ya que describe qué temas comprende el curso, y no cuáles son los resultados de com portamiento que se buscan. 43 especifican e l comporta- miento final deseado. Véase la pág. 41 39 Resp. 12. Hacer (o decir) . 1 3 Una palabra o frase susceptible de muchas interpretaciones se l lama "vaga" o incluso "vacía". Para evitar la vagüedad en términos tales como "comprender", "entender" y "saber", las palabras pue- den volver a ser presentadas en una ----------- ( tres palabras ) que dicen lo que la persona que comprende puede hacer o decir. Véase la pág. 42 Rcsp. 32. a) Más. b) Fluidez. 33 Sería más elegante definir la fluidez con que los nmos leen en voz al ta en términos de números de palabras por m inuto, número y duración de las vacilaciones y porcentaje de malas pronun ciaciones. En la práctica, a menudo es necesario establecer la -------- de aprovechamiento en términos de lo que un observador experto, como el maestro, cree que es una fluidez adecuada. Véase la pág. 42 Resp. 50. Los objetivos, todos los cuales son de comportamiento, resultan cada vez más específicos acerca de las condiciones del aprovechamiento. 51 "El estudiante debe poder coreografiar una compos1c10n musical original de danza que haga un uso efectivo de una diversidad de movimientos expresivos." Subráyese la frase que se refiere a una norma de aprovechamiento. Véase la pág. 42 40 Resp. 3. Sabe (entiende, comprende) . 4 Si un nmo puede equil ibrarse en su bicicleta sin aditamentos de adiestramiento o sin que su padre tenga que correr a su lado para sostenerlo del asiento, entonces probablemente estaremos dispuestos a decir que "sabe" montar en bicicleta. El equilibrio del niño sin ayuda es una --------- necesana para decir que puede manejar su bici cleta. Véase la pág. 43 Resp. 23. "Siempre que su grado de di/ icultad no exceda al de un alumno de tercer año" ("cualquier material impreso" también es parte de la condición} . 24 El objetivo d e comportamiento presenta lo que el estudiante debe hacer. Lo que el estudi ante realmente hace al final de una lección se denomina "---------- terminal' ' . Véase la pág. 43 Resp. 43. Objetivos de comportam iento. 44 "El estudiante debe poder calcular en forma precisa estadísticas descriptivas simples, tales como la media, la desviación estándar y el coeficiente de correlación