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La Memoria

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Memoria
¿Qué es la Memoria?
Llamamos memoria a la capacidad del cerebro de almacenar, codificar y recuperar la información adquirida a través de la experiencia o de diversos mecanismos de aprendizaje. Permite al ser vivo derivar aprendizajes de lo vivido y modificar su conducta para una mejor adaptación a las situaciones venideras, por lo que forma parte esencial del aprendizaje.
La memoria no es exclusiva del ser humano sino que comparte dicha capacidad con los animales superiores. Si bien no existe una explicación comprobada para el fenómeno de la memoria y del pensamiento, se cree que la primera es consecuencia de las redes neuronales que se crean a través de una conexión sináptica repetitiva entre las células nerviosas.
La capacidad de formar recuerdos, no obstante, parece repartida entre los lóbulos y particiones del cerebro, a lo largo de una vasta red de alrededor de 100.000 millones de neuronas y 100 billones de conexiones sinápticas entre ellas. Semejante aparato biológico de almacenamiento de información contiene, según estimaciones (dado que no hay manera de medir la capacidad del cerebro, entre 1 y 10 terabytes (1Tb = 1024 Mb) de información. Según Carl Sagan, esto equivale a unos diez billones de páginas de enciclopedia.
El estudio de la memoria
El estudio de la memoria inició con las antiguas civilizaciones, cuyos filósofos le atribuían diversas propiedades divinas. Para los antiguos griegos, por ejemplo, Mnemosine era la diosa de la memoria.
En el siglo XIX se profundizó el estudio formal de la memoria y de sus formas, a partir de los aportes de William James (1890) y sobre todo de Herman Ebbinghaus (1885).
Posteriormente fue desplazada del campo de interés de la psicología dado el predominio de la doctrina del conductismo durante inicios del siglo XX y recuperó su importancia como tema vital del estudio de la mente a partir de 1950 con la revolución cognoscitiva.
Por otro lado, el surgimiento de la computadora como analogía de las capacidades cerebrales del ser humano supuso una nueva mirada a la memoria.
Diferencia con los animales
La memoria humana se distingue de la de los animales en que está menos supeditada a la rigidez de los impulsos. Un niño humano nace como una página en blanco y podrá ir grabando en ella todos los eventos que le acontezcan en la vida, para definir su identidad a partir de sus recuerdos vitales.
Al mismo tiempo, las funciones vitales que no requieren de aprendizaje como la respiración o los reflejos, están en soportes nerviosos mucho más primitivos y básicos de nuestro cuerpo, por eso no debemos aprender a hacerlos.
Tipos de memoria
La clasificación más usual de las formas de la memoria tienen que ver con los sentidos involucrados en la formación del recuerdo (memoria sensorial), o con la capacidad evocativa de los eventos pasados, como ocurre cuando olemos un aroma familiar o escuchamos una canción de infancia.
Estos tipos de memoria sensorial son la auditiva, visual, táctil, gustativa y olfativa. De todas ellas, la auditiva y la visual (los sentidos más importantes para nuestra especie), suelen ser las más predominantes.
Existe también una memoria operativa, dedicada ya no al almacenamiento de esta información sensorial sino a su elaboración en recuerdos, es decir, al salto de sentido entre un estímulo externo y una vivencia pasada.
Por último, suele distinguirse entre memoria primaria (a corto plazo) y secundaria (a largo plazo).
Características de la memoria a largo plazo
La memoria a largo plazo, llamada también inactiva o secundaria, es aquella que nos permite remontarnos a eventos lejanos en el tiempo con los que no existe una conexión real directa y reciente, sino remota y a menudo imprecisa. Sus mecanismos biológicos son todavía desconocidos, pero se piensa que constituye una forma de memoria a corto plazo que, a través de patrones de repetición y retransmisión, se fija de manera más permanente aunque invisible.
Se sabe, igualmente, que los eventos más significativos emocionalmente, es decir, más dolorosos o más placenteros, suelen fijarse con mayor energía en la memoria a largo plazo, pudiendo mostrarse presentes en la conducta cotidiana a pesar de que el sujeto conscientemente no los evoque, tal y como advirtió Sigmund Freud en sus estudios sobre la naturaleza del trauma.
Características de la memoria a corto plazo
La memoria a corto plazo, llamada también memoria activa o primaria, es la que permite mantener en la atención mental una cantidad limitada de información, que está así inmediatamente disponible para su utilización y evocación durante un corto período de tiempo. Transcurrido dicho lapso, el recuerdo se olvida, desaparece y es sustituido por otros nuevos.
Se distingue de la memoria secundaria en que sus elaboraciones no suelen perdurar, y en la mayoría de los casos son irrecuperables posteriormente. Se estima que se trata de un “almacén” de datos independiente, con mecanismos de activación y reflejos bioquímicos totalmente independientes.
Fases de la memoria
La memoria opera en base a tres fases diferenciadas, durante las cuales la atención mental cumple con roles puntuales. Estas fases son:
· Registro o codificación. La información proveniente de los sentidos es transformada en códigos verbales, visuales y sensoriales que puedan ser manejados independientemente. Sobre esos códigos se puede reflexionar o pueden ser transmitidos mediante el lenguaje. Es un proceso complejo de abstracción.
· Almacenamiento. Retención de la información, tanto en la memoria a corto plazo (efímera pero veloz) como en la de largo plazo (permanente pero lenta e imprecisa).
· Recuperación. Llamada también recuerdo o recolección, se trata de la ubicación y reactualización de la información, su evocación y vuelta a la consciencia, de la cual puede regresar a la memoria ligeramente cambiada.
Funcionamiento de la memoria
Distinguiremos dos niveles de función de la memoria:
· A nivel físico. Las neuronas del cerebro conectan sus prolongaciones, llamadas dendritas, para hacer sinapsis y transmitirse de una a otra una serie de señales bajo la forma de impulsos eléctricos y sustancias químicas. Estos impulsos eléctricos luego son traducidos en sensaciones en la corteza cerebral.
· A nivel psíquico. Las diversas formas de la memoria están en constante interacción y evocación (consciente e inconsciente) del contenido emocional, lógico, experiencial o del tipo que sea que un sujeto necesita en su vida cotidiana. Esta colaboración permite la complejidad de los procesos mentales de razonamiento y deducción.
Factores que influyen negativamente la memoria
Se sabe que la falta de ejercitación, la pasividad mental extrema, así como la falta crónica de sueño, los problemas tiroideos (metabólicos), el tabaquismo y algunas situaciones de estrés emocional como la depresión y la ansiedad, tienen efectos debilitadores sobre la dinámica del recuerdo.
Factores que influyen positivamente la memoria
Por el contrario, los hábitos intelectualmente estimulantes, como la lectura y los ejercicios mentales, la ingesta de antioxidantes como el té vede, la vitamina B12, vitamina D y las endorfinas y hormonas desestresantes que segrega el cuerpo durante la ejercitación física o las relaciones sexuales, surten un efecto potenciador en la memoria y los procesos mentales. El sueño adecuado y la ingesta de café también se cuentan entre estos factores de influencia positiva.

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