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fiebre al regreso del trópico en urgencias

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Fiebre al regreso del trópico en UrgenciasMANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS
Capítulo 97 | 947
INTRODUCCIÓN
• Debido al incremento en las últimas décadas de los viajes internacionales, y en especial
hacia y desde el trópico, en el Servicio de Urgencias (SU) es cada vez más frecuente aten-
der enfermedades infecciosas propias de otras zonas geográficas.
• Según el informe de 2019 de la Organización Mundial del Turismo, España es el segundo
país más visitado del mundo, siendo Europa (86 %) el origen mayoritario de los turistas
que la visitan. Por otro lado, según el Instituto Nacional de Estadísticas, los residentes en
España realizaron más de 20 millones de viajes al extranjero en 2019, siendo Europa el
principal destino extranjero (78 %), seguido de Latinoamérica (8 %), África (7 %) y Asia
(3 %). En estos pacientes, la fiebre representa el segundo motivo de consulta (23 %), tras
los cuadros gastrointestinales (34 %)
• En los pacientes procedentes del trópico, la fiebre puede indicar una infección trivial y
autolimitada, o bien suponer un marcador de enfermedad potencialmente grave. Lo más
importante en el SU en estos casos es identificar las enfermedades infecciosas con eleva-
da morbimortalidad (malaria, fiebre tifoidea, meningitis, etc.), así como determinar qué
enfermedades son posibles, cuáles son probables, qué es tratable y qué es transmisible.
• Para tener una información detallada y actualizada de las enfermedades endémicas y
brotes epidemiológicos se recomienda consultar la página de los CDC (www.cdc.gov) o
de la Sociedad Internacional de Enfermedades Infecciosas (www.promedmail.org).
ANAMNESIS 
Es fundamental realizar una historia clínica detallada, ya que los riesgos varían en función de 
los países visitados, la duración y el tipo de viaje realizado. Así, por ejemplo, la malaria es la 
causa más frecuente de fiebre en viajeros procedentes de África Subsahariana (29 %), mien-
tras que el dengue lo es en pacientes procedentes del Sudeste Asiático y Latinoamérica (15 %) 
(Tabla 97.1). Otras causas son la fiebre tifoidea, la chikungunya, la rickettsiosis, las hepatitis 
víricas, la leptospirosis, la tuberculosis y la primoinfección por VIH, variando la incidencia 
según la región visitada. Sin embargo, hasta un 40 % de los casos de fiebre procedente del 
trópico queda sin diagnóstico específico.
1. DESTINO, DURACIÓN Y TIPO DE VIAJE
• Dónde: país, región, zona urbana o rural, y recorrido realizado.
• Cuándo: fecha de salida y de regreso, estación del año, duración del viaje y contacto con
la población local.
MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS
FIEBRE AL REGRESO 
DEL TRÓPICO 
EN URGENCIAS
MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS
948 | Capítulo 97
• Tipo de viaje: aventura, turismo organizado, cooperación, negocios, migración, etc. Un 
grupo especial de riesgo son los VFR (visiting friends and relatives), emigrantes estableci-
dos en el país de acogida que regresan a visitar a sus familiares. Se debe preguntar sobre 
viajes realizados en los últimos 6 meses si se sospecha recidiva de alguna infección latente.
2. VACUNACIONES, PROFILAXIS ANTIPALÚDICA Y MEDIDAS BARRERA
• Vacunas recibidas o en vigencia antes del viaje.
• Profilaxis antipalúdica: fármaco empleado, fecha de inicio, dosis, duración, fecha de fi-
nalización y cumplimiento, aunque el uso de dicha profilaxis no descarta por completo 
la posibilidad de desarrollar malaria. Los pacientes migrantes también deben utilizar la 
profilaxis antipalúdica al viajar a su país natal.
• Medidas barrera de protección frente a las picaduras de mosquitos.
• Otros fármacos: la toma de azitromicina, doxiciclina, quinolonas o clindamicina interfiere 
con el diagnóstico de malaria.
3. EXPOSICIONES Y ACTIVIDADES DE RIESGO REALIZADAS
Algunas infecciones se asocian con determinadas actividades (Tabla 97.2).
4. CARACTERÍSTICAS DE LA FIEBRE
La fiebre puede comenzar hasta meses después del regreso del viaje, como en el caso de tu-
berculosis, histoplasmosis, coccidioidomicosis, leishmaniasis, melioidosis o estrongiloidiasis.
Además de lo dicho en el capítulo 75 (Evaluación inicial de la fiebre en Urgencias), es impor-
tante conocer el momento de:
• Inicio de la fiebre y la evolución de los demás síntomas (acompañantes y precedentes).
• Patrón de la fiebre: solo es un dato orientativo. Además, el uso de antipiréticos o antibió-
ticos puede modificarlo:
 – Fiebre continua: en la fiebre tifoidea y en las rickettsiosis.
 – Fiebre alterna (con intervalos afebriles): típica de la fiebre recurrente por Borrelia recu-
rrentis.
 – Fiebre en intervalos: característica de la malaria (P. vivax cada 48 horas o P. falciparum 
cada 72 horas).
 – Fiebre bifásica (intervalo > 72 horas): en el dengue o fiebres hemorrágicas virales.
 – Fiebre persistente: más de 3 semanas y sin foco aparente. Generalmente, se corres-
ponde con enfermedades que presentan largos periodos de incubación, pero se deben 
tener en cuenta también las infecciones no tropicales o enfermedades no infecciosas.
Anamnesis básica en pacientes con fiebre procedentes de zonas tropicalesTabla 97.1.
¿Dónde viajó?
¿Cuándo viajó?
¿Cómo viajó?
Actividades realizadas durante el viaje.
Riesgos especiales (picaduras de insectos, relaciones sexuales, baño en ríos, consumo de agua no 
depurada).
Vacunas en vigencia o recibidas en el momento del viaje.
¿Recibió profilaxis antipalúdica?
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Capítulo 97 | 949
5. PERIODOS DE INCUBACIÓN
El periodo de incubación estimado es la variable más útil para realizar el diagnóstico diferen-
cial (Tabla 97. 3).
EXPLORACIÓN FÍSICA
Se debe realizar un examen físico completo, con especial atención a los signos de gravedad clí-
nica, como manifestaciones neurológicas, distrés respiratorio, hipotensión arterial, hemorragias 
mucocutáneas o de otra localización e insuficiencia renal o hepática. La escala qSOFA (ver capí-
tulo 76, Tabla 76.2) puede resultar de utilidad para la detección de pacientes graves con fiebre 
procedente del trópico que requieran altos niveles de atención. Muchas veces la valoración de los 
signos y síntomas acompañantes puede ayudar a la orientación diagnóstica (Tabla 97.4).
PRUEBAS COMPLEMENTARIAS
Según la orientación diagnóstica se debe valorar la realización de las siguientes pruebas 
complementarias iniciales:
• Hemograma.
• Bioquímica sanguínea con pruebas de función hepática y renal.
• Coagulación.
Exposiciones e infecciones asociadasTabla 97.2.
Exposición
Consumo de alimentos crudos o poco 
cocinados (carnes, pescados, ensaladas, salsas). 
Consumo de lácteos no pasteurizados.
Consumo de agua no tratada.
Contacto con animales.
Contacto con enfermos.
Contacto con agua dulce.
Contacto de la piel desnuda con la arena.
Relaciones sexuales de riesgo.
Picaduras de artrópodos (mosquitos, 
garrapatas, moscas).
Visita a cuevas, ruinas o edificios con suelos 
húmedos o con excrementos de pájaros y 
murciélagos.
Infección posible
Hepatitis A, enterobacterias, toxoplasmosis, 
triquinosis, amebiasis, fascioliasis.
Brucelosis, tuberculosis, fiebre tifoidea, 
shigelosis.
Fiebre tifoidea, hepatitis A y E, cólera, amebiasis, 
giardiasis, ciclosporiasis, shigelosis.
Rabia, fiebre Q, brucelosis, peste, tularemia, 
carbunco.
Tuberculosis, meningitis, viriasis comunes, 
fiebres virales hemorrágicas.
Esquistosomiasis aguda, leptospirosis, amebiasis 
de vida libre.
Larva migrans cutánea, estrongiloidiasis, 
uncinarias, tungiasis.
VIH, VHB, VHC, sífilis, gonorrea, Chlamydia 
trachomatis.
Malaria, dengue, fiebre amarilla, arboviriasis, 
rickettsiosis.
Histoplasmosis, rabia.
MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS
950 | Capítulo 97
• Sistemático de orina.
• Radiografía de tórax.
• Frotis y gota gruesa de sangre periférica, test rápidos antigénicos de Plasmodium. Se debe des-
cartar malaria en todo paciente que vuelve de zona endémica, aunque haya realizado profilaxis.
•Hemocultivos.
• Suero archivo, para la realización de serologías de forma retrospectiva.
Además, según lo síntomas y signos acompañantes, se debe valorar ampliar el estudio con 
las siguientes pruebas complementarias:
• Bacteriuria o piuria: urocultivo.
• Diarrea o dolor abdominal: coprocultivo, parásitos en heces, tinción de kinyoun (Criptos-
poridium parvum, Microsporidium spp. y Cyclospora cayetanensis).
• Respiratorios: radiografía de tórax, cultivo de esputo (hongos, bacterias y micobacterias), 
examen en fresco en busca de huevos (Paragonimus westermanii) o larvas (Strongyloides 
stercoralis).
Periodos de incubación de las principales enfermedades infecciosas tropicalesTabla 97.3.
Breve (< 2 semanas)
Bacterias
Enteritis bacteriana
Fiebre tifoidea
Meningitis bacteriana
Fiebre Q
Leptospirosis
Brucelosis
Psitacosis
Fiebre recurrente
Rickettsiosis
Neumonía bacteriana
Virus
Dengue
Lassa
Crimea-Congo
Ébola
Marburg
Fiebre amarilla
Otras arboviriasis
Encefalitis Nilo Occidental
Encefalitis japonesa
Sarampión
Enteritis viral
Neumonía viral
Parásitos
Malaria
Tripanosomiasis africana
Disentería amebiana
Fascioliasis
Intermedio (2-4 semanas)
Bacterias
Fiebre tifoidea
Brucelosis
Borreliosis
Rickettsiosis
Leptospirosis
Virus
Fiebres hemorrágicas
VIH (agudo)
CMV
MERS-CoV
Hepatitis virales
Encefalitis centroeuropea
Rabia
Sarampión
Varicela
Parásitos
Malaria
Giardiasis
Toxoplasmosis
Tripanosomiasis africana
Babesiosis
Esquistosomiasis
Absceso hepático amebiano
Largo (> 1 mes)
Bacterias
Rickettsiosis
Brucelosis
Bartonelosis
Leptospirosis
Sífilis
Tuberculosis
Virus
VIH (agudo)
Hepatitis virales
VEB
CMV
Rabia
Sarampión
Parásitos
Malaria (P. vivax, P. ovale, 
P. malariae)
Absceso hepático amebiano
Esquistosomiasis
Leishmaniasis
Tripanosomiasis africana
Filariasis
Babesiosis
Larva migrans visceral
Hongos
Histoplasmosis
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Capítulo 97 | 951
• Lesión cutánea: biopsia, raspado o aspirado para estudio de bacterias, hongos, micobac-
terias y leishmania.
• Lesión genital: frotis y cultivo de exudados, citología, exploración ginecológica.
• Hematuria o hematospermia: búsqueda de huevos de Schistosoma haematobium.
• Neurológicos: punción lumbar y cultivo/serología en líquido cefalorraquídeo (LCR), tomo-
grafía computarizada (TC).
• Eosinofilia: parásitos en heces, cultivo de larvas de Strongyloides stercoralis, estudio de 
microfilarias en sangre.
Signos y síntomas acompañantes de las principales enfermedades infecciosas tropicalesTabla 97.4.
Manifestaciones clínicas
Rash cutáneo
Conjuntivitis
Escara
Manifestaciones 
hemorrágicas 
(petequial y equimosis)
Alteraciones neurológicas
Hepato/esplenomegalia
Adenopatías
Ictericia
Broncoespasmo
Diarrea
Síntomas respiratorios
Articular/muscular
Enfermedades probables
Dengue, Zika, Chikungunya, sarampión, fiebre tifoidea, 
rickettsiosis, VIH, fiebre de Katayama, tripanosomiasis, 
esquistosomiasis, fiebres víricas hemorrágicas, meningitis, sífilis 
secundaria, VEB.
Leptospirosis, Zika.
Rickettsiosis, tripanosomiasis africana, tularemia.
Meningococemia, dengue, fiebres virales hemorrágicas, 
leptospirosis.
Meningitis, malaria por P. falciparum, fiebre tifoidea, encefalitis 
viral (japonesa, tick-borne, Nilo Occidental), neurocisticercosis, 
neuroesquistosomiasis, tripanosomiasis africana, leptospirosis, 
rickettsiosis.
Absceso hepático, brucelosis, distomatosis hepáticas, 
dengue, esquistosomiasis, fiebre recurrente, fiebre tifoidea, 
hepatitis virales, malaria, leishmaniasis visceral, leptospirosis, 
toxoplasmosis, tripanosomiasis, VIH, VEB.
Bartonelosis, brucellosis, CMV, escrófula, esquistosomiasis, 
fiebre de Lassa, fiebre recurrente, filariasis linfática, leishmaniasis 
visceral, peste, piodermitis, sífilis secundaria, tuberculosis, 
toxoplasmosis, tripanosomiasis, tularemia, VIH, VEB.
Hepatitis virales (A, B, C, E), leptospirosis, malaria, colangitis, 
fiebre amarilla, tifus epidémico.
Síndrome de Loeffler, fiebre de Katayama, eosinofilia pulmonar 
tropical. 
Dengue, enteropatógenos, fiebres virales hemorrágicas, malaria, 
tifus, Giardia, E. histolytica.
Amebiasis, coccidiomicosis, fiebre Q, hidatidosis, histoplasmosis, 
legionelosis, leptospirosis, malaria, neumonía bacteriana, 
neumonía eosinofílica, paragonimiasis, peste, tifus de los 
matorrales, tuberculosis.
Miositis bacteriana, artritis infecciosa o reactiva, arboviriasis.
VIH: virus de la inmunodeficiencia humana; VEB: virus de Epstein Barr; CMV: citomegalovirus.
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952 | Capítulo 97
CUADROS MÁS FRECUENTES Y SIGNIFICATIVOS
1. MALARIA
• La malaria o paludismo es la causa específica más frecuente de fiebre procedente del 
trópico, con una gravedad potencialmente mortal, por lo que, ante estos casos, debe 
considerarse como malaria hasta que no se demuestre lo contrario, y obliga a descartarla, 
aunque se haya realizado una profilaxis correcta.
• Está causada por cuatro especies de Plasmodium (falciparum, vivax, malariae, ovale y 
knowlesi) y se transmite por la picadura del mosquito Anopheles. 
 P. falciparum es la más frecuente y agresiva, se adquiere fundamentalmente en África subsa-
hariana y la clínica se produce tras un periodo de incubación de entre 7 y 30 días. P. vivax se 
adquiere en Asia y Latinoamérica y puede tardar 3-6 meses en debutar, incluso hasta un 2 
% pueden presentar recidivas de fiebre después de un año, por la presencia de hipnozoitos.
• La fiebre es el síntoma principal, acompañado de otros síntomas inespecíficos como mial-
gias, cefalea, náuseas, vómitos y dolor abdominal. La esplenomegalia es frecuente. La al-
teración analítica más frecuente es la trombopenia, además de la anemia y la leucopenia.
• Se considera malaria grave si cumple uno de los siguientes criterios: escala del coma de Glas-
gow ≤ 11, postración, convulsiones, insuficiencia respiratoria, shock, ictericia, hemorragia es-
pontánea por encías, nariz o gastrointestinal, hipoglucemia, acidosis metabólica (HCO3 < 15 
mmol/L), anemia (Hb < 7 g/dL), hemoglobinuria, hiperlactacidemia (> 45 mg/dL), insuficiencia 
renal aguda (Cr > 3 mg/dL), oliguria (< 400 mL/24 h), trombopenia (< 100.000/mL), coagula-
ción intravascular diseminada e hiperparasitemia (P. falciparum > 10 % o > 2 % en no inmunes, 
P. knowlesi > 100.000/μL). La malaria cerebral se manifiesta como disminución del nivel de 
consciencia, convulsiones o coma, y es una emergencia médica debido a su alta mortalidad.
• Ante la sospecha clínica, es necesario el examen de la sangre en busca del parásito. El 
diagnóstico se realiza por gota gruesa (alta sensibilidad) y frotis sanguíneo (alta especifici-
dad). Las pruebas rápidas de detección de antígenos también son métodos útiles, aunque 
presentan falsos negativos para especies distintas de P. falciparum. Si la sospecha es alta, 
y la gota gruesa y el frotis son negativos, se deben repetir cada 12 h durante 3 días. En el 
caso de que no se pueda realizar el diagnóstico o este se retrase más de 3 horas, con una 
alta sospecha de malaria, se debe instaurar tratamiento antipalúdico empírico. 
• El tratamiento debe administrarse lo más precozmente posible y en función de la especie 
y el lugar de procedencia del paciente (asumiendo que es P. falciparum si no ha podido 
determinarse).
1.1. Malaria no complicada
• P. falciparum:
 – Atovacuona/Proguanil (Malarone®) 250 mg/100 mg: 4 comprimidos/día en una sola 
toma, durante 3 días.
 – Dihidroartemisina/Piperaquina (Eurartesim®) 40 mg/320 mg: 3 comprimidos/día en una 
sola toma (si < 75 kg , 4 comprimidos/día), durante 3 días.
 – Sulfato de quinina 300 mg: 2 comprimidos cada 8 horas, durante 7 días. Asociar doxi-
ciclina 100 mg/12 h, durante 7 días, o clindamicina 450 mg/8 h, durante 7 días.
• P. vivax, P. ovale, P. malariae o P. knowlesi:
 – Cloroquina 620 mg el primer y segundo día, y 310 mg el tercero. En P. vivax y P. ovale, 
asociar primaquina 15 mg/día, al finalizarel tratamiento agudo, durante 14 días, para 
eliminar hipnozoítos.
 Fiebre al regreso del trópico en UrgenciasMANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS
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1.2. Malaria grave o intolerancia oral
• Artesunato intravenoso (Artesunat®): 2,4 mg/kg a las 0, 12 y 24 horas, y posteriormente, 
cada 24 horas hasta tolerar la vía oral (deben administrarse como mínimo las 3 primeras 
dosis por vía intravenosa antes de pasar a tratamiento oral). Posteriormente, completar 
ciclo con pauta oral completa para malaria no complicada.
• Gluconato de quinina (Quinimax®): dosis inicial de 15 mg/kg, y posteriormente, 8 mg/kg 
cada 8 horas (infundiendo cada dosis en 4 h). Asociar doxiciclina 100 mg/12 h o clinda-
micina 10 mg/kg/12 h durante 7 días.
• Dihidrocloruro de quinina: dosis inicial de 20 mg, y posteriormente, 10 mg/kg cada 8 
horas (infundiendo cada dosis en 4 h). Asociar doxiciclina 100 mg/12 h o clindamicina 
10 mg/kg/12 h durante 7 días.
En el embarazo, el artesunato está contraindicado en el primer trimestre, por lo que se debe 
tratar con quinina y clindamicina.
Es recomendable el ingreso en todo caso de malaria, sobre todo cuando es producida por 
P. falciparum en pacientes no inmunes, por la posibilidad de empeoramiento brusco pese a 
haber iniciado el tratamiento.
2. DENGUE
• Los arbovirus son virus ARN transmitidos por artrópodos (mosquitos o garrapatas). El den-
gue está producido por virus de la familia Flavivirus, transmitido por mosquitos del género 
Aedes. Es endémico en el Sudeste Asiático, América Central y del Sur. El Chikungunya y 
el Zika comparten el mismo vector y prácticamente la misma localización geográfica.
• Tiene un periodo de incubación de 3-10 días, por lo que el paciente puede comenzar con 
los síntomas durante el viaje. Se inicia como un cuadro pseudogripal, con fiebre, cefalea 
retrocular e intensas artromialgias (fiebre quebrantahuesos), con aparición a los 3-4 días de 
un exantema maculopapular que se inicia en tronco y se extiende a extremidades y cara. 
Tras esta fase, se normaliza la temperatura corporal y comienza la fase crítica: puede pro-
ducirse una mejoría clínica, o bien pueden presentarse signos y síntomas graves en relación 
al aumento de la permeabilidad capilar: dolor abdominal, vómitos, edemas, hemorragia de 
mucosas, letargia, hepatomegalia; junto con trombopenia grave y aumento del hematocrito.
• El dengue grave (5 %) se presenta con shock hemodinámico, derrame pleural, hemorra-
gia grave o daño orgánico grave (transaminasas > 1.000, o alteraciones neurológicas o 
cardiacas). Tras una primera infección se forma anticuerpos específicos de uno de los cua-
tro serotipos (DEN-1 a DEN-4) y, al volver a infectarse por otro serotipo distinto, aumenta 
el riesgo de desarrollar dengue grave.
• El diagnóstico inicial es clínico, pudiendo confirmarse mediante PCR en los primeros 5-9 
días y, pasado este periodo, mediante técnicas serológicas como ELISA. 
• El tratamiento es sintomático, dirigido especialmente a mantener la estabilidad hemodi-
námica. Debe considerarse el ingreso si aparecen manifestaciones hemorrágicas, trom-
bopenia, hemoconcentración, derrame pleural, hipotensión, etc.
3. CHIKUNGUNYA
Produce un cuadro de una semana de duración de fiebre seguida de artralgias y polimialgias 
generalizadas, tras la cual hasta un 50 % de los pacientes presentan un cuadro crónico de 
artralgias, artritis, tenosinovitis e incluso erosión articular de predominio distal. Las compli-
MANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS
954 | Capítulo 97
caciones graves son poco frecuentes e incluyen encefalitis, hepatitis, miocarditis y fracaso 
multiorgánico. El tratamiento es sintomático.
4. ZIKA
Generalmente, produce cuadros leves y frecuentemente asintomáticos. Sin embargo, en 
caso de contraer la enfermedad en el embarazo, puede producir microcefalia y otras malfor-
maciones cerebrales. También se han descrito casos de síndrome de Guillain-Barré pasada 
la infección.
5. FIEBRES HEMORRÁGICAS VIRALES
• Producidas por diferentes virus (fiebre amarilla, Marburgo, Crimea-Congo, Ébola, Valle 
del Rift, Lassa, etc.) que comparten patogenia, produciendo fiebre, fenómenos hemo-
rrágicos por aumento de la permeabilidad vascular y fallo multiorgánico. Debido a su 
alta letalidad y transmisibilidad, precisan un aislamiento estricto y el uso de equipos de 
protección individual.
• Se debe sospechar cuando existe fiebre de menos de 3 semanas de evolución y al menos 
2 manifestaciones hemorrágicas (púrpura, petequias, epistaxis, hemoptisis, hematemesis, 
melenas, etc.). En la analítica se produce leucopenia, trombopenia, hipertransaminasemia 
y coagulopatía. Ante la sospecha, se realizará un aislamiento estricto del paciente, se 
recogerán muestras de sangre y orina manteniéndose a 4 oC, y se comunicará a Salud 
Pública para trasladar al paciente a una unidad de alta seguridad biológica (ver medidas 
de aislamiento en el capítulo 17).
• El tratamiento fundamental es de soporte, con especial atención al estado hemodinámico 
y electrolítico. Además, se debe administrar una dosis de carga de ribavirina 2 g. Es im-
portante minimizar los procedimientos invasivos o los tratamientos que puedan provocar 
sangrado, así como proseguir con el diagnóstico y administrar el tratamiento de otras po-
sibles etiologías hasta la confirmación o exclusión de fiebre hemorrágica (malaria, sepsis 
bacteriana, etc.).
6. MENINGITIS Y ENCEFALITIS
• La meningitis meningocócica en Europa y América del Norte se debe principalmente a los 
serogrupos B y C, pero en el trópico son más frecuentes los serogrupos A, C, Y y W-135
• El virus de la encefalitis japonesa es transmitido por el mosquito Culex y se distribuye 
desde Japón hasta India. El periodo de incubación es de 7 a 21 días, tras lo cual solo uno 
de cada 250 afectados presenta un cuadro grave, con una mortalidad del 30 % y dejando 
secuelas en el 50 %. No hay tratamiento específico, pero sí una vacuna.
• El virus del Nilo Occidental se transmite también por el mosquito Culex y se extiende por 
África, Asia y Europa, habiéndose detectado casos autóctonos en Andalucía. Tiene un 
periodo de incubación de 2 a 14 días y el 20 % desarrolla un cuadro de fiebre, cefalea, 
artralgias y exantema. Solo 1 de cada 150 infectados desarrolla encefalitis. No existe tra-
tamiento específico ni vacuna.
• El virus de la encefalitis por garrapata es transmitido por la garrapata Ixodes y se ex-
tiende por Europa Central, los Balcanes y Rusia. Su periodo de incubación es de 1 a 4 
semanas y produce un cuadro de encefalitis en un tercio de los infectados, dejando 
secuelas en un 40 %.
 Fiebre al regreso del trópico en UrgenciasMANUAL DE PROTOCOLOS Y ACTUACIÓN EN URGENCIAS
Capítulo 97 | 955
7. FIEBRE TIFOIDEA
• Causada por Salmonella typhi (fiebre tifoidea) y S. paratyphi (fiebre paratifoidea), cuya 
vía de transmisión es fecal-oral, a través de aguas no bien desinfectadas o ingesta de ali-
mentos contaminados. La mayoría de los casos provienen de India. Existe vacuna, con una 
eficacia del 70 %. El periodo de incubación es de entre 5 y 21 días, seguido de una pri-
mera fase de fiebre y cefalea, pudiendo aparecer en la segunda semana dolor abdominal, 
estreñimiento alternante con diarrea o roséola tífica; y en la tercera, hepatoesplenome-
galia y complicaciones como shock séptico, hemorragia digestiva o perforación intestinal. 
Otras complicaciones son endocarditis, osteomielitis, artritis y meningitis. El diagnóstico 
se realiza por cultivo de heces, orina o sangre. 
• El tratamiento de elección es ceftriaxona 2 g/día durante 10 días; otras alternativas son 
azitromicina 1 g/día durante 7 días (sobre todo si proviene de India) o cefixima 400 mg/
día durante 10 días.
8. RICKETTSIOSIS
• Son zoonosis que habitualmente afectan a otros mamíferos y se transmiten mediante la 
picadura de un vector, sobre todo garrapatas, aunque también ácaros, pulgas y piojos. 
El tiempo de incubación es de entre 5 y 14 días. Lasmanifestaciones clínicas son ines-
pecíficas, con fiebre, cefalea, mialgias y exantemas. En ocasiones aparece en el lugar de 
la picadura una pápula o mancha negra, muy indicativa de algunas especies (R. conorii, 
R. africae y R. typhi). La fiebre de las Montañas Rocosas (R. ricketsii), la fiebre botonosa 
mediterránea (R. conorii), el tifus de los matorrales (R. tsutsugamushi), el tifus murino 
(R. typhi) y el tifus epidémico (R. prowazekii) producen cuadros con alta mortalidad si no 
reciben tratamiento. La fiebre africana (R. africae) produce cuadros leves y debe sospe-
charse en procedentes de África tras descartar malaria. El diagnóstico se realiza mediante 
serologías. 
• El tratamiento debe iniciarse ante la sospecha clínica, con doxiciclina 100 mg/12 h duran-
te 5-7 días (en la fiebre botonosa mediterránea, 500 mg/12 h durante 2 días).
9. ESQUISTOSOMIASIS
• Se debe sospechar en aquellos pacientes que presentan fiebre y eosinofilia junto con el 
antecedente de baños en agua dulce en zonas endémicas. Los síntomas aparecen en 
las 2-6 semanas tras la exposición. El síndrome o fiebre de Katayama (esquistosomiasis 
aguda) es típico aunque infrecuente, y asocia fiebre, tos, hepatoesplenomegalia, urticaria, 
erupción cutánea y eosinofilia. La infección crónica por Schistosoma mansoni, S. japoni-
cum, S. mekongi y S. intercalatum producen enfermedad intestinal, con dolor abdominal, 
diarrea sanguinolenta, hipertensión portal con función hepática normal, etc., así como 
afectación del sistema nervioso central (S. japonicum). Por otro lado, S. haematobium, 
frecuente en África y Oriente Medio, produce enfermedad genitourinaria, con hematuria, 
uropatía obstructiva por fibrosis, pielonefritis o síndrome nefrótico. El diagnóstico se rea-
liza mediante la detección de huevos en orina o heces y serologías. 
• El tratamiento es praziquantel 20 mg/kg/12 h durante solo 1 día, siendo aconsejable re-
petir esa dosis a las 4-6 semanas. En el síndrome de Katayama añadir prednisona 1,5-2,0 
mg/kg/día durante 3 semanas.
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10. AMEBIASIS
• La amebiasis es producida por Entamoeba histolytica, de gran prevalencia en México, 
América del Sur, Sudeste Asiático y África, y su transmisión es por vía fecal-oral. La afec-
tación intestinal cursa, tras un periodo de incubación de 2 a 4 semanas, con un síndro-
me disentérico, que puede complicarse con perforación, hemorragia o ameboma. Por 
otro lado, la afectación hepática implica la formación de un absceso amebiano, cuyas 
manifestaciones clínicas aparecen tras meses o años e implican fiebre (que suele ser el 
único hallazgo), dolor abdominal en hipocondrio derecho y hepatomegalia dolorosa. El 
diagnóstico se realiza mediante la visualización del parásito en las heces y en técnicas de 
imagen y serologías en los casos del absceso hepático. 
• El tratamiento se realiza con metronidazol 750 mg cada 8 horas durante 7 a 10 días. Si 
el absceso es de gran tamaño o no hay respuesta al tratamiento médico, es necesario el 
drenaje percutáneo del absceso.
11. INFECCIONES RESPIRATORIAS
• Las infecciones respiratorias agudas representan un 10-20 % de las todas infecciones que 
sufren los viajeros. La mayoría se deben a patógenos con distribución mundial, aunque 
caben destacar las infecciones virales respiratorias graves como las causadas por influen-
za (H5N1, H7N9 y H1N1) y MERS-CoV. Este último, propio de Arabia Saudí y altamente 
transmisible por gotas respiratorias, tiene un periodo de incubación de 2 a 14 días y su 
clínica varía desde casos asintomáticos, pasando por un cuadro febril con tos y disnea, 
hasta neumonía y distrés respiratorio, pudiendo acompañarse de diarrea.
• El tratamiento es de soporte.
• Es importante tener en cuenta la tuberculosis, debido al importante problema de salud 
pública que supone por su alta transmisibilidad.
• En otras ocasiones, como en el escenario de pandemia por el SARS-CoV-2, todo paciente 
con sintomatología compatible debe ser tratado como sospechoso hasta confirmarse o 
descartarse la enfermedad. 
BIBLIOGRAFÍA
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