Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
ECONOMÍA FUNDAMENTOS Y PRINCIPIOS CÁTEDRA PRINCIPIOS Y ESTRUCTURA DE LA ECONOMÍA PRIMERA PARTE (texto sujeto a revisión) Autores: docentes miembros de la cátedra Año 2020 INDICE Página CAPÍTULO 1 La economía como conocimiento científico 1 CAPÍTULO 2 Escuelas y Corrientes en la Historia del Pensamiento Económico 23 CAPÍTULO 3 Posibilidades de producción de una economía y costo de oportunidad 51 CAPÍTULO 4 Elección y conducta del consumidor: la demanda 79 CAPÍTULO 5 El lado de la oferta de bienes y servicios. El papel de los productores 99 CAPÍTULO 6 El Mercado 117 CAPÍTULO 7 Medición de actividad económica 165 CAPÍTULO 8 Índices de Precios 187 CAPÍTULO 9 Estructura de la Economía Argentina 223 1 CAPÍTULO 1 La economía como conocimiento científico(1) Alberto José Figueras 1. Introducción: conocimiento vulgar y conocimiento científico Vamos a abordar un tema tan complejo como los tipos o grados del conocimiento. Podemos decir, simplificando el panorama, que existe un conocimiento vulgar y un conocimiento científico. El conocimiento vulgar o ingenuo es nuestro conocimiento cotidiano. Aquél que se adquiere en la vida práctica, en la “experiencia” del mero vivir; y que resulta útil para desenvolvernos en la vida común “ de relaciones”. Este conocimiento tiene por fuente inmediata la propia experiencia, a la cual se le aplica el sentido común. Es decir, el criterio de realidad. Esta conformación tan particular del conocimiento vulgar, le da un carácter “aluvional”, desestructurado y asistemático. Lo cual implica que no constituye un cuerpo coherente, sino que, por el contrario, su característica es la de ser contradictorio. Esto es, el conocimiento vulgar al irse incorporando en nuestra matriz de ideas ya poseídas no es necesariamente integrado de manera coherente; de modo tal, que el nuevo conocimiento, recientemente adquirido, puede entrar en desacuerdo manifiesto (contradicción) con aquellos que le han precedido. Además, y como surge de lo anterior, el conocimiento vulgar, o del “hombre de la calle”, carece de método. No tiene un camino definido explícito, pautado, para abordar la realidad. Sólo está compuesto por una visión “ inmediata” del mundo, directamente aprehendida por los sentidos, o indirectamente por el filtro de transmisores (a menudo “ ideológicos” ) como los medios de comunicación masiva (los “ mass-media” ): la radio, la TV, el periodismo en general. El conocimiento científico, contrariamente al conocimiento vulgar, es sistemático (es decir, coherente) y metódico (posee un camino definido, “dando razón de cómo llega a sostener lo que afirma”). Es un conocimiento “de lo universal”, frente al conocimiento vulgar que sólo lo es “de lo individual”. Por ejemplo un campesino conoce las cualidades de su parcela..., un ingeniero agrónomo es capaz de conocer, a partir de la abstracción científica, las propiedades “de la tierra”. Además, la ciencia es un conocimiento de las cosas por sus causas. Es decir, procura establecer los “porqué”. Aquel campesino de marras puede saber, “por experiencia y sentido común”, que va a llover; pero el científico puede dar una explicación causal acerca de por qué va a llover. A los antedichos, es preciso adicionar otros conocimientos, tales como el filosófico, el técnico, el artístico, el teológico, etc.; que no son necesariamente menos acertados que el científico,... sólo distintos. Aquí únicamente agregaremos breves conceptos referidos a la técnica. 1 Se agradecen los comentarios de todos los coautores de este libro. Los errores y deficiencias que persistan son absoluta responsabilidad del encargado de redactar el capítulo (Alberto José Figueras). Este capítulo reconoce como antecedente directo el Capítulo 1 de Díaz Cafferata, Figueras, Frediani, Recalde y Swoboda, 1999, “Principios de Economía”, Eudecor, Córdoba (pags. 15/35), titulado “La Economía como conocimiento científico”, que también estuviese a cargo de Alberto Figueras. 2 Se dice que la técnica es un conjunto de reglas aptas para dirigir una actividad cualquiera (Cfr. Benavídez, pág. 12). DIFERENCIA ENTRE CIENCIA Y TÉCNICA “La diferencia entre ciencia y técnica se resume en esto: mientras la primera se propone descubrir leyes a fin de comprender la realidad, la segundase proponecontrolar ciertos sectores de la realidad con ayuda de conocimientos de todo tipo, en particular científicos”. (Benavídez, pág. 12)2. Por tanto, la ciencia busca el conocimiento “puro”…, la técnica busca soluciones a problemas prácticos. Un científico es el físico que estudia la resistencia de los materiales. Un técnico es el ingeniero que aplica las conclusiones de aquel físico en la construcción de una obra concreta. Científico es el economista que, encerrado en su gabinete, desarrolla una teoría sobre los mercados. Técnico es el ministro de Economía que decide un curso de acción de política económica, a partir de las conclusiones de aquel economista. Puede, incluso, que la misma persona en distintos momentos asuma cada uno de estos roles. A veces científico, a veces técnico. 2. ¿Qué es la ciencia? El hombre aspira, por su propia naturaleza, a conocer. A comprender la realidad. Para comprenderla es necesario explicarla. Tal explicación requiere la enunciación de leyes. Estas leyes se agrupan en conjuntos llamados teorías, encadenándose de un modo coherente y referidas a un sector concreto de la realidad y, de algún modo, posibles de ser contrastadas. Es decir, constituyen una unidad lógica y una unidad temática. Pero estas teorías (o conjuntos de enunciados) no emergen por accidente en la vida diaria, sino que exigen la aplicación de un esfuerzo (la investigación) dirigido de una manera particular (un método). A su vez, estos esfuerzos son expuestos de un modo y bajo un lenguaje singular y preciso, mediante el cual el conocimiento científico es comunicable a cualquier sujeto capacitado. Podemos decir, entonces, que el conocimiento científico es: a) un conocimiento objetivo. b) que se estructura en sistemas contrastables (es decir, que sus conclusiones son suceptibles de ser enfrentadas con la realidad). c) obtenido metódicamente. d) Y comunicado en un lenguaje específico, construido con reglas precisas y explícitas. 3. Clasificación de las ciencias Desde que Aristóteles, en los tiempos de Alejandro Magno, realizó su clasificación de las ciencias, se han sucedido numerosos intentos. Hoy, la más aceptada de las divisiones, es aquélla realizada por Wilhelm Wundt (1832- 1920), que distingue entre ciencias formales y ciencias fácticas. Son ciencias fácticas aquéllas que se ocupan de hechos que están en el espacio y en el tiempo. De los enunciados de las ciencias fácticas se exige que sean corroborados en la experiencia. La lógica y la matemática, las dos ciencias formales, por el contrario, no tratan con hechos reales, ni con cosas, ni con procesos, sino con entes ideales: con formas. Formas en las que se puede verter un surtido ilimitado de contenidos empíricos. Esto es, se puede dar una 2 Quizás para ser más precisos, menos ambiguos, deberíamos sustituir el verbo “descubrir” por “encontrar”, ya que un descubrimiento implica algo definitivo, pero las leyes científicas no son definitivas. 3 correspondencia entre esas formas y cosas o procesos pertenecientes a la realidad (M. Bunge 69, pág. 10), sean físicos, químicos o económicos. De allí la utilización extendida de las formalizaciones matemáticas en los más diversos campos. 4. La lógica: la herramienta necesaria Lejos está de nuestros propósitos, y de nuestras posibilidades, presentar aquí un curso de lógica. Estas líneas sólo pretenden introducirnosa una herramienta de uso posterior. Además, tienen un objetivo, formativo-informativo acerca de un tópico que un alumno universitario no debe ignorar. Cuando hablamos de lenguajes formales, en mayor o menor medida, todos tenemos un concepto sobre la matemática... pero ¿qué es la lógica en sentido estricto? Siguiendo a Alfredo Deaño, diremos que es la ciencia de los principios de la inferencia formalmente válida. Es decir que estudia, en el fondo, las estructuras del pensamiento (Atención..., no de la génesis de las ideas, sino de su formación correcta). Estas estructuras son tres: concepto, juicio y razonamiento. • El concepto es una aprehensión simple. Una actividad por la cual el entendimiento se representa un objeto. Esto es una mesa... aquello un lápiz, etc. • El juicio, proposición o sentencia constituye una relación enunciativa entre conceptos. Aquí está lo importante: son los enunciados las estructuras pasibles de ser verdaderas o falsas. Si afirmamos “la parapsicología es una ciencia exacta”, nos encontramos con dos conceptos: “parapsicología” (sujeto del juicio) y “ciencia exacta” (predicado) vinculados por una cópula (que en rigor debe ser siempre el verbo ser, o reducirse por transformación a él). De aquí se desprende la tradicional simbología para los juicios afirmativos: S es P. Los juicios nos remiten al problema de la verdad, y a su asociado, de la verificabilidad (es decir, constatar su verdad al contrastar con la realidad). El problema de la verificabilidad resulta capital en lo que nos atañe: la ciencia fáctica. Solamente mencionaremos uno de los obstáculos que se yerguen contra la verificación. Es el problema de los llamados juicios universales que al referirse a un número infinito, o al menos innumerable de individuos, impide su verificación estricta. Si enunciamos: “ todos los gatos videntes ven en la oscuridad ” resulta incomprobable en toda su dimensión. Puede haber existido, o existir en el futuro, un sujeto (gato) que no cumpla con tal atributo. • Razonamiento: es una vinculación entre juicios. En él se produce siempre el paso de uno o más enunciados de partida (premisas) a otra proposición, que se infiere de aquellos, y que denominamos conclusión. Es importante tener presente que los razonamientos no son ni verdaderos ni falsos, sino que resultan ser válidos o no válidos. Un razonamiento deductivo es correcto, o válido. Esto es, decimos que cuando se han seguido las reglas del silogismo. El razonamiento será válido aun cuando lo afirmado en sus juicios sea completamente absurdo, siempre y cuando se hayan respetado las leyes de la inferencia. Por ejemplo: Retóricamente En símbolos Todos los africanos son rubios M es P Pelé es africano S es M —————————————— ———— Pelé es rubio S es P 4 Veamos el razonamiento del recuadro. Su conclusión no se condice con la realidad, aun cuando el razonamiento es válido. Con este ejemplo queda claro que la lógica tiene que ver con la coherencia, no con la verdad. La lógica estudia precisamente esto: la validez de los razonamientos. La verdad o falsedad de los juicios queda reservado a otras disciplinas. A la lógica sólo le importa la forma de razonar. Por eso lo de lógica formal. Hay razonamientos válidos que a partir de premisas verdaderas tienen necesariamente conclusión verdadera. Hay razonamientos válidos (como el del ejemplo), con premisas falsas y conclusión falsa. Y, atención, hay razonamientos válidos con premisas falsas y conclusión verdadera. Pero no hay razonamientos válidos que tengan premisas verdaderas y conclusión falsa. Esta última afirmación es de inestimable valor para la corroboración de las teorías científicas. Aristóteles fue quien primero estudió estos razonamientos deductivos (o silogismos), en sus obras los “Tópicos” y los “Primeros Analíticos” . El silogismo puede, incluso, reducirse a una regla única: “Lo que se predica del todo se predica de cada uno de sus elementos”. Lo cual es posible presentar bajo diagramas de conjuntos. Si recordamos, lo ya planteado Lo que se dice de P (el todo) se dice de S (un subconjunto de ese todo). Observando la gráfica se entiende perfectamente por qué se llama a “S” el término “menor”; a “P” el término “ mayor ”, y a “ M ” el término medio (algo así como el puente lógico entre los otros dos) 5. Los métodos: el camino que debe seguirse De acuerdo a lo antedicho, el conocimiento científico exige una actividad metódica. Es decir, un camino conveniente para llegar a él. Precisamente, método proviene de un vocablo griego que significaba “sendero”t Todas las actividades humanas se valen de métodos. Incluso el conocimiento vulgar. La diferencia radica que en el saber vulgar, el método se basa en una mera aplicación “implícita“ del sentido común. En cambio, el método científico presenta reglas explícitas (que se exponen expresamente), fundadas en razonamientos que permiten conocer por qué se prefiere este camino y no otro alternativo. Muchos grandes teóricos, junto al desarrollo de sus concepciones, discutieron y construyeron métodos “particulares“: Marx elaboró el materialismo dialéctico, Weber el método comprensivo, Durkheim el positivismo, Parsons el método funcional, etc. OBJETO DEL MÉTODO CIENTÍFICO Pero ¿cuál es el objeto del método científico? Pues bien, su objeto es encontrar proposiciones que den razón fundada de los aspectos bajo estudio. Estos pueden ser reales o formales. La física estudia, por ejemplo, el movimiento de los cuerpos. Algo “real”. En cambio la matemática trabaja sobre construcciones formales, p.ej. los conjuntos. De las numerosas polémicas metodológicas que se han sucedido en la historia como un primer paso, aquí nos interesa la existente entre los dos grandes modalidades de razonamiento: la inducción y la deducción. Se llama “inductiva” una inferencia si de enunciados particulares (como las observaciones casuales o bien las de un experimento) se pada enunciados universales (como las teorías o las hipótesis). En definitiva, la inducción consiste en la enunciación de proposiciones universales del estudio de casos particulares. En la deducción, por su parte, acontece lo contrario. El antecedente es más universal que el consecuente. 5 La deducción es un proceso lógico por medio del cual, partiendo de una o más ideas no justificadas, a las que se denomina premisas, se infieren las conclusiones, las que son de menor nivel de generalidad La verdad de las conclusiones depende de la verdad de las premisas y del razonamiento válido: si son verdaderas, y el razonamiento es válido (es decir, no tiene errores) las conclusiones también lo son. Mientras la deducción va desde lo general a lo particular, la inducción, como se dijo, va de lo particular a lo general. De hecho singulares se enuncian proposiciones universales. Los inductivistas argumentan que con el método deductivo NO es posible descubrir nada nuevo (la conclusión ya está implícita en las premisas). Por lo tanto, es la inducción el método válido para alcanzar el conocimiento, y especialmente para ampliarlo. Por su parte, los críticos del inductivismo señalan –con razón– que no hay ninguna justificación que permita inferir con certeza, enunciados generales de una enumeración de casos particulares. Por lo tanto, el conocimiento así generado sería inseguro, eventual. Consideremos dos ejemplos, muy conocidos, para mayor claridad: MÉTODO DEDUCTIVO Todos los cuerpos tienen masa. A, B, C son cuerpos Luego, A, B, C poseen masa Nota: la conclusión se limita a los casos A, B, C. MÉTODO INDUCTIVO A posee masa; B posee masa; C posee masa. A, B, C son cuerpos Luego, todos los cuerpos poseen masa Nota: Aquí aparece un término universal “todos los cuerpos”; sin embargo, nada nos asegura que otro cuerpo, sea D o sea Z poseen masa EJEMPLOS DE INDUCCIÓN Y DEDUCCIÓN Paracomprender mejor veamos un ejemplo del ámbito de la economía. Supongamos que pretendemos estudiar los factores que inciden en la cantidad de hectáreas sembradas de soja en el Departamento San Justo de la provincia de Córdoba. Podríamos comenzar realizando una encuesta a distintos productores de esa zona en el año 2016, haciendo un listado de sus respuestas. Pero no nos quedaríamos con ese simple listado sino que intentaríamos encontrar elementos comunes en las respuestas. Digamos, generalizar a partir de unos pocos casos. Hasta aquí hemos ido desde los casos particulares (los productores) a un principio general. Este es el paso inductivo, o etapa inductiva del método científico. Esta generalización realizada (por inducción) será un visión simplificada de la realidad, y bien podemos denominarla “teoría”. A partir de esta “teoría” que pretende explicar las causas que llevaron en 2016 a sembrar soja en San Justo, podríamos realizar predicciones sobre el mismo suceso… pero en el año 2017 y en un Departamento aledaño a San Justo. Ahora estamos yendo de una teoría (o sea, una generalización) a un caso particular que excede los casos empíricos estudiados (las encuestas). Estamos en la etapa deductiva. Hecha la predicción (p.ej. el año entrante se sembrarán tantas hectáreas de soja en el Departamento Marco Juárez), deberemos corroborarlo con los hechos (se acertará o se fallará en la predicción). Este ciclo completo: inducción, deducción y contrastación (con aceptación o rechazo), constituye el esquema arquetípico del método científico. 6 6. El método axiomático y el hipotético-deductivo LA DEDUCCIÓN La deducción es un método de demostración. Aristóteles fue quien la formulara primero de manera explícita, encontrando su expresión más acabada en la geometría de Euclides. La tradicional geometría, aquélla cuyos elementos vamos receptando desde los primeros años de la enseñanza elemental y media. El sistema axiomático consiste en desgranar un sinnúmero de conclusiones a partir de unos pocos conceptos iniciales. Euclides establece una serie de definiciones (inicialmente 23), siguen los cinco postulados y luego los axiomas. Más allá de una sutil diferencia entre postulados y axiomas, podemos llamar globalmente a ambos “supuestos”. Estos “supuestos” de partida, son proposiciones que se admiten sin demostración. Sobre su base se obtienen teoremas (o “predicciones“ ), que a su vez pueden ser cimientos de otros teoremas. Todavía hoy, a 2500 años, se discute el grado de verdad de esta geometría euclideana. Lo que sí podemos afirmar, sin asomo de duda, es la consistencia de sus deducciones. La coherencia interna, que debe ser la condición inexcusable de todo sistema de enunciados científicos. Como a esta altura ya se conoce, la geometría es una ciencia formal y a nosotros nos preocupa la economía, una ciencia fáctica. Sin embargo, el ejemplo geométrico cundió y todas las disciplinas, incluso las fácticas (o sea que trabajan con “hechos” y no con “formas ideales”) intentan axiomatizar sus sistemas. Así, Aristóteles consideraba la investigación científica como una progresión de las observaciones hasta los principios generales, para luego volver a las observaciones. Es decir, que existirían dos etapas: una etapa inductiva y una etapa deductiva. Sostenía que una ciencia particular es un conjunto deductivamente organizado de enunciados. Insistió, y es esto enormemente importante, que dentro de cada ciencia debe haber algunos principios que no puedan deducirse de otros principios anteriores. Estos principios (o supuestos) juegan como premisas para las deducciones. El método que acabamos de relatar es el llamado método hipotético-deductivo. Karl Popper, su sistematizador contemporáneo, afirmaba ya en 1934, que era necesario dejar de lado el método inductivo (que puede resultar un buen generador de hipótesis durante la l l a m a d a “etapa de descubrimiento ” ) y reemplazarlo por otro que centrara su atención sobre los procedimientos de corroboración de los enunciados ( o podríamos llamar “ teoremas” ) científicos. De acuerdo a este método propuesto, de principios generales se deducen enunciados particulares capaces de confrontar con la realidad, y si sus proposiciones concuerdan con esta realidad, aquellos principios generales son aceptados provisoriamente. Esto es lo relevante: provisoriamente. Desde el ángulo científico toda certeza es imposible. En palabras de Popper: “ de lo único que puede dar certeza la ciencia es de su propia ignorancia” . ¿Por qué? pues, porque los casos que confrontamos con nuestro enunciado científico (“ ley ”) son finitos, un número limitado; e ignoramos si existieron, existen o existirán situaciones de la realidad observable que contradigan nuestra proposición científica, o sea “ que la refuten ” . El camino de la ciencia no es entonces, como el común de la gente cree, un sendero de certeza, tachonado de “verdades”. Por el contrario, no es ni más ni menos que un conjunto de “conjeturas y refutaciones de tales conjeturas”. Si el lector se retrotrae a la definición de ciencia que presentamos, observará que dentro de sus características no enumeramos la certeza, ni la verdad, ni siquiera la posibilidad. Sostener (o creer) que el conocimiento científico es un acopio de verdades, es caer en un nuevo fetichismo. Esta nueva idolatría resulta ser un lugar común en muchos de los llamados “comunicadores sociales”. Con lo cual en vez de informadores, resultan deformadores. Como aclaración muy relevante, por razones de simplicidad, hemos presentado solamente la perspectiva llamada “positivista” (que es la predominante entre los economistas). Pero ésta no es la 7 única ni mucho menos. Existen otras que se le oponen. Además hay otras miradas que entienden la ciencia como una mera construcción social (dependerá pues de su contexto histórico temporal) y que su aproximación a la realidad está muy lejos de ser “objetiva” (sería, en principio, “social”). PARA RECORDAR En este capítulo presentamos el problema del conocimiento, y brevemente su desarrollo histórico. Es nuestro propósito remarcar la preeminencia del conocimiento científico por sobre el conocimiento vulgar, pero teniendo presente tres aspectos fundamentales, que muy a menudo parecen ser olvidados: 1) El conocimiento científico es uno entre otros muchos, que no son necesariamente menos acertados que el científico, sólo distintos (como el filosófico o el teológico). 2) Las proposiciones científicas no son necesariamente verdaderas (y menos aún definitivas) sin o meramente provisorias. Por ende, no debe endiosarse a la ciencia, como de habitual sucede, identificándosela con “la Verdad ”. 3) Evitar posiciones “cientificistas”, es decir, creer que “conocer es conocer científicamente” (V. Pareto) y sólo científicamente. Error, también, bastante común en nuestro tiempo. Casi todo lo importante del hombre, desde el amor hasta el sueño, desde la pasión hasta la esperanza, es irreductible a esas ideas “claras y distintas” de las cuales hablara René Descartes hace más de 350 años. LA CIENCIA COMO CONSTRUCCIÓN SOCIAL El primer autor que consideró los aspectos sociales de la ciencia extendidamente fue Robert Merton, inicialmente en su tesis doctoral, de 1937, “Ciencia, tecnología y sociedad en la Inglaterra del siglo XVII” y luego en “Social Theory and Social Structure” (1949). Allí nos dice que los científicos han comenzado a reconocer su dependencia de la estructura social, particularmente considerando que la ciencia es también un “conjunto de valores y costumbres culturales que gobiernan las actividades científicas”. Luego, cronológicamente, llega el análisis conceptual de Thomas Kuhn. Este autor, en su obra de 1962, "La estructura de las revoluciones científicas", sostiene que los cambios en el conocimiento están determinados por factores históricos, y se modifica segúnel momento y el contexto de referencia cultural3. En realidad, Kuhn presenta una visión sociológica de la historia de la ciencia, y no una perspectiva metodológica del “buen hacer científico”, como pretende Popper. No critica la historia de la ciencia con la metodología sino que ha deducido su metodología de la historia. Los aspectos culturales en general e incluso psicológicos cobran importancia, hasta el punto que en su mirada, de alguna forma, se elimina la posibilidad de “objetividad” en el conocimiento. Otros destacados autores, en los años ´70 y ´80, como Bourdieu, Latour, Bloor, Mulkay y un largo etcétera, reflexionan sobre la construcción social de la ciencia.Todas ellos comparten, a pesar de sus disputas, que las ideas científicas no son “objetivas” a partir de hechos u observaciones sino que son sociales. De allí el relativismo del conocimiento científico generado. El cual no difiere sustancialmente de otros conocimientos, excepto por su mayor eficacia en la resolución de problemas prácticos (es decir, que solamente tendría una ventaja instrumental, pero no mucho más). Es la mirada del conocimiento científico como una práctica social más. Y algunos llegan a la conclusión de que la ciencia es, en definitiva, sólo una creencia entre otras creencias. Además de estas perspectivas, se yergue otra figura de gran peso. Un feroz juez de los métodos y resultados de lo que suele denominarse el Proyecto Científico de la Modernidad4: Paul Feyerabend. Si bien puede parecer un autor dentro de la tradición empirista anglosajona, llega a defender conceptos críticos que caen muy mal a los adoradores de la ciencia. Así sostiene, dentro de lo que se tilda de “anarquismo metodológico” (término que él nunca aceptó para sí) que existe una ideología científica, enquistada en el proceso educativo, que “no deja espacio para otras tradiciones”. Además, remarca que la racionalidad científica “no es un árbitro entre tradiciones sino una tradición más”. Y escribe terminantemente que: “La ciencia no es sacrosanta. El mero hecho de que exista, sea admirada y produzca resultados no basta para hacer de ella una norma de excelencia”(5). 3 Los humanos somos seres sociable; y en ese vínculo interactivo creamos cultura (lenguaje, valores, costumbres y productos). Aristóteles decía que el hombre es un zoo politikon. En la mirada ingenua, se suele minusvalorar el enorme peso de la cultura (como ésta se define sociológicamente). Hablamos español y no sueco pues es nuestra cultura. No usamos toneletes o kimonos por que no es nuestra cultura. Hasta la mirada de la belleza en el arte es absolutamente cultural: la famosa estatua de la Venus de Milo (expuesta en el Museo del Louvre) se vio entronizada como modelo supremo de belleza y perfección corporal femenina por la sencilla razón que sus proporciones (casi de “matrona”) coincidieron con las que eran admiradas por la cultura europea cuando se descubrió la milenaria estatua en una isla del Egeo, en 1828. 4 Su conceptualización estricta implicaría una presentación que supera largamente los alcances de este texto, y exige vastas lecturas. 5 Cuestiona también los resultados, no sólo la metodología. En el horizonte surge el mito griego de Ícaro, 8 7. Dos temas particulares: objetividad y causalidad Cuando conceptualizamos la ciencia, dijimos que es un conocimiento objetivo. Pero ¿qué entendemos con ese término? Entendemos por “objetividad” lo atinente al objeto. Algo externo e independiente del sujeto cognoscente. Sin embargo, pensar en una independencia absoluta y total es caer en ingenuidad. El mismo entorno del científico es condicionante. La misma definición de las líneas de investigación indica que en el trabajo analítico influyen ciertas contingencias sociales. Esta carencia de objetividad (en el sentido de ausencia total de apreciaciones valorativas) es mucho mayor en el caso de las ciencias sociales, habida cuenta de que el investigador es al mismo tiempo “actor” (en el medio social a estudiar) y “ observador ” . El conjunto de estas señalizaciones acerca de la condicionalidad social del conocimiento científico es estudiado por la sociología del conocimiento. Esta disciplina teoriza acerca de la determinación social del conocimiento científico. Cuestionando, puede decirse, la objetividad de la ciencia. Karl Popper señala que esta afirmación cae en un paradojal relativismo dogmático, pues no se relativiza a sí misma; ya que sostiene que todo conocimiento está condicionado culturalmente, con excepción del conocimiento que genera a esta proposición. Por otra parte, sostiene Popper, la objetividad de la ciencia no se funda en la actitud avalorativa de sus practicantes sino en la posibilidad intersubjetiva de verificación empírica de sus proposiciones. No obstante, esto puede ser muy rebatido. Muchos autores han destacado que la ciencia es una construcción social, incluso una creencia más entre otras, y muy cuestionable como lo sostiene Paul Feyerabend (ver Apartado). Por otra parte, la explicación científica es una transición desde el conocimiento de un hecho hasta el conocimiento de las razones que generan el hecho. Aristóteles afirmaba que conocer (científicamente) es conocer por causas. La concepción científica clásica afirma que “las leyes son las relaciones forzosas que se derivan de la naturaleza misma de las cosas” (Montesquieu). Entre los requisitos extra-lógicos, ya sustentados por Aristóteles, como necesarios para las interpretaciones científicas se incluye la relación causal. Exigiendo que en la etapa deductiva, las premisas sean causa de la atribución hecha en la conclusión (con lo cual se pretende distinguir las conexiones causales de las meramente accidentales). Soslayaremos aquí, por razones de espacio, la polémica que enfrenta hoy la filosofía de la ciencia: ¿es la realidad un “universo abierto” o un “universo cerrado”? En otras palabras, ¿acontece todo necesariamente de acuerdo a leyes ineludibles? o, por el contrario, ¿existe un indeterminismo por la presencia del azar? ¿QUÉ ES LA ECONOMÍA? Existen múltiples definiciones de economía. La más convencional es la de Lionel Robbins, formulada en 1932, que dice: “Economía es la ciencia que estudia la conducta humana como una relación entre fines y medios escasos que tienen usos alternativos”. Como se aprecia, la definición resalta lo que entendemos constituye el aspecto central de la reflexión económica: la escasez (que emerge de la relación entre fines ilimitados y medios escasos). que desoyendo el consejo de su padre, Dédalo, de que no se aproximara demasiado al sol pues se derretirían sus alas y se precipitaría. Para los antiguos griegos, es la alegoría del hombre que persigue obsesivamente el “conocimiento”. 9 La economía sería, entonces, una disciplina que, como afirma el profesor Röpke (en un trabajo de 1955), “ no es, en el fondo, sino una teoría de las alternativas” . Tal concepción se confirma en la práctica de la investigación, ya que nuestra disciplina ha avanzado hacia áreas antes propias de otras “ciencias” . Famosos son los estudios de Gary Becker (Premio Nobel 1992) sobre las conductas familiares. ¿Pero cómo es posible realizar estas aplicaciones tan particulares? Pues, porque la vida humana no es sino un continuo elegir; y si la economía estudia cómo optar entre posibilidades diversas, la conclusión es obvia: su instrumental puede ser aplicado en un amplio universo. Es posible apuntar que la definición de Robbins puede verse como limitada, en cuanto mira a la economía sólo como “un estudio de la conducta humana”; sin embargo, como dijimos en el texto nuestra ciencia va más allá y “estudia un aspecto dela realidad social” o del sistema económico, dentro del cual se desarrollan las conductas humanas. No obstante esta limitación, seguimos considerando al concepto de Robbins como el más operativo y clarificador 8. El caso particular de la ciencia económica La teoría económica estudia un aspecto de la realidad social, y sólo uno: el aspecto económico. Dicho de otro modo, estudia al hombre desde el ángulo de su actividad económica, en el marco de las relaciones interhumanas, que constituyen el tejido social (sistema social). Hemos utilizado un concepto primitivo: actividad económica. Ahora, para mejor comprendernos, diremos que la actividad económica en una sociedad abarca “ la producción, distribución y consumo ” de los bienes escasos (y capaces de satisfacer necesidades). Ahora bien, la economía es profundamente compleja, (como toda la realidad, “social” o “ natural ” ). Por lo tanto, el estudioso de esta intrincada realidad no tiene otro camino que desarrollar una estrategia de “aproximación” basada en la simplificación. Esta simplificación se basa en abstraer elementos, los cuales entiende como los más importantes determinantes del segmento de la realidad que pretende estudiar. Construye un esquema, no idéntico a la realidad, sino aproximado por simplificación. Se dice que ha construido un “modelo”. Para decirlo sencillo y como primera aproximación, una representación sencilla de la realidad (o de uno de sus aspectos). Los modelos son absolutamente necesarios para comprender el funcionamiento de la sociedad. PARA TENER PRESENTE El lector deberá tener siempre presente que estos esquemas, a menudo criticados por quienes desconocen las metodologías científicas (v. gr. el periodismo), no resultan un empobrecimiento de la realidad, sino una norma que pone arquitectura en un aparente caos. Pero no hay que confundir el modelo con la realidad misma. Sería como confundir nuestra ciudad con su plano a escala. Este último es sólo una guía aproximada... e inmensamente útil. Estos procesos de abstracción, estos modelos, se construyen sobre unos principios de partida, llamados “supuestos”. Tales supuestos cumplen el mismo rol que los postulados en geometría. Es decir que: a) no están sujetos a deducción de otros principios más básicos. b) son “razonablemente ” verdaderos pero no necesariamente comprobables. c) funcionan como premisas en la estructura lógica para deducir las conclusiones y correlaciones que se encuentren en los niveles más bajos de generalidad. d) Además, pueden utilizar conceptos que se refieren a elementos que no puedan ser observados directamente (p.ej. el concepto de utilidad marginal en la teoría microeconómica neoclásica de la demanda) 6. 6 Dani Rodrik, entre otros, critica en su obra “Las Leyes de la Economía” que existan en las teorías 10 Si bien, otras ciencias no los explicitan con tanta insistencia como la economía, todas, absolutamente todas, poseen supuestos de partida. Es decir, hipótesis que permiten establecer relaciones entre hechos. Así, por ejemplo, en química en el siglo XVIII se suponía la presencia del “flogisto” para explicar la combustión. En física newtoniana, en otro ejemplo, se supone la existencia de una sustancia singular, el éter. Sin embargo, pese a conocerse hoy su inexistencia, no por ello se modifican las predicciones de tal teoría física. Podemos, entonces, decir que las explicaciones teóricas hacen referencia a “relaciones” invisibles, cuya existencia es propuesta por la teoría, y cuyas implicaciones son deducidas lógicamente, y luego corroboradas por observaciones. las explicaciones teóricas constan de: a) supuestos (p. ej. los sujetos quieren maximizar sus ganancias). b) variables relevantes (p. ej. el precio y la cantidad). c) hipótesis vinculante (por ej. cantidad demandada en función del precio). d) conclusiones o predicciones de hechos observables (p. ej. el precio subirá). La economía en particular, sostiene como supuesto básico el “principio de conducta racional”, que consiste en sostener que el hombre, ante cada decisión, enfrenta rendimientos y esfuerzos para valorar: fines vs. medios. Este patrón de conducta se concreta en el sujeto que, se supone, opera como agente de la actividad económica: el “homo economicus” (u hombre económico) . Un ejemplo de este accionar racional es la conducta que se propone para el consumidor, consistente en asignar sus recursos presupuestarios escasos de forma coherente con sus gustos. Incluso la misma línea heterodoxa, la línea crítica constituida por la vertiente del análisis marxista, sostiene implícitamente “ la conducta racional ” . En tal sentido Charles Wright Mills hace notar que el accionar de las clases según Marx, se producirá siempre y cuando sus miembros tengan un conocimiento racional de los intereses de su propia clase ( “conciencia de clase para sí” ) y repitiendo a Veblen concluye: “Esta idea es tan racionalista en sus suposiciones psicológicas como el neoclasicismo ” . Podemos, pues, concluir que el supuesto de conducta racional (o sus sustitutos, como “la racionalidad limitada” de H. Simon, tan importante en los estudios administrativos) está presente en todas las teorías, entendiéndola como un “cálculo de ventaja”, en un intento del sujeto de definir el mejor curso de acción que le dejará en una posición más favorable de acuerdo a sus objetivos. ¿QUÉ SON LOS MODELOS? Con modelo no se quiere significar, como en el lenguaje coloquial, una situación “ideal” a imitar sino una representación teórica simplificada a partir de una cierta mirada de “la realidad”7. No es “la realidad” misma sino una construcción. Se suele decir que es un constructo, La simplificación que da origen a estas construcciones se basa con frecuencia en un proceso de abstracción8 mediante el cual se aíslan ciertos elementos o propiedades fundamentales de un fenómeno, dejando de lado otros aspectos que se entienden como secundarios. económicas conceptos no observables, pero esta afirmación demuestra al menos un desconocimiento: lo que sucede en otras disciplinas no sociales, como la química. Evidentemente, Rodrik ignora, por ejemplo, que una de las teorías más potentes desde hace más de cien años, la teoría/modelo del átomo se basa en una serie de elementos inobservables (hasta ahora). Nadie nunca vio un protón o la órbita de un electrón, etc., y, tal vez, nunca se puedan observar. No es el único vacío epistemológico que Rodrik muestra en esa publicitada obra, v.gr. no parece conocer las grandes figuras de la epistemología y de la sociología de la ciencia del último medio siglo, ya que ni las menciona. 7 Estrictamente, el tema es mucho más complejo pues filosóficamente el mismo concepto de “realidad” es discutible. Pero éste texto no es un curso de filosofía, por tanto no nos detenemos aquí. 8 Pues se abstraen, se separan algunos elementos. 11 En Economía, es habitual que los modelos se expresen mediante una ecuación, o un sistema de ecuaciones que relacionan entre sí un conjunto de variables (o determinantes). Muchos modelos permiten una representación gráfica, diagramática, que resulta más intuitiva, accesible y clarificadora. A modo de ejemplo, imaginemos que un determinado fenómeno social depende de infinitas causas (dicho formalmente, “Y” es función de x, w, k, g,…z variables), pero tenemos una perspectiva teórica que señala que podríamos explicar este fenómeno a partir de una sola variable. Lo cual es mucho más sencillo de manejar (aunque no incluya todos los factores en juego). A partir de dicha idea teórica, construimos un modelo simplificado aislando esa causa y expresándola mediante una función:decimos que Y es función de x [de modo formal, Y= f(x)]. Las definiciones y el uso preciso del vocabulario Decía Kant que pensar es pensar por conceptos. Efectivamente, en nuestra mente realizamos elaboraciones por medio de “ ideas” ; o, como gustaba decirse en la Edad Media, por “ universales” . Para comprender mejor esto basta con asimilar conceptos a palabras. Es a través de ellas que efectuamos nuestros razonamientos y nos comunicamos. Así nos encontramos con dos elementos: el SIGNIFICANTE (el vocablo) y el SIGNIFICADO. Ambos elementos están íntimamente unidos, como las dos caras de un papel, y dominados por una relación de carácter absolutamente arbitrario. Nada hay, por ejemplo, en la combinación de sonidos que componen la palabra “ árbol ” que la una necesariamente con nuestra imagen (significado) de un árbol. Lo mismo podríamos decir si pensáramos en inglés (tree), o en francés (arbre), o en alemán (baum). Entramos, entonces, en el problema de la definición. Etimológicamente definir significa “delimitar ” , pues precisamente consiste en delimitar el término. Acotarlo. Señalar su alcance. El conocimiento científico exige un lenguaje preciso y especial, libre de toda ambigüedad. Es imposible avanzar en ciencia sin definir conceptos. Por ello se recurre, entonces, a las definiciones “operativas”, que resultan válidas (operan) en el marco exclusivo de la teoría (o modelo) de que se trate (Giner, 1974). Si bien esto es necesario en toda ciencia, resulta particularmente importante en las ciencias sociales, dada la vaguedad con que se usan muchos conceptos en la vida corriente. Por ejemplo, la noción de democracia posee acepciones diversas. Para trabajar, pues, una teoría política acudiríamos a una definición operativa en la cual puntualizaremos a qué cosa llamaremos democracia en ese marco teórico. Lo cual no necesariamente se corresponderá con una idea en la que estén todos previamente de acuerdo (Giner, pág. 36). 9. Construcción y prueba de la teoría Veamos cómo opera el método hipotético-deductivo, que habíamos conceptualizado como el más publicitado y defendido (no sabemos si aplicado) en la teoría económica (y del cual habíamos presentado un ejemplo propio en nuestra disciplina). Pues bien, a partir del sencillo supuesto de la conducta racional, de la introducción sucesiva de hipótesis auxiliares (según cada caso particular a tratar), y la presencia de la cláusula protectora “ c e t e r i s p a r i b u s ” , se desgranan lógicamente todas las conclusiones de la teoría. El cursograma que acompañamos muestra claramente la secuencia, comenzando por los “procesos económicos” de la realidad social, abstrayendo por inducción ciertos elementos, ensayando una teoría o modelo, y deduciendo de allí enunciados (predicciones) observables. Estas predicciones se contrastan con la realidad. Dos posibilidades se presentarán: (a) si la predicción que nos brindó la teoría se corresponde con la realidad aceptamos provisoriamente la teoría. Aquí el adverbio es muy relevante: provisoriamente. La teoría no es una verdad definitiva, sino solamente una conjetura que se admite momentáneamente. ¿Hasta cuándo? Hasta que encontremos un caso concreto en que no se cumpla. (b) Por otro lado, si la predicción no corresponde a la realidad, diremos que la teoría “falla” (en palabras del mencionado Popper, se dice que está “falsada”), y en tal caso la reformularemos, reiniciando todo el proceso. 12 EL MÉTODO DE FORJAR LAS HIPÓTESIS Como aclaración, señalaremos que el método de forjar las hipótesis y modelos no está pautado científicamente, pero suele aceptarse que un camino conveniente es un proceso inductivo sobe la realidad observable. Abstrayendo los elementos esenciales para cada caso, y conformar a partir de ellos las hipótesis. A esta altura de la exposición surge la pregunta crucial, cuya polémica respuesta da lugar a más de un debate: ¿deben someterse a prueba los supuestos o meramente las conclusiones? La respuesta, a nuestro modo de ver concluyente, nos llega desde la epistemología positivista, de la práctica cotidiana de otras disciplinas: sólo las conclusiones. Los supuestos son testeados, en cierto modo, de manera indirecta por la capacidad predictiva de las conclusiones. Si éstas concuerdan con la realidad, se aceptarán los supuestos de partida como razonablemente verdaderos9 Para clarificar la exposición, ejemplifiquemos la construcción de una proposición (o “ley”) económica, aplicando los rudimentos de lógica introducidos Si los sujetos económicos se comportan “racionalmente” (supuesto). Y el vínculo Precio y Cantidad, en la conducta del demandante es una relación inversa (teoría). Entonces, debe observarse que: ante una baja en el P la cantidad demandada aumenta (predicción) Es este último enunciado el que se confronta con los hechos y, si concuerda, ¿queda verificada la teoría? En realidad, queda corroborada provisoriamente, en virtud de no haberse encontrado elementos suficientes para rechazarla. Veamos este otro ejemplo: Si los sujetos económicos se comportan “racionalmente” (hipótesis o supuesto). Y, en la conducta del trabajador, el vínculo entre salario y horas de trabajo es inverso (teoría). Entonces, debe observarse que: ante una baja en el salario la gente querrá entregar (ofrecer) más horas de su vida al trabajo (predicción) Esta última proposición, bien sabemos, no se cumple. ¿Qué pasa entonces? Se sabe que cuando un razonamiento es válido si la conclusión es falsa, sólo puede provenir de (una o más) premisas falsas. Por tanto, si nuestra predicción no se cumple, una de las premisas, la “ley” o el “supuesto”, debe ser “rechazada” , reelaborando la teoría. Esto es lo que se llama “refutar una teoría”. En nuestro caso, la “ley” o teoría, “el vínculo entre salario y horas de trabajo es inverso” es incorrecto. En los hechos, este vínculo es directo y no inverso. Sube el salario, suben las horas de trabajo. RESUMIENDO En definitiva, resumiendo, sucesivas corroboraciones no bastan para establecer una proposición como “verdad científica”, aunque una sola refutación basta para desecharla. A falta de posibilidades de experimentación controlada, en economía se acude simplemente a observaciones. Las cuales se obtienen (y procesan) a través de las llamadas “series de tiempo” (en las cuales se siguen variables a través del tiempo: por ejemplo, la producción argentina de trigo desde 1930 hasta hoy), y las conocidas como “datos de corte transversal ” (en donde se estudia una variable en un momento del tiempo: por ej. la producción de trigo de 1991, en los distintos países de América. 9 A esta posición la enfrenta la crítica del “realismo socialista”, vieja tradición que se remonta a los socialistas utópicos de la primera mitad del siglo XIX (para ver su ubicación histórica, consultar Cap. II, punto 8). 13 Retomemos la pregunta: ¿Deben someterse a prueba los supuestos o sólo las conclusiones? Hay quienes, desconocedores de la mecánica metodológica de las ciencias, abogan por una Economía “ más real ” , queriendo significar con esto que es necesario trabajar sin supuestos. Esto es literalmente imposible, toda teoría exige supuestos. Sin supuestos simplificadores no existiría la teoría. De esta disciplina o de cualesquiera de las que configuran nuestro saber. Pero estos supuestos condicionan las conclusiones, ¡ pues constituyen las premisas del razonamiento! Aquí surge inevitable –como dijimos– la polémica sobre “el realismo de los supuestos” . Suelen mencionarse dos prestigiosas y antagónicas posiciones. Milton Friedman, en su ensayo de 1953, defiende la tesis extendida en otras ciencias de que la única prueba para una teoría es su capacidad de predicción. Leontief, en un artículo de 1971, ex ge que la teoría se apoye en supuestos derivados empíricamente.Es evidente que la proposición de Leontief, resulta la más conveniente, pero a menudo supuestos “ irreales” resultan científicamente fecundos (recordemos el caso del éter en la física de Newton). Por otro lado, el grueso de las teorías económicas prevalecientes en el uso cotidiano han optado por la concepción positivista clásica: someter a prueba sólo las predicciones y no los supuestos de una teoría. Los supuestos se someterían a prueba indirectamente al corroborar las conclusiones. Digamos que quedarían justificados. Si éstas concuerdan con la realidad, entonces decimos que los supuestos son razonablemente aceptables (o al menos operativos). Además, entre dos teorías, con la misma capacidad de predicción, optaremos por aquélla que posea un menor número de supuestos. Aplicando el principio llamado “ la navaja de Occam ” , (en recuerdo del famoso pensador inglés de la orden de los franciscanos, que viviera en el siglo XIV). A aquel modelo con menor número de supuestos se le considera “un modelo más sencillo ”. Un autor contemporáneo, Dani Rodrik, se concentra en discutir en los modelos solo aquellos supuestos que llama “críticos”, entendiendo por tales aquellos cuya “modificación en pos de un mayor realismo produce una diferencia significativa en la conclusión ofrecida por el modelo. En este sentido, muchos supuestos, por no decir la mayoría, no son críticos” (Rodrik, 2015, pag. 39). De todos modos, cuando plantea los que a su entender deben ser los principios generales de selección de modelos (en donde desliza algún concepto epistemológico muy discutible) sostiene la necesidad de “verificar la validez de los supuestos críticos” para que “reflejen el entorno en cuestión” (Rodrik, op.cit.) 10. Vinculación entre Economía y Ética Hemos hablado de la Economía pero no hemos puntualizado qué cosa específicamente estudia esta disciplina. Para clarificarlo utilizaremos la conocida conceptualización de Lionel Robbins, en su obra “Ensayo sobre la naturaleza y significación de la ciencia económica” (1932). Allí nos dice que la economía estudia la conducta humana como una relación entre los fines ilimitados (necesidades) y medios limitados de usos alternativos (los recursos). Ahora bien, hasta el mercantilismo, en el siglo XVI, las proposiciones económicas estaban enmarcadas y teñidas por contenidos éticos. A partir de entonces economía y ética desandarán caminos distintos. Podemos decir que la disciplina económica no es moral ni inmoral sino “amoral”. Esta es la tesis sostenida por G. Pirou y L. Robbins. Para comprender el porqué de esta afirmación basta con releer el concepto de economía, líneas más arriba. Allí habla de fines, y éstos pueden ser morales o inmorales. Sin embargo, al economista sólo le interesa que los medios para satisfacerlos resultan escasos, preocupándose por la asignación de los mismos. En resumen: las teorías económicas (la Economía) son enteramente neutrales respecto a los fines. El problema de la valoración (o juicio) sobre los fines pertenece a la Ética 14 11. Objeto de Estudio de la Economía Ya hemos adelantado que la economía estudia un aspecto de la realidad social: el aspecto económico; y en un apartado hemos presentado una de las definiciones mas extendidas y valoradas, la de Lionel Robbins, Ahora, más en concreto, vamos a señalar que la disciplina económica pretende aislar factores que determinan cosas tales como: por qué se mueve el tipo de cambio, qué cosa altera el precio del pan, qué origina el aumento de los alquileres de las casas de veraneo durante la temporada, etc. Es, entonces, su problemática la actividad económica que surge de la presencia de una escasez relativa (el principio de escasez) que exige una elección entre decisiones alternativas. La economía es entonces una disciplina que estudia decisiones alternativas en un ámbito de “carencias”, en un marco de escasez. Estos aspectos se profundizarán en el Capítulo 3. Ahora bien, el profesor Samuelson (Nobel 1970) nos dice que cualquier tipo de sociedad, e incluso el mismo Robinson Crusoe (personaje de la novela del siglo XVII de Daniel Defoe), deberá afrontar tres problemas económicos básicos, que pueden representarse sucintamente por tres preguntas: ¿Qué?; ¿Cómo?, y ¿Para Quién? a) Qué (y cuánto) producir: es decir cuáles serán los bienes y servicios a elaborar de los infinitos posibles; y en qué cantidad b) Cómo producirlos: esto es, con qué recursos y con qué técnica es conveniente enfrentar esa producción. c) Para quién se elaborarán esos bienes y servicios: lo que significa preguntarse cómo se va a distribuir el producto elaborado. La manera en que se resuelven estos problemas variará según el grado de complejidad de la sociedad; (sociedad primitiva, sociedad feudal, sociedad industrial, etc.) y el sistema de propiedad vigente (economía de mercado vs. economía central planificada o socialismo). Variables, Modelos y Teorías Es conveniente puntualizar algunos conceptos que se manejan con profusión. Así, a menudo utilizamos los términos “teoría” y “modelo” como sinónimos. Entendemos por modelo o teoría u n a representación teórica y simplificada (puesto que nunca podrá ser completa) de un aspecto de la realidad social o económica, mediante la determinación de un conjunto de relaciones (o funciones). La forma que asumen los modelos/teorías puede variar en el sentido de acudir o no a símbolos matemáticos; y se puede expresar en conceptos (o sea, palabras), gráficos, diagramas, ecuaciones o una mezcla de todos estos instrumentos. Dentro de los componentes de un modelo/teoría existen “relaciones funcionales”, condiciones dadas (o elementos exógenos) y elementos endógenos o variables (que a su vez, como el lector conoce por otras disciplinas, se distinguen en variables explicadas y variables explicativas, v. gr. y = (x, w,z)). Desde ya que, en cada modelo o teoría, con fines operativos se seleccionan solamente las variables consideradas relevantes para esa oportunidad. Es decir, que un modelo/teoría se concentra habitualmente en un estudio solamente de una fracción del total de posibilidades existentes. Por ejemplo, un modelo que estudia la expansión de la frontera agrícola en Argentina en los últimos años, desde la teoría neoclásica, se concentrará en los cambios favorables de precios de los commodities y en alguna otra variable coadyuvante (tal vez, las mayores lluvias), dejando fuera otras variables por razones de “sencillez” (quizás los procesos sociales, las condiciones de transporte, el nivel de urbanización, etc.) Si bien hemos señalado una sinonimia, si queremos ser sutiles podemos hablar por un lado de teorías y, por otro lado, modelos. En Wirth (2001), se brindan las siguientes diferencias: la teoría es un sistema sintáctico; y el modelo es una teoría interpretada (o sistema semántico). Dicho de otro modo, nosotros podríamos intentar establecer una conceptualización operativa diciendo que las teorías son generalizaciones más amplias, más 15 abarcadoras; y que los modelos son aplicaciones más concretas, menos generales, más puntuales de la realidad10. Es decir, que la elaboración de un modelo tiene por objeto entregar un instrumento de análisis puntual que permita contrastar una teoría. Esto es, enfrentarla con la realidad para “rechazarla o aceptarla provisoriamente”. 12. Necesidades, Bienes y Utilidad Hemos visto ya la definición de economía de Robbins, como una relación existente entre los recursos (o bienes) y necesidades. Ahora profundizaremos esos conceptos. Por actividad económica se entiende la acción humana que tiene por fin obtener bienes y servicios para satisfacer necesidades Pero ¿qué son necesidades? Aunque todos poseemos un concepto primitivo (es decir, no analítico), lo puntualizaremos más precisamente diciendo que es una sensación de falta, de carencia, que el hombre pretende cubrir utilizando elementos, que se denominanbienes. Estos bienes satisfacen las necesidades. Tales carencias, o “necesidades”, poseen una serie de características: 1) Son ilimitadas en su número: esto significa que cuando una sociedad consigue cubrir algunas, p. ej. el alimento, la vestimenta, surgen otras nuevas, v .gr. las PC, los teléfonos móviles de última generación, etc. La sociedad moderna tiene requerimientos que la sociedad feudal no conoció, aunque haya cubierto las carencias que aquejaban a aquélla. Es más, nuestra sociedad del siglo XXI se sustenta principalmente en la práctica del consumismo (en general, descontrolado). Las necesidades son creadas por el marketing. No son básicas sino sociales. Son externas, no nacen de una “naturalmente”11. 2) Son concurrentes: es decir, los hombres sienten múltiples necesidades al mismo tiempo. Concurren (se presentan) a la vez en su escala de preferencias. 3) Son limitadas en su capacidad de satisfacción, pues poseen un nivel de saturación; p.ej. mi sed queda satisfecha en el segundo vaso de agua 4) Son complementarias, es decir la presencia de unas originan otras. Así el contar con un automóvil exige la presencia de nafta para su uso. El axioma de la conducta racional y el modelo del “homo economicus” Como hemos enfatizado en el texto, la economía sostiene como supuesto básico “el principio de la conducta racional” y su manifestación en una acción de “homo economicus” . Kennett Arrow (Premio Nobel de Economía), en un trabajo de 1951, sostiene que el concepto de racionalidad está en el corazón del análisis económico y es eminentemente intuitivo. Desde ya que el economista cuando construye sus modelos, y elabora sus análisis, conoce que dentro del obrar humano hay un cierto margen de “conducta irracional”, pero la teoría (que se funda en generalizaciones) sólo puede elaborarse a partir de una conducta previsible..., y ésta no es otra que la conducta racional. Ahora bien, cabe preguntarse en qué medida existen irracionalidades si la racionalidad operativa que estamos trabajando no significa un análisis estrictamente lógico sino sólo un obrar que distribuye elementos escasos para lograr fines importantes, sacrificando otros no tan valiosos. Así definido el concepto, creemos que pocos actos caerían en lo “irracional” . Por otra parte, el modelo del “homo economicus”, como manifestación del principio de la conducta 10 Esta distinción es particularmente aplicable al caso de la Economía. 11 Un ejemplo de una “necesidad” absolutamente social y en absoluta “natural” son los tatuajes. Tal vez, a nivel de hipótesis, podríamos decir que en una sociedad “líquida” (como la llama Z. Baumant), donde nada en estable, nada es duradero…, ni trabajo, ni afectos… nada, la gente, particularmente los jóvenes, ven surgir una necesidad social, tener algo que sea permanente, que se piensa que perdurará contra toda circunstancia (aunque también sabemos que es falso). 16 racional, ha sufrido duras críticas. Hay quienes atribuyen a su uso una connotación de recomendación filosófica o principio ético. Pero el modelo del “hombre económico” opera en el análisis solamente como un principio lógico que intenta explicar cómo “obran los hombres” y no cómo “deben obrar los hombres”. Es un esquema representativo del ser humano como sujeto de la actividad económica, y como todo esquema conceptual está sujeto a crítica y superación por un modelo más abarcativo. No obstante, no se puede dejar de señalar que lo criticable es que el principio hedónico (el homo economicus), que puede resultar un supuesto “válido” para comenzar a teorizar, haya sido elevado a un principio moral recomendable (lo cual estaba ya claramente presente en su creador Jeremy Bentham, aunque no necesariamente en otros economistas), y válido para dirigir éticamente nuestros actos personales ¡y esto, lamentablemente, es entronizar el egoísmo no como una realidad sino como una meta moral…, lo que es realmente grave! 12.1 Los bienes económicos y el principio de escasez Los “ medios” que sirven para cubrir las necesidades se llaman bienes a secas (esto es, sin “calificación” alguna). Los cuales, desde el siglo XIX, se clasifican en bienes libres y bienes económicos. En primer lugar, se debe considerar como bien a “toda cosa apta para la satisfacción de una necesidad humana” y que, además, esté disponible para tal función. Esto implica que los objetos o recursos no disponibles no se consideran como bienes. Por otra parte, no todos los bienes son “bienes económicos”. Sólo lo son cuando resultan escasos. Esto es, cuando la cantidad disponible es insuficiente en relación con las necesidades. Lo cual significa en otras palabras, que los bienes cubren necesidades en mercados en los cuales rige “el principio de escasez”. Este principio de escasez, presente en la definición de Robbins, es el motor de la actividad económica y, desde ya, de la preocupación del hombre por los problemas de la economía. Aclaremos, finalmente, que aquellos bienes superabundantes respecto a los requerimientos son “bienes libres” y, como se podrá analizar luego con nuestro instrumental, su precio es cero. La Macroeconomía y la Microeconomía Los modelos y las teorías son múltiples. Aquí mencionaremos dos grandes áreas que, a su vez, incluyen diversas teorías (y modelos). Hablamos de la Microeconomía y la Macroeconomía. Ésta es una distinción reciente, introducida en 1933 por el noruego Ragnar Frisch, y que ha hecho escuela. Puede decirse que la microeconomía estudia el comportamiento de las unidades económicas individuales, mientras que la macroeconomía trabaja con magnitudes totales o globales. Así, la micro se interesa por la composición de la producción por empresas, por sectores de actividad. Mientras la macro se ocupa del nivel de producción conjunto (el llamado “agregado” en la jerga). Hoy, en e l lenguaje la jerga de nuestra disciplina se dice que la “ micro ” trata lo que hace a la teoría de los precios y sus problemas, tal como fueran presentados por Marshall hace más de cien años. A su vez, la “ macro ” trabaja las cuestiones tal como fueran señalados por Keynes, en la década de 1930 (aunque él no fuese su introductor en la disciplina). No es posible dejar de señalar que en el ámbito de la microeconomía el análisis es presentado en dos formas diferentes. Y he aquí un buen ejemplo del uso de dos vocablos ya introducidos: teoría y modelo. Nótese que hablamos de teoría microeconómica. Pues bien, como dijimos, ésta tiene dos formas de análisis: análisis de equilibrio parcial y análisis de equilibrio general. Y así hablamos de modelo de equilibrio parcial (o marshalliano) y modelo de equilibrio general (o walrasiano). Estos extraños nombre provienen de los apellidos de los economistas que los “crearon” en el siglo XIX. Aquí no profundizaremos más sobre esto, basta con puntualizar que el último será tratado en el capítulo 3, mientras que el análisis de equilibrio parcial es una cuestión propia de los capítulos 4, 5 y 6 17 12.2 Relación entre necesidades y bienes: la utilidad La utilidad es una cualidad que el hombre atribuye a los bienes que satisfacen sus necesidades. Es, por lo tanto, una relación entre bienes y necesidades. LA UTILIDAD DE QUE HABLA LA ECONOMÍA La utilidad de que habla la Economía es, entonces, subjetiva porque depende no sólo de las cualidades objetivas del bien, sino de la atribución que le otorga “el sujeto” en la satisfacción de sus necesidades. Digamos, finalmente, para no detenernos más en estos aspectos de la “ filosofía económica” , que nuestra disciplina supone la presencia de una utilidad (o rendimiento) decreciente en el grado de satisfacción a medida que se consumen mas unidades del bien. Este tema será aclarado a medida que se avance a lo largo de los Caps. 3 y 4. 13. ¿Es la economía una ciencia? A cualesquierade nosotros le asalta la duda, ¿alcanza la economía el status de ciencia? Por supuesto, su respuesta dependerá de lo que entendamos por ciencia. Si aceptamos la conceptualización amplia con que comenzamos este artículo, la respuesta será afirmativa. Pero la conclusión no puede ser tan apresurada. Francois Perroux, el destacado economista francés, en un artículo de 1972, sostenía que no es una ciencia. Por su parte, el epistemólogo argentino, Mario Bunge, dio a imprenta en 1982 un polémico libro, “Economía y filosofía”. En este libro, el autor discurre sobre aspectos profundos y controvertidos de nuestra disciplina. Resulta de relevante interés sus apreciaciones del Capítulo 8: “Ciencia o Semiciencia”. Quizás porque hacen a su conocimiento más específico. Allí, presenta una definición de ciencia en sentido fuerte (pág. 97 y 98) y a partir de ella concluye, luego de un análisis específico de la economía (pág. 99 a 104), que nuestra disciplina constituye una “semiciencia” o “proto-ciencia”. Es decir, que satisface sólo parcialmente las condiciones de lo que él l lama ciencia en “sentido fuerte”, con sectores de ciencia madura y otros de seudo-ciencia. No podemos dejar de señalar que Bunge para esta caracterización se basa solamente en su análisis de las teorías de la Escuela Neoclásica…, pero una sola Escuela no basta para calificar (o descalificar) toda un área disciplinar. Sería como catalogar la medicina solamente por la Corriente Homeopática. Por otro lado, el profesor J. Fernández Pol (1983) nos dice, utilizando una definición anterior de Bunge (1969), que la economía es una ciencia en sentido débil. Esto es que “utiliza el método científico, para hallar leyes” . Aquí es preciso detenerse un instante para distinguir entre economía teórica y política económica. Mientras que la primera constituye una ciencia pura, la política económica (o economía normativa) es una técnica que usa (o puede usar) los desarrollos de aquella ciencia pura (economía teórica). Podríamos ensayar una definición de Política Económica diciendo que es la parte de la política pública que tiende a ordenar la actividad económica para alcanzar metas tales como: el pleno empleo, la eficiencia, el crecimiento y la distribución equitativa. Señalemos que la Política Económica puede estar basada en los principios “científicos” de la economía teórica; o, bien, fundarse “a-científicamente” en objetivos más o menos bien intencionados. No podríamos, ni debemos, finalizar este acápite sin mencionar la opinión de Popper: “La crítica es el único instrumento de control de una teoría económica”. A su vez, nos incita a multiplicar las experiencias capaces de demostrar que una teoría está equivocada. Este esfuerzo es mucho más importante en las ciencias sociales –nos dice– pues en ellas la experimentación nos está negada, ya que no es posible de realizar en la abrumadora mayoría de los casos. 18 DOS PALABRAS SOBRE LOS SISTEMAS ECONÓMICOS Si tomamos de referencia a Werner Sombart (1863/1941) podemos decir que un sistema económico se caracteriza por: (a) un encuadre jurídico; (b) medios técnicos disponibles; (c) un móvil dominante que anime a los agentes a asegurar la correspondencia entre producción y consumo, entre bienes (o recursos) y necesidades. Si buscamos una cierta conceptualización de un sistema económico podemos señalar utilizando los elementos anteriores, y siguiendo a Lajugie (1960), que: Un sistema económico es un conjunto coherente de instituciones jurídicas (las cuales definen un “régimen de los bienes”, v.gr. propiedad privada o bien propiedad colectiva) En el marco del cual son puestos en marcha los medios técnicos Para satisfacer las necesidades (es decir, realizar el “equilibrio económico”) Una definición alternativa es brindada en Mochón (1992) diciendo: “Un sistema económico es el conjunto de relaciones básicas, técnicas e institucionales, que caracterizan la organización económica de una sociedad”. La cobertura de las necesidades puede buscarse en un grupo cerrado (la familia, una tribu, un señorío feudal). En ese caso, estaremos hablando de una economía de “necesidad”, que corresponde a sistemas en los cuales no se produce para el intercambio en un “mercado “, sino meramente para el “autoconsumo”, y la adaptación se produce vía autoridad (p.ej. es el señor feudal quien decide el “qué” y el “cuánto” se va a producir)(12). Pero también podemos decir que esa adaptación de recursos a necesidades, puede alcanzarse en una “economía de intercambio”. En cuyo caso, la adaptación puede operar por dos vías: Por vía del mercado libre: en el cual la demanda, que presiona los precios, “orienta” la oferta. Por vía de una intervención de la autoridad. Las necesidades son “estimadas” por una autoridad que establece autocráticamente una cierta jerarquía de fines que oriente la producción. Como el lector ya ha intuido, la primera situación, en el mundo moderno, se corresponde con una economía de mercado (“capitalista”), y la segunda alternativa responde a la llamada economía central planificada (o “comunista”), propia de la ex URSS o Cuba. El sistema de economía de mercado, como orden social, es la expresión de la convicción de que el crecimiento económico conduce a la libertad y a la igualdad, en una sociedad que por eso mismo será libre e igualitaria. El capitalismo espera que esa sociedad sea el resultado de la entronización del incentivo de la ganancia privada como regla o móvil dominante de acción. El marxismo, por el contrario, confía en que la sociedad “libre e igualitaria” emergerá de la abolición de la ganancia privada, siendo todo conducido por el poder político del Estado (Drucker, P.; “The essential Drucker. On Society”, Cap. 2). Sin embargo, también el marxismo considera que el motor de esa sociedad es el crecimiento, sólo que la propiedad privada trabaría ese crecimiento por el obstáculo que las relaciones de producción vigentes en el sistema capitalista ejercen en el desarrollo de las fuerzas productivas(13). En definitiva, todo sistema económico intenta dar respuesta a las tres preguntas que mencionamos en otro lugar de este capítulo: ¿què producir? ¿cómo producir? ¿para quién producir? Como señala Francisco Mochón (1992) para contestar esto existen los dos mecanismos o sistemas que mencionamos: el sistema de mercado y el sistema de planificación central. Cabe apuntar que el sistema de mercado presenta limitaciones para alcanzar óptimamente los objetivos socioeconómicos que la sociedad pretende. Por ejemplo, existen fallas en el operar del mercado que impiden alcanzar la eficiencia económica. Otro ejemplo, el ingreso no se distribuye de manera equitativa, en otras palabras, no se distribuye de acuerdo a la contribución de cada cual al 12 En realidad, se trataba de una economía de “premercado” pero no en el sentido de que no hubiese comercio sino que los productos no eran uniformes ni se trocaban de manera organizada y sistemática (Ekelund & Hébert, Cap. 2). 13 También hay posiciones críticas a ambos pareceres, por ejemplo, la llamada Doctrina Social de la Iglesia (Católica), que en cierto modo comparte los mismo objetivos de crecimiento, libertad e igualdad pero que propone otros caminos: el incentivo de un accionar personal pero con vistas al “bien común” (como diría Aristóteles, “administración privada de los negocios..., pero como entre amigos”). 19 “esfuerzo social” de producción. Por su parte, en las economías centralmente planificadas, se opera a través de medios de producción de propiedad estatal y las decisiones principales son tomadas por la/s agencia/s de planificación. (Mochón, 1992). En definitiva, la autoridad de planificación determina qué, cómo y para quién producir. En teoría, esta forma bien podría superar al operar del mercado, pero en la práctica presentaserios problemas. Entre ellos, problemas de información, de manejo de esa información y de índole burocrática (por el enorme aparato administrativo que exige). Es famoso el proceso de salida de la Economía Central Planificada en la antigua URSS, a causa de la gran crisis en que se encontraba. Este proceso es conocido como Perestroika, y fue “una reforma radical y de reestructuración de la sociedad, puesto en marcha por las autoridades soviéticas” (Mochòn 1992, cap. 5). Tal reforma implicó el cambio de sistema de propiedad (de la propiedad estatal se pasó a la propiedad privada), el abandono del sistema de planificación y la vuelta al sistema de economía de mercado. El creador del intelectual de la Perestroika (o liberalización económica) fue Abel Aganbegyan, desde su cargo de Director del Instituto de Economía de Novosibirsk. TEORÍAS, VALORES Y POLÍTICAS La teoría y la política económica son dos conceptos a menudo cuestionados. John Neville Keynes (1852/1949, padre del famoso John Maynard Keynes), a fines del siglo XIX, separó conceptualmente de modo tajante la “ciencia positiva”, la “ciencia normativa” y el “arte”, diciéndonos que “el objetivo de la ciencia positiva es el establecimiento de uniformidades, el de la ciencia normativa es el establecimiento de ideales; y el del arte, la formulación de preceptos”. La economía positiva describe. Nos dice lo “que es”. Por ejemplo, dadas las condiciones institucionales (leyes vigentes, comportamientos culturales) decimos qué tiende a suceder con el precio de un bien cuando crece su demanda. Estamos pues en el campo de la teoría (la Political Economy, de los ingleses). La economía normativa trata con el “deber ser”.Con lo que queremos, como sociedad, que suceda (y esto es asunto de la Ética como disciplina). Incorpora entonces juicios de valor. No describe sino que prescribe. Lo que John Neville Keynes llama “la Ética de la Economía Política”. Por ejemplo, dado el caso anterior, ¿es conveniente dejar que el precio tienda a subir, o aplicar alguna medida intervencionista que lo impida, tal como un subsidio, una reducción de impuestos o un control de precios? La respuesta conlleva un juicio de valor…, sea por intervenir o por no intervenir. Por último, tenemos el “arte” de la acción, de la selección y aplicación de las medidas. Estamos en el campo de la Política Económica (Economic Policy) o Economía Aplicada (Applied Economy). En los hechos, hay un fuerte vínculo entre los aspectos éticos (los valores) y la política económica; siendo la política económica un conjunto de estrategias de intervención (o de abstención). Sobre ella no hay consensos, pues para definirla estaremos influenciados por creencias y valores; y nuestros análisis acerca de cómo funciona la economía. Sobre ambos aspectos hay discrepancias claras: en valores y modelos de funcionamiento. Bibliografía: ARTIGAS, M., 1979; Popper, Búsqueda sin término. Madrid. AYER, A. 1971; Lenguaje, verdad y lógica. Bs. As.,. BACHELLARD, G., 1990; La formación del espíritu científico. México. BENAVÍDEZ, E.A. , 1983; Contabili dad y Verdad, en “ La exposición veraz y razonable de los estados Contables” de W. Chapman y otros. Bs. As.. BLAUG, M., 1980; The methodology of Economics, Londres. BUNGE, M., 1978; Causalidad. Bs. As. BUNGE, M., 1969; La investigación científica. Barcelona. BUNGE, M.,1982, Economía y filosofía. Tecnos, Madrid. CRESPO, Ricardo F., 1999; La economía como ciencia moral, III Encuentro Internacional de Economía, agosto. DURKHEIM, E., 1959; Las reglas del método sociológico. Bs. As. FERNÁNDEZ POL, E., 1983; Comentarios y reflexiones sobre “Economía y Filosofía” de Mario Bunge (en “Nexos en Economía y ciencias sociales” , págs. 41-48). Bs. As. FERNÁNDEZ POL, E., 1980; Economía, teoría económica y metateoría económica. Bs. As FIGUERAS, A. J. & BENAVÍDEZ, E. A., 1987; Reflexiones sobre la causalidad en economía, 20 XXII.Reunión Anual de la Asociación Arg. de Economía Política.. FIGUERAS, A. J. & BENAVÍDEZ, E. A. , 1988; La causalidad en economía: la influencia de Hume, Rev. de Economía (Bco. Pcia. de Córdoba) Nº 53. Córdoba. FRIED M AN, M .: The methodology of positive economics, (en “Essays in Positive Economics” ). Chicago, 1953. GINER, S. , 1974; “Sociología” . Barcelona GODOY, Hernán, 1979; Bases sociológicas del conocimiento. Santiago de Chile. GUBA, Egnon, 1986; Criterios de credibilidad en la investigación naturalista (1981) (en Gimeno Sacristán & Pérez Gómez, “La enseñanza: su teoría y su práctica” ), Ed. Akal. Barcelona. IZZO, A., 1969; Sociología del conocimiento. Bs. As. KUHN, T.SLAJUGIE, J. 1960; Los Sistemas Económicos, Eudeba, (traducción de la edición de PUF 1959), Bs.As. LEONTIEFF, W, 1971: Theoretical assumptions and non observed facts, American Economics Review, Vol. 61. MOCHON, F. 1993; Economía Básica, Mc. Graw Hill, Madrid OLIVERA, J. H., 1966; La economía del bloque colectivista, Ed. Columba, Bs.As., POPPER, K.R., 1986; La sociedad abierta y sus enemigos, Ed.Orbis, Bs.As: POPPER, K.R., 1977, La lógica de la investigación científica. Madrid, POPPER, K.R., 1974; El conocimiento objetivo. Madrid POPPER, K.R.,, 1983; El universo abierto. Madrid. RIOS, R.A. 1964; “La economía en el mundo histórico-cultural ”. TEUCO, Córdoba ROBINSON, Joan, 1966; Filosofía económica. Madrid. ROBBINS, Lionel 1944; Ensayos sobre la naturaleza y significación de la ciencia económica, FCE, México, SIMON, H., 1978; El comportamiento administrativo. Aguilar, 1978. WEBER, Max, , 1944; Economía y sociedad. FCE, Mexico. WIRTH, M.C.; Acerca de la Contabilidad en el campo del conocimiento, Ediciones La Ley, Bs. As. 2001 Algunas preguntas de Revisión: Diferencia ciencia y técnica Distinga el conocimiento científico del conocimiento vulgar. ¿Deben someterse a prueba los supuestos de una teoría? ¿Cuáles son, según Samuelson, los tres grandes problemas económicos que debe afrontar una sociedad? La macro no estudia las mismas cuestiones que la micro (Verdadero o Falso) El único conocimiento válido es el científico (Verdadero o Falso) ¿Qué se entiende por actividad económica? Las necesidades no son concurrentes (Verdadero o Falso) La utilidad, según la teoría, depende de las cualidades objetivas de los bienes (Verdadero o Falso) ¿De qué cosa es manifestación el modelo del hombre económico? Según Bunge, la economía es una “proto-ciencia”. (Verdadero o Falso) Según Popper, ¿cuál es el instrumento de control de una teoría, y más si es una teoría económica o social? 21 ANEXO 1 EL VIEJO ASUNTO: LA ECONOMÍA Y EL ASPECTO MORAL La Economía nació, en el Siglo de Oro de la Grecia clásica, como una rama que se desprendía de un árbol, cuyas raíces se hundían en el problema de la conducta moral (ver Capítulo 2, punto 2). Pero el Renacimiento (Siglo XVI), generó cambios en el pensamiento que la alejó de esa concepción (ver Capítulo 2, puntos 3 y 5). La visión hoy predominante se puede resumir en la opinión de Nassau William Senior (1790-1864), quizás el primer metodólogo específico del tema económico. En su reconocida obra, “An outline of the Science of Political Economy ” de 1836 (revisada en 1850), analiza el objeto y el método de la teoría económica con una profundidad inusual hasta entonces. Allí enfatiza que el estudio debe ser “ positivo ” (con lo cual podríamos concordar), y que “ la economía no busca la felicidad sino la riqueza” (lo que no hace sino reconocer una realidad que es desconsoladamente cierta; y que, en una descripción cruda, podríamos completar nosotros diciendo que los hombres buscan su propio bienestar, en el cual la riqueza personal tiene un enorme peso, y relegan a los demás a un juego de comparsas sin mayor importancia, pese a las declamaciones de pretendida solidaridad). La idea predominante hoy es que la Economía es una
Compartir