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ANOMALÍAS DE INICIO POSNATAL Siempre debe tenerse en cuenta que algunos cuadros dismorfológicos inician sus manifestaciones clínicas en fase posnatal. Pueden deberse a causas genéticas como las alteraciones del tejido conectivo (síndrome de Marfan, osteogénesis imperfecta, síndrome de Ehlers-Danlos, etc.), trastornos metabólicos como las enfermedades por depósito, padecimientos neuromusculares y cuadros hamartoneoplásicos. La hipoxia, traumatismos e infecciones son parte de la etiología ambiental en esta categoría. CONCLUSIONES En todo paciente con defectos congénitos es prioritario contar con un diagnóstico certero, ya que ello hace posible definir la conducta a seguir en relación con las siguientes áreas: 1. Identificación de anomalías ocultas: deben buscarse alteraciones que no son evidentes en una evaluación inicial y cuyos efectos pueden observarse en etapas tardías de la vida. En consecuencia, en un paciente con diagnóstico establecido de síndrome de Marfan, es obligado realizar estudios de gabinete para identificar anomalías aórticas, así como ectasia dural. 2. Pronóstico: el conocimiento de la evolución de un determinado padecimiento permite establecer un pronóstico de la función y la supervivencia. Esto puede ejemplificarse con un paciente anencefálico, que siempre tiene muy mal pronóstico para la vida a corto plazo, mientras que en una polidactilia simple es casi siempre bueno tanto en la función de la mano como en la supervivencia; no obstante, si esa polidactilia es parte del cuadro sindromático, como una trisomía 13, el pronóstico es por completo diferente. 3. Tratamiento: un diagnóstico exacto puede orientar hacia las medidas terapéuticas y evitar complicaciones; tal es el caso de un neonato macrosómico en quien se establece el diagnóstico de síndrome de Beckwith-Wiedemann, lo cual obliga al médico a identificar y corregir la hipoglucemia que se relaciona por lo regular con este trastorno y así evitar el daño cerebral secundario. El tratamiento médico-quirúrgico de estos problemas siempre debe ser integral y por tanto multidisciplinario y debe abarcar no sólo al paciente sino también al núcleo familiar. 4. Asesoramiento genético: es importante proporcionar un asesoramiento genético de certeza respecto del riesgo de recurrencia y aparición en otros familiares. En algunos casos, el riesgo puede ser hasta de 50% si se trata de alteraciones autosómicas dominantes, mientras que en otros, si el factor etiológico es un teratógeno y se elimina, el riesgo es prácticamente nulo en futuras gestaciones. De acuerdo con el problema se deben ofrecer opciones de diagnóstico prenatal con marcadores séricos maternos, ultrasonido prenatal y amniocentesis. El paciente dismorfológico se caracteriza por una gran variabilidad clínica y complejidad etiológica, por lo que representa uno de los mayores retos para todo médico. Es necesario que el médico de primer contacto cuente con los conocimientos básicos de la dismorfología para establecer un diagnóstico preciso e iniciar el tratamiento temprano, integral y multidisciplinario que mejore la función y la calidad de vida de los pacientes y sus familias.
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