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inicio y no en las características clínicas. El cuadro clínico de la EH (cuadro 1) puede resumirse en la triada típica que incluye: a) alteraciones motoras progresivas; b) alteraciones cognitivas que llevan al deterioro cognitivo mayor y c) trastornos psiquiátricos del estado de ánimo, trastorno obsesivo- compulsivo, abuso de sustancias y psicosis. La pérdida de peso, alteraciones endocrinológicas (síndrome metabólico) y la atrofia muscular son características comunes y muestran el carácter sistémico y no sólo neurológico de la EH. CUADRO 1. Principales características clínicas de la enfermedad de Huntington Alteraciones motoras Alteraciones psiquiátricas Alteraciones cognitivas Movimientos coreicos Alteraciones del estado de ánimo Dificultad para la realización de múltiples tareas Movimientos oculares sacádicos anormales (lentos) Trastorno de ansiedad Dificultad en la concentración Ataxia Comportamiento delirante Alteraciones en la memoria de corto plazo Distonía Trastorno obsesivo compulsivo Dificultad en el aprendizaje de nuevas habilidades Bradicinecia y rigidez Apatía Alteración en la memoria verbal y de trabajo Disminución de reflejos posturales Pensamiento rígido y perseverante Deterioro cognitivo de leve a grave Disfagia Agresividad autodirigida o heterodirigida Falta de conciencia de la enfermedad Caídas frecuentes Aumento del riesgo de suicidio De manera retrospectiva pueden encontrarse varios de los síntomas años antes de determinar el diagnóstico, como las alteraciones cognitivas y conductuales, pero sólo puede establecerse en personas que presentan las anomalías motoras características y con apoyo de los antecedentes familiares. Las personas portadoras de la mutación, quienes aún no muestran alteraciones motoras, se consideran sanas o en estado preclínico, incluso si presentan datos subclínicos como alteraciones del comportamiento, cognitivas o hallazgos de imagen por resonancia magnética del encéfalo. Existe una gran heterogeneidad en cuanto a la edad de presentación y evolución de las manifestaciones clínicas. Aunque la corea es el dato motor más característico, existen otras alteraciones motoras que pueden ser discapacitantes por sí mismas y algunos datos como la rigidez y la bradicinecia pueden llevar al diagnóstico erróneo de enfermedad de Parkinson, por lo que la presencia de este diagnóstico de evolución atípica en la historia familiar debe poner en alerta del diagnóstico de EH. De forma importante, los cuadros de inicio temprano, conocidos como EH variante de Westphal, suelen ser atípicos y caracterizarse por la ausencia de corea y son prominentes la bradicinecia y la rigidez, acompañados de pérdida de habilidades adquiridas y ocurre en el 3 a 10% de los pacientes. En los familiares de pacientes con EH, las alteraciones psiquiátricas son comunes debido a las implicaciones psicosociales y alteración de la dinámica familiar que conlleva la enfermedad, por lo que no pueden tomarse como manifestaciones predictivas de su desarrollo. Cerca del 50% de los portadores de mutación en HTT experimenta trastorno depresivo mayor en algún momento de la evolución de la enfermedad, ya sea en etapas preclínicas o en sintomáticas. Desde el punto de vista cognitivo, aunque existe una gran variabilidad en los síntomas y evolución, los pacientes sufren deterioro cognitivo que puede ser incapacitante. También es importante considerar que no tienen conciencia de la enfermedad y minimizan los síntomas motores y psiquiátricos y cognitivos. Los síntomas motores y no motores de la enfermedad revelan que la afectación no sólo ocurre en los ganglios basales del encéfalo, sino también en áreas corticales y la sustancia negra supratentorial e infratentorial. En términos fisiopatológicos, la proteína HTT se expresa desde etapas tempranas del desarrollo embrionario y es indispensable para la neurogénesis y maduración del encéfalo y en la vida adulta continúa su expresión preferencial en el sistema nervioso central; aunque no se conoce de forma adecuada su función, se sabe que los modelos animales nulos para el gen HTT no son compatibles con la vida. Debido a las manifestaciones clínicas, es de esperar que las alteraciones ocasionadas por la mutación en HTT afecten la región estriatal y provoquen degeneración de ésta, que en estudios de imagen por resonancia magnética se reflejan como atrofia del núcleo caudado. Sin embargo, en estadios avanzados de la enfermedad se puede observar alteración en todo el encéfalo, de manera principal en regiones ricas en neuronas gabaérgicas o que dependen de su función, localizadas en la neocorteza, cerebelo, hipocampo, sustancia negra y todos los núcleos de la base, lo que explica síntomas como los signos piramidales, ataxia, disartria, disfagia, incoordinación y deterioro cognitivo mayor. Pese a que se ha debatido mucho sobre el efecto de los trinucleótidos repetidos sobre la función neuronal, aún no se conoce con precisión el mecanismo fisiopatológico, si bien la evidencia apunta a una ganancia de función tóxica, probablemente por alteraciones en el splicing, producción de RNAm tóxico y plegamiento anormal de la proteína, más que a un efecto por haploinsuficiencia. Ahora es claro que es el efecto tóxico de la proteína o su RNAm lo que ocasiona la enfermedad y la acumulación de huntingtina en neuronas (hallazgo histopatológico clave en el diagnóstico post mortem) es probablemente reflejo de un mecanismo de protección neuronal. Los mecanismos que se han propuesto que causan la neurotoxicidad son: 1. Interferencia transcripcional. 2. Alteración del citoesqueleto. 3. Alteraciones en plegamiento de proteínas. 4. Alteración del funcionamiento mitocondrial. 5. Excitotoxicidad y alteraciones del metabolismo de calcio. Por lo anterior se ha considerado como el modelo de enfermedad neurodegenerativa en virtud de sus alteraciones en el funcionamiento y plegamiento de proteínas. Es probable que no se trate de un mecanismo fisiopatológico único y que varios de éstos participen de manera pleiotrópica en la patogenia de la EH. Hasta el momento, la EH no tiene un tratamiento curativo o preventivo, por lo que los esfuerzos terapéuticos se basan en medidas sintomáticas y están disponibles diversos algoritmos para decidir el mejor tratamiento para los trastornos psiquiátricos y de movimiento de manera accesible para especialistas y médicos generales. El tratamiento clínico debe ser multidisciplinario, incluidos neurólogos, psiquiatras, genetistas, personal de enfermería, especialistas en neurorrehabilitación física y ocupacional y personal especializado en cuidados paliativos. El objetivo del tratamiento actual es garantizar la calidad de vida para el paciente y su familia y tanto las intervenciones farmacológicas como las no farmacológicas muestran gran efectividad. Los tratamientos empleados hoy día consisten en fármacos que atenúen la corea y las alteraciones del comportamiento; en la actualidad se encuentran en desarrollo tratamientos invasivos con electrodos de estimulación profunda para el control de los movimientos involuntarios. Los tratamientos neuroprotectores que eviten la aparición de la enfermedad es el objetivo de la investigación actual, aunque hasta la fecha no es posible; el conocimiento de la fisiopatología y genes modificadores han identificado moléculas posibles para el desarrollo de fármacos que prevengan el inicio de la enfermedad y deben investigarse. El diagnóstico clínico de la EH se establece en personas con o sin antecedentes de la enfermedad pero con la triada característica de corea, alteraciones de conducta y deterioro cognitivo, que no puedan atribuirse a otra causa, y con atrofia de los núcleos caudados revelada en la imagen por resonancia magnética. El diagnóstico molecular se basa en la amplificación de la región que contiene exclusivamente al repetido CAG y se excluye al repetido CCG de acuerdo con reglas internacionales para el diagnóstico molecular (figura 1). Se amplifica la región del repetido CAG a partir de DNAgenómico extraído de pacientes por métodos convencionales mediante la técnica de reacción en cadena de la polimerasa (PCR), para lo cual se emplea la incorporación del isotopo α-P32- dCTP y el producto se resuelve en geles de acrilamida bajo condiciones desnaturalizantes. Se emplea la secuenciación de un plásmido conocido como pGEM-3Zf(+)DNA como marcador para determinar el número de repetidos presentes en la muestra (figura 1). De esta manera se puede identificar a individuos homocigotos y heterocigotos portadores de alelos normales y mutados. Hoy en día existen otras metodológias de tamizaje empleando técnicas de PCR modificada y secuenciación de longitúd de fragmentos. Esta metodología tiene sus limitaciones en términos de determinar el número exacto de repetidos, si no se incluyen controles positivos y el uso de un marcador especial, así como el tamaño del producto amplificado. La secuenciación tipo Sanger es el método ideal para determinar la composición y número exacto de los trinucleótidos repetidos, pero dado que es una región rica en GC debe amplificarse con condiciones y polimerasas especiales para estas regiones y poder secuenciar la cadena completa. Es importante la determinación del número de repetidos en cada población para establecer los intervalos de alelos normales y alelos mutados que ya se han establecido para población mexicana y se muestran en la figura 2. FIGURA 1 Autorradiografía de gel de poliacrilamida. Se observan alelos normales y/o mutados y la secuenciación del plásmido pGEM que permite determinar el número de repetidos de las muestras en los carriles 1 (16/42), 2(16/18), 3 (16/42), 4 (18/40) y 5 (14/18). FIGURA Amplificación de la región del repetido CAG con los oligonucleótidos específicos denominados HD1 y HD3,
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