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LA ORGANIZACION Y EL TRABAJO EN EQUIPO

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LA ORGANIZACIÓN Y EL TRABAJO EN EQUIPO
	El tema de la organización y el trabajo en equipo plantea ideas cambiantes respecto al tratamiento del mismo. Así pues, a partir de la generalidad que supone el intercambio humano de manera grupal, el mismo pude ser interpretado como un proceso de trascendencia dentro de toda organización. En esta tendencia, la presente producción escrita en la modalidad de ensayo, abordará la temática de la organización y el trabajo en equipo, sus componentes, conceptos básicos, enfoques teóricos y metodológicos, entre otros elementos conceptuales, a partir de la naturaleza que se generan dentro del contexto organizacional.
	Como punto de partida en relación a la temática referida, el presente ensayo plantea como objetivo analizar las bases teóricas, prácticas y metodológicas para el conocimiento sobre la naturaleza de los grupos, la organización, el trabajo en equipo y las interrelaciones, con el objeto de promover la aplicación holística en la conducción del grupo en el aula de clases, como organización educativa. Para ello, se aborda la temática en la perspectiva que dichos contenidos aportarán un entendimiento e interpretación de situaciones grupales desde un enfoque teórico. 
	Considerando lo antes expuesto, el abordaje de la temática se justifica por constituir un factor inherente y de probada existencia en las organizaciones socio-educativas. A tal efecto, el estudio de los contenidos teóricos aportará la materia prima para la construcción de conocimientos en relación al manejo grupal y el trabajo en equipo dentro de las organizaciones, teniendo como sustento la contribución de posturas conceptuales de autores especializados en la materia, como fuente de información. 
El ser humano por naturaleza permanece buscando grupos con los cuales identificarse y relacionarse por diversos motivos, sean de orden familiar, religioso, social, político o por empatías de cualquier otro tipo. Así pues, el proceso mismo de inserción humana demanda de una integralidad como aspecto inherente a la dimensión interna del individuo, tal como refiere Sánchez (2011) “Es un proceso que debe realizar el individuo para convertirse en persona” (p. 45). Dicho evento a nivel personal surge en un marco de principios de la relación humana como aspecto asociado a todas las facetas de la vida y el comportamiento humano. 
	En este particular, es oportuno resumir los principios que al respecto expuso Carnegie (1940): 1º Mire las cosas desde el punto de vista de la otra persona; 2º Brinde auténticos elogios y verdadera valoración; 3º Domine el poder del entusiasmo; 4º Respete la dignidad de los demás; 5º No sea demasiado crítico; 6º Ofrézcales a los demás una buena reputación a la que apuntar; 7º Conserve el sentido del equilibrio y del humor en su vida. Se interpreta de este modo, que las relaciones humanas atienden al principio de asociacionismo, acerca del cual Mednick (Citado por Graña, 2003), afirma que “Tiene su fundamento en que la creatividad de los individuos depende de sus capacidades de éstos para hacer asociaciones” (p. 8).
Explica la autora que las personas por naturaleza propias tienden a asociar, todo lo que se decide o piensa está asociado con otro elemento, que podría ser material o intelectual. Tales asociaciones provienen de la percepción de los individuos, de los estímulos recibidos por los éstos y de la enseñanza a la que fueron expuestos para estimularlos a que puedan realizar las asociaciones. Estas “asociaciones” de individuos, son abordados regularmente, como plantean González, Monroy y Silberstein (1999), por intermedio de dinámica de grupos.
Tales dinámicas se corresponden con acción o sucesión de eventos que busca explicar los cambios internos que se generan producto de las fuerzas y condiciones que influyen en los grupos como un todo y de cómo reaccionan los integrantes. En tal sentido, la concepción de dinámica de grupo tiene sus antecedentes en Estados Unidos a finales de 1930, por la preocupación de mejorar los resultados en el ámbito político, económico, social y militar de la nación. En dicha tendencia influyó la teoría de la Gestalt, teniendo como principal pionero a Lewin quien en 1944 desarrolló estudios sobre la dinámica de grupos de diferentes clases sociales, además de interpretar fenómenos grupales y sociales.
	En este particular, Robbins (2001), describe que la interacción de grupos puede atender a diferentes perspectivas, las cuales se describen brevemente: La perspectiva interaccional se enfoca en las fuerzas que aparecen entre los integrantes del grupo, en la manifestación del lenguaje de atracción y repulsión, entre otras. Este tipo de dinámica grupal tiene por tarea mejorar la interacción, específicamente por intermedio de la retroalimentación. 
	Por su parte, la perspectiva psicoanalítica aborda las fuerzas psicológicas subyacentes en cada participante, que se actualizan como consecuencia de la interacción grupal; ellas tienen su origen en el grupo primario familiar y serían del orden inconsciente. El grupo y sus integrantes son representaciones de "otros" que habitan en la mente de cada participante y la tarea es develarlo. 
La perspectiva humanista fundamentada en el aporte de Rogers, se interesa en la oportunidad de crecimiento personal a partir de la interacción grupal, en donde la comunicación eficaz constituye un factor trascendente para la consecución de los objetivos. Dicha perspectiva recoge influencias de los filósofos y psicólogos existencialistas, cuya esencia atiende a las oportunidades de crecimiento personal que la interacción grupal aporta a los miembros del grupo, de modo que su interés estará en potenciar cualquier tipo de interacción que pueda surgir en el seno del grupo
En cuanto a la perspectiva productiva, a la misma le interesa la producción exógena del grupo; son grupos heterocentrados, en donde poca atención se presta a la dinámica de grupo, a excepción del uso de alguna técnica utilizada para estimular determinados climas grupales, como por ejemplo, la cooperación o para amenizar a los participantes. Dicha perspectiva no posee una teoría particular, sin embargo, posee mucha aceptación en el ámbito educativo, empresarial, de salud, entre otros. Por las características de su aplicación, esta perspectiva se orienta en generar efectos momentáneos mediante técnicas grupales.
	En virtud de los antes expuesto, el grupo conforma un componente de las interacciones humanas, el cual, para Robbins (2001), es definido “Como dos o más individuos, interactuantes e interdependientes, que se han reunido para alcanzar determinados objetivos específicos. Los grupos pueden ser formales o informales” (p. 44). Tal definición permite establecer que el grupo atiende a múltiples características individuales que definen las condiciones e interacciones del grupo. 
	Entre las referidas características se pueden incluir las siguientes: Una asociación de dos o más personas identificables por nombre o tipo; los miembros se consideran como grupo, tienen una "percepción colectiva de unidad", una identificación consciente de unos con otros; existe un sentido de propósitos compartidos. Los miembros tienen el mismo objetivo, interés o ideal; existe un sentido de dependencia recíproca en la satisfacción de necesidades. Los miembros necesitan ayudarse mutuamente para lograr los propósitos para cuyo cumplimiento se reunieron en grupo; los miembros se pueden comunicar unos con otros.
	Para Robbins (Ob.cit), la evolución de los grupos no atiende a un patrón estándar en el desarrollo de los grupos. El autor describe el modelo de las cinco etapas y el modelo del equilibrio interrumpido. Plantea el autor que el modelo de las cinco etapas, suponía que los grupos transitaban por una secuencia modelo de cinco etapas: formación, tormenta, normalización, desempeño y disolución o dispersión. 
	La etapa de formación se corresponde con el inicio de la conformación del grupo en cuanto a su propósito, estructura y liderazgo; La etapa de tormenta se caracterizapor el conflicto intragrupal, pese a la aceptación de pertenencia al grupo, existe un grado de resistencia respecto a las restricciones que éste impone a las individualidades; la etapa de normalización se desarrollan relaciones de cohesión grupal. Se inicia el forjamiento del sentido de identidad y familiaridad; la siguiente etapa de desempeño acontece cuando la estructura grupal es enteramente funcional y aceptada. Se caracteriza por la comprensión y entendimiento mutuo el cual se traduce en el desempeño de los componentes humanos. 
	Para los grupos permanentes de trabajo, el desempeño es la última etapa en su desarrollo. En el caso de grupos temporales que tienen una actividad limitada que desempeñar, existe la etapa de disolución o dispersión. En esta etapa el grupo se prepara para su disolución. Ya el alto desempeño del trabajo no es la prioridad número uno del grupo. La atención se dirige hacia la culminación de actividades. 	Robbins (Ob. cit) afirma que “Estudios de más de una docena de grupos de fuerzas de trabajo en laboratorios y de campo han confirmado que los grupos no se desarrollan siguiendo una secuencia de etapas de validez universal” (p. 5). 
	Así pues, el autor plantea el modelo de equilibrio interrumpido el describe en la siguiente sucesión: 1º La primera reunión establece la dirección del grupo; 2º la primera fase de actividad del grupo es de inercia; 3º tiene lugar una transición al final de la primera fase, que ocurre exactamente cuando el grupo ha utilizado la mitad del tiempo que se le ha asignado; (4) la transición inicia cambios mayores; 5º una segunda fase de inercia sigue a la transición; y 6º la última reunión del grupo se caracteriza por una actividad considerablemente acelerada.
	Un aspecto inherente al desempeño grupal lo constituye la tarea, sus aspectos organizacionales y emocionales del grupo. En situaciones grupales, la tarea constituye el conjunto de acciones que emprende el grupo en función de los objetivos formulados. Para Kotter (1999), las tareas pueden ser sencillas o complejas. La complejas se refieren a las de orden rutinario. Mientras que las tareas complejas son aquellas que tienden a ser novedosas o no rutinarias. Expone al autor, que mientras más compleja sea la tarea, más beneficio obtendrá el grupo por la discusión grupal respecto a los métodos emplear; si la tarea es sencilla, el grupo no necesitará discutir alternativas.
	La tarea como función del grupo, se desarrolla en una estructura organizacional que comprende aspectos como: recursos humanos, financieros y materiales, de los que dispone la organización para alcanzar los objetivos deseados. Estos elementos tangibles dentro de la organización operan dentro de aspectos organizacionales como la cultura y el clima organizacional, como principales referentes de la interacción grupal y el desempeño del mismo. De esta manera, los aspectos organizacionales se complementan con los aspectos emocionales del grupo los cuales se verán afectados en gran medida por los valores y actitudes personales. Los valores representan las convicciones básicas de que un modo específico de conducta o estado final de existencia es personal o socialmente preferible al modo opuesto o contrario de conducta o estado final de existencia.
	Un componente trascendente dentro del grupo lo conforma el facilitador, en quien recae guiar el proceso de conducir a un grupo orientado al aprendizaje o del cambio de modo que genere motivación a todos los miembros del grupo interviniente. Es visto de esta manera que el papel del facilitador es identificar el conocimiento e ideas de los diferentes miembros de un grupo, integrarlos en un proceso de aprendizaje colectivo, a pensar y actuar en conjunto. Para ello, como señala Conger (2000), “Un buen facilitador tiene ciertas características personales que animan a los miembros del grupo a participar. Estas incluyen la humildad, generosidad y paciencia, combinadas con comprensión, aceptación y afirmación. Estos son dones que todos haríamos bien en desarrollar” (p. 56). Aspectos que indudablemente serán desarrollados en un proceso de crecimiento personal.
	Se puede agregar al planteamiento anterior, que como parte del proceso grupal, la metodología empleada en el mismo se sustenta preferentemente en modelos comunicacionales como por ejemplo, el modelo transaccional como teoría de la personalidad y de las relaciones humanas con una filosofía propia orientada al crecimiento y el cambio personal u organizacional en variados contextos. Por su parte el modelo de Programación Neurolingüística (PNL), plantea como eje la comunicación interpersonal, principalmente de la relación entre los modelos de conducta exitosos y las experiencias subjetivas.
	En la misma tendencia, el modelo de pensamiento sistémico se enfoca en la actividad realizada por la mente con el objetico de comprender el funcionamiento de un sistema y abordar el problema que presenten sus componentes. Es una tendencia centrada en la actitud del ser humano, que se basa en la percepción del mundo real en términos de totalidades para su análisis, comprensión y accionar, a diferencia del planteamiento del método científico, que sólo percibe partes de éste y de manera inconexa.
	La importancia de los planteamientos previos asume significativa trascendencia ante la presencia del conflicto y la toma de decisiones en el aula. Así pues, la metodología a emplear en el proceso grupal dentro del salón de clases, determinará la resolución de situaciones conflictivas en el mismo. La intervención en dichos conflictos no atiende a un recetario formal de actividades a ser aplicadas en el aula, pues las situaciones de conflictividad escolar varían según las características del centro, según el nivel educativo y según las características propias del grupo aula y el clima presente. 
	En tal sentido, las técnicas de grupo emergen como herramientas del logro de los objetivos en función de las características personales y situacionales del grupo de alumnos, los que van a determinar la selección y concreción de actividades. Al respecto, Escámez, García y Sales (2002), explican que dichas técnicas deben orientarse en los siguientes aspectos: Desarrollo y fomento del diálogo; gestión democrática del aula; educación en valores; propiciar el aprendizaje cooperativo, donde los objetivos de los participantes se encuentran vinculados de tal modo que cada uno de ellos sólo puede alcanzar sus objetivos sí, y sólo si, los otros alcanzan los suyos; autocontrol emocional. Los alumnos deben aprender a conocerse a sí mismos, tomar conciencia de sus estados internos, de sus emociones, de sus sentimientos, impulsos, entre otros.
En síntesis, el abordaje de la conflictividad escolar requiere necesariamente de intervenciones integrales, desde distintos ámbitos (familiar, escolar, social, cultural, entre otros), con lo cual si se centran en un solo aspecto las intervenciones serán parciales y contaran con una disminuida garantía de éxito. La comunicación constituye un factor que mejora de las relaciones interpersonales entre alumnos, entre profesores, entre profesores –alumnos y entre padres-profesores, la mejora del clima de centro, la intervención que permita garantizar una sana convivencia.
	La acción grupal asume de esa manera un enfoque de facilitación en un contexto de aprendizaje que debe aportar las condiciones necesarias para la interacción grupal, acción altamente definida por el facilitador quien como plantea Breson (1998), tiene función de “Hacer posible, o más fácil, determinada tarea o proceso; evocar, catalizar, agilizar, potencializar, fortalecer o acelerar los procesos sinérgicos y evolutivos inherentes a cada sistema para su aprendizaje, auto-organización, auto‐corrección y auto‐desarrollo integral” (p. 96). En tal sentido, el hábitat de aprendizaje es interpretado como una variable que incide sobre los procesos de adquisición de aprendizajes. 
	En dicho contexto grupal como medio de aprendizaje, la oratoria en el proceso facilitador comprende todasaquellas formas elocutivas en las que participan, alternadamente y a su turno, dos o más personas: puede denominársela también oratoria de grupo y su método básico es la discusión. La discusión es el arte del pensamiento reflexivo y de la comunicación, usualmente oral, cumplido por miembros de un grupo, cuyo objetivo es la solución cooperativa de un problema. Esta oratoria, a juicio de Pérsico (2003), se manifiesta en la conversación (formal e informal), la entrevista, la discusión en grupo y la discusión ante el público. 
 
	Obviamente que todo proceso grupal requiere de la formulación de metas u objetivos como aspectos fundamentales para el estudio del grupo y su funcionamiento. El grupo plantea determinadas metas individuales y colectivas dirigidas a la obtención de resultados en su rendimiento. Para Locke (1994), “La significación de las metas para la experiencia colectiva, además señala el papel de la creación de dificultades en el alcance de las metas y las tareas, al plantear que cuando las metas son demasiado altas, los atletas pueden sufrir una experiencia de frustración y/o ansiedad” (p. 63). Es decir, se deben plantear metas difíciles pero realistas, alcanzables, creíbles, medibles, compatibles, controlables y deseables. 
	En todo el proceso de interacción grupal, la motivación constituye un factor altamente determinante para el logro de objetivos y metas. La motivación desde diversas teorías motivacionales, tales como la de Existencia, Relación y Crecimiento (ERC) propuesta por Alferder ( ), la cual plantea que hay tres grupos de necesidades primarias: existencia, relaciones y crecimiento; la existencia se ocupa de satisfacer nuestros requerimientos básicos de la existencia material. El segundo grupo de necesidades es el de las relaciones: la necesidad que tenemos de mantener relaciones interpersonales importantes. 
	La teoría de las necesidades de McClelland (1988) sostiene que la realización, poder y afiliación son tres importantes necesidades que ayudan a comprender la motivación. La necesidad de realización se vincula con el impulso de sobresalir, de alcanzar un logro en relación con un conjunto de normas, de luchar para alcanzar el éxito; por su parte, la necesidad de poder se refiere a la necesidad de conseguir que las demás personas se comporten en una manera que no lo harían, es decir se refiere al deseo de tener impacto, de influir y controlar a los demás.La necesidad de afiliación es el deseo de contar con relaciones interpersonales cercanas y amigables.
En la misma orientación, la Teoría de la Evaluación Cognoscitiva sugiere que cuando las organizaciones utilizan las recompensas extrínsecas, como los pagos por un desempeño superior, se reducen las recompensas intrínsecas, que se derivan de que los individuos desarrollen lo que les gusta. Es decir, cuando se otorgan recompensas extrínsecas a alguna persona por desarrollar una actividad interesante, se hace que decline el interés extrínseco en la misma tarea.
	Por su parte, la Teoría de la Fijación de Metas propuesta por Locke, formuló que la intención de alcanzar una meta es una fuente básica de motivación en el trabajo. Es decir, las metas le indican al individuo lo que es necesario hacer y cuánto esfuerzo será necesario desarrollar. La evidencia apoya fuertemente el valor de las metas. La teoría se sustenta en la fijación de metas específicas y difíciles, las cuales conducen a un mejor desempeño. Esto equivale a decir que las metas específicas mejoran el desempeño; que las metas difíciles, cuando se aceptan, dan como resultado un mayor desempeño que las metas fáciles; y que la retroalimentación conduce a un mayor desempeño que la no retroalimentación. 
	
	En términos generales, las teorías de acción social (Weber, Parsons,) plantean en esencia que la acción es la descripción adecuada de las motivaciones y de las causas que promueven la acción social. El enfoque plantea que el hombre actúa porque es capaz de descubrir relaciones causales que provocan cambios y mutaciones en el universo. Así pues, el actuar implica y presupone la categoría de causalidad. Sólo quien contemple el mundo a la luz de la causalidad puede actuar. 
	Dentro del contexto social y educativo, el proceso de interacción y comunicación, conforman indistintamente procesos conjugados de socialización en general, considerando para ello cómo los actores de la comunicación construyen su diálogo y se autoerigen en miembros de una comunidad. La socialización supone la capacidad de relacionarse con los demás, de incorporar las reglas del entorno, negociarlas y ajustarlas a sus necesidades. En términos comunicativos, la socialización supone un proceso en el que el sujeto adopta mecanismos necesarios para enviar y recibir información, para interpretarla y significarla. Todo como parte de un proceso interactivo y comunicativo, tanto a nivel social como educativo.
	Rizo (2005) plantea que el proceso de interacción como acto comunicativo en el contexto educativo parte de la observación de las situaciones comunicativas que se generan en el contexto escolar, particularmente en el aula. Se interpreta que el proceso enseñanza-aprendizaje como algo complejo que requiere de un proceso de cooperación, producto de la interacción entre los dos sujetos elementales intervinientes en él: el docente, instructor, coordinador o facilitador, por un lado, y estudiante, educando, participante, por el otro.
	Indudablemente que en el proceso de interacción y comunicación, la personalidad expresa el conjunto de características o patrón de sentimientos, emociones y pensamientos ligados al comportamiento, es decir, los pensamientos, sentimientos, actitudes, hábitos y la conducta de cada individuo, que persiste a lo largo del tiempo frente a distintas situaciones distinguiendo a un individuo de cualquier otro haciéndolo diferente a los demás. Para Grof y Bennet (2006), la personalidad, su descripción y desarrollo, suponen que cada persona al nacer ya posee su propia personalidad con determinadas características particulares, las cuales con el transcurrir del tiempo más el factor ambiental y las circunstancias es como se definirá esa persona. La personalidad será fundamental para el desarrollo de las demás habilidades del individuo y para la integración con grupos sociales
	En la tendencia anterior, los enfoques cognoscitivos sociales enfatizan cómo los factores del comportamiento interactúan para influir en el aprendizaje, pero hacen énfasis en los proceso mentales. Bandura (1977) incorporó aspectos del aprendizaje cognitivo y conductual. El aprendizaje social sugiere que una combinación de factores del entorno (sociales) y psicológicos influyen en la conducta. La teoría del aprendizaje social señala tres requisitos para que las personas aprendan y modelen su comportamiento: retención, como acción mental de recordar lo que se ha observado, reproducción como habilidad de reproducir la conducta y motivación para querer acoger esa conducta.
	Otro enfoque motivacional lo conforma la perspectiva humanística, cuyo origen proviene de corrientes del pensamiento de la Psicología, tuvo como principal pionero a Maslow en 1954 quien publico Psicología Humanística, la cual se centraba en lo que motivaba a las personas a sentirse bien, tener éxito y estar mentalmente saludable. Este enfoque iniciado en la Psicología y extendido a la Educación, como afirman Gordon y Browne (2001), “Tiene su lugar en la educación de la primera infancia porque intenta explicar cómo se debe motivar a las personas” (p. 156). En el campo educativo tuvo mucha influencia la Teoría Humanística centrada en el hombre de Rogers (1969)
	Lo antes expuesto se sustenta en teorías humanísticas que sostienen que educar es humanizar, permite que el alumno alcance un grado mayor de persona humana, una concepción netamente humanista de la persona que debe ser educada. Todo lo que acontece dentro del ámbito educativo debe contar con una intención formativa, para que sea realmente educativo. Para ello, es necesario, como afirmaRojas (citado por García, s/f) es necesario trascender del modelo de educación tradicional de manera rígida determinada por un currículo inflexible y centrada en el profesor. Así pues, como sostiene García (2001), “La educación humanista se define como de tipo indirecto, pues en ella el docente permite que los alumnos aprendan mientras impulsa y promueve todas las exploraciones, experiencias y proyectos que éstos preferentemente inicien o decidan emprender a fin de conseguir aprendizajes vivenciales con sentido” (p. 4).
	Por último, la Psicología de constructos personales propuesta por Kelly (1955), es una de las más representativas del paradigma constructivista. El sustento teórico de los Constructos Personales parte de la premisa básica de que la experiencia es una construcción personal a la que cada individuo va dotando de su propio significado. Una visión del ser humano suponía una reacción a las teorías dominantes en ese momento que basaban la explicación de la conducta humana en base a la búsqueda de sus causas determinantes, ya fueran internas o externas a la persona. Es decir, la idea de que cada individuo construye una réplica de la realidad, basándonos en las creencias que se tiene acerca de sí mismo y el entorno que le rodea.
REFERENCIAS
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Carnegie, D (1940). Cómo ganar amigos e influir sobre las personas. [Libro en línea]. Disponible: http://www.googlebooks.edu.ve (Consulta: Noviembre, 2011).
Drucker, P. (1999). Los desafíos de la gerencia para el siglo XXI. Colombia: Grupo Editorial Norma.
Escámez, J. García, R. y Sales, A. (2002). Claves educativas para escuelas no conflictivas. Barcelona. Idea Books.
García, J. (2001). ¿Qué es el paradigma humanista en la educación? [Libro en línea]. Disponible: http://www. http://www.riial.org/espacios/educom/educom_tall1ph.pdf Consulta: Diciembre, 2011).
González, Jesús N. Monroy, A. y Silberstein, E. (1999). Dinámica de grupos.
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Grof, S y Bennet, H. (2006). La mente holotrópica. Los niveles de la conciencia humana. España: Kairós.
Kelly, F.D. (1995). Realism, constructivism, and the individual psychology. . [Libro en línea]. Disponible: http://www.googlebooks.edu.ve (Consulta: Noviembre, 2011).
Kotter, J. (1999). La verdadera labor de un líder. Colombia: Editorial Grupo Norma.
Lewin, K. . (1944). Actión research and minority problems. Journal of Social Issues. [Libro en línea]. Disponible: http://www.googlebooks.edu.ve (Consulta: Diciembre, 2011).
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México: Ed. Pax.
Rizo, M (2005). Interacción y comunicación en entornos educativos: Reflexiones teóricas, conceptuales y metodológicas. [Libro en línea]. Disponible: http://www.googlebooks.edu.ve (Consulta: Noviembre, 2011).
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Sánchez, José C. (2002). Psicología de los grupos. España: Mc Graw Hill.
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