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Quisiera comenzar la introducción de este apartado, titulado Semiótica y diagnóstico psiquiátrico, agra- deciendo sin ambigüedad y lejos de toda impostura formalista, tanto la idea original de los coordinadores del proyecto en cuestión, como el reconocimiento de la invitación a participar en un texto que sin duda al- guna, por su rigor y actualidad, servirá a lo largo de los próximos años como marco referencial inelucta- ble, tanto para aquellos médicos internos residentes de psiquiatría de ámbito nacional así como del resto de países de habla hispana que se asomen con la lógica prevención, ilusión e interés al intrincado mun- do de la disciplina psiquiátrica, como para aquellos otros psiquiatras “senior” del mismo ámbito acadé- mico, adscritos tanto a tareas clínicas como inves- tigadoras en mayor o menor medida consolidadas, que atesoren con la necesaria ilusión del principiante un claro afán de actualización de sus conocimientos en nuestra profesión, de forma rápida, directa y nece- sariamente sincrética. En el capítulo 11, José Luis Santos, relativo al exa- men clínico de los pacientes psiquiátricos, se abor- dan de forma clara y didáctica aquellos aspectos re- feridos a la entrevista clínica psiquiátrica, elemento básico en la evaluación del paciente/persona objeto de nuestro quehacer profesional. Dicha evaluación no puede entenderse simplemente como una mera recogida transversal de los síntomas clínicos “actua- les” del paciente (discriminados de forma jerárquica y dimensional, y extraídos de la información recibida tanto del propio paciente como de sus personas más próximas), con vistas a la realización de una formula- ción diagnóstica (acorde con las clasificaciones al uso) ajustada a su demanda particular y concreta. Más allá, supone el primer eslabón de una comple- ja cadena de acontecimientos que, si bien habitual- mente debe culminar con la subsiguiente indicación terapéutica empíricamente validada de las quejas sintomáticas del paciente, engloba un objetivo mu- cho más amplio que incluye: el análisis descriptivo y fenomenológico de sus síntomas, signos, así como del curso evolutivo y del pronóstico de su proceso mórbido particular; la valoración exhaustiva de cier- tas áreas de interés vital de toda persona (su entorno relacional, su grado de funcionalidad psicosocial, sus características socioculturales, su situación legal, la privacidad de la información recogida, su implicación en el proceso terapéutico); y su historia individual (incluyendo su personalidad premórbida, el consumo de tóxicos o sus antecedentes médico-quirúrgicos) y familiar. Todo ello sin olvidarnos de otro objetivo igualmente relevante, como es el establecimiento de un cauce de comunicación franco con el paciente (y con sus personas más próximas), que nos permi- ta establecer una adecuada relación empática con el mismo a lo largo del extenso y complejo proceso terapéutico. Por último, cabe recordar que existen distintas modalidades de evaluación psiquiátrica en función del marco asistencial considerado (entrevista ambulatoria, hospitalaria, interconsulta, de urgencia, judicial y/o pericial), así como entrevistas estructura- das y estandarizadas, que también son analizadas de forma detallada. Semiótica y diagnóstico psiquiátrico Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 147 19/1/09 12:54:14 148 En el capítulo 12, Miguel Ángel González presenta la exploración psicodinámica como objetivo para co- nocer aquéllo que diferencia al sujeto de los demás, aquéllo que le distingue y le hace único. De forma didáctica, se nos presenta la exploración psicodi- námica como una parte integrada en la exploración psiquiátrica, que permite generar una visión global del psiquismo del paciente y de su mundo interno, acercándonos a su funcionamiento interpersonal y a los factores intrapsíquicos e interpersonales que han podido colaborar en la aparición de los problemas ac- tuales y van a a influir en la evolución de los mismos y en la respuesta al tratamiento. El capítulo 13, que suscribimos conjuntamente Rafael Segarra como el arriba firmante referido a la psico- patología descriptiva, al margen del afecto particular que nos merece dicha área temática, obedece a un doble propósito: por un lado, y con la publicación en el año 2001 del libro Introducción a la psicopatología (Editorial IM&C, Madrid), vimos premiada la ilusión y el esfuerzo desarrollados por un grupo de psiquiatras, así como de residentes de psiquiatría y de psicolo- gía, que desde la plataforma de un seminario sema- nal organizado en el marco institucional del Hospital de Basurto (Bilbao), participamos de la creencia de que la psicopatología constituye, sin duda alguna, una herramienta básica y tristemente descuidada en los tiempos que corren en nuestra práctica clínica cotidiana. En el prefacio de aquel trabajo se recogía, desde la obligada y necesaria humildad, una voluntad de resumen y de síntesis de los aspectos que nos pa- recían más relevantes y pragmáticos dentro del am- plio y complejo “corpus psicopatológico” que atesora nuestra especialidad. En otras palabras, intentamos elaborar una especie de “hoja de ruta” que nos per- mitiera adentrarnos con un cierto orden académico pretendidamente didáctico, en el complejo mundo de la semiología psiquiátrica y de la fenomenología, tan brillantemente perfilada por diversos autores clásicos y contemporáneos, como dispersa desde un punto de vista bibliográfico. En el año 2004, perseverando en dicho esquema de seminarios de actualización de aspectos psicopatológicos, el mismo grupo de profe- sionales (con nuevas y enriquecedoras incorporacio- nes), esta vez desde el ámbito del Hospital de Cru- ces (Barakaldo, Vizcaya), decidimos discutir, ordenar, corregir y actualizar el material acumulado. Fruto de dicha actividad, y manteniendo las mismas conviccio- nes y principios que alumbraron el trabajo inicial, edi- tamos una segunda edición de dicho libro (Editorial Ars Médica, Barcelona), incorporando nuevos capí- tulos (como la Psicopatología de la voluntad y la Psi- copatología del insight) así como un índice analítico de términos psicopatológicos. El presente capítulo, con la natural necesidad de síntesis por la limitación de espacio, pretende acercar de forma sistematizada al lector interesado nuestras modestas reflexiones en esta disciplina, crucial e insustituible, en nuestro que- hacer profesional como psiquiatras. El capítulo 14 de Vicent Balanzá y Rafael Tabarés, re- ferido a la neuropsicología en el ámbito psiquiátrico, resulta particularmente relevante por un doble motivo: por un lado la dificultad intrínseca para el psiquiatra clínico a la hora de abarcar y de conceptualizar la materia abordada (que integra conocimientos proce- dentes de la biología, fisiología, anatomía, psicología, neurología y psiquiatría), dificultad notablemente sos- layada por la indudable capacidad didáctica y sincré- tica de los autores. Por otra parte, estamos ante un área de conocimiento de absoluta actualidad, cuyo peso específico en la génesis de nuevos datos y evi- dencias aplicables a múltiples áreas de la psiquiatría clínica (neuropsiquiatría cognitiva) resulta hoy en día aparentemente inagotable. Tal y como se recoge del trabajo de los autores, el desarrollo contemporáneo de la neurociencia cognitiva está condicionando un cambio sustancial en el enfoque sobre la relación teó- rica dual cerebro-mente, de forma que ambos con- ceptos resultan prácticamente indisolubles. De este modo, alteraciones específicas del pensamiento, de la percepción, de la afectividad o de la propia con- ducta individual, que caracterizan y definen algunos de los diferentes síndromes mórbidos psiquiátricos, reflejan al margen de consideraciones psicosocia- les y/o ambientales particulares, una modificación incuestionable de la actividad cerebral del paciente. Y viceversa, esta correlación se ve reflejada por el impacto que las diversas intervenciones psicotera-péuticas o que las modificaciones de los condicio- nantes ambientales generan sobre el funcionamiento y la “plasticidad cerebral” de un individuo, dentro de un modelo bio-psico-social de enfermedad mental. En este capítulo se realiza un sucinto repaso de las principales funciones cognitivas que suelen ser ob- Iñaki Eguíluz Uruchurtu Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 148 19/1/09 12:54:14 Semiótica y diagnóstico psiquiátrico 149 jeto de investigación en el ámbito de la psiquiatría contemporánea; se abordan aspectos prácticos de la evaluación neuropsicológica, así como las princi- pales baterías aplicadas en nuestro entorno clínico; se perfilan las principales aportaciones de la ciencia neuropsicológica en el campo de la psiquiatría (apor- taciones diagnósticas, pronósticas, terapéuticas, legales y aplicadas a la investigación) así como sus limitaciones; y por último se detallan los principales perfiles neuropsicológicos empíricamente atribuidos a los distintos síndromes psiquiátricos. El capítulo 15 de Vicente Molina, relativo a la neuro- imagen y psiquiatría, analiza la relevancia en el terreno de la psiquiatría clínica e investigadora de las diferen- tes técnicas de imagen disponibles en la actualidad, que permiten evaluar la estructura, la composición química y el funcionamiento cerebral de los pacien- tes in vivo, y que por tanto ofrecen una perspecti- va óptima y complementaria para el estudio de los diferentes trastornos mentales. El autor no elude las limitaciones atribuibles a este abordaje clínico: por un lado los diagnósticos en psiquiatría son sindrómicos, y pueden no corresponderse con un sustrato cerebral definido, o siquiera identificable (los hallazgos vincu- lados a un parámetro cerebral pueden no tener es- pecificidad, sobre todo si los hechos biológicos más directamente vinculados a dicho parámetro son com- partidos por distintos diagnósticos sindrómicos; de hecho, la correlación entre los diagnósticos actuales y los hallazgos cerebrales in vivo, probablemente no es directa ni simple). Por otra parte, los datos que hoy en día son capaces de medir las técnicas de imagen ce- rebral son producto de múltiples factores biológicos y ambientales confluentes, lo cual dificulta notable- mente su interpretación en el contexto clínico psiquiá- trico. Por todo ello, la integración de la información procedente de las diferentes técnicas de imagen y de otras fuentes (tanto clínicas como paraclínicas) re- sulta clave para poder interpretar adecuadamente los datos aportados por el estudio del cerebro in vivo de los pacientes psiquiátricos. En el capítulo se recogen las principales aportaciones de la neuroimagen en el campo de la psiquiatría clínica (tanto como ayuda al diagnóstico y al pronóstico de los diferentes síndro- mes psiquiátricos, así como el papel de la neuroima- gen en el estudio de la fisiopatología cerebral de cada síndrome en cuestión, o referida a los mecanismos de la respuesta farmacológica, donde resulta pujan- te la interacción genética-neuroimagen). También se repasan brevemente los fundamentos de las princi- pales técnicas de imagen cerebral disponibles en la actualidad (estructurales, bioquímicas, funcionales), y se enumeran las principales evidencias clínicas que han aportado en el estudio de los distintos trastor- nos mentales. Por último, se efectúa una descripción general de los métodos de cuantificación en neuro- imagen. El capítulo 16 de Manuel Martín-Loeches, referido a las técnicas neurofisiológicas en el estudio cerebral, aborda las técnicas de diagnóstico e investigación que tienen como base fundamental la actividad eléc- trica o electromagnética del cerebro. El autor centra su análisis en la electroencefalografía (EEG) y la mag- netoencefalografía (MEG), dos técnicas no invasivas, fáciles de utilizar y de interpretar, y con un gran poten- cial diagnóstico y experimental en psiquiatría. La ma- yor parte del contenido del capítulo, necesariamente breve, se basa en la extensa bibliografía acumulada y en los años de experiencia en la materia del propio autor, lo cual enriquece notablemente el contenido expuesto. Al situar estas técnicas en el conjunto de las llamadas técnicas de neuroimagen nos encontra- mos, por un lado, que la EEG y la MEG tienen una altísima resolución temporal, es decir, son capaces de decirnos lo que ocurre en el cerebro en términos de milisegundos. Esto supone una gran ventaja frente a otras técnicas como las llamadas hemodinámicas (PET o IRMf), ya que en estas últimas la resolución temporal es de varios cientos de milisegundos en el mejor de los casos. Muchos, si no la mayoría, de los procesos neurofisiológicos se producen en términos de decenas de milisegundos, por lo que la EEG y la MEG se hacen inmejorables a la hora de estudiar estos procesos en tiempo real. El problema viene sin embargo a la hora de determinar el lugar exacto don- de se están produciendo dichos fenómenos, aspecto en el que estas técnicas no son todo lo precisas que cabría desear. El autor aborda distintos procedimien- tos capaces de minimizar este problema, si bien esta cuestión no está del todo resuelta a día de hoy. Por último, se enumeran diferentes ejemplos de la aplica- ción de la EEG y de la MEG en los distintos síndro- mes psiquiátricos. Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 149 19/1/09 12:54:14 Iñaki Eguíluz Uruchurtu150 Por último, en el capítulo 17, Enrique Baca y María Antonia Oquendo, abordan el problema del diag- nóstico y clasificación en psiquiatría analizando las principales características y limitaciones intrínsecas, así como las particularidades de las diferentes cla- sificaciones psiquiátricas actuales de los trastornos mentales, con vistas a su evaluación crítica y con- textualizada. En las últimas décadas no cabe duda de que las clasificaciones psiquiátricas, fruto del consenso y del trabajo multidisciplinar de diferentes grupos de trabajo, que aglutinan a profesionales de distintos ámbitos académicos, culturales y geográfi- cos, han contribuido notablemente al avance del co- nocimiento psiquiátrico, al tiempo que han supuesto una fuente insustituible de génesis de debate y de conocimiento, de comunicación entre profesionales, y de aplicación de conceptos teóricos al ámbito clíni- co. Todo ello sin pretender soslayar sus limitaciones consustanciales fruto de ciertos planteamientos en ocasiones ateóricos, y ciertamente categoriales y marcadamente reduccionistas. No podemos obviar que el diagnóstico en psiquiatría es, a fecha de hoy, esencial y definitivamente clínico, y que la ausencia de patrones de referencia contrastados, así como de pruebas complementarias específicas, han obligado a depositar sobre el clínico experimentado el peso específico de diseñar unos criterios diagnósticos comunes, que delimiten las diferentes entidades sin- drómicas mórbidas, con sus consiguientes implica- ciones terapéuticas y pronósticas. En este sentido, cabe esperar que futuras formulaciones diagnósticas comprensivas, dimensionales, y que incluyan entre sus preceptos básicos consideraciones sociocultu- rales, así como marcadores biológicos específicos, puedan arrojar nueva luz sobre la ardua tarea de la conceptualización nosológica psiquiátrica. Por mi parte quisiera añadir que mi intención última, extensiva al resto de los organizadores, coordina- dores y autores del presente proyecto editorial, ha sido la de intentar compilar de forma actualizada, didáctica y sintética los conocimientos disponibles en las distintas áreas temáticas arriba referidas. Sin duda ha resultado un trabajo laborioso, complejo e ilusionante, fruto del cual nos encontramos ante un texto abierto, vivo, y susceptible de futuras actualiza- ciones, revisiones, correcciones, discusiones, y por supuesto críticas (preferiblemente constructivas). Queda en manos del lector juzgar si el esfuerzo ha merecido o no la pena. Manual Psiquiatri a 30-12-8 AG.indb 150 19/1/09 12:54:15
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