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© 2014. Elsevier España, S.L. Reservados todos los derechos Control de la infección en la práctica quirúrgica ÍNDICE DEL CAPÍTULO MICROORGANISMOS PATÓGENOS TRANSMISIBLES Bacterias Flora de las vías respiratorias altas Flora cutánea maxilofacial Flora no maxilofacial Microorganismos víricos Virus de la hepatitis Virus de la inmunodeficiencia humana Micobacterias TÉCNICAS DE ASEPSIA Terminología Conceptos Técnicas de esterilización de los instrumentos Esterilización mediante calor Calor seco Calor húmedo Esterilización mediante gas Técnicas de desinfección del instrumental Mantenimiento de la esterilidad Materiales desechables Mantenimiento del campo quirúrgico Desinfección quirúrgica Preparación del personal quirúrgico Preparación de las manos y los brazos Técnica limpia Técnica estéril Asepsia posquirúrgica Tratamiento de las heridas Tratamiento del instrumental cortante Sería difícil que una persona que viva en una sociedad industrializada moderna no estuviera enterada de los conceptos de la higiene personal y pública. La limpieza personal y la sanidad pública están arraigadas en la cultura de las sociedades civilizadas gracias a la educación parental y pública, y se ven reforzadas por las reglamentaciones gubernamentales y los anuncios de los medios de comunicación. Esta concienciación con- trasta de forma drástica con los siglos anteriores, cuando no se apreciaba mucho la importancia de las medidas higiénicas para el control de las enfermedades infecciosas. El gran trabajo de Semmelweis, Koch y Lister esclareció el concepto de asepsia, de manera que actualmente conocemos instintivamente la necesidad de aplicar las técnicas de asepsia. Los profesionales sanitarios deben aprender y poner en práctica téc- nicas que detengan los contagios en el entorno de la atención sanitaria. Esto es especialmente cierto en el caso de los dentistas que efectúan procedimientos quirúrgicos, por dos motivos: en primer lugar, para rea- lizar la intervención el dentista suele atravesar una superficie epitelial, que es la principal barrera frente a la infección. En segundo lugar, durante la mayoría de las técnicas quirúrgicas orales, el dentista, los ayudantes y el equipo se contaminan con la sangre y la saliva del paciente. MICROORGANISMOS PATÓGENOS TRANSMISIBLES En cualquier guerra, dos de los aspectos fundamentales son la identidad del enemigo y sus fortalezas y debilidades. En el caso de la cirugía oral, los oponentes son bacterias, micobacterias, hongos y virus, todos ellos virulentos. Las fortalezas de los oponentes son los diferentes medios que los microorganismos utilizan para evitar su propia destrucción, y su debilidad es la sensibilidad que presentan a productos químicos, biológicos y físicos. Conociendo al «enemigo», el dentista puede tomar decisiones racionales sobre el control de la infección. Bacterias Flora de las vías respiratorias altas. La flora oral normal contiene los microorganismos que suelen estar presentes en la saliva y en las su- perficies de los tejidos orales en las personas sanas e inmunocompetentes que no se han expuesto a los productos que alteran la composición de los microorganismos orales. En el capítulo 16 se ofrece una descripción completa de esta flora. En resumen, la flora oral normal consta de especies aerobias, cocos grampositivos (principalmente estreptococos), actinomi- cetos, bacterias anaerobias y especies de candida (tabla 5-1). El número total de microorganismos orales está controlado por los siguientes cuatro procesos principales: 1) el recambio epitelial rápido con descamación; CIRUGIA ORAL Y MAXILOFACIAL https://booksmedicos.org 55 Principios de cirugía| I |Parte Control de la infección en la práctica quirúrgica Capítulo | 5 | © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n a u to ri za ci ó n e s u n d el it o . 2) los factores inmunológicos del huésped, como la inmunoglobulina A (IgA) salival; 3) la dilución por parte del flujo salival, y 4) la competición entre microorganismos orales por los nutrientes disponibles y los puntos de sujeción. Cualquier producto (físico, biológico o químico) que altere cualquiera de las fuerzas que mantienen a los microorganismos orales bajo control permitirá un sobrecrecimiento excesivo de los microorganis- mos potencialmente patógenos y facilitará la infección de las heridas. La flora de la nariz y los senos paranasales consta principalmente de estreptococos aerobios grampositivos y anaerobios. Además, mu- chos niños albergan Haemophilus influenzae en estos lugares, y en muchos adultos Staphylococcus aureus forma parte de la flora temporal o permanente de la nariz y los senos paranasales. La flora normal en esta región del cuerpo está limitada por la presencia de epitelio respiratorio ciliado, inmunoglobulinas secretoras y descamación epitelial. Los cilios epiteliales desplazan a los organismos atrapados en las capas de moco hacia el tubo digestivo. Flora cutánea maxilofacial. La piel de la región maxilofacial tiene asombrosamente pocos microorganismos permanentes en su flora nor- mal. Las bacterias S. epidermidis y Corynebacterium diphtheriae son las es- pecies predominantes que se observan. En los poros y los folículos pilosos se encuentra Propionibacterium acnes, y muchas personas son portadoras de S. aureus en la piel de la cara, diseminado desde la nariz (tabla 5-1). La piel tiene varias formas de evitar que penetren los microorganis- mos de superficie. La capa más superficial de la piel se compone de células epiteliales queratinizadas que son capaces de resistir traumatis- mos leves. Además, las células epiteliales están unidas mediante uniones estrechas que resisten la entrada de bacterias. Los procesos que alteran la flora cutánea son, por ejemplo, la aplica- ción de vendajes oclusivos (que impiden la desecación y la descamación cutáneas), la suciedad o la sangre reseca (que proporcionan un mayor aporte de nutrientes y de nichos a los microorganismos) y los antibió- ticos (que alteran el equilibrio entre los diferentes microorganismos). Flora no maxilofacial. La flora situada bajo la región clavicular está formada por un número creciente de microorganismos entéricos gramne- gativos aerobios y anaerobios, especialmente en las proximidades de la región pélvica y en las puntas de los dedos no lavadas. El conocimiento general de estas bacterias es esencial para los cirujanos dentales, con vistas a prepararse ellos mismos para la cirugía y en el tratamiento de los pacientes que requieran un acceso venoso u otras técnicas alejadas de la región orofacial. Microorganismos víricos Los virus son ubicuos en el medio ambiente, pero afortunadamente solo pocos de ellos representan una amenaza grave para el paciente y el equipo quirúrgico. Los microorganismos víricos que causan las mayores dificulta- des son los virus de las hepatitis B y C y el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH). Todos ellos difieren en cuanto a su predisposición a la inactivación, diferencias que deben conocerse cuando se intente evitar su diseminación. Describiremos cada virus en función de su resistencia y del modo habitual de transmisión. Además, analizaremos brevemente las circunstancias que deben hacer sospechar al clínico que un paciente puede ser portador de uno de estos virus, lo cual permitirá que el equipo quirúrgico tome las precauciones necesarias, si bien la mejor estrategia consiste en tomar las precauciones universales, que se tratan más adelante. Virus de la hepatitis. Los virus de las hepatitis A, B, C y D son los responsables de la mayoría de las enfermedades infecciosas hepáticas. La hepatitis A se disemina principalmente por el contacto con las heces de personas infectadas. La hepatitis C puede diseminarse a partir de heces o sangre contaminadas. Los virus de las hepatitis B y D se diseminan mediante el contacto con cualquier secreción humana. El virus de la hepatitis B es el que conlleva elriesgo más elevado de contagio a los dentistas no vacunados, sus ayudantes y sus pacientes. Suele transmitirse por la introducción de sangre infectada en el to- rrente sanguíneo de una persona expuesta; sin embargo, las personas infectadas también pueden segregar gran cantidad de virus en la saliva, la cual puede entrar en otra persona a través de una superficie mucosa húmeda o una herida epitelial (cutánea o mucosa). Se ha observado que mínimas cantidades del virus (solo 105-107 viriones/ml sangre) son capaces de transmitir la enfermedad. A diferencia de la mayoría de los virus, el de la hepatitis B es excepcionalmente resistente a la desecación y a los desinfectantes químicos, incluidos los alcoholes, los fenoles y los compuestos de amonio cuaternario. Por lo tanto, se trata de un virus difícil de contener, sobre todo cuando se realiza una cirugía oral. Por fortuna, existen medios de inactivación del virus de la hepatitis B, como desinfectantes con halógenos (por ejemplo, yodóforo e hipo- clorito), formaldehído, óxido de etileno gaseoso, todos los tipos de esterilización mediante calor realizados adecuadamente y la irradiación. Estos métodos pueden utilizarse para minimizar la diseminación de la hepatitis de un paciente a otro. Además de evitar el contagio entre paciente y paciente, el dentista y el resto del personal también han de tomar precauciones para protegerse ellos mismos, porque se han producido varios casos en los que los dentis- tas han sido el origen primario de una epidemia de hepatitis B. Los dentis- tas que realizan técnicas quirúrgicas están expuestos a la sangre y la saliva; por consiguiente, el equipo de cirugía dental debe llevar protección frente a la contaminación de una herida abierta en las manos y de las superficies mucosas expuestas. Esa protección consiste en el uso de guantes, mascarilla y gafas, así como en llevar el cabello cubierto durante el procedimiento quirúrgico. El personal también debe llevar estos dispositivos de protec- ción cuando limpien los instrumentos y cuando manipulen impresiones, moldes o muestras de los pacientes. Una forma frecuente de inoculación de la hepatitis es el pinchazo con una aguja o un bisturí que esté contaminado con sangre o saliva, y por eso es importante manipular correctamente los objetos cortantes y punzantes. Además, los miembros del equipo dental deberían vacunarse contra la hepatitis B, lo cual ha demostrado reducir de forma eficaz la vulnerabilidad de una persona frente a la infección por la hepatitis B, aunque la duración de la protección no está determinada de forma definitiva. Por último, el personal de limpieza de la clínica y los técnicos de los laboratorios comerciales pueden protegerse mediante la separación y el etiquetado adecuados de los objetos contaminados y la eliminación apropiada de los elementos cortantes (cuadro 5-1). Tabla 5-1 Flora microbiológica normal Región Bacterias Cavidad oral Principalmente microorganismos aerobios grampositivos Streptococcus spp. Actinomytes spp. Bacterias anaerobias, como Prevotella melaninogenica Candida spp. Cavidad nasal Principalmente microorganismos aerobios grampositivos Streptococcus spp. En los niños, con frecuencia Haemophilus influenzae En los adultos, con frecuencia Staphilococcus aureus Piel de la cara Staphilococcus spp., principalmente S. epidermidis, ocasionalmente S. aureus Corinebacterium diphtheriae Propionibacterium acnes Todas las zonas por debajo de las clavículas, incluidas las manos S. epidermidis C. diphtheriae Aerobios gramnegativos como: Escherichia coli, Klebsiella spp. y Proteus spp. Organismos anaerobios enterales, como: Bacteroides fragilis https://booksmedicos.org 56 Principios de cirugía| I |Parte La identificación de todas las personas que se saben portadoras de los virus de las hepatitis B y C ayudaría a saber cuándo es necesario tomar precauciones especiales. Sin embargo, solo alrededor de la mitad de las personas infectadas por hepatitis tienen en algún momento signos y síntomas de la infección y algunas que se han recuperado completamente de la enfermedad aún diseminan partículas víricas intactas a través de sus secreciones. El concepto de precauciones universales surgió para abordar la incapa- cidad de los profesionales sanitarios para identificar específicamente a todos los pacientes con enfermedades contagiosas. La teoría en la que se basa el concepto de las precauciones universales es que debe protegerse uno mismo, al personal y a los pacientes mediante el uso de técnicas de barrera y tratar a todos los pacientes como si tuvieran una enfermedad contagiosa; esto asegura que todo el mundo esté protegido de aquellos que sí tienen un proceso infeccioso indetectado. Las precauciones universales consisten, por lo general, en que todos los médicos y el personal que estén en contacto con la sangre o las se- creciones de pacientes, bien directamente o en forma de aerosol, lleven dispositivos de barrera, como una mascarilla, protección ocular, gorro y guantes. Las técnicas de las precauciones universales se hacen extensivas a la descontaminación o el desecho de todas las superficies que hayan estado expuestas a la sangre, los tejidos y las secreciones del paciente. Por último, las precauciones universales obligan a evitar tocar algunas superficies (por ejemplo, el historial clínico dental, los teclados de los ordenadores, los interruptores de las lámparas y el teléfono) con guantes o instrumentos contaminados. Virus de la inmunodeficiencia humana. Debido a su relativa inca- pacidad para sobrevivir fuera del huésped, el VIH (que es el causante del síndrome de inmunodeficiencia adquirida [sida]), actúa de forma similar a otros microorganismos causantes de enfermedades de transmisión sexual (ETS). Es decir, la transferencia de los viriones de una persona a otra requiere el contacto directo entre la sangre o las secreciones cargadas de virus del huésped infectado con una superficie mucosa o una herida epitelial del posible huésped. Los estudios han demostrado que el VIH pierde su capacidad de infectar una vez que se ha desecado. Además, son pocas las personas portadoras del VIH que segregan el virus en la saliva, y aquellas que lo hacen tienden a segregar cantidades extremadamente pequeñas. No existen pruebas epidemiológicas que apoyen la posibilidad de la infección por el VIH únicamente por la saliva. Incluso la sangre de los pacientes con el VIH tiene bajas concentraciones de partículas in- fecciosas (106 partículas/ml, frente a 1013 partículas/ml en los pacientes con hepatitis). Es probable que esto explique por qué los profesionales que no están en ninguno de los grupos conocidos como de alto riesgo de tener el VIH tienen una probabilidad extremadamente baja de con- traerlo, incluso cuando están expuestos a la sangre y las secreciones de un gran número de pacientes con el VIH durante las operaciones o si sufren una autoinoculación accidental de sangre o secreciones contaminadas. De todas formas, hasta que se comprenda por completo la transmisión del VIH, la prudencia debe impulsar a los cirujanos a tomar medidas para evitar la diseminación de la infección desde el paciente portador del VIH a ellos mismos y a sus ayudantes mediante el uso de las precauciones universales, que incluyen las técnicas de barrera. En general, las precauciones universales utilizadas para los procesos bacterianos, micóticos y otras enfermedades víricas protegen al dentista, al personal de la consulta y a otros pacientes de la diseminación del virus que causa el sida (v. cuadro 5-1). Además, los pacientes inmunodeprimi- dos deben recibir atención especial para evitar que se contagien. Por lo tanto, todos los pacientes con el VIH que tengan un recuento de linfocitos T CD4+ inferior a 200/ml o una infección por el VIH con categoría B o C deben ser tratados por médicos y personal sin enfermedades infecciosas clínicamente aparentes. Estos pacientes no deben permitirque se les obligue a mantener contacto estrecho con otros pacientes que presenten síntomas clínicamente aparentes de una enfermedad contagiosa. Micobacterias La única micobacteria por la que deben preocuparse la mayoría de los dentistas es Mycobacterium tuberculosis. Aunque la tuberculosis (TB) es una enfermedad poco común en Estados Unidos y Canadá, el frecuente movimiento de personas entre países, incluidos aquellos en los que la TB es habitual, continúa diseminando los microorganismos de M. tuberculosis por todo el mundo. Además, algunas cepas nuevas de M. tuberculosis se han hecho resistentes a los fármacos que se han aplicado históricamente para tratar la TB. Por eso se deben respetar las medidas para evitar la di- seminación de la enfermedad de los pacientes al equipo sanitario dental. La TB se transmite principalmente a través de los aerosoles espirados que transportan bacilos de M. tuberculosis desde los pulmones infectados de una persona hasta los pulmones de otra. Los que tienen TB no tratada emiten gotitas durante la respiración, la tos, los estornudos y el habla. M. tuberculosis no es un microorganismo extremadamente contagioso. Sin embargo, la transmisión también puede producirse a través de ins- trumentos mal esterilizados, porque aunque los microorganismos de M. tuberculosis no forman esporas, son muy resistentes a la desecación y a la mayoría de los desinfectantes químicos. Para evitar la transmisión de la TB desde una persona infectada al personal sanitario dental, este debe llevar mascarilla (preferiblemente la mascarilla quirúrgica respiradora N95) siempre que trate a estos pacientes o esté en contacto estrecho con ellos. Los microorganismos son sensibles al calor, al óxido de etileno y a la irradiación; así, para evitar su transmisión de un paciente a otro, todos los instrumentos y accesorios reutilizables deben esterilizarse mediante calor o gas de óxido de etileno. Si es posible por cuestiones de seguridad, es aconsejable que los pacientes con TB no tratada pospongan la cirugía hasta que puedan comenzar el tratamiento. TÉCNICAS DE ASEPSIA Terminología Se dispone de diferentes términos para describir las distintas formas de evitar la infección. Sin embargo, a pesar de que son dos cosas distintas, los Cuadro 5-1 Métodos diseñados para evitar la propagación de los virus de la hepatitis Del paciente infectado a otros pacientes • Utilizar materiales desechables. • Desinfectar las superficies: A. Con compuestos halogenados: 1. Yodóforos. 2. Hipoclorito (lejía). B. Con aldehídos: 1. Formaldehído. 2. Glutaraldehído. • Esterilizar los instrumentos reutilizables: A. Con calor. B. Con gas de óxido de etileno. • Utilizar materiales desechables. Del paciente infectado al personal sanitario • Aprender a diferenciar a las personas con probabilidad de ser portadores. • Utilizar técnicas de barrera (por ejemplo, guantes, mascarilla y protección ocular) durante la cirugía, al manipular objetos contaminados y durante la limpieza. • Desechar rápidamente los objetos cortantes en contenedores protectores correctamente etiquetados. • Desechar las agujas inmediatamente tras su uso o volver a envainar los instrumentos que se estén empleando. • Utilizar un instrumento para colocar o quitar una hoja de bisturí de su mango. • Administrar la vacuna de la hepatitis B al personal sanitario. https://booksmedicos.org 57 Principios de cirugía| I |Parte Control de la infección en la práctica quirúrgica Capítulo | 5 | © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n a u to ri za ci ó n e s u n d el it o . términos desinfección y esterilización se suelen emplear como sinónimos. Esto puede dar la impresión errónea de que una determinada técnica o sustancia química ha esterilizado un objeto cuando en realidad solo ha reducido el nivel de contaminación. El equipo sanitario dental debe conocer la definición precisa de las palabras utilizadas para las diferentes técnicas de asepsia. La sepsis es la destrucción del tejido vivo por la acción de microorga- nismos, y suele acompañarse de inflamación. La mera presencia de mi- croorganismos, como en el caso de la bacteriemia, no constituye un estado séptico. La asepsia médica es el intento de mantener en lo posible a los pacientes, el personal sanitario y los objetos sin microorganismos que causen infección. La asepsia quirúrgica es el intento de evitar que los microorganismos accedan a las heridas causadas por la cirugía. Antiséptico y desinfectante son términos con frecuencia mal empleados. Ambos hacen referencia a sustancias que evitan la multiplicación de microorganismos capaces de causar infecciones. La diferencia es que los antisépticos se aplican al tejido vivo, mientras que los desinfectantes están diseñados para utilizarse exclusivamente en objetos inanimados. La esterilidad es la ausencia de formas viables de microorganismos, y representa un estado absoluto: no existen grados de esterilidad. El saneamiento es la reducción del número de microorganismos viables hasta niveles que los estándares de salud pública consideran seguros. El saneamiento no debe confundirse con la esterilización. La desconta- minación es similar al saneamiento, excepto en que no está relacionada con los estándares de salud pública. Conceptos Los dos medios principales para reducir el número de microorganismos sobre una superficie son los elementos químicos y los físicos. Los antisép- ticos, los desinfectantes y el gas de óxido de etileno son los principales medios químicos para destruir los microorganismos de las superficies. El calor, la irradiación y la limpieza mecánica son los principales medios físicos de eliminación de microorganismos viables (cuadro 5-2). Los microorganismos patógenos para el ser humano son las bacterias, los virus, las micobacterias, los parásitos y los hongos. La capacidad de los microorganismos de estos grupos para resistir los medios químicos o físicos es variable. Los microorganismos más resistentes a la elimina- ción son las endosporas bacterianas. Por lo tanto, en general, cualquier método de esterilización o desinfección que destruya las endosporas también es capaz de eliminar bacterias, virus, micobacterias, hongos, levaduras y parásitos. Este concepto se utiliza para controlar el éxito de las técnicas de desinfección y esterilización. Técnicas de esterilización de los instrumentos Cualquier medio de esterilización del instrumental que se vaya a utilizar en la asistencia dental ambulatoria y quirúrgica debe ser fiable, práctico y seguro para los instrumentos. Los tres métodos de los que se suele dis- poner para la esterilización del instrumental son el calor seco, el calor húmedo y el gas de óxido de etileno. Esterilización mediante calor El calor es uno de los medios más antiguos utilizados para destruir microorganismos. Pasteur empleó calor para reducir el número de pa- tógenos en los líquidos que se debían conservar. Koch fue el primero en utilizar el calor para la esterilización, al observar que una hora y media de calor seco a 100 °C destruía todas las bacterias vegetativas, pero que para eliminar las esporas de bacilos de carbunco eran necesarias 3 horas de calor seco a 140 °C. A continuación, Koch probó el calor húmedo y descubrió que era más eficaz porque reducía la temperatura y el tiempo necesarios para destruir las esporas. El calor húmedo tal vez sea más eficaz porque el seco oxida las proteínas celulares, un proceso que requiere temperaturas extremadamente altas, mientras que el calor húmedo causa la coagulación rápida de las proteínas a temperaturas relativamente bajas. Debido a que las esporas son la forma más resistente de vida microbia- na, se utilizan para controlar las técnicas de esterilización. La espora de la bacteria Bacillus stearothermophilus es muy resistente al calor, por lo que se utiliza para probar la fiabilidad de la esterilización por este medio. Estos bacilos pueden comprarlos loshospitales, las facultades de odontología y las consultas privadas y se ponen en el esterilizador junto con los ins- trumentos que se van a esterilizar. A continuación, un laboratorio cultiva las esporas tratadas con el calor. Si no se produce ningún crecimiento, se considera que la técnica de esterilización ha sido satisfactoria. Se ha demostrado que 6 meses después de la esterilización aumenta la posibilidad de que los microorganismos entren en las bolsas de es- terilización, aunque algunos piensan que es aceptable un período incluso más largo si las bolsas se manipulan bien. Por eso se deben etiquetar todos los instrumentos esterilizados con una fecha de caducidad que no sea superior a 6-12 meses más tarde (fig. 5-1). Una técnica alternativa útil para almacenar los instrumentos quirúrgicos de forma estéril es colocarlos en cajas con doble recubrimiento de un papel diseñado es- pecíficamente y esterilizados como equipo para usar en un solo paciente. Calor seco. El calor seco es un método de esterilización que se em- plea en la mayoría de las consultas dentales porque el equipamiento necesario no es más complicado que un horno con control termostático y un cronómetro. Este método se utiliza con más frecuencia para esterilizar material de vidrio e instrumentos de gran tamaño que pueden soportar el calor pero se pueden oxidar. El éxito de la esterilización depende no solo de lograr una determinada temperatura, sino también del mante- nimiento de la misma durante el tiempo suficiente. Así, al utilizar calor seco se deben tener en cuenta los tres factores siguientes: el tiempo de calentamiento del horno y los materiales que se van a esterilizar; la con- ductividad térmica de los materiales, y el flujo aéreo a través del horno y de los objetos que se están esterilizando. Además, debe tenerse en cuenta el tiempo de enfriamiento del equipo esterilizado tras el calentamiento. El tiempo necesario para la esterilización mediante calor seco limita su uso en el contexto ambulatorio, porque alarga el tiempo de recambio y obliga al dentista a tener muchos instrumentos por duplicado. Las ventajas del calor seco son la relativa facilidad de uso y la poca probabilidad de dañar los instrumentos resistentes al calor. Sus inconve- nientes son el tiempo necesario y las posibles averías del equipo sensible al calor. En la tabla 5-2 se muestran las recomendaciones para el uso de la esterilización mediante calor seco. Calor húmedo. El calor húmedo es más eficiente que el seco para la esterilización, porque es eficaz a temperaturas muy inferiores y requiere menos tiempo. La razón para ello se fundamenta en varios principios físicos. En primer lugar, el agua en ebullición a 100 °C tarda menos en destruir los microorganismos que el calor seco a la misma temperatura, porque el agua transfiere mejor el calor que el aire. En segundo lugar, se requiere aproximadamente siete veces más calor para convertir agua en ebullición en vapor que para hacer hervir la misma cantidad de agua a temperatura ambiente. Cuando el vapor entra en contacto con un objeto, se condensa y casi instantáneamente libera esa energía calorífica almacenada, que desnaturaliza rápidamente las proteínas vitales de la célula. El vapor saturado a presión (autoclave) es incluso más eficaz que Cuadro 5-2 Métodos generales para reducir el número de microorganismos viables de una superficie Físicos • Calor. • Limpieza mecánica. • Irradiación. Químicos • Antisépticos. • Desinfectantes. • Gas de óxido de etileno. https://booksmedicos.org 58 Principios de cirugía| I |Parte el vapor no presurizado. Esto se debe a que el aumento de la temperatura en un contenedor de vapor aumenta el punto de ebullición del agua de forma que el nuevo vapor que entra en un contenedor cerrado se calienta de forma gradual. Las temperaturas que se pueden lograr mediante el vapor a presión son 109 °C a 5 psi, 115 °C a 10 psi, 121 °C a 15 psi y 126 °C a 20 psi (tabla 5-2). El contenedor utilizado generalmente para obtener vapor a presión se denomina autoclave (fig. 5-2). El autoclave funciona creando vapor y después, a través de una serie de válvulas, aumenta la presión de forma que el vapor se sobrecalienta. Los instrumentos colocados en un auto- clave deben estar empaquetados para permitir el libre flujo de vapor a Tabla 5-2 Recomendaciones para la esterilización por calor seco y vapor Temperatura Duración del tratamiento o la exposición* Calor seco 121 °C 6-12 horas 140 °C 3 horas 150 °C 2,5 horas 160 °C 2 horas 170 °C 1 hora Vapor 116 °C 60 minutos 118 °C 36 minutos 121 °C 24 minutos 125 °C 16 minutos 132 °C 4 minutos 138 °C 1,5 minutos *Los tiempos para tratamientos con calor seco no comienzan hasta que la temperatura del horno alcanza el objetivo. Se deben aplicar semanalmente pruebas de esporas para evaluar la eficacia de la técnica y del equipo de esterilización. Hay que utilizar monitores sensibles a la temperatura cada vez que se utilice el equipo para indicar que se ha iniciado el ciclo de esterilización. Figura 5-2 Autoclave adecuado para la consulta que puede utilizarse como esterilizador de vapor y mediante calor seco. (Esterilizador Lisa: ejemplo de calor por vapor, por cortesía de A-dec, Newburg, Oregón.) Figura 5-1 Equipo para evaluar la esterilización. El envoltorio con código de colores está hecho de papel y celofán; las zonas de prueba sobre el paquete cambian de color a las temperaturas de esterilización o con el gas de óxido de etileno (arriba y centro). El vial contiene esporas de Bacillus stearothermophilus, que se usa para probar la eficacia del equipo de esterilización mediante calor (abajo). https://booksmedicos.org 59 Principios de cirugía| I |Parte Control de la infección en la práctica quirúrgica Capítulo | 5 | © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n a u to ri za ci ó n e s u n d el it o . su alrededor, por ejemplo colocándolos en bolsas para esterilización o envolviéndolos en paños de algodón. Cuando se colocan los instrumentos en agua en ebullición o en un flujo libre de vapor, se logra una desinfección más que una esterilización, porque a 100 °C sobreviven muchas esporas y determinados virus. Las ventajas de la esterilización con calor húmedo son su eficacia, su velocidad y la relativa disponibilidad del equipo de autoclave acorde al tamaño de la consulta. Los inconvenientes son la tendencia del calor húmedo a desafilar y a oxidar los instrumentos, así como el coste de los autoclaves (tabla 5-3). Esterilización mediante gas Determinados gases ejercen una acción letal sobre las bacterias mediante la destrucción de las enzimas y otras estructuras bioquímicas vitales. De los diferentes gases disponibles para la esterilización, el más utilizado es el óxido de etileno. El óxido de etileno es un gas altamente inflamable, de manera que se mezcla con dióxido de carbono o con nitrógeno para hacer su uso más seguro. Al ser un gas que está a temperatura ambiente, el óxido de etileno se difunde fácilmente a través de materiales porosos, como el plástico y el caucho. A 50 °C es eficaz para destruir todos los microorganismos, incluidas las esporas, en 3 horas. Sin embargo, dado que es muy tóxico para los tejidos animales, el equipo expuesto al óxido de etileno debe airearse durante 8 a 12 horas a 50-60 °C o a temperatura ambiente durante 4 a 7 días. Las ventajas del óxido de etileno para la esterilización son su eficacia a la hora de esterilizar materiales porosos, equipos de gran tamaño y materiales sensibles al calor o la humedad. Sus inconvenientes son la necesidad de equipos especiales, la duración del tiempo de esterilización y la aireación necesaria para reducir la toxicidad tisular. Esta técnica se emplea poco en clínicas dentales, a menos que se tenga fácil acceso a una instalación de gran tamaño dispuesta a esterilizar el equipo dental me- diante gas (por ejemplo, un hospital o un centro de cirugía ambulatoria). Técnicasde desinfección del instrumental Muchos instrumentos dentales no soportan las temperaturas necesarias para la esterilización mediante calor. Por lo tanto, si la esterilización mediante gas no está disponible y no se requiere una esterilidad absoluta, puede realizarse una desinfección química. Las sustancias químicas con posibles capacidades desinfectantes se han clasificado según tengan una actividad biocida alta, intermedia o baja. La clasificación se basa en la capacidad de la sustancia para inactivar bacterias vegetativas, bacilos tuberculosos, esporas bacterianas, virus no lipídicos y virus lipídicos. Los compuestos con baja actividad biocida son eficaces solo frente a bacterias vegetativas y virus lipídicos; los desinfectantes intermedios son eficaces frente a todos los microorganismos excepto esporas bacterianas, y las sus- tancias con alta actividad son biocidas para todos los microorganismos. La clasificación depende no solo de las propiedades intrínsecas de la sustancia, sino también de cómo se utilice el compuesto, algo que es casi tan importante como lo anterior (tabla 5-4). Las sustancias aceptables para la desinfección de instrumental para la cirugía dental son el glutaraldehído, los yodóforos, los compuestos clorados y el formaldehído; los compuestos que contienen glutaraldehí- do son los más utilizados. En la tabla 5-5 se resume la actividad biocida de la mayoría de los compuestos desinfectantes aceptables cuando se utilizan adecuadamente. Los alcoholes no son aptos para la desinfección dental general, porque se evaporan demasiado rápido; sin embargo, pueden utilizarse para desinfectar los cartuchos de anestésicos locales. Los compuestos del amonio cuaternario no son recomendables para la odontología, porque no son eficaces frente al virus de la hepatitis B, y el jabón y los elementos aniónicos los inactivan. Deben seguirse determinados procedimientos para asegurar la má- xima desinfección, con independencia de qué solución desinfectante se utilice. La composición debería reformularse y desecharse adecuada- mente de forma periódica, según las especificaciones del fabricante. Los instrumentos deben permanecer en contacto con la solución durante el período designado y no deben añadirse instrumentos recientemente contaminados a la solución durante este período. Todos los instrumentos deben limpiarse de sangre u otro material visible antes de colocarse en la solución. Por último, tras la desinfección, los instrumentos deben aclararse para eliminar las sustancias químicas y volver a utilizarse. En la tabla 5-6 se presenta un resumen del método preferido de es- terilización para determinados instrumentos dentales. Mantenimiento de la esterilidad Materiales desechables. Los materiales y fármacos utilizados du- rante la cirugía oral y maxilofacial (suturas, anestésicos locales, hojas de bisturí y jeringas con agujas) vienen esterilizados por el fabricante con di- ferentes técnicas, como el uso de gases, autoclave, filtración e irradiación. Para mantener la esterilidad, el dentista solamente debe retirar de forma adecuada el material o el fármaco de su envoltorio. La mayoría de los accesorios quirúrgicos tienen un doble envoltorio (la única excepción habitual son las hojas de bisturí). El envoltorio externo está diseñado para manipularlo de forma no estéril, y suele estar sellado de tal manera Tabla 5-3 Comparación de las técnicas de esterilización de calor seco frente a calor húmedo Calor seco Calor húmedo Principal efecto antimicrobiano Oxida las proteínas celulares Desnaturaliza las proteínas celulares Tiempo necesario para lograr la esterilización Largo Corto Complejidad y coste del equipo Bajo Alto Tendencia a desafilar y oxidar los instrumentos Baja Alta Disponibilidad del equipo adecuado para su uso en la consulta Buena Buena Tabla 5-4 Sistema de clasificación de los efectos biocidas de los desinfectantes químicos Nivel de actividad biocida* Bacterias vegetativas Virus lipídicos Virus no lipídicos Bacilos tuberculosos Esporas bacterianas Bajo + + − − − Intermedio + + + + Alto + + + + + *En ausencia de materia orgánica macroscópica en las superficies que se desinfectan. https://booksmedicos.org 60 Principios de cirugía| I |Parte Tabla 5-6 Métodos de esterilización o desinfección de determinados instrumentos dentales DESINFECCIÓN QUÍMICA Instrumentos Autoclave de vapor (se necesitan 1530 minutos por ciclo) Horno de calor seco (se necesitan 11,5 horas por ciclo) Esterilización* Instrumentos de acero inoxidable (sueltos) y fresas para restauraciones + + + + − Instrumentos empaquetados + + + (paquetes pequeños) − Conjuntos de instrumentos en bandeja, quirúrgicos o de restauración + (límite de tamaño) + + − Instrumentos oxidables (Solo cuando están recubiertos con protector químico) + + − Pieza de mano (autoclave) + + − − Pieza de mano (no para autoclave) − ± (desinfectante yodóforo) Accesorios en ángulo† + + − Dispositivos de goma + + − − Discos de fieltro + + + − Prótesis extraíbles‡ − − + Aspiradores de plástico resistentes al calor + + + − *Las soluciones químicas para desinfección o esterilización no son los métodos de elección para la esterilización de los dispositivos utilizados en la boca. En algunos casos, pueden utilizarse cuando se han excluido otros métodos más adecuados. †El médico debe confirmar con el fabricante que el accesorio soporta la esterilización mediante calor. ‡Aclarar bien la prótesis, sumergir en solución de lejía doméstica 1:10 (hipoclorito de sodio al 5-6%) durante 5 minutos. Aclarar la prótesis (repetir la técnica de desinfección antes de devolverla al paciente). Tabla 5-5 Actividad biocida de diferentes desinfectantes químicos NIVEL DE ACTIVIDAD* Nombre genérico Tiempo de exposición Intermedio Alto Formaldehído al 3% al 8% o ≥30 minutos + al 8% en alcohol al 70% 10 horas Glutaraldehído al 2% con etoxilatos no iónicos de alcohol lineal A temperatura ambiente ≥10 minutos + A 40-45 °C 4 horas + A 60 °C 4 horas + Glutaraldehído al 2% alcalino con tampón fenólico Diluido 1:6 ≥10 minutos + Sin diluir 7 horas + Glutaraldehído al 2% alcalino ≥10 minutos + 10 horas + Compuesto de cloro al 1% Diluido 1:5 ≥30 minutos + O-fenilfenol al 9% más O-bencil-p-clorofenol al 1% Diluido 1:32 ≥10 minutos + Yodóforos con 1% de yodo ≥30 minutos + *La contaminación visible macroscópicamente, como la sangre, debe eliminarse antes de realizar una desinfección química para maximizar la actividad biocida. https://booksmedicos.org 61 Principios de cirugía| I |Parte Control de la infección en la práctica quirúrgica Capítulo | 5 | © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n a u to ri za ci ó n e s u n d el it o . que una persona que no lleve bata y guantes pueda desenvolver y extraer el material, que seguirá recubierto por un envoltorio interno estéril. La persona sin bata ni guantes puede depositar el material del envoltorio estéril interior sobre una parte estéril del campo quirúrgico o permitir que otra persona con guantes estériles extraiga el material envuelto también de forma estéril (fig. 5-3). Las hojas de bisturí se manipulan de forma similar; la hoja sin envoltorio se puede dejar caer en el campo quirúrgico o bien otra persona puede extraerla con precauciones estériles. Mantenimiento del campo quirúrgico. Es imposible lograr un campo quirúrgico absolutamente estéril. Para las técnicas orales, es difícil mantener incluso un campo quirúrgico relativamente limpio debido a la contaminación de las vías digestivas y respiratorias altas. Por lo tanto, durante la cirugía oral maxilofacial el objetivo es evitar que cualquier mi- croorganismo que provenga del personal quirúrgico o de otros pacientes entre en la herida del paciente. Una vez que los instrumentos estén esterilizados o desinfectados, deberían colocarse para su uso durante el procedimiento quirúrgico de forma que se limite la probabilidad de contaminaciónpor microorganis- mos ajenos a la flora maxilofacial del paciente. Se utilizará una superficie lisa, como una mesa de Mayo, y se colocarán sobre la misma dos capas de paños estériles o papel impermeable. A continuación, el médico o el ayudante depositará el paquete de instrumental en el soporte y abrirá los bordes de forma estéril. Todos los objetos situados en el soporte deben estar esterilizados o desinfectados. Hay que tener cuidado de no permitir que entre humedad excesiva en los paños o el papel: si estos se saturan, pueden pasar bacterias de la superficie subyacente, no estéril, hacia los instrumentos estériles. Desinfección quirúrgica Las diferentes superficies presentes en la intervención dental tienen distintas necesidades en cuanto a desinfección, que dependen del po- tencial de contaminación y del grado de contacto del paciente con la superficie. Cualquier superficie que entre en contacto con el paciente o sus secreciones puede transportar microorganismos infecciosos. Además, cuando se utiliza el equipo de fresado de alta velocidad, la sangre y las se- creciones del paciente se dispersan sobre varias superficies del quirófano. Este puede desinfectarse de dos maneras básicas. La primera es limpiar todas las superficies con una solución desinfectante hospitalaria. La segunda es cubrir las superficies con protectores que se cambien entre un paciente y otro. Por fortuna, muchos desinfectantes químicos, como los compuestos clorados y el glutaraldehído, evitan la transferencia de los vi- rus de la hepatitis cuando se utilizan sobre las superficies en determi- nadas concentraciones (0,2% para el cloro, 2% para el glutaraldehído). Los reposacabezas, las mesas auxiliares, los tubos y las vías, los controles del óxido nitroso y de la silla, así como las sujeciones de las lámparas pueden cubrirse con dispositivos desechables de un solo uso que se encuentran en los comercios; el resto de la silla de dentista se pulveriza rápidamente con un desinfectante. Por lo general, las encimeras entran en contacto con el paciente solamente de forma indirecta, por lo que deben desinfectarse periódicamente, sobre todo antes de las operaciones. Si se reduce el número de objetos depositados en las encimeras de los quirófanos se facilitará y se hará más eficaz la limpieza periódica. Los dispensadores de jabón y los grifos de los lavabos son otra fuente de contaminación. A menos que puedan activarse sin utilizar las manos, deben desinfectarse con frecuencia porque muchas bacterias sobreviven, e incluso proliferan, en ambientes jabonosos (se facilitan más detalles más adelante en esta sección). Por este motivo, el jabón común no es la sustancia ideal cuando se preparan las manos para la cirugía. El equipo de anestesia utilizado para administrar los gases, como el oxígeno y el óxido nitroso, también puede propagar infecciones de un paciente a otro. Las gafas nasales de plástico están diseñadas para un solo uso. Las mascarillas nasales y los tubos que van a la mascarilla desde el dispensador de los gases también son o pueden cubrirse con manguitos desechables. Preparación del personal quirúrgico La preparación del equipo para una operación es diferente según la naturaleza de la técnica que se va a realizar y su localización. Los dos tipos básicos de asepsia personal que se describirán son: la técnica limpia y la técnica estéril. Los antisépticos se utilizan en ambas técnicas, por lo que se analizan en primer lugar. Preparación de las manos y los brazos. Los antisépticos se utilizan para preparar las manos y los brazos del equipo quirúrgico antes de ponerse los guantes, y también se emplean para desinfectar la zona qui- rúrgica. Debido a que los antisépticos se utilizan sobre tejidos vivos, están diseñados para tener baja toxicidad tisular mientras mantienen las propie- dades desinfectantes. Los tres antisépticos utilizados con más frecuencia en odontología son: los yodóforos, la clorhexidina y el hexaclorofeno. Los yodóforos, como la disolución de polivinilpirrolidona yodada (povidona yodada), tienen el espectro más amplio de acción antiséptica y son eficaces frente a las bacterias grampositivas y gramnegativas, la mayoría de los virus, M. tuberculosis, esporas y hongos. Figura 5-3 Método de transferencia estéril de suministros con doble envoltorio de una persona limpia (manos sin guantes) a otra con indumentaria estéril (manos con guantes). El envoltorio está diseñado para abrirse desde un extremo sin tocar el interior estéril del envase. El contenido estéril queda inmediatamente a disposición del receptor. Figura 5-4 Cirujana lista para operar en la consulta. Lleva una bata limpia sobre la ropa de calle, una mascarilla que le cubre la nariz y la boca, un gorro que le esconde el cabello, guantes estériles y protección ocular irrompible. La técnica limpia permite el uso de pendientes no colgantes. https://booksmedicos.org Figura 5-5 A, El envoltorio interno se deposita abierto sobre una superficie, con las letras impresas de frente a la persona que se va a poner los guantes. Obsérvese que las superficies externas de este envoltorio se consideran no estériles, mientras que la superficie interna en contacto con los guantes es estéril. B, Tocando el exterior del envoltorio, hay que tirar de los dobleces hacia cada lado para exponer los guantes. C, Obsérvese que el extremo abierto de cada guante está plegado para crear un manguito; con la punta de los dedos de la mano derecha se coge el manguito del guante izquierdo sin tocar nada más. El guante se acerca a los dedos extendidos de la mano izquierda que se deslizan en su interior mientras la mano derecha ayuda a ponerse el guante. El manguito se deja sin desdoblar. D, Los dedos de la mano izquierda se introducen en el manguito del guante derecho. El guante se lleva hacia los dedos extendidos de la mano derecha. E, Los dedos de la mano derecha se deslizan en el guante mientras este se continúa sujetando con los dedos de la mano izquierda en el manguito para estabilizar el guante. Una vez que el guante está colocado, se despliega el manguito. F, Por último, los dedos de la mano derecha se introducen en el manguito del guante izquierdo para desplegarlo. Los guantes pueden utilizarse ahora para asegurar que los extremos de los dedos de cada mano se encuentran totalmente introducidos en los dedos de cada guante mientras se tiene cuidado de tocar solamente las superficies de los guantes estériles. G, Ahora se pueden usar los guantes para asegurarse de que las puntas de los dedos encajan exactamente en las de los guantes; al mismo tiempo, se tiene cuidado de tocar únicamente la superficie estéril de ellos. https://booksmedicos.org 63 Control de la infección en la práctica quirúrgica Capítulo | 5 | © E ls ev ie r. Fo to co p ia r si n a u to ri za ci ó n e s u n d el it o . Figura 5-6 A, Técnica para volver a colocar la tapa de la aguja. B, Aguja con sistema de autocierre. C, Eliminación adecuada de instrumentos cortantes desechables en un contenedor rígido bien señalizado para evitar la inoculación accidental con desechos contaminados del personal de consulta o de los trabajadores de la limpieza. (B, De Logothetis DD. Local anesthesia for the dental hygienist. St. Louis: Mosby; 2012.) https://booksmedicos.org 64 Principios de cirugía| I |Parte Los yodóforos suelen formularse en solución de yodo al 1%. La presentación jabonosa tiene un detergente aniónico añadido. Los yodó- foros se prefieren sobre las soluciones no compuestas de yodo porque son mucho menos tóxicos para el tejido y más hidrosolubles que el yodo libre. Sin embargo, están contraindicados para personas sensibles a los materiales yodados, aquellas con hipotiroidismo no tratado y las mujeres embarazadas. Los yodóforos ejercen su efecto a lo largo de varios minutos, por lo que la solución debe permanecer en contacto con la superficie durante al menos unos pocos minutos para lograr su efecto máximo.La clorhexidina y el hexaclorofeno son otros antisépticos útiles. La clorhexidina se utiliza ampliamente en todo el mundo y está disponible en Estados Unidos en forma de solución cutánea y para su uso interno. La posible toxicidad sistémica con el uso repetido del hexaclorofeno ha limitado su uso. Ambas sustancias son más eficaces frente a las bacterias grampositivas que frente a las gramnegativas, lo cual las hace útiles para la preparación del paciente que va a someterse a una operación de cirugía maxilofacial. La clorhexidina y el hexaclorofeno son más eficaces cuando se utilizan repetidamente durante el día, porque se acumulan en la piel y dejan un efecto antibacteriano residual tras cada lavado. Sin embargo, su inocuidad frente a los bacilos tuberculosos, esporas y muchos virus les hace mucho menos eficaces que los yodóforos. Técnica limpia. La técnica limpia se suele utilizar para la cirugía en consulta que no requiera específicamente una técnica estéril. Las técnicas quirúrgicas orales en consulta que requieren una técnica estéril son todas aquellas en las que se realiza una incisión cutánea. La técnica limpia está diseñada tanto para proteger al personal sanitario y a otros pacientes de un paciente en concreto, así como para proteger al paciente de patógenos que pueda portar el personal sanitario. Cuando se utiliza una técnica limpia, el personal sanitario debe llevar la ropa de calle limpia cubierta por una bata de laboratorio de mangas largas (fig. 5-4). Otra opción es el uniforme del personal (por ejemplo, traje quirúrgico), sin más elementos de cobertura o con una bata quirúrgica de manga larga por encima. Los dentistas deben llevar guantes siempre que realicen una asistencia dental. Cuando se utiliza la técnica limpia, las manos pueden lavarse con jabón antiséptico y secarse con una toalla desechable antes de ponerse los guantes. Estos deben ser estériles e introducirse mediante una técnica adecuada para mantener la esterilidad de las superficies externas. La técnica de autocolocación de guantes estériles se ilustra en la figura 5-5. En general, hay que estar equipado con protección ocular siempre que exista dispersión de sangre o saliva, como cuando se utiliza una sierra de alta velocidad (v. fig. 5-4). Siempre que se generen aerosoles o que se vaya a realizar una herida quirúrgica hay que utilizar mascarilla y un gorro que oculte todo el cabello. En la mayoría de los casos no es absolutamente necesario preparar la zona quirúrgica cuando se utiliza una técnica limpia. Sin embargo, cuando se realiza una cirugía de la cavidad oral, la piel perioral se des- contamina con las mismas soluciones utilizadas para el lavado de las manos, y la cavidad oral se prepara mediante cepillado o aclarado con gluconato de clorhexidina (0,12%) o un colutorio con base alcohólica. Estas técnicas reducen la contaminación cutánea o de la mucosa oral de la herida y disminuyen la carga de microorganismos de cualquier aerosol que se forme al utilizar fresadoras de alta velocidad en la boca. Puede que el dentista quiera cubrir al paciente para proteger su ropa, para evitar que entren objetos en los ojos de forma accidental y para reducir la contaminación de las suturas en caso de que caigan en partes no cubiertas ni preparadas del cuerpo del paciente. Durante una intervención quirúrgica oral únicamente debe utilizarse agua estéril o suero salino estéril para irrigar las heridas abiertas. Para la irrigación puede utilizarse una jeringa desechable de inyección, una pera de goma reutilizable o una bomba de irrigación conectada a una bolsa de suero intravenoso. También se dispone de depósitos conectados por vías de irrigación a una pieza de mano y que pueden rellenarse con líquidos estériles de irrigación. Técnica estéril. La técnica estéril se utiliza para la cirugía en consulta cuando se hacen incisiones cutáneas o una cirugía en el quirófano*. El objetivo de la técnica estéril es minimizar el número de microorganismos que entran en las heridas creadas por el cirujano. La técnica requiere atención estricta a los detalles y cooperación entre los miembros del equipo quirúrgico. El cepillado quirúrgico de las manos y los brazos es otro medio de mi- nimizar la posibilidad de contaminar la herida de un paciente. Aunque se llevan guantes estériles, los guantes pueden rasgarse (sobre todo cuando se utilizan fresadoras de alta velocidad o cuando se trabaja con alambres para fijar la mandíbula), lo que expone la piel del cirujano. Mediante el cepillado adecuado con soluciones antisépticas, la cantidad de bacterias en la superficie de manos y brazos se reduce considerablemente. La mayoría de los hospitales tienen un protocolo de cepillado qui- rúrgico que debería seguirse cuando se realiza una intervención en estos centros. Aunque pueden utilizarse varios métodos aceptables, lo más habitual es emplear una solución jabonosa antiséptica, un cepillo mo- deradamente rígido y un limpiador de uñas. Las manos y los antebrazos se mojan en un lavabo, y las manos se mantienen por encima del nivel de los codos tras mojarlos, hasta que las manos y los brazos se secan. Se aplica una cantidad abundante de jabón antiséptico en las manos y los brazos a partir de dispensadores de pared o con cepillos impregnados de antiséptico. El jabón antiséptico se mantiene en los brazos mientras se elimina cualquier suciedad de debajo de todas las uñas mediante un limpiador de uñas con extremo puntiagudo. A continuación, se aplica más jabón antiséptico y se comienza con el cepillado, con movimientos firmes y repetidos del cepillo en cada super- ficie de las manos y antebrazos hasta aproximadamente 5 cm del codo. Las técnicas de cepillado que se basan en el número de movimientos en cada superficie son más fiables que un tiempo fijo para el cepillado. La técnica de cepillado personal debe seguir una rutina diseñada para estar seguros que no se deja ninguna superficie del antebrazo o de la mano sin preparar adecuadamente. En el capítulo 32 se muestra un ejemplo de técnica de cepillado quirúrgico aceptable. Asepsia posquirúrgica Tratamiento de las heridas. Para evitar la diseminación de mi- croorganismos patógenos son útiles algunos principios de atención postoperatoria. Las heridas deben inspeccionarse o vendarse con las manos cubiertas por guantes limpios y recién puestos. Cuando estén esperando varios pacientes, se debe visitar primero a los que no tienen problemas infecciosos, y a continuación a los que tengan problemas, como un absceso con drenaje activo. Tratamiento del instrumental cortante. Durante una intervención y después de ella, se eliminarán los materiales contaminados para que el personal y otros pacientes no se infecten. El riesgo más frecuente de transmisión de enfermedades de pacientes infectados al personal es mediante pinchazos accidentales con agujas o cortes por bisturí. Las lesiones por instrumentos cortantes pueden evitarse de varias formas. Una de ellas es usar la aguja del anestésico local para recoger la funda tras su uso, empleando un instrumento, como una pinza de hemostasia, para sostener la funda mientras se vuelve a tapar la aguja, o bien usando agujas con un dispositivo de autocierre (fig. 5-6, A y B). Otra consiste en tener cuidado de no colocar ni retirar nunca la hoja del bisturí del mango sin un instrumento adecuado y recoger las hojas usadas, las agujas y otros instrumentos punzantes desechables en contenedores rígidos, bien señalizados y diseñados especialmente para objetos cortantes contaminados (fig. 5-6, C). Por motivos de protección ambiental, los materiales contaminados deben eliminarse en bolsas correctamente etiquetadas, y una empresa especialista en el tratamiento de residuos peligrosos se encargará de recogerlos. *Una herida limpia es la que se realiza a través de la piel intacta que ha sido tratada con un antiséptico. https://booksmedicos.org Botón30:
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