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Reporte de lectura HACIA UNA TEORÍA DE LOS ASENTAMIENTOS IRREGULARES

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SEMINARIO DE ÁREA SOCIOLOGÍA URBANA
23/02/2016
IBARRA CACERES ANA LUISA
REPORTE DE LECTURA 2_ HACIA UNA TEORÍA DE LOS ASENTAMIENTOS IRREGULARES
En este texto, el autor Óscar Rogelio Caloca nos traza un camino que va sobre las características y elementos de los asentamientos irregulares como respuesta a la indudable necesidad de vivienda que sufre el continente latinoamericano, siguiendo para su comprensión el camino de un proyecto inacabado de modernidad. 
El texto, aunque versa sobre sólidas bases teóricas, a veces pareciera dejar zonas turbias que nos impiden llegar a un comprendimiento total de la necesidad, traída por el autor, de “establecer una teoría que permita la observación de las condiciones de vida de la población que vive en asentamientos irregulares”. Y pareciera por ocasiones más importante la simple observancia, que la propia cuestión de buscar las raíces de un fenómeno que golpea a nuestras ciudades con el fin de generar las armas necesarias para combatir dicha situación.
Uno de los primeros cuestionamientos que me genera el texto es respecto a que el autor afirma que el precio que pagan algunas personas por predios de carácter irregular hace que no se considere un fenómeno exclusivo de personas que se encuentran en condiciones de extrema pobreza. Para ello incluso refiere una cifra de 50 mil pesos. Lo que más incertidumbre me causa, y el autor no deja claro, es para quién es un alto valor la suma de 50 mil pesos, sobre todo cuando no todas las personas pueden acceder a créditos o a alguna forma económica que les permita asumir la ejecución del espacio en el cual habitar. Quizás el planteamiento del autor debería buscar en qué condiciones de vida se encontraría una persona que decide pagar 50 mil pesos por un predio de condición legal turbia, y que no cuenta siquiera con los servicios urbanos básicos. 
Si bien es cierto que no todos los pobladores de un asentamiento irregular poseen iguales condiciones de precariedad, sí considero que el trasfondo de ese tipo de apropiación del suelo urbano conlleva una dosis de carencias, las cuales de hecho, no le han permitido permitirse buscar mejores condiciones. 
Por otra parte también considero que habría sido de mucho beneficio, para un mejor diálogo del lector con el texto, establecer una definición de precariedad, pues diversos autores han abordado el término y sus variaciones. Y en todo caso el uso de una u otra definición pueden crear lecturas diferentes a la que quizás pudo haber tenido la intención de trabajar el autor.
También en el trabajo el autor se refiere a algunos elementos de la vivienda, pero no determina, ni establece lo que a su juicio, o al juicio previamente establecido por otro autor, es una vivienda digna, o decente. Si bien usa algunas citas que se refieren a las condiciones de la vivienda, no queda declarado por el autor a qué condiciones se apegará para decir si existe calidad en la vivienda.
Por ejemplo, según CONEVAL para generar el indicador de calidad y espacios de la vivienda se manejan criterios de terminaciones y dimensiones. Elementos como pisos muros y cubierta, o existencia de hacinamiento indican si una vivienda tiene calidad o no. Para la elaboración de este indicador contar o no con servicios urbanos básicos, como redes de agua potable, drenajes, o electricidad no implican un cambio en la calidad de la vivienda. A los efectos de este texto que hemos estado analizando no queda definido cuáles serían los umbrales para aseverar que una vivienda no tiene calidad. Quizás resulte para mí como estudiante extranjera, de procedencia cubana, mucho más difícil asimilarlo, pues en Cuba, el cien por ciento de la generación y distribución de los servicios urbanos es responsabilidad del gobierno, así como garantizar el acceso de todos los cubanos a los mismos. 
A partir de estos elementos surgen diversos interrogantes ¿Será suficiente contar con dinero para comprar un predio que sea de carácter irregular, que cueste menos, pero que al final no garantiza las condiciones que conlleven a una mayor calidad de vida, como la que se busca al querer vivir en una ciudad? ¿Qué significa calidad de vida en la vivienda? ¿Acaso el hecho de que los ingresos de compradores de predios irregulares los coloque por encima del límite de pobreza, cambia en algo el hecho de que sigan viviendo en condiciones de precariedad?
Algo que aborda este trabajo, y que considero de gran significado, sobre todo para lograr modificaciones en esta forma de “solucionar” la problemática de la vivienda, es el hecho de que el autor plantea que la regularización de estos predios, se ha convertido en la vía de los gobiernos para quitarse peso en la producción de nuevas viviendas. Y esto sucede muy a pesar de las problemáticas socio-económicas y socio-espaciales que genera, tales como la del crecimiento poblacional desordenado, pobreza, exclusión social, desempleo, salarios bajos, bajos niveles educativos, falta de planeación urbana, el agotamiento de reservas, falta de acceso de servicios urbanos a las viviendas, entre otros no menos importantes. Por ello considero que de alguna forma la actuación debería ser hacia las propias instancias de gobiernos, a fin de buscar otros métodos que no incrementen las condiciones de precariedad y exclusión que ya de por sí tienen, por su propia naturaleza, al estar alejados de los centros de ciudades. Al respecto el autor refiere que se trata de un mal funcionamiento de los mercados de suelo urbano.
También el autor nos trae dos de las recomendaciones incluidas en la declaración de Buenos Aires. Una va sobre el manejo de una disminución en los precios del suelo, y la otra en la producción de suelos con servicios urbanos. Una mirada a esto nos hace considerar que sí existen estas posibilidades, sin embargo, al pensar en cuantos intereses deben mediar para que esto suceda, incluso intereses privados, parecen desvanecerse las ideas entre los dedos.
Otro elemento que me resultó interesante del texto es el tema de la multiculturalidad y cómo, a entender del autor, pasa por ser un deseo más del posmodernismo que no ha encontrado en las ciudades actuales, incluso ni en las áreas que quizás más precariedad viven como pudieran ser los propios asentamientos irregulares, una implicación que permita romper los límites de lo que el autor llama el “proyecto inacabado de la modernidad”. 
Ya para finalizar, entre las reflexiones sobre el posmodernismo y el modernismo el autor se refiere a algo que me resultó de extremo interés y es en cita que hace de Jürgen Habermas, sobre cómo sería más beneficioso tomar los elementos fallidos del proyecto de modernismo, y en lo cual supongo se basa fundamentalmente en “la exclusión de otros”. Yo por mi parte considero que similar sucedería con las experiencias del posmodernismo y su multiculturalidad, no se trata de borrar la tradición, la historia que está escrita no puede ser borrada, se trata más de no establecer jerarquías en base a cuestiones culturales o de origen, que finalmente terminan por generar exclusión, un fenómeno que llega a ser tan intrínseco que se convierte hasta en autoexclusión.

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