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Absorción y transporte de microminerales - 141 - minuyen la absorción de Cu reducen la solubilidad intraluminal de este mineral y/o compiten con su transporte a través de la mucosa intestinal (86, 87). Favorecen la absorción de Cu las proteínas de origen animal y la histidina (86, 87). Por el contrario, tienen una acción inhibitoria la caseína de la leche de vaca, los fitatos (demostrado en animales), la fructosa, el ácido ascórbico (demostrado en animales) y la pre- sencia de otros metales ( Zn, Fe, Ni y Mo) (86, 87). La eliminación del Cu ocurre principalmente por el tracto gastrointestinal. Las pérdidas por el sudor, la menstruación y la orina son mínimas (86). Del Cu ex- cretado por la bilis, sólo un 10-15% es reabsorbido a nivel intestinal (86). Sin embargo, el Cu presente en otras secreciones gastrointestinales probablemente está disponible para su reabsorción. Alrededor de 90-95% del Cu en el plasma se encuen- tra unido firmemente a la ceruloplasmina, en tanto que el 5-10% remanente se encuentra unido más laxamente a la seroalbúmina, la transcupreína, y a otros componentes de bajo peso molecular (83). La regulación de la absorción intestinal y de la ex- creción de Cu por la bilis es fundamental para la ho- meostasis de este mineral (88-91). La absorción es el principal mecanismo de control cuando la ingesta de Cu es baja. En esta condición, la fracción absorbida aumenta notablemente y las pérdidas endógenas se reducen (88-90). Por el contrario, cuando la ingesta es elevada, la disminución de la fracción absorbida no previene totalmente la absorción de un exceso de Cu, siendo este exceso entonces eliminado me- diante un aumento de la excreción biliar (89-91). La absorción de Cu se adapta más rápidamente a una ingesta baja que ante una ingesta elevada (89, 90). Existen algunas patologías genéticas del metabolis- mo del Cu, la más frecuente de las cuales es la enfer- medad de Wilson (1 x 30.000 individuos), patología autosómica recesiva en la que existe un defecto en el gen que codifica la ATP7B. Esto lleva a una me- nor tasa de incorporación de Cu a la ceruloplasmina y a una menor excreción de Cu con un progresivo incremento del mineral en diversos órganos, espe- cialmente en el hígado, el sistema nervioso central (especialmente en los ganglios basales), el riñón y el ojo (92, 93). Este progresivo incremento lleva al daño hepático (cirrosis), la degeneración progresiva de los ganglios basales del cerebro, y la formación de un anillo pigmentado parduzco apreciable en el margen externo de la córnea (anillo de Kayser- Fleischer) debido al depósito de Cu en la membra- na de Descemet; además se producen alteraciones de la función tubular renal (92, 93). Su tratamiento precoz con quelantes de Cu y la inhibición de la ab- sorción de Cu mediante dosis farmacológicas de Zn, disminuyen la progresión de la enfermedad (93). La enfermedad de Menkes es una anomalía genéti- ca recesiva y ligada al sexo, bastante poco frecuente (alrededor de 1 x 100.000 – 250.000 nacimientos), en la que existe una anomalía del gen que codifica la ATP7A. Dicha anomalía determina que exista una deficiencia grave de Cu de curso habitualmente fa- tal que se inicia en el periodo intrauterino, debido a un menor transporte placentario de Cu, y que se exacerba en el período postnatal por la falla de la absorción intestinal de Cu. Se caracteriza por una al- teración del crecimiento, pelo ensortijado y quebra- dizo, hipopigmentación de la piel y cabellos, tortuo- sidad de las arterias y degeneración neuronal (92, 94). Existen algunas variantes alélicas menos graves, entre las que se encuentra el síndrome del cuerno occipital, que es una forma en que el compromiso neurológico es menos intenso y se acompaña de una protuberancia ósea en la región occipital e hiperlaxi- tud de la piel y las articulaciones (94). La otra varian- te de este cuadro es el síndrome de Ehlers-Danlos tipo IX, el que se caracteriza por hiperelasticidad de la piel y las articulaciones (95). La aceuloplaminemia es una enfermedad extrema- damente rara, de herencia autonómica recesiva, en la que existe una anomalía genética del gen que codifica la ceruloplasmina, localizado en 3q21-24, que resulta en la acumulación progresiva de Fe en el sistema reticuloendotelial (92, 96). Por su función oxidasa, la ceruloplasmina es indispensable para la oxidación del Fe, paso indispensable para su unión a la transferrina (92,96). Al reducirse la actividad oxi- dasa, el Fe no es movilizado y queda bloqueado en el sistema reticuloendotelial. Los sujetos afectados
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