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1 Nefrología y urología (84)

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88
JULIO HERRERA PÉREZ DEL VILLAR Y JULIA T. HERRERA DIEZ
difícil su tratamiento. Será necesario eliminar el 
obstáculo para alcanzar la curación [8]
Manipulación de la vía urinaria: Alrededor 
del 5-10% de las cateterizaciones facilitan la in-
troducción directa del germen en la vía urinaria. 
La infección se presenta en el 100% de los casos 
si el catéter permanece in situ durante 4 días. En-
trañan un riesgo más elevado en los pacientes con 
insuficiencia renal previa [8].
Catéter urinario permanente
La asociación entre catéter urinario perma-
nente e infección urinaria es bien conocida.
La permanencia del catéter en el tiempo es el 
factor determinante. A partir del cuarto día de 
permanencia del catéter podemos asegurar que 
existe bacteriuria con o sin infección urinaria. La 
bacteriuria es muy frecuente no así la infección 
como tal. Más del 20% de los pacientes agudos 
y más del 50% en situación crónica, desarrollan 
una infección urinaria. Las medidas preventivas 
más eficaces son el cambio frecuente de catéter, 
el uso de catéteres modernos con material y siste-
mas anti-infección y sobre todo la suspensión de 
su uso tan pronto como sea posible [9-11].
Anomalías anatómicas o funcionales: De-
terminadas anomalías congénitas predisponen a 
un mal funcionamiento vesical con un incomple-
to vaciado de la misma (espina bífida, válvulas 
uretrales, anomalías anorrectales...). Se compor-
tan como si de una obstrucción se tratara. La 
vejiga neurógena, la poliquistosis renal, riñón 
en esponja, necrosis papilar, cicatrices renales, la 
incontinencia urinaria y el propio estreñimiento 
contumaz, pertenecen a esta categoría [12, 13].
Diabetes mellitus: La presencia de glucosa 
en la orina facilita el crecimiento bacteriano. Sin 
embargo, mediante una cuidadosa revisión se ha 
podido determinar que los diabéticos bien con-
trolados no tienen una incidencia de ITU supe-
rior a la población general. La infección es más 
frecuente en los diabéticos insulinodependientes 
y en los de larga evolución debido a la neuropa-
tía diabética autonómica. En estos casos, además, 
tienen el riesgo de desarrollar formas severas de 
infección renal atribuida a la alterada leucocito-
taxis y a la isquemia medular renal, debida a la 
microangiopatía diabética [12, 13].
Enfermedades sistémicas de carácter inmu-
nológico e inmunodeprimidos: Se encuentra 
afectada la inmunidad, así como en aquéllos que 
reciben tratamiento inmunosupresor. Son más 
susceptibles a presentar procesos infecciosos en-
tre ellos las infecciones urinarias [12, 13].
Muy frecuente en los primeros meses post-tras-
plante. La manipulación de las vías urinarias du-
rante el acto quirúrgico tiene mucho que ver. La 
profilaxis ha disminuido considerablemente la 
incidencia. Se deben de tratar enérgicamente, así 
como la bacteriuria asintomática [12, 13].
Embarazo: No está claro para todos los au-
tores el incremento de ITU en relación con el 
embarazo. El pH de la orina y la dilatación de las 
vías urinarias, propiciada no solo por una redu-
cida actividad urodinámica ureteral por la acción 
hormonal, principalmente debida a la progeste-
rona (circunstancia similar a la que se presenta 
durante la toma crónica de gestágenos), sino tam-
bién por el aumento de la presión ejercida por 
el crecimiento del útero, quienes facilitarían una 
fácil colonización de la orina. Una historia previa 
de ITU de repetición o de bacteriuria asintomá-
tica, facilitaría aún más la propensión. Además, 
la producción de interleukina 6 y de anticuerpos 
específicos en la mucosa, estarían disminuidos en 
la embarazada. Existe unanimidad de que en tales 
circunstancias las gestantes con una ITU tienen 
un mayor riesgo de desarrollar una pielonefritis 
aguda, complicación particularmente grave du-
rante el embarazo. Por otra parte, y en los países 
no desarrollados, la bacteriuria en la embarazada 
se asocia a prematuridad y bajo peso al nacer. La 
detección y tratamiento de este proceso mejoraría 
considerablemente esta asociación. En razón de 
la morbimortalidad materno-fetal en estos casos, 
es obligado efectuar urocultivo para detectar la 
presencia o no de bacteriuria asintomática y tra-
tarla en consecuencia [12-14].
Reflujo vesicoureteral: Es muy común en 
la infancia. El 50% de los niños menores de 2 
años con una ITU tiene reflujo. La infección por 
sí misma causa reflujo. Por otra parte, el reflujo 
mejora o desaparece con la edad. Su importancia 
estriba en que facilita la llegada de la infección al 
parénquima renal, amén del daño causado por el 
incremento de presión a nivel de la pelvis y pa-
pilas renales transmitido desde la vejiga [12-14].

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