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144 OSCAR SEGURADO TOSTÓN sustituido por otras variables clínicas o de labora- torio. Las biopsias renales repetidas se recomien- dan en algunas circunstancias: pacientes con re- caída, discordancia entre la clínica y los hallazgos histológicos o para evaluar pacientes en los que se pueda retirar el tratamiento inmunosupresor, para demostrar la posible transición de clase his- tológica o cambio en los índices de cronicidad y actividad; para proporcionar información pro- nóstica; y detectar otras patologías [21]. La mayoría de las biopsias se repiten ante sos- pecha de un brote de LN, proteinuria persistente o disminución de la función renal. Las biopsias por indicación clínica pueden apoyar cambios en el tratamiento [21]. La repetición de una biopsia renal para el brote es más beneficiosa para los pacientes con LN de clase 2 o 5 previa porque existe una pro- babilidad razonable de que la terapia pueda in- tensificarse. En NL clase 2 puede encontrarse un patrón más agresivo. El diagnóstico de lesiones crónicas o enfermedad inactiva puede permitir reducir o suspender la inmunosupresión. Si tras el tratamiento no se obtiene respuesta y persiste proteinuria nefrótica rebiopsiar puede no ser ne- cesario, se podría intensificar el tratamiento. Si se produce deterioro de función renal rebiopsiar puede mostrar la presencia de lesiones cicatricia- les que no responderán a tratamiento por lo que se podría suspender inmunosupresión evitando sus efectos adversos, igualmente en pacientes con respuesta mantenida la biopsia repetida puede verificar la remisión histológica permitiendo pa- rar el tratamiento [21]. Las visitas deben programarse cada 2 a 4 se- manas durante los primeros 2 a 4 meses después del diagnóstico o brote. Posteriormente las revi- siones se realizarán de acuerdo con la respuesta al tratamiento. En cada visita, se evaluará corporal, presión arterial, se debe evaluar la TFG estima- da, la albúmina sérica, la proteinuria, el recuento de glóbulos rojos, el sedimento en orina. Entre los marcadores serológicos actualmente dispo- nibles, los que con mayor frecuencia se utilizan en el seguimiento de la NL son los anticuerpos anti-ADN nativo y los niveles de fracciones del complemento, C3 y C4, recomendándose su de- terminación al menos cada tres meses. Los an- ti-C1q son muy específicos de actividad renal, pero estos no suelen estar disponibles para la práctica clínica diaria en la mayoría de los cen- tros hospitalarios. Otros marcadores inmuno- lógicos como los anticuerpos anti-Ro, anti-La, anti- RNP, anti-Sm, factor reumatoide, anticar- diolipina, anticoagulante lúpico, anti-β2 GPI e inmunoglobulinas, deben ser determinados en el momento del diagnóstico pero no existe la re- comendación clínica de su repetición en todas las revisiones del paciente. Su monitorización se puede espaciar con una menor frecuencia que los primeros descritos. La monitorización de la acti- vidad de las enfermedades renales, extrarrenales y las comorbilidades es de por vida [21]. Los pacientes con alto riesgo de desarrollar afectación renal (hombres, aparición de lupus juvenil, serológicamente activos, incluida la po- sitividad para anticuerpos anti-C1q) deben es- tar bajo vigilancia (al menos cada 3 meses) para detectar signos tempranos de enfermedad renal [21]. 7. PRONÓSTICO DE LA NEFROPATÍA LÚ- PICA La evolución y el pronóstico de la nefritis lú- pica son variables. El porcentaje de los pacien- tes que desarrollan insuficiencia renal progresiva oscila entre el 5 y el 60%. Una mayor actividad de la enfermedad condicionará peor pronóstico. Un 10% de los pacientes con nefropatía lúpica desarrollarán enfermedad renal crónica terminal, lo que da lugar a un aumento en mortalidad y disminución en la calidad de vida [22]. Las re- caídas (brotes) ocurren en hasta el 50% de los pacientes y suele conllevar un cambio en el tra- tamiento. En diferentes estudios se ha objetivado que solamente la mitad de los pacientes logran remisión completa al año de tratamiento [23]. Lograr la remisión de la nefritis lúpica se asocia con mejores resultados a nivel renal y de morta- lidad, por ello la prevención de los brotes es uno de los objetivos del tratamiento. La no utilización de antipalúdicos en el tratamiento se ha asociado con mayor tasa de brotes [24]. En la actualidad importantes avances en el tratamiento han producido mejoras en el pro- nóstico, incluso en las formas más graves de pre- sentación. Atendiendo a la clasificación histopa- tológica, los casos en que las lesiones se limitan al NEFROLOGÍA CAPÍTULO 09. NEFROPATÍA LÚPICA 7. PRONÓSTICO DE LA NEFROPATÍA LÚPICA
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