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310 BÁRBARA YOLANDA PADILLA FERNÁNDEZ Y GERARDO ALFONSO MÁRQUEZ SÁNCHEZ 2) Lesiones ulceradas: se debe constatar en la historia si son únicas o múltiples, dolorosas o indoloras si asocia o no adenopatías regionales y caracterizar las mismas [3]. 3) Lesiones exofíticas papilomatosas: lo más común son los condilomas acuminados, locali- zados en prepucio, glande, fosa navicular o piel del pene [3]. 4) Lesiones eritematosas: común en bala- nopostitis candidiásica, inflamación de la muco- sa con lesiones puntiformes pequeñas de borde descamativo y blanquecino, la eritroplasia de Queyrat que consiste en un área delimitada rojo brillante y textura aterciopelada o la enfermedad de Bowen que se observa con lesiones múltiples, rojas, bien delimitadas y aterciopeladas [3]. 5) Lesiones vesiculares: en relación con el co- mienzo de un herpes genital [3]. 6) Melanomas [3]. Exploración del escroto Se debe inspeccionar la piel la cual al igual que el pene está más pigmentado que el resto de la piel. Se debe describir tamaño, color, presencia de componente inflamatorio, crepitaciones, der- matitis, tumoraciones cutáneas, adherencia. Para palpar los testículos se los debe coger suavemente entre pulgar y los dedos índice y medio y a su vez valorando tamaño, consistencia y movilidad. Normalmente son firmes y móviles. A continua- ción, se debe explorar el epidídimo cogiéndolo entre el pulgar y el índice. Normalmente es blan- do, sin nódulos, con la cabeza de mayor calibre que la cola situado posterior al testículo [3, 20]. Luego, palpando el cordón espermático, con- ducto deferente y plexo venoso para detectar la presencia de nódulos o tumoraciones. Se finaliza descartando la presencia de varicocele [3]. Escroto agudo Alteración en escroto y su contenido que apa- rece de forma aguda [3]. En la edad pediátrica e incluso hasta la adolescencia suele deberse a tor- sión testicular [21]. El cuadro inicia con dolor brusco en el testículo relacionado a un traumatis- mo previo. El testículo está ascendido en relación con el contralateral y aumentado de tamaño. El epidídimo pasa a ser anterior con respecto al tes- tículo o con la cabeza en el polo inferior. Se pue- de palpar una tumoración supratesticular en el cordón espermático de consistencia tensa, límites claros y dolorosa cuando la torsión es extrava- ginal. El signo de Prehn consiste en la ausencia de alivio al elevar el escroto y el testículo con la mano [3]. El escroto agudo en el adulto lo primero que se debe descartar son los procesos infecciosos. El escroto se encuentra aumentado de volumen con la piel inflamada, adherida al testículo. También están aumentados de tamaño el epidídimo y el cordón espermático el cual además está rígido y doloroso [3]. La gangrena de Fournier, más frecuente en los hombres que en las mujeres con una relación de 10:1, se caracteriza por una fascitis necrotizante rápidamente progresiva del área perianal y geni- tourinaria, asociada a diversos factores de riesgo. Tiene una incidencia de 1,6/100 000. Se ha re- lacionado con enfermedades como diabetes me- llitus, obesidad, déficit neurológico, alcoholismo crónico, neoplasias malignas, consumo crónico de corticoesteroides, desnutrición, infección por el VIH, enfermedad vascular periférica e hiper- tensión arterial esencial [22]. Los síntomas iniciales son dolor perianal o perineal, que no se correlaciona con la propor- ción de lo hallado al examen físico, acompañado de inflamación, eritema, edema o prurito en el área afectada. En un inicio se puede observar una mancha negra, llamada signo de Brodie. Poste- riormente, la inflamación necrótica se propaga rápidamente, extendiéndose a lo largo de los pla- nos fasciales [22]. Patología crónica del escroto Entre las más frecuentes se encuentran el hi- drocele, el varocicele, los quistes de epidídimo o de cordón espermático. Se pueden encontrar fístulas, en cuyo cayo se observaría un orificio fis- tuloso. En el caso de hidrocele es clásica la tran- siluminación positiva. Tanto en hidroceles como en los quistes, la prueba complementaria diag- nóstica fundamental es la ecografía (figura 4), que permitirá hacer diagnóstico diferencias con masas sólidas (hernias inguino-escrotales, tumo- raciones, varicoceles, entre otros procesos. (figura 5). Si el nódulo se ubica hacia la cola del epidí- dimo y es doloroso, se sospecha de un proceso granulomatoso. Se trata de un tumor testicular cuando se palpa un nódulo duro que resalta so- bre la superficie lisa del testículo, en ausencia de otros datos [3].
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