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E n d o m e t r io s is . M a n e jo m éd ic o 78 Gustavo Gómez T. • Javier Burbano La endometriosis es la presencia de tejido endometrial en lugares diferentes a la cavidad uterina. Las causas de por qué esto sucede no están bien entendidas. Hay diversas hi pótesis, unas antiguas que sobreviven y otras más recien tes. De las primeras se encuentra la del reflujo a través de las trompas de Falopio de material endometrial durante la menstruación y en la que intervienen varios factores de riesgo como coito durante la menstruación, exámenes gine cológicos en esa época y diversos grados de estenosis cervi cal. También se ha presentado la de la transformación del epitelio celómico con diferenciación en tejido endometrial en sitios tan exóticos como el ombligo, la lengua, el riñón, el apéndice, y los nervios radiculares de la columna. Entre la más reciente se encuentra la teoría inmunológica, que combina la menstruación retrógrada con una falla inmuno- lógica, posiblemente autoinmune que explicaría por qué si más de un 90% de las pacientes regurgitan flujo menstrual a la cavidad peritoneal, no todas desarrollan endometriosis y los cambios y presencia de elementos o células que inter vienen en la cadena inmunológica como inmunoglobulinas, anticuerpos, macrófagos activados, células plasmáticas y monocitos entre otras, cuando se compara con pacientes sin endometriosis. En cuanto a los cambios en la inmunidad celular se ha reportado: alteración en la relación de linfoci- tos T ayudadores/linfocitos T supresores con tendencia al aumento de los primeros, disminución de la citotoxicidad de las células naturales asesinas (NK) al tejido endometrial ectópico, incremento en el número y activación de los ma crófagos con mayor producción de citoquinas y factores de crecimiento. Referente a la inmunidad humoral existe con siderable evidencia de alteración en la actividad de las célu las B e incremento en la incidencia de autoanticuerpos los cuales interfieren con varios procesos durante la reproduc ción humana incluyendo función espermática, fertilización y adecuada evolución del embarazo. De otro lado, la endometriosis puede ser considerada como una enfermedad inflamatoria. Los principales ha llazgos incluyen un incremento en el número y actividad de los macrófagos, aumento de los factores quimiotácticos para estas células, elevado nivel de citoquinas y factores de crecimiento que pueden ser responsables de la iniciación, mantenimiento y progresión de la enfermedad. Los macró fagos peritoneales presentan alteración en su función por disminución de la capacidad para adherir y destruir las cé lulas endometriales y los eritrocitos. Dentro del grupo de citoquinas el factor de necrosis tu moral alfa (TNF ) ha llamado poderosamente la atención en la fisiopatología de las enfermedades autoinmunes. El TNF es producido por los neutrófilos, linfocitos acti vados, las células asesinas naturales (NK) y los macrófagos. Esta citoquina tiene dentro sus funciones tres primordiales: 1. Estimula la producción de otras citoquinas proinflama- torias, como interleukina 1 (IL1), interleukina 6 (IL6), interleukina 8 (IL8). 2. Es un potente inductor de la neovascularización en el peritoneo. 3. Fomenta la proliferación y adhesión de las células en dometriales. Numerosos estudios han demostrado que los niveles de TNF están elevados en el líquido peritoneal de las pacien tes con endometriosis y que estas elevadas concentraciones se relacionan con el estadio de la enfermedad. El uso de inmunomoduladores y moduladores de la res puesta inflamatoria han probado ser eficaces en el manejo de muchas enfermedades autoinmunes y con este argumen to similares terapias podrían funcionar en las pacientes con endometriosis. El utilizar medicamentos que neutralicen el efecto de TNF representa una nueva y promisoria opción terapéutica. Los trabajos D'Antonio y D'Hooghe mostraron que el uso de inhibidores de los receptores del TNF tipo I en animales (ratas y gorilas, respectivamente) puede inhi bir el desarrollo de lesiones endometriósicas y adherencias. Iwabe y cois demostraron que el efecto estimulante de TNF en la proliferación de las células estromales endometriales fue abolido por la adición de anticuerpo anti-TNF . Esta última teoría también sostiene la posibilidad del efecto antifertilidad en los casos de endometriosis mínima y leve que no causan alteraciones anatómicas importantes en los genitales internos reproductivos. Estas alteracio nes inmunitarias asociadas a predisposición genética, que probablemente tiene que ver con la expresión por parte de algunas pacientes de diversas formas del proto-oncogen c- myc (el gen c-myc es un homólogo celular del oncogen vi GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS T ral c-myc y codifica para una proteína nuclear que ha sido positivamente correlacionada con la proliferación celular y la síntesis de DNA e inversamente correlacionada con la di ferenciación celular). La prevalencia de la endometriosis es extraordinariamen te variable según los autores y las poblaciones estudiadas. Se han encontrado lesiones en un 20-50% de mujeres inférti- les, entre un 15-80% de las pacientes que consultan por do lor pélvico crónico y en aproximadamente el 25% de todas las piezas de histerectomía con doble anexectomía. Cuando el material estudiado eran pacientes inicialmente asintomá- ticas desde el punto de vista ginecológico que accedían a la laparoscopia por su deseo de esterilización tubárica, los di ferentes autores encontraron cifras tan dispares como el 5 al 64%. Todo ello habla, también, de una difícil aproximación a la estandarización de los resultados de los diferentes tra bajos y autores pues muchas veces la catalogación de deter minadas imágenes depende de la experiencia del laparosco- pista, del tiempo empleado para el desarrollo de la propia laparoscopia, de la intensidad de la búsqueda de lesiones tras los ovarios o en otras localizaciones, de la meticulosi dad en suma de la exploración y no sólo de la apariencia del peritoneo y las mismas lesiones. Desde un punto de vista epidemiológico se han tratado de relacionar con escaso éxito, muy distintos aspectos en tre los que merecen la pena ser destacados la edad (pues los estrógenos son necesarios en el desarrollo de la enfer medad), la raza (porque parece ser menos prevalente entre las mujeres negras y más entre las de origen oriental), los condicionantes socioeconómicos (de muy difícil evaluación en función del fácil o caro acceso a los medios de salud que la población estudiada pudiera tener), o incluso el estatus marital (con amplios sesgos de selección si se incluyen para el estudio pacientes estériles y, por lo tanto, si no casadas al menos emparejadas). La cla s ifica c ió n de la endometriosis ha sido difícil, como su tratamiento. La más clínica ha sido la de Acosta, que se ha ido modificando, y que en rasgos generales es así: • Endometriosis mínima: hay lesiones peritoneales en fon do de saco de Douglas (FSD), no pigmentadas (blancas, en llama, mixedematosa etc.). • Endometriosis leve: focos de endometriosis pigmentados en el peritoneo del FSD en cualquier cantidad. • Endometriosis moderada: además de lo anterior, adheren cias laxas, inflamación de la serosa de las tubas y endo- metriomas ováricos de < de 2 cm de diámetro. • Endometriosis severa: lo anterior más adherencias grue sas a órganos vecinos (intestino, vejiga), endometrioma mayor de > 2 cms y endometriosis fuera de la pelvis. El d iag n óstico definitivo de la endometriosis se funda menta en la visualización directa de las lesiones, habitual mente a través de inspección laparoscópica, confirmada mediante estudio histológico. Desde el punto de vista histo- patológico, se precisa la presencia de, al menos, dos de los siguientes hallazgos en la pieza biopsiada para la confirma ción diagnóstica: • Epitelio endometrial • Glándulas endometriales• Estroma endometrial • Macrófagos cargados con hemosiderina. Las manifestaciones clínicas de la endometriosis son va riables e impredecibles en cuanto a la forma de presenta ción y en lo referente a su evolución. La dismenorrea es el síntoma más común, aunque también nos puede orientar la presencia de dolor pélvico crónico, la dispareunia, la palpa ción de nodularidad dolorosa en ligamentos útero-sacros o la evidencia de masa anexial. De todas formas, un significa tivo número de mujeres afectadas son asintomáticas. Las técnicas de imagen son útiles para orientar el diag nóstico en presencia de una masa anexial. En este sentido, la ecografía transvaginal muestra una sensibilidad del 83% frente a una especificidad del 98% en casi todos los estudios. Por otro lado, la resonancia magnética (RNM) puede detec tar nodulos en tabique recto-vaginal o en ligamentos útero- sacros, que son dos localizaciones extraordinariamente fre cuentes y de muy difícil valoración ecográfica; recientemen te existen datos que apuntan a la posibilidad de diagnosticar con el mismo método de RNM lesiones endometriósicas en el espesor de los ligamentos anchos, en situación retroperi toneal, ocultas a la visualización laparoscópica. El CA 125, se ha discutido mucho acerca de la utilidad clínica de su determinación. La medición de esta glucopro- teína tiene un valor limitado como test de screening y de diagnóstico. Algunos autores afirman que podría ser váli do para monitorizar el efecto del tratamiento en pacientes con endometriosis (siempre lógicamente que estuviéramos delante de una enfermedad endometriósica que expresara previamente el citado marcador), aunque su uso no ha sido evaluado sistemáticamente. De otros marcadores proteicos en sangre periférica, poco o nada se puede decir pues mu chos de ellos ni siquiera han pasado la fase de experimenta ción y no han llegado a tener aplicaciones clínicas. El tratam ien to de la endometriosis persigue fines especí ficos, de acuerdo a las causas de consulta más frecuentes, la dismenorrea, el dolor pélvico y la infertilidad (1). Por lo tanto los esquemas o tratamiento son diversos. Podemos decir en principio que el tratamiento puede ser médico y quirúrgico. En el tratamiento médico, a través del tiempo, se han usado: antiinflamatorios no esteroideos, combinaciones de estrógenos-progestágenos, progestágenos orales, pro gestágenos de depósito, andrógenos sintéticos (danazol, gestrinona) y últimamente análogos de GnRH (acetato de leuprolide, buserelin, goserelin, nafarelin, triptorelin) solos o en combinación con terapia de reemplazo hormonal com binada y tibolona (2-4, 6). En el tratamiento quirúrgico se ha empleado el abordaje por laparotomía y por laparoscopia y se han usado las téc nicas cortantes (tijeras), cauterio con electricidad, radiofre cuencia y rayos láser. La endometriosis es una patología para la cual no existe tratamiento curativo, al menos a largo plazo y considera da la curación como la desaparición de la enfermedad sin recurrencia ni recidiva posterior; sin embargo lo anterior, disponemos de diversas opciones para el tratamiento de la sintomatología. La eficacia clínica de los diversos tratamientos de la en dometriosis se ha evaluado clásicamente en función de dos parámetros, a saber: a. La tasa de embarazo conseguida posteriormente al tra tamiento (evidentemente, sólo aplicable cuando la pa ciente tratada presentaba un problema previo de este h 548 PARTE IV 7 8 / ENDOM ETRIOSIS. MANEJO MÉDICO T rilidad lo cual, lógicamente, sesga los resultados de los estudios al preseleccionar la muestra). b. La reducción de la puntuación del score de endometrio sis, evaluado según la Sociedad Americana de Medici na Reproductiva - ASRM (AFSr, 1985). La elección entre anticonceptivos orales, gestágenos, dana- zol o agonistas GnRH (los antagonistas todavía no han de mostrado en función de su corto período de seguimiento, una eficacia superponible a los otros), dependerá de otras varia bles como: posibles efectos secundarios, comodidad de uso, precio del producto, etc. Así, por ejemplo, si el uso de danazol tiene como inconveniente su efecto androgénico y secundaria mente anabolizante proteico (acné, alopecia, ganancia ponde ral), los análogos de la GnRH presentan el inconveniente del hipoestrogenismo que producen sofocos, disminución de la densidad ósea, sequedad vaginal (3). Sin embargo, se puede asociar hormonoterapia (add-back therapy) al tratamiento con aGnRH, como por ejemplo, gestágenos diversos, estroproges- tágenos combinados o incluso tibolona para aliviar la clínica hipoestrogénica, sin perder eficacia frente a la enfermedad, lo que permite una terapia más prolongada. También los antiinflamatorios no esteroideos, idealmente aquellos no gastroerosivos, pueden ser efectivos reduciendo el dolor asociado a la endometriosis. Cuando enfrentamos el tratamiento de una mujer con sospecha clínica fundada de endometriosis, sin deseo gesta cional y sin evidencia de masas pélvicas, se podría recurrir a tratamiento con gestágenos o anovulatorios para aliviar el dolor. Si éstos no fuesen eficaces, algunos autores propug nan el uso de GnRHa durante 3 meses, antes de plantear una laparoscopia diagnóstica de entrada; esta posibilidad dista mucho de ser la elegida por nosotros en nuestro me dio, habida cuenta de los importantes secundarismos que no justificarían el tratamiento "a ciegas" ni con la intención de diagnóstico "ex juvantibus". En cuanto a la elección del tipo de contraceptivos orales, no existen estudios prospec tivos que avalen la conveniencia de pauta continua de uso frente a la pauta cíclica habitual. Si hay indicación para tratamiento quirúrgico, no debe plantearse la posibilidad de terapia hormonal preoperato ria ya que, con ello, lo único que hacemos es posponer el beneficio de la cirugía. Aunque el uso de aGnRH antes de la cirugía puede disminuir el volumen del endometrioma hasta en un 25%, no reduce el tiempo quirúrgico ni el índice de recurrencias. Hay que recordar que el dolor asociado a la endometriosis depende más de las lesiones que infiltran profundamente el peritoneo que del endometrioma. No existe evidencia científica que avale la eficacia de la hormo noterapia prequirúrgica. Asimismo, aunque diversos autores defienden el uso de hormonoterapia tras la cirugía con el propósito de disminuir el riesgo de recidiva de la enfermedad, el tratamiento médico posquirúrgico es de valor incierto, con resultados contradicto rios extraídos de diferentes estudios. De todas formas, su utili zación sí parece prolongar el intervalo libre de recurrencias. El tratamiento farmacológico no es efectivo en la resolu ción de endometriomas. Sea como fuere y de forma general, el abordaje y el manejo a largo plazo de la paciente con en dometriosis sintomática o con fertilidad afectada debe ser continuo en el tiempo pues todavía hoy no disponemos de ningún parámetro realmente eficaz que nos permita predecir el curso de la enfermedad a futuro. Si en un momento con creto de la historia de la paciente su enfermedad ha sido de tan relevante importancia como para desarrollar endometrio mas que ponen en riesgo el ovario, o causó sintomatología dolorosa, a veces realmente invalidante, o alteró su fertilidad en la forma y por el mecanismo que fuere, mientras no ten gamos un parámetro que nos permita predecir las recidivas y/o las recurrencias con suficiente fiabilidad, nuestra actitud debe ser agresiva con la enfermedad de base. Así pues, una vez completado el tratamiento (quirúrgico, si lo precisó), de beremos mantener los ovarios "en reposo" de la forma más segura posible para la paciente, manteniendo al tiempo el tra tamiento más eficaz posible contra la enfermedad. E s t r a t e g i a s d e m a n e jo La endometriosis sintomática puede ser manejada médica o quirúrgicamente. La finalidad del tratamiento es la destruc ción o atrofia del tejido endometriallocalizado fuera de la cavidad uterina. Muchos pacientes reciben tratamiento con la finalidad de acabar la enfermedad. Muchos otros, sólo buscan aliviar los síntomas. Sin embargo, es claro que aunque el tratamiento médico puede aliviar los síntomas, puede no acabar la enfer medad (5). Recurrencia de la enfermedad se puede dar con alivio permanente de los síntomas. Todos los tratamientos médicos parecen ser igualmente efectivos en manejar la en dometriosis y alrededor del 80-85% de las pacientes mejoran sus síntomas. La diferencia entre los diferentes medicamen tos son sus efectos secundarios que con algunos tratamientos son más aceptables que en otros en el alivio de los síntomas. Una de las dificultades en el diagnóstico de la endome triosis es la necesidad del uso de laparoscopia. No es viable en el cuidado primario que a cada paciente se le practique una laparoscopia diagnóstica. El tratamiento quirúrgico puede ser a su vez, conserva dor o radical. En el radical se practica histerectomía. El trata miento conservador se esfuerza en dejar el potencial repro ductivo en la paciente y ésta es la conducta en toda mujer en período reproductivo o con interés en reproducción. M a n e j o d e in f e r t il id a d a s o c ia d a c o n ENDOMETRIOSIS Está bien establecida la relación infertilidad y endometriosis. En el caso de endometriosis severa es obvia la infertilidad cau sada por efectos mecánicos obstructivos consecuencia de la distorsión anatómica de la pelvis causada por adherencias o endometriomas o ambos. El manejo de este estado de endo metriosis es quirúrgico o si éste falla o es de difícil realización con resultados esperados no favorables, se debe recurrir a la reproducción asistida o fertilización in vitro (FIV). En el caso de endometriosis mínima o leve la naturaleza exac ta de la relación entre infertilidad y enfermedad no se sabe. Sin embargo, el aspecto de las trompas usualmente inflamadas y edematizadas, y los hallazgos de aumento de marcadores au- toinmunes en esas pacientes, nos lleva a pensar que se puede comportar como una enfermedad inflamatoria autoinmune. GINECOLOGÍA 549 GINECOLOGÍA Y OBSTETRICIA BASADAS EN LAS NUEVAS EVIDENCIAS T El tratamiento también es controversial. El tratamiento mé dico con drogas que inhiben ovulación y causan amenorrea no parece tener lugar. El tratamiento quirúrgico con ablación y resección de tejido endometrial fuera del útero no ha mostrado consistentemente buenos resultados en cuanto a fertilidad. En nuestras pacientes ha sido de gran beneficio con relación a fer tilidad la realización de fimbrioplastia, donde hemos encontra do una mayor incidencia de fimosis severa, cuando se compa ra con controles de pacientes que van a laparoscopia por dolor pélvico crónico y se les diagnostica como varicocele pélvico. Por otra parte, los métodos de reproducción asistida es tán siendo preferidos de entrada en pacientes infértiles con endometriosis diferentes a la mínima o leve. En una revisión de 26 estudios apropiados para la inclusión en una revisión, el grupo más grande (15 estudios) (3) compa ró GnRHa con danazol; 5 estudios compararon GnRHa con GnRHa más adición de estrógenos; 3 compararon GnRHa con GnRHa en diferentes presentaciones o dosis y 1 comparó con gestrinone, 1 con anticonceptivos orales y 1 con placebo. En los resultados no hubo diferencia entre GnRHa y cual quier otro medicamento o esquema con respecto al alivio del dolor o en la reducción de focos de endometriosis. Los efectos colaterales de los diferentes tratamientos, tam bién fueron diferentes entre ellos: con danazol y gestrinone se tuvieron más efectos androgénicos mientras que con Ngr tiende a producirse más síntomas hipoestrogénicos. La con clusión de los autores es que es muy poca o no hay diferencia en la efectividad de los análogos de GnRH en comparación R e f e r e n c i a s 1. Fernández E. Endometriosis e infertilidad. En Gómez G. Ed. En docrinología reproductiva e infertilidad. Editorial Catorze 1999. 2. Ettore Cicinelli. Intravaginal oestrogen and progestin adminis tration: advantages and disadvantages Best Practice & Research Clinical Obstetrics and Gynaecology 2007; 20:1-15. 3. Prentice A, Deary AJ, Goldbeck-Wood S, Farquhar C, Smith SK. Gonadotrophin-releasing hormone analogues for pain associ ated with endometriosis. Cochrane Menstrual Disorders and Subfertility Group. Cochrane Database of Systematic Reviews. Issue 3,2001. con otros tratamientos médicos de endometriosis. La GnRH parece ser un tratamiento efectivo. Existen diferencias en los efectos colaterales. Los efectos colaterales de la GnRH se pueden atenuar con la adición de estrógenos. En otra revisión con el objetivo de determinar la efectivi dad de progestágenos y antiprogestágenos en el tratamiento de los síntomas dolorosos de la endometriosis se selecciona ron los estudios randomizados que consideraron la efectivi dad de compuestos progestacionales o antiprogestacionales en el tratamiento del dolor en pacientes con endometriosis. Se consideraron que 7 estudios reunían los requisitos de selección en esta revisión (4). Sólo 3 estudios evaluando progestágenos fueron incluidos: comparación con placebo, danazol y anticonceptivos orales más danazol. Todos los de más estudios compararon el antiprogestacional gestrinone con otras terapias médicas. Los resultados principales señalan que los progestágenos parecen ser una terapia efectiva para el dolor asociado a en dometriosis. La gestrinone es tan efectiva como cualquier terapia médica establecida (danazol y análogos de Ngr.). La conclusión es que los limitados datos existentes sugie ren que tanto los progestágenos como los antiprogestágenos continuos son una terapia efectiva en el tratamiento de los síntomas dolorosos asociados con endometriosis. Los pro gestágenos dados en la fase lútea, no son efectivos. Las ante riores conclusiones deben ser asumidas con cautela debido a la falta de ensayos clínicos randomizados que nos aporten datos suficientemente sólidos. 4. Prentice A, Deary AJ, Bland E. Progestagens and anti-progesta- gens for pain associated with endometriosis. Cochrane Data base of Systematic Reviews. Issue 3,2001. 5. Paolo Vercellini, Annalisa Abbiati. Endometriosis: current and future medical therapies Best Practice & Research Clinical Ob stetrics and Gynaecology 2007; 20:1-32. 6. Francesco Sesti, Adalgisa Pietropolli. Hormonal suppression treatment or dietary therapy versus placebo in the control of painful symptoms after conservative surgery for endometriosis stage III-IV. A randomized comparative trial. Fertility and Ste rility 2007; 88. h 550 PARTE IV http://booksmedicos.org Botón1:
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