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Instituto Universitario Salesiano “Padre Ojeda” Licenciatura en Educación Mención Filosofía Seminario de Filosofía Antigua RODRÍGUEZ William ORDOSGOITE Armando Leucipo y Demócrito Leucipo y Demócrito, en común, acuerdan que el principio o arkhé de las cosas son los átomos y el vacío. Ambos se refieren a los átomos (el ser), como algo pleno, indivisibles, infinitos en número, en forma y tamaño, y el vacío (el no ser), como algo sutil, el lugar donde se produce la unión y separación de los átomos. Parece ser que Leucipo y Demócrito nos proponen un concepto totalmente materialista de la realidad; Galeno, refiriéndose a esta afirmación, citado por Fernández (1974), señala que: “opinión es el color, opinión lo dulce, opinión lo amargo, y la verdad son los átomos y el vacío”. Sin embargo, según mi parecer, admitir que la única verdad son los átomos y el vacío, las sensaciones y los pensamientos pasarían a ser únicamente modificaciones del cuerpo. Partiendo de lo anteriormente expuesto, de manera explícita, queda entendido que la naturaleza de las cosas viene dada por los átomos. Sin embargo, surge una inquietud: “acerca del movimiento, de dónde y cómo se dará…”, “…también estos, al igual que otros, omiten la cuestión negligentemente”; pues, esto dice Simplicio, refiriéndose al planteamiento de Leucipo y Demócrito sobre los átomos y el vacío, citado por Fernández, (1974). Para responder a la inquietud anteriormente expuesta, según mi parecer, el vacío se puede entender como el espacio que existe entre los átomos que forman parte del todo de cada cosa en particular. Sin el vacío no puede ocurrir el cambio; pues, los átomos, dada su cualidad, se unen o se separan para dar forma a todo aquello que podemos percibir a través de nuestros sentidos. Los principios que proponen Leucipo y Demócrito: lo pleno y el vacío, según mi parecer, difieren de los dos principios que propone Anaxágoras para explicar la naturaleza de las cosas: la materia y la mente (Simplicio, citado por Fernández, 1974). Lo pleno (los átomos), están dotados de cualidad, dada su cualidad se produce el cambio y la transformación de los cuerpos; entiéndase esta transformación como la agregación o disgregación de los átomos que configuran la metería de cada cosa. De manera similar, podría referirme a la cualidad de los átomos como la mente de Anaxágoras. Por el contrario, el vacío (el no ser), prevalece con lo pleno, que a diferencia del nous o la mente de Anaxágoras está separada completamente de la materia. Para Anaxágoras la materia es inerte, y la agrupación o separación de los constituyentes elementales de la metería es movida por la mente. Dada la unión o separación de lo pleno (los átomos), las cosas se transforman. Los átomos son el principal constituyente de la materia; sin embargo, la principal cualidad de la materia, según Anaxágoras, citado por Simplicio, citado por Fernández (1974), es su divisibilidad, dada esta cualidad es posible que en todas las cosas se halle lo pleno (el ser). Con todo lo ya expuesto, pudiese cerrar la inquietud ya expuesta con la siguiente conclusión: la materia está compuesta por átomos de diversas formas y tamaños, los cuales no poseen cualidades sensibles a nuestros sentidos; pues, la materia, es toda aquella cosa sensible a nuestros sentidos, cuya principal cualidad es su divisibilidad, dada esta cualidad, es posible la composición y disolución de las cosas. Para ello es necesario el vacío, también carente de cualidades sensibles. De esta manera, pudiese entonces explicar el cambio, y la naturaleza de las cosas.
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