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CUIDADO_-_KOZIER

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Berman, A-Snyder, Shirlee-Kozier, B-Erb, G–FUNDAMENTOS DE ENFERMERIA-
Conceptos, proceso y prácticas– Capítulo I –Octava Edición –Volumen I- 
Pearson Educación S.A-España 2008 
 
CUIDADO 
En esta era de competencia técnica y eficiencia se olvidan con frecuencia el 
conocimiento y las capacidades embebidas en las prácticas de cuidado. Phillips y 
Benner (1994) identificaron una “crisis del cuidado” en nuestra sociedad, que afecta en 
especial a los miembros de las profesiones de ayuda, como la enfermería. El cuidado 
es fundamental para todas esas profesiones, y permite a las personas proporcionar 
significado a sus vidas. El cuidado significa que a uno le importan las personas, las 
relaciones y las cosas. 
 
PROFESIONALIZACIÓN DEL CUIDADO 
La práctica del cuidado conlleva conexión, reconocimiento mutuo y participación. 
Considere los ejemplos siguientes de cuidado, tomados de casos de enfermería: 
 
 Un paciente con dolor postoperatorio recibe medicación para controlar sus 
síntomas; después, la enfermera le habla con calma y le toma la mano durante 
unos minutos mientras se resuelve el dolor. La presencia de la enfermera, por 
si misma, proporciona comodidad al paciente. 
 Después de que la estudiante de enfermería le lava las manos y le aplica 
maquillaje, una anciana inmovilizada es ayudada a incorporarse en la silla de 
ruedas para saludar a su hija y sus nietos. Está muy agradecida sólo por poder 
sentarse incorporada después de semanas en cama. Su sentido de dignidad 
es potenciado por este cuidado personal. 
Al igual que los pacientes se benefician con las prácticas de cuidado, las 
enfermeras participantes en esas situaciones se sienten satisfechas al saber que han 
introducido una diferencia en las vidas de sus pacientes. Consideremos, por ejemplo, 
la sensación de satisfacción de una enfermera: “No es algo que se pueda definir, pero 
usted me entiende… la sensación de que usted ha significado una diferencia en la vida 
de un individuo, y que si yo no hubiese estado allí, eso no hubiese ocurrido nunca” 
(Pask, 2003, p. 169). 
Conforme las enfermeras se sienten libres para centrar su atención en los demás, 
pueden introducir una diferencia positiva para los pacientes. La capacidad de 
proporcionar atención enfocada en los pacientes significa dejar atrás el yo egocéntrico. 
Los estudiantes de enfermería pueden desarrollar su capacidad mediante el estudio 
del significado del cuidado en enfermería. 
 
El cuidado como “ayuda al crecimiento de los demás” 
Milton Mayeroff (1990), un destacado filósofo, ha propuesto que el cuidado de otra 
persona es ayudarle a crecer y a actualizarse. El cuidado es un proceso que se 
desarrolla a lo largo del tiempo, y conduce a profundización y transformación de la 
relación. Al reconocer que el otro tiene capacidad y necesidad de crecer, el cuidador 
no impone la dirección, pero permite que la dirección del crecimiento de la otra 
persona ayude a determinar la forma de la respuesta. 
 Los ingredientes principales del cuidado proporcionan estructura y mejor 
descripción de este proceso: a) conocimiento significa comprender las necesidades del 
otro y la forma de responder a esas necesidades; b) ritmo alternante significa 
movimiento hacia atrás y adelante entre lo significados inmediato a largo plazo del 
comportamiento, teniendo en cuenta el pasado; c) la paciencia permite que el otro 
crezca a su manera y con su velocidad; d) la honestidad incluye conocimiento y 
franqueza sobre los propios sentimientos, e interés genuino por los demás; e) 
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confianza conlleva permitir que el otro crezca a su modo y con su ritmo; f) humildad 
significa reconocimiento de que siempre se puede aprender más, y que el aprendizaje 
puede provenir de cualquier fuente; g) esperanza es la creencia en las posibilidades 
de crecimiento del otro; y h) coraje es la sensación de entrar en lo desconocido, 
informado por el conocimiento de experiencias pasadas. 
 Mayeroff propone que el proceso de cuidado tiene consecuencias beneficiosas 
para el propio cuidador. Al ayudar a crecer al otro, el cuidador progresa hacia la auto 
actualización. Al cuidar y ser cuidada, cada persona “encuentra su lugar” en el mundo. 
Mediante el servicio a los demás a través del cuidado, las personas perciben el 
significado de sus propias vidas. 
 
TEORIAS DE ENFERMERIA SOBRE EL CUIDADO 
El cuidado es un concepto multidimensional. En una revisión extensa del concepto de 
cuidado, Morse, Solberg, Neander, Battorff y Johnson (1990) identificaron diferentes 
definiciones del mismo, que fueron resumidas en los cinco puntos de vista siguientes: 
 
 El cuidado como un imperativo moral 
 El cuidado como un afecto 
 El cuidado como un rasgo humano 
 El cuidado como una relación interpersonal 
 El cuidado como una intervención terapéutica 
 
Los expertos en enfermería han revisado la bibliografía, realizado investigaciones y 
analizado las experiencias de las enfermeras, todo lo cuál ha conducido al desarrollo 
de teorías y modelos del cuidado. Esas teorías y esos modelos están fundamentados 
en el humanismo y en el concepto de que el cuidado es la base de la ciencia humana. 
Barios teóricos de la enfermería se centran en la noción de cuidado: Leininger, Ray, 
Roach, Boykin y Schoenhofer, Watson y Benner y Wrubel. 
 
Diversidad y universalidad de la cultura del cuidado (Leininger) 
Sobre la base de estudios en los campos de la enfermería y la antropología, Leininger 
señaló que el cuidado, como conducta de crianza, ha estado presente a través de la 
historia y es uno de los factores más críticos para ayudar a que las personas 
conserven o recuperen la salud. Leininger propone que el “cuidado es la esencia de la 
enfermería y el foco distinto, dominante, central y unificador de la enfermería” 
(Leininger, 2001, p. 35). Su teoría de la diversidad y universalidad de la cultura del 
cuidado se basa en la asunción de que las enfermeras deben comprender las 
diferentes culturas para funcionar con eficacia. 
 La enfermería transcultural se centra en las diferencias y en las semejanzas 
entre las personas de diversas culturas. Aunque las culturas tienen diferentes modos 
de cuidar a los demás, también existen conductas universales en todas las culturas del 
mundo. A fin de suministrar un cuidado congruente con los valores, las creencias y las 
prácticas culturales, la enfermera debe comprender esas diferencias y semejanzas. 
Para comprender el cuidado deseado por los pacientes y “entrar en una visión del 
mundo más amplia”, la enfermera necesita conocer la cultura y el lenguaje local 
(Leininger, 2001, p. 58). Cuando el cuidado de enfermería no es razonablemente 
congruente con las creencias, el modo de vida y los valores del paciente, pueden 
aparecer signos de conflicto, no cumplimiento y estrés. 
 El cuidado culturalmente congruente se suministra de tres modos principales: 
a) mediante conservación del modo de vida familiar del paciente; b) introducción de 
modificaciones en el cuidado satisfactorias para los pacientes, y c) reestructuración del 
cuidado de enfermería para ayudar a que el paciente progrese hacia el bienestar 
(Leininger, 2001). Leininger define el cuidado con “ayudar, proporcionar soporte o 
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habilitar a otro individuo o grupo con necesidades evidentes o anticipadas de mejorar 
una condición o modo de vida humanos, o de enfrentarse con la muerte” (2001, p. 46). 
 
Teoría del cuidado burocrático (Ray) 
La teoría de Ray del cuidado burocrático se centra en el cuidado dentro de 
organizaciones (p. ej., hospitales) como cultura. La teoría sugiere que el cuidado en 
enfermería es contextual y está influenciado por la estructura organizativa. En la 
investigación de Ray, el significado del cuidado vario en el departamento de urgencias, 
la unidad de cuidados intensivos, la división de oncología y otras áreas del hospital. 
Por ejemplo, una unidad de cuidados intensivos tenía un valor dominante de cuidado 
tecnológico (es decir, monitores,ventiladores, tratamientos y farmacoterapéutica), y 
una división de oncología concedía un valor mayor al cuidado más íntimo, espiritual 
(es decir, centrado en la familia, confortador, compasivo). Además, el significado del 
cuidado estuvo influenciado también por el papel y la posición de la persona. Las 
enfermeras de plantilla valoraron el cuidado en términos de su relación con los 
pacientes, mientras que los administradores valoraron más el cuidado relacionado con 
el sistema, como una salvaguarda del bienestar económico del hospital (Coffman, 
2006). 
Como muestra la figura 25-1, el cuidado espiritual-ético influencia todos los aspectos 
del sistema burocrático (político, legal, económico, educativo, fisiológico, sociocultural 
y tecnológico). Cada uno de esos aspectos es diferente, pero en conjunto forman un 
sistema burocrático (p. ej., un hospital). Las enfermeras influencian el cuidado del 
paciente mediante elecciones en cada uno de sus aspectos (Ray, 2001). Las 
enfermeras hacen esas elecciones con el interés del paciente en mente, y usan 
principios éticos como fundamento para la toma de decisiones profesionales. De 
acuerdo con Ray (2001), “el cuidado espiritual-ético no es para la enfermería una 
cuestión de suministrar o no cuidado en sistemas complejos, sino del modo como 
pueden o deben conseguirse la deliberación sincera y el último término la facilitación 
de las elecciones para beneficio de los demás” (p. 429). 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Sistema burocrático 
Figura 25-1 – Mapa de los conceptos que reflejan la teoría del cuidado burocrático. 
 
Cuidado espiritual 
- ético 
Económico 
Político 
Legal 
Sociocultural 
Físico 
Educativo 
Tecnológico 
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El cuidado, un modo de ser humano (Roach) 
M. Simone Roach se centra en el cuidado como concepto filosófico, y propone que el 
cuidado es la forma de ser humana o el “criterio más común y autentico de 
humanidad” (Roach, 2002, p. 28). Todas las personas cuidan algo, y desarrollan sus 
capacidades de cuidado al ser sinceras con ellas mismas, ser reales y comportarse 
como realmente son. Así pues, el cuidado no es algo exclusivo de la enfermería. 
 Sin embargo, Roach concibe el cuidado como único en la enfermería, puesto 
que constituye el centro de todos los atributos usados para describir esta actividad. 
Roach define esos atributos como las seis C del cuidado: compasión, competencia, 
confianza, conciencia, compromiso y comportamiento. Véase el cuadro 25-1 para 
definiciones de cada característica. Las seis C se usan como un entramado amplio, 
sugestivo de las categorías de conductas que describen el cuidado profesional. Cada 
categoría refleja valores específicos e incluye acciones virtuosas mediante las que una 
enfermera puede demostrar cuidado. 
 
La enfermería como cuidado (Boykin y Schoenhofer) 
Boykin y Schoenhofer sugieren que el objetivo de la disciplina y la profesión de 
enfermería es conocer a las personas y educarlas como individuos que viven y crecen 
con el cuidado (Purnell, 2006). El respeto por las personas como individuos objetos de 
cuidado y el respeto por lo que les importa a ellas son asunciones subyacentes a la 
teoría de la enfermería como cuidado. Similar a la idea de Roach de que todas las 
personas cuidan algo, Boykin y Schoenhofer resaltan la importancia de que la 
enfermera se conozca a si misma como una persona que cuida. El mantenimiento de 
esa estrategia quizá resulte difícil en el medio ambiente práctico, que puede 
despersonalizar a la enfermera y considerar el cuidado de enfermería como sólo un 
conjunto de tareas que es necesario realizar. Sin embargo, el cuidado es un proceso 
que se prolonga a lo largo de toda la vida, vivido momento a momento por la 
enfermera y constantemente desplegado. Al conocerse a sí misma como una persona 
que cuida, la enfermera puede ser auténtica hacia sí misma, liberarse a sí misma para 
estar realmente con los demás. Esa percepción de sí misma permite a la enfermera 
cuidar auténticamente a los demás en la práctica de la enfermería. 
 El cuidado de enfermería es “una expresión activa de amor altruista, y es el 
reconocimiento intencionado e integrado de valor y conexión” (Boykin y Schoenhofer, 
2001, p. 393). Desde la perspectiva de la teoría de la enfermería como cuidado, la 
enfermera se aproxima a cada paciente como una persona atenta, total y completa en 
el momento. La idea de totalidad incluye el conocimiento de que las personas no son 
perfectas, sino que están creciendo y cambiando constantemente. Al vivir la 
enfermería como cuidado, la enfermera establece una relación mutua de confianza y 
respeto hacia el paciente. A través de la apreciación completa del mundo y la vida de 
otros, la enfermera se habilita a sí misma y a los demás para crecer como personas 
cuidadoras. 
 
Teoría del cuidado humano (Watson) 
La teoría de Watson considera el cuidado como la esencia y el ideal moral de la 
enfermería. El cuidado humano es la base del papel de la enfermería en la sociedad; 
de hecho, la contribución de la enfermería a la sociedad radica en su dedicación moral 
al cuidado humano. La enfermería como cuidado humano va más allá del ámbito de la 
ética, de acuerdo con lo descrito por Watson (1999, p. 29): 
 
El cuidado humano en enfermería, por tanto, no es sólo emoción, 
preocupación, actitud o deseo benevolente. El cuidado representa el ideal 
moral de la enfermería, cuya finalidad es la protección, potenciación y 
conservación de la dignidad humana. El cuidado humano presupone valores, 
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una voluntad y una vocación de cuidar, conocimiento, acción cuidadora y sus 
consecuencias. Todo el cuidado humano está relacionado con las respuestas 
humanas de los sujetos a las condiciones de salud-enfermedad; un 
conocimiento de las interacciones salud-enfermedad medioambientales-
personales; un conocimiento del proceso de cuidado de la enfermera, y el 
autoconocimiento o conocimiento de la potencia de transacción y las 
limitaciones propias. 
 
Las asunciones de la teoría de Watson y las intervenciones de enfermería 
relacionadas con el cuidado humano, o sus factores cuidativos (Watson acuño e 
término “cuidativo”, en lugar de “curativo”, para distinguir entre la medicina, que 
pretende curar, y la enfermería, orientada a cuidar). 
 Watson resalta la dedicación de la enfermería al cuidado de la persona 
completa, así como el interés por la salud de los individuos y los grupos. La enfermera 
y el paciente son coparticipantes en el progreso del paciente hacia la salud y la 
integridad. Esta conexión humana se describe con más detalles en el cuadro 25-2. 
Watson llama a este proceso cuidado humano transpersonal, a través del que la 
enfermera entra en la experiencia del paciente y el paciente puede entrar en la 
experiencia de la enfermera. Mediante la identificación del uno con el otro, la 
enfermera y el paciente ganan autoconocimiento y mantienen viva su humanidad 
común, con lo que se evita la reducción de otro a un objeto. 
 Watson resalta que la práctica de la enfermería es transpersonal y metafísica. 
Al tiempo que la enfermera mantiene la objetividad profesional como científica, 
estudiosa, clínica y agente moral, también participa subjetivamente en la relación 
interpersonal con el paciente. Dentro de la situación de cuidado real, cada persona 
(enfermera y paciente) busca un sentido de armonía dentro de la mente, el cuerpo y el 
espíritu, actualizando así el yo auténtico. Este contacto transpersonal tiene el 
potencial de tocar el sentido espiritual más elevado del yo, el alma. Tal contacto, que 
toca el alma, tiene capacidad de generar el proceso de auto curación. 
 
CUADRO 25-2 Descripción de Watson de una 
transacción de cuidado 
 
Los dos individuos (la enfermera y el paciente) participantes 
en una transacción de cuidado se encuentran en un proceso 
de ser y llegar a ser. Ambos individuos aportan a la relación 
una historia vital única y un conjunto de fenómenos, yambos 
son influenciados y afectados por la naturaleza de la 
transacción, que a su vez se convierte en parte de la historia 
vital de cada persona. En este sentido de una transacción 
de cuidado, el cuidado es un ideal moral, en vez de una 
técnica interpersonal, y conlleva dedicación a un fin 
particular. El fin es la protección, la potenciación y la 
conservación de la humanidad de la persona, lo que ayuda a 
restaurar la armonía interna y la curación potencial. 
_________________________________________________ 
Nota: J. Watson, Nursing: Human Science and Human Care. A 
Theory of Nursing 1999; Copyright Jones and Bartlett Publishers, 
Sudbury, MA. www.jbpub.com. Reproducido con autorización. 
 
 
Teoría del cuidado (Swanson) 
Swanson define el cuidado como “un modo educativo de relacionarse con un “otro” 
valorado, hacia el que se siente una sensación personal de atención y 
http://www.jbpub.com/
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responsabilidad” (2001, p. 415). Una asunción de esta teoría es que el bienestar del 
paciente se debe potenciar a través del cuidado de una enfermera que comprenda las 
respuestas humanas comunes frente a un problema sanitario específico. La teoría se 
centra en los procesos de cuidado como intervenciones de enfermería. La teoría de 
Swanson fue desarrollada a través de interacciones con padres en situaciones de 
embarazo, aborto y parto. Los cinco procesos de cuidado y sus subdimensiones son 
descritos en la tabla 25-1. Esos procesos proporcionan guía a las enfermeras que 
trabajan con pacientes durante el embarazo y el posparto. La nueva investigación 
pondrá a prueba la aplicación de esas dimensiones del cuidado a otras poblaciones de 
pacientes. 
 
CUADRO 25-1 Procesos y subdimensiones del 
cuidado según la teoría de Swanson 
 
PROCESO Y DEFINICIÓN 
 
Conocimiento 
Esfuerzo para comprender 
un acontecimiento en cuanto 
a su significado en la vida del 
otro 
 
Estar con 
Estar emocionalmente 
presente con el otro 
 
Hacer para 
Hacer para el otro lo que él 
haría para sí mismo si le 
fuese posible 
 
Habilitar 
Facilitar el paso del otro a 
través de las transiciones de 
la vida y los eventos no 
familiares 
 
Mantenimiento de la 
creencia 
Mantener la fe en la 
capacidad del otro para 
pasar a través de un evento 
o transición y hacer frente a 
un futuro con significado 
 
SUBDIMENSIONES 
 
Evitar las asunciones 
Centrarse en el individuo 
cuidado 
Evaluación concienzuda 
Observar indicios 
Comprometer el yo de 
ambos 
Estar allí 
Transmitir aptitud 
Compartir sentimientos 
No sobre cargar 
Confort 
Anticipar 
Actuar de forma 
competente/hábil 
Protección 
Conservación de la dignidad 
Información/explicación 
Soporte/permitir 
Enfoque 
Generación de 
alternativas/pensar en ellas 
Validación/proporcionar 
retroalimentación 
Creer en/estimar 
Mantener una actitud llena 
de esperanza 
Ofrecer optimismo realista 
“Acortar la distancia” 
 
 
 
Primacía del cuidado (Benner y Wrubel) 
Conforme Benner y Wrubel escucharon las historias de enfermeras expertas y 
analizaron sus significados, el cuidado emergió como la esencia de la excelencia en 
enfermería. La enfermería es descrita como una relación en la que el cuidado es lo 
principal, ya que establece la posibilidad de dar y recibir ayuda (Benner y Wrubel, 
1989). La práctica del cuidado requiere atención al paciente particular a lo largo del 
tiempo, determinación de lo que importa a la persona y uso de ese conocimiento en 
los juicios clínicos. Conforme la enfermera gana experiencia, consigue más 
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efectividad para centrarse en lo que el paciente aporta al encuentro de cuidado 
sanitario. El cuidado facilita la capacidad de la enfermera para resolver problemas y 
para aplicar soluciones individualizadas. 
 El cuidado es interactivo, ya que las fuerzas y las capacidades de la persona 
cuidada son tan importantes como las capacidades de la enfermera. La relación de 
cuidado necesita una cierta cantidad de franqueza y capacidad para responder al 
cuidado por parte del paciente. En la práctica del cuidado, estar con alguien puede ser 
tan importante como hacer algo por esa persona, o quizá más. Conforme la enfermera 
obtiene experiencia, aprende a estar con las personas, a respetar lo que son y lo que 
no son y a dejarlas actuar pro sí mismas. Así pues, la práctica del cuidado presupone 
defensa del paciente y proporciona las condiciones necesarias para ayudar a que el 
paciente crezca y se desarrolle (Gordon, Benner y Noddings, 1996). 
 
TIPOS DE CONOCIMIENTO EN ENFERMERÍA 
La enfermería conlleva diferentes tipos de conocimiento que son integrados para guía 
la práctica profesional. Las enfermeras necesitan competencia científica 
(conocimiento empírico), uso terapéutico del yo (conocimiento estético). Esos cuatro 
tipos de conocimiento fueron identificados por Carper (1978) a partir de sus 
observaciones de las actividades de las enfermeras. La comprensión de cada tipo de 
conocimiento es importante para la estudiante de enfermería, puesto que sólo 
mediante la integración de todas las formas de conocimiento podrá desarrollar la 
enfermera una práctica profesional. La figura 25-2 – ilustra la interconexión de esos 
diferentes tipos de conocimiento. 
 
Conocimiento empírico: la ciencia de la enfermería 
El conocimiento del mundo empírico ha sido organizado sistemáticamente en leyes y 
teorías, con el objetivo de describir, explicar y predecir los fenómenos con especial 
interés para la disciplina de enfermería. El conocimiento empírico oscila desde 
fenómenos objetivos observables (p. ej., anatomía, fisiología, química) hasta análisis 
teóricos (p. ej., teoría del desarrollo, teoría de la adaptación). 
 
Conocimiento estético: el arte de la enfermería 
El conocimiento estético constituye el arte de la enfermería y es expresado por cada 
profesional a través de su creatividad y su estilo para cubrir las necesidades de los 
pacientes. La enfermera usa el conocimiento estético para suministrar un cuidado 
efectivo y satisfactorio. La empatía, la compasión, el holismo y la sensibilidad son 
aspectos importantes en el patrón del conocimiento estético. 
 
Conocimiento personal: uso terapéutico del yo 
El conocimiento personal se refiere a conocer, encontrar y actualizar el yo individual 
concreto. Puesto que la enfermería es un proceso interpersonal, el modo como la 
enfermera se ve a sí misma y al paciente tiene interés primario en cualquier relación 
terapéutica. El conocimiento personal favorece la totalidad y la integridad del 
encuentro personal, consigue la participación en vez de la indiferencia y niega el 
abordaje manipulador o impersonal. 
 
Conocimiento ético: el componente moral 
Los objetivos de la enfermería comprenden conservación de la vida, alivio del 
sufrimiento y promoción de la salud. El conocimiento ético se centra en temas de 
obligación o lo que se debe hacer, y va más allá de aplicar simplemente los códigos 
éticos de la disciplina. El cuidado de enfermería conlleva una serie de acciones o 
elecciones deliberadas que están sometidas al juicio de correctas o erróneas. En 
ocasiones, los principios y las normas que guían las elecciones pueden entrar en 
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conflicto. Cuanto mayor sean la sensibilidad y el conocimiento de la enfermera sobre 
esos temas, más “ética” será su actuación. 
 
Conocimiento empírico 
 
 
 
 Conocimiento Conocimiento 
 Personal ético 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Conocimiento estético 
 
Figura 25-2 – Las cuatro formas de conocimiento 
 
Desarrollo de las formas de conocimiento 
Los métodos para desarrollar cada tipo de conocimiento son únicos (Chinn y Kramer, 
2004). Los métodos necesarios para desarrollar un patrón no se pueden usar para 
obtener conocimientos dentro de otro patrón. Por ejemplo, el conocimiento personal 
se desarrolla a través de la reflexión críticasobre las acciones y los sentimientos 
propios. El conocimiento empírico se obtiene mediante el estudio de modelos y 
teorías científicos y la observación objetiva. El conocimiento ético presupone 
enfrentarse y resolver los valores y las carencias conflictivos. El conocimiento estético 
nace de una apreciación profunda del carácter único de cada individuo y de los 
significados que el individuo atribuye a una determinada situación. La enfermera que 
practica con efectividad es capaz de integrar todos los tipos de conocimiento para 
comprender las situaciones de una forma más holística. 
 
ENCUENTROS PARA EL CUIDADO 
¿Cómo demuestra una enfermera su actitud de cuidado? Ante situaciones similares, 
¿porqué se dice que una enfermera es “cuidadora” mientras que otra no lo es? Los 
teóricos y los investigadores de la enfermería han estudiado esta cuestión e 
identificado los atributos y los comportamientos de cuidado. Puesto que el cuidado es 
contextual, el abordaje usado por la enfermera con un paciente en una situación puede 
ser ineficaz en otras circunstancias. Las respuestas de cuidado son tan variables 
como las necesidades de los pacientes, los recursos medioambientales y la 
imaginación de la enfermera. Los encuentros para el cuidado están influenciados por 
la diversidad de las respuestas humanas, la carga de trabajo de la enfermera y las 
preferencias de la enfermera y del paciente (Cooper, 2001). Cuando los pacientes 
perciben que el encuentro sirve para el cuidado, aumenta su sensación de dignidad y 
su autoestima y se expresan sentimientos de conexión. 
 
Conocimiento del paciente 
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El cuidado atiende a la totalidad de la experiencia del paciente. La enfermera se 
pregunta: ¿Quién es esta persona? ¿Qué historia tiene? ¿Cuáles son sus 
necesidades, deseos, sueños y creencias espirituales? ¿Quién ama y cuida a esta 
persona en su hogar? ¿Dónde vive y con que recursos cuenta? ¿Qué necesita de mí 
esta persona justo ahora? ¿Puede decirme lo que necesita? El conocimiento personal 
es una clave para la relación de cuidado entre la enfermera y el paciente. La 
enfermera intenta conocer quien es el paciente en su singularidad. Ese conocimiento 
se obtiene mediante la observación y la charla con la persona y la familia, utilizando 
las capacidades de escucha y de comunicación. La enfermera no puede permanecer 
aislada, sino que participa de forma activa con el paciente. 
 Usemos el ejemplo de un anciano con dolor postoperatorio después de la 
extirpación de una próstata cancerosa. La enfermera valora el dolor del paciente 
utilizando una escala de dolor apropiada. La posición, la higiene, la cantidad de reposo 
y otras variables fisiológicas son valoradas en lo que respecta a su efecto sobre el 
dolor. Además existen otros muchos factores que afectan la percepción del dolor por el 
paciente. ¿Es probable que la cirugía cure el cáncer o tiene una finalidad 
principalmente paliativa? El significado del diagnostico y la cirugía para este paciente 
afecta a su experiencia del dolor. La enfermera descubre que esta persona perdió a 
su esposa por cáncer hace 2 años. Su hija, en este momento sentada a lado de la 
cama, es su principal soporte. La enfermera habla con la hija sobre lo que puede 
hacer para que su padre se sienta más cómodo. 
 En último término, el conocimiento del paciente y de la familia incluye a la 
enfermera y al paciente en una transacción de cuidado. Al atender ampliamente al 
conocimiento personal, ético, estético y empírico, la enfermera comprende los 
acontecimientos y su significado en la vida del paciente. El conocimiento del paciente 
por parte de la enfermera aumenta en último término la posibilidad de que una 
intervención terapéutica sea percibida como relevante. 
 
Presencia de la enfermera 
El cuidado en enfermería siempre tiene lugar en el contexto de una relación. Watson 
(2002) describe la relación de cuidado transpersonal, en la que la enfermera entra en 
el espacio vital de otra persona. El establecimiento de una relación de cuidado 
depende del compromiso moral de la enfermera y de su capacidad para evaluar y 
comprender el estado de otra persona. El carácter mutuo de esta relación presupone 
una asociación entre la enfermera y el paciente. 
 La categoría estar con de Swanson (véase Tabla 25-1) proporciona una 
descripción de la presencia en enfermería. Al estar emocionalmente presente para el 
paciente y la familia, la enfermera les informa de se siente interesada por ellos y por 
sus experiencias. Estar presente es una forma de compartir los significados, los 
sentimientos y las experiencias vividas por el paciente. La presencia física se combina 
con la promesa de disponibilidad, especialmente en caso de necesidad. La cuestión 
puede ser tan simple como responder pronto a un timbre de llamada en la unidad 
hospitalaria, o tan compleja como sentarse con el padre que acaba de perder a su hijo 
en la unidad de cuidados intensivos neonatales. Al hablar de la madre de un recién 
nacido con una malformación grave, Schroeder (1998) describe la forma como una 
enfermera se sentaba periódicamente con ella. “Sus palabras y su presencia 
comenzaron a llenar algunos de los vacios existentes en mi interior”, dijo la mujer (p. 
19). La conversación tranquila con la enfermera la ayudó a encontrar el significado de 
su experiencia ya que ella “comenzó a considerar que esa experiencia quizá no 
significase solamente destrucción inútil, tortura y muerte; con independencia del 
resultado, todos estábamos creciendo en aspectos ignorados por las personas 
ordinarias” (p.20). 
 Covington (2003) define la presencia de cuidado como una “experiencia de 
conexión humana interpersonal intersubjetiva dentro de una relación enfermera-
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paciente que permite compartir lo propio con lo del otro” (p. 312). La enfermera aporta 
percepción consciente (intencionada) y está abierta a las oportunidades de conexión 
con el paciente. A través de esa experiencia compartida, tanto el paciente como la 
enfermera intentan descubrir el significado en la experiencia de enfermedad y de 
salud. Un posible resultado es la transformación y el crecimiento tanto del paciente 
como de la enfermera. 
 
Potenciación del paciente 
A través del conocimiento del paciente y de la participación en una relación mutua, la 
enfermera puede identificar y potenciar las fuerzas del paciente y de la familia. Esta 
relación potenciada incluye respeto mutuo, veracidad y confianza en las capacidades y 
los motivos del otro. De acuerdo con Swanson (993), la conducta de cuidado de 
habilitación se define como “facilitar el paso del otro a través de transiciones vitales y 
acontecimiento no familiares” (p. 356). La habilitación incluye también tutoría, 
información, explicación, soporte, asistencia, guía, enfoque y validación. Existen 
ocasiones en las que la habilitación conlleva cuidado sustitutivo (hacer lo que el 
paciente es incapaz de hacer por sí mismo), pero no se debe hacer más de lo que sea 
necesario en el momento. En otras ocasiones, la habilitación conlleva suministro de 
un medio ambiente en el que el paciente pueda funcionar de modo seguro y efectivo. 
La enfermera debe permanecer consciente de los límites y las responsabilidades 
profesionales, para evitar la habilitación de elecciones patológicas por parte del 
paciente. El objetivo es siempre facilitar el crecimiento y el desarrollo. 
 Las enfermeras defienden (verbo) y son defensoras (sustantivo) de los 
pacientes y sus familias. Knowlden (1998) exploró el significado del cuidado en 
enfermería e identificó cuatro dimensiones de la defensa: a) actuar como abogado del 
paciente, b) vigilar la evolución, c) proporcionar recursos y d) llegar más arriba y más 
allá. En el estudio de Knowlden, una paciente describió la forma como la enfermera 
actuó como abogado para ella: “Se mantiene en contacto con el médico para saber lo 
que se va a hacer. Obtiene las cosas necesarias. Nos visita y vuelvea visitarnos 5 
días más tarde… ha sido fundamental para conseguir el cambio de sonda” (p. 37). A 
través de la defensa, las enfermeras son las abogadas de sus pacientes. Potencian a 
los pacientes y a las familias a través de actividades que aumentan el bienestar, la 
comprensión y el autocuidado. 
 
Compasión 
En todo el mundo, los pacientes equiparan compasión y cuidado. La enfermera 
cuidadora es descrita cálida y empática, compasiva e interesada. Con el fin de 
demostrar empatía, la enfermera debe ser capaz de identificarse con el paciente, 
apreciar el dolor y el sufrimiento de la enfermedad o “ponerse en su lugar” respecto a 
una parte de la experiencia vital del paciente. 
´ Roach (2002) define la compasión como “una forma de vida nacida de la 
percepción de la relación de uno con todas las criaturas vivas” (p. 50). Como la 
empatía, la compasión conlleva participación en la experiencia del paciente, con 
sensibilidad hacia e dolor o el sufrimiento de la persona y voluntad de compartir su 
experiencia. La compasión forma parte de la relación de cuidado, ya que la enfermera 
comparte las alegrías, las penas, el dolor y los logros del paciente. La compasión es 
un don del corazón, en vez de una técnica o capacidad avanzada. 
 La atención a las necesidades espirituales forma parte del cuidado compasivo, 
sobre todo en presencia de muerte y pesadumbre. La enfermera sabe que las 
creencias espirituales y religiosas son mecanismos de afrontamiento importantes para 
los temas relacionados con la muerte. La enfermera no impone sus creencias 
espirituales, sino que ayuda al paciente y la familia para que utilicen sus propias 
creencias como recursos espirituales. 
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 La comodidad se asocia frecuentemente al cuidado compasivo, y muchas 
intervenciones enfermeras se realizan para proporcionar comodidad. Por ejemplo, 
bañar, cambiar de posición, hablar, tocar y escuchar son intervenciones empleadas 
para aumentar el nivel de comodidad del paciente. Al igual que el dolor o el 
sufrimiento, la comodidad es subjetiva y se define como “cualquier cosa que el 
paciente considere comodidad”, basado en las percepciones del individuo. A pesar de 
esta subjetividad, la proporción de comodidad es con frecuencia la base de la 
enfermería en contextos variables desde los cuidados intensivos hasta la atención 
paliativa, y actúa como motivadora para las intervenciones de enfermería. Las 
enfermeras tienen que ser creativas e innovadoras, y basar sus intervenciones en el 
conocimiento de las preferencias del paciente para proporcionar comodidad. 
 
Competencia 
La enfermera competente emplea el conocimiento, el juicio, las capacidades y la 
motivación para responder en forma adecuada a las necesidades del paciente. Al 
igual que la competencia sin compasión es fría e inhumana, la compasión sin 
competencia carece de sentido y puede ser peligrosa. La enfermera competente, 
según lo descrito por Roach (2002), comprende la situación del paciente, su 
tratamiento y la terapia asociada. Es capaz de suministrar el cuidado necesario, a la 
vez que guía al paciente y a la familia a través del proceso. Las capacidades de la 
enfermera para evaluar, planear, aplicar y vigilar un plan de cuidado se centran en 
cubrir las necesidades del paciente y la familia. La práctica de esas capacidades 
requiere un nivel alto de competencia cognitiva, afectiva, técnica y administrativa.

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