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Fisioterapia en Salud Mental

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EFACIM
Fisioterapia
en Salud Mental
una breve guía introductoria
Me enorgullece presentar esta guía introductoria sobre 
“Fisioterapia en Salud Mental”, que muy acertadamente sus 
autores, kinesiólogos y médicos psiquiatras de la Facultad de 
Ciencias Médicas de la Universidad Nacional de Asunción, ponen 
a disposición de especialistas y estudiantes.
A través de sus páginas, los lectores podrán conocer los aspectos 
esenciales del rol de la Fisioterapia como tratamiento adyuvante 
de los trastornos mentales más frecuentes, su ámbito de 
aplicación, y algunas guías especí�cas de intervención. Todo lo 
anterior se realiza tomando en consideración que existe sólida 
evidencia acerca de la utilidad de los enfoques �sioterapéuticos 
en el manejo de muchos trastornos mentales.
Prof. Dr. Laurentino Barrios Monges
Decano
Facultad de Ciencias Médicas
Universidad Nacional de Asunción
ISBN 978-99953-67-19-0
Ruth Ortiz • Victoria Ibarra • Marcos Almirón
Israel González • Nora Gómez • Julio Torales
Fisioterapia 
en Salud Mental
una breve guía introductoria
Ruth Ortiz • Victoria Ibarra • Marcos Almirón 
Israel González • Nora Gómez • Julio Torales
EFACIM
Fisioterapia 
en Salud Mental
una breve guía introductoria
Ruth Ortiz • Victoria Ibarra • Marcos Almirón 
Israel González • Nora Gómez • Julio Torales
Editorial de la Facultad de Ciencias Médicas
2018
Autores
Lic. Ruth Ortiz
Licenciada en Kinesiología y Fisioterapia – Especialista en 
Rehabilitación Pulmonar.
Subcoordinadora Académica, Encargada de la Cátedra de Clínica 
Kinésica Médica II y Docente de la Cátedra de Pasantía Hospitalaria, 
Carrera de Kinesiología y Fisioterapia,
Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Asunción.
Lic. Victoria Ibarra
Licenciada en Kinesiología y Fisioterapia – Magíster en Educación 
Superior.
Encargada de la Cátedra de Clínica Kinésica Médica I y Docente de la 
Cátedra de Fisioterapia, Carrera de Kinesiología y Fisioterapia,
Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Asunción.
Lic. Marcos Almirón
Licenciado en Kinesiología y Fisioterapia.
Kinesiólogo Residente – Programa de Formación de Especialistas en 
Kinesiología General, Carrera de Kinesiología y Fisioterapia,
Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Asunción.
Dr. Israel González
Doctor en Medicina y Cirugía.
Médico Residente – Programa de Formación de Especialistas en 
Psiquiatría Clínica, Carrera de Medicina y Cirugía,
Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Asunción.
Prof. Dra. Nora Gómez
Médica Psiquiatra – Especialista en Psiquiatría de la Infancia y la 
Adolescencia. 
Profesora de la Cátedra de Psiquiatría y de la Cátedra de Psicología 
Médica, Carrera de Medicina y Cirugía, Encargada de la 
Cátedra de Psicología, Psicopatología y Psicomotricidad, Carrera 
de Kinesiología y Fisioterapia, Facultad de Ciencias Médicas, 
Universidad Nacional de Asunción.
Prof. Dr. Julio Torales
Médico Psiquiatra – Máster en Psicofarmacología.
Profesor de la Cátedra de Psiquiatría y de la Cátedra de Psicología 
Médica, Carrera de Medicina y Cirugía, 
Encargado de la Cátedra de Metodología de la Investigación 
y Docente de la Cátedra de Psicología, Psicopatología y 
Psicomotricidad, Carrera de Kinesiología y Fisioterapia, Facultad de 
Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Asunción.
Investigador Nivel I, Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología – 
Programa Nacional de Incentivo al Investigador.
Ortiz R, Ibarra V, Almirón M, González I, Gómez N, Torales J. (Eds). Fisio-
terapia en Salud Mental: una breve guía introductoria. 1ª ed. Asunción: 
EFACIM; 2018. 52 p.
ISBN 978-99953-67-19-0
Editorial de la Facultad de Ciencias Médicas (EFACIM) 
Directora: Prof. Dra. Ingrid Rodríguez
Cap. Miranda entre Dr. José P. Montero y Río de la Plata
Edificio de Ex Semiología Médica - C.P. 1120. 
Asunción – Paraguay
Correo electrónico: efacim@med.una.py
www.med.una.py
Esta guía es el resultado de un esfuerzo conjunto de las Cátedras de Clínica Kinésica 
Médica I, Clínica Kinésica Médica II, y Psicología, Psicopatología y Psicomotricidad 
de la Carrera de Kinesiología y Fisioterapia de la Facultad de Ciencias Médicas de la 
Universidad Nacional de Asunción. La información presentada en esta guía no pre-
tende sustituir el juicio clínico de los médicos y fisioterapeutas lectores. Los autores 
se han esmerado para garantizar que toda la información contenida en esta guía es 
adecuada a la fecha de su publicación y consistente con los estándares de la prác-
tica médica y fisioterapéutica. Sin embargo, en vista de la posibilidad de un error 
humano o cambios en la Medicina y/o en la Fisioterapia, ni los autores, ni la editorial 
garantizan que la totalidad de la información aquí contenida sea exacta o completa 
y no se responsabilizan por errores u omisiones o por los resultados obtenidos del 
uso de esta información. 
Diseño: Quadrivium | Impreso en Impreta Salesiana
Tirada: 300 ejemplares
© De los autores. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta publica-
ción, por cualquier medio o procedimiento, sin para ello contar con la autorización 
previa, expresa y por escrito de los autores.
A nuestras familias, amigos y colegas. 
Índice
Prólogo 9
1. Introducción 12
2. Conceptos 13
2.1. Salud mental 13
2.2. Fisioterapia en salud mental 15
2.3. Enfoques de la fisioterapia en salud mental 17
 Enfoque relacionado con la salud física 18
 Enfoque psicosocial y psicofisiológico 18
 Enfoque relacionado con la psicoterapia 19
2.4. Rol del fisioterapeuta en la salud mental 20
3. Intervenciones fisioterapéuticas con evidencia 21
3.1. Terapia de la conciencia corporal basal 21
 Depresión mayor 22
 Trastornos de la conducta alimentaria 22
 Trastorno bipolar 23
 Esquizofrenia 23
3.2. Fortalecimiento muscular 24
3.3. Ejercicio aeróbico 25
 Esquizofrenia 25
 Depresión mayor 26
 Demencia 26
3.4. Yoga 27
3.5. Relajación muscular progresiva 27
4. Ejercicio físico y trastornos mentales 28
4.1. Ejercicio físico y salud mental: ¿cuál es la relación? 29
4.2. Ejercicio físico y trastornos mentales específicos 30
 Depresión 30
 Ansiedad 34
 Estrés postraumático 36
 Esquizofrenia 37
 Catatonía 40
 Abuso de sustancias 41
5. Conclusiones 42
Referencias 44
9
Prólogo
La esquizofrenia, la depresión, la demencia y otros trastornos mentales, 
neurológicos y relacionados con el uso de sustancias constituyen el 13% 
de la carga mundial de enfermedades, superando a las afecciones car-
diovasculares y al cáncer. En ese sentido, y en todo el mundo, los tras-
tornos mentales están aumentando en prevalencia y en reconocimiento, 
identificándose a la par un vacío en los tratamientos disponibles, siendo 
los países de ingresos bajos y medios los que más a menudo sufren como 
resultado de ese vacío. Los trastornos mentales son las condiciones más 
complejas y más difíciles de tratar, pues requieren de varios tipos de 
intervenciones terapéuticas.
La ausencia de curas definitivas para algunos trastornos mentales y 
la escasez de intervenciones preventivas para algunos otros, en parte 
reflejan una comprensión aún limitada del cerebro y sus mecanismos 
genéticos, moleculares y celulares. Si bien la mayoría de los pacientes 
podrá beneficiarse de un enfoque farmacológico y/o de un enfoque psi-
coterapéutico, muchos pacientes necesitarán más.
En ese sentido, me enorgullece presentar esta guía introductoria sobre 
“Fisioterapia en Salud Mental”, que muy acertadamente sus autores, 
kinesiólogos y médicos psiquiatras de la Facultad de Ciencias Médicas 
de la Universidad Nacional de Asunción, ponen a disposición de espe-
cialistas y estudiantes.
A través de sus páginas, los lectores podrán conocer los aspectos esen-
ciales del rol de la Fisioterapia como tratamiento adyuvante de los tras-
tornos mentales más frecuentes, su ámbito de aplicación, y algunas 
guías específicas de intervención. Todo lo anterior se realiza tomando 
en consideración que existe sólida evidencia acerca de la utilidad de los 
enfoques fisioterapéuticos en elmanejo de muchos trastornos mentales.
10
Ruth Ortiz, Victoria Ibarra, Marcos Almirón, Israel González, Nora Gó-
mez y Julio Torales demuestran, a través de esta obra, que el trabajo 
interdisciplinario entre profesionales de la salud es posible y debe ser 
imitado. 
Invito a los fisioterapeutas y a los médicos a leer esta obra, que espero se 
convierta en la primera de una serie de publicaciones sobre la temática, 
a fin de mejorar la formación de estudiantes y residentes, con miras a 
un manejo holístico e integral de las personas aquejadas de trastornos 
mentales.
Prof. Dr. Laurentino Barrios Monges
Decano
Facultad de Ciencias Médicas
Universidad Nacional de Asunción
¡Qué pobre memoria es aquella que 
sólo funciona hacia atrás!
La Reina Blanca en 
“Alicia a través del espejo”, 
por Lewis Carroll (1830-1898).
12
1. Introducción
La Fisioterapia en Salud Mental es una especialidad reconocida de la 
Fisioterapia. Ofrece una rica variedad de herramientas de observación 
y evaluación, así como una serie de intervenciones basadas en la evi-
dencia, enfocadas al mejoramiento de la salud física y mental de los 
pacientes. La Fisioterapia en Salud Mental trabaja sobre el movimiento, 
la función, y el ejercicio físico en dispositivos terapéuticos individuales 
y grupales. Adicionalmente, conecta las necesidades físicas y mentales 
de los seres humanos (1).
Es conocido que la Fisioterapia tiene el potencial de mejorar la calidad 
de vida de las personas con trastornos mentales (2, 3). Esto se logra a 
través de la optimización de la salud física del paciente y del alivio de 
su discapacidad psicosocial (4). Existe evidencia de que las mejoras en 
la función corporal (incluidos, por ejemplo, el balance muscular y la fle-
xibilidad) están asociadas a un sentimiento de mayor seguridad y a un 
aumento de la autoestima en los pacientes. Además, un mejoramiento 
en la postura puede beneficiar la autoimagen corporal y elevar el estado 
de ánimo, así como también disminuir el dolor en distintos sitios corpo-
rales (por ejemplo, cuello y espalda). Finalmente, existe también sólida 
evidencia de que un régimen adecuado de ejercicios físicos mejora efec-
tivamente el bienestar de personas con trastornos mentales, tales como 
depresión y ansiedad (5). 
Esta guía, aunque breve, ofrece unas primeras reflexiones generales so-
bre salud mental, sobre el ámbito de trabajo de la Fisioterapia en Salud 
Mental, así como sobre intervenciones específicas para los trastornos 
mentales más frecuentes. La Fisioterapia en Salud Mental puede, de-
finitivamente, ofrecer un valor añadido beneficioso al tratamiento de 
personas con trastornos mentales.
Los autores
13
2. Conceptos
2.1. Salud mental
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a la Salud Mental en 
un sentido positivo: La salud mental se define como un estado de bienestar 
en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar 
las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructí-
fera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad (6).
En línea con lo expuesto previamente, la Salud Mental se describe no 
solo como la ausencia de enfermedad mental, sino como un estado de 
bienestar en el que inciden factores biológicos, psicológicos y sociales 
(7). 
En lo que respecta a la definición de los trastornos mentales, la quinta 
edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Men-
tales (DSM-5) de la Asociación Americana de Psiquiatría, así como la 
décima edición de la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE-
10) de la OMS, han evitado utilizar los términos “enfermedad” o “pade-
cimiento” mental para no suscitar problemas con su significado (8, 9). El 
término aceptado y consensuado ha sido el de “trastorno mental” y así 
lo define el DSM-5 (9):
Un trastorno mental es un síndrome caracterizado por una alteración clí-
nicamente significativa del estado cognitivo, la regulación emocional o el 
comportamiento del individuo que refleja una disfunción de los procesos 
psicológicos, biológicos o del desarrollo que subyacen en su función mental. 
Habitualmente, los trastornos mentales van asociados a un estrés signifi-
cativo o a discapacidad, ya sea social, laboral o de otras actividades impor-
tantes. Una respuesta predecible o culturalmente aceptable ante un estrés 
usual o una pérdida, tal como la muerte de un ser querido, no constituye un 
trastorno mental. Los comportamientos socialmente anómalos (ya sean po-
líticos, religiosos o sexuales) y los conflictos existentes principalmente entre 
el individuo y la sociedad no son trastornos mentales, salvo que la anomalía 
o el conflicto se deba a una disfunción del individuo como las descriptas 
anteriormente.
14
Los trastornos mentales engloban a una amplia gama de entidades e in-
cluyen a la depresión, el trastorno bipolar, la esquizofrenia, la demencia, 
los trastornos de ansiedad, entre otros. Adicionalmente a las entidades 
clínicas de naturaleza “primaria” psiquiátrica, una disfunción en la Sa-
lud Mental puede estar asociada a entidades físicas u orgánicas como 
el cáncer, el HIV/SIDA, las disfunciones neurológicas, las alteraciones 
cardiovasculares o endocrinológicas, y muchas otras.
Un trastorno mental es multifactorial en etiología y heterogéneo en ma-
nifestaciones; asimismo, no es solo un fenómeno biológico, es también 
un hecho social, es decir, un hecho de relación (10).
En Psiquiatría, la naturaleza de un fenómeno o conducta definidos como 
patológicos no viene dada por su anormalidad o desvío de la norma (o 
de lo que debe ser), sino porque bajo tal fenómeno o conducta subyacen 
mecanismos que comportan al sujeto una restricción de su libertad. Ya 
lo había expresado, en esa misma línea y claramente, el profesor Henry 
Ey, psiquiatra francés, cuando afirmó que la Psiquiatría es una ciencia 
que aborda las “patologías de la libertad”.
La libertad se relaciona con la conciencia, el juicio y la autodetermina-
ción que crean los registros subjetivos de diferenciación del sujeto, a fin 
de determinar su capacidad frente a sus acciones y para hacerle respon-
sable de sus hechos. Bajo el tamiz de la libertad (entendida como forma 
de enriquecimiento existencial que mejore las relaciones humanas inter 
e intrapersonales) puede entenderse por qué los trastornos mentales (por 
ejemplo, las psicosis, las alteraciones de la personalidad, entre otras) son 
patológicos, en cuanto representan para la persona una pérdida (o al 
menos una dificultad) de las posibilidades de autorrealización (11).
15
2.2. Fisioterapia en salud mental 
La Fisioterapia en Salud Mental es definida como la especialidad de la 
Fisioterapia que utiliza un amplio número de técnicas dirigidas directa-
mente a mejorar los trastornos mentales (12). 
En los trastornos mentales aparecen frecuentemente gran cantidad de 
síntomas físicos o corporales que revelan la estrecha interacción exis-
tente entre el cuerpo y la mente. Cada trastorno mental presenta un con-
junto de síntomas físicos propios asociados, que se manifiestan, entre 
otras posibles vías, a partir del proceso de somatización de los síntomas 
psíquicos, de manera que estas alteraciones se perciben también de una 
manera orgánica (13). La somatización es el proceso por el cual una en-
fermedad psíquica deriva en una afección física u orgánica. Cuando las 
emociones no son controladas, estas se vuelven desadaptativas y el or-
ganismo reacciona somatizando. Esta somatización refleja, entonces, el 
intento del individuo de minimizar los aspectos emocionales y mentales 
dolorosos a costa de una amplificación de los síntomas físicos. De esta 
manera, el cuerpo expresa y comunica el trastorno mental a través de 
síntomas que se manifiestan físicamente. 
La Asociación Americana de Psiquiatría define a la somatización como 
un patrón crónico de conducta de enfermedad, donde el paciente presenta 
un estilo de vida caracterizado por numerosas consultas médicas y difi-
cultades socialessecundarias (9).
Debido a que el enfoque predominante ha sido por mucho tiempo la “fal-
ta de explicación médica” de los síntomas, el diagnóstico se ha realizado 
muchas veces de manera peyorativa y degradante, insinuando que los 
síntomas reportados por los pacientes no son “reales” (14). Asimismo, 
aquí se hace necesario destacar que algunos trastornos mentales (como 
la depresión mayor y el trastorno de pánico) se presentan frecuentemen-
te con síntomas somáticos (15).
El fisioterapeuta especialista en Salud Mental es aquel profesional que 
ofrece un gran arsenal de abordajes físicos de tratamiento dirigidos a 
mejorar los síntomas y la calidad de vida, aportando un excelente apoyo 
en la evaluación y tratamiento de pacientes con trastornos mentales. Es-
16
tos abordajes son ofrecidos en conjunto con el tratamiento farmacológi-
co y psicoterapéutico del paciente, en el contexto de un equipo interdis-
ciplinario (16). La intervención fisioterapéutica puede ser muy variada, 
ya que se adapta a la sintomatología de cada paciente. Sin embargo, los 
abordajes más frecuentemente utilizados son: 
�� Terapia de la conciencia corporal basal (17-21); 
�� Fortalecimiento muscular (22-25); 
�� Ejercicio aeróbico (26-32); 
�� Yoga (33-36);
�� Relajación muscular progresiva (37-39); y, 
�� Terapia manual (40). 
Finalmente, y a modo de conclusión de esta sección, vale la pena des-
tacar la definición que la Organización Internacional de Terapeutas Fí-
sicos en Salud Mental (IOPTMH, por sus siglas en inglés) adoptó con 
relación al campo de la Fisioterapia en Salud Mental (41):
La Fisioterapia en Salud Mental es una especialidad dentro de la Fisiote-
rapia. Es implementada en servicios de salud física, salud mental, Psiquia-
tría y Medicina Psicosomática. Está centrada en la persona y puede ser 
utilizada en niños, adolescentes, adultos y adultos mayores aquejados de 
trastornos mentales frecuentes, leves, moderados o graves, ya sean agudos 
o crónicos, en atención primaria o especializada. Los fisioterapeutas en sa-
lud mental se encargan de proveer promoción de la salud, salud preventiva, 
tratamiento y rehabilitación para individuos y grupos. Ellos crean una re-
lación terapéutica que permite la valoración y la atención específicamente 
relacionadas con la complejidad de la Salud Mental, en el contexto de un 
ambiente de apoyo, aplicando un modelo que integra aspectos biológicos y 
psicosociales. La Fisioterapia en Salud Mental busca optimizar el bienestar 
y empoderar al individuo, al promover el movimiento funcional, la toma de 
conciencia sobre el movimiento, la actividad y el ejercicio físico, juntando 
los aspectos físicos y mentales, y está basada en evidencia clínica sólida. 
17
2.3. Enfoques de la fisioterapia en salud mental
Dependiendo de la problemática en cuestión, de la historia clínica del 
paciente, y de los resultados de la observación/evaluación, se establece-
rán los objetivos terapéuticos y el fisioterapeuta podrá elegir entre uno 
de los siguientes enfoques (Tabla 1).
Tabla 1. Enfoques de la Fisioterapia en Salud Mental
Enfoque Característica principal
Enfoque 
relacionado con 
la salud física
El enfoque relacionado con la salud física tiene 
como objetivo mejorar la salud física global de 
los pacientes con trastornos mentales. El ejerci-
cio físico puede ayudar a reducir las enfermeda-
des cardiovasculares y la mortalidad prematura 
en personas con trastornos mentales.
Enfoque psicosocial 
y psicofisiológico
El enfoque psicosocial enfatiza la adquisición de 
competencias mentales y físicas relacionadas 
con el cuerpo en movimiento y el apoyo al desa-
rrollo personal para mejorar la capacidad de las 
personas para funcionar independientemente 
en la sociedad.
Enfoque 
relacionado con 
la psicoterapia
El enfoque relacionado con la psicoterapia utili-
za el cuerpo en movimiento como una puerta de 
entrada para mejorar el funcionamiento afectivo 
y social del individuo. Al utilizar este enfoque, el 
fisioterapeuta crea una configuración que favo-
rece la iniciación y el desarrollo de un proceso 
en el paciente, mediante el empleo de métodos 
de trabajo específicos que tienen como objetivo 
ayudar a los pacientes a acceder a su funciona-
miento interno.
18
Enfoque relacionado con la salud física
El enfoque relacionado con la salud física busca mejorar la salud físi-
ca global de la persona con trastornos mentales. Diversos estudios han 
demostrado que las personas con trastornos mentales son más suscep-
tibles a la inactividad física y están en riesgo de desarrollar un estilo de 
vida sedentario. Adicionalmente, el uso de psicofármacos puede desen-
cadenar el desarrollo de síndrome metabólico, obesidad, osteoporosis y 
enfermedad cardiovascular. 
La práctica clínica ha resaltado la importancia de adaptar el ejercicio 
físico a las capacidades individuales de cada persona a fin de influir po-
sitivamente en su calidad de vida. El desafío es motivar a las personas 
a mantenerse activas a lo largo de la vida diaria. Las personas que no 
hacen (o no continúan haciendo) ejercicio pierden su independencia y 
no maximizan su potencial en la vida. Es tarea del fisioterapeuta inte-
grar y adaptar las necesidades de ejercicio físico de las personas a fin de 
adecuarlas al contexto propio de los trastornos mentales (42).
Enfoque psicosocial y psicofisiológico
 
El enfoque psicosocial enfatiza la adquisición de habilidades mentales y 
físicas relacionadas con el “cuerpo móvil” y el apoyo de la capacidad de 
las personas para funcionar independientemente en la sociedad, a fin de 
mejorar su calidad de vida. Las actividades apuntan a aprender, adqui-
rir y entrenar competencias psicomotrices, sensomotoras, perceptivas, 
cognitivas, sociales y emocionales (1). Otras habilidades elementales 
también se acentúan, como la educación en relajación, las habilidades 
de relajación, el manejo del estrés, las técnicas de respiración, las habi-
lidades psicomotoras y sensoriales y también las habilidades cognitivas, 
de expresión y sociales. A través de ejercicios, los pacientes adquieren 
una perspectiva más amplia y pueden experimentar sus propias habili-
dades (43). 
El enfoque psicofisiológico implica el uso del ejercicio físico para influir 
en los problemas de salud mental, como la depresión y los trastornos de 
ansiedad (44-47). En la literatura, los beneficios del ejercicio físico para 
la salud mental son bien aceptados. El ejercicio físico tiene una influen-
19
cia positiva en el bienestar mental, la autoestima, el estado de ánimo y 
el funcionamiento ejecutivo. A través de estos efectos, se puede detener 
una espiral descendente que conduce al abatimiento. Las actividades de 
resistencia bien equilibradas y ejecutadas regularmente (caminar, andar 
en bicicleta, trotar y nadar), el entrenamiento de fuerza (entrenamiento 
físico) y los ejercicios derivados de la atención plena aumentan la resis-
tencia física y mental, mejoran la calidad del sueño, mejoran la autocon-
fianza, la energía, la resistencia y la relajación; y, en general, disminuyen 
las quejas físicas (1).
Enfoque relacionado con la psicoterapia
El enfoque relacionado con la psicoterapia utiliza el dominio motor 
como una vía para mejorar el funcionamiento social afectivo. Este en-
foque pone mayor énfasis en la toma de conciencia del funcionamiento 
psicosocial, facilitando los procesos de cambio. Utilizando actividades 
con movimiento, el fisioterapeuta crea un entorno que favorece el inicio 
y el desarrollo de un proceso dirigido a ayudar a los pacientes a ganar 
un mayor insight sobre su funcionamiento. Durante esas actividades, 
los pacientes son invitados a salirse de su zona de confort, experimentar 
nuevas cosas, estar más en contacto con su yo interior y hacer fren-
te a numerosas emociones (sentimientos depresivos, miedo, culpa, ira, 
estrés, entre otros) y pensamientos negativos (intrusiones, obsesiones, 
preocupaciones mórbidas y angustia). 
Además, los pacientes se enfrentan a su propio comportamiento(impul-
sos y falta de habilidades) o síntomas cognitivos (desrealización y falta 
de concentración). A través de la terapia psicomotora, se puede proponer 
una perspectiva alternativa sobre las experiencias. En consecuencia, es 
importante notar que no es el ejercicio físico por sí mismo, sino las expe-
riencias del paciente y su percepción íntima las que juegan un rol central.
La cuidadosa guía y el aliento del fisioterapeuta y la oportunidad de 
experimentar sentimientos en un ambiente seguro permiten al paciente 
desarrollar conductas que de otro modo no se harían presentes. Aunque 
los problemas que subyacen en el paciente no se resuelven, el fisiotera-
peuta intenta mejorar la capacidad de manejo de problemas del paciente. 
20
El paciente comparte su comportamiento, sentimientos y pensamientos 
con el fisioterapeuta primero y, eventualmente, con sus pares. En este 
enfoque están resaltadas, por tanto, las experiencias y cómo las reaccio-
nes a estas funcionan como una fuente dinámica de poder (43).
2.4. Rol del fisioterapeuta en la salud mental
Los fisioterapeutas son y deben ser vistos como expertos en el manejo 
de pacientes con trastornos mentales, puesto que los mismos pueden 
ofrecer (48):
�� Manejo no farmacológico del dolor;
�� Experticia en el diseño y prescripción de programas de ejercicio fí-
sico individualizado, los cuales pueden mejorar el estado de ánimo, 
promover el bienestar y hacer frente a comorbilidades asociadas con 
los trastornos mentales;
�� Desarrollo de intervenciones específicas para hacer frente a proble-
máticas físicas de personas con trastornos mentales, cuyos cuadros 
dificultan su participación social y recuperación (por ejemplo, mini-
mizando o contrarrestando los efectos adversos de algunos psicofár-
macos);
�� Experticia en la motivación de los pacientes y en la promoción del 
autocuidado en el contexto de su salud física y mental;
�� Manejo de problemas de movilidad en personas mayores y proble-
mas de desarrollo en niños y jóvenes; y,
�� Asesoramiento e intervención para abordar el deterioro de la concien-
cia corporal y reducir la disociación (“desconexión de pensamientos, 
sentimientos, recuerdos o sentido de identidad”) asociada con mala 
salud mental.
21
3. Intervenciones fisioterapéuticas 
con evidencia
A continuación, se harán breves descripciones acerca de la evidencia que 
apoya la utilización de la terapia de la conciencia corporal basal, el forta-
lecimiento muscular, el ejercicio aeróbico, el yoga y la relajación muscular 
progresiva en el tratamiento de algunos tipos de trastorno mental. 
Se debe recalcar que para la mayoría de los pacientes con trastornos 
mentales, los tratamientos farmacológicos o la psicoterapia basada en 
la evidencia deben considerarse antes del inicio de cualquier tipo de 
intervención fisioterapéutica, la cual se iniciaría como adyuvante de los 
primeros. Asimismo, se enfatiza que se debe emplear un juicio clínico 
apropiado, tanto del fisioterapeuta como del médico tratante, para de-
terminar la idoneidad del tipo de intervención fisioterapéutica para cada 
paciente particular. En ausencia de información de seguridad adecuada, 
se recomienda que los fisioterapeutas y los médicos discutan los riesgos 
y los beneficios de cada tratamiento entre ellos y con sus pacientes, se-
leccionando y administrando las intervenciones de forma individual y 
personalizada. 
3.1. Terapia de la conciencia corporal basal
La terapia de la conciencia corporal basal es un tipo de intervención 
fisioterapéutica utilizada en salud mental, que fue creada y desarrollada 
por fisioterapeutas nórdicos y que se basa en la realización de movi-
mientos simples, armónicos, entre el paciente y el fisioterapeuta (12, 13). 
Es una opción para personas aquejadas de desequilibrio físico o psicoló-
gico y pone énfasis en las experiencias y el crecimiento personal. 
El objetivo de este método es aumentar la conciencia sobre el cuerpo y 
sobre un patrón motor libre de tensiones, con la máxima funcionalidad 
posible. Es necesario que exista un contacto entre el cuerpo y la mente. 
Durante su puesta en práctica, una postura equilibrada en el eje central 
favorecerá un cambio positivo en la respiración y la relajación del siste-
ma nervioso autónomo del paciente. Esta terapia se basa en las cuatro 
dimensiones del ser humano: dimensión física, dimensión fisiológica, 
22
dimensión psicológica y dimensión existencial. Esas cuatro dimensio-
nes se unen a través del equilibrio (estabilidad postural, coordinación y 
espacio), respiración libre y concienciación. Las posiciones básicas que 
se utilizan en la terapia de la conciencia corporal basal son el decúbito 
supino, la sedestación, la bipedestación y la marcha, comenzando por 
la postura que resulte más cómoda para el paciente. Debe comenzarse 
con movimientos pequeños o, simplemente, imaginando el movimien-
to, desde el centro hacia la periferia, para luego aumentar su calidad, 
pero no su cantidad. El fisioterapeuta debe conseguir que el paciente 
encuentre el ritmo y la velocidad con los que se sienta cómodo en cada 
situación y enseñarle a economizar la energía necesaria para realizar los 
movimientos (2).
La terapia de la conciencia corporal basal presenta evidencia para el 
manejo de pacientes con depresión mayor, trastornos de la conducta ali-
mentaria, trastorno bipolar y esquizofrenia.
Depresión mayor 
Investigadores han demostrado que pacientes con depresión mayor so-
metidos a terapia de la conciencia corporal basal (que incluyó ejercicios 
de estiramiento-relajación, estabilización postural y de reeducación del 
patrón ventilatorio) mejoraron su sintomatología depresiva, su capaci-
dad cardiopulmonar y la autopercepción de los síntomas de la depre-
sión, en comparación con otros pacientes que realizaron solo ejercicio 
aeróbico o solo recibieron asesoramiento por parte de sus fisioterapeu-
tas sobre los beneficios de realizar ejercicios físicos de baja o moderada 
intensidad (19).
Trastornos de la conducta alimentaria
La terapia de la conciencia corporal basal con auto-elongación, trabajo 
de equilibrio postural, coordinación y respiración, resulta en una mejora 
en la calidad de vida de pacientes con trastornos de la conducta alimen-
taria, con disminución de los impulsos hacia una ingesta exagerada, un 
cambio en su insatisfacción corporal y una disminución en la gravedad 
del trastorno en sí. Además, la terapia logra regular la hiperactividad y 
tensión que padecen estos pacientes (18).
23
Trastorno bipolar 
Pacientes con diagnóstico de trastorno bipolar que reciben una combi-
nación de psicoterapia, farmacoterapia y terapia de la conciencia cor-
poral basal (con ejercicios dinámicos y estáticos) muestran mejores re-
sultados en cuanto a conciencia corporal y movimiento, mejor postura, 
equilibrio, coordinación y respiración, menor tensión muscular a la hora 
de realizar los movimientos, mejoría en los síntomas psiquiátricos y me-
nor utilización de servicios sociales, en comparación con pacientes que 
solo reciben psicoterapia/farmacoterapia (21).
Esquizofrenia 
En la esquizofrenia, la terapia de la conciencia corporal basal genera 
efectos positivos en los siguientes dominios (20): 
�� Regulación afectiva: con incremento de la sensación de bienestar, 
mejor humor, mayor y mejor afrontamiento a los problemas diarios. 
Los pacientes refieren sentirse más relajados y positivos, más fuertes 
psicológicamente, con aumento de interés y vitalidad por sus activi-
dades cotidianas, así como con menores niveles de ansiedad, estrés 
y miedo. 
�� Conciencia corporal y autoestima: los pacientes expresan un mejor 
contacto con su propio cuerpo y sensaciones corporales; se muestran 
más activos, con mayor autoestima, con aumento de la conciencia de 
sus comportamientos, mejor equilibrio y postura y una mayor movi-
lidad.
�� Contexto social: más relajación y naturalidad ante situaciones socia-
les, mayor habilidad para estar en contacto con otras personas, mayor 
integridady menor vergüenza. 
�� Habilidad para pensar: mejoría en la concentración y en la ideación.
24
3.2. Fortalecimiento muscular
Existe evidencia que sostiene que el fortalecimiento muscular es útil en 
pacientes con trastornos mentales (por ejemplo, depresión mayor, anore-
xia nerviosa y esquizofrenia). La tabla 2 resume esos hallazgos.
Tabla 2. Fortalecimiento muscular y trastornos mentales
Trastorno mental Hallazgos
Depresión mayor
En mujeres con depresión mayor, la utilización 
de un programa de ejercicio físico (dos sesiones 
semanales de 60 minutos cada una), que incluya 
calentamiento, entrenamiento de fuerza de bra-
zos, piernas y musculatura postural y, por últi-
mo, estiramientos y enfriamiento, mejora el es-
tado físico, la propia depresión, la funcionalidad 
global, y la calidad de vida de estas pacientes, 
en mayor grado que aquellas que solo toman 
medicación (25).
La mejoría también puede observarse en pacien-
tes adultos mayores. Investigadores han encon-
trado que aquellos adultos mayores deprimidos 
que reciben, además de su tratamiento, instruc-
ciones individualizadas para realizar ejercicios 
en casa (entrenamiento del equilibrio, ejercicios 
de fuerza en miembros inferiores y mejora de la 
marcha, 30 minutos al día, 3 veces a la semana, 
por 6 meses), muestran mejores resultados con 
respecto a su humor, calidad de vida o función 
física, en comparación con pacientes que sólo 
reciben visitas de asistentes sociales (24).
25
Anorexia
Algunos autores han demostrado que progra-
mas de ejercicios supervisados (ejercicios diná-
micos, ejercicios de fuerza y estiramiento) son 
efectivos y seguros, y mejoran la fuerza muscu-
lar y la capacidad de realizar tareas diarias. Es de 
destacar que estas mejoras están relacionadas 
con la continuidad del entrenamiento o el uso 
de un programa de mantenimiento (22).
Esquizofrenia
Scheewe y colaboradores realizaron un estudio 
en pacientes con diagnóstico de esquizofrenia 
a fin de evaluar los efectos de un programa de 
fortalecimiento muscular, comparándolo con la 
terapia ocupacional. El programa fisioterapéuti-
co estuvo destinado a fortalecer bíceps, tríceps, 
abdominales, cuádriceps, pectorales y deltoides. 
Duró una hora, dos veces a la semana, por seis 
meses. Al finalizar el programa, los participan-
tes presentaron disminución de los síntomas 
positivos y negativos de la esquizofrenia, de 
la excitación psicomotriz y la desorganización. 
Además, se observó una disminución de los sín-
tomas depresivos y un aumento de la capacidad 
cardiopulmonar de los pacientes incluidos en el 
programa fisioterapéutico (23).
3.3. Ejercicio aeróbico
El ejercicio aeróbico tiene evidencia en el manejo terapéutico de pa-
cientes con diagnóstico de esquizofrenia, depresión mayor y demencia.
Esquizofrenia
El ejercicio aérobico tiene efectos en el volumen global del cerebro, en 
el volumen del hipocampo y en el espesor del córtex cerebral. En ese 
sentido, 40 minutos de ejercicio cardiovascular y 20 minutos de esti-
26
ramientos, dos veces por semana, por 6 meses, han demostrado que se 
asocian a una mejora en el estado cardiopulmonar de los pacientes y que 
la misma se relaciona también con un incremento del espesor cortical 
en áreas del córtex frontal y temporal izquierdo, tanto en pacientes con 
esquizofrenia como en sujetos sanos. Asimismo, el volumen total de la 
sustancia cerebral y del tercer y cuarto ventrículos se incrementa (26). 
Otras investigaciones han demostrado que la práctica de ejercicio físico 
regular mejora la integridad de la sustancia blanca en los tractos ner-
viosos, en particular los implicados en la función motora. Además, se 
observó que el ejercicio regular en bicicleta mejora la capacidad cerebral 
de aprender algo nuevo en estos pacientes (28).
Depresión mayor
Se ha demostrado que el ejercicio aeróbico es útil como una estrategia 
de adición al tratamiento farmacológico en pacientes depresivos hospi-
talizados. Los pacientes se sometieron a un programa de ejercicio aeró-
bico, 3 veces a la semana, y hasta 16,5 kcal/kg/semana, durante todo el 
periodo de hospitalización. En comparación con los pacientes que sólo 
recibieron tratamiento convencional, la reducción de los síntomas de-
presivos en pacientes que formaron parte del programa fue muy impor-
tante; también se observó un significativo incremento en la calidad de 
vida percibida. En este sentido, el ejercicio físico podría ser una estrate-
gia complementaria factible y efectiva para el tratamiento de pacientes 
hospitalizados con depresión grave, mejorando sus síntomas depresivos 
y su calidad de vida (49).
Demencia
La realización de ejercicio aeróbico (caminatas adaptadas a cada pacien-
te, diseñadas para ser progresivamente más intensas, durante 20-30 mi-
nutos, al menos cinco veces por semana, durante 12 semanas) en pacien-
tes con diagnóstico de demencia disminuye los síntomas psicológicos y 
mejora las alteraciones conductuales de estos pacientes (27). 
En otro estudio, se compararon dos grupos de pacientes con diagnóstico 
de demencia: un primer grupo recibió tratamiento cognitivo combinado 
con ejercicio físico y un segundo grupo sólo recibió terapia cognitiva. 
27
Ambos grupos recibieron terapia cognitiva (5 sesiones semanales de 30 
minutos). El primer grupo realizó, además, ejercicio físico en bicicleta 
(3 sesiones semanales de 20 minutos). Luego de 3 meses de tratamiento, 
los resultados mostraron mejoras importantes en el primer grupo, en 
comparación con el grupo que sólo recibió terapia cognitiva, tanto en el 
equilibrio como en la memoria y en la calidad de vida (32).
3.4. Yoga
El yoga es una práctica milenaria que posee tres componentes: estira-
mientos suaves, ejercicios para el control de la respiración y meditación 
para una intervención mente-cuerpo. Se ha demostrado efectividad del 
yoga en el tratamiento de los trastornos de ansiedad y del trastorno 
obsesivo compulsivo (y, por ende, en el grupo de conductas repetitivas 
orientadas al cuerpo, como el trastorno de excoriación) (50). Asimismo, 
el yoga tiene evidencia positiva en la esquizofrenia y en los trastornos 
de la conducta alimentaria (13).
En pacientes con esquizofrenia, el yoga tiene efectos beneficiosos sobre 
los síntomas positivos y negativos, sobre los déficits en el reconocimien-
to de las emociones y en el funcionamiento socioprofesional (34). Por su 
parte, en personas con trastornos de la conducta alimentaria, el yoga 
asociado a terapéutica convencional tiene evidencia positiva en el mejo-
ramiento de síntomas depresivos, el índice de masa corporal, la ansiedad 
y la preocupación por la comida (35).
3.5. Relajación muscular progresiva
La relajación muscular progresiva (a través de la tensión por 8 segundos 
y luego la relajación por 30 segundos de los grupos musculares mayores, 
de craneal a caudal) ha mostrado resultados positivos en pacientes con 
esquizofrenia, mejorando el estado de ansiedad, el estrés psicológico y 
el estado de bienestar subjetivo (37), en comparación con personas que 
no han sido sometidas a esta técnica.
28
4. Ejercicio físico y trastornos 
mentales
El ejercicio físico puede ser una herramienta importante tanto para el 
manejo del estrés, como para el tratamiento de la depresión, la curación 
de heridas y hasta la prevención de enfermedades. Actualmente existe, 
por ejemplo, evidencia considerable de que el ejercicio físico regular es 
un tratamiento viable y efectivo, incluso en monoterapia, para el tra-
tamiento de la depresión leve a moderada; sin embargo, el mismo es 
infrautilizado (51).
Asimismo, existe evidencia que el ejercicio físico regular puede también 
ser utilizado en el tratamiento de los trastornos de ansiedad (2), las alte-
raciones de la imagen corporal, en personas con problemas relacionados 
a discapacidad, y como adyuvante en la esquizofrenia, los trastornos 
conversivos y la dependencia alcohólica (52).
Además, un notable número de estudios longitudinales y transversales 
han demostrado queel ejercicio físico se constituye en una estrategia 
preventiva y en un enfoque adyuvante del tratamiento de los trastornos 
mentales (39, 52). Tal como se mencionó previamente en esta guía, va-
rias intervenciones fisioterapéuticas son potencialmente efectivas para 
mejorar la salud física, la salud mental y la calidad de vida relacionada 
a la salud de los pacientes con trastornos mentales.
Las formas más comunes de ejercicio son los ejercicios aeróbicos y de 
fortalecimiento (39). Se ha demostrado que los ejercicios aeróbicos (ta-
les como caminar, trotar, andar en bicicleta, nadar, entre otros) reducen 
la ansiedad y la depresión (53).
El rol de los fisioterapeutas en el manejo interdisciplinar de pacientes con 
trastornos mentales es diverso e incluye, por ejemplo, el manejo del dolor, 
el aumento de la movilidad articular, ejercicios de relajación, mejora de la 
fuerza, resistencia y equilibrio, entrenamiento de la marcha y diseño de 
programas de ejercicios adaptados a las necesidades del paciente.
29
La siguiente es una lista ilustrativa de las posibles intervenciones que 
puede realizar un fisioterapeuta (54):
�� Ejercicios de relajación y respiración profunda.
�� Ejercicios de estiramiento, calistenia, caminar, correr, ejercicios ae-
róbicos y natación, para pacientes con abuso de sustancias y otras 
afecciones.
�� Ejercicios de rango de movimiento, fuerza y resistencia. 
�� Ejercicios de coordinación: importantes para mejorar la coordinación 
alterada en pacientes con abuso de sustancias y para pacientes con 
enfermedad de Alzheimer. 
�� Manejo postural: los cambios regulares en la posición del cuerpo son 
esenciales para la prevención de la mala postura, tensión muscular, 
espasmos y disminución del movimiento articular. 
�� Equilibrio y entrenamiento de la marcha: el entrenamiento del equili-
brio y de la marcha es importante en el Alzheimer y en la enfermedad 
de Parkinson. Las transferencias, el alcance y el agarre, el equilibrio 
postural y el entrenamiento de la marcha son áreas centrales de la 
fisioterapia en la enfermedad de Parkinson.
�� Consejo ergonómico: que incluye adaptaciones a ser realizadas en el 
hogar del paciente y en los equipos que le asisten, para que el pacien-
te se vuelva independiente.
4.1. Ejercicio físico y salud mental: ¿cuál es la relación?
La evidencia de los beneficios psicológicos del ejercicio, ya de por sí im-
portante para personas sin trastornos mentales, es aún más fuerte para 
aquellas con diagnósticos psiquiátricos (54).
La relación existente entre diversos factores que hacen a la salud global 
de un individuo y el ejercicio físico queda evidenciada de la siguiente 
forma (52-60):
�� Estado de ánimo: el ejercicio físico mejora el estado de ánimo al incre-
mentar la circulación sanguínea cerebral. Asimismo, ejerce influen-
cia sobre el eje hipotálamo-hipofiso-adrenal y, a través de este, sobre 
la respuesta fisiológica al estrés. Adicionalmente a esto, el ejercicio 
físico puede contrarrestar el estado de ánimo negativo, al mejorar la 
autoestima y la función cognitiva. 
30
�� Patrón de sueño: el ejercicio moderado se constituye en una alter-
nativa no farmacológica para el tratamiento de trastornos del sueño.
�� Función cognitiva: uno de los posibles mecanismos a través del cual 
el ejercicio físico mejora la cognición en personas adultas mayores 
con riesgo de demencia es una regulación de la función vascular ce-
rebral y la perfusión cerebral. Investigadores han observado que el 
ejercicio físico de resistencia en personas adultas mayores genera 
una mejoría tanto en la función cognitiva como en el estado de áni-
mo. Esto se debe a un aumento del flujo sanguíneo a áreas críticas 
del sistema nervioso central relacionadas con el aprendizaje y otras 
funciones mentales superiores.
�� Autoestima: el ejercicio físico alivia síntomas de baja autoestima y 
aislamiento social. Adicionalmente, mejora la autoestima física y la 
percepción de la condición física. Las personas que realizan ejercicio 
físico tienen menos síntomas de estrés y más bienestar psicológico 
que aquellas que no lo hacen.
�� Calidad de vida: el ejercicio físico tiene un efecto positivo sobre la 
calidad de vida y la calidad de vida relacionada a la salud en todas 
las personas.
�� Afrontamiento del estrés: el ejercicio físico contribuye a estilos de 
afrontamiento efectivos y positivos.
�� Aptitud cardiovascular: el ejercicio físico regular mejora la salud 
cardiovascular, importante punto en aquellos pacientes que están 
consumiendo psicofármacos (habida cuenta de sus efectos adversos 
metabólicos).
�� Reducción del estrés, aumento de la energía y de la alerta mental, así 
como de la resistencia corporal general.
4.2. Ejercicio físico y trastornos mentales específicos
Depresión
La tabla 3 presenta los síntomas principales de un episodio de depresión 
mayor (9). Un episodio de depresión mayor se caracteriza por la pre-
sencia de 5 (o más) síntomas durante un mismo período de 2 semanas 
y representan un cambio en el funcionamiento previo del individuo. Al 
menos uno de los síntomas debe ser estado de ánimo deprimido o pér-
dida de interés o placer. No se deben incluir síntomas que se puedan 
atribuir claramente a otra afección médica (61, 62).
31
Tabla 3. Síntomas principales del episodio de depresión mayor
1. Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días, 
según se desprende de la información subjetiva (por ejemplo: el pa-
ciente se siente triste, vacío, sin esperanza) o de la observación por 
parte de otras personas (por ejemplo: al paciente se le ve lloroso). Se 
destaca que, en niños y adolescentes, el estado de ánimo puede ser 
irritable. 
2. Disminución importante del interés o el placer por todas o casi todas 
las actividades, la mayor parte del día, casi todos los días (como se 
desprende de la información subjetiva o de la observación). 
3. Pérdida importante de peso sin hacer dieta o aumento de peso (por 
ejemplo: modificación de más del 5% del peso corporal en un mes), 
o disminución o aumento del apetito casi cada día. Se destaca que 
en los niños se debe considerar el fracaso en el aumento de peso es-
perado.
4. Insomnio o hipersomnia casi todos los días. 
5. Agitación o retraso psicomotor casi todos los días (observable por 
parte de otros; no simplemente la sensación subjetiva de inquietud o 
de enlentecimiento).
6. Fatiga o pérdida de energía casi todos los días.
7. Sentimientos de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada (que 
puede ser delirante) casi todos los días (no simplemente el autorre-
proche o culpa por estar enfermo).
8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o para to-
mar decisiones, casi todos los días (a partir de la información subjeti-
va o de la observación por parte de otras personas).
9. Pensamientos de muerte recurrentes (no sólo miedo a morir), ideas 
suicidas recurrentes sin un plan determinado, intento de suicidio o un 
plan específico para llevarlo a cabo. 
Estos síntomas causan malestar clínicamente significativo o deterioro 
en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento. Ade-
más, el episodio no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una 
sustancia o de otra afección médica.
Por su parte, el término “trastorno de depresión mayor” es el que se em-
plea para describir una persona que presenta un episodio de depresión 
de mayor y, además, cumple una serie de condiciones adicionales: 1. El 
32
episodio de depresión mayor no se explica mejor por un trastorno es-
quizoafectivo, esquizofrenia, trastorno esquizofreniforme, un trastorno 
delirante, u otro trastorno especificado del espectro de la esquizofrenia y 
otros trastornos psicóticos; y, 2. Nunca ha habido un episodio maníaco 
o hipomaníaco (aunque esta exclusión no se aplica si todos los episodios 
de tipo maníaco o hipomaníaco son inducidos por sustancias o se pue-
den atribuir a los efectos fisiológicos de otra afección médica) (9).
Tratamiento
Un amplio abanicode tratamientos efectivos está disponible para hacer 
frente al trastorno de depresión mayor. Los psicofármacos, por sí solos, 
y la psicoterapia, también por sí sola, pueden aliviar los síntomas depre-
sivos. En todos los rangos etarios, la combinación entre psicofármacos y 
psicoterapia provee de una respuesta terapéutica más rápida y sostenida. 
Asimismo, están también disponibles las terapias de neuroestimulación 
(como la terapia electroconvulsiva, entre otras) y las terapias comple-
mentarias y alternativas (como el ejercicio físico, entre otros).
Los fisioterapeutas deben recordar, al momento de iniciar sus interven-
ciones, que los psicofármacos utilizados en el tratamiento de la depre-
sión pueden generar reacciones adversas en los pacientes, que podrían 
representar desafíos al proceso terapéutico. 
Los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (fluoxetina, 
paroxetina, citalopram, escitalopram, fluvoxamina y sertralina) presen-
tan efectos adversos, principalmente a nivel digestivo, sexual y a nivel 
del sistema nervioso central. A nivel del peso corporal, si bien al menos 
durante los primeros meses de tratamiento con inhibidores selectivos 
de la recaptación de serotonina puede haber anorexia y pérdida pon-
deral, hasta un tercio de las personas que toman estos antidepresivos 
aumentará de peso (el aumento de peso más frecuente se observa con 
la paroxetina). Generalmente, ejercicios físicos y dieta terminan contro-
lando el peso. A nivel del sistema nervioso central, se pueden presentar 
ansiedad/agitación, insomnio, cefaleas y embotamiento afectivo (61).
Los inhibidores de la recaptación de noradrenalina-serotonina (du-
loxetina, venlafaxina, desvenlafaxina, milnaciprán, levomilnaciprán) 
33
provocan como efectos adversos más frecuentes: náuseas, malestar gas-
trointestinal, constipación, pérdida de apetito, sequedad bucal, mareos, 
agitación, insomnio, disfunción sexual, cefalea, nerviosismo, sudoración 
y debilidad muscular. Mientras que los tricíclicos (amitriptilina, clomi-
pramina, imipramina) generan reacciones adversas debido a sus pro-
piedades anticolinérgicas (sequedad bucal, visión borrosa, constipación, 
retención urinaria, sedación, confusión/problemas de memoria, palpita-
ciones), a su capacidad de bloqueo alfa adrenérgico (sedación, hipoten-
sión postural, síncope, taquicardia, disfunción sexual) y a su potencial 
antihistaminérgico (sedación, incremento de peso) (61).
Ejercicio físico y depresión
El ejercicio físico aumenta el volumen cerebral del hipocampo (involu-
crado en el aprendizaje y la memoria), aumenta los niveles sanguíneos 
de algunas citocinas y afecta la neurotransmisión en pacientes con diag-
nóstico de depresión (51, 63). En ese sentido, muchas investigaciones 
han demostrado una relación positiva entre el ejercicio físico y una me-
joría en la depresión clínica y, actualmente, el mismo es considerado 
como un tratamiento de primera línea, incluso en monoterapia, para 
pacientes con depresión leve a moderada (63). 
Además de lo mencionado específicamente para la depresión en seccio-
nes previas de esta guía, cuando se trata de controlar la depresión, no 
existe un ejercicio correcto o incorrecto. En ese sentido, una gama de 
intervenciones (ejercicio aeróbico, ejercicio de resistencia, caminar, hi-
droterapia, terapia de baile, yoga, entre otros) se han mostrado efectivas 
para reducir síntomas de depresión (64, 65).
Por lo general, el fisioterapeuta debe diseñar el programa de ejercicio 
físico en sesiones de entre 30 minutos a 1 hora, 3 veces por semana, 
por como mínimo 10 a 14 semanas. Los ejercicios de mayor intensidad 
(trotar u otros ejercicios aeróbicos) pueden ayudar a la liberación de en-
dorfinas que tienen un efecto sistémico tanto sobre el cuerpo como la 
mente, mientas que los ejercicios de menor intensidad (yoga, pilates) 
pueden ayudar al paciente a relajarse y a conectarse con su cuerpo. Asi-
mismo, en pacientes con depresión son recomendados los ejercicios de 
estiramiento muscular y la esferodinamia (44, 51).
34
Ansiedad
El término “ansiedad” proviene del latín anxietas, que significa congoja 
o aflicción. Puede definirse como un estado de malestar psicofísico ca-
racterizado por una sensación de inquietud, intranquilidad, inseguridad 
o desasosiego ante lo que se vivencia como una amenaza inminente y 
de causa indefinida. La ansiedad es la más común y primitiva reacción 
emocional que tienen los mamíferos y es percibida como una señal de 
alerta que advierte de un peligro amenazante, frecuentemente desco-
nocido, lo que la distingue del miedo (en el cual, el peligro es concreto 
y definido). La ansiedad prepara física y psicológicamente a quien se 
encuentre frente a una situación amenazante para enfrentar o huir del 
peligro. Asimismo, a veces puede dejar paralizado o “congelado” a quien 
la padezca (66, 67).
La diferencia básica entre la ansiedad normal y la patológica es que ésta 
última se basa en una valoración irreal o distorsionada de la amenaza. 
Es decir, la ansiedad es una reacción emocional adaptativa al medio que 
se vuelve patológica cuando se hace más corporal, desproporcionada 
al estímulo o cuando persiste por encima de los límites adaptativos (66, 
67). La tabla 4 informa algunas características de cuando la ansiedad se 
vuelve patológica (61). 
Tabla 4. La ansiedad es patológica cuando:
 � Es de mayor intensidad o duración que lo usualmente esperado, dadas 
las circunstancias de su inicio (se deben considerar el contexto familiar, 
social y comportamientos y expectativas culturales).
 � Conduce a impedimento o discapacidad en el funcionamiento laboral, 
social o interpersonal.
 � Las actividades de la vida diaria son interrumpidas por evitación de 
ciertas situaciones u objetos en un intento de disminuir la ansiedad.
 � Se acompaña de síntomas físicos clínicamente significativos e inexpli-
cables y/o presencia de obsesiones, compulsiones, y pensamientos y 
recuerdos intrusivos del trauma, cuando aplicable (síntomas físicos 
inexplicables o conductas similares a compulsiones son muy comunes 
en personas que no padecen de algún trastorno de ansiedad).
 
35
Tratamiento
Los trastornos de ansiedad se encuentran entre las patologías psiquiá-
tricas más prevalentes, aunque muchas veces su naturaleza crónica y 
discapacitante es subestimada. Esto ha llevado frecuentemente al in-
fradiagnóstico y deficiente tratamiento de estos trastornos, lo que ha 
generado más dificultades a los pacientes y mala utilización de servicios 
y recursos de salud. El tratamiento de los trastornos de ansiedad se basa 
en los psicofármacos o en la psicoterapia.
Es de destacar que el grupo farmacológico de las benzodiazepinas es 
muy utilizado en pacientes con trastornos de ansiedad. Los fisiotera-
peutas deben conocer que el efecto adverso más frecuente que puede 
verse en pacientes tratados con benzodiazepinas es la somnolencia, que 
se produce en aproximadamente 10% de los pacientes. También pueden 
verse ataxia (menos del 2%) y mareos (menos del 1%). La somnolencia 
puede aparecer en cualquier momento del día después de tomar una 
benzodiazepina la noche anterior, lo que se denomina “sedación diurna 
residual”. Siempre es necesario advertir a los pacientes que consumen 
benzodiazepinas que presten atención al conducir o utilizar máquinas 
peligrosas. Los efectos adversos más graves se producen cuando las 
benzodiazepinas se toman con otros sedantes como el alcohol (esta 
combinación es especialmente peligrosa, puesto que puede dar lugar a 
depresión respiratoria) (61).
Ejercicio físico y ansiedad
Los ejercicios físicos tienen efectos beneficiosos en pacientes con tras-
tornos de ansiedad. Las mejorías más notables se observan en pacientes 
que realizan programas de ejercicios rítmicos, aeróbicos y respiratorios, 
y en aquellos que utilizan grandes grupos musculares (natación, trote, 
caminata, ciclismo, entre otros), de baja a moderada intensidad (2). Los 
ejercicios deben diseñarse alrededor desesiones que duren entre 30 a 45 
minutos, por lo menos 3 veces por semana. Los resultados serán obvios 
luego de 10 semanas de tratamiento. En el caso de los trastornos de an-
siedad, la mejoría es observada debido a un incremento en la liberación 
de endorfinas, cambios en la temperatura corporal y en el flujo sanguí-
neo cerebral, a un impacto positivo en el eje hipotálamo-hipofiso-adre-
nal y en la fisiología de respuesta al estrés (5).
36
Además, la conciencia gradual de las sensaciones corporales generadas 
por el tratamiento fisioterapéutico de la ansiedad constituye una opor-
tunidad para encontrar y manejar los síntomas presentados por el pa-
ciente (irritabilidad, hiperventilación, inquietud, entre otros). Además, 
la fisioterapia ayuda al paciente a aprender a lidiar con la ansiedad en 
lugar de escapar de ella y a discernir y comprender las diferentes sen-
saciones corporales, lo que permite controlar los síntomas y prevenir su 
desbordamiento (68).
Estrés postraumático
Los pacientes afectos de trastorno de estrés postraumático se han visto 
expuestos a grandes estresores o factores de trauma como violencia vi-
vida en situaciones de combate, abuso sexual, agresión física, experien-
cias cercanas a la muerte o han sido testigos de la muerte violenta de un 
ser querido. El factor estresante o trauma ha podido ser experimentado 
de manera directa o indirecta (por ejemplo, al escuchar lo sucedido a un 
ser querido expuesto a una situación de trauma) (61).
Además de la exposición al factor estresante o traumático, el trastorno 
de estrés postraumático requiere de la presencia de sintomatología de 
cuatro dominios semiológicos (61):
�� Intrusión: recuerdos intrusivos, pesadillas, flashbacks (rememorar el 
acontecimiento estresante o traumático vívidamente, con sensacio-
nes de que se lo está padeciendo nuevamente).
�� Conductas de evitación: evitación de situaciones, pensamientos o 
sentimientos relacionados con el trauma.
�� Cognición y humor negativos: dificultades en rememorar el trauma, 
sentimientos de culpa, autoevaluaciones negativas.
�� Alteración de la reactividad: insomnio, hipervigilancia, irritabilidad 
o conductas agresivas.
Tratamiento
El tratamiento de elección del trastorno de estrés postraumático es la 
psicoterapia. Los psicofármacos se indican para reducir síntomas psi-
quiátricos específicos que acompañan al trastorno. En el caso de la 
37
presencia de síntomas psicóticos, los pacientes se beneficiarán con un 
curso corto de antipsicóticos atípicos, como la risperidona (véase más 
adelante, en la sección sobre “esquizofrenia”); los síntomas intrusivos y 
los emocionales responden bien a los inhibidores selectivos de la recap-
tación de serotonina (ya mencionados previamente en esta guía).
Ejercicio físico y estrés postraumático
Investigaciones recientes han demostrado efectos clínicamente signifi-
cativos al añadir un programa individualizado y estructurado de ejerci-
cios físicos, que combine caminatas con ejercicios de resistencia. Ade-
más, el yoga ha reportado efectos positivos significativos en este grupo 
de pacientes (69, 70).
Esquizofrenia
La esquizofrenia se caracteriza, en su fase activa, por la presencia de 2 
o más de los siguientes síntomas: a. ideas delirantes, b. alucinaciones, c. 
lenguaje desorganizado, d. comportamiento desorganizado o catatóni-
co y e. síntomas negativos (por ejemplo, aplanamiento afectivo, alogia, 
abulia). Los síntomas deben estar presentes la mayor parte del tiempo, 
por al menos 1 mes (o menos si se ha tratado con éxito). 1 de los síntomas 
debe ser a, b, o c (9).
Los pacientes, durante una parte significativa del tiempo desde el inicio 
del cuadro, presentan alteraciones en una o más áreas importantes de 
su actividad, como son el trabajo, las relaciones interpersonales o el cui-
dado de uno mismo. 
Los síntomas se presentan de manera continua, por al menos 6 meses. 
Este periodo de 6 meses debe incluir al menos 1 mes de síntomas de 
fase activa y también puede incluir periodos de síntomas prodrómicos 
o residuales (donde la semiología está marcada mayoritariamente por 
síntomas negativos o por dos o más síntomas de fase activa, de forma 
atenuada).
Los síntomas no se deben a la presencia de otro trastorno mental (por 
ejemplo, trastorno esquizoafectivo o trastorno bipolar), a otra afección 
38
médica y no son inducidos por sustancias o medicamentos. De utilidad 
clínica puede ser clasificar a los síntomas de la esquizofrenia en cuatro 
grandes grupos (Tabla 5) (61).
Tabla 5. Síntomas de la esquizofrenia
Síntomas positivos
 � Ideas delirantes y alteraciones 
del pensamiento
 � Alucinaciones (en general, audi-
tivas)
 � Alteraciones del juicio
 � Ansiedad, agitación, descontrol 
emocional
Síntomas negativos
 � Aplanamiento afectivo
 � Pobreza del pensamiento (por 
ejemplo, alogia)
 � Anhedonia, sensación de vacío
 � Enlentecimiento psicomotor
 � Embotamiento de la percepción 
(por ejemplo, insensibilidad al 
dolor)
Síntomas de desorganización
 � Lenguaje incoherente
 � Conducta bizarra
 � Confusión extrema
Rasgos caracterológicos
 � Aislamiento social
 � Baja autoestima
 � Déficits en las habilidades socia-
les
Tratamiento
Los cuatro objetivos fundamentales del tratamiento de la esquizofrenia 
son el control de los síntomas, reducir la frecuencia y gravedad de los 
episodios psicóticos, mejorar la calidad de vida y facilitar la integración 
socio-laboral, familiar y comunitaria del paciente con diagnóstico de es-
quizofrenia. La aproximación terapéutica de la esquizofrenia exige una 
elección cuidadosa de los diferentes tipos de intervenciones disponibles, 
incluyendo intervenciones farmacológicas y psicosociales, así como es-
trategias de promoción de la adherencia al tratamiento (71).
Los antipsicóticos atípicos (por ejemplo, risperidona, olanzapina, que-
tiapina) son considerados fármacos de primera línea para el tratamiento 
de la esquizofrenia, en virtud a su mejor perfil de efectos adversos en 
comparación con los antipsicóticos típicos (61). 
39
Los antipsicóticos presentan cinco efectos adversos principales que el 
fisioterapeuta debe tomar en consideración: sedación, efectos anticoli-
nérgicos, aumento de peso, alteraciones metabólicas y reacciones extra-
piramidales (72). 
La sedación puede llegar a ser un efecto adverso severo, que interfiere 
con la vida diaria del paciente y dificulta la correcta evaluación y valora-
ción del estado psicopatológico. Mareos, visión borrosa, dificultad para 
la micción, retención urinaria, constipación, y raramente íleo y glauco-
ma son los efectos anticolinérgicos más frecuentes.
El aumento de peso se debe a los efectos antihistaminérgicos de los 
antipsicóticos. En línea con lo anterior, la utilización de antipsicóticos 
atípicos va acompañada de riesgo aumentado de hiperglicemia, diabetes 
tipo II, aumento de peso e incremento de colesterol y triglicéridos. 
Por su parte, las reacciones extrapiramidales pueden constituirse en 
verdaderos problemas para el proceso de rehabilitación encarado por el 
fisioterapeuta. La tabla 6 resume las características principales de estas 
reacciones.
Tabla 6. Reacciones extrapiramidales
Parkinsonismo secundario
Aquí se incluyen rigidez muscu-
lar, afecto embotado (expresión 
facial en “cara de póquer”), tre-
mor y bradiquinesia.
Acatisia
Inquietud, por lo general de las ex-
tremidades inferiores, que conduce 
al movimiento. Es importante de-
tectar y tratar la acatisia, porque la 
inquietud que produce se relaciona 
con riesgo aumentado de suicidio.
Distonía aguda
Contracción de un grupo mus-
cular al límite máximo, típica-
mente el esternocleidomastoi-
deo y la lengua.
Disquinesia tardía
Los síntomas de la disquinesia tar-
día incluyen succión y relamido 
involuntario de los labios y la boca, 
así como movimientos coreicos en 
tronco y extremidades.
40
Ejercicio físico y esquizofrenia
El ejercicio físico, el yoga y la terapia manual han demostrado efectivi-
dad en el manejo de pacientes con diagnósticode esquizofrenia, como 
tratamiento adyuvante al manejo convencional. El ejercicio aeróbico, 
asimismo, es un correlato del funcionamiento psicosocial en pacientes 
con esquizofrenia, por lo que debe incluirse regularmente en los pro-
gramas de tratamiento de estos pacientes. Este ejercicio aeróbico se ha 
correlacionado con un aumento del factor neurotrófico derivado del ce-
rebro y del factor similar a la insulina-1, que están asociados a neurogé-
nesis, angiogénesis y neuroplasticidad (65).
Catatonía
En la catatonía existe una marcada disminución de la reactividad hacia 
el medio ambiente, resistencia a cumplir órdenes (negativismo), man-
tenimiento de una postura rígida, inapropiada o extraña (plasticidad 
cérea), falta total de respuestas verbales y motoras (mutismo y estupor). 
Asimismo, el paciente puede presentarse con actividad motora excesi-
va y sin propósito (excitación catatónica). Otras características son la 
presencia de movimientos estereotipados, muecas y ecolalia. Aunque la 
catatonía se asoció históricamente con la esquizofrenia, la misma tam-
bién puede presentarse en otros trastornos mentales (como el trastorno 
bipolar y el trastorno depresivo con catatonía) y algunas afecciones mé-
dicas (trastorno catatónico debido a otra afección médica).
La forma más frecuente de catatonía la constituye el síndrome de Kahl-
baum, que consiste en un enlentecimiento psicomotor muy importante, 
llegando incluso al estupor, inmovilidad absoluta e indiferencia hacia el 
entorno. El paciente puede requerir alimentación por sonda (8).
El tratamiento médico de la catatonía requiere de psicofármacos (siendo 
las benzodiazepinas el grupo farmacológico de primera elección) y, en 
caso necesario, de terapia electroconvulsiva.
41
Ejercicio físico y catatonía
Los pacientes con catatonía requieren de fisioterapia y de ejercicios físi-
cos como medidas adyuvantes al tratamiento médico.
Los objetivos fisioterapéuticos del manejo de la catatonía pueden resu-
mirse en los siguientes (51):
�� Incrementar la motivación del paciente;
�� Mejorar el balance muscular;
�� Mejorar la orientación;
�� Ayudar al paciente a no desarrollar presión en reparos anatómicos, a 
través de cambios frecuentes de posición y la utilización de colchones 
de aire;
�� Iniciar un programa de facilitación neuromuscular propioceptiva; y,
�� Lograr lo más rápidamente la sedestación, para luego iniciar movi-
miento.
Abuso de sustancias
El ejercicio físico ha ganado últimamente mucha atención como tera-
pia adyuvante para el trastorno por abuso de alcohol y otras sustancias. 
Ejercicio aeróbico grupal de moderada intensidad y yoga han demos-
trado ser beneficiosos en el trastorno por abuso de alcohol. Por su parte, 
el entrenamiento de alta intensidad en intervalos y las intervenciones 
combinadas aeróbicas y basadas en la resistencia son factibles, acepta-
bles y efectivas en el tratamiento del abuso de metanfetaminas y otros 
trastornos por uso de sustancias (65).
42
5. Conclusiones
A pesar de la fuerte conexión entre el bienestar físico y la salud mental, 
todavía existe una falta general de reconocimiento y comprensión, entre 
profesionales de la salud, del valor de la fisioterapia en el abordaje y 
manejo adyuvante de personas con trastornos mentales. En ese sentido, 
se considera que ese reconocimiento solo se logrará a través de una co-
rrecta formación de los profesionales que asisten a estas personas, tanto 
médicos psiquiatras como fisioterapeutas (73).
A fin de fortalecer el proceso formativo, el desafío principal es lograr 
que médicos psiquiatras, psicólogos y fisioterapeutas trabajen más fre-
cuentemente juntos, evaluando pacientes y debatiendo, a fin de diseñar 
y prescribir tratamientos que no sólo incluyan psicofármacos o psicote-
rapia, sino también intervenciones fisioterapéuticas, desarrolladas espe-
cíficamente para cada paciente en particular y basadas en la evidencia.
Los autores de esta guía hacemos nuestra la posición institucional de la 
Asociación Australiana de Fisioterapia que ha declarado, como puntos 
principales, que (48):
�� La Fisioterapia, como profesión, tiene un rol claro en el manejo de las 
necesidades físicas de personas con trastorno mentales;
�� Mejorar las condiciones de salud física promueve el bienestar mental 
y podría prevenir el desarrollo de trastornos mentales comórbidos, 
como la depresión y la ansiedad;
�� Los fisioterapeutas son profesionales altamente entrenados y experi-
mentados en el manejo de condiciones fisiológicas y tienen el conoci-
miento experto necesario para prevenir y manejar las comorbilidades 
físicas de personas con trastornos mentales;
�� El tratamiento óptimo de los trastornos mentales es aquel centrado 
en el paciente, con enfoque multidisciplinario y que promueve la au-
tonomía; y,
�� Existe una necesidad de fortalecer las habilidades y los conocimien-
tos de los fisioterapeutas, a fin de hacer frente a las necesidades espe-
cíficas de las personas con trastornos mentales.
43
Finalmente, y como cierre de este modesto primer aporte en Fisioterapia 
y Salud Mental, se debe destacar la frase latina mens sana in corpore 
sano, la cual adquiere aquí especial relevancia, puesto que reconoce que 
el ser humano es una dualidad de cuerpo y mente, y que las interaccio-
nes mutuas entre mente y cuerpo tiene una definitiva repercusión en la 
salud física y mental de todas las personas.
44
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