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Helmintiasis tisulares David Botero Marcos Restrepo TRIQUINOSIS Introducción Los cerdos han sido considerados desde la antigüedad por varias religiones como animales vedados, por la capacidad de transmitir enfermedades al ser humano, entre las cuales se encuentra la triquinosis. Aunque los parásitos adultos se alojan en el intestino humano, la importancia de la enfermedad reside en el daño que hacen las larvas en los tejidos, principalmente en los músculos esqueléticos. Etiología Trichinella spiralises un pequeño helminto que en estado adulto mide de 2 a 3 mm, vive en la mucosa del intestino delgado del hospedero, donde produce larvas de aproximadamente 100 µm de longitud, que invaden las vísceras y los músculos estriados.[1] Ciclo de vida Los parásitos adultos, macho y hembra, en la mucosa del intestino delgado, producen larvas que no salen a la luz intestinal y migran por la circulación a vísceras y músculos estriados. Este mismo ciclo sucede en los cerdos y en otros animales. El ser humano se infecta al comer carne cruda o mal cocida del cerdo que contenga las larvas en los músculos. Estas llegan al intestino delgado, penetran la mucosa intestinal y se convierten en parásitos adultos (figura 200-1).[1] Figura 201-1. T. spiralis. Ciclo de vida: 1. Larvas infectantes en el músculo pueden ser ingeridas por huéspedes naturales, roedores (a) y cerdos (b). 2. El hombre se infecta al comer carne de cerdo cruda o mal cocida. 3. En el intestino delgado del hombre las larvas se transforman en parásitos adultos que producen nuevas generaciones de larvas, las cuales migran por la circulación y se enquistan en los músculos. Epidemiología La triquinosis es una zoonosis endémica en Europa, Asia y Norteamérica. Se presenta en algunos países de América Latina como Argentina, Chile, México y Bolivia, pero su frecuencia nunca es elevada. Está prácticamente ausente en la zona tropical de América. No se conocen bien las razones para esta distribución geográfica tan definida. En Colombia no se ha comprobado ningún caso. Para la adquisición de la enfermedad es indispensable comer carne cruda o mal cocida de animales infectados principalmente de cerdo.[2] Este parásito tiene la característica de poder invadir una gran variedad de animales carnívoros, de los cuales el cerdo es la principal fuente de infección humana. La infección se mantiene en la naturaleza por el carnivorismo entre los animales. El hombre o cualquier otro animal parasitado tiene a la vez el adulto en el intestino y las larvas en los músculos, lo que significa que son a la vez hospederos definitivos e intermediarios.[3][4] Fisiopatología La patología está constituida por inflamación intestinal transitoria e inflamación de los músculos por la invasión de larvas (figura 201-2), las cuales finalmente se calcifican. Otros órganos pueden ser invadidos transitoriamente, entre los cuales deben mencionarse el miocardio y el cerebro, donde producen lesiones generalmente pasajeras. Figura 201-2. Triquinosis. Corte histológico de músculo estriado con larva enquistada. (Cortesía, Alejandro Vélez, Universidad de Antioquia, Patología). Manifestaciones clínicas La sintomatología de la enfermedad varía grandemente con la intensidad de la infección y con los órganos afectados; en el 90% de los casos hay pocos síntomas o la infección pasa desapercibida. Las formas sintomáticas tienen un período de incubación de una a dos semanas. El cuadro inicial se caracteriza por síntomas intestinales inespecíficos, principalmente diarrea, que corresponden a la invasión de la mucosa intestinal por las larvas ingeridas y al desarrollo en el mismo lugar de los parásitos adultos.[5] Después aparecen los síntomas generales correspondientes a la invasión de las vísceras por las nuevas generaciones de larvas provenientes del intestino. En este período las manifestaciones predominantes son fiebre, dolores, urticaria, edema periorbitario, gran aumento de los eosinófilos circulantes y aparición de hemorragias subungueales. La invasión intensa del miocardio puede producir dolor precordial, cambios en el pulso, en la presión y en el trazado electrocardiográfico.[6] Se presentan síntomas neurológicos de importancia en los casos de invasión masiva del cerebro. Los dos últimos cuadros descritos pueden ocasionalmente llevar a la muerte. Cuando las larvas se localizan en los músculos, se presenta un síndrome de tipo infeccioso con fiebre y mialgias, que se acentúan al caminar, deglutir, etc. Los síntomas oculopalpebrales son más notorios: además del edema palpebral bilateral, pueden observarse conjuntivitis, sensación de cuerpo extraño en los ojos y dolor con los movimientos oculares. Complicaciones Pueden presentarse síntomas intestinales más intensos, erupción cutánea, prurito y ocasionalmente complicaciones cardíacas y neurológicas. Diagnóstico Es posible hacer el diagnóstico clínico de la enfermedad en las zonas endémicas o en el curso de una epidemia. La sintomatología descrita se complementa por lo general con los antecedentes de haber ingerido recientemente carne de cerdo mal cocida. A pesar de ser un parásito que en su estado adulto habita en el intestino, no hay exámenes de materias fecales que permitan hacer el diagnóstico etiológico. La identificación de las larvas en los músculos se puede hacer por biopsia. Lo más frecuente es que el diagnóstico clínico se complemente con la comprobación de eosinofilia elevada y mediante pruebas inmunológicas.[7] De estas últimas, las principales son la inmunofluorescencia y el ensayo inmunoenzimático (ELISA). También se utiliza la reacción en cadena de polimerasa (PCR). Prevención La medida de prevención más segura y práctica es la buena cocción de la carne. En las ciudades o países podrían aplicarse normas legislativas que controlen la carne en los mataderos. Por medio de congelación o irradiación, se puede tratar la carne antes de que llegue a los consumidores. Otra medida importante consiste en evitar la infección de los cerdos, manteniéndolos en porquerizas higiénicas y no alimentándolos con desperdicios de carne. Tratamiento Debe hacerse tratamiento sintomático del dolor y la inflamación con analgésicos y esteroides. Se han utilizado también albendazol, flubendazol y mebendazol. Los esteroides controlan los síntomas alérgicos e inflamatorios.[8] ANGIOSTRONGILOSIS La producen dos especies del género Angiostrongylus: A. costaricenses y A. cantonensis. La primera produce enfermedad intestinal y la segunda, del sistema nervioso central. Ambos son parásitos naturales de ratas y otros roedores salvajes. Los hospederos intermediarios son babosas, caracoles y otros moluscos que infectan al hombre al ser ingeridos o al contaminar alimentos o agua.[1] Angiostrongilosis abdominal Es producida por A. costaricensis, nemátodo de 2 a 3 cm de longitud que vive en las arterias mesentéricas del hombre (figura 201-3), donde produce obstrucción y da origen a huevos y larvas, que se quedan en los tejidos intestinales y causan granulomas. Lo anterior conduce a la formación de tumoraciones con abundantes eosinófilos, que clínicamente se manifiestan con sintomatología similar a la apendicitis. No es posible hacer el diagnóstico por examen coprológico pues las larvas y los huevos no salen en las materias fecales. Aunque existen pruebas serológicas y PCR, el diagnóstico definitivo lo hace el cirujano o el patólogo que encuentran los parásitos en la tumoración. Esta enfermedad fue descubierta en Costa Rica y se la ha diagnosticado en la mayoría de los países latinoamericanos con alto predominio en niños. El tratamientoes exclusivamente quirúrgico.[1] [9] Figura 201-3. Angiostrongilosis abdominal. Parásitos adultos en mesenterio. (Cortesía, Pedro Morera, Universidad de Costa Rica). Angiostrongilosis meningoencefalítica Esta enfermedad neurológica está acompañada de eosinofilia, tanto en el paréquima cerebral como periférica. Es de evolución grave y en la mayoría de los casos fatal. La enfermedad se sospecha por la sintomatología, la tomografía axial computarizada (TAC) y pruebas serológicas y se confirma con la observación de los parásitos en el líquido cefalorraquídeo (LCR), el cual presenta gran eosinofilia. La enfermedad predomina en Asia, pero se han descrito varios casos en América Latina.[1] [10] FILARIASIS Introducción Las filariasis son parasitosis producidas por nemátodos de los tejidos y transmitidas por insectos hematófagos. Los parásitos adultos se localizan, de acuerdo con las diferentes especies, en el sistema linfático, el tejido celular subcutáneo y/o las cavidades periviscerales. Tienen una distribución geográfica definida, algunas filarias se consideran no patógenas, mientras que otras producen enfermedades de considerable importancia. Filariasis linfática Etiología La produce Wuchereria bancrofti que se aloja en los canales o ganglios linfáticos, donde se reproduce y da origen a formas embrionarias o microfilarias que circulan por la sangre con periodicidad nocturna. Se exceptúa de esta periodicidad una variedad de las islas del Pacífico. Los adultos miden de 5 a 10 cm de largo y las microfilarias solo 250 µm.[1] Ciclo de vida La transmisión se hace mediante mosquitos de los géneros Culex, Aedes y Anopheles, los cuales pican principalmente al atardecer y en la noche. Al chupar la sangre del enfermo ingieren microfilarias que se desarrollan en el cuerpo del mosquito y se transforman a infectantes. En esta etapa invaden la proboscis del vector y de ella llegan al nuevo hospedero en el momento de la picadura. En el Lejano Oriente, además de Wuchereria bancrofti existe Brugia malayi que presenta algunas diferencias, tanto en las características biológicas como en las manifestaciones clínicas (figura 201-4).[1] Figura 201-4. Filarias. Ciclos de vida: 1. Los vectores toman las microfilarias de los pacientes. 2. Extremidades posteriores de las microfilarias, correspondientes a las 6 especies incluidas. 3. Vectores: 3.1, mosquitos de la familia Culicidae, vectores de las filarias a y b; 3.2, Simulium (jején) vector de las filarias c y d; 3.3, Culicoides (jején) vector de las filarias d y e; 3.4, Chrysops (tábano) vector de la filaria f. 4. Las microfilarias maduran en los vectores para ser infectantes y trasmitirlas por picadura al nuevo huésped. Epidemiología La filariasis por W. bancrofti es importante, principalmente en zonas tropicales de África y Asia. En América Latina no es en la actualidad un problema médico y de salud pública grave, los casos se encuentran en las costas e islas del mar Caribe y de Brasil.[11] [12] Los grupos de población más afectados son los que viven en condiciones primitivas, expuestos a las frecuentes picaduras de mosquitos. Fisiopatología En la etapa aguda hay inflamación del tejido linfático y en la crónica se presentan adenopatías y linfangitis con obstrucción de los canales linfáticos, lo que puede producir hipertrofia de los tejidos, cuando sucede en las extremidades inferiores; esto se llama elefantiasis por la similitud de esas extremidades con las de los elefantes. La patogenia de la enfermedad depende del número de parásitos adultos, de la producción de antígenos por parte de ellos y de las infecciones bacterianas y micóticas agregadas. Esta filariasis es de evolución muy lenta.[13] Manifestaciones clínicas En algunas personas la infección transcurre de forma asintomática. Los pacientes con manifestaciones clínicas tienen un período de incubación de tres meses o más y presentan tres etapas o fases en el desarrollo de la enfermedad: Fase aguda. Se caracteriza por linfadenitis, principalmente en los genitales y las extremidades, acompañada de fiebre. Hay enrojecimiento de la piel, edema y dolor, asociados a hipereosinofilia circulante. Pueden presentarse orquitis, hidrocele y varicocele, que se originan por la acción de los parásitos adultos a la que se agregan fenómenos de hipersensibilidad. Es importante diferenciar este cuadro clínico del producido por infecciones bacterianas que presentan características muy similares. [14] Fase crónica. En esta fase es frecuente que se repitan periódicamente los episodios de linfangitis y adenitis acompañados de fiebre. Tales episodios pueden afectar varias regiones del organismo, pero, como en la etapa aguda, son más frecuentes en los genitales y las extremidades. En ocasiones se presentan abscesos que pueden infectarse secundariamente. En pacientes con esta filariasis puede presentarse el cuadro clínico de eosinofilia tropical, con manifestaciones pulmonares.[15] Elefantiasis. En un pequeño porcentaje de casos, cuando la filariasis ha sido de larga duración o se han presentado varias reinfecciones, la obstrucción linfática se vuelve permanente, con paso de líquidos a los tejidos, los cuales se vuelven esponjosos y posteriormente fibrosos, a lo que se suma hipertrofia de la epidermis. Este estado patológico permanente constituye el cuadro denominado elefantiasis, cuando afecta las extremidades inferiores. Puede observarse también hipertrofia del escroto y las mamas. Es importante recordar que no todas las elefantiasis son producidas por filarias; en países tropicales se reconoce al estreptococo como una de las causas. Complicaciones Las obstrucciones de vasos linfáticos internos pueden originar variados problemas médicos, incluyendo su ruptura con derrames, entre los cuales merecen especial mención el hidrocele y la ascitis quilosa.[16] Diagnóstico La observación de microfilarias en la sangre o el hallazgo de los parásitos adultos en los tejidos son los métodos más seguros para el diagnóstico de la enfermedad. Las microfilarias generalmente no se encuentran en la etapa inicial de la infección ni en la fase final de elefantiasis. Es aconsejable tomar las muestras entre las 10 p.m. y las 2 a.m., por punción venosa, para examen en fresco y tinciones con Wright, Giemsa o hematoxilina (figura 201-5).[17] En fresco se observan las microfilarias móviles y las coloraciones permiten identificar la especie. La concentración de Knott es un método sencillo que consiste en mezclar sangre oxalatada con formol al 2% en la proporción de 1 mL de sangre por 10 mL de formol y luego centrifugar para buscar microfilarias en el sedimento. Las microfilarias también se pueden buscar en orina quilosa o en líquido extraído de un hidrocele. Los parásitos adultos se encuentran por biopsia. Las pruebas inmunológicas detectan anticuerpos en sangre en las personas que han tenido la infección. Se han desarrollado recientemente pruebas para detectar con anticuerpos monoclonales antígenos circulantes.[18] El ultrasonido y la linfoscintilografía son métodos imaginológicos que permiten observan los parásitos adultos y las anormalidades linfáticas. Figura 201-5. Filariasis linfática. Microfilarias en extendido y gota gruesa. Prevención La prevención se ha basado en la eliminación de los vectores, lo cual es difícil de lograr por las características biológicas de los mosquitos y los problemas operacionales en las zonas endémicas. Es recomendable prevenir las picaduras así como hacer el tratamiento en masa con las combinaciones medicamentosas, a los grupos de población afectados donde la enfermedad sea endémica.[19] Tratamiento Por mucho tiempo se ha utilizado la dietilcarbamazina por vía oral,a la dosis de 2 mg/kg 3 veces al día, con las comidas y durante 12 días. Este medicamento es más efectivo contra los parásitos adultos que contra las microfilarias. Son frecuentes las reacciones alérgicas, atribuidas al material proveniente de los parásitos destruidos.[20] Otro medicamento que se ha encontrado efectiva es la ivermectina, un antibiótico macrólido, a la dosis única de 200 a 400 µg/kg. Se presenta en gotas al 0,6% para administrar 1 ó 2 gotas por kg. Administrada a la dosis única de 150 a 400 µg/kg reduce la microfilaremia en 90%. Ambos medicamentos producen con frecuencia efectos colaterales debidos a la destrucción de los parásitos, los cuales se mejoran con antiinflamatorios y antihistamínicos. El albendazol se ha encontrado también efectivo, principalmente combinado con uno de los dos medicamentos mencionados. Se recomienda la dosis única de 400 mg de albendazol y 6 mg/kg de dietilcarbamazina o la misma dosis de albendazol y 200 µg/kg de ivermectina.[21] Esta combinación se está usando como tratamiento en masa en países con alta prevalencia de la enfermedad o en zonas endémicas, con la ventaja de que el albendazol es efectivo contra nemátodos intestinales. El tratamiento de la elefantiasis es quirúrgico. [22] ONCOCERCOSIS Etiología Es producida por Onchocerca volvulus, cuya hembra mide hasta 50 cm y el macho solamente de 2 a 4 cm. Vive en el tejido celular subcutáneo, generalmente dentro de nódulos fibrosos, formando ovillos. [1] Ciclo de vida Las microfilarias no van con frecuencia a la sangre, sino que se desplazan en el tejido subcutáneo, de donde son tomadas por los vectores del género Simulium, los cuales al picar muerden una pequeña porción de tejido que contiene las microfilarias. Estas se transforman a larvas infectantes en el vector y llegan al nuevo hospedero cuando pica de nuevo (figura 200-4).[1] Epidemiología La oncocercosis es transmitida por insectos del género Simulium, los cuales se crían en aguas corrientes y pican durante el día. Por este motivo, en África se le ha dado a la enfermedad el nombre de ceguera de los ríos.[23] Aunque estos insectos son muy abundantes en toda América tropical, el problema médico y de salud pública de la oncocercosis se manifiesta de forma importante en Guatemala, donde fue descrita como enfermedad de Robles.[24] Se han encontrado focos endémicos en México, Venezuela, Ecuador y otros países. En 1965 se encontró la enfermedad en Colombia, en una zona del departamento del Cauca y recientemente se ha conocido un foco endémico en el sur del país, en los límites con Ecuador.[25] En África es una dolencia muy difundida y de gran trascendencia en los campos económico y de salud. En los dos continentes la enfermedad muestra algunas diferencias clínicas y epidemiológicas. Fisiopatología Los nódulos de la piel son fibrosos y contienen los parásitos adultos (figura 201-6). De allí migran las microfilarias por la piel. Hay hipereosinofilia circulante y en ocasiones hipertrofia de los tejidos. La invasión ocular tiene importantes repercusiones clínicas como queratitis y otros daños que pueden llevar a la ceguera.[26] Figura 201-6. Oncocercosis. Nódulos en piel. (Cortesía, Victoria Eugenia Murillo, Hospital Pablo Tobón Uribe, Medellín). Manifestaciones clínicas Como en las otras filariasis, un buen número de personas infectadas no presentan síntomas o lesiones observables. La manifestación más frecuente tiene lugar en el punto de la picadura, donde se forma lentamente una zona de inflamación que se convierte en un nódulo fibroso con los parásitos en su interior. El desarrollo completo de estos nódulos dura aproximadamente un año, cuando llegan a tener un diámetro de varios centímetros.[27] En Centroamérica predomina la localización en cabeza y tronco, pero en otros países de América y en África se presenta en cualquier parte del cuerpo. En algunos pacientes existe una dermatitis atribuida a este parásito, que en Guatemala ha recibido el nombre de erisipela de la costa. En la oncocercosis de África el prurito es un síntoma importante y la inflamación ganglionar es frecuente. El principal problema de esta filariasis es la afectación ocular. Se presentan conjuntivitis, queratitis punteada, iridociclitis y coriorretinitis. Después de una larga evolución, estas lesiones pueden producir ceguera.[28] Las infecciones masivas repetidas son las que causan sintomatología importante en la oncocercosis. Las reacciones alérgicas a los parásitos son determinantes de un gran número de síntomas en esta enfermedad, entre los cuales se deben mencionar edemas, pruritos, fiebre y elevada eosinofilia circulante. Complicaciones Los problemas oculares descritos en las manifestaciones clínicas se consideran las principales complicaciones de esta filariasis. En zonas endémicas de África, algunos adultos pierden la visión y las comunidades afectadas se han denominado los valles de los ciegos. Diagnóstico La comprobación se hace por biopsia de los nódulos, para identificar parásitos adultos, o de la piel tomando una pequeña porción de la dermis, que se macera en una gota de solución salina para observar las microfilarias móviles. Para diferenciar las estructuras internas se utiliza la coloración de hematoxilina (figura 201-7). La muestra puede tomarse con una cuchilla de afeitar, con tijeras curvas o con un dermátomo y no se necesita anestesia, pues el material requerido es muy superficial. Antes de descartar el diagnóstico se toman muestras de varias partes del cuerpo en repetidas ocasiones. Figura 201-7. Oncocercosis. Microfilaria coloreada en macerado de piel. A veces pueden observarse microfilarias en la cámara anterior del ojo, con la ayuda de instrumentos oftalmológicos. También se emplea como método de diagnóstico la prueba terapéutica con dietilcarbamazina o ivermectina, la cual produce intenso prurito y edema facial en personas con esta filariasis (prueba de Mazzotti). Existen métodos para evaluar los anticuerpos circulantes y de biología molecular para identificar los parásitos en los pacientes y en los vectores.[29] Prevención Se hace mediante tratamiento médico y quirúrgico en las zonas endémicas y con el combate de los vectores en las corrientes de agua donde se reproducen, utilizando insecticidas. El control con campañas de suministro de ivermectina se ha establecido en más de 20 países y ha permitido el tratamiento de más de 1 millón de personas. Tratamiento En los últimos años ha habido un importante avance en el tratamiento de la oncocercosis, mediante el uso de la ivermectina,[30] la cual se suministra sin costo para las campañas nacionales, por donación de la casa farmacéutica productora a través de una fundación. Actúa contra las microfilarias administrada por vía oral una vez cada año a la dosis de 150 µg/kg, con buena tolerancia. Existe un producto comercial en gotas al 0,6%, para administrar una gota por kg de peso. Las reacciones causadas por la destrucción masiva de las microfilarias (reacción de Mazzotti) son infrecuentes, la reacción inmediata es la hipotensión postural. En los tres días siguientes puede haber cefalea, prurito, erupción cutánea, mialgias, edemas, etc. Existen programas nacionales de control con ivermectina administrada generalmente cada seis meses por varios años.[31] La suramina es el medicamento recomendado para matar las filarias adultas. Se administra por vía intravenosa lenta al 10%. La dosis total es de 66,7% mg/kg, fraccionada en seis dosis semanales, aumentándola en forma creciente así: 3,3 mg/kg en la primera semana; 6,7 mg/kg en la segunda; 10,0 mg/kg en la tercera; 13,3 mg/kg en la cuarta; 16,7 mg/kg en la quinta y nuevamente 16,7 mg/kg en la sexta. Es un medicamento muy tóxico con muchas contraindicaciones.La dietilcarbamazina era el medicamento utilizado antes de la ivermectina. La nodulectomía es un tratamiento complementario, consistente en la extirpación quirúrgica de los nódulos, lo cual disminuye la diseminación de las microfilarias. Mansonelosis Esta filariasis es producida por Mansonella ozzardi y Mansonella perstans, helmintos de 5 cm, que viven principalmente en las cavidades abdominal y torácica. Producen microfilarias que circulan en la sangre sin periodicidad (figura 201-8), las cuales son tomadas por insectos hematófagos de los géneros Culicoides y Simulium que actúan como vectores (figura 200-4). En general se acepta que no producen una enfermedad definida, aunque es posible que causen algún grado de linfangitis o adenitis. Figura 201-8. Mansonelosis. Gota gruesa con microfilarias. (Original). Esta filariasis es propia de África y América tropical. Predomina en zonas cálidas donde se encuentra principalmente distribuida en la población negra o indígena. En Colombia se ha encontrado con mayor frecuencia en Chocó, Urabá, los Llanos Orientales y la Amazonia. Por ser una parasitosis con pocas consecuencias clínicas, restringida a zonas primitivas, se la ha estudiado muy poco desde los puntos de vista patológico y epidemiológico.[32] Para su tratamiento se ha utilizado la dietilcarbamazina con poco éxito. Algunas experiencias han demostrado el efecto favorable del levamisol administrado durante varios meses. También se ha utilizado con éxito la ivermectina a la dosis única de 150 a 200 µg/kg (1 gota por kg de solución al 0,6%).[33] SÍNDROMES DE MIGRACIONES LARVARIAS Introducción Este grupo de cuadros clínicos posee en común la invasión por larvas de nemátodos a diversos tejidos humanos, acompañada de elevada eosinofilia alrededor de las larvas y en la circulación. Los parásitos cuyas larvas invaden los tejidos pueden ser los que tienen al hombre como hospedero natural y hacen en él una migración como parte del ciclo de vida, o nemátodos de animales que ocasionalmente llegan al hombre, el cual actúa como hospedero accidental, por lo cual los parásitos no completan el ciclo ni se desarrollan a adultos, sino que permanecen en estado larvario y quedan en los tejidos donde actúan como cuerpos extraños y originan granulomas. Con estas consideraciones sobre la etiología podemos agrupar los síndromes de migraciones larvarias en cuatro grupos. Síndrome de Loeffler Ha sido llamado también eosinofilia tropical y pulmón eosinofílico. Es causado principalmente por larvas de nemátodos humanos, que hacen ciclo pulmonar, como son las de Ascaris, uncinarias y Strongyloides y por filarias y helmintos de animales que accidentalmente llegan al hombre. Clínicamente se caracteriza por síntomas pulmonares como tos y expectoración, fiebre de baja intensidad, aumento franco de los eosinófilos circulantes y opacidades pulmonares transitorias, que se pueden detectar en la radiografía. Al examen microscópico del esputo se observan abundantes eosinófilos y cristales de Charcot Leyden, pero muy raramente se encuentran larvas. Por esta razón es raro que se haga un diagnóstico etiológico de laboratorio. El síndrome es difícil de diagnosticar clínicamente pues se confunde con otras infecciones respiratorias virales o bacterianas. En muchas ocasiones pasa inadvertido o el paciente lo toma como un resfriado o gripe. No hay tratamiento específico para el síndrome, pero afortunadamente en la mayoría de los casos el cuadro clínico es pasajero y de buen pronóstico. Síndrome de migración larvaria visceral y ocular Etiología Es producida por las larvas de Toxocara canis y Toxocara cati, nemátodos intestinales del perro y el gato. Ciclo de vida En perros y gatos el ciclo es similar al de Ascaris en humanos con la diferencia de que en los perros existe la transmisión congénita. La invasión a seres humanos se hace cuando se ingieren huevos embrionados de Toxocara, en cuyo caso las larvas se liberan en el intestino y penetran a la circulación en un intento por hacer el ciclo normal. Por ser el hombre un hospedero inapropiado, las larvas son retenidas en el hígado, el pulmón u otras vísceras y no alcanzan a llegar al intestino, por lo cual no forman parásitos adultos. El hombre infectado mantiene las larvas en las vísceras de manera permanente y no puede ser origen de diseminación de la parasitosis. Esta se adquiere siempre a partir de animales. Epidemiología La enfermedad se asocia generalmente a deficientes condiciones ambientales e higiénicas, pues su adquisición está inevitablemente ligada a la contaminación oral con materias fecales de perros y gatos. La desnutrición avanzada está íntimamente relacionada con este síndrome, por ser causa de pica en los niños, igualmente el síndrome de migración larvaria es prevalente en comunidades cuyos niños comen tierra. La distribución geográfica no está bien establecida por la dificultad para el diagnóstico, pero se ha descrito en los países donde se la ha buscado metódicamente. En Colombia aproximadamente el 10% de los perros están parasitados por T. canis. Dicho porcentaje se refiere a perros adultos, pues la frecuencia en los recién nacidos y jóvenes es mucho mayor.[34] Fisiopatología La reacción de los tejidos a la invasión de la larva es la formación de un granuloma de cuerpo extraño. Esto sucede principalmente en el hígado, por ser la barrera inicial que retiene la mayoría de las larvas que han salido del intestino por vía sanguínea. Puede haber invasión de cualquier otro órgano, pero se han descrito con mayor frecuencia en pulmón, cerebro y ojos. Puede haber hepatomegalia e hiperglobulinemia. Hay alta eosinofilia circulante en la forma visceral pero poca en la ocular. La invasión pulmonar se manifiesta por exudados en este órgano, los cuales se pueden observar en radiografías. Manifestaciones clínicas La sintomatología consiste en fiebre, síntomas respiratorios, eosinofilia, hepatomegalia y esplenomegalia. La afectación del sistema nervioso central puede producir cuadros neurológicos variados, entre los cuales se incluyen convulsiones de tipo epiléptico. En el ojo, el granuloma afecta principalmente la parte posterior y puede originar desprendimiento de la retina y pérdida de la visión; las lesiones se asemejan a un retinoblastoma, lo cual ha dado lugar a enucleaciones por diagnóstico equivocado. Ocasionalmente se presentan hallazgos de autopsias con larvas en cualquier órgano sin manifestación clínica previa. Diagnóstico La comprobación del agente etiológico en el síndrome de migración larvaria es difícil. Aunque las larvas son abundantes en el hígado, la biopsia por punción no es un método apropiado, pues difícilmente coincidirá la muestra con los puntos donde se encuentran las larvas. Con fines investigativos se ha hecho laparatomía para observar directamente el hígado y obtener muestras de los pequeños granulomas que se pueden ver o palpar. El reconocimiento de las larvas es sencillo, pero la identificación de la especie a la cual corresponden es muy difícil. Esto requiere gran número de cortes seriados y personal especializado en este campo de la parasitología. Se han estudiado varias pruebas inmunológicas que contribuyen al diagnóstico, principalmente ELISA con sensibilidad de 80% en la forma visceral y de solo 45% en la ocular. Prevención Prevenir esta parasitosis es muy complejo debido a todos los factores que la condicionan. Se consideran medidas realizables el mantener desparasitados los perros y gatos domésticos y el cuidado con sus deposiciones. Tratamiento No siempre seusa el tratamiento antiparasitario, aunque algunos estudios recomiendan el mebendazol como medicamento que actúa directamente contra el agente etiológico.[35] Se debe hacer de forma concomitante el tratamiento sintomático con antiinflamatorios y antialérgicos. Deben tratarse también otras enfermedades asociadas, como la desnutrición y el multiparasitismo. Síndrome de migración larvaria cutánea Etiología Es producido por uncinarias del perro y el gato, Ancylostoma caninum y Ancylostoma brasiliense, respectivamente, que habitan en el intestino delgado de estos animales, donde producen huevos que caen a la tierra y dan origen a larvas que pueden invadir la piel del hombre en un intento por efectuar el ciclo de vida normal que hacen en los animales mencionados. Ciclo de vida Por ser el hombre un hospedero inapropiado, esas larvas migran por debajo de la epidermis sin llegar a invadir la sangre y por consiguiente sin producir parásitos adultos. Otras uncinarias de distintos animales podrían producir también el mismo cuadro clínico. Las uncinarias humanas Ancylostoma duodenale y Necator americanus, así como Strongyloides stercoralis, que normalmente penetran por la piel, pueden en determinadas ocasiones no llegar rápidamente a la circulación y causar también el síndrome. Epidemiología La enfermedad se adquiere por contacto directo de la piel con las larvas presentes en la tierra, donde ha habido materias fecales de perros o gatos parasitados. Los lugares preferidos son aquellos con suelo arenoso y húmedo, principalmente las playas, donde las larvas pueden sobrevivir. También ocurren infecciones en quienes desempeñan labores de jardinería y manipulan la tierra contaminada. Los gatos suelen hacer sus deposiciones en estos puntos por encontrar en ellos facilidad para enterrar superficialmente las materias fecales. Los perros pueden contaminar la tierra con la defecación en circunstancias muy variadas. Fisiopatología Las larvas que penetran en la piel se desplazan formando canales subepidérmicos que dan origen a la sintomatología. Estas larvas, como no pueden llegar al intestino, mueren después de un tiempo en la piel. Manifestaciones clínicas El síndrome de migración larvaria cutánea se ha llamado erupción reptante y dermatitis serpiginosa, debido a la formación de canales que se extienden progresivamente y producen intenso prurito. Los canales se observan macroscópicamente (figura 201-9) y se puede notar cómo aumentan algunos centímetros cada día. Hay eritema y a veces vesículas que pueden infectarse secundariamente y dar origen a costras. Hay reacción local de hipersensibilidad con presencia de eosinófilos. Figura 201-9. Migración larvaria cutánea. Diagnóstico La observación de las lesiones es suficiente para hacer un diagnóstico clínico. El hallazgo de las larvas es difícil por su pequeño tamaño y la identificación de la especie a que pertenecen es aún más complicada. Por lo anterior, se considera suficiente para un diagnóstico correcto la cuidadosa observación de las lesiones serpiginosas que progresivamente aumentan de longitud, así como los antecedentes de contacto con la tierra arenosa contaminada con heces de perro o gato, principalmente en playas o jardines. Prevención La prevención es muy compleja debido a todos los factores que condicionan la presencia de esta parasitosis. Son medidas útiles la desparasitación de los perros y gatos, el cuidado con sus deposiciones, la limpieza de las playas, el uso de guantes por los jardineros y el calzado en zonas contaminadas. Tratamiento El medicamento de elección es la ivermectina a la dosis de 1 gota por kilo de peso de la solución al 0,6%, la cual puede repetirse. Un tratamiento alternativo es el albendazol por vía oral a la dosis de 200 mg, 2 veces al día por 3 a 5 días. Administrado por 7 días produce la curación en todos los casos. [36] Paniculitis migratoria Llamada también paniculitis nodular migratoria eosinofílica, caracterizada por una forma superficial y otra profunda. En la primera se ven nódulos o cordones de 0,5 a 1 cm que cambian de lugar, en los cuales se encuentran los parásitos inmaduros. Estos pertenecen al género Gnathostoma, un nemátodo que tiene como hospederos definitivos naturales a los perros, gatos y otros félidos en los cuales se aloja en la pared del estómago donde forma nódulos. Los huevos que llegan al agua con la materia fecal de estos animales siguen un complejo ciclo de vida hasta alojarse en peces de agua dulce, que al ser ingeridos crudos o mal cocidos liberan larvas que producen la enfermedad humana. En esta enfermedad, los nódulos superficiales son indoloros, pruriginosos, reptantes, aparecen y desaparecen irregularmente por la migración de los parásitos. Las formas profundas pueden afectar la pared gástrica u otras vísceras y el ojo. Esta parasitosis se encuentra con frecuencia en Asia y se han descrito muchos casos en Ecuador y México.[37] En otros países Latinoamericanos, incluyendo Colombia, se han encontrado pacientes, la mayoría en zonas donde se consume pescado crudo. El tratamiento es quirúrgico cuando puede localizarse el parásito, pero también se conoce la eficacia del albendazol.[38] CISTICERCOSIS Introducción Es una zoonosis cuyo ciclo de vida involucra a los cerdos y a los seres humanos. La mayor importancia médica es la invasión del sistema nervioso central. Etiología El parásito causante de la enfermedad es la larva de Taenia solium, llamada cisticerco. Puede presentar dos formas: vesicular (figura 201-10) y racemosa (figura 201-11). La primera es una vesícula transparente llena de líquido, redonda u oval de 0,5 a 1 cm de diámetro, con escólex en su interior; la segunda es de mayor tamaño, ramificada y sin escólex.[1] Figura 201-10. Cisticercos vesiculares. (Cortesía, OMS). Figura 201-11. Cisticerco racemoso. (Cortesía, OMS). Ciclo de vida La infección se adquiere por ingestión de huevos de T. solium, que salen en los proglótides o mezclados con las materias fecales de las personas que tienen el parásito adulto en el intestino. Las larvas se liberan en el intestino delgado, penetran a la circulación y se alojan en los tejidos donde estarán de manera permanente. Este mismo mecanismo de infección sucede en animales, principalmente en el cerdo. Como se describió en el capítulo de teniasis, el cerdo es el principal hospedero de la cisticercosis y la ingestión, por el hombre, de la carne mal cocida, da lugar a la teniasis intestinal por T. solium (figura 201-12).[1] Figura 201-12. Cisticercosis. Ciclo de vida: 1. La infección se adquiere por ingerir huevos de T. solium en alimentos contaminados. 2. Los huevos que entran por vía oral liberan el embrión hexacanto (oncosfera) que atraviesa la mucosa y llega a la circulación. 3. Los embriones se localizan en diferentes tejidos. 4. En los tejidos los embriones crecen hasta formar los cisticercos. 5. Los cerdos sufren cisticercosis al ingerir huevos o proglótides de T. solium. 6. El hombre sufre la teniasis intestinal al ingerir carne mal cocida con cisticercos y elimina huevos y proglótides a través del ano. 7. El parásito adulto se fija al intestino delgado por el escólex (a); los proglótides terminales grávidos se eliminan espontáneamente o con las materias fecales (b); los huevos están dentro de los proglótides y ocasionalmente libres en las heces (c). Epidemiología La prevalencia de cisticercosis en Colombia es 0,7% en autopsias de hospitales universitarios y en México aproximadamente del 3%. La neurocisticercosis está presente en la mayoría de los países latinoamericanos,con tasas de prevalencia similares a las mencionadas para Colombia y México.[39] En este continente es la principal causa de epilepsia de iniciación tardía. El principal factor de riesgo de la cisticercosis es la presencia de teniasis intestinal por T. solium en personas de la comunidad. La cisticercosis está ligada al subdesarrollo, aunque con el aumento de la migración de población procedente de países del Tercer Mundo a los países ricos, ya se diagnostican más casos en estos últimos. La prevalencia en zonas endémicas de América Latina es mayor en adultos que en niños y en zonas rurales que en urbanas. Fisiopatología La localización más frecuente y más importante es el sistema nervioso central, en el cual los cisticercos pueden invadir los hemisferios (figura 201-13), las cavidades, las meninges y menos frecuentemente la médula. Las localizaciones musculares o subcutáneas son infrecuentes y producen poca sintomatología, mientras que la invasión al globo ocular trae graves consecuencias. Hay un buen número de casos asintomáticos. La fisiopatología depende del número de quistes y de su localización; el daño se hace por compresión e inflamación, esta última sucede al morir los quistes espontáneamente o por el uso de antihelmínticos.[40] Figura 201-13. Cisticercosis. Cavidad de un cisticerco en cerebro. (Original). Manifestaciones clínicas Cuando se presenta la enfermedad puede manifestarse por una gran variedad de síndromes neurológicos independientes o combinados como son: convulsivo, de tipo gran mal o crisis focales sensitivas y motoras; cefalea sola o con hipertensión intracraneana con náuseas y vómito, papiledema, trastornos visuales, etc.; psicótico, de tipo paranoide, esquizofrénico o con deterioro mental; meníngeo, con cuadro de meningitis aséptica y crónica; de pares craneanos, que afecta principalmente al óptico, oculomotores y auditivo; medular, con cambios motores y sensitivos en las extremidades inferiores; encefalítico con edema cerebral e hipertensión intracraneana y crisis convulsivas, que se presenta principalmente en niños con invasión miliar. La cisticercosis subcutánea y muscular se manifiesta por nódulos blandos, indoloros de 5 a 10 mm que en algunos casos cambian de localización; generalmente es asintomática, pero en algunas ocasiones se asocia a la neurocisticercosis.[41] La oftalmocisticercosis puede presentarse en la parte externa del ojo, párpados o conjuntiva o subretiniana (figura 201-14), donde se producen importantes lesiones cuando el cisticerco muere. Son infrecuentes las localizaciones en otras vísceras como pulmón, miocardio y riñones. Figura 201-14. Cisticerco en retina. (Cortesia, OMS). Complicaciones La epilepsia es la complicación más frecuente; se presenta aun en casos curados con calcificaciones residuales. Otra complicación importante es la meningitis crónica que tiene un componente inmunológico debido a la inflamación que originan los cisticercos muertos. Diagnóstico La presencia de uno de los síndromes mencionados, en pacientes procedentes de zona endémica, debe hacer pensar en neurocisticercosis, para cuya comprobación se recomiendan los siguientes exámenes: escanografía (TAC) que revela lesiones no calcificadas como quistes o áreas de menor densidad (figura 201-15) y también lesiones calcificadas. Estas imágenes pueden obtenerse con medio de contraste o sin él y con frecuencia se encuentran con características variadas por corresponder a quistes en diferentes estados de evolución. La resonancia magnética revela imágenes más nítidas del quiste que permiten visualizar el escólex, pero es menos eficiente que la TAC para demostrar calcificaciones. La radiografía simple de cráneo revela únicamente quistes calcificados o signos indirectos como hidrocefalia. La mielografía detecta las imágenes de quistes en el canal espinal. Las pruebas inmunológicas en suero o en LCR tienen sensibilidad y especificidad variadas. La prueba más eficiente es el inmunoblot que tiene especificidad de 100% y sensibilidad de 90%; la prueba de ELISA con antígeno crudo tiene sensibilidad y especificidad alrededor de 30% a 60%, las cuales pueden aumentar a 80% a 90% con antígenos purificados. El estudio del LCR no es patognomónico, pero frecuentemente revela aumento de células, principalmente eosinófilos, elevación de proteínas y disminución de la glucosa.[42] Figura 201-15. Cisticercosis. Resonancia magnética. Muestra múltiples quistes en cerebro. (Cortesía, Sergio Vargas. Medellín. Prevención El control de la parasitosis se hace por saneamiento ambiental, para evitar la contaminación fecal; higiene personal, para disminuir los riesgos de ingestión de huevos de T. solium; control de los cerdos para que no ingieran heces humanas y buena cocción de la carne de cerdo para evitar el desarrollo de T. solium en el intestino humano. Tratamiento El control de los síntomas se hace con esteroides, anticonvulsivantes y derivaciones quirúrgicas del líquido cefalorraquídeo. El tratamiento antiparasitario se basa en el uso del albendazol a la dosis de 15 mg/kg/día, subdivididos en dos tomas, por 15 días. El primer antihelmíntico usado fue praziquantel a la dosis de 50 mg/kg/día, subdivididos en 3 tomas diarias, por 15 días. Los resultados con ambos medicamentos son similares y el albendazol tiene la ventaja del menor costo y la fácil adquisición, además de que no hay interferencia con el uso de fenitoína y carbamazepina a diferencia del praziquantel que disminuye los niveles plasmáticos. Las concentraciones plasmáticas de albendazol aumentan cuando simultáneamente se usan esteroides. Es frecuente utilizar estos de forma concomitante para disminuir la inflamación cerebral causada por los productos de los quistes destruidos por el antihelmíntico. De esta manera se reducen mucho los síntomas colaterales originados por esta inflamación. Es aconsejable tener al paciente hospitalizado durante el tratamiento o bajo control médico, especialmente en los cinco primeros días, cuando se producen con más frecuencia los efectos colaterales. Los antihelmínticos mencionados producen tasas de curación de 60% a 85% en pacientes con quistes intraparenquimatosos. El efecto es menor en las formas cavitaria, meníngea y de la médula espinal. El control escanográfico debe hacerse a los seis meses del tratamiento, pues antes de ese tiempo pueden quedar imágenes de quistes en involución. El seguimiento posterapéutico con medición de anticuerpos no tiene significado, pues estos permanecen por largo tiempo, aun en pacientes curados. En las formas subcutánea y muscular, los medicamentos mencionados son efectivos, pero no se recomiendan en la cisticercosis ocular, cuyo tratamiento es quirúrgico.[43] HIDATIDOSIS Introducción Es una parasitosis producida por larvas del género Echinococcus, parásitos del intestino de animales carnívoros. Existen cuatro enfermedades diferentes producidas por distintas especies de Echinococcus. Etiología La hidatidosis se adquiere cuando se ingieren huevos de céstodos del género Echinococcus; las especies que causan enfermedad humana son: E. granulosus, E. multilocularis, E. vogeli y E. oligarthrus. Son propios de perros y otros animales carnívoros. Estos huevos dan origen a larvas en el intestino humano, las cuales por vía sanguínea se localizan en cualquier órgano y forman el quiste hidatídico. Los adultos de estos céstodos viven en el intestino delgado de los animales. Miden de 2 a 10 cm, tienen escólex con cuatro ventosas y doble corona de ganchos y poseen de dos a cinco proglótides.[1] Ciclo de vida Se iniciacon la expulsión de huevos en las materias fecales de los animales que son hospederos definitivos. Los hospederos intermediarios, que son varios animales y el hombre, se infectan al ingerir dichos huevos. Las larvas liberadas en el intestino delgado pasan a las vísceras donde dan origen a los quistes. La ingestión de estos quistes crudos por parte de los hospederos definitivos permite que se desarrollen los parásitos adultos en el intestino delgado (figura 201-16).[1] Figura 201-16. Hidatidosis, Ciclo de vida: 1. Los animales carnívoros, domésticos o salvajes, son los huéspedes definitivos de los céstodos del genero Echinococcus, los que adquieren al comer vísceras de animales con quiste hidatídico. 2. a) Los adultos de Echinococcus están en el intestino de esos carnívoros, generalmente en gran cantidad, b) los huevos salen en las heces de los animales y son infectantes para los huéspedes intermediarios. 3. El hombre puede ser huésped intermediario accidental en cuyo caso sufre la hidatidosis. 4. Los animales que actúan como huéspedes intermediarios de manera natural pueden ser ovejas, guaguas, etc. 5. El quiste hidatídico contienen las formas embrionarias de Echinococcus. 6. Los quistes se desarrollan en varios órganos de los huéspedes intermediarios. Epidemiología La hidatidosis unilocular por E. granulosus tiene como hospederos intermediarios a herbívoros y en especial ovejas en los países con cría de ganado lanar en los cuales se presenta. Estos animales se contaminan con las heces de los hospederos definitivos, principalmente perros, utilizados en el manejo de los rebaños. Estos perros se realimentan con vísceras crudas de las ovejas, las cuales contienen quistes. Como problema médico o de salud pública, la hidatidosis unilocular se presenta en América en los países del Sur, en especial Argentina y Chile. En Alaska, Canadá y Europa del Norte se presenta la forma alveolar por E. multilocularis que tiene como hospederos definitivos a lobos y otros carnívoros, además de perros y gatos domésticos. Los hospederos intermediarios son roedores. En la hidatidosis poliquística por E. vogeli, que se presenta en el trópico americano, el principal hospedero intermediario es la guagua (Cuniculus paca) (figura 201-17) y los hospederos definitivos son perros domésticos y carnívoros salvajes, que tienen en su intestino los parásitos adultos. En Colombia se ha encontrado también en el perro de monte (Speothus venaticus) llamado zorro guache en algunas regiones. Figura 201-17. Hidatidosis. Múltiples quistes en hígado de guagua. (Cortesía, Antonio D´Alessandro, CIDEIM, Cali). Existen muy pocos casos humanos de hidatidosis poliquística por E. oligarthrus, que tiene como hospederos definitivos a felinos salvajes como puma y jaguar. Los hospederos intermediarios son roedores como la rata espinosa (Proechimys), el agutí (Dasyprocta), la paca y el conejo. En la hidatidosis poliquística neotropical todos los casos se han presentado en campesinos que habitan en zonas selváticas donde el ciclo sucede entre perros y guaguas, lo que hace la prevención muy difícil. Hasta el año 2008 se conocía la enfermedad en 12 países de América Latina, con un total de 168 casos de hidatidosis poliquística por E. vogeli, y tres por E. oligarthrus. Las dos terceras partes de esos casos son de Brasil y Colombia. E1 29% de las guaguas y otros roedores silvestres tienen quistes hepáticos. Fisiopatología La patología causada por el quiste hidatídico es muy variable según el órgano afectado. La invasión se hace de preferencia al hígado y los pulmones; puede observarse también en el bazo, el corazón, los huesos o en cualquier otro sitio. El tamaño de la tumoración es muy variable, pero alcanza a ser considerable, especialmente en los casos de larga duración. Existen tres variedades de quistes: el unilocular, consistente en un solo saco con pequeñas vesículas hijas en su interior; el multilocular o alveolar y el poliquístico. Los dos últimos son de forma esponjosa parecida a la de un panal e invaden los tejidos de manera similar al cáncer. Manifestaciones clínicas Clínicamente se observan síntomas y signos generales como fiebre, pérdida de peso, astenia, anemia, leucocitosis, aumento de la sedimentación e hipereosinofilia, a lo cual se agrega la sintomatología originada por la presión mecánica que hace el quiste y por los efectos inmunológicos si sucede la ruptura. Las formas hepáticas se caracterizan por tumoración palpable y dolor, ruptura del quiste a los canales biliares y la infección secundaria con supuración, sintomatología similar a la de un absceso hepático. En las formas pulmonares hay tos, dolor torácico y signos de tumoración como matidez, disminución del murmullo vesicular y soplo. Las formas óseas originan fracturas. Las cerebrales, renales y otras dan síntomas de acuerdo con el órgano afectado y el tamaño del quiste. Los casos encontrados en Colombia y en otros países tropicales de América tienen la característica de presentarse de forma poliquística invasora, principalmente en hígado y peritoneo. Complicaciones La principal complicación es la ruptura del quiste de manera espontánea, traumática o en el acto quirúrgico, la cual da origen a una reacción anafiláctica y a la diseminación de los protoescólices que forman nuevos quistes. Diagnóstico En las zonas endémicas las características clínicas hacen sospechar la presencia de la enfermedad, para lo cual son de importancia los antecedentes epidemiológicos. El diagnóstico clínico raramente se hace en regiones donde es infrecuente la hidatidosis. El examen microscópico del material obtenido por eliminación espontánea o a través de fístulas, rupturas a bronquios, etc., demuestra los embriones característicos (protoescólices) (figura 201-18). La diferenciación de especie se hace por la forma y el tamaño de los ganchos del escólex de esos embriones. No debe puncionarse un quiste con fines diagnósticos por el peligro de difundir la infección al implantar los embriones en otros lugares y por reacciones alérgicas de tipo anafiláctico. Figura 201-18. Protoescólises. (Cortesía, Antonio D´Alessandro, CIDEIM, Cali). Los estudios imaginológicos son útiles en el diagnóstico, especialmente la ecografía y la tomografía (figura 201-19). Las pruebas serológicas se utilizan ampliamente, en especial las siguientes: difusión en agar, hemaglutinación, inmunoelectroforesis y ELISA. La intradermorreacción de Casoni es también de utilidad. Es frecuente que el diagnóstico se haga en el acto quirúrgico en la forma poliquística del trópico americano, cuyos casos se encuentran esporádicamente. Figura 201-19. Hidatidosis. Múltiples vesículas quísticas en TAC de hígado humao. (Original). Prevención Un método profiláctico que permite cortar el ciclo en algún punto es evitar que los perros se alimenten de vísceras infectadas. Tratamiento En la hidatidosis unilocular el tratamiento quirúrgico utiliza técnicas especiales para extraer el quiste completo. La ruptura tiene consecuencias graves por fenómenos de hipersensibilidad y por implantación de nuevos quistes. Con el uso del albendazol a la dosis de 15 mg/kg/día (400 mg dos veces al día para adultos) por 1 mes, administrado por 3 a 4 ciclos con 15 días de intervalo entre uno y otro ciclo, se ha producido un 30% de curación y reducción del tamaño en 30% a 50% de los casos. [44] En la forma poliquística la remoción quirúrgica es más difícil o imposible en los casos diseminados en el hígado, por lo cual debe complementarse con tratamiento antihelmíntico con albendazol. Usando este como único tratamiento, a la dosis ya mencionada, se obtuvo éxito parcialo total en 50% de los casos.[45] La tolerancia a este tratamiento largo ha sido buena y no se han presentado efectos tóxicos. ESQUISTOSOMIASIS Introducción La esquistosomiasis es producida por parásitos del grupo de los tremátodos, que habitan en las vénulas de los sistemas digestivo y urinario. A diferencia de los demás trematodos, que son hermafroditas, los esquistosomas tienen los sexos separados, pero viven en íntimo contacto, porque el macho aloja a la hembra en un canal existente en su cuerpo. En algunos lugares se usa el término bilharziasis para denominar esta enfermedad. Etiología Existen tres especies principales de esquistosoma parásitas del hombre productoras de enfermedad con características clínicas y epidemiológicas diferentes: Schistosoma mansoni, S. haematobium y S. japonicum. Miden entre 1 y 2 cm de longitud y poseen ventosas para fijarse; el macho tiene a lo largo de su cuerpo un canal para alojar a la hembra (figura 201-20).[1] Figura 201-20. S. mansoni, parásitos adultos macho y hembra. (Cortesía, Rai SK, et al. Atlas of Medical Parasitoloy, Kobe, Japón). Ciclo de vida Los esquistosomas viven en los vasos sanguíneos, la hembra migra a las pequeñas vénulas para depositar los huevos, los cuales originan granulomas que pueden llegar a romperse, lo que permite que esos huevos caigan al intestino o a la vejiga para ser eliminados al exterior. Cuando caen al agua se liberan los embriones, invaden caracoles y se reproducen para formar gran cantidad de larvas llamadas cercarias. Estas salen del caracol y nadan libremente en el agua, hasta hacer contacto con la piel humana, la cual penetran. Llegan por vía sanguínea hasta los plexos venosos mesentéricos en el caso de S. mansoni y S. japonicum, y a los plexos pélvicos en el de S. haematobium (figura 201-21).[1] Figura 201-21. Schistosoma, Ciclo de vida: 1. S. mansoni y S. japonicum eliminan sus huevos por las materias fecales. 2. S. haematobium lo hace por la orina. 3. Los huevos de S. haematobium (a), S. mansoni (b) y S. japonicum (c) dan origen a los miracidios (d) en el agua. 4. Caracoles, huéspedes intermediarios. 5. Cercarias, larvas infectantes. 6. El contacto de la piel con el agua permite la infección. 7. Las cercarias que están en el agua, penetran la piel. 8. En el organismo sucede la migración de las esquitosómulas al pulmón y por vía arterial a las vénulas donde se localizan los adultos. Epidemiología La esquistosomiasis es una de las parasitosis más importantes en el mundo, por sus graves efectos clínicos y el difícil control. Se calcula que aproximadamente 200 millones de personas están afectadas por el parásito. Es esencialmente una enfermedad rural y aunque el hombre es la fuente principal de infección, existen reservorios como monos, vacunos, roedores, etc., principalmente para S. japonicum. La presencia de caracoles como hospederos intermediarios condiciona en muchos lugares la existencia de la enfermedad. Algunas costumbres religiosas entre los mahometanos que incluyen baños en ríos, el uso de quebradas y lavado de ropas, etc., hacen que las aguas dulces contaminadas, donde existen los caracoles apropiados, sean origen de difusión de la esquistosomiasis. S. japonicum existe en el Lejano Oriente, S. haematobium predomina en África y S. mansoni en África y América Latina, en esta última existe principalmente en Brasil, Venezuela, Guyana, Puerto Rico y otras islas del Caribe. No se ha encontrado en Colombia. Se considera un gran problema médico y de salud pública en el mundo.[46] Fisiopatología Las lesiones se pueden dividir en tres fases: Invasión del organismo y migración por la sangre. Se presentan lesiones cutáneas en el punto de penetración de las cercarias, lo cual origina dermatitis pruriginosa y a veces urticaria. Durante la migración y maduración de las larvas en la circulación hay fiebre, urticaria y eosinofilia. Daño de los tejidos por los huevos. Al depositarse estos en los pequeños capilares venosos, se forman granulomas de cuerpo extraño, que se abscedan y se rompen con producción de hemorragia y obstrucción capilar. Hay hepatomegalia y esplenomegalia, aumentan la fiebre y la eosinofilia y las manifestaciones alérgicas pueden hacerse notorias. Esta etapa de la enfermedad dura muchos años. Cicatrización de los tejidos. Los huevos no eliminados se rodean de células gigantes y se calcifican dando origen a engrosamiento de los tejidos, formación de pólipos y obstrucción de capilares venosos, lo cual puede producir cirrosis portal y obstrucción de la circulación pulmonar causante de cor-pulmonale. El compromiso del hígado (figura 201-22), pulmón, intestino y vejiga origina los principales trastornos crónicos de la esquistosomiasis, la cual constituye causa frecuente de hipertensión portal y pulmonar. Las lesiones por S. mansoni se encuentran de preferencia en el intestino grueso, la parte terminal del delgado y el hígado y dan por resultado engrosamiento intestinal y cirrosis hepática; puede haber afectación pulmonar con repercusión funcional sobre el corazón. Figura 201-22. Esquistosomiasis. Granuloma hepático producido por huevos. (Cortesía Rai SK, et al. Atlas of Medical Parasitoloy, Kobe, Japón). Manifestaciones clínicas La esquistosomiasis mansoni presenta dos formas clínicas principales: la disentérica y la hepatoesplénica. En la primera predomina la diarrea con moco y sangre, la cual puede ocasionar anemia. En la segunda, hay hepatoesplenomegalia por fibrosis portal, la cual termina en cirrosis con ascitis, várices esofágicas y hematemesis. La fibrosis hepática se puede clasificar de acuerdo con la intensidad, con base en normas de la OMS. La afectación de los pulmones produce hipertensión pulmonar grave, similar a la hipertensión primaria y a la ocasionada por embolias a repetición, cuyo resultado final es el cor-pulmonale. La esquistosomiasis japónica da síntomas similares a la mansoni, pues afecta principalmente los intestinos y el hígado. La esquistosomiasis por S. haematobium afecta el árbol urinario y tiene como síntoma principal la hematuria, con complicaciones como papilomas y obstrucciones urinarias. Complicaciones Fuera de las complicaciones mencionadas, fibrosis portal, hipertensión pulmonar, várices esofágicas, cirrosis y complicaciones neurológicas, se puede presentar cáncer de vejiga. Diagnóstico Para S. mansoni y S. japonicum, el diagnóstico definitivo se hace al encontrar los huevos en las materias fecales o en la biopsia de mucosa rectal. Para S. haematobium los huevos se encuentran en la orina o en la biopsia de vejiga. Se usan pruebas inmunológicas, con antígenos purificados, como ELISA, también detección de antígenos. Es útil la prueba de la PCR. Existen pruebas especializadas por métodos imaginológicos. Prevención Las medidas de prevención son muy complejas. Como procedimientos de valor práctico, se han usado el ataque a los caracoles por métodos químicos y la educación sanitaria a la población. La OMS recomienda como una medida de control en zonas endémicas la administración periódica de praziquantel. Tratamiento El praziquantel es el medicamento más nuevo, efectivo contra las tres especies de esquistosomas a la dosis única de 40 mg/kg. Algunas características de este medicamento se mencionan en el capítulo Tratamiento de las parasitosis intestinales. El oxamniquine es un derivado de la quinoleína efectivo contra S. mansoni que se usa en dosis única de 10 a 20 mg/kg por vía oral, con buenos resultados. Se ha utilizado con éxito en tratamientos en masa.[47] FASCIOLIASIS Esta parasitosis, llamada también distomatosis hepática, es una zoonosis común en animales herbívoros, en especial en ovejas y vacunos, menos frecuenteen humanos pero existen zonas con alta endemicidad en diferentes partes del mundo. La facioliasis es una enfermedad causada por Fasciola hepatica (figura 201-23) y en pocos casos Fasciola gigantica. El hombre actúa como un hospedero accidental. La infección se adquiere al ingerir plantas acuáticas o agua con metacercarias procedentes de caracoles infectados; el hombre la adquiere principalmente al alimentarse con berros y plantas crudas que crecen en el agua (figura 201-24). Las larvas se desarrollan a parásitos adultos en los canales biliares donde producen fibrosis, obstrucción y necrosis del parénquima hepático. Es frecuente observar hepatomegalia, ictericia, fiebre, eosinofilia elevada y síntomas alérgicos, como urticaria. Ocasionalmente se presentan localizaciones extrahepáticas, subcutáneas y viscerales. Figura 201-23. Fasciola hepática. Parásito adulto coloreado. Figura 201-24. F. hepática y C. sinensis. Ciclos de vida: 1. Las personas infectadas o reservorios animales eliminan los huevos con las materias fecales. 2. Los huevos (a) dan lugar a miracidios (b). 3. Los miracidios en el caracol se transforman en esporoquistes y luego en redias y cercarias. 4. Las cercarias salen del caracol y nadan en el agua. 5. Plantas acuáticas (a) donde se adhieren y penetran las metacercarias de F. hepática (b), infectantes para los animales o el hombre. 6. Las cercarias de C. sinensis invaden peces de agua dulce (a) que son los segundos huéspedes intermediarios, en los cuales se enquistan para formar metacercarias (b). 7. El hombre se infecta con F. hepática al comer plantas acuáticas contaminadas y con C. Sinensis al ingerir pescado crudo infectado. 8. Las metacercarias dan lugar a parásitos adultos. El diagnóstico se confirma por el hallazgo de huevos en las materias fecales, el cual debe complementarse con exámenes repetidos y cuidadosa anamnesis para evitar falsos diagnósticos en personas que por haber ingerido hígado crudo de animales parasitados presenten huevos del parásito en las heces. El examen microscópico de la bilis es aconsejable cuando se sospecha la parasitosis y no se encuentran los huevos en las heces. Existen nuevos métodos inmunológicos para detectar anticuerpos y antígenos circulantes y coproantígenos.[48] En zonas donde la fascioliasis no es endémica, los casos se encuentran generalmente en cirugía, al intervenir al paciente por un proceso vesicular o hepático inflamatorio de etiología no dilucidada. El tratamiento de preferencia es el triclabendazol a la dosis de 10 mg/kg en un solo día, repartido en dos mitades con 12 horas de intervalo, después de las comidas. La eficacia es de 92%.[49] En Colombia se han descrito más de 30 casos humanos y encuestas seroepidemiológicas han revelado positividad de 2% a 3% en el altiplano cundiboyacense. En ganado bovino la presencia del parásito varía entre 6% y 24% y los resultados serológicos han sido positivos en el 33%. En otros países de América Latina existe la parasitosis en mayor cantidad y los que la presentan con mayor frecuencia son Bolivia (zonas con el 70%), Perú (zonas con infección bovina del 100%) y Ecuador. Las regiones altas son las más afectadas.[50] PARAGONIMIASIS Varias especies del género Paragonimus (figura 201-25) son parásitos de animales y del hombre. En este último se localizan principalmente en el pulmón y pueden invadir el cerebro, las vísceras abdominales y la piel. Producen cavidades quísticas causantes de manifestaciones variadas según la localización. En la forma pulmonar hay expectoración hemoptoica y sintomatología de bronquitis o pleuritis. El cuadro clínico es similar al de una tuberculosis pulmonar, pero sin afectar de manera importante el estado general. Los huevos del parásito se encuentran en el esputo, pero se pueden utilizar la PCR y reacciones serológicas así como la detección de antígenos. Los procedimientos imaginológicos son muy útiles en el diagnóstico. La enfermedad se adquiere al comer cangrejo de agua dulce, siempre que esté crudo o mal cocido (figura 201-26). El tratamiento de preferencia es el praziquantel a la dosis de 25 mg/kg, 3 veces al día por 3 a 5 días.[51] Figura 201-25. Paragonimus westermani, parásito adulto coloreado. (Cortesía Rai SK, et al. Atlas of Medical Parasitoloy, Kobe, Japón). Figura 201-26. Paragonimus, Ciclo de vida: 1. El hombre o los reservorios animales eliminan los huevos por materias fecales o esputo. 2. Los huevos en el agua (a) dan origen a miracidios (b). 3. Los caracoles, primeros huépedes intermediarios, son infectados por los miracidios. 4. Las cercarias que salen del caracol son formas larvarias móviles en el agua. 5. Las cercarias invaden crustáceos, principalmente cangrejos de agua dulce (a), donde se enquistan formando metacercarias (b). 6. El hombre se infecta al ingerir crustáceos crudos con metacercarias. 7. Los parásitos ingeridos pasan principalmente al pulmón. Esta parasitosis existe en América Latina desde México hasta Brasil, pero principalmente en Ecuador y Perú, donde se conocen varios miles de casos. En Colombia se habían descrito solamente tres casos con hallazgos patológicos, procedentes de distintas regiones del país. En los últimos años se descubrió un foco en población indígena y posteriormente se encontraron otros cinco focos.[52] [53] BIBLIOGRAFÍA 1. Botero D, Restrepo M. Parasitosis Humanas. 5ª Ed. Medellín, Colombia: Corporación para Investigaciones Biológicas; 2012. 2. Morread A, Grunenwald PE, Dietz VJ, Schantz PM. Trichinellosis in the United States. 1991-1996: declining but no gone. 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