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Las técnicas de relevamiento empírico Vamos a darle una mirada a una serie de técnicas que consideramos como las principales dentro del campo de las ciencias sociales. Dichas técnicas hacen referencia a distintos procedimientos y herramientas o instrumentos que nos permiten recabar datos acerca de los fenómenos bajo estudio. En la unidad anterior habíamos hecho una referencia muy breve acerca de las técnicas puestas en juego en la etapa de relevamiento empírico y trabajo de campo. Habíamos señalado que en esa fase del proceso de investigación se procuraba la mejor aproximación posible a la base empírica y a los referentes empíricos de los conceptos generales que manejamos en la investigación. Aquí veremos más en detalle algunas de las técnicas que habían sido mencionadas en la unidad precedente. Fundamentalmente trataremos las técnicas del cuestionario y encuestas y las de observación experimental, dejando para cuando veamos en la unidad 4 el tratamiento de otro tipo de estrategias metodológicas importantes, llamadas cualitativas. En esta unidad veremos técnicas de distinta naturaleza: las técnicas estadísticas que nos ayudan a ordenar, procesar, analizar o seleccionar los datos y hacer inferencias a partir de los mismos, pero que no tienen nada que ver con la producción de los datos, como son las técnicas que veremos en esta unidad. Antes de empezar con la descripción de cada una de las técnicas, conviene introducir algunas consideraciones generales acerca del lugar que ocupa la utilización de técnicas en el proceso y en la secuencia de desarrollo de un proceso de investigación. En la etapa formulativa debemos tomar en consideración qué técnicas están disponibles y aplicables de acuerdo a recursos, costos y circunstancias de la ejecución de la investigación. En este sentido la formulación del problema debe ser tal que pueda ser abordado por las técnicas disponibles. Esto hace que la formulación de la investigación sea considerada como “factible”, es decir con posibilidades razonables de poder ser llevada a cabo. Problemas de investigación definidos de manera demasiado amplia o ambiciosa en su profundidad pueden estar muy correctamente planteados pero adolecen del pequeño defecto de no resistir un análisis de factibilidad o de mostrar de manera evidente una incongruencia entre la amplitud y alcances de los objetivos y las técnicas a utilizar y los recursos disponibles. En fin, la consideración de las técnicas de recolección y producción de datos conforman en esta etapa una suerte de “criterio de realidad” para la investigación. Desde ya, sería un error garrafal reducir o modificar los objetivos investigativos a las técnicas más disponibles o baratas. La idea es que tiene que haber un ajuste recíproco. Cómo las técnicas son dispositivos estandarizados que incluyen reglas para elaborar indicadores y convertir hechos en datos científicos, tienen un papel crucial en la fase de operacionalización. El recurso a las técnicas permite operacionalizar o suministrar indicadores de las diversas variables de un fenómeno. Hay que tener en cuenta que las técnicas en sí mismas, desde el punto de vista metodológico, son repertorios rutinarios que deben aplicarse a diversos géneros o clases de fenómenos. Por ello es necesario extremar la habilidad e ingenio para adaptar la técnica a cada caso de investigación específico. La productividad de la aplicación de una técnica depende en definitiva de este grado de ajuste o adaptación. Por ejemplo: las encuestas se aplican muy comúnmente a los sondeos electorales o de opinión pública, pero también pueden usarse para medir “satisfacción con el servicio de apuntes” en una Universidad, o “situación laboral de los estudiantes”. En todos los casos la técnica tiene que ser aplicada tomando en cuenta la naturaleza completamente distinta del fenómeno de estudio. La mejor adaptación en la aplicación de una técnica se potencia con un buen conocimiento de los antecedentes, de los resultados del uso de la misma técnica en otras investigaciones semejantes, etc. 3.2. Encuestas, cuestionarios y entrevistas Estas técnicas son herramientas de medición de variables más corrientemente utilizadas en ciencias sociales, que satisface un rango muy amplio de objetivos investigativos. Podría decirse que se trata de técnicas de “amplio espectro” adecuadas para obtener elementos de juicio empíricos de una variedad grande de temas comunes en las ciencias sociales. Constituyen métodos versátiles que permiten otorgar valores a diversos tipos de variables: siempre se puede preguntar tanto por opiniones, gustos, puntos de vista, descripción de situaciones o hechos vividos, como por características básicas de los encuestados (ocupación, educación, nacionalidad, religión, etc.) , y por otras características más complejas que implican procesos de interacción social como ingresos monetarios, consumo, hábitos, costumbres, rutinas, etc. La potencialidad de estos recursos técnicos de obtención de datos proviene de dos simples hechos: uno, la fuente más directa de información sobre los fenómenos sociales que nos interesan suelen ser los protagonistas involucrados, directa o indirectamente, en dichos fenómenos; y dos, el medio más sencillo y natural para transformar la información o las expresiones de los actores sociales en datos útiles para el investigador es el lenguaje. El valor especial que tienen estas técnicas residen en que utiliza el lenguaje como elemento compartido entre el investigador y los investigados. En este sentido es un recurso de aplicación relativamente directo. En las encuestas o entrevistas los indicadores están definidos como respuestas verbales ante determinados estímulos verbales, en los cuestionarios son definidos como respuestas escritas a estímulos escritos. Entonces estos métodos pretenden extraer información y elaborar datos a partir de las respuestas verbales o escritas de los mismos actores sociales. La forma propia de carácter general que asumen estas técnicas es simplemente la interrogación, el preguntar del investigador a las personas que en virtud de su carácter de actores sociales pueden aportar elementos relevantes para resolver el problema de investigación. Por supuesto, la técnica de buscar, obtener y convertir de manera eficiente expresiones verbales o lingüísticas en datos solamente se adquiere mediante el manejo de rigurosos criterios metodológicos y del oficio y la experiencia. La potencialidad de estos instrumentos no quita la complejidad de los mismos y el riesgo permanente de que sean inocuos. En este punto vamos a tratar de trasmitir las bases del difícil arte u oficio de preguntar. El gran mérito de estas técnicas entonces es que nos dan acceso a la fuente más primaria de los datos: los actores sociales. Pero de ahí resultan también sus grandes debilidades: solamente pueden aplicarse a unidades de análisis que sean personas, y los actores sociales deben ser verbalmente competentes, es decir capaces de dar las respuestas verbales del tipo que se necesita o espera. Acerca de la supuesta situación de “comunicabilidad” entre encuestador y encuestados se han trazado numerosas objeciones. Para muchos las encuestas “especulan” con el lenguaje y no hay control alguno acerca de la comprensión real del sentido que realizan los encuestados acerca de las preguntas. Además la situación de encuesta tiene otros componentes no lingüísticos que pueden alterar grandemente la fiabilidad de los indicadores seleccionados en las preguntas. Es famoso el caso de las encuestas sobre “prejuicios raciales” donde los encuestados tenían contestaciones más “prejuiciosas” siempre que los encuestadores no fueran judíos o negros. Por otra parte, Mayntz advierte que cuando se puede disponer de otros procedimientos con facilidad, como puede ser la observación, la encuesta no resulta aconsejable (Mayntz, 1980). Las razones de ello derivan de las limitaciones que pueden tener los resultados de las encuestas en tanto indicadores de los hechos objetivos que se pretendeninvestigar. Estas limitaciones se relacionan con el desconocimiento, el error, la falta de memoria o de sinceridad en los entrevistados. Asimismo debemos advertir que hay enormes territorios de lo social que no son abordables con estas técnicas. Todas aquellas actividades o comportamientos de gran compromiso corporal o emocional se sustraen a ellas. Por ej.: nunca se van a obtener buenos datos mediante una encuesta si nuestro problema es “formas de comunicación no verbal entre docentes y alumnos”. Antes de adentrarnos más en el análisis de estos instrumentos es importante destacar que en el inicio existen ideas previas, hipótesis, nociones sobre los elementos de la realidad que vamos a estudiar. La investigación ulterior irá determinando si esos conceptos previos se verifican o no, es decir, si adquieren el carácter de hipótesis verificadas o rechazadas. La encuesta (survey) es la más utilizada entre el conjunto de técnicas de las ciencias sociales y es de lo más eficaz para el conocimiento de fenómenos subjetivos verbalizados. Su especificidad es que las preguntas o estímulos verbales son cuidadosamente diseñados para ajustarlos al objetivo de la investigación y el encuestado se limita a responder sobre esos estímulos. Las preguntas de la encuesta pueden referirse a hechos o a opiniones. Por ejemplo, preguntas que se refieren a hechos pueden ser la edad, profesión, etc. Las preguntas que se refieren a opiniones interrogan sobre las actitudes, sentimientos, deseos, motivaciones, etc. en los comportamientos individuales. Por lo tanto, el procedimiento es relevante tanto cuando se trata de obtener datos acerca de motivaciones de los sujetos como cuando se trata de averiguar hechos objetivos. Aunque en el lenguaje metodológico se suele usar “cuestionario” para referirse al listado de preguntas o estímulos verbales (cédula de la encuesta, planilla de preguntas), la especificidad de la técnica del cuestionario es su carácter escrito y autoadministrado por el mismo encuestado. Es una de las técnicas más utilizadas en el campo de las ciencias sociales dado su bajo costo y fácil aplicación. La entrevista constituye un intercambio verbal menos pautado que la encuesta y el cuestionario y que por lo tanto deja al entrevistado la posibilidad de decir “lo que quiera” sin atenerse al diseño del investigador. En las entrevistas los estímulos verbales o preguntas son de carácter abierto o general, y no cerrado y particular como en las encuestas. Por supuesto, el grado de apertura de las entrevistas o de rigidez pautada de las encuestas es una cuestión muy variable que debe adaptarse a los propósitos del investigador. Aunque la encuesta interpela a individuos lo que busca es la evaluación conjunta de todos los datos. En consecuencia la encuesta es una técnica que se hace más productiva cuando los objetivos de la investigación se orientan hacia el estudio de tendencias generales y no de casos puntuales o fenómenos particulares. En este sentido cuanto más regular, repetitivo o continuo sea el fenómeno de estudio, más eficacia va a tener la encuesta para extraer datos. Cosas tales como los diversos aspectos del “consumo”, que constituyen acciones y tomas de decisiones recurrentes y cotidianas, son ideales para ser estudiados a través de encuestas. Lo mismo ocurre si queremos saber acerca de las actitudes o valoraciones de las personas acerca de temas o acontecimientos de amplia difusión pública como grandes sucesos políticos, medidas de gobierno, etc. En el caso de nuestro ejemplo preferido, los estudiantes, las encuestas se adaptarán mejor al estudio de aquellos aspectos que son más comunes o cotidianos de las rutinas de la vida universitaria o a las actitudes u opiniones sobre cuestiones ampliamente conocidas para los involucrados. Antes de pasar al análisis de las encuestas, entrevistas y los cuestionarios, expondremos las fases típicas de un proceso de investigación por encuesta según Mayntz, a fin de proporcionar una perspectiva general de las técnicas que allí se ponen en juego. Según Mayntz, el proceso típico de la investigación por encuesta consta de la siguiente secuencia: a) La formulación del problema: debe tener exactitud. Por ejemplo, no puede formularse en términos de “el problema de la educación” o el problema de la “participación política”. b) Descomposición del fenómeno en dimensiones (variables). Por ejemplo, si investigamos los métodos educativos de los padres, podemos referirnos a la “rigidez” o a la “flexibilidad” de la educación; o si investigamos las formas de conducción política, podríamos referirnos a la “centralización” o “descentralización” de la toma de decisiones, el poder, etc. c) La formulación de las variables independientes. Se busca descubrir los determinantes del fenómeno. d) Recopilación de informaciones adicionales: entrevistas, consultas, observaciones. e) Elaboración del cuestionario. Las variables de b) y c) se operacionalizan, es decir, se traducen a preguntas y se conforma un cuestionario. f) Construcción de la muestra. g) Realización de la encuesta. h) Ordenación, procesamiento estadístico y análisis de los resultados de la encuesta. Los tipos de encuestas y entrevistas Siguiendo a Mayntz, las encuestas pueden clasificarse según el grado de estandarización, según el medio de transmisión (oral o escrito), según el tipo de unidad del entrevistado (individuo o grupo) y según la cronología (un sólo momento o más de un momento). a) De acuerdo al grado de estandarización las entrevistas se distinguen en: 1. no dirigidas, 2. intensivas y 3. estandarizadas. La entrevista no dirigida o “en profundidad” es de carácter cualitativo y no estructurado y su objetivo es exploratorio para puntualizar un problema o juntar elementos conductores para una investigación. El entrevistado discurre en forma libre con el entrevistador. Este último actúa solamente para realizar preguntas incidentales o para pedir ciertas precisiones. Así, lo único definido con antelación es el tema general y eventualmente un dispositivo “disparador” que motive o impulse al entrevistado a discurrir sobre el tema. Por ejemplo, podría ser útil este tipo de entrevista para estudiar cosas tales como “la historia de un dirigente estudiantil”, “cultura, costumbres, y tradiciones de la política universitaria”, y otros por el estilo. En este tipo de técnica “no estructurada”, además de la habilidad del investigador para “motivar” al entrevistado, es muy importante seleccionar adecuadamente al mismo o “informante clave”. Esta técnica tiene la dificultad que es mucho más prolongada en el tiempo y que no puede ser fácilmente aplicada a muchos casos haciendo imposible la generalización de resultados. Tiene la ventaja de que la información recogida en cada entrevista generalmente tiene una mayor riqueza y matices, además de aspectos novedosos o inesperados. En las entrevistas intensivas o semiestructuradas, donde ya se dispone de un esquema fijo previo pero sin estandarización de las preguntas, la secuencia de la formulación de las preguntas depende del entrevistador, que es libre de interrogar sobre cuestiones adicionales. Aquí el tema ya está semiorganizado previamente por el investigador, que sabe qué aspectos le interesan o hacia dónde debe dirigir las preguntas. Pero las preguntas mismas son de carácter abierto, siendo difícil para el investigador prever cuáles podrían llegar a ser las respuestas. Este tipo deentrevistas se usan con frecuencia en la fase preparatoria de una investigación que va a ser fuertemente estructurada, porque permite justamente tener acceso a posibles patrones de respuestas para los aspectos que nos interesa investigar. Las desventajas de este tipo de técnica derivan de lo engorroso de los procedimientos de registro y de clasificación, procesamiento y análisis de las respuestas, además de que tampoco se presta para la aplicación para muchos casos. Las ventajas son que proveen información no contemplada previamente que permitirán profundizar el conocimiento del fenómeno medianteel uso de otras técnicas más precisas y de aplicación más generalizada. En la encuesta estandarizada el cuestionario, la formulación y el orden de las preguntas están determinadas de antemano. Aquí el entrevistado dispone de menos espontaneidad pero esta técnica permite mayores grados de fiabilidad por la integridad y comparabilidad de las respuestas y la cuantificabilidad de los resultados. La mayor parte de las preguntas tienen alternativas fijas preestablecidas de respuesta. El encuestado se limita a elegir entre las opciones que le presenta el cuestionario. Ejemplos típicos: ¿Prefiere pasar sus vacaciones en el país o en el exterior?, ¿Cuál es su estado civil? Casado, soltero, separado, ¿Por quién votaría en las próximas elecciones?. Por AAA, por BBB, etc. b) De acuerdo al medio utilizado para la transmisión del cuestionario la encuesta puede ser: 1. oral y 2. escrita. En la encuesta oral el investigador dice el interrogatorio y anota o graba las contestaciones. En la encuesta escrita el entrevistado contesta por sí mismo el cuestionario de manera escrita y debe devolverlo al investigador o hacérselo llegar. La encuesta oral tiene la ventaja de una mucha mayor “captación” de respuesta: siempre es mayor la probabilidad de que alguien conteste una encuesta si es abordado personalmente en el momento. Tiene la desventaja de que son mucho más costosas e insumen mucho más tiempo de aplicación. Las encuestas autoadministradas generalmente tienen porcentajes mucho menores de captación de respuesta (para formularios enviados por correo con respuesta paga debe calcularse que el porcentaje de respuestas nunca va a ser mayor del 20%) pero son mucho más económicas y requieren mucho menos tiempo de realización. Una ventaja importante de la encuesta oral es que el encuestador puede tener control de la interpretación de la pregunta que hace el encuestado pudiendo introducir aclaraciones adicionales o explicaciones que en el cuestionario escrito autoadministrado no son posibles, generando posibles problemas de interpretación de los resultados. Ejemplo común de cuestionario autoadministrado son las pequeñas encuestas que los hoteles u otros establecimientos comerciales o de servicios a veces le solicitan que contesten los clientes respecto de su opinión sobre algunos aspectos del funcionamiento o los servicios prestados. c) De acuerdo a la definición de unidad del entrevistado las encuestas pueden ser: 1. con individuos, 2. con grupos. En la encuesta a los grupos, los integrantes del mismo contestan el cuestionario en forma conjunta. Este cuestionario puede ser escrito u oral. En este último caso la encuesta al grupo se asemeja a la discusión oral en función de algún tema preestablecido. Para algunos temas, donde los puntos de vista relevantes o las decisiones no recaen exclusivamente en cada individuo, puede ser conveniente la aplicación de encuestas generalmente semiestructuradas a colectivos. Por ejemplo: la incidencia de cada miembro del grupo familiar en la decisión sobre los gastos es un tema que se presta para una entrevista al grupo familiar. Cómo se decide en una agrupación estudiantil la participación en una asamblea, movilización de protesta, etc., también puede ser un buen tema para aplicar un instrumento de carácter colectivo. d) De acuerdo al criterio cronológico o al tipo de aplicación en el tiempo, la encuesta puede ser: 1. única, 2. de panel. La encuesta única consiste en un corte temporal transversal mientras que la de panel es un diseño o análisis longitudinal, es decir, mide en dos o más momentos distintos. El panel significa que se reitera el mismo cuestionario a las mismas personas a fin de detectar cambios o evolución en los aspectos estudiados. La encuesta única es una “fotografía instantánea” de las unidades de análisis. En cambio las encuestas en panel intentan ser una “película”. La aplicación de encuestas a paneles de encuestados es siempre dificultosa por factores de ubicabilidad y localización, pero puede ser recomendable cuando se quiere medir el efecto de determinada modificación sobre las conductas y las opiniones de los interesados. Por ejemplo: si queremos saber si las orientaciones políticas estudiantiles varían con los cambios dirigenciales en las conducciones, es recomendable el panel, es decir realizar la encuesta antes y después de los cambios. Recursos para la formulación de las preguntas En la unidad anterior habíamos señalado que la operacionalización hace referencia al modo o a la técnica de obtención de los datos o elementos empíricos. El cuestionario no es ni más ni menos que una manera de operacionalizar el problema que queremos estudiar. Es decir, el asunto reside aquí en cómo traducimos el problema de nuestra investigación al lenguaje del cuestionario que es diseñado para un determinado perfil de encuestados. Vamos a aclarar esto con un ejemplo. Supongamos que estamos investigando sobre la “conducción\liderazgo” y le tenemos que hacer preguntas a los dirigentes estudiantiles. No podríamos nosotros preguntar, por ejemplo, ¿dirige Ud. en forma autoritaria?, porque al no estar acotado el significado del concepto contenido en la pregunta nuestro interlocutor puede entender muy otra cosa que lo que nosotros entendemos y determinamos en el marco de la investigación que estamos llevando a cabo. Por lo tanto, una manera de formular operativamente la pregunta sería: ¿con qué frecuencia Ud. delega decisiones o consulta a sus representados: muy seguidamente, poco seguido, casi nunca?. Otra manera podría ser: ¿Le parecen importantes las opiniones de los estudiantes? Mucho, Algo o Poco. Luego de realizar varias preguntas de este tenor probablemente tengamos una aproximación aceptable a las formas de conducción de la dirigencia estudiantil. Asimismo, se le podría preguntar también a los mismos subordinados por diversos aspectos de su participación en las decisiones. Para llevar acabo de la mejor manera posible la traducción y operacionalización de los conceptos manejados en la investigación existe un conjunto de procedimientos prácticos sobre el modo que deberían ser formuladas las preguntas. En cuanto a la redacción de las preguntas, no deben estar éstas redactadas en una forma técnica o científica. Las preguntas deben tener en cuenta los usos del lenguaje y la terminología del encuestado, o mejor dicho, del grupo social, cultural, racial, de edad, etc. al que pertenece el encuestado. Muchas veces no es necesario que el encuestador utilice la “jerga” del encuestado, pero las preguntas deben estar redactadas de tal manera que el entrevistado las entienda de entrada en el mismo sentido en que quiere que las entienda el investigador. Hay ocasiones en que la encuesta se enfrenta con diversos ámbitos en lo referido al uso del lenguaje. Existen palabras que, según el ámbito donde circulan, tienen contenidos diferentes. O también, que palabras distintas en nuestro ámbito tengan en el ámbito del encuestado significaciones iguales. En general debe evitarse el tipo de formulación sugestiva o estereotipada. En la formulación sugestiva se induce al encuestado una respuesta. Por ejemplo, en una investigación sobre formas de gestión autoritaria de empresas o instituciones la pregunta formulada de la siguiente manera sería sugestiva: ¿No cree que hay que gritar un poco a los subordinados para llevar adelante la empresa\institución\organización?. Las formulaciones sugestivas están recomendadas sólo en el caso que se pretendan superar ciertas inhibiciones en las respuestas. Las formulaciones estereotipadas, como por ejemplo, “democracia interna”, “discusión horizontal”, “derechos humanos”, en preguntas dirigidas a miembros del círculo militar, harían perder el contenido racional para el encuestado generando en éste reacciones sin reflexión o meditación. Otros recursos para poner en práctica en el cuestionario es el de las preguntas abiertas y cerradas. Las preguntas abiertas no van acompañadas de ninguna alternativa preestablecida debiendo el interrogadoresponder libremente. Estas preguntas serán de utilidad en el caso de que un investigador sepa poco acerca del tema que está investigando. Las posibles respuestas con las que se encuentre no les son conocidas de antemano. Un ejemplo de pregunta abierta a un administrador de hotelería sería: ¿qué formas de participación considera que son las más eficaces? Las preguntas cerradas van acompañadas de una lista de alternativas las cuales se pueden encontrar en la pregunta misma o fuera de la pregunta. En la pregunta: ¿con qué frecuencia Ud. debe tomar decisiones en soledad o sin poder consultar con sus subordinados?: muy seguido, poco seguido o casi nunca, se encuentran las alternativas internas que el encuestado tiene como opciones para elegir. Es conveniente la mayoría de las veces, sino imprescindible, que las preguntas cerradas contemplen las alternativas del que no quiere contestar o dice no saber sobre lo que se le pregunta (el vulgarizado “No Sabe\No contesta”), aunque no suele ser conveniente leer estas alternativas de respuesta al encuestado. También suele ser recomendable incluir una alternativa “Otras” para el caso que el encuestado no encuentre en las alternativas fijas del cuestionario la respuesta propia que el considera aceptable. En este caso podría dejarse la posibilidad de anotar la aclaración del “otras” en un espacio libre del mismo formulario de registro del cuestionario. Las preguntas cerradas presentan ciertas ventajas respecto a la evaluación que del cuestionario haya que hacer posteriormente. Resulta más satisfactorio clasificar las respuestas a una pregunta cerrada que a una abierta en la medida que la heterogeneidad de las respuestas a las preguntas abiertas hace más costoso el trabajo de clasificación y codificación para agrupar las respuestas por similitudes. Por otra parte, las preguntas cerradas dan lugar a respuestas más fiables ya que la anotación que debe hacer el entrevistador está ya determinada de antemano. En cambio en las respuestas a las preguntas abiertas el encuestador debe ir anotando lo que escucha, proceso en el cual se puede ir perdiendo la literalidad de la respuesta. También está la posibilidad de preguntas que pueden tener una pluralidad de respuestas. Por ejemplo, cuando se interroga a un estudiante de ciencias sociales cuáles autores debe leer para aprobar Metodología, seguro la respuesta hará referencia a varios autores. O por ejemplo si se les pregunta por qué motivos eligieron la carrera de ciencias sociales la respuesta puede consistir en varios motivos. Cuando existen reservas o retraimientos en el encuestado pueden ponerse en práctica estrategias en la formulación de las preguntas para superar esos obstáculos, como por ejemplo requerir una respuesta general y no puntual, suavizar la seriedad de la pregunta o atenuarla, recurrir a un efecto de complicidad o de evidencia. Organización y elaboración del cuestionario Existen una serie de reglas prácticas para la elaboración de las preguntas y su organización en el formulario. En primer lugar, la duración de la entrevista\encuesta y la cantidad de preguntas de un cuestionario autoadministrado no debe ser exagerada. La bibliografía señala como una duración media aceptable de una encuesta no más de 30 minutos. La entrevista, por ser más distendida y menos estructurada, podría extenderse bastante más siempre y cuando logre mantener el interés del entrevistado, absolutamente necesario para la fiabilidad o valor de las respuestas. Para averiguar cuánto durará la entrevista o encuesta que supone el cuestionario que hemos diseñado se hace una serie de entrevistas de prueba, o “prueba piloto” que sirve de testeo del cuestionario y también para controlar todos los aspectos relacionados con la eficacia del instrumento diseñado (redacción adecuada y recepción de las preguntas, predisposición de los encuestados ante los temas, etc.). En segundo lugar, es muy importante la secuencia en que están formuladas las preguntas. El encuestado no responde a preguntas aisladas sino responde en función de las preguntas precedentes de la encuesta. Aquí se trata de amortiguar el efecto de ciertos temas evocados por las preguntas, es decir, de disminuir la expansión hacia otras preguntas que determinado tema despertó en el encuestado. En tercer lugar, se debe reducir el efecto consistencia en la respuesta del entrevistado, esto es, que el mismo conteste en consonancia con las preguntas anteriores porque descubre la relación temática entre las preguntas. Se ha planteado que para disminuir este riesgo se deben mezclar y distribuir las preguntas que refieran a una variable compleja aunque esto puede traer inconvenientes, ya que obliga al entrevistado a saltar de un tema a otro. Otro recurso existente para formular el cuestionario consiste en el embudo de preguntas, esto es, se empieza desde preguntas muy generales para pasar a preguntas particulares y específicas o viceversa, es decir, se pasa de preguntas específicas a generales. Siempre conviene dejar las preguntas más sensibles para cuando el encuestado haya “entrado en confianza” y no directamente de entrada. En el caso de cuestionarios autoadministrados rigen los mismos principios de organización del cuestionario, pero en este caso hay que hacer un esfuerza adicional de simplificación, claridad en las preguntas, y muy buena diagramación y nitidez del impreso. En todos los casos es imprescindible que la entrevista, la encuesta o el cuestionario comience con una presentación del encuestador, una mención del responsable de la investigación, de la institución que la está realizando, y de los propósitos que persigue. Si no se obtiene un mínimo de confianza o credibilidad de parte del entrevistado o encuestado difícilmente la cantidad y calidad de datos sea provechosa.
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