Descarga la aplicación para disfrutar aún más
Vista previa del material en texto
Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia Editores Luis Martí-Bonmatí Julio Sanjuán Arias Gracián García-Martí FA LT A C Ó D IG O uía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofreniag Luis Martí-Bonmatí Julio Sanjuán Arias Gracián García-Martí EditorES © 2012 EdikaMed, S.L. Josep Tarradellas, 52 - 08029 Barcelona www.edikamed.com ISBN: 978-84-7877-- Impreso por: Depósito legal: Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, la reproducción parcial o total de esta obra. Cualquier forma de reproducción, distribución, comu- nicación pública o transformación sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a EdikaMed S.L., o a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar, escanear o hacer copias digitales de algún fragmento de esta obra. relación de autoresa Luis Martí-Bonmatí Director del Área de Imagen Médica Hospital Universitario y Politéc- nico La Fe. Valencia Profesor de Radiología. Departa- mento de Medicina Universitat de Valencia Jefe del Servicio de Radiología Hospital Quirón. Valencia. Miembro del Research Commit- tee de la Sociedad Europea de Radiología (ESR) Julio Sanjuán Arias Profesor Titular de Psiquiatría Facultad de Medicina Universidad de Valencia Investigador en «Neuropsicolo- gía y Genética de la Psicosis» Coordinador del Área de Esqui- zofrenia. Centro de Investiga- ción Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) Hospital Clínico Universitario de Valencia (INCLIVA) Gracián García Martí Doctor Ingeniero Informático Servicio de Radiología Hospital Quirón. Valencia Investigador en «Análisis de neuropatologías y cuantifica- ción de marcadores biológicos asociados a procesos de neu- rodegeneración y atrofia cere- bral» Centro de Investigación Biomé- dica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) au to tr es Editores Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia página iV Eduardo Jesús Aguilar García- iturrospe Profesor Titular de Psiquiatría Universidad de Valencia. Hospital Clínico Universitario de Valencia Centro de Investigación Bio- médica en Salud Mental (CIBER- SAM). Valencia Ángel Alberich Bayarri Servicio de Radiología Hospital Quirón de Valencia María de la iglesia Vayá Centro de Excelencia en Imagen Biomédica (CEIB). Valencia Gracián García-Martí Centro de Investigación Bio- médica en Salud Mental (CIBER- SAM). Valencia Servicio de Radiología. Hospital Quirón de Valencia Luis Martí-Bonmatí Área de Imagen Médica. Hospital Universitario y Politéc- nico La Fe. Valencia Profesor de Radiología Universidad de Valencia Servicio de Radiología Hospital Quirón. Valencia Radiología Departamento de Medicina Universidad de Valencia Julio Sanjuán Arias Centro de Investigación Bio- médica en Red de Salud Mental (CIBERSAM) Universidad de Valencia Hospital Clínico Universitario de Valencia Carlos Pérez Castillo Servicio de Radiología Hospital Quirón. Valencia Amparo Pomar Nadal Servicio de Radiología Hospital Quirón. Valencia roberto Sanz requena Servicio de Radiología Hospital Quirón. Valencia Autores í introducción . . . . . ViiNeuroimagen y esquizofrenia: de la investigación a la práctica clínica Julio Sanjuán Arias Capítulo 1 . . . . . . 1 Biomarcadores de neuroimagen Luis Martí-Bonmatí Capítulo 2 . . . . . . 7 Técnicas morfológicas Gracián García-Martí Capítulo 3 . . . . . . 11 Técnicas funcionales Gracián García-Martí Capítulo 4 . . . . . . 17 Conectividad anatómica Ángel Alberich Bayarri Capítulo 5 . . . . . . 21 Conectividad funcional María de la Iglesia Vayá Capítulo 6 . . . . . . 27 Conectividad efectiva María de la Iglesia Vayá Capítulo 7 . . . . . . 31 Informe estructurado y flujo de integración clínica Amparo Pomar Nadal, Carlos Pérez Castillo, Roberto Sanz Requena Capítulo 8 . . . . . . 37 Biomarcadores de neuroimagen para la respuesta al tratamiento en la práctica clínica Eduardo Jesús Aguilar García- Iturrospe Epílogo . . . . . . . 43 ¿Cuándo se debe pedir un estudio de neuroimagen? Julio Sanjuán Arias ín di ce Neuroimagen y esquizofrenia: de la investigación a la práctica clínica i Desde que en 1919 Emil Krae- pelin acuñó el término de de- mentia praecox, que fue pos- teriormente rebautizado, con éxito, por Eugen Bleuler como esquizofrenia, la búsqueda de la alteración cerebral de este trastorno ha sido uno de los mayores objetivos de toda la investigación en psiquiatría. Este anhelo de encontrar la al- teración cerebral en la esqui- zofrenia constituye uno de los problemas más escurridizos de toda la investigación en neuro- ciencias. La cuestión esencial que hay que tratar de res- ponder es: ¿por qué a pesar de la mul- titud de investi- gaciones, utili- zando las más sofisticadas técnicas de neuro ima- gen (más de 2.300 publica- ciones según el ISI Web of Knowledge), todavía no hemos conseguido marcadores que tengan la suficiente validez y especificidad para ser utilizados de forma rutinaria en la práctica clínica? Para tratar de responder a esta pregunta, en este capítulo tene- mos tres objetivos; a) presen- tar, de forma crítica, un breve resumen de los hallazgos que pueden tener más posibilidades de ser implementados en la práctica clínica (omitiendo los que se refieren a la utilización de la neuroimagen como pre- dicción de la respuesta al trata- miento, que se tratan específi- camente en el último capítulo de este volumen); b) presentar las posibles razones metodoló- gicas de esta distancia entre la investigación y el diagnóstico clínico, y c) señalar las posibles Julio Sanjuán Arias in tr od uc ci ón Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia página Viii líneas futuras de investigación para avanzar en este campo. Las principales técnicas de neu- roimagen que se han utilizado en la esquizofrenia aparecen resumidas en la tabla 1. ¿dónde está la lesión? Hallazgos estructurales en esquizofrenia Aunque ya Huber, en 1957, fue el primero en señalar por me- dio de los estudios pneumoen- cefalográficos que los pacientes con esquizofrenia presentaban un aumento de los ventrículos laterales, fue sin duda el tra- bajo de Eve C. Johnstone y co- laboradores, en 1976, utilizan- do la técnica de la tomografía computarizada (TC) por primera vez en estos pacientes, el que despertó mayor interés; en este estudio se confirmó que en un subgrupo aparecía una dilatación de los ventrículos laterales. Multitud de estudios posteriores, tanto con TC como con resonancia magnética (RM), han confirmado que alrededor de un 20-30% de los pa- cientes con esquizo- frenia muestran una disminución global del tamaño cerebral, tanto de sustancia gris como de sustancia blanca, y un aumento de los ventrículos. En los estudios longitudinales se ha puesto de manifiesto que dicha atrofia es previa a la apa- rición clínica del primer episo- dio psicótico y que, en general, permanece estática con el paso del tiempo. En estadios agu- dos, la atrofia es más marcada en el hipocampo, el tálamo, la amígdala, la ínsula y el cíngulo anterior (Ellison-Wright et al., 2008). En pacientes crónicos, el córtex prefrontal dorsolateral y el lóbulo temporal izquierdo parecen ser las regiones más afectadas. Algunos de estos hallazgos, como la disminución del hipocampo, aparecen tam- bién en los familiares (sugirien- do un componente hereditario). Es controvertido el papel que desempeña el empleo crónico de antipsicóticos en estos ha- llazgos (Olabi et al., 2011). ¿dónde está la disfunción? Hallazgos funcionales en esquizofrenia Como se puede observar en la figura 1, lastécnicas funciona- les no sólo difieren en qué es lo que miden sino en que la re- solución espacial y temporal es también muy variable. El electroencefalograma fue durante muchos años la única técnica disponible no invasiva, sin que aportara hallazgos sig- nificativos. El registro electro- encefalográfico sufrió un salto cualitativo con los sistemas de análisis computarizados. En es- Técnica Función Tomografía computarizada Análisis anatómico estructural Resonancia magnética Análisis anatómico estructural Electroencefalograma Actividad bioeléctrica Magnetoencefalograma Actividad electromagnética Espectroscopia Niveles de metabolitos Resonancia magnética funcional Flujo sanguíneo cerebral Tomografía por emisión de positrones Flujo sanguíneo cerebral, ocupación receptorial tabla 1 . Técnicas de neuroimagen Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia página iX tos momentos, la reducción en los cambios en la sincroniza- ción de la frecuencia gamma y las alteraciones de potencia- les evocados onda P50 y P300 constituyen quizás los hallaz- gos más relevantes (Cho et al., 2006). Las ventajas de las técnicas electroencefalográficas son el bajo coste, la buena resolución temporal, la posibilidad de mo- nitorización continua y la posi- bilidad de correlación con mo- delos animales de predicción farmacológica. Las principales limitaciones son la mala resolu- ción espacial y la imposibilidad de registro de la actividad eléc- trica profunda. La tomografía por emisión de positrones demostró por prime- ra vez en pacientes esquizofré- nicos crónicos una hipoactiva- ción del lóbulo prefrontal; pero quizás el hallazgo más relevan- te fue la posibilidad de predecir la respuesta al tratamiento an- tipsicótico por el nivel de ocu- pación receptorial dopaminér- gico (Meyer-Lindenberg, 2010). La principal ventaja de esta téc- nica es la posibilidad de ver el nivel de ocupación de recepto- res y su utilización en el diseño de nuevas moléculas. Las des- ventajas son el alto coste y su elevada resolución temporal y espacial. La resonancia magnética fun- cional es, en estos momentos, la prueba más utilizada para estudios de función cerebral en esquizofrenia. Los resulta- dos varían considerablemente, según el tipo de paradigma de activación utilizado y el tipo de muestra. Tomados en conjunto, podemos decir que se han de- terminado déficits en los circui- tos implicados en la memoria de trabajo, en la memoria episódi- ca, en la respuesta emocional y en la cognición social, encon- trando tanto hiper como hipoac- tivación, según el momento de la enfermedad y el tipo de pa- radigma (Sanjuán et al., 2007). Problemas metodológicos Dando por hecho que existe una alteración cerebral en los pacientes que denominamos esquizofrénicos, la principal conclusión de los hallazgos mencionados es que dicha al- teración es muy sutil y muy variable, y no es comparable a la lesión indiscutible que en- contramos en otras patologías cerebrales. Además de esta sutileza, en la lesión-disfunción hay varios problemas metodológicos que explican la dificultad que han tenido estos hallazgos para ser útiles en la práctica clínica. El primer problema es que se ba- san en análisis estadísticos de «medias de grupo», y lo que el clínico quiere saber es si un marcador determinado, en un paciente concreto, le puede ayudar en el diagnóstico y, por tanto, en el tratamiento. Los hallazgos que hemos mencio- nado se refieren a diferencias grupales, pero hay mucho so- lapamiento entre los sujetos normales y los enfermos, por lo que su valor predictivo es toda- vía limitado. El segundo gran problema es el de la heterogeneidad clíni- ca: lo que denomina- mos esquizofrenia es, con mucha probabilidad, un conjunto de dis- Figura 1 . Resolución espacial y temporal de diferentes técnicas fun- cionales de neuroimagen. Modificado de Meyer-Lindenberg, 2010. Milisegundos Segundos Minutos Horas Días Resolución temporal EEG Y MEG RMF PETResolución espacial (mm) 4 3 2 1 0 Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia página X funciones cerebrales que, por diferentes vías, confluyen en un fenotipo clínico similar. El tercer problema es que hay muchas variables de confusión que pueden estar contaminan- do los resultados. Nos referimos al efecto de la medicación, al momento de la enfermedad (agudo o crónico), a la edad de los pacientes y a la comorbili- dad, con abuso de sustancias o con otras patologías. Por último, están las propias li- mitaciones de las técnicas que ya hemos mencionado. Líneas futuras Para superar los problemas meto- dológicos, hemos de tener en cuen- ta las siguientes consideraciones: • Necesitamos muestras homo- géneas, probablemente basa- das más en síntomas clínicos que en agrupaciones sindrómi- cas. Creemos que, por ejemplo, centrarnos en las alucinaciones y no en la esquizofrenia puede ser una buena alternativa. • Necesitamos a pacientes que constituyan fenotipos extre- mos. Dado que hay un claro solapamiento dimensional con sujetos normales, cuanto más alejados estén los pa- cientes de esta normalidad más posibilidades tendremos de encontrar hallazgos espe- cíficos. • Necesitamos realizar estu- dios longitudinales en pri- meros episodios, recogiendo siempre que sea posible da- tos de los pacientes antes de tomar medicación. • Necesitamos combinar dife- rentes técnicas para poder superar las limitaciones que ofrecen cada una de ellas por separado en resolución tem- poral y espacial. referencias Bleuler E. Dementia praecox or the group of schizophrenias. New York: In- ternational Universities Press; 1950. Cho RY, Konecky RO, Carter CS. Im- pairments in frontal cortical gamma synchrony and cognitive control in schizophrenia. Proc Natl Acad Sci USA. 2006;103:19878-83. Ellison-Wright I, Glahn DC, Laird AR, Thelen SM, Bullmore E. The anatomy of first-episode and chronic schizo- phrenia: an anatomical likelihood esti- mation meta-analysis. Am J Psychiatry. 2008;165:1015-23. Huber G. Die coenästhetische Schi- zophrenie. Fortschr Neurol Psychiatr. 1957;25:491-520. Johnstone EC, Crow TJ, Frith CD, Husband J, Kreel L. Cerebral ventricular size and cognitive impairment in chronic schizo- phrenia. Lancet. 1976;2(7992):924-6. Kraepelin E. Dementia praecox and pa- raphrenia. Edinburgh: Livingston; 1919. Meyer-Lindenberg A. From maps to mechanisms through neuroimaging of schizophrenia. Nature. 2010;468: 194-202. Olabi B, Ellison-Wright I, McIntosh AM, Wood SJ, Bullmore E, Lawrie SM. Are there progressive brain changes in schi- zophrenia? A meta-analysis of structural magnetic resonance imaging studies. Biol Psychiatry. 2011;70:88-96. Sanjuán J, Lull JJ, Aguilar EJ, Martí-Bon- matí L, Moratal D, González JC, et al. Emotional words induce enhanced brain activity in schizophrenic patients with auditory hallucinations. Psychiatry Res. 2007;154:21-9. Uchida H, Takeuchi H, Graff-Guerrero A, Suzuki T, Watanabe K, Mamo DC. Dopamine D2 receptor occupancy and clinical effects: a systematic review and pooled analysis. J Clin Psychopharma- col. 2011;31:497-502. Biomarcadores de neuroimagen1 introducción En su concepción clásica, la me- dicina busca en un sujeto in- terpretar los signos y síntomas para clasificar su enfermedad y planificar el tratamiento más adecuado. Sin embargo, esta aproximación tradicional está sujeta a varias fuentes de error. Por un lado, la presentación clínica y florida de un proceso nosológico puede ser tardía en su curso, cuando las posibilida- des de tratamiento son meno- res y ya ha habido una pérdi- da importante de tiempo y de calidad de vida. Debemos pues aproximarnos a una medicina precoz en la que las alteracio- nes se diagnostican antes de quesean irrecuperables y estén muy avanzadas. Además, la expresión de una en- fermedad es diferente en cada suje- to y debe conocerse para cada individuo cuál es su afectación en evolución y gravedad de for- ma individualizada y no simple- mente genérica. Por otro lado, la observación subjetiva de unos síntomas tiene una impor- tancia indudable, pero la medi- ción objetiva y precisa de una situación puede reflejar mucho mejor el estado de la anorma- lidad en un sujeto dado, permi- tiendo la comparación con otros sujetos y la estratificación de la expresión de la enfermedad. Ésta es la base de la medicina personalizada y de precisión. Hay que reconocer también que los paradigmas clásicos de la enfermedad están cambiando y que los nuevos conocimien- tos biomédicos y funcionales deben hacernos críticos con los patrones de referencia cono- cidos, a la par que científica- mente abiertos hacia otras con- cepciones etiopatogénicas de la enfermedad. Por último, es posible que la imagen médica pueda permitir el conocimiento de los mecanismos estructura- Luis Martí-Bonmatí ca pí tu lo Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia página 2 les y biológicos de la enferme- dad mediante la aplicación a las imágenes obtenidas con los equipos actuales de modelados computacionales basados en la ingeniería biomédica. Puede afirmarse que, gracias a la imagen médica, los diagnós- ticos son cada vez más certeros, rápidos y seguros, demostrando la presencia de numerosas en- fermedades sin riesgos para los pacientes. El campo de la esqui- zofrenia está abriéndose poco a poco a la imagen médica. Es de enorme interés seleccionar aquellos cambios fenotípicos que nos permitan identificar los factores que predisponen a desarrollar la enfermedad para prevenirla y diagnosticarla tem- pranamente, permitiendo un tratamiento curativo eficaz y un seguimiento de la eficacia terapéutica. La imagen médica tendrá éxito en la esquizofrenia si consigue demostrar, precoz- mente y con suficiente preci- sión, estos cambios fenotípicos en un sujeto determinado de una forma fiable y reproducible. Hoy en día existen diversos pro- cesos estructurales, funcionales y biológicos que pueden medir- se para conocer la situación pre- cisa de una lesión y así adecuar el tratamiento de forma indivi- dualizada. En este sentido, se reconoce que los biomarcadores de imagen son suficientemente versátiles y que tienen bastante resolución espacial, temporal y funcional como para liderar, junto con otras fuentes «ómicas» de información, una nueva concepción de las enfer- medades mentales (Linden y Thome, 2011). ¿Cómo se puede ver la expre- sión fenotípica foco de nuestro interés en un sujeto con po- sibilidad de padecer esquizo- frenia? Mediante el control de las imágenes digitales que se adquieren en todos los hospita- les (principalmente resonancia magnética, RM) y su posterior manipulación computacional, se pueden reconstruir con ordena- dores diversas propiedades de los tejidos y demostrarlas me- diante biomarcadores de ima- gen. El desarrollo y validación de estos biomarcadores es un proceso estructurado en el que deben establecerse las propie- dades básicas de la adquisición de la imagen, el procesado del biomarcador y su razón de ser como expresión de un proceso biológico o un criterio de valida- ción clínica final (fig. 1) (Martí- Bonmatí et al., 2011). Veamos qué entendemos por biomarca- dores. Un biomarcador es una caracte- rística que puede medirse obje- tivamente y que se relaciona y expresa con un proceso biológi- co, una anormalidad patológica o una respuesta al tratamiento (Biomarkers Definition Working Groups, 2001; European Society of Radiology, 2010). Estas carac- terísticas deben facilitar el diag- nóstico precoz, la valoración del grado de progresión y de agresi- vidad en la expresión y en el se- guimiento del éxito terapéutico. Las medidas pueden obtenerse del análisis de muestras del pa- ciente, como la genómica o pro- teómica, o de sus imágenes del órgano de interés. Estos últimos biomarcadores de imagen pue- den considerarse como biopsias virtuales, en las que, de una forma no invasiva, se extraen y visualizan diversas propiedades, las cuales pueden mostrarse como variables numéricas o bien resueltas en espacio y tiempo (con información de su localiza- ción y su evolución) mediante imágenes paramétricas (fig. 2) (Martí-Bonmatí et al., 2011). desarrollo de un biomarcador de imagen Para ser útil, un biomarcador debe expresar una realidad bioló- gica (estructural, funcional, mo- lecular) que sea relevante para la esquizofrenia, relacionada con su proceso evolutivo o modifica- ble con el tratamiento. Además, debe ser fácil de obtener, barato, reproducible, preciso, sensible y específico (European Society of Radiology, 2010). El paso más importante es la definición del concepto bioló- gico que queremos analizar, su relación con la progresión de la enfermedad (prueba de con- cepto) y el efecto del tratamien- to (prueba de mecanismo). El biomarcador debe relacionarse Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia página 3 en magnitud y dirección con el proceso que evalúa la enferme- dad y el tratamiento. Un biomarcador puede extraer- se de todas las fuentes de imá- genes médicas. Para el estudio del sistema nervioso central (SNC), la mejor exploración de imagen es la RM, por su capaci- dad de obtener información de múltiples procesos morfológi- cos, funcionales y bioquímicos. Cuando se define el proceso relevante que se desea evaluar, debe analizarse cuál es la forma más adecuada de hacerlo con la tecnología actual de adquisición y procesado de imágenes. Ésta es la base de los siguientes ca- pítulos. En la adquisición deben obte- nerse imágenes potenciadas adecuadamente para desvelar el proceso que se desea estu- diar (p. ej., imágenes potencia- das en T2* para obtener mapas de la distribución regional de hierro como marcador de neurodegeneración), con la mejor calidad posible, entendi- da ésta como la mayor relación señal-ruido y Fuentes de error Sesgos de normalidad Prueba de concepto Prueba de mecanismo RSR-RCR Cobertura anatómica Resolución espacial Resolución temporal Ausencia de artefactos Reproducibilidad Adquisición de imágenes Corregistración Filtros de ruido Segmentación Normalización Procesado de los datos originales Volumen y forma Topología Propiedades físicas Propiedades químicas Propiedades biológicas Propiedades funcionales Propiedades mecánicas Multivariante: agrupamientos Promedio del histograma Análisis y modelado de la señal Parametrización unimultivariante Medidas Prueba de principio Innovación Prueba de eficacia y efectividad Figura 1 . Pasos de importancia en el desarrollo e implementación de biomarcadores de imagen en la es- quizofrenia. Modificado de Martí-Bonmatí L, Alberich Bayarri A, García-Martí G. Biomarcadores de imagen, imagen cuantitativa y bioingeniería. Radiología. 2011. Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia página 4 contraste-ruido, menor tama- ño de vóxel (mayor resolución espacial), máxima cobertura anatómica (de todo el SNC), en el menor tiempo posible (minimizar el movi- miento y el coste por ocupación de equipo) y con las mayores garantías de reproducibilidad. Si las imá- genes no son las adecuadas es imposible extraer un biomar- cador útil. De estos aspectos, la reproducibilidad de todo el proceso es imprescindible para minimizar los sesgos en adqui- sición. Si se mantienen fijas las condiciones de las secuencias de pulso, las imágenes deben poder reconstruirse sin variacio- nes significativas en un mismo paciente estudiadoen tiempos diferentes pero cercanos y con equipos distintos. La estandari- zación del proceso de adquisi- ción de imágenes y su proce- sado y modulado posteriores implican que deben emplearse parámetros similares entre di- Imágenes fuente: 103 Figura 2 . La creación de biomarcadores de imagen multivariante (mP) se define mediante el ajuste de la influencia de las diferentes variables extraídas de las imágenes fuente (IF) como mapas paramétricos (P) en la probabilidad de desarrollar un incidente (explicarlo o predecirlo). Modificado de Martí-Bonmatí, L, Alberich Bayarri A, García-Martí G. Biomarcadores de imagen, imagen cuantitativa y bioingeniería. Radiología. 2012. IF1 mP1 Imágenes paramétricas: 102 Imágenes multiparamétricas: 101 Modelado computacional Modelado estadístico IF2 IF3 IFn... P2 P3 P1 Pn... Relevancia: variable clínica final Redundancia: datos Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia página 5 ferentes equipos y plataformas de computación para que el resultado de la medida no se vea afectado por estos factores. Esta estandarización y valida- ción de la reproducibilidad en adquisición es ineludible antes de comenzar cualquier estudio clínico con biomarcadores, y re- quiere de calibraciones periódi- cas y controles de calidad en los equipos de RM. Una vez adquiridas, las imáge- nes deben prepararse para op- timizar el proceso posterior de modelado computacional. La preparación de todo este vo- lumen de datos se puede rea- lizar en varios aspectos, pero cuidando siempre de no modi- ficar los datos principales, que se usarán posteriormente en el modelado. Así, puede me- jorarse la relación señal-ruido mediante filtros de reducción de señales no deseadas; puede mejorarse la resolución espacial para evitar efectos de volumen parcial mediante técnicas de suprarresolución por interpola- ción; debe garantizarse, en las imágenes donde se adquieran múltiples series temporales (p. ej., como en los estudios de RM funcional), la coherencia espa- cial de cada vóxel (que siem- pre representa la misma loca- lización en el sujeto) mediante corregistración; asimismo, debe asegurarse que se controlan las variaciones y oscilaciones de la señal mediante correcciones de inhomogeneidad de campo magnético regional. Puede ser conveniente, además, limitar el área de estudio al volumen de interés para mejorar la re- presentación final y acortar el tiempo de cálculo, eliminando lo superfluo, como el cráneo y el líquido cefalorraquídeo, me- diante técnicas de segmenta- ción. Por último, en ocasiones puede ser necesaria la norma- lización de los datos a un refe- rente (p. ej., tanto en volumen como en los estudios de morfo- metría donde se corregistran las imágenes en una plantilla de referencia como en señal en los estudios de espectroscopia ce- rebral) que permita la compara- ción de datos dada la ausencia de unidades en RM. Una vez preparadas, debe ana- lizarse y modelarse la señal di- gital de las imágenes median- te procesos computacionales adecuados. Así, disponemos de métodos adecuados para cal- cular el volumen y la forma de la sustancia gris, su topología, y algunas de sus propiedades físicas (como los tiempos de relajación T2*), químicas (como la concentración de N-acetil- aspartato por espectroscopia), biológicas (como la estructura fascicular de la sustancia blanca mediante técnicas de tensor de difusión) y funcionales (como el consumo local de oxígeno BOLD, blood oxigenation level dependent, asociado a una acti- vidad cognitiva). Las imágenes paramétricas permiten visuali- zar la distribución de estos pa- rámetros en el SNC. Para medir las variaciones de estos biomarcadores deben ex- traerse los vóxeles estadística- mente considerados como di- ferentes frente a la población general (estudios de situación) o frente al estado previo del sujeto (estudios evolutivos). Esta selección puede definirse mediante sus estadísticos des- criptores (media, desviación estándar) o mediante medidas de dispersión (como la curtosis y el histograma). La limitación en expresión del biomarcador a las áreas diferencialmente anómalas facilita la compren- sión de la anomalía, su locali- zación, su extensión y su grado de progresión. Hasta ahora hemos visto el pro- ceso de extraer información re- levante mediante la creación de imágenes paramétricas de bio- marcadores. Existe la posibili- dad de combinar varios de estos biomarcadores para maximizar la eficacia diagnóstica frente al empleo de sólo uno de ellos. En esta aproximación, el brillo del píxel en la imagen multipara- métrica es proporcional al va- lor de la función multivariante y puede ser más útil para mi- nimizar los resultados espurios y maximizar la relevancia de las imágenes multiparamétricas, obtenidas tras la aplicación de un modelado combinatorio so- bre las imágenes paramétricas. Con ello se consigue asimismo disminuir la redundancia de la información para resaltar sólo los resultados más rela- cionados con la en- fermedad. ¿Qué hacemos ahora que tene- Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia página 6 mos un posible biomarcador de imagen? El siguiente paso indispensable es su validación en una serie piloto de sujetos y pacientes que nos permita co- nocer la validez práctica de la idea inicial (prueba de concepto y mecanismo) en un marco clí- nico con sus sesgos específicos. Entre éstos es necesario con- trolar la precisión de la medida (su variación en el tiempo y la influencia de parámetros como el tipo de equipo de RM) y los sesgos de normalidad (la varia- ción de la medida con la edad, el sexo y otras variables po- blacionales que se consideren como de confusión). En series más amplias debe validarse la eficacia, considerada como la medición controlada, reprodu- cible y precisa del biomarcador, y su efectividad en condiciones habituales de uso. Uno de los principales problemas en su validación es la definición del patrón de referencia, ya que los biomarcadores se obtienen in vivo y se relacionan indirecta- mente de forma subrogada con el proceso biológico que pre- tenden medir. Parece adecuado considerar sólo los estudios de validación realizados mediante experimentación animal y prin- cipalmente los basados en los objetivos clínicos finales (clini- cal endpoints) que se conside- ren más adecuados. Para que sea útil, la información generada por el biomarcador debe llegar además al entorno clínico y de investigación. Me- diante los informes estructura- dos (dicom structured repor- ting, DSR) podremos definir las estructuras de datos (paciente, episodio, imágenes derivadas de biomarcadores y medidas) y también su sistema de al- macenamiento, consulta, recu- peración, análisis estadístico y transferencia en el entorno hos- pitalario. Este tipo de informes será un paso obligado que per- mitirá compartir la información de los pacientes psiquiátricos entre los distintos profesionales de una manera estructurada, garantizando la mínima variabi- lidad de los criterios diagnósti- cos y de seguimiento longitudi- nal de la enfermedad. referencias Biomarkers Definitions Working Group. Biomarkers and surrogate endpoints: preferred definitions and conceptual framework. Clin Pharmacol Ther. 2001; 69:89-95. European Society of Radiology (ESR). Van Beers B, Cuenod CA, Martí-Bonmatí L, et al. White paper on imaging bio- markers. Insights Imaging. 2010;1:42-5. Linden D, Thome J. Modern neuroima- ging in psychiatry: towards the integra- tion of functional and molecular infor- mation. World J Biol Psychiatry. 2011; Suppl 1:6-10. Martí-Bonmatí L, Alberich-Bayarri A, García-Martí G. Biomarcadores de ima- gen, imagen cuantitativa y bioingenie- ría.Radiología. 2012. técnicas morfológicas2 introducción En la última década se han de- sarrollado distintas técnicas de neuroimagen estructural que permiten una monitorización in vivo de las diferentes estruc- turas anatómicas del cerebro, abriendo nuevos caminos en el estudio de los diversos trastor- nos mentales y enfermedades psiquiátricas que afectan al sis- tema nervioso central (SNC). Estas metodologías se basan en adquirir y reconstruir con alta definición las diferentes estruc- turas cerebrales, expresarlas di- gitalmente mediante modelos matemáticos y aplicar técnicas cuantitativas que obten- gan información del sustrato biológi- co y sus cam- bios y alte- raciones. Pese a que cada vez exis- te más dispo- nibilidad de este tipo de técnicas para los profe- sionales de la psiquiatría, a día de hoy sigue existiendo una bre- cha importante para su aplica- ción clínica rutinaria, debido, entre otros factores, a la consi- deración clásica de estas en- fermedades como una relación compleja entre diferentes facto- res fisiopatológicos (cuerpo) y el comportamiento final del pacien- te (mente). Pese a estas limita- ciones, muchos psiquiatras tra- bajan conjuntamente en equipos multidisciplinares para asociar los diferentes síntomas y fenotipos que observan en sus pacientes con determinadas alteraciones específicas del cerebro. En este contexto, la esquizofre- nia ha protagonizado un gran número de trabajos de inves- tigación en neuroimagen es- tructural (Job et al., 2001; Ku- bicki et al., 2002; Kawasaki et al., 2004; Neckelmann et al., 2006; García-Martí et al., 2008; Meisenzahl et al., 2008), aun- que aún quedan muchos inte- rrogantes abiertos, por lo que Gracián García-Martí ca pí tu lo Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia página 8 se necesitan más estudios con muestras homogéneas que per- mitan aclarar más datos sobre las causas y las implicaciones de la enfermedad. En este ca- pítulo se abordan los hallazgos más importantes que se han producido, así como las princi- pales técnicas disponibles para tratar esta problemática. Morfometría y esquizofrenia Es bien conocido que la esquizo- frenia se caracteriza por produ- cir, en grado variable, distorsión en los pensamientos y en la percepción del entorno con al- teraciones emocionales, cogni- tivas y conductuales. Esta hete- rogeneidad clínica hace que la definición de la enfermedad y la multitud de factores que influ- yen en ella, destacando espe- cialmente los factores genéticos y ambientales, dificulten su ca- talogación y estratificación. La esquizofrenia no se caracteriza además por la presencia de al- gún marcador neuropatológico, como placas desmielinizantes o cuerpos de Lewy, y tampoco aparecen indicadores de muer- te neuronal como la gliosis. Esta situación de dificultad diagnóstica y variabilidad biológica ha dificulta- do los esfuerzos de muchos grupos de investigación a lo largo de la historia reciente. Así pues, diferentes estudios post mortem, o tam- bién realizados in vivo con téc- nicas de tomografía computari- zada (TC), han demostrado que los pacientes con esquizofrenia presentan cambios en la fisio- nomía y la arquitectura de dife- rentes áreas cerebrales (Brown et al., 1986). En esta línea, la aparición de las técnicas de morfometría cere- bral por resonancia magnética (RM) ha ampliado el conoci- miento sobre determinadas va- riaciones locales de tejidos que puedan estar causadas por la presencia de la enfermedad. De manera práctica, se detallan a continuación algunos aspectos que deberían tomarse en con- sideración a la hora de plantear los citados estudios morfomé- tricos. tipos y alcance de los métodos morfométricos para el estudio de la esquizofrenia Los estudios de morfometría más básicos que se pueden rea- lizar cuando se dispone de una hipótesis a priori del área que se desea analizar son los deno- minados análisis por «regiones de interés» (region of interest, ROI) (Filipek et al., 1989). La principal ventaja de este méto- do es la precisión anatómica de las medidas por regiones que se adaptan a la topología y a la forma de cada paciente. La apli- cación concreta de los análisis por ROI ha determinado que: • En pacientes con esquizofre- nia se ha visto que el volu- men y la longitud del encé- falo presentan una reducción del 5% frente a los sujetos control (Brown et al., 1986). • El volumen hipocampal y de los segmentos hipocámpicos, además de la amígdala y la circunvolución dentada, pre- sentan reducciones significa- tivas frente a la normalidad (Brown et al., 1986). • En estos pacientes, la vo- lumetría de las estructuras temporales es inferior a lo normal en un 20-30% (Bo- gerts et al., 1990). Pese a que este tipo de técnicas es el que se ha utilizado fun- damentalmente desde que se dispone de equipos de imagen de TC y RM, su empleo conlle- va algunas limitaciones, como la elevada variabilidad inter e intra-usuario, la reducida repro- ducibilidad o la necesidad de utilizar tamaños de muestras relativamente pequeños. Para minimizar estas limitacio- nes, existen métodos morfo- métricos semiautomáticos que incorporan un tratamiento re- producible y capaz de realizar análisis exploratorios sobre todo el cerebro sin necesidad de es- tudiar una única región en par- ticular. Entre estas técnicas, des- tacan los métodos basados en campos de deformación (defor- mation based morphometry, DBM) (Gaser et al., 2001), los basados en tensores (tensor ba- sed morphometry, TBM) (Kipps et al., 2005), los basados en re- Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia página 9 gistro difeomórfico (Ashburner, 2007) y los métodos basados en vóxel (voxel based morpho- metry, VBM) (fig. 1) (Ashburner y Friston, 2000). Estas metodo- logías son, por lo general, de libre distribución y pueden apli- carse en el estudio de cualquier enfermedad que pueda afectar al SNC, siempre y cuando se di- señen estudios robustos y sin sesgos metodológicos o estadís- ticos. Los mapas que muestran estas reducciones se colorean según el valor estadístico que representan (estadísticos T, F, valores p) y se superponen so- bre imágenes de alta resolución que ayudan a analizar la región afectada de manera visual. Selección de la muestra, variables estadísticas y sesgos Uno de los aspectos más descon- certantes a la hora de revisar la literatura médica de los métodos morfométricos en el estudio de la esquizofrenia es la gran hete- rogeneidad de resultados. En ge- neral, esta variabilidad responde a una mezcla entre variabilidad clínica y diferentes parámetros dentro de los propios métodos de medida. Las metodologías se de- nominan semiautomáticas, por- que, a pesar del procesamiento íntegro de todo el volumen cere- bral, existen una serie de valores que deben ajustarse en función de los datos. Estos parámetros condicionan en muchos casos las variables de salida del método y, por tanto, resulta fundamental su control a fin de interpretar de manera fiable los resultados. Al- gunos pasos que pueden influir son los procesos de normaliza- ción (estandarización de los da- tos a una referencia común para facilitar un análisis de diferentes individuos), la segmentación (se- paración de las imágenes en los diferentes tejidos que la compo- nen) y el suavizado (filtrado de las imágenes que aumenta la relación señal a ruido y minimiza las diferencias inter-sujeto). Por tanto, para una interpretación correcta de los trabajos científi- cos, todos estos pasos deben ser estudiados con precisión a fin de evitar sesgos interpretativos. Paralelamente, otro aspecto cru- cial es el planteamiento y la definición de los modelos esta- dísticos. Una vez procesadoslos datos, éstos deben analizarse utilizando una aproximación es- tadística adecuada, que será di- ferente en función de cada estu- dio (análisis de uno o varios gru- pos de individuos, muestras pa- readas o independientes, homo- cedasticidad de las varianzas). De igual modo, todas aquellas variables que potencialmente in- fluyan en los resultados deben ser también modeladas, a fin de estudiar su contribución a la va- rianza global. Así pues, es de- seable considerar al menos la edad, el sexo, la lateralidad y el nivel educativo, entre otras co- variables de confusión. Conclusiones De manera general, resulta evi- dente la utilidad de las nuevas técnicas de neuroimagen estruc- tural en el estudio de la esqui- zofrenia y su comportamiento biológico. Estas técnicas han experimentado un aumento ex- ponencial en los últimos años, y la mayor parte de los estudios concluyen que existen múltiples zonas (que varían según el feno- tipo de los pacientes) que mues- tran alteraciones tisulares cuan- do se comparan con un grupo de referencia control. Teniendo en cuenta la gran variabilidad clíni- ca de las muestras de estudio, la mayoría de los trabajos han de- tectado alteraciones consistentes de la sustancia gris (reducción de la densidad y el volumen), principalmente en la región temporal, frontal y cingular res- pecto a sujetos sanos (Bora et al., 2011). Estas variaciones son muy sutiles y se observan en es- tudios de grupo, con un número de individuos lo suficientemente grande. Desafortunadamente, el hecho de poder visualizar estas afecciones de manera cualitativa con una prueba radiológica sigue siendo a día de hoy un reto. Pese a ello, el mayor conocimiento de la enfermedad y el plantea- miento de estudios científicos rigurosos, metodológica y esta- dísticamente, propiciarán que en un futuro próximo un paciente individual pueda someterse a una prueba de neuroimagen y, estudiando su distribución neu- ronal y cortical, se proporcionen indicadores objetivos al psi- quiatra para ayudar a su diagnóstico preciso y a su seguimiento longitudinal. Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia referencias Ashburner J. A fast diffeomorphic ima- ge registration algorithm. Neuroimage. 2007;38:95-113. Ashburner J, Friston KJ. Voxel-based morphometry The methods. Neuroima- ge. 2000;11:805-21. Bogerts B, Ashtari M, Degreef G, Alvir JM, Bilder RM, Lieberman JA. Reduced tem- poral limbic structure volumes on magne- tic resonance images in first episode schi- zophrenia. Psychiatry Res. 1990;35:1-13. Bora E, Fornito A, Radua J, Walterfang M, Seal M, Wood SJ, Yücel M, et al. Neu- roanatomical abnormalities in schizo- phrenia: a multimodal voxelwise meta- analysis and meta-regression analysis. Schizophr Res. 2011;127:46-57. Brown R, Colter N, Corsellis JA, Crow TJ, Frith CD, Jagoe R, et al. Post- mortem evidence of structural brain changes in schizophre- nia. Differences in brain weight, temporal horn area, and parahippo- campal gyrus compared with affective disorder. Arch Gen Psy- chiatry. 1986;43:36-42. Filipek PA, Kennedy DN, Caviness VS Jr, Rossnick SL, Spraggins TA, Starewicz PM. Magnetic resonance imaging-ba- sed brain morphometry: development and application to normal subjects. Ann Neurol. 1989;25:61-7. García-Martí G, Aguilar EJ, Lull JJ, Martí- Bonmatí L, Escartí MJ, Manjón JV, et al. Schizophrenia with auditory halluci- nations: a voxel-based morphometry study. Prog Neuropsychopharmacol Biol Psychiatry. 2008;32:72-80. Gaser C, Nenadic I, Buchsbaum BR, Ha- zlett EA, Buchsbaum MS. Deformation- based morphometry and its relation to conventional volumetry of brain lateral ventricles in MRI. Neuroimage. 2001;13:1140-5. Job DE, Whalley HC, McConnell S, Glabus M, Johnstone EC, Lawrie SM. Structural gray matter differences between first- episode schizophrenics and normal con- trols using voxel-based morphometry. Neuroimage. 2002;17:880-9. Kawasaki Y, Suzuki M, Nohara S, Hagino H, Takahashi T, Matsui M, et al. Struc- tural brain differences in patients with schizophrenia and schizotypal disorder demonstrated by voxel-based morpho- metry. Eur Arch Psychiatry Clin Neurosci. 2004;254:406-14. Kipps CM, Duggins AJ, Mahant N, Go- mes L, Ashburner J, McCusker EA. Pro- gression of structural neuropathology in preclinical Huntington’s disease: a tensor based morphometry study. J Neurol Neurosurg Psychiatry. 2005;76: 650-5. Kubicki M, Shenton ME, Salisbury DF, Hi- rayasu Y, Kasai K, Kikinis R, et al. Voxel- based morphometric analysis of grey matter in first episode schizophrenia. Neuroimage. 2002;17:1711-9. Meisenzahl EM, Koutsouleris N, Bottlen- der R, Scheuerecker J, Jäger M, Teipel SJ, et al. Structural brain alterations at di- fferent stages of schizophrenia: a voxel- based morphometric study. Schizophr Res. 2008;104:44-60. Neckelmann G, Specht K, Lund A, Ers- land L, Smievoll AI, Neckelmann D, Hug- dahl K. MR morphometry analysis of grey matter volume reduction in schizo- phrenia: association with hallucinations. Int J Neurosci. 2006;116:9-23. página 10 Figura 1 . Resultado de un estudio morfométrico por VBM (voxel based morpho- metry) que muestra reduc- ción de la densidad de la sustancia gris en pacientes con esquizofrenia frente a controles, principalmente en regiones temporales su- periores. La escala de color indica la medida de la sig- nificación (cuanto más alto es el valor de la T, la dife- rencia entre los valores de sustancia gris entre los dos grupos es mayor). técnicas funcionales3 introducción Desde sus inicios, las neuro- ciencias han profundizado en diversos aspectos del funcio- namiento y la actividad del ce- rebro. Las enfermedades psi- quiátricas como la esquizofre- nia tienen, sin lugar a duda, un reflejo directo en el sustrato funcional cerebral, cuyas carac- terísticas hacen que cada pa- ciente procese la información y perciba determinados estímu- los de manera muy diferente a como lo haría una persona sana. Con el afán de medir y estudiar esta actividad, existen diversas aproximaciones cuyo objetivo se centra en ob- tener indicadores di- rectos de la fun- ción cerebral. Entre ellas, d e s t a c a n los métodos metabólico- vasculares, como la tomo- grafía por emi- sión de positrones (positron emission tomography, PET) y los métodos neurofisio- lógicos como la electroencefa- lografía (EEG) y la magnetoen- cefalografía (MEG). Aunque, tal y como se ha visto en el capí- tulo 1, cada técnica tiene sus propias ventajas e inconvenien- tes, existen aproximaciones que presentan un equilibrio general sobre todos los aspectos. Así, la resonancia magnética (RM) fun- cional, que se basa en el estudio de la oxigenación y la perfusión cerebral, proporciona muy bue- na resolución espacial (tamaños de vóxel de aproximadamente 2 mm), a la vez que una acep- table resolución temporal (res- puesta hemodinámica de 2 se- gundos). Este hecho explica el notable incremento de traba- jos científicos que han utilizado esta técnica en el estudio de las bases neurobiológicas de la es- quizofrenia. En este capítulo se presentan los hallazgos más im- portantes en este campo y se in- dican las consideraciones meto- dológicas que deberían tenerse en cuenta a la hora de plantear estudios fiables. Gracián García-Martí ca pí tu lo Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia página 12 Estudios funcionales en esquizofrenia La mayoría de estudios de neu- roimagen funcional en esquizo- frenia han utilizado el PET y la RM funcional para determinar la respuesta cerebral de los pa- cientes ante diferentes tipos de estímulos, en su mayoría visua- les y auditivos. En general, am- bas metodologías comparan la actividad del cerebro entre un estado de reposo(estado ba- sal) y otro de estimulación (es- tado activo). En el caso del PET, pueden detectarse cambios en el consumo metabólico y la per- fusión cerebral tras la adminis- tración de un radiotrazador que emite positrones, siendo los más utilizados el oxígeno-15 y el flúor-18. De manera general, la aplicación de estas técnicas al estudio de la esquizofrenia ha corroborado la hipoactividad en regiones frontales y tempo- rales en los pacientes, además del tálamo y algunas áreas del cerebelo (Potkin et al., 2002, Picard et al., 2008, Yeganeh- Doost et al., 2011). En cambio, con la RM funcional es posible detectar pequeños cambios magnéticos locales que se producen como consecuencia de la diferente suscepti- bilidad magnética entre la sangre con oxígeno (oxi- hemoglobina) y sin oxígeno (desoxihemoglobina) (blood oxygenation level dependent, BOLD). Estas alteraciones se producen por la diferente oxi- genación de las áreas activa- das que, a su vez, se ve modi- ficada con el incremento de los procesos sinápticos entre las neuronas. Estas variaciones de oxigenación son muy sutiles, lo que explica que los resultados de la RM funcional sean más precisos en equipos de alto campo magnético (p. ej., los de 3 tesla frente a los equipos clínicos habituales de 1,5 tes- la), sobre todo en términos de resolución espacial, resolución temporal y significación de la actividad cerebral. Paradigmas y secuencias La elección del paradigma de estimulación depende del plan- teamiento del estudio y de las hipótesis que se desean testar, pudiéndose diseñar tanto para- digmas pasivos (en los que el paciente recibe una estimula- ción) como activos (en los que el paciente debe reaccionar y proporcionar una respuesta a una estimulación o una orden). Pese a que históricamente la gran mayoría de estudios se han centrado en la utilización de paradigmas visuales (Murphy et al., 2003), se pueden plantear paradigmas que afecten a cual- quier canal de entrada senso- rial, como los auditivos (Sanjuán et al., 2005), los olfativos (Sch- neider et al., 2007) o los táctiles (Kumari et al., 2003). Sea cual sea la finalidad del paradigma, debe tenerse en cuenta que las variaciones de la señal medida están prácticamente dentro del rango de variación de las imá- genes y que, por tanto, será ne- cesario repetir este paradigma en el tiempo para aumentar la relación señal a ruido y poder separar la activación real del pa- ciente frente al ruido aleatorio de la imagen. Estas repeticiones de la estimulación conllevan algunas desventajas, como el incremento del tiempo que el paciente pasa dentro de los equi- pos −generalmente, más tiem- po se traduce en más ansiedad y también en una mayor pro- babilidad de que el paciente se mueva, siendo necesario un pos- proceso adicional que detecte y corrija este artefacto−. En función de los intervalos de presentación de los estímulos, los paradigmas pueden separar- se en arquitecturas por bloques (en los que la distancia entre la presentación de la estimulación es constante) o tipo episodio- respuesta (cuya separación en- tre estímulos varía en el tiempo) (fig. 1). Los primeros son los más utilizados y tienen una potencia estadística mayor, aunque pro- pician el acostumbramiento del paciente, hecho que se evita con la variabilidad de los intervalos entre los estímulos. La secuencia de adquisición es un parámetro muy importante en los estudios funcionales. En el caso especial de la RM fun- cional, que necesita configurar un mayor número de paráme- tros, la secuencia de adquisi- Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia página 13 ción habitual es la EPI (echo planar imaging) potenciada en T2*. Los tiempos de repetición para obtener un volumen cere- bral íntegro se sitúan entre los 2 y los 3 segundos, mientras que la resolución espacial varía en torno a los 2-3 milímetros, y la relación señal a ruido por unidad de tiempo es suficiente para ajustar correctamente los parámetros y medir la respues- ta funcional. A modo de ejem- plo, un estudio habitual de RM funcional adquiere imágenes de todo el cerebro (dinámicos) cada 2 segundos y, teniendo en cuenta la repetición tempo- ral, puede tener una duración aproximada de 3 a 5 minutos. Análisis de la señal y resultados Una vez adquiridos los datos funcionales, se realiza su pro- cesado con el objetivo de me- jorar su calidad y permitir es- tudios de primer nivel (en los que se obtiene la activación de un sujeto individual) y de segundo nivel (en los que se estudia la respuesta funcional de un grupo de sujetos). En el caso de las técnicas con PET, la cuantificación pasa por obtener directamente los valores abso- lutos en cuentas por minuto por vóxel. Dado que la captación del radiofármaco depende de factores variables relacionados con la fisionomía del paciente o la dosis administrada, gene- ralmente se proporcionan unos valores relativos, cuya activa- ción se normaliza respecto a todo el cerebro o a una región de interés determinada y posi- bilita la comparación de las ac- tivaciones de diferentes sujetos. En el caso de la RM funcional, los algoritmos estudian las fluctua- ciones de señal en cada vóxel en el tiempo. Para asegurar una correcta correspondencia entre todos los vóxeles de la imagen, se realiza una realineación o corrección de movimiento, que estima los desplazamientos y rotaciones que ha sufrido la cabeza del paciente durante la prueba para así eliminar estos artefactos y fijar correctamente las posiciones. Posteriormente, se realiza una corrección tem- poral para ajustar los desfases que existen entre la adquisición del primer y último corte en un dinámico concreto (corrección slice-timming). Tras estos pro- cesos, es posible aplicar una normalización respecto a una plantilla estándar EPI o un co- rregistro a la imagen anatómica del paciente, dependiendo de si el estudio consiste en comparar la activación de diferentes sujetos o un análisis in- dividual. Los resultados finales se obtie- nen tras el ajus- Figura 1 . Paradigmas de estimulación funcional. Arriba: paradigma por bloques. Abajo: paradigma tipo evento-respuesta. Estados Estímulo Reposo 1 20 40 60 80 100 120 140 160 Tiempo (segundos) Estados Estímulo Reposo 1 20 40 60 80 100 120 140 160 Tiempo (segundos) Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia página 14 te de un modelo estadístico en el que se introducen todas las variables del estudio y los datos de entrada. Los mapas funcionales reflejan un esta- dístico (T, F, p) que se obtiene vóxel a vóxel en función de la correlación de la señal en ese vóxel con el paradigma de estimulación. Si un vóxel presenta una correlación alta, significa que la oxigenación en este punto ha ido cambian- do de manera similar a como lo ha hecho el paradigma, con lo cual se podrá inferir que este vóxel ha respondido a la esti- mulación (se ha activado). Los resultados se superponen sobre una imagen anatómica de alta resolución y pueden tam- bién etiquetarse según los atlas de Talai- rach o del Montreal Neurological Insti- tute (MNI) (fig. 2). Conclusiones Los métodos para evaluar la respuesta funcional del cerebro han experimentado un creci- miento exponencial durante la última década. Pese a que los conceptos teóricos que permi- ten observar la activación me- diante el contraste BOLD o el consumo de moléculas unidas a radiofármacos se desarrollaron hace ya muchos años, es ahora cuando el desarrollo tecnológi- co de los equipos (imanes, gra- dientes, radiofrecuencia, etc.) está posibilitando la explota- ción científica de estas y otras técnicas que pueden utilizarse en la clínica diaria. Con estas técnicas, diversosestudios han profundizado en el estudio de la disfunción del lóbulo frontal en pacientes con esquizofrenia que, además, se relaciona con la gravedad de los síntomas negativos (Kahn et al., 2008) y con el mal pronóstico (Hulshoff Pol y Kahn, 2008). De igual modo, se ha demostrado una asimetría del procesamien- to del lenguaje (Li et al. 2007; Razafimandimby et al., 2007) y diferentes alteraciones cog- nitivas (atención, planificación y velocidad de procesamiento) en primeros episodios (Rodrí- guez-Sánchez et al., 2008) y en pacientes naïve o sin medica- ción (Mohamed et al., 1999). Aunque existen fuentes de va- riabilidad que tienen que es- tudiarse detenidamente, como por ejemplo el retraso de la se- ñal vascular hemodinámica que se produce tras la percepción de un estímulo o el diferente nivel basal de activación que se ha visto con PET entre diferentes Figura 2 . Mapa paramétrico que muestra la activación funcional tras estimulación visual. La escala de colores representa el estadístico T para cada vóxel, mostrando el grado de correlación entre el paradigma aplicado y la respuesta de dicho vóxel. Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia página 15 sujetos, las pruebas funcionales arrojan información de enorme valor diagnóstico en el conoci- miento pormenorizado de los diferentes procesos biológicos que rodean a la esquizofrenia y a otras enfermedades psiquiá- tricas. referencias Hulshoff Pol HE, Kahn RS. What happens after the first episode? A review of pro- gressive brain changes in chronically ill patients with schizophrenia. Schizophr Bull. 2008;34:354-66. Kahn RS, Fleischhacker WW, Boter H, Davidson M, Vergouwe Y, Keet IP, et al.; EUFEST study group. Effectiveness of antipsychotic drugs in first-epis- ode schizophrenia and schizophre- niform disorder: an open randomi- sed clinical trial. Lancet. 2008;371: 1085-97. Kumari V, Gray JA, Geyer MA, Ffytche D, Soni W, Mitterschiffthaler MT, et al. Neu- ral correlates of tactile prepulse inhibi- tion: a functional MRI study in normal and schizophrenic subjects. Psychiatry Res. 2003;122:99-113. Li X, Branch CA, Ardekani BA, Bertisch H, Hicks C, DeLisi LE. fMRI study of lan- guage activation in schizophrenia, schi- zoaffective disorder and in individuals genetically at high risk. Schizophr Res. 2007;96:14-24. Mohamed S, Paulsen JS, O’Leary D, Arn- dt S, Andreasen N. Generalized cogni- tive deficits in schizophrenia: a study of first-episode patients. Arch Gen Psy- chiatry. 1999;56:749-54. Murphy FC, Nimmo-Smith I, Lawrence AD. Functional neuroanatomy of emo- tions: a meta-analysis. Cogn Affect Be- hav Neurosci. 2003;3:207-33. Ogawa S, Lee TM, Kay AR, Tank DW. Brain magnetic resonance imaging with contrast dependent on blood oxyge- nation. Proc Natl Acad Sci USA. 1990; 87:9868-72. Picard H, Amado I, Mouchet-Mages S, Olié JP, Krebs MO. The role of the cere- bellum in schizophrenia: an update of clinical, cognitive, and functional evi- dences. Schizophr Bull. 2008;34:155-72. Potkin SG, Alva G, Fleming K, Anand R, Keator D, Carreon D, et al. A PET study of the pathophysiology of negative symp- toms in schizophrenia. Positron emis- sion tomography. Am J Psychiatry. 2002; 159:227-37. Razafimandimby A, Maïza O, Hervé PY, Lecardeur L, Delamillieure P, Brazo P, et el. Stability of functional language lateralization over time in schizophre- nia patients. Schizophr Res. 2007;94: 197-206. Rodríguez Sánchez JM, Pérez Iglesias R, González Blanch C, Pelayo Terán JM, Mata I, Martínez O, Sánchez Cubillo I, et al. 1-year follow-up study of cogniti- ve function in first-episode non-affecti- ve psychosis. Schizophr Res. 2008;104: 165-74. Sanjuán J, Lull JJ, Martí-Bonmatí L, Agui- lar EJ, Gadea M, Moratal Pérez D, et al. Emotional auditory paradigm in neuro- imaging: a base for the study of psycho- sis. Actas Esp Psiquiatr. 2005;33:383-9. Schneider F, Habel U, Reske M, Toni I, Falkai P, Shah NJ. Neural substrates of olfactory processing in schizophrenia patients and their healthy relatives. Psy- chiatry Res. 2007;155:103-12. Yeganeh-Doost P, Gruber O, Falkai P, Schmitt A. The role of the cerebellum in schizophrenia: from cognition to mo- lecular pathways. Clinics. 2011;66:71-7. Conectividad anatómica4 introducción Un número creciente de estu- dios de neuroimagen ha demos- trado la existencia de alteracio- nes anatómicas y funcionales en diferentes regiones del cerebro en pacientes con esquizofrenia (Kubicki et al., 2007; Shenton et al., 2001). El estudio de la conectividad anatómica mediante técnicas de imagen puede realizarse in vivo gracias a la evolución de la imagen de resonancia magnéti- ca (RM) con tensor de difusión (diffusion tensor imaging, DTI). La DTI es una técnica relativa- mente moderna que per- mite visualizar la di- reccionalidad de las fibras de sustancia blan- ca de manera no invasiva y consigue, ade- más, detectar cambios estructurales en tractos específicos (Catani et al., 2002). La DTI mide la movilidad y la orientación de las moléculas de agua de los tejidos a partir de la combinación de los gradien- tes de campo magnético del equipo de RM configurados en diferentes direcciones. La ma- yor parte de la sustancia blanca cerebral está formada por axo- nes alineados paralelamente; por lo tanto, se dice que la di- fusión de las moléculas de agua en la sustancia blanca es aniso- trópica, es decir, no presenta la misma intensidad en todas las direcciones del espacio. Así, el análisis de la sustancia blanca cerebral debe hacerse desde un vector o tensor de difusión que indique la dirección ade- más de la magnitud y no me- diante valores escalares. Para la reconstrucción de los tractos de sustancia blanca es necesario aplicar algoritmos de procesado de imagen a las imágenes ge- neradas en la adquisición. Ángel Alberich Bayarri Servicio de Radiología. Hospital Quirón de Valencia ca pí tu lo Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia página 18 resonancia magnética con tensor de difusión Las moléculas presentan un movimiento de agitación térmi- ca al azar en las 3 direcciones del espacio. Estos movimientos, cuya naturaleza es browniana, pueden considerarse como des- plazamientos moleculares. En el cuerpo humano, este movimien- to sucede principalmente en las moléculas de agua; en algunas zonas, éstas pueden presentar un movimiento libre, sin obs- táculos (isotrópico) como, por ejemplo, en el líquido cefalorra- quídeo de los ventrículos cere- brales. Sin embargo, existen otras estructuras, como los haces de sustancia blanca cerebral, en las que el movimiento de las moléculas de agua en el espa- cio intersticial está limitado por los tejidos vecinos y adquiere una dirección preferencial (ani- sotrópico). Pero, para comprender el con- cepto de difusión, debe en- tenderse el principio físico subyacente. Einstein propuso la ecuación de la difusión, en la que se determina que exis- te una relación entre el tamaño de la región en la que se mueve una determinada partícula y el tiem- po de observación. Esta relación es la definición de la «difusividad», que se mide en mm2/segundo. La secuencia DTI proporciona una señal en la imagen de RM que es sensible al movi- miento microscópico de las moléculas de agua, e imáge- nes de difusión sensibilizadas a las diferentes direcciones de gradiente de campo magné- tico configuradas. Matemáti- camente, deben conseguirse al menos 6 direcciones de di- fusión para poder calcular el tensor de difusión y realizar una tractografía; en la práctica, se adquieren más direcciones para obtener una mayor sen- sibilidad en la detección de las diferentes orientaciones de los tractos de sustancia blanca. A partir de estas imágenes pue-de calcularse la orientación preferencial de la difusión en cada vóxel, así como el valor de la fracción de anisotro- pía (FA), que proporciona un número para caracterizar el predominio de una dirección preferencial en el movimiento de las moléculas de agua con respecto a las otras direcciones espaciales. Esta información se calcula vóxel a vóxel y permite la generación de mapas para- métricos de la orientación pre- ferencial de la difusión y del grado de anisotropía (fig. 1). A partir de esta información pueden aplicarse algoritmos de reconstrucción de fibras para extraer los haces de sustancia blanca. Existen diferentes me- todologías de segmentación, dependiendo de si los fascícu- los de sustancia blanca se ex- traen a partir de una semilla, de regiones de interés (region of interest, ROI) o atlas de sus- Figura 1 . Mapa paramétrico de la orientación preferencial de las moléculas de agua y de la fracción de anisotropía. Nótese la co- dificación de colores utilizada para la información de la dirección preferencial de difusión (verde: anterior-posterior; rojo: derecha- izquierda; azul: pies-cabeza). En el centro de la imagen puede apreciarse el cuerpo calloso, con una dirección preferencial de las fibras en el eje izquierda-derecha. Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia página 19 tancia blanca. En el método de la semilla se toma un vóxel de partida y se busca un vóxel vecino con similares caracterís- ticas de difusión que permita trazar el camino más probable. La segmentación por ROI es la más extendida en la práctica clínica, ya que permite aislar los fascículos mediante la colo- cación de la ROI en diferentes zonas anatómicas para recons- truir las fibras que atraviesan las regiones (fig. 2). El método de segmentación por atlas se caracteriza por una mayor com- plejidad, ya que consiste en el corregistro y fusión de las imá- genes paramétricas de orienta- ción y FA de un gran número de casos para constituir el atlas; re- quiere un etiquetado de los di- ferentes fascículos del atlas por un experto. Posteriormente, un nuevo caso se corregistra con el atlas y automáticamente se realiza la segmentación de los fascículos. Parámetros principales La segmentación de los prin- cipales fascículos de sustancia blanca puede realizarse en la práctica mediante el posicio- namiento de regiones de in- terés. En general, de acuerdo con la experiencia acumulada en el estudio de enfermeda- des neurodegenerativas, se re- comienda la segmentación de los siguientes fascículos: cuerpo calloso, cíngulo, uncinado, vía piramidal, fascículo longitudinal inferior y fascículo longitudi- nal superior (fig. 3). En cada fascículo de fibras re- construido podemos extraer una serie de parámetros indicadores de la microestructura: • Difusividad (D): expresa el grado de restricción a la di- fusión de las moléculas de agua en un vóxel. Los valo- res altos de D reflejan mo- vimiento molecular libre de barreras, mientras que los bajos representan el movi- miento molecular restringido o con barreras, como el que se puede observar en la sus- tancia blanca cerebral. • Fracción de anisotropía (FA): parámetro cuyos valores va- rían entre 0 (isotropía pura) y 1 (anisotropía pura) e indi- can el grado de predominio de una dirección preferencial de difusión con respecto a otras dentro de un vóxel. • Número de fibras (NF): es el número total de fibras re- construidas en un fascículo determinado. • Longitud media de fibras (L): es el valor de la longitud me- dia de las fibras de un deter- minado fascículo de sustan- cia blanca. Alteraciones en pacientes con esquizofrenia Existen evidencias que reflejan alteraciones estructurales de la sustancia blanca en pacientes con esquizofrenia; en particu- lar, en algunos estudios se han observado alteraciones en las vainas de mielina formadas por los oligodendrocitos Figura 2 . Segmentación del fascículo corticoespinal basada en co- locación de ROI. Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia página 20 (Hakak et al., 2001; Kubicki et al., 2007). La mayoría de los resultados ob- tenidos en diferentes estudios que relacionan las alteraciones observadas en los datos de DTI con la esquizofrenia concluyen en una disminución de la FA y aumento de la D en los lóbulos prefrontal y temporal, así como anomalías en los propios fascí- culos de fibras que unen ambas regiones, como, por ejemplo, el uncinado y el cíngulo (Kubicki et al., 2002, 2003, 2007). Otro factor importante en la esquizofrenia es la medi- cación. Algunos estudios en pacientes bajo tratamiento objetivan la existencia de al- teraciones en la FA del lóbulo frontal izquierdo (Minami et al., 2003). Es de gran rele- vancia, por tanto, conocer las alteraciones producidas en la orientación y anisotropía de los haces de sustancia blanca en pacientes bajo tratamiento. Además, debe avanzarse en el estudio de las alteraciones de la tractografía en sujetos sin tratamiento, dado que se han observado alteraciones en los datos de DTI entre pacientes nunca tratados y sujetos con- trol (Mandl et al., 2012). referencias Catani M, Howard RJ, Pajevic S, Jones DK. Virtual in vivo interactive dissection of white matter fasciculi in the human brain. Neuroimage. 2002;17:77-94. Hakak Y, Walker JR, Li C, Wong WH, Da- vis KL, Buxbaum JD, et al. Genome-wide expression analysis reveals dysregu- lation of myelination-related genes in chronic schizophrenia. Proc Natl Acad Sci USA. 2001;98:4746-51. Kubicki M, McCarley R, Westin CF, Park HJ, Maier S, Kikinis R, et al. A review of diffusion tensor imaging studies in schi- zophrenia. J Psychiatr Res. 2007;41:15- 30. Kubicki M, Westin CF, Maier SE, Frumin M, Nestor PG, Salisbury DF, et al. Unci- nate fasciculus findings in schizophre- nia: a magnetic resonance diffusion tensor imaging study. Am J Psychiatry. 2002;159:813-20. Kubicki M, Westin CF, Nestor PG, Wible CG, Frumin M, Maier SE, et al. Cingulate fasciculus integrity disruption in schizo- phrenia: a magnetic resonance diffusion tensor imaging study. Biol Psychiatry. 2003;54(11):1171-80. Mandl RC, Rais M, Van Baal GC, Van Ha- ren NE, Cahn W, Kahn RS, Hulshoff Pol HE. Altered white matter connectivity in never-medicated patients with schi- zophrenia. Hum Brain Mapp. 2012. Pub. electrón. 28 marzo. Minami T, Nobuhara K, Okugawa G, Takase K, Yoshida T, Sawada S, et al. Diffusion tensor magnetic resonance imaging of disruption of regional white matter in schizophrenia. Neuropsycho- biology. 2003;47:141-5. Shenton ME, Dickey CC, Frumin M, McCarley RW. A review of MRI fin- dings in schizophrenia. Schizophr Res. 2001;49:1-52. Figura 3 . Reconstrucción de los principales fascículos de sustancia blanca. Verde: cuerpo calloso. Naranja: cíngulo. Amarillo: uncinado. Rojo: vía piramidal. Rosa: longitudinal inferior. Azul: longitudinal superior. Conectividad funcional5 introducción Nuestro cerebro es una comple- ja red de regiones interconecta- das anatómica y funcionalmen- te. Los estudios neurocientíficos han podido corroborar, hoy en día, que la comunicación fun- cional entre regiones del cere- bro tiene un papel clave en los procesos cognitivos complejos. Dentro del espectro de las en- fermedades psiquiátricas, y más concretamente de la esqui- zofrenia, los estudios de neu- roimagen cognitiva muestran con mayor frecuencia patrones anómalos de conectividad. Por ello, la exploración de la conec- tividad cerebral y, más concre- tamente, de la conectivi- dad funcional, está proporcionando nuevos hori- zontes dentro del estudio de la organización del cerebro hu- mano. Estudio de la función cerebral Para poder caracterizar la orga- nización cerebral, tanto en un estado normalcomo patológico, debemos abordar una serie de principios fundamentales que se detallan a continuación. En el cerebro concurren dos principios complementarios de organización, la segregación y la integración funcional (fig. 1). La segregación funcional parte del principio de que existen al- gunas tareas que pueden aso- ciarse a regiones concretas del cerebro, tratando de delimitar las diferentes regiones asocia- das a funciones especializadas más primarias. La caracterización de la activi- dad cerebral en términos de María de la Iglesia Vayá Centro de Excelencia en Imagen Biomédica (CEIB). Valencia ca pí tu lo Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia página 22 especialización funcional de las áreas del cerebro superiores, tanto cognitivas como senso- riales, ha sido el enfoque prin- cipal de la neuroimagen fun- cional. Por esto, el estudio de los efectos específicos en una localización regional concreta caracteriza la actividad cerebral en términos de especialización funcional, aunque éste no reve- le nada sobre cómo las diferen- tes áreas cerebrales se comuni- can entre sí y proporcione una visión limitada del estudio de la función cerebral, dado que mu- chas actividades mentales no presentan una ubicación clara. Así, cualquier actividad men- tal compleja se subdivide y se reparte por distintas localiza- ciones cerebrales, movilizando muchas zonas del cerebro y no solamente una (como, p. ej.., los cálculos matemáticos). Por ello, estos procesos cognitivos no son es- pecíficos de una re- gión, ya que el ce- rebro nunca actúa de forma aislada, sino como un sistema dinámico complejo. Por otra parte, el análisis de la comunicación interregional im- plica que la función cerebral está ligada de manera dinámica y no como una sucesión jerárquica de episodios. Los procesos en el cerebro no convergen en una sola región, sino que ocurren de forma paralela y a través de una estructura distribuida. La comuni- cación funcional entre regiones es de suma importancia para realizar diversos procesos cogniti- vos, integrando la información de diferentes regiones cerebrales. Cada vez es más evidente que el cerebro ejecuta en paralelo muchas funciones relacionadas entre sí, pero que ocurren en lu- gares diferentes, creando circui- tos neuronales o redes que son dependientes de alguna fun- ción cognitiva más compleja. La investigación sobre las téc- nicas específicas que permitan analizar funciones mentales de orden superior (como el razona- miento abstracto), centradas en el estudio de la conectividad, permitirán mejorar, de forma directa, los diagnósticos y, de forma indirecta, los tratamien- tos de los trastornos mentales, como el autismo, la depresión y la esquizofrenia. Conectividad funcional La conectividad funcional es al- tamente dependiente del domi- nio del tiempo. Concretamente, se define como la dependencia temporal de la actividad neuronal entre regiones cerebrales ana- tómicamente separadas. Esta dependencia temporal, aunque está relacionada con la conectivi- dad estructural y lógicamente en regiones cercanas y conectadas, también puede existir entre re- giones que no estén directamen- Figura 1 . Conceptos previos para conocer cómo llevar a cabo el estudio de la función y la conectividad cerebral en su concepto global; entre ellos, cabe destacar la segregación e integración funcional y de qué modo se relacionan estos conceptos. Conectividad efectiva Conectividad funcional Segregación funcional Integración funcional Integración funcional Función cerebral Conectividad Integración Conectividad Segregación Estudio de la función cerebral o conectividad funcional Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia página 23 te enlazadas por haces axonales. La conectividad funcional puede abordarse desde diversos cam- pos y, actualmente, se estudia principalmente mediante técnicas de análisis de señales neurofi- siológicas, como el electroence- falograma (EEG) o la resonancia magnética (RM) funcional (RMf), tanto durante la ejecución de ta- reas como en estado de reposo, conocida como RMf-reposo (res- ting state functional magnetic resonance imaging, rs-fMRI). La RMf-reposo estudia la organiza- ción y estructura de la conectivi- dad funcional basal, analizando las fluctuaciones espontáneas de baja frecuencia que se detectan en el cerebro. Pretende así es- tablecer un mapa de circuitos o redes de comunicación funcional entre distintas regiones del cere- bro mediante la cuantificación de medidas de correlación o cohe- rencia, obtenidas de la dinámica temporal mediante series repeti- das (v. capítulo 3, «Técnicas fun- cionales»). Resumiendo, el con- cepto de «conectividad funcional» está definido con base en las co- rrelaciones temporales entre dos o más regiones anatómicamente distantes, más concretamente, el estudio de la sincronización neural. técnicas utilizadas Los métodos de análisis más utilizados en el estudio de la co- nectividad funcional (De la Igle- sia et al., 2011) se clasifican en dos grandes grupos: por un lado, los llamados métodos basados en hipótesis (model based), entre los que cabe destacar el análisis basado en semilla; por otro, los métodos exploratorios o no basados en hipótesis (mo- del free), destacando el análi- sis de componentes principales (PCA) y el análisis de compo- nentes independientes (ICA). Describiremos a continuación dos de las técnicas menciona- das, el análisis basado en semi- lla y el análisis de componentes independientes. En ambos en- foques, tomaremos en cuenta las siguiente consideraciones: • Secuencia BOLD (blood oxy- genation level dependent) de entre 4 a 6 minutos (en- tre 120 a 160 instantes tem- porales), tanto en reposo (RMf-reposo) como con tarea (RMf-tarea), según el proto- colo y siempre empezando con la sesión de RMf-reposo. • Calidad en la obtención de la señal, con movimiento menor a 2 mm en cada eje, y con co- bertura de todo el parénqui- ma cerebral, para el estudio de las regiones de interés (ROI) que se seleccionen. • Corrección de movimiento a nivel subvóxel para la supre- sión de los artefactos asocia- dos al movimiento involun- tario de la cabeza durante el estudio de RMf. • Normalización espacial de los volúmenes dentro de un sistema de coordena- das estándar; esto permite realizar comparaciones más fácilmente entre diferentes sujetos e identificar localiza- ciones conocidas. • Suavizado para la reducción de ruidos de alta frecuencia, incrementando la correlación entre vóxeles contiguos. Análisis basado en semilla El método de análisis de corre- lación basado en vóxel semilla (SCA) se asienta en el hecho de que existe una coherencia en las fluctuaciones espontáneas de la señal BOLD para bajas frecuen- cias. Este método requiere de la selección a priori de un vóxel o una ROI, de la que se extraen las series temporales (fig. 2). Estos datos se utilizan posteriormente como un regresor en un análisis de correlación lineal, a fin de cal- cular, en todo el cerebro, los ma- pas de la conectividad funcional entre vóxeles (comparándolos dos a dos), que covarían con la región semilla. La principal ven- taja de este enfoque respecto a otros métodos es que proporcio- na una respuesta directa a una pregunta directa: ¿qué regiones de la red están más vinculadas funcionalmente al vóxel semi- lla? En relación con otros méto- dos, esta posibilidad de inter- pretación directa hace de SCA un enfoque muy atractivo para mu- chos investigadores. De manera general, el procesado consiste en: a) definición de la se- milla o ROI (mediante una esfera de entre 4 y 8 mm); b) ex- tracción de la se- ñal de los vóxeles Guía de biomarcadores de neuroimagen en esquizofrenia
Compartir